De la cultura silente a la expresión artística para la inclusión social

Autores/as

  • Silvia Monica Cesar Instituto Universitario Nacional del Arte
  • Acevedo, J. I. Blanco, P.

Palabras clave:

Voluntariado, cultura silente, expresion,

Resumen

Desde 2005, por una búsqueda de la relación teoría-práctica respecto del campo teórico de la Pedagogía y el campo epistémico de la educación, se puso a futuros docentes de lenguajes artísticos en contacto con la realidad de las aulas. Después de desarrollar exitosamente el proyecto “Alfabetizar en Arte” durante cuatro años consecutivos en una escuela en Sarandí, se lo implementó en el Colegio Nº 6 del distrito escolar 2 de enseñanza media del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, en el centro de la Capital Federal (barrio de Palermo). Se trabajó con una población de estudiantes con sobre-edad, repitentes, con historial de violencia social, trasladados desde barrios periféricos (por carencia de alumnos, dado que aquellos con poder adquisitivo se pasaron a establecimientos privados) y que el gabinete del colegio definía como “silente”, pues no se comunicaban con los profesores. Producto de políticas educativas erróneas, estos jóvenes sacados de su hábitat, manejan códigos diferentes a los del barrio de Palermo. Se desarrollaron talleres pensados por estudiantes universitarios voluntarios (de profesorado y licenciaturas en arte), de lenguajes artísticos, danza, teatro, foto y filmación, taller de 3D y stop motion, murales, artes visuales, títeres, maquillaje, restauración y música, ofrecidos fuera de los horarios curriculares. En estos espacios, los jóvenes recuperaron su posibilidad expresiva, adueñándose progresivamente de su propio discurso, estableciendo puentes comunicativos con los docentes que los rechazaban y enclasaban (Pierre Bourdieu) como alumnos fracasados y sin futuro, expresándose en los talleres, primero a partir de los materiales que comenzaron a manipular, y después utilizando al voluntario como docente, con escucha, con aceptación del otro, viviendo lo que ellos viven (el estudio, notas, exámenes, horarios, etc.). Por su parte, los estudiantes universitarios descubrieron la profesión antes que el oficio, al trabajar sin recetas ni manuales de teorías de la enseñanza, sino sólo con la hospitalidad (J. Derrida), con el mal de escuela, con la imperiosa necesidad de la inclusión en el espacio aúlico para la producción comunitaria, para el descubrimiento de la otredad necesario en el trabajo colaborativo, creativo y vital en la CONSTRUCCIÓN DEL SABER, y del ser nacional. Después de dos años de trabajo se llegó al centenario de la escuela, con tres murales realizados por los jóvenes, muebles restaurados en “Museo de la escuela”, más de setecientos alumnos recibiendo a los voluntarios universitarios en abril 2012 y solicitando permanecer en la escuela, retención de la matrícula, alumnos estudiando sus clases con los voluntarios, promocionando, y terminando su secundario para ir a la universidad de artes, y futuros profesores que piden seguir en los talleres, por estar comprometidos con la solidaridad y la visión de que los significantes se pueden cambiar, para transformar la realidad desde el encuentro con el otro, en el hacer y el creer que es posible.

 

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Biografía del autor/a

Silvia Monica Cesar, Instituto Universitario Nacional del Arte

Docente Titular Investigadora del Departamento de artes del movimiento, y del Area tansdepartamental docente. IUNA

 

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Publicado

2012-09-05

Número

Sección

Resúmenes de Reuniones de Extensión Universitaria