EL ESPACIO RURAL DE CÓRDOBA Y SU DIVERSIDAD:
CARACTERÍSTICAS Y DISTRIBUCIÓN ZONAL DE LAS UNIDADES DE PRODUCCIÓN A FINES DEL SIGLO XVIII
Sonia Tell*
Resumen
En este artículo se reconstruye la estructura agraria de la jurisdicción de Córdo- ba a partir de la identificación de los distintos tipos de unidades productivas registradas en el censo de población de 1778 y del análisis comparativo de sus características y de su distribución zonal. Los resultados de este análisis cuan- titativo son cotejados con la información disponible sobre especializaciones productivas y estructura demográfica de cada distrito rural. En base a las corre- laciones establecidas, se identifican combinaciones específicas de los distintos tipos de unidades productivas en cada distrito, que permiten inferir distintas posibilidades de diferenciación de las pequeñas unidades productivas inde- pendientes, según las zonas. Simultáneamente, se describen las características más sobresalientes de los diversos tipos de unidades productivas, incluyendo las integradas en la territorialidad de las estancias y de los pueblos de indios. Como resultado, se arriba a la reconstrucción de la estructura agraria de Córdo- ba y sus particularidades zonales.
Palabras clave: estructura agraria - unidades productivas - diferenciación social - estructura demográfica - pueblos de indios
Abstract
In this article the agrarian structure of Córdoba province is reconstructed on the basis of two issues: the identification of the different kinds of production units recorded in the 1778 population census, and the comparative analysis of their characteristics and their zonal distribution. The results of this analysis are compared with the available information on productive specializations, and demographic structure of each rural district. On the basis of the established correlations, specific combinations of the different kinds of production units are identified in each district. It allows us to infer the possibilities of differentiation for the independent small production units in each zone. At the same time, the main characteristics of the different types of production units, including those integrated in cattle ranches and “Indian villages”, are described. As a result, the agrarian structure of Córdoba province, and their particularities in each rural
*
Cuadernos de Historia, Serie Ec. y Soc., N° 8, Secc.
Art.,
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zone are reconstructed.
Key words: agrarian structure - production units - social differentiation - demographic structure - Indian villages
Son ya numerosas las investigaciones realizadas en los últimas dos déca- das sobre algunas de las jurisdicciones que integraron el virreinato del Río de la Plata que han analizado diversos aspectos de la historia agraria de esos territorios durante el siglo XVIII y primera mitad del XIX.1 De estos estudios podemos decir que han construido un conocimiento general sobre las estructuras agrarias de esos territorios a través de objetivos, fuentes y recorridos metodológicos muy disímiles, posibilitando que hoy tengamos una imagen más compleja de las se- mejanzas y diferencias entre las estructuras existentes en las distintas jurisdiccio- nes y de la heterogeneidad interna de cada jurisdicción.
Entre las principales investigaciones que tocaron temas relativos a la es- tructura agraria de la antigua gobernación del Tucumán en el período señalado, se encuentran las referidas a las jurisdicciones de las ciudades de Salta, Tucumán y Córdoba. Las mismas2 fueron encaradas desde una perspectiva que algunos de sus autores denominaron “regional” y se basaron en el prolijo registro de las operaciones de compraventa de tierras protocolizadas, que se complementó con el análisis de inventarios, expedientes judiciales, censos de población o empadro- namientos destinados a la aplicación de impuestos a la producción o a la propie- dad de bienes raíces. Aunque por sus objetivos y por las características de las fuentes consultadas estos investigadores hicieron un estudio más minucioso de los grupos de elite y de las grandes propiedades, no por ello dejaron de poner de relieve la relevancia de las medianas y pequeñas unidades de producción inde- pendientes.
En el caso de Salta y Tucumán, las investigaciones mencionadas permi- tieron matizar las imágenes que se tenían previamente de las estructuras agrarias
1Este artículo es una versión modificada y ampliada de la ponencia “El espacio rural de Córdoba y su diversidad: distribución zonal de las grandes, medianas y pequeñas unidades de producción en la jurisdicción de Córdoba a fines del siglo XVIII”, presentada en las II Jornadas de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Buenos Aires, noviembre de 2001, además de sintetizar e integrar información de los capítulos 1, 4 y 5 de la tesis de doctorado defendida en el año 2005 en la UNCPBA. Este trabajo se ha enriquecido gracias a las valiosas observaciones y sugeren- cias recibidas en diferentes oportunidades por parte de comentaristas, director, codirector y evaluadores de tesis, por lo cual agradecemos a Ana María Presta, Silvia Palomeque, Eduardo Míguez, Jorge Gelman, Raúl Fradkin y Sara Mata.
2 Hacemos referencia a las investigaciones de Mata de López (2000) sobre Salta; López (2003) sobre Tucumán; Arcondo (1992), Punta (1997) y Romano (2002) sobre Córdoba. También cabe mencionar la investigación de Ferrero y Nicolini (2001) sobre esta última jurisdicción, aunque se refiere al siglo XVII.
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de esas jurisdicciones, que tendían a destacar el
predominio social y económico de las grandes propiedades con sus
peones, arrenderos y agregados, y de una elite mercantil propietaria
de la tierra y con “perfiles aristocráticos” (Mata de López, 2006). No
ocurre lo mismo en el caso de Córdoba donde, si bien las grandes
unidades de producción
Lo señalado para Salta y Tucumán podría hacerse
extensivo al caso de Santiago del Estero, donde las características de
la estructura agraria del siglo XIX fueron parcialmente reconstruidas
por Palomeque (1992) en el marco del análisis del acceso a los
recursos y las formas de participación mercantil campe- sina y
Si el tipo de fuentes utilizadas en todos esos estudios ha permitido des- prender la existencia de un sector de pequeños productores autónomos, en cam- bio sólo ha posibilitado su estudio de manera indirecta y parcial, sin permitir una medición de su importancia demográfica global. La principal razón es bastante obvia: la mayor parte de los pequeños productores no tenían títulos de propiedad sobre la tierra ni contratos de arriendo escritos, por lo cual su presencia en la documentación notarial, en los expedientes de la justicia civil y en los registros fiscales es indirecta y esporádica.
La disponibilidad de un censo de población de
características excepciona- les para analizar estas pequeñas unidades
de producción en todo el espacio rural de Córdoba
3Entre los trabajos dedicados total o parcialmente a los aspectos económicos de las estancias jesuíticas de Córdoba se destacan los de Cushner (1983), Arcondo (1992), Mayo (1994) y Albarenque y Santamarina (1976). Otras investigaciones, centradas en analizar los aspectos socioeconómicos generales de la jurisdicción, como las de Punta (1997), Romano (2002) y la de Arcondo recién citada, han hecho hincapié en el análisis de las familias de la elite local, muchas de las cuales eran propietarias de grandes extensiones de tierras rurales.
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población no han sido habitualmente utilizados como fuente principal para re- construir la estructura agraria en los estudios sobre la gobernación del Tucumán. Incluso en las jurisdicciones de Buenos Aires, Entre Ríos y la Banda Oriental, donde el uso intensivo de esas fuentes (en combinación con otras) ha dado impulso a un conjunto de trabajos calificados por sus autores como “microrregio- nales” en algunos casos y “regionales” en otros, permitiendo reconstruir el proce- so de poblamiento y/o las características de las unidades productivas en determi- nadas circunscripciones,4 aún no ha dado lugar a una síntesis que integre sus resultados en un análisis global de las estructuras agrarias de esas jurisdicciones.5
Cabe aclarar que nuestro acercamiento a este tema se produjo de manera indirecta. Al centrarse nuestras preocupaciones en las pequeñas unidades de producción rurales y, más concretamente, en los problemas ligados a su repro- ducción económica y social y a sus estrategias de complementación y circulación de energía, acceso a los recursos y participación mercantil (Tell, 2001; 2005; 2006), nos enfrentamos a la necesidad de ubicarlas en el contexto de la estructu- ra agraria de la jurisdicción y de sus relaciones con otras unidades de producción. En consecuencia, el presente estudio se orienta a reconstruir las características generales de los distintos tipos de unidades productivas y las combinatorias espe- cíficas entre los distintos tipos de unidad existentes en cada partido, pero presta especial atención a las pequeñas unidades de producción que han sido hasta el momento las menos estudiadas en la jurisdicción de Córdoba.
La elección de este censo de población como fuente principal para un análisis de la estructura agraria obedece, en primer lugar, al sencillo hecho de ser la única fuente que posibilita una reconstrucción cuantitativa de la distribución zonal de las unidades productivas rurales de Córdoba en el período previo a 1850. Si bien este censo no incorpora datos sobre tenencia de la tierra, superficie cultivada, ganado ni bienes raíces, el hecho de abarcar toda la jurisdicción y el conjunto de su población, así como el tipo de información que proporciona acerca de la condición de los miembros de las unidades censales y de las relacio- nes entre ellos, nos permite desprender que el empadronamiento incluyó tanto a los propietarios como a los que no tenían títulos de propiedad sobre la tierra.6
4Por ejemplo los estudios de Gelman (1998), Garavaglia (1999), Canedo (2000), Mateo (2001) y Schmit (2005). Para una revisión más completa de los estudios rurales de estas jurisdicciones pueden consultarse los recientes estados de la cuestión elaborados por Fradkin y Gelman (2005) y Fradkin (2006).
5 Aunque existen varios estados de la cuestión que han marcado algunas líneas en esa dirección e incluso un avance realizado por Garavaglia (1999) para la campaña de Buenos Aires en base a la aplicación del modelo de von Thünen a datos obtenidos de inventarios y documentación sobre diezmos.
6 En ese sentido, cabe aclarar que las otras fuentes que permitirían hacer una reconstrucción de la estructura agraria en el período previo a 1850 no presentan la misma calidad y representa- tividad. Ninguno de los censos de población posteriores a 1778 fue realizado por casas sino que
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En segundo lugar
En tercer lugar, en este censo se identificaron los núcleos de población de cada partido,7 lo que nos ha permitido bosquejar un mapa de la distribución zonal de los distintos tipos de unidades productivas, reconocer las zonas de ma-
se tomó como unidad censal al individuo. Los
cuadernos de los recaudadores de diezmos que logramos localizar apenas
cubren unas pocas localidades de las sierras y no son útiles para
hacer un análisis global del espacio rural, aunque sí nos han servido
para extraer datos sobre los productos gravados y ciertas costumbres
relacionadas con el cobro del diezmo (Tell, 2005: cap. 9). Los
relevamientos de propietarios ganaderos de 1838 y 1845 sólo incluyen a
los que decla- raron patrimonios superiores a 200 y 500 pesos
respectivamente, mientras que los relevamien- tos de productores
agrícolas de 1843 y 1847 sólo permiten hacer un análisis pormenorizado
de las unidades productivas que cosecharon trigo y/o maíz en esos
años. Estos cuatro relevamien- tos presentan también el problema de
tener una representatividad muy dispar, que puede oscilar entre el 10%
y el 75% de las unidades productivas totales estimadas para cada
distrito, depen- diendo de la estructura de la producción del mismo,
del modo y las circunstancias en que fue confeccionado cada padrón y
por consiguiente de la calidad de su información (cfr. Tell, 2005:
cap. 6). Finalmente, las completas series de protocolos notariales y
expedientes judiciales exis- tentes en Córdoba, permiten hacer un
seguimiento de las transferencias de tierras y de los procesos de
fraccionamiento y concentración de propiedades, pero
7Con excepción del partido de Calamuchita, donde los censistas no distinguieron las localidades o “parajes”, y algunas omisiones puntuales en otros partidos. Cabe aclarar que “partido” era la denominación de las subdivisiones administrativas de la jurisdicción en las últimas décadas coloniales. Territorialmente tendían a coincidir con las circunscripciones eclesiásticas o “cura- tos”, razón por la cual ambos términos son utilizados como sinónimos en los documentos de la época. Aquí utilizaremos el término “partidos” porque es el empleado en el censo realizado por las autoridades civiles; sólo utilizaremos el término “curato” cuando hagamos referencia al censo eclesiástico.
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yor o menor peso de cada uno y las combinaciones específicas de los distintos tipos en cada distrito.
En consecuencia, con el término estructura agraria nos referiremos, a lo largo de este trabajo, a los diversos tipos de unidades de producción existentes en el espacio rural, la importancia relativa de cada tipo (en términos de su peso sobre el total de unidades productivas y de la población que absorbía), sus carac- terísticas (tamaño, composición y actividades económicas) y su jerarquización económica, medida en términos de la riqueza acumulada en esclavos y en la capacidad de contratar dependientes libres que tenían (únicos indicadores de acumulación que nos proporciona el censo).8
Comenzaremos por analizar las localizaciones productivas, características ecológicas y estructura de la población, a fin de realizar una primera diferencia- ción por zonas del espacio rural. A continuación presentaremos el análisis de los datos del censo de 1778 y, finalmente, realizaremos un cruce de ambos tipos de información para arribar a una caracterización de la estructura agraria de Córdo- ba y sus matices zonales.
I. Recursos, localizaciones productivas y población
A mediados del siglo XVIII, la jurisdicción de la ciudad de Córdoba abar- caba un territorio mediterráneo de “mas de cien leguas de sur a norte y cerca de otras tantas de oriente a poniente, quedando en el centro la ciudad”,9 una exten- sión bastante más reducida que la que tiene hoy la provincia. A diferencia del poblamiento actual, aglomerado en los núcleos urbanos de las llanuras, en aque- lla época la población era predominantemente rural y se concentraba en el área de antiguo asentamiento indígena y de más temprana colonización: los valles, quebradas, altiplanicies y faldeos que integraban los tres cordones serranos que atraviesan la provincia de norte a sur y la franja de piedemonte que se extiende a ambos lados de las sierras.
En 1778 el único núcleo urbano10 de envergadura era la ciudad de Córdo- ba, con casi 7.300 habitantes,11 y los diez partidos que integraban su “campaña”
8A diferencia de la expresión espacio rural, que para nosotros alude a la “campaña”, es decir, al territorio o jurisdicción dependiente de la ciudad en términos administrativos, con la expre- sión estructura agraria hacemos referencia a la organización económica y social construida sobre ese territorio.
9 “Informe que hace el Ilustre Cabildo de la ciudad de Córdoba, provincia del Tucuman, a Su Magestad” del 14 de enero de 1760. Reproducido en Cáceres, 1881: 54.
10 Al que cabría
caracterizar más ajustadamente como
11 Recién a fines de la
década de 1780 comenzaron a crearse villas en localidades
preexistentes de la campaña, que también tuvieron un carácter
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reunían el 84% de los 44.506 habitantes de la
jurisdicción (Arcondo, 1998: 12). En las sierras y su piedemonte
A pesar del clima benigno y de la abundancia de
pastos permanentes, los fértiles suelos de las llanuras situadas al
este de los cordones serranos, en el
12En el
piso inferior de las sierras de Córdoba, entre los 500 y 1300 msnm,
crece el actualmente denominado “bosque serrano”, cuyas especies
típicas son el molle de beber (Lithraea ternifolia), el coco (Fagara
coco) y el quebracho serrano o cordobés (Schinopsis haenkeana). En
las llanuras del norte de la provincia y en las sierras hasta los
500 msnm se desarrollan las especies típicas del “bosque chaqueño”:
algarrobo (Prosopis alba), tala (Celtis Tala Planchon), mistol
(Zizyphus mistol), quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco),
quebracho colorado (Schinopsis quebracho colorado), piquillín
(Condalia microphyllacau) y chañar (Geoffroea decorticans). Estas
mismas especies se encuentran
13El
estudio sobre transferencias de tierras rurales en el siglo XVII
realizado por Ferrero y Nicolini (2001, 2002) ha demostrado que las
compraventas protocolizadas de tierras
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mitad del siglo XVIII debido a los ataques indígenas, que junto a otros factores provocaron el retroceso de la población colonial en la frontera oriental entre 1720 y 1750 (Cáceres, 1881; Garzón Maceda, 1968; Arcondo, 1992). Si bien esta situación comenzó a revertirse lentamente desde mediados del siglo XVIII, luego de la relativa pacificación de las relaciones con los mocovíes y abipones, los ataques esporádicos continuaron en esa segunda mitad del siglo tanto en la frontera del este como en la del sur (Rustán, 2005; Tell, 2005).
La población en la zona de llanura, por consiguiente, era más escasa y estaba más diseminada que en las sierras: en 1778 sólo el 36% de los habitantes de la campaña vivía en los tres partidos que integraban esa zona y se asentaba principalmente en las riberas de los escasos cursos de agua (los ríos Primero, Segundo, Tercero y Cuarto) y de los caminos de postas: el Camino Real, que unía Buenos Aires con Charcas pasando por la ciudad de Córdoba y en un largo tramo corría paralelo al río Tercero, y el Camino de la Costa, que comunicaba Buenos Aires con Chile y pasaba por el partido de Río Cuarto bordeando el río homónimo.14
Las referencias sobre localización de las distintas actividades económicas en este extenso espacio durante el siglo XVIII son bastante escasas y se encuen- tran dispersas en diversos tipos de fuentes, muchas de las cuales han sido recupe- radas en los estudios generales sobre economía y sociedad de ese período (Arcon- do, 1992; Punta, 1997).15 Al contrastar esas referencias con los datos sobre loca- lizaciones productivas en la primera mitad del siglo XIX (Romano, 2002; Tell, 2005: cap. 6), hemos podido percibir que, por un lado, existían zonas más orien- tadas hacia ciertas actividades que otras, aunque esas incipientes especializacio-
14En el mapa N° 1 se grafica el territorio bajo control colonial con sus principales ríos y caminos de postas. La concentración de núcleos de población en los bordes de los ríos y caminos en las zonas de llanura puede observarse en el mapa elaborado por Endrek y Celton (1984), donde consta la ubicación de todos los parajes censados en 1778. Este mapa también se reproduce en Celton, 1996.
15No
existen para el siglo XVIII fuentes que brinden información directa
sobre producción y que a la vez abarquen el conjunto de las unidades
productivas. Como ya señalamos, los primeros relevamientos de
producción agrícola y ganadera son posteriores a 1830 y son contados
los cuadernillos de recolectores de diezmos que se han conservado.
Para medianas y grandes UP - no así para las pequeñas- se dispone de
los inventarios incluidos en las series de protocolos notariales y
expedientes judiciales, que han sido recuperadas en investigaciones
previas y en lo referente a actividades productivas sólo incluyen
información directa sobre ganado y herra- mientas. A nuestro
entender la documentación que mejor ha permitido un acercamiento a
la producción
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nes productivas no parecen haber estado aún tan
definidas a fines del siglo XVIII como lo estarían a mediados del XIX.
Por otro lado, la diversificación que en esas investigaciones se ha
señalado como característica de las unidades produc- tivas y
La cría de distintas especies de ganado mayor y
menor y de aves de corral estaba ampliamente extendida a lo largo y a
lo ancho de la jurisdicción. Desde principios del siglo XVII, las
mulas constituían el principal producto de exporta- ción regional y
tenían su mercado consumidor en los centros mineros andinos. La cría
de estos animales se realizaba en unidades productivas de distinta
enver- gadura y se localizaba principalmente en las tierras llanas que
integraban las cuencas de los ríos Primero, Segundo, Tercero y Cuarto
y en las serranías de Calamuchita y Punilla. En cambio, la invernada
era una actividad más especia- lizada: se realizaba en las grandes
unidades de producción de toda el área serra- na
16El 3% restante correspondía a mulas cuya edad no se pudo determinar.
17El 3% restante correspondía a mulas cuya edad no se pudo determinar.
18AHPC, Hacienda, Libros Nº 20, 26, 27, 33. Los porcentajes se calcularon sobre los siguientes totales de mulas registradas en dichos cuadernillos: 6.880 en Las Lajas, 4.781 en Río Tercero, 3.092 en Traslasierra y 4.552 en Punilla. Incluimos sólo datos de los partidos cuyos receptores consignaron la edad de la totalidad o de gran parte de las mulas vendidas. En los casos en que la edad no se anotó, se dedujo por comparación de los precios unitarios. A los fines de distinguir entre zonas de cría y de invernada, separamos como mulas de cría a las registradas como “de 1 año” y agrupamos bajo la categoría de mulas de invernada a las registradas como “de 2 años”, “de 3 años”, “mansas”, “chúcaras”, “de edad”, “de vientre” y “grandes”. Cabe aclarar, no obstante, que todas estas categorías indican distintos momentos del proceso de invernada y se corresponden con precios unitarios diferenciados.
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Después de las mulas, el ganado vacuno era el segundo efecto mercantil en importancia. Sus cueros se exportaban desde 1740 al puerto de Buenos Aires, junto con las artesanías realizadas en cueros caprinos, y desde 1770 también se exportaba vacuno en pie a Chile (Punta, 1997). A fines del XVIII, todavía no se vislumbran zonas especializadas en este tipo de ganado, que se criaba en todas las unidades productivas rurales, sin distinción de tamaño o localización, aunque para los últimos años del siglo hallamos indicios de la creciente importancia de la cría de ganado vacuno en el partido de Río Cuarto para su venta en pie en Cuyo y Chile.19
La cría del ganado ovino también estaba generalizada
entre las unidades productivas de distinta envergadura y en toda la
campaña, aunque los datos del censo de 1813 dan cuenta de un mayor
porcentaje de la población dedicado a esta actividad en los partidos
del noroeste (Moyano, 1986:
El cultivo de trigo y maíz, que se realizaba en pequeñas extensiones de terreno muy cuidadas (tipo huerta), principalmente para autoconsumo de las unidades productivas y para abastecimiento del mercado local, también estaba ampliamente difundido. Sin embargo, dos zonas se destacaron tempranamente sobre el resto: Traslasierra y un área bastante amplia próxima a la ciudad de Córdoba o conectada con ella, que abarcaba las quintas de los suburbios de la ciudad, sus Anejos,22 las llanuras de Río Segundo y los valles y sierras de Cala- muchita y Punilla (Arcondo, 1992: 37). Además del trigo, maíz y de los porotos,
19En el cuadernillo de la receptoría de Las Lajas se registraron ventas de grandes hatos de bueyes y novillos en 1798 y en un expediente de 1795 hallamos datos sobre cría de grandes rebaños de ganado “apto a caminar a la cordillera de Chile”. AHPC, Hacienda, Libro Nº 20; AHPC, Escribanía 2, Legajo 87, Exp. 21 (1795).
20En el siglo XVIII el ovino ya no se exportaba en pie a Potosí, como había ocurrido en la década de 1620, ni ocasionalmente a jurisdicciones vecinas, como sucedía con los envíos a La Rioja en los primeros tiempos de ocupación colonial (Assadourian, 1983 [1968]: 36; Piana, 1992: 170).
21El único obraje que permaneció en actividad en la segunda mitad del XVIII fue el de la estancia jesuítica de Santa Catalina, adquirido por un particular luego de la expulsión de la orden, cuya producción de tejidos de algodón se destinaba a vestir los numerosos esclavos de la estancia y tenía escasa salida al mercado (Punta, 1992: 53).
22El partido de Anejos circundaba la ciudad de Córdoba.
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calabazas y zapallos que se cultivaban asociados con
este último, en todas las unidades productivas había huertas de
frutales: tunas, higueras, membrillos, manzanas y duraznos son los más
frecuentemente descritos en los inventarios, y en algunas estancias de
Traslasierra, Tulumba, Ischilín y Punilla se cultivaba la vid (Tell,
2005: cap. 2 y 3). Estos cultivos posibilitaban la fabricación de
deriva- dos procesados, como harina y frutos secos, que ocasionalmente
se exportaban (Assadourian, 1978; Arcondo, 1992: 379). El primer censo
agrícola de la provin- cia realizado en 1847 permite observar que los
productores más pequeños eran, en su gran mayoría, monoproductores de
maíz, mientras que en los terrenos de mayor extensión se realizaban
cultivos mixtos de trigo y maíz (Tell, 2005).23 Esta
situación debió ser similar en el siglo XVIII, cuando el consumo de
trigo
A diferencia de la estructura productiva, donde a
fines del XVIII aún no se advierten especializaciones zonales
claramente definidas, en la estructura demo- gráfica sí es posible
apreciar algunas diferencias marcadas entre los partidos. Aquellos
ubicados en el área serrana, al norte y oeste (Tulumba, Río Seco,
Ischi- lín, Punilla y Calamuchita), constituían zonas de expulsión y/o
movilidad estacio- nal de varones adultos, lo que se aprecia en sus
bajos índices de masculinidad y en el predominio de las mujeres en las
cohortes de
En cuanto a la calificación de la población registrada, cabe señalar que los 32.683 habitantes de la campaña contabilizados en el censo eclesiástico de 1778 (distinto del censo ordenado por Carlos III y realizado por los jueces pedá- neos, que analizaremos aquí),26 48% fueron clasificados como “españoles”, 11%
23Al analizar la composición de las cosechas de productores de distinta escala empadronados en 1847, constatamos que los más pequeños tendían al monocultivo del maíz (el 80% en Tulumba, uno de los departamentos analizados donde se cultivaban ambos cereales), mientras que a medida que aumentaba la escala de cultivo crecía también porcentaje de cultivadores mixtos (del 25 al 75% en el mismo departamento). Cfr. Tell, 2005: cap. 6.
24El índice de masculinidad promedio que calculamos para la zona rural en 1778 es de 99 hombres cada 100 mujeres. Con excepción de Punilla, cuyo índice es 101, los otros partidos mencionados tienen índices muy inferiores a ese promedio, de 95 (Ischilín) y 91 (los demás). Las muescas en las cohortes de varones adultos se observan en las pirámides de población de Tulumba, Punilla y Río Seco. Por razones de espacio omitimos la presentación de las pirámides, pero éstas pueden ser consultadas en Celton, 1996.
25Los índices de masculinidad de Anejos y Río Cuarto para 1778 son de 114 y 106 hombres cada 100 mujeres, respectivamente.
26Dado que las cifras sobre calificación de la población difieren bastante entre los distintos
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como “indios”, 29% como “negros, mulatos y zambos libres” y 12% como “ne- gros, mulatos y zambos esclavos”. Por sí mismas, estas cifras están indicando un importante mestizaje y blanqueamiento en el registro de la población. De acuer- do con este empadronamiento, la población calificada de “española” tendría una mayor representatividad en toda el área de llanura de colonización más tardía;27 las “castas” libres predominarían ampliamente alrededor de la ciudad y en ciertas partes de las sierras28 y la escasa población clasificada como indígena se concentraría en curatos donde persistían pueblos de indios (Ischilín y Punilla) y en el sur de la jurisdicción (Río Cuarto), donde posiblemente haya influido en el registro de un alto número de “indios” la cercanía de la frontera con las socieda- des indígenas no sometidas.29 Teniendo en cuenta la tendencia a omitir el uso de la categoría “mestizo” en los censos realizados en Córdoba en esta época y a ocultar en el registro a los indios en edad de tributar,30 entendemos que estos datos deben ser tomados con recaudos.
II.De unidades censales a unidades productivas: los criterios aplicados al análisis del censo de 1778
El censo de población de 1778 es una fuente ampliamente conocida y ha sido trabajada por varios investigadores cordobeses (Endrek, 1966; Endrek y Celton, 1984; Celton, 1993, 1996; Arcondo, 1998), cuyos estudios se caracterizaron por tomar como unidad de análisis al individuo o al hogar (definido como el grupo de personas que viven bajo el mismo techo) y por aplicar preguntas y metodologías procedentes de la historia demográfica. En nuestro caso, fue la lectura de inves- tigaciones antropológicas sobre unidades domésticas (Wilk y McC. Netting, 1984; Guerrero, 1991 [1984]; Robichaux, 1985) lo que nos permitió analizar la infor- mación del censo desde otra perspectiva y percibir que esta fuente presentaba el
investigadores que han analizado el censo de 1778,
por la disparidad de criterios aplicados, optamos por recuperar el
resumen de este censo eclesiástico publicado por Larrouy (1927 T. II:
27En los curatos de “Río de Arriba” (zona del río Primero), Río Segundo y Tercero Abajo, los “españoles” representaban entre 65% y 70% de la población.
28En los curatos de Anejos, Pocho (norte del partido de Traslasierra) y Río Seco, los “negros, mulatos y zambos libres”, que integraban la categoría genérica de castas, representaban entre 46% y 52% de la población.
29Los “indios” agrupaban entre 23% y 28% de la población de esos curatos. En Río Cuarto no había pueblos de indios, sino una reducción de “pampas” con escasos habitantes.
30Esto se infiere a partir de la fuerte disparidad en el número de “indios” registrados en algunos partidos en los dos censos realizados en 1778, el civil y el eclesiástico. Por citar un ejemplo, en Punilla, Ischilín e incluso en Tulumba donde ya no había pueblos de indios formales, los censistas eclesiásticos contabilizaron el doble de “indios” que los censistas civiles.
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rasgo particular de agrupar a las personas por casas y brindaba elementos para reconstruir los distintos tipos de unidades productivas.31
La crítica de esta fuente y la construcción de los
criterios para su análisis fue un proceso bastante complejo. El primer
paso consistió en revisar cuidadosa- mente el censo para constatar si,
efectivamente, las unidades censales podían ser asimiladas a unidades
productivas, puesto que
Ya aclaramos al principio que la unidad censal utilizada en este empadro- namiento fue la casa, que puede definirse como el grupo de personas registrado por el censista bajo la jerarquía de un jefe, con el que estaban ligados por una relación de parentesco, de dependencia económica (agregados, conchabados, etc.) o de propiedad (esclavos).32 En gran parte de los casos, una casa correspon- de a una unidad productiva (en adelante UP),33 aunque no en todos, ya que también detectamos algunas UP (generalmente registradas como “estancias”, menos frecuentemente como “haciendas”) formadas por una casa principal – donde sabemos por el censo que residía el jefe– y una o varias casas de depen- dientes, habitadas por agregados, esclavos o puesteros, en muchos casos con sus familias. Cuando los miembros de estas casas dependientes conformaban un grupo familiar las consideramos unidades domésticas dependientes.
Esta diferenciación está construida en base a los criterios aplicados por los propios censistas, que en esa ocasión fueron jueces pedáneos o vecinos residen-
31Una característica similar presentan los censos de 1744 y 1815 de Buenos Aires, que incluyen además las ocupaciones de las personas (labrador, estanciero, jornalero, etc.), información que no se consigna en el caso de Córdoba. En la campaña bonaerense, las unidades censales de 1744 han sido analizadas como unidades productivas por Moreno (1989) y en el caso de la ciudad, como grupos domésticos (entendidos como equivalentes a hogares) por Moreno y Díaz (1998). También las unidades censales de 1815 han sido estudiadas para toda la campaña por el Grupo de Investigación en Historia Rural Rioplatense de la UNMDP (GIHRR, 2000). En los tres casos el análisis se ha realizado desde una perspectiva sociodemográfica. Esos censos también han sido utilizados para reconstruir las características de las unidades productivas rurales en varios trabajos microrregionales, referidos a las circunscripciones administrativas de los partidos o “pagos” de Buenos Aires (por ej. Garavaglia, 1999, para Areco y San Isidro).
32De cada miembro de la unidad censal, los censistas registraron nombre y apellido, edad, relación de parentesco con el jefe de la casa (que en los padrones aparece encabezando la lista de miembros), calidad (negro, mestizo, indio, mulato, blanco, etc.), condición legal (esclavo, libre o liberto), estado civil; si era vecino, natural del lugar o forastero; si poseía el título de don; el cargo civil, eclesiástico, militar o indígena (si se trataba de un curaca) y en algunos casos la ocupación (por ej. peón conchabado, capataz, comerciante, puestero, etc.).
33Para la delimitación de la unidad de análisis, nos resultaron de gran utilidad las discusiones metodológicas incluidas en los trabajos de Wilk y McC. Netting (1984) y Robichaux (1985), además de la consulta del trabajo clásico de Laslett (1975). Robichaux ha discutido nuevamente el problema de la delimitación de unidades de análisis como el hogar y el grupo doméstico en una publicación de reciente aparición (Robichaux, 2005).
165
tes en la misma zona que les tocó empadronar. Cuando
el censista
En ese sentido es preciso remarcar que “casa” es una
etnocategoría, es decir, una categoría utilizada por los propios
censistas. En fuentes eclesiásticas encontramos menciones que
corroboran la definición que propusimos más arri- ba. Por ejemplo, un
esclavo del párroco de la capilla del Chañar se refería a la casa del
cura como “toda la dilatada familia que le rodea compuesta de la
señora, su hermana, sus sobrinas, y demas que
dependen de la casa...”.34 Es
decir que la casa encabezada por el cura estaba integrada por todas
las personas que dependían de él
Con relación a lo anterior, cabe aclarar que no pudimos constatar si co- rrespondían o no a una UP aquellas unidades censales habitadas por una sola persona o por un jefe (sin familiares) con un esclavo y/o un agregado35 y aquellas unidades censales en las que no pudimos discernir la relación entre sus miembros por falta de información suficiente.36 Estas unidades fueron excluidas del análi- sis, ya que al tratarse de muy pocos casos (en ningún partido superan el 2.8%), su eliminación no modificó los resultados.
34AAC, Legajo 40 T. I (1813), f. 1 r. Las cursivas son nuestras.
35En estos casos estimamos que no se trataba de productores rurales, quizá de un comerciante o artesano que vivía con su sirviente.
36Nos enfrentamos a esta dificultad en aquellos casos en que los censistas no aclararon las relaciones entre los miembros de una casa y no fue posible inferirlas por los apellidos.
166
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
Una vez identificado el universo de UP, las
diferenciamos en cuatro tipos: pequeñas, medianas, grandes y muy
grandes, calificativos que
Creemos conveniente aclarar de antemano algunas cuestiones relativas a esta clasificación. En primer lugar, la construimos con propósitos analíticos: aun- que somos conscientes que la reconstrucción de tipos supone la reducción de situaciones infinitamente ricas en su variedad de matices a un esquema simplifi- cado, esta agrupación de los datos fue necesaria para extraer tendencias genera- les del censo. En segundo lugar, también somos conscientes que la elección de los cortes entre uno y otro tipo de UP conlleva cierta dosis inevitable de arbitrarie- dad. Para reducirla al mínimo posible, optamos por respetar los cortes observa- dos en la frecuencia de distribución de las UP en los distintos partidos, utilizamos y cruzamos todos los elementos de juicio que el censo nos ofrecía y explicitamos al lector las dudas y dificultades que afrontamos en el proceso de construcción de las categorías.
Para clasificar las UP en tipos, el criterio principal que utilizamos fue la posesión o no de esclavos y el número de éstos.37 Sin embargo, en algunos casos ese criterio resultó insuficiente para decidir si la UP era pequeña, mediana, gran- de o muy grande. En esas circunstancias utilizamos un elemento complementa- rio: el número de dependientes libres y el tipo de relación que éstos tenían con el titular de la unidad. Escogimos los indicadores del número de esclavos y de dependientes libres para distinguir los tipos de UP porque consideramos que el esclavo es un indicador de acumulación y los dependientes libres38 también son indicios de niveles de acumulación, en tanto eran trabajadores que recibían una parte de su salario en derechos de uso de tierras y pasturas y otra parte en bienes o dinero (Tell, 2005: cap. 2).39
37En el cuadro N° 6 (Anexo) se presenta la distribución de las UP en cada partido según el número de esclavos.
38Sobre todo los puesteros y agregados no parientes de la familia titular, cuyas denominaciones indican que eran las categorías de trabajadores más estables, pero también los conchabados y peones cuya permanencia era seguramente más inestable y menos prolongada, pero de exten- sión muy variable según hemos podido apreciar en las cuentas de administradores de estancias incluidas en expedientes judiciales, donde constatamos permanencias que iban de dos meses a dos años. AHPC, Escribanía 1, Leg. 65, Exp. 2 (1765). No disponemos aún de estudios específicos sobre la mano de obra libre en las estancias para este período.
39Inicialmente enfrentamos la duda sobre si era correcto tomar la propiedad de esclavos como criterio de diferenciación económica y sólo nos atrevimos a utilizarlo luego de consultar a C. S. Assadourian, a quien agradecemos su asesoramiento. Luego observamos que los esclavos y
167
Considerando conjuntamente esos dos criterios,
identificamos como pe- queñas unidades productivas
independientes (en adelante pequeñas UPI) a las UP
compuestas por una familia nuclear o extendida que no poseía esclavos,
generalmente tampoco tenía agregados y
Si las pequeñas UPI fueron relativamente fáciles de identificar, distinguir las UP medianas de las grandes no resultó una tarea tan sencilla. En principio, teníamos claro que la diferencia con las pequeñas UPI estaba dada por la pre- sencia de esclavos o, en su defecto, de un alto número de dependientes libres, que indicaban capacidad de acumulación y utilización de mano de obra extrafa- miliar. Pero, ¿en qué número situar el corte en medianas y grandes?
Luego de observar atentamente la frecuencia de
distribución de las UP con esclavos en todos los partidos advertimos
que la mayoría
En el grupo de las medianas y grandes agregamos también aquellas UP que, a pesar de no poseer esclavos, no correspondía clasificarlas como pequeñas en la medida que incorporaban un número alto de trabajadores libres (que en promedio eran entre 6 y 11 personas, según los partidos), registrados en calidad de conchabados, peones, puesteros o agregados que no eran parientes del titular. Ese alto número de dependientes libres nos indicó que no se trataba de pequeños productores autónomos basados en el trabajo familiar, sino de UP que tenían riqueza acumulada en tierras o ganado y estaban en situación de incorporar trabajadores permanentes (puesteros y agregados), o temporarios (peones y con- chabados). Para clasificar a esas unidades (que eran muy pocas), calculamos el promedio de dependientes libres que incorporaban. A las que tenían un número
peones fueron tomados por Garavaglia como indicadores de diferenciación social de los labra- dores, en su estudio sobre el partido de San Isidro (Garavaglia 1993; 1999). Además, como ya señalamos, esclavos y dependientes libres son los únicos indicadores de acumulación que este censo proporciona.
40En expedientes judiciales se confirma este tipo de relación y funcionamiento (Tell, 2005). Desarrollamos más adelante la descripción del ciclo vital.
168
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
de dependientes inferior a ese promedio (que fluctuaba entre 5.5 y 11 según los partidos) las incluimos dentro del grupo de las UP medianas y a las que tenían un número superior, dentro de las UP grandes.
Las UP muy grandes, al igual que las pequeñas, fueron relativamente fáciles de identificar. Bajo esta categoría agrupamos a las estancias y haciendas que sobresalían ampliamente del conjunto, debido al altísimo número de escla- vos y trabajadores libres que incorporaban. Las seleccionamos analizando caso por caso en cada partido, considerando conjuntamente la frecuencia de esclavos y de dependientes libres, de modo tal que quedaron subsumidas en esta catego- ría las UP con más de 50 esclavos y aquellas que, teniendo pocos esclavos o incluso ninguno, incorporaban más de 50 trabajadores libres en calidad de pues- teros, peones, conchabados o familias de agregados.
III.Distribución de la población y de las unidades productivas
III.1. Distribución de la población y de los distintos tipos de unidades productivas en el espacio rural
En 1778 la jurisdicción de Córdoba tenía una población total de 44.506 habitantes, distribuida en diez partidos rurales. Los partidos que tenían mayor cantidad de población eran Río Segundo (en la llanura) y Traslasierra (sobre la pendiente occidental de las sierras), con 6.041 y 5.849 habitantes respectiva- mente. Los partidos con menor cantidad de población eran Anejos (alrededor de la ciudad) e Ischilín (en las sierras del noroeste), con 1.083 y 2.396 habitantes respectivamente. Entre esos dos extremos se hallaban los otros seis partidos que contaban con una población de 3.000 a 4.000 habitantes.
Al igual que la población, las UP no se repartían uniformemente en el espacio rural, sino que se distribuían en relación directa con la cantidad de habi- tantes. Río Segundo y Traslasierra, los dos partidos con mayor número de habi- tantes, tenían también el mayor porcentaje de UP sobre el total de unidades del espacio rural (17% cada uno), mientras que Anejos e Ischilín, los partidos con menos población, tenían también el menor número relativo de UP (1.4% y 7.7% respectivamente). Los seis partidos restantes tenían una participación bastante similar en el total de UP rurales (entre 8 y 10%).
III.2. Distribución de la población y de los distintos tipos de unidades productivas en cada partido
En el cuadro N° 1 se expone la distribución de la población entre los distintos tipos de UP en cada partido. Estos datos se complementan con los del
169
cuadro N° 2, donde se presenta la distribución interna de los cuatro tipos de UP, en cada partido.
No hace falta más que un rápido vistazo a estos
cuadros para corroborar que las pequeñas UPI eran mayoritarias en el
espacio rural en su conjunto, tanto en número
Cuadro N° 1: Distribución de la población por tipo de unidad productiva
y por partido
|
Población en |
Población |
Població |
Población en |
Población |
|
Partidos |
Pequeñas |
en UP |
n en UP |
UP muy |
no incluida |
Total |
UPI |
Medianas |
Grandes |
grandes |
en UP* |
|
|
|
|
|||||
|
|
|
En números absolutos |
|
|
|
Anejos |
277 |
215 |
255 |
336 |
0 |
1083 |
Calamuchita |
2089 |
842 |
1061 |
131 |
25 |
4148 |
Ischilín |
1956 |
109 |
70 |
251 |
10 |
2396 |
Punilla |
2535 |
328 |
345 |
650 |
23 |
3881 |
Río Cuarto |
2403 |
659 |
616 |
0 |
35 |
3713 |
Río Seco |
2428 |
347 |
545 |
0 |
21 |
3341 |
Río Segundo |
4201 |
859 |
891 |
87 |
3 |
6041 |
Tercero Arriba |
2039 |
657 |
788 |
113 |
0 |
3597 |
Traslasierra |
4579 |
590 |
495 |
175 |
10 |
5849 |
Tulumba |
2270 |
293 |
403 |
559 |
4 |
3529 |
Total |
24777 |
4899 |
5469 |
2302 |
131 |
37578 |
|
|
|
En porcentajes |
|
|
|
Anejos |
25.6 |
19.9 |
23.5 |
31 |
0 |
100 |
Calamuchita |
50.4 |
20.3 |
25.6 |
3.1 |
0.6 |
100 |
Ischilín |
81.6 |
4.5 |
2.9 |
10.5 |
0.4 |
100 |
Punilla |
65.3 |
8.5 |
8.9 |
16.7 |
0.6 |
100 |
Río Cuarto |
64.7 |
17.7 |
16.6 |
0 |
0.9 |
100 |
Río Seco |
72.7 |
10.4 |
16.3 |
0 |
0.6 |
100 |
Río Segundo |
69.5 |
14.2 |
14.75 |
1.4 |
0.05 |
100 |
Tercero Arriba |
56.7 |
18.3 |
21.9 |
3.1 |
0 |
100 |
Traslasierra |
78.3 |
10.1 |
8.5 |
3 |
0.2 |
100 |
Tulumba |
64.3 |
8.3 |
11.4 |
15.8 |
0.1 |
100 |
Población rural total |
65.9 |
13 |
14.6 |
6.1 |
0.3 |
100 |
* Las personas registradas dentro de las unidades censales eliminadas de la clasificación de UP
170
S. Tell El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ...
Cuadro N° 2: Distribución de las unidades productivas por tipo y
por partido (en porcentajes)
Partidos |
Pequeñas |
UP |
|
UP Grandes |
|
UP Muy |
Total |
UPI |
Medianas |
|
|
Grandes |
|||
|
|
|
|
||||
|
|
|
En números absolutos |
|
|||
Anejos |
43 |
16 |
|
12 |
|
2 |
73 |
Calamuchita |
374 |
81 |
|
62 |
|
1 |
518 |
Ischilín |
371 |
15 |
|
6 |
|
1 |
393 |
Punilla |
477 |
29 |
|
23 |
|
6 |
535 |
Río Cuarto |
392 |
73 |
|
31 |
|
0 |
496 |
Río Seco |
395 |
37 |
|
38 |
|
0 |
470 |
Río Segundo |
720 |
95 |
|
56 |
|
1 |
872 |
Tercero Arriba |
334 |
63 |
|
46 |
|
1 |
444 |
Traslasierra |
780 |
59 |
|
28 |
|
2 |
869 |
Tulumba |
412 |
30 |
|
19 |
|
3 |
464 |
Total |
4298 |
498 |
|
321 |
|
17 |
5134 |
|
|
|
|
En porcentajes |
|
|
|
Anejos |
58.9 |
21.9 |
|
16.4 |
|
2.7 |
100 |
Calamuchita |
72.2 |
15.6 |
|
12 |
|
0.2 |
100 |
Ischilín |
94.4 |
3.8 |
|
1.5 |
|
0.3 |
100 |
Punilla |
89.2 |
5.4 |
|
4.3 |
|
1.1 |
100 |
Río Cuarto |
79 |
14.7 |
|
6.3 |
|
0 |
100 |
Río Seco |
84 |
7.9 |
|
8.1 |
|
0 |
100 |
Río Segundo |
82.6 |
10.9 |
|
6.4 |
|
0.1 |
100 |
Tercero Arriba |
75.2 |
14.2 |
|
10.4 |
|
0.2 |
100 |
Traslasierra |
89.8 |
6.8 |
|
3.2 |
|
0.2 |
100 |
Tulumba |
88.8 |
6.5 |
|
4.1 |
|
0.6 |
100 |
Espacio rural |
83.7 |
9.7 |
|
6.3 |
|
0.3 |
100 |
Los cuadros darían lugar a múltiples lecturas, pero nos interesa destacar una en particular, la que nos permitirá más adelante efectuar comparaciones con otras variables. Esta lectura consiste en tomar como parámetro la distribución de la población y de las UP en el espacio rural en su conjunto y comparar con ese parámetro la distribución interna que presenta cada partido. En cifras redondea- das, la población rural se distribuía de la siguiente manera: 66% en pequeñas UPI, 13% en UP medianas, 15% en UP grandes y 6% en UP muy grandes. Las unidades productivas, por su parte, se repartían entre 84% de pequeñas UPI, 10% de UP medianas, 6% de UP grandes y 0.3% de UP muy grandes.
Con relación a esos valores
171
un extremo tenemos a Traslasierra, partido donde había una alta proporción de pequeñas UPI (90%) que reunía un porcentaje de la población igualmente eleva- do (78%) y donde los demás tipos de UP se ubicaban por debajo de la media. Le sigue Río Seco, donde las pequeñas UPI también eran preponderantes en núme- ro (84%) y en población (73%) pero, a diferencia de Traslasierra, coexistían con grandes UP que se destacaban por encima de la media, tanto en número (8%) como en cantidad de habitantes (16%). A continuación podemos ubicar a Ischi- lín, donde el predominio de las pequeñas UPI era aún más marcado, en número (94%) y en población (82%), pero se distinguía de los casos anteriores por coexis- tir con un número escaso (0.3%, igual a la media) de UP muy grandes que absorbían un porcentaje muy elevado de la población del partido (10.5%).
Una situación particular era la de Punilla y Tulumba. En esos partidos las pequeñas UPI sobresalían por encima de la media en número (89% en ambos distritos) aunque no en población, y convivían con UP muy grandes que se des- tacaban tanto por su número (1.1% y 0.6%, respectivamente) como por el muy alto porcentaje de población residente en ellas: alrededor del 16% en ambos casos.
Todos estos partidos con un porcentaje de pequeñas UPI superior a la media tenían otro elemento en común: estaban ubicados en la zona serrana de antiguo poblamiento, que también era el área con mayor densidad de población.
Como casos que bien podríamos denominar intermedios
se ubicaban Río Cuarto y Río Segundo. En ambos distritos
A continuación podemos ubicar un grupo de partidos caracterizado por la fuerte presencia de UP medianas, grandes y muy grandes. En Calamuchita, en la franja central de las sierras, y en el vecino partido de Tercero Arriba, que com- prendía el piedemonte oriental y la franja de llanura cercana, las UP medianas y grandes sobresalían por encima de la media, al representar (sumadas) 28% y 25% del total de UP y absorber el 46% y 40% de la población de los respectivos partidos.
Finalmente, en el otro extremo del continuo encontramos al partido de Anejos, que circundaba la ciudad cabecera, el único donde las pequeñas UPI eran minoritarias (25%) y donde el predominio de UP medianas y grandes se daba junto a un alto porcentaje de UP muy grandes: un 3% de las UP del parti- do, donde residía el 31% de sus habitantes.
172
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
IV. Características de las unidades productivas
IV.1. Distribución de las jefaturas de las unidades productivas por sexo
El análisis de la distribución de los jefes de UP según su sexo nos permite conocer otra característica relativa a la composición de las unidades, además de iluminar algunos aspectos de las pequeñas UP rurales, que modifican el discurso de las autoridades de la época acerca del comportamiento de la población rural.
En el caso de las medianas, grandes y muy grandes UP, en el conjunto de la campaña, el 75.6% de los jefes eran varones, el 20.6% mujeres y el restante 3.8% eran titulares ausentistas (algunos identificados por los censistas y otros que reconocimos por omisión). El dato significativo en este caso es precisamente el porcentaje de titulares ausentistas, que era muy alto en dos de los partidos caracterizados por una presencia destacada de UP grandes y muy grandes: Puni- lla (15.5%) y Anejos (13%).
En el caso de las pequeñas UPI, en toda la campaña, las jefaturas se distribuían en porcentajes muy similares a los anteriores: 81% de varones y 19% de mujeres. Pero si analizamos partido por partido, vemos que aquellos que tenían porcentajes de jefes mujeres superiores a ese promedio (Ischilín y Río Seco con 23% y Tulumba con 25%) son los mismos que investigaciones de historia demográfica (Celton, 1996) han marcado como zonas de expulsión de pobla- ción, especialmente de varones adultos, en este período.41 El cruce de ambos registros de datos sugeriría que eran precisamente las pequeñas UPI las unidades expulsoras de migrantes varones, donde las mujeres quedaban al frente de la unidad. Otros dos partidos con un promedio de jefes mujeres superior a la media eran Tercero Arriba (20%) y Traslasierra (19.5%). Más adelante veremos que en los casos de Ischilín y Traslasierra otra fuente de varones migrantes eran los pueblos de indios.
La presencia destacada de jefaturas femeninas podría estar indicando una pauta de organización familiar característica del noroeste de la jurisdicción de Córdoba, definida por la presencia femenina estable a la cabeza de las peque- ñas UPI y la movilidad masculina (probablemente estacional), hipótesis compa- tible con la significación destacada en esta zona de la tejeduría doméstica, que era una actividad esencialmente femenina.42 Esto puede tomarse como una ex-
41En
la primera sección vimos que esos tres partidos tenían en común el
bajo índice de masculinidad y, salvo Ischilín, un fuerte predominio
femenino en las cohortes de
42En la primera sección señalamos que las mujeres no sólo monopolizaban la producción doméstica de tejidos en aquella época (en el censo de 1813 el 76% de las mujeres de la campaña declararon ser hilanderas o tejedoras frente a un 0.6% de hombres) sino que la realizaban con independencia de sus maridos, contrayendo deudas con los comerciantes de campaña por la
173
plicación alternativa del comportamiento “inmoral”
de la población denunciado hasta el cansancio por las autoridades
eclesiásticas y civiles de la gobernación y muchas veces adjudicado a
la falta de autoridades que ejercieran el control nece- sario en
territorios tan vastos.43 Nuestros datos
permiten situarnos del lado de la población rural y sugieren, por lo
menos para el noroeste de Córdoba, que esas pautas de comportamiento
que las autoridades identificaban con delitos contra la moral (madres
solteras, hijos ilegítimos, amancebamientos) obedecían menos a una
supuesta “relajación” de las costumbres que al rol asumido por la
mujer en la unidad doméstica
IV.2. Las unidades productivas medianas, grandes y muy grandes: distri- bución de la población dependiente e independiente
Al registrar en cada unidad censal a los esclavos y dependientes libres, el censo de 1778 nos permite percibir las diferencias en los niveles de concentración de estos indicadores económicos por zonas y diferenciar la composición de cada tipo de UP en cuanto a la relación entre miembros independientes y dependien- tes.
En el espacio rural tomado en su conjunto predominaba la población independiente, que representaba el 74% de la población total, seguida por los dependientes libres (agregados, conchabados, puesteros, criados, domésticos, etc.) que sumaban el 16%, y por los esclavos que representaban el 10% restante. La población independiente se localizaba principalmente en las pequeñas UPI (casi el 85%), mientras que los esclavos y dependientes libres se concentraban en las UP medianas, grandes y muy grandes (100 y 78% respectivamente).
Al comparar la distribución de las categorías de población dentro de cada partido con la distribución de las mismas categorías en el espacio rural en su conjunto, observamos que los partidos con mayores porcentajes de pequeñas UPI (Ischilín, Río Seco, Traslasierra) y uno de los partidos con mayor cantidad de medianas UP (Río Segundo) tenían porcentajes de población independiente su- periores al promedio del espacio rural y porcentajes de dependientes libres inferio- res al mismo. De estos distritos, Ischilín se destaca por su bajísimo número de dependientes libres y por el gran número de esclavos, de los cuales el 82% se concentraba en la ex estancia jesuítica de Santa Catalina.
compra de textiles importados a cambio de la entrega futura de tejidos domésticos (Assado- urian, 1978; Punta, 1992; Tell, 2005).
43Cfr. por ejemplo, la carta de 1768 dirigida por el obispo de Tucumán al rey, en Larrouy, 1927 T.II: 267.
174
S. Tell El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ...
Cuadro N° 3: Distribución de la población independiente y dependiente
por partidos, en porcentajes
|
Indepen |
Esclavos |
Dependientes |
Población |
Total |
Esclavos + |
|
dientes |
Libres |
Eliminada |
Depend. Libres |
||
|
|
|
||||
|
|
|
|
|
|
|
Anejos |
35.1 |
29.3 |
35.6 |
0 |
100 |
64.9 |
Calamuchita |
68.2 |
13.6 |
17.6 |
0.6 |
100 |
31.2 |
Ischilín |
84.3 |
12.8 |
2.5 |
0.4 |
100 |
15.3 |
Punilla |
71.7 |
7.9 |
19.8 |
0.6 |
100 |
27.7 |
Río Cuarto |
69 |
8.2 |
21.9 |
0.9 |
100 |
30.1 |
Río Seco |
80.2 |
7.9 |
11.3 |
0.6 |
100 |
19.2 |
Río Segundo |
76.8 |
9.2 |
14 |
0.05 |
100 |
23.2 |
Tercero Arriba |
67.8 |
10.9 |
21.3 |
0 |
100 |
32.2 |
Traslasierra |
83.1 |
4 |
12.7 |
0.2 |
100 |
16.7 |
Tulumba |
70.7 |
9.8 |
19.4 |
0.1 |
100 |
29.2 |
Total |
73.7 |
9.5 |
16.4 |
0.3 |
100 |
26 |
Los partidos con una presencia más destacada de UP grandes y muy grandes (Anejos, Calamuchita, Tercero Arriba, Punilla, Tulumba) y otro de los partidos con gran cantidad de medianas UP (Río Cuarto) muestran porcentajes de habitantes independientes inferiores al promedio y de dependientes libres su- periores al mismo, que van acompañados de un porcentaje alto de esclavos en todos los casos salvo Punilla.
IV.3. Síntesis sobre el tamaño y composición de los distintos tipos de unidades productivas
Al comparar los promedios de esclavos, dependientes
libres y total de integrantes por tipo de UP, que se exponen en el
cuadro N° 4, constatamos que la diferencia principal entre los
distintos tipos de UP
44Cabe aclarar que en las pequeñas UPI consideramos como dependientes libres a todos aquellos individuos censados como “agregado”, “doméstico”, “criado”, “huérfano”, “libre”, etc., que no tenían relación de parentesco con la familia titular. No incluimos en la categoría de dependientes libres a los parientes de la familia titular, salvo en aquellos pocos casos en que fueron expresamente consignados como “agregados”, porque entendemos que en esos casos fueron incorporados en condiciones particulares y diferentes a las de los miembros de la familia titular, lo que justificó la aclaración del censista.
175
Cuadro N° 4: Distribución de la población independiente, esclava y
dependiente por partido y por tipo de UP, en cantidad promedio de personas45
Tipo |
Partido |
Indepen |
Esclavos |
Dependientes |
Total |
Esclavos + |
||
de UP |
dientes |
Libres |
Depend. Libres |
|||||
|
|
|
|
|||||
|
Anejos |
6 |
- |
0.4 |
6.4 |
- |
||
|
Calamuchita |
5.5 |
- |
0.1 |
5.6 |
- |
||
|
Ischilín |
5.2 |
- |
0.05 |
5.3 |
- |
||
Pequeñas |
Punilla |
5.3 |
- |
0.04 |
5.3 |
- |
||
Río Cuarto |
5.3 |
- |
0.8 |
6.1 |
- |
|||
Río Seco |
5.7 |
- |
0.4 |
6.1 |
- |
|||
Río Segundo |
5.4 |
- |
0.4 |
5.8 |
- |
|||
|
Tercero Arriba |
5.5 |
- |
0.6 |
6.1 |
- |
||
|
Traslasierra |
5.6 |
- |
0.3 |
5.9 |
- |
||
|
Tulumba |
5.4 |
- |
0.1 |
5.5 |
- |
||
|
Espacio rural |
5.5 |
- |
0.3 |
5.8 |
- |
||
|
Anejos |
4.8 |
1.8 |
6.9 |
13.4 |
8.7 |
||
|
Calamuchita |
5.4 |
1.8 |
3.2 |
10.4 |
5 |
||
|
Ischilín |
3.9 |
1.7 |
1.6 |
7.3 |
3.3 |
||
Medianas |
Punilla |
4.2 |
1.6 |
5.5 |
11.3 |
7.1 |
||
Río Cuarto |
4.7 |
1.6 |
3 |
9 |
4.6 |
|||
Río Seco |
5.2 |
1.7 |
2.5 |
9.4 |
4.2 |
|||
Río Segundo |
5.2 |
1.4 |
2.5 |
8.9 |
3.9 |
|||
|
Tercero Arriba |
5.3 |
1.7 |
3.4 |
10.4 |
5.1 |
||
|
Traslasierra |
5.7 |
1.3 |
3 |
10 |
4.3 |
||
|
Tulumba |
5.1 |
1.5 |
3.2 |
9.8 |
4.7 |
||
|
Espacio rural |
5.1 |
1.6 |
3.1 |
9.8 |
4.7 |
||
|
Anejos |
3.7 |
7.9 |
9.7 |
21.3 |
17.6 |
||
|
Calamuchita |
5.4 |
6.5 |
5.2 |
17.1 |
11.7 |
||
|
Ischilín |
3.8 |
5 |
2.8 |
11.7 |
7.8 |
||
|
Punilla |
4.6 |
6.7 |
3.8 |
15 |
10.5 |
||
Grandes |
Río Cuarto |
4.5 |
6 |
9.3 |
20 |
15.3 |
||
Río Seco |
5.9 |
5.3 |
3.2 |
14.3 |
8.5 |
|||
Río Segundo |
4.4 |
5.9 |
5.6 |
15.9 |
11.5 |
|||
|
Tercero Arriba |
4.7 |
6.3 |
6.1 |
17.1 |
12.4 |
||
|
Traslasierra |
5.5 |
5 |
7.2 |
17.7 |
12.2 |
||
|
Tulumba |
4.8 |
7.8 |
8.6 |
21.2 |
16.4 |
||
|
Espacio rural |
4.9 |
6.1 |
6 |
17 |
12.1 |
||
|
Anejos |
0 |
97 |
71 |
168 |
168 |
||
|
Calamuchita |
8 |
16 |
107 |
131 |
123 |
||
|
Ischilín |
0 |
251 |
0 |
251 |
251 |
||
Grandes |
Punilla |
6.5 |
17.7 |
84.2 |
108.3 |
101.9 |
||
Río Cuarto |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
|||
Río Seco |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 |
|||
Muy |
Río Segundo |
0 |
87 |
0 |
87 |
87 |
||
Tercero Arriba |
37 |
2 |
74 |
113 |
76 |
|||
|
Traslasierra |
4 |
7.5 |
76 |
87.5 |
83.5 |
||
|
Tulumba |
10 |
51 |
125.3 |
186.3 |
176.3 |
||
|
Espacio rural |
7.2 |
48.5 |
79.8 |
135.4 |
128.3 |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
45En este cuadro, al igual que en los anteriores, computamos cada persona como 1 unidad, sin
176
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
Las UP que poseían de 1 a 3 esclavos y que hemos clasificado como medianas, tenían un promedio de 3 dependientes libres y 10 miembros en total. También estas unidades presentaban un perfil bastante homogéneo, con dos particularidades. Por una parte, las UP medianas de Ischilín eran las únicas que tenían un promedio de esclavos algo superior al de dependientes libres, lo cual es consistente con la escasa significación de la población dependiente en ese parti- do y la mayor importancia correlativa de los esclavos. Por otra parte, las UP medianas de Anejos y Punilla se destacaban por el alto promedio de dependien- tes libres, que no sólo duplicaba la media sino que además igualaba o incluso superaba el promedio de dependientes totales de las UP grandes de otros parti- dos, como Río Seco e Ischilín.
Aquellas UP que contaban con más de 3 esclavos, que hemos clasificado como grandes, promediaban 6 esclavos, 6 dependientes libres y 17 integrantes en total. En este tipo de UP sí encontramos variaciones zonales significativas, entre las que se destacan su alto promedio de dependientes libres y esclavos en Anejos y Tulumba.
Por último, las UP muy grandes, que distinguimos por tener más de 50 esclavos y/o dependientes libres, son las que presentan una distribución más desigual en el espacio rural y diferencias más significativas de tamaño y compo- sición. La mayoría de estas UP muy grandes eran, ni más ni menos, las estancias que habían pertenecido a los jesuitas hasta su expulsión y para 1778 se encontra- ban ya en propiedad de particulares46: Santa Catalina en el sur de Ischilín, Jesús María en Tulumba, San Ignacio en Calamuchita, Alta Gracia en el piedemonte de las sierras que Río Segundo compartía con Punilla y los “Puestos de Alta Gracia” en ese último partido47. La única estancia jesuítica que había quedado en manos de religiosos era Caroya, localizada en el partido de Anejos y pertene-
asignar valores diferenciados por sexo y edad como sí lo hicimos en otras oportunidades (Tell, 2001, cuyos resultados se reseñan más adelante). Puesto que el objetivo de este artículo no es hacer un análisis pormenorizado de la fuerza de trabajo constituida por esclavos y dependientes libres, como tampoco de la lógica económica de las UP que los incorporaban, sino identificar las características generales de cada tipo de UP y examinar la distribución de una serie de indicadores, a fin de reconstruir la estructura agraria y su diferenciación por zonas, en esta oportunidad los esclavos y dependientes libres no son analizados en tanto fuerza de trabajo sino como indicadores directos (en el caso de los esclavos) o indirectos (en el de los dependientes libres) de capacidad de acumulación de riqueza de cada tipo de UP. Desde esa perspectiva, consideramos que no es necesario realizar un cálculo de energía mediante la asignación de valores diferenciados a las personas según su sexo y edad, como tampoco analizar el tiempo de permanencia de los trabajadores libres temporales.
46Las estancias que habían pertenecido a la Compañía de Jesús en Córdoba fueron rematadas por la Junta de Temporalidades entre 1773 y 1775 (Albarenque y Santamarina, 1976).
47A nuestro entender estos son los puestos que habían pertenecido a la estancia de La Cande- laria.
177
ciente al Colegio Monserrat, cuya dirección se transfirió a la orden de San Fran- cisco después de la expulsión.
También existían algunas UP muy grandes que no habían pertenecido a religiosos; entre las de mayor tamaño localizamos los Puestos de Ferreira en Tercero Arriba, la estancia de don Juan de Arias en Traslasierra, San Pedro y Totoral Grande en Tulumba y cuatro estancias ubicadas en hilera a lo largo del valle de Punilla (La Higuera, San Roque, Las Manzanas y Toranzos). Excepto los Puestos de Ferreira, ubicados en la llanura de Tercero Arriba, en lo que hoy es la ciudad de Villa María, todas las estancias mencionadas se localizaban a lo largo de las sierras o del piedemonte situado en la pendiente oriental de las mismas, desde el norte de Tulumba hasta el sur de Traslasierra, pasando por Punilla y Calamuchita, el piedemonte de Anejos y de Río Segundo.48 Del conjunto de las UP muy grandes, las que agrupaban mayor número de trabajadores eran las de Santa Catalina con 251 esclavos y la de Jesús María que contaba con 120 esclavos y 123 trabajadores libres en el momento de realizarse el censo.
En las estancias de Punilla, Tulumba y Calamuchita,
se destacaba la presencia de numerosas familias de agregados o
puesteros, que conformaban unidades domésticas (en adelante UD) dependientes.
En otros trabajos (Tell, 2004b y 2005) analizamos el perfil de este
tipo de unidades en Punilla y Tulumba, donde detectamos 95 y 85 UD
dependientes, respectivamente. Los resultados pusieron de manifiesto
que se trataba básicamente de familias nucleares relativa- mente
jóvenes, cuyo titular tenía entre 33 y 39 años, con pocos hijos (tres
en promedio), pequeños o acercándose a la edad en que dejaban de ser
“párvulos” para pasar a ser considerados trabajadores plenos,49
lo que revela la preferencia de los titulares de estancias
por incorporar familias de trabajadores libres que habían alcanzado o
estaban prontas a alcanzar el momento de su ciclo vital donde
disponían de la máxima capacidad de trabajo. Por otra parte, estas
fami- lias de agregados y puesteros representaban entre el 50% y el
100% del plantel de trabajadores libres permanentes, lo que significa
que en la mayoría de las estan- cias de esos partidos
IV.4. Las relaciones de parentesco y su importancia en la conformación de las pequeñas unidades productivas
Estudios demográficos previos sobre el censo de 1778 encararon el análi- sis de las relaciones de parentesco mediante la identificación de la unidad censal
48Como puede advertirse, Río Cuarto y Río Seco eran los únicos partidos donde no había unidades productivas de esta envergadura.
49El promedio de edad del hijo mayor de estas familias rondaba los 15 años.
178
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
casa con la categoría de
hogar y la construcción de tipologías de
hogares basadas en la estructura que presentaban las casas en el
momento de efectuarse el empa- dronamiento (ver cuadro Nº 7 en Anexo).
De allí se desprendió que la familia u hogar “nuclear” era el tipo
predominante en gran parte de la campaña de Córdo- ba, con excepción
de dos zonas (Anejos y Calamuchita) donde predominaban los hogares
“compuestos”, con esclavos y dependientes libres (Celton, 1993:
Entendemos que ese tipo de lectura sincrónica de los censos que los apre- hende sólo en su carácter de fotografía y reconstruye estructuras familiares dife- renciadas plantea varios problemas. En primer término, al separar a las familias nucleares de las extendidas y fijar ambas como estructuras cristalizadas se omite el proceso de desenvolvimiento temporal de las unidades domésticas y los cam- bios de composición a los que este proceso da lugar (Guerrero, 1991 [1984]). En segundo término, al subsumir bajo la categoría de “hogar compuesto” a todas las unidades con esclavos y/o dependientes libres, sin distinción de tamaño y compo- sición, se homogeneiza un conjunto de situaciones muy variadas y jerarquizadas entre sí. En otras palabras, entendemos que esas categorías no permiten captar la jerarquización socioeconómica ni la lógica de organización de las unidades productivas, que puede reconstruirse a partir de los datos del mismo censo.
En una investigación anterior (Tell, 2001) señalamos
que ese tipo de lectu- ra sincrónica de los datos censales llevaría a
concluir que
50Utilizamos las expresiones pequeña UPI y unidad doméstica como sinónimos.
51Más precisamente, de las áreas más extensas y densamente pobladas de ambos partidos: la zona serrana de Río Seco y la zona de llanura de Río Cuarto.
52Definimos como fase intermedia del ciclo vital aquella que se prolongaba desde que el hijo mayor empadronado cumplía 5 años y comenzaba a colaborar en las tareas de la casa hasta que el último hijo se iba de la casa de sus padres. Por consiguiente, era la fase más larga del ciclo.
179
vital53 en el momento de realizarse el censo, eran “agregadas” a pequeñas UPI, así como el 64% de las familias campesinas de Río Seco y el 56% de las de Río Cuarto que estaban en la fase final del ciclo54 eran receptoras de agregados no parientes y/o de parientes ajenos a la familia nuclear.
Estos datos nos permitieron apreciar que la familia nuclear era una confi- guración viable durante la fase intermedia del ciclo vital, durante la cual se alcan- zaba la relación óptima entre el número de trabajadores y el de consumidores, en la medida que todos o casi todos los hijos del jefe se habían convertido en traba- jadores plenos (mayores de 16 años). Al ser la fase más prolongada por la edad de las primeras uniones de pareja y por las características del régimen de fecun- didad de la época55, gran parte de las familias se encontraban en esa fase en el momento en que fueron empadronadas. En cambio, en las fases inicial y final del ciclo, donde la relación entre trabajadores y consumidores tendía a desequili- brarse por la presencia de niños o ancianos que consumían pero no estaban en condiciones de trabajar plenamente, las familias campesinas conformaban uni- dades domésticas donde su trabajo se complementaba con el de otras personas o familias. Estos parientes o agregados no parientes eran principalmente familias jóvenes que transitaban la fase inicial de su ciclo vital y que aportaban su trabajo a una unidad encabezada por una pareja de ancianos que ya no vivía con sus hijos.
Estos resultados nos llevaron a la conclusión que,
en lugar de identificar tipos de hogar o
estructuras familiares y analizar cuál de ellos predominaba, era más
acertado
53Por fase inicial del ciclo vital entendemos aquella que comenzaba con la constitución de la pareja y se prolongaba hasta que el hijo mayor empadronado cumplía 5 años.
54La fase final comenzaba luego de la partida del último hijo y se extendía hasta la desaparición de la unidad por muerte del jefe o porque éste pasaba a depender de uno de sus hijos.
55Que ha sido caracterizado por Celton como un régimen de fecundidad natural, lo que implica un intervalo muy breve entre la unión y el nacimiento del primer hijo (suponiendo que éste no se produjera antes de la unión, lo cual era muy frecuente), gran número de hijos nacidos a intervalos relativamente cortos. La edad promedio al primer matrimonio en la ciudad de Cór- doba ha sido calculado para esta fecha en 22 años para las mujeres y 28 años para los varones (Celton 1993: 80, 160), pero estas edades podrían ser incluso más bajas si consideramos que las uniones consensuales (“amancebamientos”) eran tanto o más frecuentes que las formalizadas por la iglesia.
56Así como entendemos que es más apropiado desagregar y jerarquizar las unidades censales
180
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
En esa misma investigación, analizamos también el
perfil de los agrega- dos y sus relaciones con la familia titular para
examinar la importancia de las relaciones de parentesco o de otro tipo
de relaciones en la conformación de las pequeñas UPI. En la zona
serrana de Río Seco observamos que el 65% de las familias agregadas a
pequeñas UPI tenían algún tipo de parentesco (biológico o político)
con la familia titular de la unidad, mientras que en la zona llana de
Río Cuarto, el 52% de las familias agregadas no tenían parentesco
alguno con la familia titular. Reforzando esta diferenciación,
encontramos un mayor porcenta- je de agregados en Río Cuarto (14% de
la población, frente a un 8% en Río Seco), muchos de los cuales se
encontraban en situación de desestructuración parcial o total de su
grupo familiar (eran personas “sueltas” o familias incomple- tas).57
Además, el conjunto de agregados de Río Cuarto se nutría, en
parte, de una población flotante de “vagabundos”, en su mayoría
procedentes de San Luis, que aparecen registrados en los padrones de
ese partido con una frecuencia inusitada con relación al resto de la
jurisdicción. La comparación de estos dos casos
con esclavos y trabajadores libres, como hemos realizado en este trabajo, en lugar de subsumir- las bajo la categoría común de hogar compuesto.
57Al hablar de población en situación de desestructuración parcial nos referimos a aquellas familias que consideramos unidades domésticas inviables por la ausencia definitiva de algunos miembros y el carácter pre o posproductivo de otros (por ejemplo las unidades censales com- puestas por madres solteras o viudas con hijos pequeños, o por abuelos con nietos pequeños). Los casos de desestructuración total corresponden a las personas “sueltas”, en su mayoría censados como agregados a unidades productivas, sin tener parentesco alguno con el resto de los miembros, lo que nos hace suponer que se hallaban desprovistos de redes familiares y esta situación los obligaba a incorporarse a una unidad con la que no tenían un vínculo de comple- mentación de energía sino de explotación económica (es decir que la familia titular extraía parte de su trabajo excedente). Lógicamente, hablamos de desestructuración por referencia al modelo de unidad doméstica vigente en Córdoba, compuesta por un familia nuclear titular y/o sus parientes y agregados (Tell, 2001, 2004b). En esta jurisdicción, considerada en su conjunto, la migración estacional y las residencias múltiples no tenían el impacto que alcanzaron en la organización de las UD de Santiago del Estero y la Puna de Jujuy, respectivamente (Farberman, 1995, 1998; Gil Montero, 1997), donde la presencia de unidades domésticas encabezadas por mujeres debido a la ausencia más o menos prolongada de los varones era lo habitual y no reflejaba necesariamente una situación de desestructuración. Agradezco a la antropóloga Bár- bara Göbel por haber insistido en este punto.
58Posteriormente corroboramos estas conclusiones para otro tipo de prácticas, como los “prés-
181
IV.5. Las pequeñas unidades productivas de pueblos de indios
Hasta ahora hemos analizado las unidades de producción sin distinguir aquellas que ocupaban tierras de los pueblos de indios, que estaban sometidas al pago de un tributo por el hecho de ocupar dichas tierras (Palomeque, 2000: 140) y cuyos miembros en muchos casos no fueron empadronados como indios sino como castas, tanto en el censo de 1778 como en los padrones de tributarios (Punta, 1994).
En el censo de 1778 fueron incluidos nueve pueblos de indios. En Ischilín se censaron los pueblos de Quilino y San Antonio, en Anejos el de La Toma, en Traslasierra los de Nono y Salsacate, y en Punilla los de Cosquín, Pichana, San Jacinto y Soto. Todos fueron registrados como “pueblos de indios”, excepto Nono y Salsacate, que fueron asentados por sus nombres como cualquier otro paraje de campaña. En estos dos últimos casos, hemos supuesto que las unidades de producción empadronadas correspondían a la territorialidad de los respectivos pueblos, en tanto la mayor parte de ellas fueron registradas como casas de “in- dios”.
El análisis por separado de las UP que integraban los pueblos de indios revela algunas particularidades. Por empezar, los habitantes de estos pueblos tenían un peso significativo sólo en dos partidos: Ischilín y Punilla. Los dos pue- blos de indios de Ischilín agrupaban el 29% de la población y el 33% de las UP de ese partido, y los cuatro pueblos de Punilla reunían casi el 27% de las UP del partido y el 19% de su población. En cambio, los dos pueblos de indios de Traslasierra agrupaban apenas el 4% de las UP y el 2.8% de la población del partido y en Anejos sólo se empadronaron 6 unidades en el pueblo de La Toma, que representaban el 8% de las UP de ese partido y el 3.8% de su población.59
Prácticamente todas las UP de los pueblos de indios
eran pequeñas UPI, pero cabe remarcar que cuatro unidades
pertenecientes al pueblo de Quilino pueden ser consideradas como
medianas, en tanto poseían de 1 a 3 esclavos. Este dato, procedente
del pueblo de indios con mayor población en ese momento y uno de los
que persistió durante más tiempo (por lo menos hasta la década de
1870), nos está indicando una incipiente diferenciación social
tamos” de tierra (Tell, 2004a). El análisis de Rustán (2005) sobre los padrones de villa La Carlota (frontera sur) a fines del siglo XVIII también aporta datos concordantes.
59En este caso constatamos que el censista incurrió en una omisión importante, puesto que en el padrón de tributarios de 1785 figuran 234 personas en este pueblo. AGN, Sala XIII, Docu- mentos diversos, Legajo 31, f. 127r.
60Como tampoco hay referencias de situaciones similares en el resto de la antigua gobernación del Tucumán, si bien no son abundantes los estudios sobre la composición de los pueblos a fines del siglo XVIII.
182
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
El perfil de las pequeñas UPI de pueblos de indios no difería del resto de las pequeñas UPI rurales en cuanto al tamaño, salvo en Anejos donde tenían 7 miembros, uno más que el promedio de las pequeñas UPI de ese distrito. En cambio, la composición de las pequeñas UPI de pueblos de indios presenta una particularidad muy significativa: el porcentaje de jefaturas femeninas, que en todos los casos supera los valores que hemos calculado para la totalidad de pequeñas UPI de cada partido. En los pueblos de indios de Ischilín, el 29% de los jefes de pequeñas UPI eran mujeres (cuando el promedio en ese partido es 23%). En Punilla lo son el 22% y en Traslasierra el 21%, sobre un promedio de 16% y 19% respectivamente. En Anejos un 33% poco fiable de las UP del pueblo de indios estaban encabezadas por mujeres, sobre un promedio de 12%.61 Esta pre- sencia más frecuente de jefes mujeres da cuenta de la relevancia que tenía la migración de los varones en los pueblos de indios. En ellos se observa, agudiza- da, la tendencia de la población masculina de las pequeñas UPI de la zona serrana a migrar, de manera estacional o definitiva, dejando a las mujeres como responsables de las unidades domésticas.
V. La estructura agraria de Córdoba y sus matices
En el cuadro N° 5 se esquematizan las características más sobresalientes de cada partido que han sido expuestas en las distintas secciones de este artículo: localización en zonas de sierra o de llanura, distancia al mercado urbano, activi- dades productivas más desarrolladas, presencia de pueblos de indios y de migra- ción masculina, distribución de las diferentes categorías de población y de unida- des productivas. En este cuadro se destacan las correlaciones que logramos esta- blecer entre los distintos registros de datos económicos y sociodemográficos y que nos proporcionan elementos para caracterizar la estructura agraria de la jurisdic- ción de Córdoba y los matices que presentaba en distintas zonas.
Podemos resumir las características comunes de esta estructura agraria diciendo que hacia 1778, en el espacio rural de Córdoba predominaba la pobla- ción independiente (74%) seguida por los libres en situación de dependencia económica (16%) y los esclavos (10%). En conjunto, la mayor parte de la pobla- ción rural vivía en pequeñas UPI (66%), en menor proporción en UP grandes (15%) y medianas (13%) y un escaso 6% en UP muy grandes. Correlativamente, de esos cuatro tipos de UP, las pequeñas UPI eran mayoritarias dentro del univer- so de UP de la jurisdicción (84%), seguidas por las UP medianas (10%) y grandes (6%) y una proporción ínfima de UP muy grandes (0.3%).
61Seguramente la diferencia no sería tan marcada de haberse censado la totalidad de las unidades del pueblo.
183
Cuadro N° 5: Correlaciones entre variables demográficas, localizaciones
productivas y distribución y características de las UP
Indica dores |
Valores en relación a |
Anejos |
Calamu chita |
Tercero Arriba |
Punilla |
Tulumba |
Río Seco |
Ischilín |
Trasla sierra |
Río Cuarto |
Río Segundo |
||
la media del espacio |
|||||||||||||
rural |
|||||||||||||
|
|||||||||||||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Población |
< |
|
|
|
|
|
< |
> |
|
> |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Ubica ción |
Zona Serrana |
× |
× |
|
× |
× |
× |
× |
× |
|
|
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
+ cercano al mercado |
× |
× |
|
× |
|
|
|
|
|
× |
|||
|
|
|
urbano |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Especializaciones productivas relativas |
+ invernada mulas |
|
× |
|
× |
× |
× |
× |
× |
|
|
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
+ cría mulas |
|
× |
× |
× |
|
|
|
|
× |
× |
|||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
+ cultivos |
× |
× |
|
× |
|
|
|
× |
|
× |
|||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
+ tejeduría doméstica |
|
× |
|
× |
× |
× |
× |
× |
|
|
|||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
Distribucióninterna de |
población por tipos |
|
> % Población en |
|
|
|
|
|
× |
× |
× |
|
× |
|
Pequeñas UPI |
|
|
|
|
|
|
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Libres* |
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* Sobre el total de población de cada partido
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Procedencia de los datos: Población: cuadro N° 1. Ubicación: mapa N° 1. Especializaciones
productivas relativas: ítem I. Distribución interna de población por tipos UP: cuadro N° 1.
Distribución interna de tipos UP: cuadro N° 2. Relación entre miembros independientes y
dependientes: cuadros N° 3 y 4. Sexo Jefe: ítem IV.1. Migración de varones: ítem I. Pueblos de
Indios: ítem IV.5.
Además de albergar gran parte del total de habitantes de la campaña, las pequeñas UPI agrupaban la mayor parte de la población independiente (85%) mientras que los dependientes libres y esclavos (78 y 100% respectivamente), como es de prever se concentraban en las UP medianas, grandes y muy grandes. De este grupo, las grandes UP, a pesar de ser menos numerosas que las media- nas, agrupaban un mayor porcentaje de la población total y dependiente en razón de los más altos promedios de esclavos y dependientes libres que incorpo- raban, y las UP muy grandes tenían una importancia demográfica muy superior a su escaso número.
En otras palabras, en el espacio rural de Córdoba, las pequeñas unidades productivas independientes predominaban ampliamente desde el punto de vista cuantitativo y también demográfico, puesto que en ellas residía la mayor parte de la población y sobre todo de su componente principal que era la población inde- pendiente. A diferencia del resto de las UP, estas pequeñas UPI se caracterizaban por no poseer esclavos y no incorporar prácticamente agregados u otro tipo de dependientes libres (en ningún partido los promedios alcanzan a una persona), lo que indica que desde el punto de vista de la producción, estas unidades se basa- ban en el trabajo familiar y en los lazos de complementación de energía entre sus miembros.62 La especificidad de las UP medianas, grandes y muy grandes resi- día, por el contrario, en la incorporación de una fuerza de trabajo constituida por esclavos y/o trabajadores libres permanentes o temporarios, a los que se extraía la totalidad o parte de su trabajo excedente según el caso.
Conociendo sus rasgos generales, podemos diferenciar ahora los matices que presentaba la estructura agraria en los distintos partidos y arribar a una zonificación del espacio rural. En un extremo encontramos un grupo de partidos caracterizado por el predominio de las pequeñas UPI, conformado por Ischilín, Río Seco y Traslasierra. En esta zona las pequeñas UPI no sólo eran preponde- rantes en número (representaban entre el 84% y 94% del total de UP de los
62Cabe remarcar que esta afirmación se funda en la información disponible en el censo de 1778, que por sus características no nos permite analizar las relaciones entre unidades domés- ticas en esferas de actividad tales como la producción o el consumo. Por las referencias a mingas y comidas colectivas durante la cosecha de trigo y a borracheras colectivas durante la recolec- ción de la algarroba en documentos de la época (que han sido analizadas en Tell, 2006), inferimos que estas formas de reciprocidad o generosidad tomaban cuerpo sólo en algunos momentos del ciclo productivo y del calendario festivo.
185
respectivos partidos) sino que en ellas residía un altísimo porcentaje de la pobla- ción total (entre el 73% y el 82% del total de habitantes de esos distritos).63 Además, las pequeñas UPI de estos partidos eran expulsoras de migrantes varo- nes, lo que se traduce en una presencia notable (sobre todo en Ischilín y Río Seco) de jefaturas femeninas en ese tipo de unidades, tendencia que encontra- mos acentuada entre las pequeñas UPI residentes en los pueblos de indios que persistían en Ischilín y Traslasierra, que representaban un porcentaje ínfimo de las UP del segundo partido pero considerable (aunque no predominante) en el primero. La presencia destacada de jefes mujeres en las UP de esta zona y la significación de las redes familiares constatada para Río Seco, sugieren que la organización social y familiar del noroeste de la jurisdicción se diferenciaba de la de zonas de poblamiento más tardío, ubicadas en las llanuras del sur y del este.
Si recordamos lo expuesto en la primera sección, advertiremos que esos tres partidos estaban ubicados en el área serrana de antigua colonización, en el norte y oeste de la jurisdicción, que era una de las áreas con mayor densidad de población, más alejada del mercado urbano y con diversificación productiva más acentuada, si bien tenía una especialización relativa en la invernada de mulas e intensas vinculaciones mercantiles, ya sea por la cercanía de la ruta a Charcas que pasaba por Río Seco, o por la fluida comunicación de Ischilín y Traslasierra con las jurisdicciones de La Rioja, Catamarca, San Juan y San Luis. En este grupo de partidos cobraba especial significación la tejeduría doméstica y la arriería, actividades a las que puede vincularse la importante presencia de jefes mujeres en las pequeñas UPI.64 En esta agrupación puede incluirse también al partido de Tulumba que, debido a su estructura dual, comparte rasgos tanto con este grupo como con el próximo.
Las pequeñas UPI se distribuían a lo largo y a lo ancho de la zona serrana de esos distritos, sin tener una localización claramente diferenciada de las esca- sas UP medianas, grandes y muy grandes, salvo en el caso de Ischilín donde pudimos observar que las pequeñas UPI tenían una presencia destacada en los valles, que eran asiento de pueblos de indios aún demográficamente relevantes (Quilino), o que habían albergado densas sociedades indígenas en el período prehispánico (Copacabana),65 mientras que las UP grandes y muy grandes se
63Correlativamente, dentro de este grupo Ischilín poseía el menor porcentaje de dependientes libres calculado sobre el total de dependientes libres del espacio rural (1%), Traslasierra el menor porcentaje de esclavos, también calculado sobre el total de esclavos de la jurisdicción (6.5%), ambos distritos tenían los menores porcentajes de UP grandes y muy grandes, y además Ischilín detentaba el menor porcentaje de población residente en UP medianas de toda la campaña.
64El censo fue levantado desde fines de diciembre y durante todo el mes de enero, época en que los arrieros se desplazaban con las tropas de mulas a Salta y Jujuy.
65Casi el 90% de las pequeñas UPI cuya localización se consignó en el censo, se situaban en los valles de Quilino y Copacabana y parajes cercanos a este último.
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El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
localizaban íntegramente en el sur del partido, cerca de la zona sur de Tulumba donde se agrupaba ese mismo tipo de unidades, un área que hoy corresponde al departamento Totoral.
En el extremo opuesto a Ischilín, Río Seco y Traslasierra, tenemos un segundo grupo de partidos compuesto por Anejos, Calamuchita, Tercero Arriba, Punilla y Tulumba, cuya característica distintiva era el fuerte peso relativo de las unidades productivas medianas, grandes y muy grandes, tomadas en conjunto. Aquí podemos reconocer dos subgrupos. Por un lado, Anejos, Calamuchita y Tercero Arriba se caracterizaban por la preponderancia relativa de las medianas, grandes y/o muy grandes UP. Sumadas, esas tres categorías representaban entre 25% y 41% del total de UP de cada uno de esos partidos, muy por encima de la media de 16% que calculamos para todo el espacio rural. Lo mismo puede decirse del porcentaje de población residente en ellas: entre 43% y 75%, siendo la media de 34%.
Otro rasgo común de este subgrupo era la notable proporción de depen- dientes dentro de la población de cada partido, sobre todo de los esclavos en Anejos y Calamuchita (14% y 29% sobre una media de 9.5%) y de los depen- dientes libres en Tercero Arriba (21% sobre una media de 16%). Esto hacía de Anejos uno de los partidos con las UP de mayor tamaño y con mayor número de dependientes del espacio rural.66 En Calamuchita y Tercero Arriba, los promedios de dependientes de las UP grandes y muy grandes eran similares o inferiores a la media, pero dado el tamaño de la población de estos distritos, se contaban entre los que absorbían los mayores porcentajes de población dependiente de la juris- dicción (respectivamente, 13% y 12% del total de dependientes libres y esclavos de la campaña).
En cuanto a la localización, las UP medianas, grandes y muy grandes de Anejos se concentraban en la sierra y el piedemonte y seguramente lo mismo ocurría en Calamuchita que estaba situado íntegramente en zona de sierra.67 En cambio, en Tercero Arriba todas las UP, sin distinción de envergadura, se aglome- raban en las riberas del río Tercero, uno de los pocos cursos de agua permanente y el más importante de la zona. En Anejos, además, es interesante observar que más de la mitad de las escasas pequeñas UPI estaban radicadas en parajes cercanos a la ciudad de Córdoba y a las quintas de sus suburbios, donde presu- mimos que existían numerosas parcelas ocupadas por pequeños y medianos pro- ductores.
66Esto puede observarse al comparar los promedios de dependientes y de miembros totales de las UP grandes y muy grandes de ese partido, con los promedios calculados para el espacio rural en su conjunto (cuadro N° 4).
67Recordemos que Calamuchita fue el único distrito donde los censistas no distinguieron los parajes.
187
Junto a Anejos, Calamuchita y Tercero Arriba, el segundo subgrupo de partidos caracterizados por un número importante de UP medianas, grandes y muy grandes está compuesto por Punilla y Tulumba. Su especificidad radicaba en la combinación de un elevado porcentaje de pequeñas UPI con un número reducido de UP muy grandes, que concentraban una alta proporción relativa de población, con escasa significación de las medianas UP. Ambos partidos presen- taban una estructura que podríamos calificar como dual: por un lado, el porcen- taje de pequeñas UPI era bastante elevado (89%); por otro lado, las UP muy grandes, aunque escasas en número, agrupaban un porcentaje de población muy superior a la media del espacio rural (entre 16% y 17% sobre una media de 6%) y se caracterizaban por tener altos promedios de dependientes, sobre todo de familias de trabajadores libres. Estas dos estructuras correspondían a espacios geográficos parcialmente diferenciados. En el caso del antiguo partido de Tulum- ba, el 75% de las pequeñas UPI se localizaba principalmente en las sierras del norte del distrito, mientras que dos de las tres UP muy grandes (Totoral Grande y Jesús María) se localizaban en el sur del mismo,68 en lo que hoy es el departa- mento Totoral y norte del departamento Colón.69
En Punilla, el 86% de las pequeñas UPI se concentraban en los pueblos de indios (Soto, San Jacinto, Pichana y Cosquín), en zonas cercanas (valle de la Higuera y quebrada de Colopina, próximos a Soto) y en núcleos de población que habían sido pueblos de indios en el siglo XVII (La Escoba). Estas poblacio- nes, salvo La Escoba y Cosquín, se encontraban al este del antiguo partido de Punilla, en territorio que hoy pertenece en su mayor parte al departamento Cruz del Eje. En cambio, cinco de las seis UP muy grandes se localizaban en el valle de Punilla, al sur del partido homónimo.70
Como ya adelantáramos, Tulumba compartía con los demás partidos del noroeste la característica de tener pequeñas UPI con altos porcentajes de jefatu- ras femeninas (25%). La misma tendencia se observa en las pequeñas UPI resi- dentes en los cuatro pueblos de indios de Punilla, que representaban un porcen- taje significativo, aunque no mayoritario (30%), de las pequeñas UPI de ese partido. Calamuchita compartía con estos dos partidos una presencia importan- te de unidades domésticas residentes de manera estable en las estancias, aunque
68Este cálculo está hecho sobre el 60% de los parajes censados en este partido en 1778, cuya localización logramos detectar.
69De hecho, al menos hasta la expulsión de los jesuitas, la estancia de Jesús María colindaba al oeste con la de Santa Catalina (ubicada en aquel entonces en el partido de Ischilín, en territorio que hoy pertenece al departamento Totoral) y al sur con la estancia de Caroya, situada en el norte del partido de Anejos (hoy departamento Colón), conformando una extensa área cubierta por UP muy grandes pertenecientes a la Compañía de Jesús (Albarenque y Santamarina, 1976).
70En este partido logramos localizar prácticamente la totalidad de los parajes.
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esto se daba junto a un porcentaje mucho menor de pequeñas UPI. Desde esa perspectiva, Calamuchita representaría el ejemplo de desarrollo más agudo de la tendencia observada en Punilla y Tulumba.
Como casos intermedios tenemos los distritos ubicados al sur y este de la jurisdicción: Río Segundo y Río Cuarto, cada uno con sus especificidades, ya que Río Cuarto se acerca más a las características del segundo grupo de partidos y Río Segundo a las del primer grupo. Los unía el hecho de tener una franja muy amplia de UP medianas, tanto en número (14%) como en la población residente en ellas (entre 14% y 18%). En el caso de Río Cuarto, en un trabajo anterior asociamos esta característica al avanzado proceso de diferenciación social,71 cuya presencia vinculamos a la posibilidad de avance sobre tierras de frontera en un distrito de poblamiento relativamente tardío, ubicado en el límite con la zona no controlada por la sociedad colonial, al sur de la jurisdicción. Esas conclusiones bien podrían extenderse a Río Segundo, donde imperaban las mismas condicio- nes.
En ninguno de los dos partidos se percibe una localización diferenciada de estas unidades medianas. Por el contrario, todas las UP seguían un patrón homo- géneo: en Río Cuarto tendían a concentrarse en el oeste del partido, en la zona de sierra y piedemonte más resguardada, mientras que en Río Segundo se agrupa- ban a lo largo de la ribera del río homónimo o en algunos núcleos de población importantes, como Los Ranchos (hoy Bell Ville) que se situaba cerca de la fron- tera.
Como tendencia general, concluimos que las UP medianas, grandes y/o muy grandes tenían más peso en zonas de antigua colonización con diversifica- ción productiva acentuada, cierta importancia de la actividad agrícola y relativa- mente cercanas al mercado urbano (Anejos, Calamuchita, Punilla, sur de Tu- lumba) y en zonas de colonización más tardía e inestable, especializadas en la cría de mulas y paulatinamente reorientadas hacia otros tipos de ganado como
71Al
hablar de diferenciación nos
referimos tanto al proceso de ascenso de pequeñas UPI a medianas UP,
por acumulación de tierras, trabajadores y/o ganado, como también al
proceso opuesto de desestructuración de la unidad que lleva a sus
miembros a convertirse en agregados de otra familia. Para
conceptualizar estos procesos, nos resultó muy provechoso el trabajo
de Murmis (1980). En el trabajo al que hacemos referencia (Tell, 2001)
detectamos que ese proceso estaba más avanzado en Río Cuarto que en
Río Seco. Al analizar los datos del mismo censo de población,
encontramos en Río Cuarto una franja más amplia de familias titulares
de pequeñas UPI con numerosos agregados (lo que indicaría un proceso
de diferenciación hacia arriba) y en el extremo opuesto, un mayor
porcentaje de familias agregadas y de agregados sueltos
(diferenciación hacia abajo); mientras que en Río Seco predominaba la
situación intermedia, correspondiente a las familias titulares de
pequeñas UPI que no se habían deses- tructurado pero tampoco habían
incorporado agregados. Partiendo del supuesto que la recep- ción de
agregados depende
189
el vacuno, desde fines del siglo XVIII (Río Segundo, Tercero Arriba y Río Cuar- to).72
Si tomamos la mayor presencia relativa de pequeñas UPI y/o de medianas UP, como indicadores de mayores posibilidades de acceso a la tierra y la mayor presencia relativa de UP medianas como indicador de posibilidades de diferen- ciación (hacia arriba) de algunas pequeñas UPI, encontramos nuevos matices dentro de esta zonificación. En base a la información reunida, estimamos que esas mayores posibilidades de acceso a la tierra y de ascenso de pequeñas UPI existían sobre todo en Río Segundo y Río Cuarto donde, además del predominio de pequeñas UPI combinada con una notable presencia de medianas UP, los índices de masculinidad (101 y 104) y el registro de migrantes en el censo73, nos permiten pensar que eran zonas receptoras de población procedente de otras jurisdicciones o de otros partidos de la misma jurisdicción de Córdoba.
En Ischilín, Río Seco y Tulumba
72Esta orientación se percibe consolidada en los censos de propietarios de ganado de la década de 1840 pero, como vimos, ya hay indicios de esta tendencia en Río Cuarto en los últimos años del siglo XVIII.
73En Río Cuarto se registraron 7 familias de “vagabundos” con un promedio de 7 miembros cada una y en Río Segundo una familia de “volantones” compuesta por 5 personas. Si bien estas cifras son reducidas en términos absolutos, nos hacen sospechar que había muchos más vaga- bundos y volantones de los que se censaron, y marcan la diferencia con los otros partidos donde se registraron sólo uno o dos vagabundos, o más frecuentemente ninguno. Es también repetida la mención de personas de San Luis en Río Cuarto en los juicios civiles que trabajamos (Tell, 2004a) y en los juicios penales analizados por Rustán (2005). La presencia de familias volanto- nas agregadas a las UP de Río Segundo es confirmada por el informe de un juez pedáneo de ese partido (FDPC, Documento N° 634, 1792, f. 1v.), que ha sido analizado en Tell (2004a).
74Estos
son: bajos índices de masculinidad en Ischilín, Río Seco y Tulumba
(entre 91 y 95), muescas en la pirámide de población de Río Seco,
Punilla y Tulumba en las cohortes de
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El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
VI. Un recorrido por la campaña cordobesa a fines del siglo XVIII
A modo de cierre, nos interesa remarcar lo que a
nuestro entender son las contribuciones principales de este trabajo.
En primer lugar, constatamos la pre- ponderancia cuantitativa y
demográfica de las pequeñas unidades de producción independientes en
toda la jurisdicción, lo que reafirma pero también amplía
El objetivo principal ha sido bosquejar un mapa
agrario de Córdoba en base a las correlaciones que logramos establecer
entre distintos registros de datos económicos y sociodemográficos. Un
recorrido por este mapa nos permite vis- lumbrar en las sierras del
norte y oeste de Córdoba (partidos de Río Seco, Ischilín y
Traslasierra), junto a un número escaso de unidades productivas
grandes y muy grandes, un denso paisaje de pequeñas unidades
productivas independientes, basadas en el trabajo familiar, con
producción diversificada y
Bajando desde el noroeste hacia el centro de la jurisdicción y acercándo- nos a la ciudad de Córdoba, por los partidos de Tulumba y Punilla, algunos de los rasgos anteriores se mantienen visibles pero comienzan a dar lugar a un pai- saje dual, caracterizado por la coexistencia de unidades de producción pequeñas y unidades muy grandes, donde concurría el trabajo de unidades domésticas dependientes y esclavos. Tanto en unas unidades como en otras, la producción era tan diversificada como en la zona anterior, pero sobresalían la agricultura y la invernada de mulas. La mayor cercanía a la ciudad de Córdoba nos hace pensar en la posible participación de las unidades productivas de esta zona en el abaste- cimiento de productos agrícolas y ganaderos al mercado urbano.
Donde se vuelve más perceptible la significación del mercado urbano es en el área que rodea a la ciudad cabecera (Calamuchita y Anejos), cuyo paisaje
191
estaba dominado por las unidades productivas medianas, grandes y algunas muy grandes, con una producción agrícola y ganadera orientada hacia la ciudad y los mercados externos (en el caso de los grandes propietarios de tierras dedica- dos a la invernada de mulas), con fuerte participación del trabajo libre y esclavo e importante atracción de migrantes adultos varones hacia la ciudad y sus alre- dedores. En toda esta área, diez años después de la expulsión de la Compañía de Jesús seguimos viendo la impronta que dejó este “actor decisivo en la configura- ción de las estructuras agrarias regionales” (Fradkin, 2000: 265), en la concentra- ción de las mayores unidades de producción (que eran precisamente las que habían pertenecido a la Compañía), en un territorio que se extendía a lo largo de las sierras, desde el sur de Ischilín y Tulumba hasta Calamuchita y el sur de Traslasierra.
Bajando hacia las llanuras del este y del sur (Río
Segundo, Tercero Arriba y Río Cuarto), los rasgos anteriores se
desdibujan gradualmente para dar lugar a un paisaje más marcadamente
ganadero (cría de mulas y, como en toda la campaña, de ovejas y
vacas), con escasa agricultura y por lo tanto menos diver- sificado,
que mantenía una intensa vinculación mercantil a través de los caminos
de postas. La cercanía de la frontera introducía particularidades en
este paisaje de poblamiento tardío, inestable, con débil
estructuración de redes familiares, con relaciones amistosas o
conflictivas
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Varios documentos
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197
Anexo
Cuadro N° 6: Distribución de las unidades productivas por partido y
según el número de esclavos
N° de esclavos |
Anejos |
Calamu chita |
Ischilín |
Punilla |
Río Cuarto |
Río Seco |
Río Segundo |
Tercero Arriba |
Trasla sierra |
Tulumba |
Total de UP |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
0 |
46 |
377 |
373 |
481 |
398 |
399 |
739 |
346 |
798 |
419 |
4376 |
1 |
6 |
30 |
7 |
14 |
38 |
20 |
48 |
21 |
28 |
16 |
228 |
2 |
2 |
31 |
2 |
7 |
18 |
6 |
23 |
20 |
8 |
7 |
124 |
3 |
6 |
17 |
5 |
6 |
14 |
10 |
14 |
16 |
11 |
5 |
104 |
4 |
2 |
16 |
2 |
6 |
9 |
8 |
12 |
9 |
8 |
5 |
77 |
5 |
2 |
10 |
|
2 |
6 |
9 |
6 |
9 |
6 |
3 |
53 |
6 |
1 |
11 |
1 |
7 |
5 |
5 |
7 |
5 |
1 |
1 |
44 |
7 |
2 |
4 |
1 |
4 |
3 |
3 |
6 |
2 |
2 |
2 |
29 |
8 |
1 |
8 |
|
1 |
2 |
|
5 |
5 |
2 |
|
24 |
9 |
|
2 |
1 |
1 |
1 |
1 |
3 |
3 |
3 |
|
15 |
10 |
1 |
2 |
|
|
|
1 |
3 |
3 |
|
|
10 |
11 |
1 |
|
|
|
|
1 |
2 |
2 |
|
|
6 |
12 |
|
2 |
|
1 |
|
1 |
1 |
2 |
1 |
|
8 |
13 |
|
1 |
|
2 |
2 |
|
|
|
|
|
5 |
14 |
|
|
|
|
|
1 |
|
1 |
|
1 |
3 |
15 |
|
|
|
|
|
|
1 |
|
|
1 |
2 |
16 |
1 |
2 |
|
2 |
|
|
|
|
|
|
5 |
17 |
|
1 |
|
|
|
1 |
|
|
|
|
2 |
19 |
1 |
|
|
|
1 |
|
|
|
1 |
|
3 |
21 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1 |
23 |
|
|
|
|
|
|
1 |
|
|
|
1 |
25 |
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
33 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1 |
43 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1 |
68 |
|
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
1 |
87 |
|
|
|
|
|
|
1 |
|
|
|
1 |
120 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1 |
187 |
1 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
251 |
|
|
1 |
|
|
|
|
|
|
|
1 |
Fuente: Elaboración propia en base al censo de 1778
Aclaración: Los valores están expresados en números absolutos. No se incluyen las unidades censales eliminadas del análisis
198
S. Tell |
El espacio rural de Córdoba y su diversidad: características y distribución ... |
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Cuadro N° 7: Tipología de hogares por departamentos, en porcentajes |
||||||
|
|
|
|
|
|
|
Partido |
|
|
Tipología de hogares |
|
Total |
|
|
Unipersonal |
Nuclear |
Extendido* |
Compuesto** |
||
|
|
|
||||
Anejos |
|
0 |
38.7 |
6.5 |
54.8 |
100 |
Calamuchita |
|
0.4 |
45.8 |
9.3 |
44.5 |
100 |
Ischilín |
|
2 |
70.5 |
8.2 |
19.3 |
100 |
Punilla |
|
0 |
74.3 |
6.3 |
19.4 |
100 |
Río Cuarto |
|
0.2 |
46.4 |
9 |
44.4 |
100 |
Río Seco |
|
0.2 |
60.3 |
13.2 |
26.3 |
100 |
Río Segundo |
|
0 |
51.6 |
8.9 |
39.4 |
100 |
Tercero Arriba |
|
0 |
48.9 |
5.3 |
45.8 |
100 |
Traslasierra |
|
0.9 |
54.1 |
10.3 |
34.7 |
100 |
Tulumba |
|
1.1 |
58.7 |
13 |
27.2 |
100 |
Fuente: Celton, 1993, 150
* Familia nuclear más parientes que no son hijos
** Familia nuclear o extendida más dependientes (libres o esclavos)
199