_______________________________________

 

Legitimidades y usos del pasado en el antipersonalismo santafesino (1937 – 1943)[1]

 

Juan Cruz Giménez*

 

____________________________________________

Cuadernos de Historia. Serie economía y sociedad, N° 25, 2020, pp. 111 a 134.

RECIBIDO: 01/09/2020. EVALUADO: 02 /10/2020. ACEPTADO: 26/11/2020.

____________________________________________

 

 

Resumen

El artículo analiza los dispositivos materiales y simbólicos que definieron el programa cultural y educativo durante el antipersonalismo (1937-1943) en la provincia de Santa Fe. Entendiendo al antipersonalismo en clave de cultura política como una construcción ordenada que –carente de legitimidad de origen– recurrió a la revisión y reinterpretación del pasado patricio, conservador y católico de la segunda mitad del siglo XIX. En un contexto de crisis de representación liberal (dominado por el fraude) el pasado fue objeto de construcción de legitimidad alternativa que se combinó con un programa de centralización estatal, un plan de obra pública sin precedentes y una agenda de conmemoraciones. En esta clave, el Ministerio de Instrucción Pública y Fomento (conducido por el pedagogo idealista Juan Mantovani), la Dirección de Obras Públicas (DOPP) y la Junta de Estudios Históricos (JEH) constituyeron dispositivos y agencias relevantes que serán analizadas en apelaciones y temporalidades retrospectivas.

Palabras clave: Antipersonalismo – pasado – educación

Summary

This article analyzes the material and symbolic devices that defined the educational program during anti-personalism (1937-1943) in the province of Santa Fe. Understanding anti-personalism in terms of political culture as an orderly construction that -lacking legitimacy- he resorted to revising and reinterpreting the patrician, conservative and catholic past of the second half of the 19th century. In a context of crisis of liberal representation (dominated by fraud), the past was the object of the construction of alternative legitimacy that was combined with a program of state centralization, an unprecedented public works plan, and an agenda of commemorations. The Ministry of Public Instruction and Development (led by the idealist pedagogue Juan Mantovani), the Directorate of Public Works (DOPP) and the Board of Historical Studies (JEH) constituted state agencies and devices that are part of the present investigation.

Key words: Antipersonalism – past – education

 

 

Introducción

Nos proponemos una lectura sobre el proyecto cultural y educativo durante el denominado período de gobierno del antipersonalismo o “iriondismo” santafesino. El ejercicio presente recupera la perspectiva conceptual de cultura política y el campo de las representaciones simbólicas interpeladas en un clima ideológico de los años treinta. A través de los aportes de Sirinelli,[2] Bernstein,[3] Pérez Ledesma & Sierra Alonso[4] nos aproximaremos a nociones esenciales que se encuentran en el cruce de lo político y de lo cultural como determinante de la cultura política.[5] El presente artículo se detiene en interrogantes acerca de usos del pasado, conmemoraciones y legitimidades; como señala Alicia Servetto, las preguntas por los usos del pasado que justifican y legitiman el poder. Usos del pasado que dan cohesión a las historias individuales y colectivas. Usos del pasado que construyen memorias institucionales. Usos del pasado que se convierten en relatos hegemónicos. Usos del pasado que forman parte de la lucha por su interpretación. Usos del pasado que sostienen una tradición. ¿Qué poder se legitima? ¿Qué poder para qué dominación? ¿Qué pasado se usa? ¿Qué historia se construye, se narra, se oficializa? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Por quién(es)? ¿Para quién(es)? ¿Qué se recuerda? ¿Qué se decide olvidar?

Podemos afirmar que la coyuntura propia del “iriondismo santafesino” imprimió sentidos a la instrucción pública y el magisterio, actores e instituciones en el clivaje político ideológico nutrido de tradiciones encontradas como el nacionalismo católico, hipanismo, escolanovismo, idealismo, el movimiento fomentista y el higienismo. Tradiciones que fueron piezas constitutivas de una aceitada maquinaria a cargo del Estado interventor de la segunda mitad de los años treinta; una maquinaria burocrática que sentó las bases de un programa centralizador,[6] conductor de conflictos y disidencias. Como han señalado Macor & Piazzesi en el transcurso de la década del treinta Santa Fe vive dos experiencias que pueden caracterizarse como antagónicas: el gobierno Demócrata Progresista, en el primer quinquenio, y los gobiernos Antipersonalistas, a partir de 1937.[7]

En este horizonte, prestaremos atención a dos construcciones posibles – a primera vista como dificultosamente enhebradas – que atravesaron al sistema educativo: la apelación a la renovación de un pasado fundacional como “nueva historia” y el diseño de un plan de obra pública.[8] Por un lado, se activó con recurrencia a la construcción de una nueva historia provincial que integró figuras y valores de un panteón oficial; ejercicio que lideró el iriondismo mediante instituciones consagradas a tal fin. Allí, intelectuales nacionalistas y católicos dieron forma a una legitimidad alternativa que el campo político (y los ensayos de gobierno) conjugó como apelación complementaria a las prácticas electorales. Por otro lado, el plan de obra pública no sólo se vincula a la materialización de obras, la creación de nuevas agencias estatales y normas para la regulación del espacio público urbano. En estos años dispositivos como un ambicioso programa de construcción de escuelas, la ley de Parques en grandes ciudades y los debates por espacios verdes abren la puerta para pensar las dimensiones espacio y cuerpos en el sistema educativo.[9]

La administración de Manuel María de Iriondo como gobernador (1937 – 1941) en sus primeros meses de gestión sostuvo la continuidad de Pío Pandolfo en el ministerio de Instrucción Pública.[10] El informe de gestión del CGE para el año 1937 registra acciones complementarias de un nuevo tipo de escuela: la escuela “asistencial”.[11] Señalamos como aspectos de la escuela “asistencial” a colonias de vacaciones en escuelas, jornadas, horarios de cursado, accesibilidad a las escuelas, promoción de escuelas experimentales y escuelas para niños débiles. Informes del servicio médico escolar, organización de zonas de inspección escolar, escuelas carcelarias, programa del cinematógrafo escolar, relevamiento del censo escolar, planificación pedagógica del Museo escolar “Florentino Ameghino” para concurrencias y visitas y promoción de la lectura articulado con la Biblioteca Popular, pedagógica e infantil “Domingo Sarmiento”. La carrera política y la candidatura de Pandolfo como diputado nacional determinan su alejamiento de la cartera educativa. En abril de 1938 asume como ministro de Instrucción Pública el profesor Juan Mantovani y con su llegada se inaugura una nueva etapa que abordaremos a continuación.[12]

La unidad política del radicalismo antipersonalista[13] es un rasgo que sobresale en una década atravesada por discontinuidades e interrupciones alternadas con ensayos electorales que limitaron toda propuesta educativa a largo plazo (con la excepción de los dos años de desempeño de Ricardo Foster como ministro de la intervención de 1935 como antecedente). Consideramos que se trata de una unidad política que compartió el programa de aspiraciones de la coalición gobernante de la Concordancia a nivel nacional y resultó una interesante resolución electoral que ordenó los distritos electorales en un escenario atravesado por prácticas fraudulentas.

 

 

Legitimidades, conmemoraciones y usos del pasado

La renovación historiográfica confirma un consenso relevante analizar la problematización de dimensiones de temporalidades en disputa del pasado, el rol de los historiadores y las nuevas perspectivas de investigación (conmemoraciones, patrimonios y usos del pasado). Una breve referencia al estado de la cuestión sobre el horizonte de problemas teóricos acerca del objeto de estudio puede remitir a los textos y discusiones contextualizados a fines de 1990 y continuados durante la década siguiente. En el clima de preocupaciones y debates específicamente acotados al contexto europeo y a las preguntas por las temporalidades podemos citar los trabajos de Habermas, Assmann, Hartog & Revel, Traverso, Ricoeur, Yerushalmi, Nora o Pasamar. Un clima de época propicio para diálogos ampliados en escalas comparativas, las conmemoraciones de centenarios y bicentenarios en el escenario latinoamericano han constituido un campo fértil para profundizar las investigaciones[14] y en el mismo sentido existe una importante producción propia a la historiografía argentina (nacional como en marcos provinciales y locales).[15]

Como señala Coudannes Aguirre la historiografía santafesina no ha sido objeto de un estudio sistemático que analice la inserción de los historiadores en las redes sociales de la época, ni las vinculaciones políticas, ni la construcción de representaciones sobre el pasado que justificaban la distribución del poder en la época que vivieron. Se ha analizado su participación en movimientos historiográficos más generales que tienen lugar en el siglo XX. Los historiadores que la posteridad reconoce como “fundadores” de la historiografía santafesina adhieren a la “Nueva Escuela Histórica”, dominante desde las posiciones de sus miembros en la Academia Nacional de la Historia (denominación desde 1938) y las universidades, principalmente el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Marta Philp afirma que es posible comprender lo político, inspirados en Rosanvallon, como campo y como trabajo. “El primero, como espacio de disputas por el poder; el segundo, como producción de sentido, como generador de los valores que sustentan las prácticas políticas dado que como sostiene Michel de Certeau ‘los relatos y las representaciones tienen una clara función: abrir un teatro de legitimidad a las acciones efectivas’”.[16] En este sentido, las conmemoraciones y homenajes constituyeron el campo, los espacios de disputas por el poder; los observatorios privilegiados para observar el recorte temporal aquí definido. Dichos espacios estaban inmersos en el contexto político de la época, habitado por diferentes “marcos sociales de la memoria” que expresaban los valores presentes en la sociedad, las distintas visiones de mundo, los lugares de referencia a partir del cual los diferentes actores, con desiguales recursos de poder, ejercían su memoria y leían el pasado desde el presente.

Recuperando la escala provincial, en el caso de Santa Fe y durante su primer año de gestión al frente del Ministerio de Instrucción Pública y Fomento, el ministro Mantovani apeló a la construcción de una nueva legitimidad pedagógica sostenida en narraciones de un pasado poco explorado. Los aportes de Coudannes Aguirre, Micheletti y Alonso[17] sobre el período permiten contextualizar los grupos y redes intelectuales, historiadores, archivos e instituciones que la historiografía santafesina hegemonizó a partir de los “usos del pasado”.[18] Si bien la fundación de la Junta de Estudios Históricos (JEH) data de 1935, la estructura y los propósitos de sus fundadores se asimilaron a los de la futura Academia Nacional de la Historia.[19] Un grupo de historiadores intentará consolidar su posición como intelectuales de cara a la sociedad y a los poderes públicos.[20]

La emergencia de la institucionalidad en espacios provinciales concebida como Juntas de Estudios Históricos (JEH) ha sido analizada en detalle en sus condiciones de materialización por Eduardo Escudero quien sostiene:

 

Todo lo enunciado se fundamenta en el hecho de que las instituciones dedicadas a la cultura histórica se constituyen en lugares muy valiosos desde donde poder examinar el conjunto de mediaciones que se articulan en la producción de diferentes pasados. Así, dentro del gran abanico de invenciones que la sociedad contemporánea ha creado a los efectos de lidiar con esa tarea impuesta por la Modernidad, en lo que respecta a la fijación del tiempo y la política, se considera que las Juntas de Historia sobresalen, entre otros aspectos, por adoptar una muy axiomática transversalidad en referencia a lo público y lo privado, a lo científico y lo político[21]

 

De este modo (siguiendo a Escudero) las corporaciones de distinta clase, relevancia y campo de acción historiográfica ligadas al fenómeno del “juntismo” podrían ser ubicadas dentro de un modo de asociacionismo en el que “se produce la amalgama de voluntades de distintos caracteres e identidades en el devenir de una práctica que se afinca para solventar la fijación de una tradición, o de tradiciones en plural, y que se traduce en la acción de dispositivos de disciplinamiento y garantía de continuidad”. Aquí la agenda de construcciones narrativas y la apelación a temporalidades fundantes fue clave durante las administraciones antipersonalistas de Manuel María de Iriondo y Joaquín Argonz.[22]

En 1938, la JEH estaba compuesta por Manuel M. Cervera (presidente), el arzobispo Nicolás Fasolino (vicepresidente), Clementino S. Paredes y Luis A. Candioti (secretarios).[23] Además, contaba con dos miembros honorarios: Joaquín Argonz y Manuel María de Iriondo, el gobernador de la provincia de Santa Fe. Según Coudannes Aguirre: [24]

 

Esta generación hace suyos los postulados de la “Nueva Escuela Histórica” cuyos principales referentes eran Ricardo Levene, Emilio Ravignani y Rómulo Carbia entre otros. Esta adopta un modelo de historiografía erudita y ético-política, metodológicamente rigurosa, imparcial, desapasionada, organizada en forma narrativa, alejada de otras ciencias sociales e identificadas con la historia de las elites. En definitiva una historiografía que se pretendía profesional[25]

 

A diferencia del núcleo de historiadores de la Nueva Escuela Histórica, que se reconocen a sí mismos como hijos de inmigrantes y no ligados a familias tradicionales, los historiadores santafesinos reivindicaron esa pertenencia como componente central de su identidad como grupo. La participación en política y el desempeño en cargos públicos no le impidieron adherir a los postulados de una disciplina histórica que se pretendía imparcial, rigurosa y sólo guiada por la búsqueda de la verdad. Entre los referentes del emergente campo historiográfico, José Carmelo Busaniche ocupó un lugar hegemónico en las narraciones históricas de las páginas del Boletín de Educación luego de 1935.[26] Incluso miembros integrantes de la JEH (Leoncio Gianello y José María Rosa) se desempeñarán como presidentes del CGE durante 1943.[27]

Nos detendremos a continuación a la apelación que los grupos dominantes dentro del antipersonalismo santafesino activaron alrededor de Centenarios en clave retrospectiva patricia y como mecanismo de legitimidad sustitutiva. El primer capítulo de legitimación en clave retrospectiva está promovido por el grupo dominante en la disputa y rescate de la herencia historiográfica alrededor de la figura de Simón de Iriondo (aún en tiempos de intervención federal). En primer lugar, a partir de 1933 un grupo de referentes del campo intelectual, cultural y educativo constituyeron una comisión en homenaje al cincuentenario del fallecimiento del jefe político. En segundo lugar, durante 1936 se organizó un programa oficial para celebrar el Centenario del nacimiento de Simón de Iriondo a cargo del interventor Carlos Bruchmann. Alegando la “justicia histórica” se impuso su nombre a distintos edificios públicos, a pedido de la Junta de Estudios Históricos, lo que fue rápidamente otorgado por el gobierno nacional. Adicionalmente, la Junta se dirigió al ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Manuel María de Iriondo, para que las escuelas adhirieran a los homenajes mediante conferencias y clases alusivas por una semana.

Como segunda apelación a una nueva temporalidad, el gobierno de Manuel María de Iriondo, el Ministerio de Instrucción Pública y Fomento, el CGE junto a la JEH materializaron un programa de conmemoraciones oficiales alrededor del Centenario de la muerte el Brigadier Estanislao López.[28] Las jornadas se llevaron a cabo entre el 12 y 15 de junio de 1938. Fue la oportunidad para los historiadores de la Junta de posicionarse como intelectuales, la Academia Nacional de la Historia propiciaba este tipo de eventos y sus miembros participaban activamente de los actos en las provincias.[29]

La “reivindicación” de la figura de Estanislao López como caudillo y el rol de Santa Fe en los intentos de construcción de un orden institucional no eran hechos aislados sino que formaban parte de una “revisión” que había comenzado a principios del siglo XX, sumado a la crisis del régimen representativo, republicano y federal que generaba fuertes críticas en varios sectores intelectuales y políticos, en particular el avance sobre las autonomías provinciales.[30] Política e historia estaban atravesadas por los mismos temas y preocupaciones. Ravignani será el que postule la idea de un surgimiento simultáneo de la Nación, del sentimiento nacional y de la autonomía provincial. A tono con la tendencia nacional que instaura la necesidad de conmemoración, la recuperación de hombres, hechos y lugares del olvido, el Poder Ejecutivo instituye por decreto comisiones de festejo en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires, y proporciona los medios para el evento.[31]

La inauguración de las Jornadas se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral, disertaron en la apertura Juan Mantovani, Manuel Cervera, Ricardo Levene y Rodolfo Reyna.[32] Las exposiciones se llevaron a cabo en el Colegio de la Inmaculada – centro de formación académica y de sociabilidad de los notables de la región litoral – y en el recinto de la Cámara de Diputados, mientras que la clausura se realizó en el Teatro Municipal con la presencia de Ramón Castillo. José María Funes como director del Archivo Histórico afirma:

 

La investigación retrospectiva no está al alcance de todos. La mayoría de los hombres, aun los intelectuales, no puede, de ordinario, profundizar en el subsuelo de los tiempos. La labor histórica –la que realmente merece este nombre, porque investiga, constata, analiza, coteja y deduce- no rinde su cosecha sino después de ingrata, paciente y larga tarea. Sus frutos sólo son patrimonio de algunos estudiosos, que obedeciendo a una verdadera vocación, acometen la noble empresa de develar el sugestionante misterio de las épocas idas […] la entidad iniciadora ha procurado conmover el ambiente local y hasta el del país, viéndose francamente apoyada por el Gobierno de la Provincia, como asimismo por el de la Nación y el de la Iglesia, tan dignamente representados, por la Academia Nacional de la Historia y por las instituciones similares, cuyas delegaciones llegadas de todos los ámbitos, decoran estas fiestas con alta prestancia. Se ha querido, antes que nada, despertar cada vez más el interés público para que el gran jefe federal no siga siendo en la Patria grande un desconocido o un menospreciado, como lo fuera en la tierra de sus desvelos hasta hace treinta o cuarenta años, gracias a la formación escolar, dada en los moldes de la prédica unitaria[33]

 

El grupo de intelectuales que adscribe a la “nueva escuela” en la provincia de Santa Fe reconoce los estímulos iniciales en los escritos de Ramón Lassaga como primer biógrafo, motivo por el cual la JEH distingue con el premio Lassaga a composiciones sobre la vida del brigadier López.[34] El desarrollo del programa de conmemoraciones en la prensa local permitió sumar voces de colectivos políticos – que si bien no impugnaban la celebración sobre la historia del caudillo – ausentes en el programa oficial. Este es el caso de la UCR (Comité Nacional):

 

No participa la UCR, ni sus hombres dirigentes de los homenajes retaceados y empequeñecidos por quienes han querido hurtarle el calor popular a los actos de recordación histórica. Excluida por el fraude y por la violencia de las representaciones públicas, no participará de los festines carentes de sinceridad, con cuya ejecución pareciera que sólo se ha buscado un pretexto más para herir nuevamente la sensibilidad del pueblo de la provincia; para afrentar a ciudadanos, gobernantes e intelectuales esclarecidos que tanto hicieran con actos públicos y obras dignas por reivindicar la ilustre memoria del Brigadier López, salvándolo de las trastiendas de la historia a donde la pasión política y los enconos póstumos querían relegarlo y como si esto aún fuera poco agravio para la cultura y la dignidad de la provincia, se quiere, a través de una propaganda y una publicidad, propia de la inconsciencia de los amanuenses, exhibir ante la sociedad la división de ilustres familias[35]

 

La apelación al pasado es un claro ejercicio de construcción de legitimidad alternativa que el gobierno antipersonalista asume como estrategia de obturar las impugnaciones a las prácticas fraudulentas que lo sostienen. En este sentido, el Boletín de Educación desarrolla informes extensos en versión de biografías, batallas por la emancipación, narración sobre la tradición federal en el escenario provincial y una sostenida recurrencia a la “nación católica”. Los actos escolares y las clases alusivas a la vida del brigadier López hegemonizaron las prácticas educativas. Como tercera activación y reconstrucción de un pasado en clave de legitimación será el centenario del fallecimiento de Domingo Cullen (integrante de un linaje patricio) que la agenda conmemorativa del antipersonalismo consolida.[36] En forma paralela se presentaban las biografías sobre el brigadier Estanislao López, el gobernador Simón de Iriondo y la figura política de Domingo Cullen como una especie de trilogía mítica fundacional.[37]

 

 

Agencias estatales, obra pública y campo cultural

El iriondismo recibió dispositivos estatales para la regulación del espacio público que no fueron operativos por las limitaciones a las que hemos aludido anteriormente. Como sostiene Parera, en 1938 el gobernador Manuel de Iriondo, con el acuerdo del Intendente santafesino Francisco Bobbio, resolvió incluir la construcción del Parque Cívico del Sur en el plan de obras encaradas con fondos de la mencionada ley. De manera inmediata se decidió la contratación del ingeniero arquitecto Ángel Guido como director artístico del proyecto, quien poco tiempo atrás había participado en la elaboración del Plan Regulador de Rosario, y acababa de ser convocado por el Gobernador para proyectar las reformas del edificio destinado a Museo Provincial de Bellas Artes en Rosario.[38] El anteproyecto original para el “Gran Parque y Centro Cívico Histórico Monumental de Santa Fe”, se organizaba a partir de un eje principal que enlazaba la Casa de Gobierno existente con un monumento a los Constituyentes de 1853.[39] Un eje transversal secundario integraba la Iglesia de San Francisco con un Museo Histórico, a construir siguiendo líneas arquitectónicas coloniales.

Foto: Acto en la ciudad de Rosario, (izquierda a derecha) gobernador Manuel María de Iriondo, ministro Severo Gómez, intendente Calixto Lassaga, ministro Juan Mantovani (con sombrero en mano) y arquitecto Ángel Guido (1939). Banco de imágenes “Florián Paucke”, AGP. Premiación de anteproyecto para la construcción del monumento nacional a la bandera.

 

En lugar de demoler todos los testimonios de la arquitectura civil colonial existentes en el sector se decidió preservar parte de ellos, constituyendo uno de los primeros indicios en materia de protección patrimonial que pocos años después se consolidaría como tema de debate en el campo disciplinar.[40] Tras dos años de revisión de proyectos, expropiaciones, demoliciones y aceleradas obras, el parque fue inaugurado en 1940, constituyéndose en un referente tanto de la labor estatal como de la mejora urbana. El desarrollo de una intensa campaña de difusión de las propuestas en estudio y las realizaciones manifiesta el reconocimiento del creciente rol de los medios de comunicación masivos en la conformación de la opinión pública. Desde la Dirección de Obras Públicas de la Provincia (DOPP) se gestionaron espacios radiales y muestras itinerantes para notificar a la sociedad sobre su accionar. En cuanto a la prensa escrita, diversos diarios de la región hacían eco de las sucesivas inauguraciones en forma elogiosa, seguramente impulsados por pedidos del gobierno.[41]

En 1940 Mantovani logra la creación de una nueva agencia estatal para la investigación de estudios etnográficos y coloniales, reconociendo el impulso y los aportes de Agustín Zapata Gollán en el campo.[42] En el discurso de inauguración del Departamento de Estudios Etnográficos el ministro argumenta:

 

Necesitamos buscar nuestra propia expresión, no para reflejarnos en ella, porque eso no sería cultura estricta, sino cultura cerrada, y la cultura es negación de toda estrechez y limitación. La cultura es amplitud, equivale a trabajar desde nosotros mismos y desde aquí trascender y proyectarnos. Ninguna cultura es más nacional que la cultura francesa […] Es decir, todo afán en la cultura debe tender a que el valor que rige para el propio país o para el propio individuo sirva para regir a los demás. Nadie puede vivir un tipo de cultura por el cual sus valores sirven para que se rija únicamente a sí mismo y sean excluyentes de los demás; se ría una forma del aislamiento, y si se quiere, de incultura. Un pueblo debe reconocerse a sí mismo en la expresión de su cultura y de ella deben participar todos los demás pueblos[43]

 

Al inicio de los años 40 el gobierno de Manuel María de Iriondo logra la presentación del proyecto de ley de creación de la Comisión Provincial de Cultural (CPC). La iniciativa no resulta desconocida para el gobernador, ya que en su desempeño como Ministro de Instrucción Pública fue parte de la sanción de la ley nacional 12.227. El proyecto provincial en su artículo 1º establece:

 

Créase la Comisión Provincial de Cultura, que se constituirá con un presidente e inicialmente con ocho miembros. El presidente lo designará el P.E. y los miembros restantes serán designados también por el P.E. a propuesta de cada una de las siguientes entidades: Universidad Nacional del Litoral, Consejo General de Educación, Comisión Provincial de Bellas Artes, comisión municipal de Cultura de Rosario, Academia Nacional de la Historia (filial Rosario), Junta de Estudios Históricos de Santa Fe, Sociedad Científica Argentina (filial Santa Fe) y Sociedad Santafesina de Escritores[44]

 

El objetivo de la nueva regulación es incorporar las redes oficiales de producción cultural para la promoción de una agenda sostenida. A dicha comisión se le asignan recursos para becas, premios y concursos que estimulen la producción artística en todas sus expresiones (estéticas, culturales y científicas). Los integrantes tendrán un mandato ad honorem con una duración de cuatro años y renovaciones parciales cada dos. El P.E. presenta la iniciativa como una nueva participación estatal coordinada con la Comisión Nacional de Cultura ya en vigencia. La sanción de la ley fue posible inmediatamente, con asistencia del ministro Mantovani a la legislatura provincial.[45] Como señala Pablo Montini:

 

El accionar cultural fue particularmente intenso en 1940, bajo el liderazgo del ministro de Instrucción Pública y Fomento, Juan Mantovani, que supo insertar a destacadas personalidades del ámbito intelectual en la nueva gestión cultural de Estado. En primer lugar, en junio de ese año se creó la Comisión Provincial de Cultura (CPC) con el fin de estimular la producción filosófica, artística, científica y literaria, lograr la formación de bibliotecas públicas, otorgar becas y premios anuales. En julio, se conformó el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales bajo la dirección de Agustín Zapata Gollán. Al comenzar a construirse el Parque Sur de la ciudad de Santa Fe se preservó la casona colonial levantada en 1660 que había pertenecido al maestro de campo Bartolomé Diez de Andino. El gobernador dispuso su expropiación para crear allí el Museo Histórico Provincial de Santa Fe (MHPSF), inaugurado en 1943. El año anterior, el 8 de julio de 1939, había sido inaugurado el Museo Histórico Provincial de Rosario, luego de tres años de intensas gestiones para formar un importante acervo y erigir su sede en el primer edificio construido en el país para tal fin[46]

 

Entre las nuevas prioridades, el arte colonial funcionaría “como un anclaje simbólico para un modelo de identidad que debía ser comunicado desde arriba hacia abajo, neutralizando otras propuestas culturales relacionadas con el aluvión inmigratorio”.[47] A comienzos de 1940 el CGE en su Boletín de Educación reproduce un extenso discurso del ministro Mantovani en el acto de inauguración de la Escuela de Artes Plásticas.[48] El nuevo establecimiento educativo es una innovación impulsada según la demanda de la época para la capital de provincia; no se trata de una nueva escuela en palabras de Mantovani:

 

No es una escuela donde se viene a aprender a leer y a escribir, como la de las primeras letras; ni a lograr nociones para el saber y la cultura, como las de la segunda enseñanza. Pero a esta escuela no se puede venir vacío de condiciones personales para el arte […] Acaso en esta hora tremenda del mundo, comienzan muchos a perder la fe en las creaciones superiores del espíritu y en los valores de la cultura. Por eso, ante el peligro del escepticismo que puede generar nuestro tiempo, hay que sostener la fe en el poder del espíritu y procurar que el hombre encuentre en sus creaciones un alivio y un motivo de superación[49]

 

En esa misma edición, el Boletín de Educación reproduce una biografía de Justo Tulián Silva sobre la figura del primer gobernador provincial Francisco Antonio Candioti. Se presenta así un nuevo ejercicio de revisión historiográfica del pasado para el magisterio:

 

El CGE de la provincia ha resuelto con espíritu nacionalista, digno de todo encomio, que en las escuelas de su dependencia se recuerden los hechos más salientes de nuestra historia patria. Por eso consideramos oportuno considerar que hoy 25 de abril, se cumplen 125 años que Santa Fe eligió popularmente su primer gobernador independiente en la persona de don Francisco Antonio Candioti, tronco de una larga y distinguida estirpe santafesina la que ha dado varios esclarecidos gobernantes inclusive el actual doctor Manuel María de Iriondo, bisnieto de aquel distinguido ciudadano[50]

 

La construcción de efemérides y la apelación al pasado fueron una constante en Juan Mantovani y Lorenzo de la Torre como funcionarios del gobierno de la educación.[51] Los Boletines del inicio de la década profundizan este recurso sobre el magisterio y la escuela como herramienta ideológica en función de tradiciones imaginadas.[52] La próxima conmemoración es el 33 aniversario del fallecimiento de José Manuel Estrada, con el análisis retrospectivo del sacerdote Alfonso Durán las páginas del Boletín confluyen en la fórmula “Dios y Patria” como apelación nacionalista católica para la formación ciudadana.[53] Los últimos días de la gestión de Mantovani, se inauguran obras en el sur de la provincia. Una de las obras emblemáticas que forman parte del plan provincial de construcción escolar en marcha es el nuevo edificio de la escuela José Manuel Estrada en la ciudad de Rosario.

El gobierno de Manuel María de Iriondo y el Ministerio de Instrucción Pública promueven la realización de un Congreso nacional del magisterio católico. Durante los días 28, 29 y 30 de junio de 1940 se llevó a cabo en Santa Fe el Segundo Congreso Nacional de la Federación Argentina de maestros y profesores católicos. El Boletín de Educación reproduce los discursos de apertura, conclusiones y actas del encuentro. El programa del encuentro incluyó ciertos ejes en su organización: lucha contra el analfabetismo, irradiación de la acción del maestro en obras sociales, biotipología, escuelas al aire libre, el enciclopedismo en la enseñanza primaria, la escuela mejorada (pronunciamiento sobre los métodos del activismo), orientación profesional (escuelas profesionales y agrícolas), orientación vocacional del ciclo de la enseñanza secundaria, formación del maestro y dignificación del mismo.

El plan de construcciones escolares – en esta etapa de cierre de la primera administración antipersonalista – se presenta como inédito por su dimensión e inversión.[54] La renuncia de Mantovani en febrero de 1941 anticipó el reemplazo interinamente por el hasta entonces presidente del CGE (Lorenzo de la Torre). Solo quedaban pocos días para el inicio del gobierno de Joaquín Argonz. A la regeneración de una tradición historiográfica provincial, a la par de un ambicioso programa de obra pública, la dimensión social benefactora del antipersonalismo delegó en la escuela las demandas activas de una sociedad civil dinámica. Mantovani y De la Torre interpretaron que todo programa pedagógico humanista e idealista que se pretenda implementar debía reconocer dichas demandas e integrarlas como forma de licuar todo frente de conflictividad. En su acto de asunción el gobernador Argonz – designando a Lorenzo de la Torre a cargo de la cartera educativa – ratifica que su período de gobierno profundiza las intervenciones de asistencia social y educativa de la “escuela asistencial”:

 

Todas las importantes cuestiones ligadas a la previsión y asistencia social cuentan con mi apoyo decidido. El cuidado de la salud del pueblo, la lucha contra las enfermedades endémicas, regionales que debilitan la raza, la mortalidad infantil que hace descender peligrosamente el crecimiento vegetativo de la población […] El cuidado de la niñez abandonada, la deficiente alimentación del escolar, la reforma del menor delincuente, han de ser motivo de preocupación permanente y ampliando la obra iniciada por el mandatario que termina. Con el objeto de dar unidad a los organismos de asistencia social existentes y a los que es mi propósito crear, proyecto la reforma del régimen actual de  los ministerios para que esos organismos tengan una dirección única de acuerdo a la gran importancia que corresponde a los estados modernos[55]

 

 

 

A modo de conclusión

Como balance, las políticas educativas que caracterizaron los gobiernos antipersonalistas en la provincia de Santa Fe adquirieron dimensiones que hemos repasado en estas líneas. Estrategias eclécticas, integradoras, de permanente construcción de identidades a partir de la integración de culturas políticas en disputa. La escuela ocupó un lugar privilegiado en las tácticas de articulaciones con los actores del sistema educativo. La capacidad del iriondismo evidencia dispositivos legales e institucionales que la administración de gobierno promovió con la anticipación suficiente para disipar crisis y conflictos. Redes de intelectuales e identidades constitutivas de las tradiciones católicas, hispana, patricia, nacionalista fueron permanentemente interpeladas por las agencias estatales con una impronta regeneradora. En definitiva, esa capacidad de articular múltiples dimensiones encontradas en un mismo programa de gobierno fue potenciada por la unidad política consistente entre 1937 y 1943.

Podemos concluir que es posible interpretar la experiencia del antipersonalismo como un programa atravesado por conmemoraciones oficiales, temporalidades y profesionalización de la narrativa histórica. En dicho programa, las activaciones y clivajes de identidad se promovieron desde la administración provincial en distintas dimensiones: la educativa (mediante el calendario escolar definido por el Consejo General de Educación), la patrimonial (a través de las conmemoraciones y celebraciones oficiales desde la Junta de Estudios Históricos) y la cultural (a partir de la constitución de la Comisión Provincial de Cultura). Esta secuencia de apelaciones identitarias se convirtió en una práctica recurrente de una experiencia política que intentó resolver un problema inicial: la crisis de legitimidad de origen.


 


BIBLIOGRAFÍA

Alonso, F. 2020, “Escenificaciones del pasado. Santa Fe, 1986” en Cuadernos de Historia, Serie Economía y Sociedad, núm. 24, pp. 135 a 153.

Antequera, M. F. 2017, “Un libro y una casa: Angel Guido en la encrucijada euríndica” en Cuadernos de Historia del Arte, núm. 28,  pp. 43 a 98.

Ascolani, A. 2017, “Concepciones reformistas en torno a las funciones de la educación primaria rural Argentina (1930-1960)” en Dialogia, núm. 25, pp. 43 a 68.

Ascolani, A. 2019, “Reformismo pedagógico, utilitarismo y nacionalismo en las escuelas primarias de la Argentina durante la crisis de 1930” en Revista Lusófona de Educação, núm. 43, pp. 149 a 162.

Ascolani, A. 2009, El sistema educativo en Argentina: civilidad, derechos y autonomía, dilemas de su desarrollo histórico,  Editorial Laborde.

Ayuso, M. 2015, “Ley 1420: 131 años otorgando sentidos a la educación común” en Historia de la Educación, Anuario SAHE, vol. 16, núm. 1.

Bacolla, N. 2008, “Debatiendo sobre lo incierto. La crisis del treinta en la tinta de sus actores e intérpretes” en Revista Estudios Sociales, núm. 35, pp. 61 a 90.

Bacolla, N. 2012, “Debates, prácticas políticas y reforma institucional en la entreguerras. Un análisis desde el caso santafesino” en Leoni, M. & Solís Carnicer, M. 2012, La política en los espacios subnacionales. Provincias y Territorios en el nordeste argentino (1880-1955), Prohistoria, Rosario, pp. 123 a 142.

Bacolla, N. 2016, “Nuevas capacidades estatales para una sociedad transformada: Instituciones y políticas sanitarias en la provincia de Santa Fe primera mitad del siglo XX” en Trabajos y Comunicaciones, núm. 44.

Ballent, A. 2003, “Monumentos, turismo e historia: imágenes del noroeste en la arquitectura promovida por el estado, 1935-1945” en Jornadas Perspectivas históricas sobre el estado argentino, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.

Barrionuevo, M. 2010. “Los que escribieron la Historia de Catamarca. El Boletín de la Junta de Estudios Históricos, 1941-1943” en Revista de la Escuela de Historia, vol. 9, núm. 1.

Bohoslavsky, E. & Soprano, G. (eds.) 2010, Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina (desde 1880 a la actualidad), Prometeo-UNGS, Buenos Aires.

Bolcatto, V. 2019, La centralización sanitaria santafesina (1932 - 1935), tesis de Maestría, FCJS, FHUC, Universidad Nacional del Litoral.

Bonaudo, M. 2005, Los actores entre las palabras y las cosas. Tomo I, Prohistoria, Rosario.

Bruno, P. 2015, “Del turismo escolar y sanitario infantil al turismo social: colonias de vacaciones en la Provincia de Buenos Aires, Argentina” en História, Ciências, Saúde – Manguinhos, vol. 24, núm. 4, pp. 1467 a 1490.

Carrizo, B. & Giménez, J. C. (comps.) 2011, Auroras en Provincia, Proyectos educativos y discursos pedagógicos en la formación docente santafesina (1909-2009), María Muratore Ediciones, Santa Fe.

Carrizo, B. 2017, “Perspectivas educativas y proyectos de ley en la temprana democracia electoral” en Carrizo, B. & Giménez, J. C. La política en las tramas educativas, La Hendija, Paraná, pp. 265 a 290.

Carrizo, B. 2019, “La política facciosa y su impacto en la trama educativa. Santa Fe, 1912-1930”, ponencia presentada en las XVII Jornadas Interescuelas de Historia, Universidad Nacional de Catamarca.

Carrizo, B. 2020, Los radicalismos en la democratización política, Ediciones UNL, Santa Fe.

Cattaruzza, A. 2003, “Por una historia de la historia” en Cattaruzza, A. & Eujanian, A. Políticas de la historia. Argentina 1860-1960, Alianza, Buenos Aires.

Cattaruzza, A. 2007, Los usos del pasado. La historia y la política argentinas en discusión, 1910 – 1945, Sudamericana, Buenos Aires.

Canciani Vivanco, M. V. 2017, “La Junta Provincial de Historia de Córdoba en la construcción del pasado nacional. El primer Congreso de Historia de la Antigua Gobernación de Córdoba del Tucumán” en Philp, M. (ed.), Operaciones historiográficas en contexto, CEA, Córdoba.

Coudannes Aguirre, M. 2005, “La historiografía santafesina y los usos del pasado en la década del treinta”, ponencia presentada en X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad Nacional del Rosario.

Coudannes Aguirre, M. 2007, “Pasado, prestigio y relaciones familiares. Elite e historiadores en Santa Fe” en REDES, Revista Hispana para el Análisis de Redes Sociales, vol. 13, pp. 1 a 22.

Coudannes Aguirre, M. 2010, “El escándalo revisionista en Santa Fe: debates y controversias en torno a la acción del Instituto de Estudios Federalistas, 1938- 1943” en Revista de la Escuela de Historia, vol. 9, núm. 1-2.

Coudannes Aguire, M. 2011, “Tradición y cambio social en dos regiones de América del Sur. Mujeres elquinas y santafesinas en la narrativa de Marta Samatán” en SudHistoria, núm. 3.

Di Liscia, M. S. 2004, “Médicos y maestros. Higiene, eugenesia y educación en Argentina, 1880-1940” en Salto, G. & Di Liscia, M. S. (ed.) Medicina y educación en la Argentina: imágenes y prácticas (1880-1940), EdulPam, Buenos Aires, pp. 37 a 64.

Di Liscia, M. S. 2005, “Colonias y escuelas de niños débiles. Los instrumentos higiénicos para la eugenesia. Argentina, 1910- 1940” en Di Liscia, M. S. & Bohoslavsky, E. 2005 (eds.) Instituciones y formas de control social en América Latina, 1840-1940. Una revisión, EdULPam-UNGS Prometeo Ediciones, Buenos Aires, pp. 93 a 113.

Escudero, E. 2010. “Encuadramiento de la memoria. Historia y Política: a propósito de la Junta de Historia de Río Cuarto (1966-1979)” en Philp, M. (ed.) Territorios de la historia, la política y la memoria, Alción, Córdoba.

Escudero, E. 2016. Cultura histórica y usos del pasado. Memoria, identidades y política en una experiencia local (Río Cuarto, 1947-1986), Prohistoria, Rosario.

Escudero, E. 2019. “La Historia como conocimiento en Córdoba durante la primera mitad del siglo XX, una aproximación metodológica” en Ciencias Sociales, balance y perspectivas desde América Latina, CEA/Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba.

Giménez, J. 2020, Políticas educativas y reformas pedagógicas en la Santa Fe de los años treinta, Tesis de Maestría en Ciencias Sociales, UNL, inédita.

Giménez, J. & Salomón, P. 2009, “La educación industrial y el proyecto peronista en Santa Fe (1943-1955)” en Branca, M. (comp.) Proyectos educativos y escenarios políticos, Historia(s) de la Escuela Industrial Superior, UNL, Santa Fe.

Giménez, J. 2017, “La formación docente en la construcción de la Argentina peronista” en Carrizo, B. & Giménez, J.C. (coords.) La política en las tramas educativas, Editorial La Hendija, Paraná.

Giménez, J. Gómez, G. & Pensiero, M. 2011, “La aurora sobre el alud. La educación patriótica en los discursos escolares” en Carrizo, B. & Gimenez, J. C. 2011, Auroras en Provincia, Proyectos educativos y discursos pedagógicos en la formación docente santafesina (1909-2009), María Muratore Ediciones, Santa Fe.

González Leandri, R. 2010. “Breve historia del Departamento Nacional de Higiene: Estado, gobernabilidad y autonomía en la segunda mitad del siglo XIX” en Bohoslavsky, E. & Soprano, G. (eds.) Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina (desde 1880 hasta la actualidad), Prometeo, Buenos Aires.

Gonzalez Leandri, R. 2012, “Itinerarios de la profesión médica y sus saberes de Estado. Buenos Aires, 1850-1910” en Pltokin, M. & Zimmermann, E. (eds.) Los saberes del Estado, Edhasa, Buenos Aires.

Hartog, F. 2013. “El régimen moderno de historicidad puesto a prueba con las dos guerras mundiales” en En busca del pasado perdido. Temporalidad, historia y Memoria, Siglo XXI, México.

Leoni, M. 2004. “La historiografía correntina en la primera mitad del siglo XX” en Visiones del Pasado: estudios de historiografía de Corrientes, Moglia, Corrientes.

Macor, D. & Bacolla, N. 2009a, “Centralismo y modernización técnica en la reformulación del Estado argentino. El caso provincial santafesino, 1930-1950” en Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, vol. 20, núm. 2, pp.115 a 141.

Macor, D. & Bacolla, N. 2009b, “Modelos en juego en la Argentina pre-peronista. La reorganización del Estado provincial santafesino a comienzos de la década de 1940” en Travesía, núm. 11, pp. 221 a 248.

Macor, D. & Iglesias, E. 1997, El peronismo antes del peronismo. Memoria e historia en los orígenes del peronismo santafesino. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.

Macor, D. & Piazzesi, S. 2007, “Organizaciones partidarias, elecciones y elites políticas. Santa Fe (Argentina), 1930-1943” en Boletín Americanista, vol. LVII, núm. 57, pp. 107 a 132.

Macor, D. & Piazzesi, S. 2005, “La cuestión de la legitimidad en la construcción del poder en la Argentina de los años treinta” en Cuadernos del Sur, núm. 34, pp. 9 a 34.

Macor, D. 1993, La Reforma política en la encrucijada. La experiencia demoprogresista en el estado provincial santafesino, Estudios CEDEIS, Santa Fe.

Mantovani, J. 1940, Protección y difusión de la Cultura, Ministerio de Instrucción Pública y Fomento, Santa Fe, pp. 96-97.

Mauro, D. 2009a, “La Virgen de Guadalupe en Argentina. Movilización y política en el catolicismo. Santa Fe, 1920-1940” en Secuencia, núm. 75, pp. 43 a 66.

Mauro, D. 2009b, “Catolicismo, educación y política. La enseñanza religiosa entre la curia diocesana y las orientaciones educativas del estado provincial. Santa Fe, 1915-1937” en Estudios Sociales, Vol. 36, núm. 1, pp. 143 a 172.

Mauro, D. 2010, De los templos a las calles. Catolicismo, sociedad y política. Santa Fe, 1900-1937, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.

Mauro, D. 2011a, “La formación de la Acción Católica Argentina tras el ocaso del juego republicano. Ligas, círculos y comités católicos en la diócesis de Santa Fe, 1915-1935” en Entrepasados, núm. 36/37, pp. 133 a 154.

Mauro, D. 2011b, “Multitudes y movilizaciones católicas en la Argentina de entreguerras. Cuestiones metodológicas e historiográficas” en Polhis, 8.

Micheletti, M. G. 2013, “Blasones intelectuales, lecturas regionales, derivas nacionales. Aportes santafesinos a la historiografía académica argentina (1893-1938)” en Anuario de Estudios Americanos, vol. 70, núm. 1.

Micheletti, M. G. 2017, “Las tensiones nación/provincia en la configuración de la historiografía argentina: La escritura de la historia en Santa Fe (1850-1950)” en Expedições: Teoria da História & Historiografia, vol. 8, núm. 1.

Ministerio de Instrucción Pública y Fomento, Consejo General de Educación, Boletines de Educación publicados entre los años 1930 a 1943. “Discurso del ministro Juan Mantovani realizado el 24 de mayo de 1940” en Boletín de Educación, Nº22, 5º época, abril de 1940, pp. 15 a 24.

Montini, P. 2017, “Exposiciones de arte colonial: identidad, historiografía y mercado en Santa Fe, 1940-1941” en CAIANA, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores de Arte, núm. 10, pp 101 a 109.

Müller, L. (et al.) 2020, Arquitectura moderna en Santa Fe, 1935 – 1955: ciudad, modernización y sociedad en la práctica arquitectónica santafesina, Santa Fe, Ediciones UNL.

Pagano, N. 2014, “La cultura histórica argentina en una perspectiva comparada. La gestión de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos durante las décadas de 1940 y 1990” en TAREA, núm. 1, p. 43-58.

Pagano, N. & Galante, M. 1993, “La nueva escuela histórica: una aproximación institucional, del centenario a la década del 40” en Devoto, F. (comp.) La historiografía argentina en el siglo XX, vol. I, CEAL, Buenos Aires.

Parera, C. 2012, “Arquitectura pública y técnicos estatales: la consolidación de la Arquitectura como saber del Estado en la Argentina, 1930 – 1943” en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, núm. 42, pp. 139 a 154.

Philp, M. 2009. Memoria y política en la historia argentina reciente: una mirada desde Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba.

Piazzesi, S. 1997, “Después del liberalismo: ¿un nuevo conservadorismo? El Iriondismo santafesino en la década del treinta” en Estudios Sociales, año VII, núm. 13.

Piazzesi, S. 2001, “Elite política y cuestión electoral. El Antipersonalismo en el gobierno santafesino, 1937-1943” en Anuario del IEHS, núm. 16.

Piazzesi, S. 2004, “Los intentos de reforma electoral en la década del treinta” en Dávilo, B. et al. (coords.) Territorio, memoria y relato, UNR, Rosario.

Piazzesi, S. 2010, Conservadores en provincia. El iriondismo santafesino. 1937-43, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.

Piazzesi, S. 2014. “La institucionalización del conflicto en Santa Fe durante la década de 1930” en Lobato, M. & Suriano, J. (comps.) La Sociedad del trabajo. Las instituciones laborales en la Argentina (1900-1955), Edhasa, Buenos Aires.

Raynoldi, G. (2016), Entre la historia y la política. El itinerario público de José María Rosa en la Santa Fe de los años treinta, tesis de licenciatura en Historia, FHUC, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe.

Requena, P. 2009, “Para una historia de la historiografía cordobesa. El caso del Instituto de Estudios Americanistas de la Universidad Nacional de Córdoba, 1936 – 1947” en XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad Nacional del Comahue.

Reyna Berrotarán, D. 2013. “Los caminos hacia la institucionalización de la historia en Córdoba: discusiones respecto a sus orígenes (1924-1936)” en Philp, M. (ed.) Territorios de la historia, la política y la memoria, Alción, Córdoba.

Stortini, J. 2006. “Los orígenes de una empresa historiográfica: el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (1938-1943)” en La historiografía argentina en el siglo XX, Editores de América Latina, Buenos Aires.

Sierra Alonso, M. 2007, “Electores y ciudadanos en los proyectos políticos del liberalismo moderado y progresista” en Pérez Ledesma, M. (dir.), De súbditos a ciudadanos. Una historia de la ciudadanía en España, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, pp. 103 a 133.

Sierra Alonso, M. 2010, “La cultura política en el estudio del liberalismo y sus conceptos de representación” en Pérez Ledesma, M. & Sierra Alonso, M. (eds.) Culturas políticas: teoría e historia, Universidad de Sevilla, Sevilla, pp. 233 a 261.

Suárez, C. & Saab, J. 2012, “El Estado, Ricardo Levene y los lugares de la memoria” en Revista Clío & Asociados, núm. 16, pp. 211 a 227.

Velazquez, D. 2013. “Apuntes metodológicos en torno a la institucionalización y profesionalización de la historiografía en Entre Ríos, décadas de 1930 a 1970” en Hablemos de Historia. Cuestiones teóricas y metodológicas de la historia, núm. 8.

Vignoli, M. & Cardozo, D. 2013, “La Sociedad Sarmiento, el Instituto de Estudios Históricos y los orígenes de la profesionalización de la historia en Tucumán en los años 1930” en Prohistoria, vol. 19.

Williams, G. 2015. “Escribiendo la historia provincial: La junta de estudios históricos de Chubut, 1968-1971”, ponencia presentada en XV Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, Comodoro Rivadavia.

 

 

 

 


 



[1] Se exponen aquí algunas ideas debatidas en el proyecto de investigación “Culturas políticas y discursividad. Santa Fe, 1912-2001”, que se lleva adelante en la Facultad de Humanidades y Ciencias (UNL), en el marco de la Programación CAI+D 2016 de la Secretaría de Ciencia y Técnica.

* Universidad Nacional del Litoral. E mail: cruzjuan74@hotmail.com

[2] Sirinelli, 2015.

[3] Bernstein, 1999.

[4] Pérez Ledesma & Sierra Alonso, 2010.

[5] Sirinelli afirma que el concepto de cultura política “designa el conjunto de las representaciones que unifican a un grupo humano en el plano político, es decir una visión compartida del mundo, una lectura común del pasado, una proyección hacia el futuro vivido en conjunto, se valoran inmediatamente las virtudes heurísticas de tal concepto”, Sirinelli, 2015: 78.

[6] Macor & Bacolla, 2009.

[7] Ambos investigadores señalan que si en la primera mitad de la década, el gobierno provincial del Partido Demócrata Progresista ensaya una fórmula política que busca sus fundamentos en la correspondencia entre liberalismo y democracia: “La experiencia iriondista, en cambio, se desentiende de este par de conceptos, no sólo porque los dispositivos del fraude electoral ponen en cuestión la representación política tradicional, sino por los nuevos horizontes de la gestión estatal que alejan al antipersonalismo local del paradigma liberal”, Macor & Piazzesi, 2005: 33.

[8] Ambas dimensiones de las políticas públicas (que sostuvo el antipersonalismo en el campo educativo) deben comprenderse en el dispositivo estatal que hemos analizado como la “escuela asistencial”. A través del diseño de políticas públicas que promovieron expertos estatales, sanitaristas y pedagogos con perspectiva higienista y eugenésica. La escuela, el magisterio y la instrucción pública fueron observadas desde una dimensión alternativa a la función finisecular de una formación moral y ciudadana. Escuela y asistencia social fueron dos caras de un mismo proceso. Así, el Estado provincial sustancia una perspectiva proteccionista, de vigilancia y benefactora sobre  las imágenes de niñez y la familia (Giménez, 2020, Carrizo y Giménez, 2017).

[9] Las prioridades estatales en materia educativa del programa de gobierno del iriondismo en Santa Fe permiten explicar, como veremos más adelante, la experiencia pedagógica de la “escuela asistencial.”

[10] El médico Pío Pandolfo (figura de la UCR antipersonalista en este período) asume como presidente del CGE por primera vez durante 1923 a 1925. En un segundo momento, dirige el organismo en 1935 y 1936, asumiendo por tercera vez la presidencia interina durante algunos meses de 1937. Pandolfo estrechamente vinculado a la corriente higienista y a la eugenesia, brindó en numerosas oportunidades conferencias en la ciudad capital sobre la maternidad y el feminismo en la primera posguerra. Defensor público del golpe de 1930 se convierte en uno de los dirigentes claves de la UCR Santa Fe. Pandolfo era médico integrante del equipo de Asistencia Pública a principios de 1920, fue diputado provincial por la UCR Unificada (1926 – 1930), concejal en la ciudad capital por la UCR antipersonalista  (1932 – 1935) y candidato a intendente (1934), asume como Director General de Escuelas (en 1935), Ministro de Instrucción Pública y Fomento (1937) durante los primeros meses del gobierno de Manuel María de Iriondo, y diputado nacional (1938 – 1941) por la UCR antipersonalista, ministro de Gobierno en la administración de Argonz (1941 – 1943), columnista del diario El Litoral durante la década de 1950. Sobre ambas figuras y grupos de referencia política volveremos en varias oportunidades a lo largo de la investigación (Giménez, 2020; Carrizo, 2017 y 2020).

[11] Entre otras acciones, Pandolfo se interesó en la creación del Instituto de Perfeccionamiento para maestros en las ciudades de Santa Fe y Rosario y la reglamentación definitiva de un Estatuto del estado docente, escalafón, clasificación de escuelas y disciplina. No fue menor el tratamiento presupuestario para una nueva escala de sueldos (1938) según las categorías (1º a 8º), talleres de pre-adiestramiento, aprendices, escuelas nocturnas. En cuanto a la “escuela asistencial” se pusieron en marcha colonias de vacaciones en la ciudad de Santa Fe como primera experiencia pedagógica para niños débiles, el III Encuentro provincial del Niño y la institucionalización del Patronato de Menores en la dirección de Leopoldo Chizzini Melo. Además, en estos años el CGE aprobó el reglamento de bibliotecas infantiles, se promovieron las escuelas experimentales, se profundizaron innovaciones pedagógicas como la articulación de experiencias educativas vinculadas con la Escuela Serena y se revisaron los programas y planes de estudios para todo el magisterio.

[12] Los gobiernos de Manuel María de Iriondo – Rafael Araya primero y la continuidad en la administración de Joaquín Argonz – Emilio Leiva se pueden caracterizar por una cierta estabilidad del sistema educativo a través de la dirección del Ministerio de Instrucción Pública y Fomento por el experto y pedagogo Juan Mantovani (entre 1938 y 1941) y Lorenzo de la Torre desde 1941 hasta el golpe de Estado de 1943.

[13] Macor, 2005, Piazzesi, 2009.

[14] Florescano, 2002, Brezzo, 2009 y 2019.

[15] La historiografía argentina ha dado cuenta de una notable preocupación e interés sobre el mismo objeto; a modo de repaso, entre los trabajos que dialogan en esta clave podemos citar los aportes de Cattaruzza, 2003 y 2007, Cattaruzza & Eujanian, 2003, Devoto & Pagano, 2014, Philp, 2009 y 2017, Williams, 2015, Reyna Berrotarán, 2013, Escudero, 2013, 2019 y 2020, Solís Carnicer, 2011 y 2013, Leoni, 2004, Pagano, 2009, Coudannes Aguirre, 2009 y 2010, Micheletti, 2013, Requena, 2009, Barrionuevo, 2010 y Stortini, 2006, entre otros autores.

[16] Philp, 2010: 2.

[17] Coudannes Aguirre, 2005, 2007 y 2010, Micheletti, 2013 y 2017 y Alonso, 2020.

[18] Coudannes Aguirre sostiene que los orígenes de la Junta de Estudios Históricos datan de 1935, con estructura y propósitos similares a los de la futura Academia Nacional de la Historia, se hará visible un grupo de historiadores que intentará consolidar su posición como intelectuales de cara a la sociedad y a los poderes públicos (Coudannes Aguirre, 2005). En particular sobre el bicentenario del nacimiento del Brigadier Estanislao López en 1986 y los usos del pasado ver Alonso, 2020 y Escudero, 2020.

[19] Escudero distingue que es importante señalar que este “campo específico de estudios, luego de cierta ‘fiebre historicista’ se ha ido orientando hacia la definición heurística de un nuevo concepto de ‘lo’ historiográfico: un constructo teórico emergente que reconoce su objeto analítico como parte de lo social, habitado por una politicidad que restituye la fábrica de pasados al complejo entramado de relaciones sociales, atendiendo a los muy diversos modos que una sociedad da cuenta de su pasado”, Escudero, 2020: 128.

[20] El grupo santafesino era homogéneo en cuanto a influencias culturales, la mayor parte de ellos fueron alumnos en el Colegio de la Inmaculada de la Compañía de Jesús, continuando con estudios de Derecho en la Facultad que más tarde pasaría a formar parte de la Universidad Nacional del Litoral. En el relevamiento llevado a cabo por la Asociación de ex alumnos del Colegio de la Inmaculada se brindan datos precisos sobre la ocupación y profesión de los mismos. Es posible reconstruir de esta manera la existencia de un grupo de alumnos que registran notables coincidencias: estudios de derecho, cargos públicos, vinculación administrativa y/o académica a las instituciones de la historia, enseñanza media y superior, publicación de artículos en periódicos. Relaciones familiares, tradiciones notabiliares caracterizaron los orígenes de la profesión historiográfica durante los años 30 y 40.

[21] Escudero, 2020:129.

[22] Por motivos de espacio, solamente haremos referencia aquí al Instituto de Estudios Federalistas (IEF) ya analizada por Couddannes Aguirre (2007), Stortini (2006) y Reynoldi (2016) sobre la querella de historiadores en función de un programa de revisión del pasado. José María Rosa (hijo) se recibe de abogado luego de un breve paso de ejercicio de la profesión como juez de instrucción se dedica a la enseñanza, tanto en cátedras universitarias como secundarias. De su experiencia como Juez en Santa Fe sale su primer libro Más allá del código. Desde 1938 el “Instituto de Estudios Federalistas” se dictaron conferencias, se establecieron lazos con entidades similares en el país y en el exterior y a través de ellas se perfiló una vigorosa corriente de los que buscaban “revisar” la historia y sobre todo mirarla desde un ángulo social. En 1936 publica Interpretación religiosa de la Historia y en 1942 su libro Defensa y pérdida de nuestra independencia Económica, principio de una larga serie de publicaciones. En 1945, ya sumado a la naciente corriente nacionalista de pensamiento y acción política, debió trasladarse a Buenos Aires por desinteligencias con el rectorado y algunos centros de estudiantes, fruto de su militancia política e histórica. La relación entre el IEF y la JEH no es parte de análisis en este trabajo.

[23] Micheletti observa con respecto a los representantes de la Iglesia de origen santafesino que se dedicaron a la escritura de la historia durante esos años, y cuya labor fue reconocida a través de la incorporación a las instituciones existentes, puede mencionarse al sacerdote jesuita Guillermo Furlong, designado en 1936 correspondiente de la JHNA, y elevado en 1938 a la categoría de académico de número. Furlong fue un historiador erudito que se abocó al estudio de la historia social y cultural del Río de la Plata, preferentemente del período colonial y de la orden jesuítica en particular, y realizó importantes aportes en geografía histórica. En el plano de la historiografía local se destacó el arzobispo Nicolás Fasolino, quien integró la Junta de Estudios Históricos de Santa Fe desde sus primeros tiempos, Micheletti, 2017: 24.

[24] Coudannes Aguirre afirma que la JEH era un organismo de consulta de segunda instancia después del Archivo Histórico, pero con una participación activa en el apoyo para la preparación de discursos políticos y recordatorios en conmemoraciones públicas, Coudannes Aguirre, 2005:3. Archivo Histórico y Junta de Estudios Históricos se relacionan tempranamente por la coincidencia de varios de sus miembros.

[25] Coudannes Aguirre, 2005: 4. Según Devoto, estos historiadores pretendían difundir una imagen del pasado nacional que se impusiera en los ambientes académicos pero que además tuviera influencia sobre el conjunto de la sociedad, en especial, sectores medios con un cierto grado de instrucción y jóvenes en edad escolar, Devoto, 2000. Une también a este grupo heterogéneo, con diversas adscripciones institucionales, el tratamiento de ciertos temas y períodos. Los períodos preferidos son la colonia y la primera mitad del siglo XIX.

[26] José Carmelo Busaniche publicó sus cuatro series de Hombres y Hechos de Santa Fe, biografías de Mariano Vera, Domingo Cullen, Domingo Silva y las publicaciones semanales en diario El Litoral durante muchos años. El ya referido trabajo que publicara la Academia Nacional de la Historia en relación con la erección de la Ciudad de Santa Fe en Provincia es su último enfoque de importancia, por cuanto se trata justamente de definir una perspectiva historiográfica regional (no entiendo esta parte de la cita). Era miembro por Santa Fe ante numerosas Juntas Provinciales de Estudios Históricos. Profesor en la Universidad Nacional del Litoral. Fue profesor fundador del Liceo Militar General Belgrano. José Luis Busaniche formó parte de una familia de historiadores, a la que también pertenecieron Julio A. Busaniche y José Carmelo Busaniche. Además, los Busaniche mantenían parentesco con los Iriondo y los Lassaga (estirpe ésta también de historiadores), y a través de ellos, con los Crespo, los Candioti, los Cullen y los Funes, todos apellidos pertenecientes a las principales familias santafesinas, Coudannes Aguirre, 2007.

[27] Raynoldi, 2016.

[28] El iriondismo comprendía con claridad la importancia de controlar la conmemoración del pasado. La tendencia a revalorizar los héroes locales encontró un terreno favorable con su llegada al poder. Apuntaba a restaurar un gobierno de los “mejores” como factor de estabilización política para controlar la lucha partidaria; representaba a sectores tradicionales de la elite, aquellos que ocupaban los principales cargos en el Estado. Por ejemplo, tras la intervención al gobierno demoprogresista accedieron a cargos Joaquín F. Rodríguez como Ministro de Gobierno, Justicia y Culto, y Juan Maciel, como Ministro de Hacienda y Obras Públicas.

[29] En el marco de las Jornadas organizadas por la JEH se organiza un grupo de intelectuales que constituirán el Instituto de Estudios Federalistas. La iniciativa habría pertenecido a Sigfrido Radaelli de la Sociedad de Historia Argentina, con la adhesión de nombres reconocidos del interior del país: Santa Fe (Félix Barreto, José María Funes, Alfonso Durán, José María Rosa, Absalón Casas, M. Vizoso Gorostiaga), Corrientes (Justo Díaz de Vivar) y Salta (Carlos Gregorio Romero). Organizaron con apoyo oficial el Primer Congreso Federalista de la Historia Argentina (1940), de explícita orientación revisionista. Estuvieron presentes Carlos Ibarguren, como presidente honorario; Diego Molinari, Ricardo Font Ezcurra, Ramón Doll, Manuel Gálvez, Ricardo Zorraquín Becú, Ernesto Palacio, Ricardo Caballero, miembros de centros provinciales y el presidente de la Junta de Estudios Históricos. Los boletines del Instituto de Estudios Federalistas se publicaron a partir de 1939.

[30] Micheletti afirma que es posible reconocer que varios de los historiadores provinciales, en algún momento de sus vidas terminaron recalando y fijando su residencia en Buenos Aires, debido a la posibilidad de ocupar algún cargo en la administración nacional y en búsqueda de mejores horizontes políticos y culturales. Así ocurrió ya desde fines del siglo XIX con Estanislao Zeballos, David Peña y Gabriel Carrasco, que poco a poco dejaron de ser percibidos como provincianos y tanto su figura como sus temas de estudio se fueron volviendo más “nacionales”. Su incorporación a la JHNA como miembros de número se debió, precisamente, a su permanencia física en la ciudad de Buenos Aires, en cuya Universidad se desempeñaron Zeballos y Peña como profesores. Lo mismo ocurrió, más adelante, con los rosarinos Rodolfo Rivarola y Juan Álvarez (incorporados a la Junta como miembros de número en 1916 y 1935, respectivamente). José Luis Busaniche (que había sido nombrado correspondiente por Santa Fe en 1929) se radicó en Buenos Aires en 1938, fue nombrado secretario de la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos, y se desempeñó como profesor de Historia Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, vinculándose a su Instituto de Investigaciones Históricas, dirigido por Emilio Ravignani; Micheletti, 2017:24.

[31] La filial Rosario de la JEH y el grupo de referencias intelectuales ha sido analizada por Micheletti (2017:21). En 1932 fue nombrado para integrar la Filial el militar Federico Zeballos – hermano de Estanislao – y en 1936 fueron incorporados Juan Jorge Gschwind y Faustino Infante. Entre los nombrados había hombres con fuertes vinculaciones políticas y sociales, como Marc, Zeballos o Cafferata. Todos eran abogados, a excepción del pedagogo Santillán, del publicista Gschwind y de F. Zeballos y la mayoría ocupó cargos públicos municipales y provinciales. Varios participaron en la creación de instituciones destinadas a preservar la cultura y la memoria rosarinas. Amuchástegui y Cafferata integraron la Comisión Municipal de Bellas Artes (1917), y el primero fue quien organizó en 1937 el Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino”. Julio Marc, coleccionista numismático y docente, fue el fundador en 1939 del Museo Histórico Provincial de Rosario que lleva su nombre.

[32] El Litoral, 11, 12 y 13 de junio de 1938. La circular emitida por el CGE determina que el personal directivo, docente y alumnos de los grados 3º a 6º deberán asistir a depositar una ofrenda floral al convento de San Francisco, sitio donde se encuentran los restos de Estanislao López en la ciudad capital. Ver también El Orden, 12 y 13 de junio de 1938.

[33] En Jornada de Estudios Históricos sobre el Brigadier General Estanislao López, 1938. El Boletín de Educación del CGE durante esos meses publica biografías de Juan Francisco Seguí, José de Amenábar, Luis Aldao, Agustín Urtubey, Pedro Tomás de Larrechea, José Miguel Carreras, Cosme Maciel, Carlos María de Alvear, Francisco Seguí, Pedro Aldao, José Elías Galisteo, Domingo Cullen, Pascual Echagüe, Juan Pablo López y Domingo de Oro.

[34] Micheletti, 2013, 2017. Este grupo constituye como su principal referente historiográfico a Ramón Lassaga. En las Jornadas de Estudios Históricos sobre el Brigadier General Estanislao López, Salvador Dana Montaño hace referencia al Dr. Ramón J. Lassaga, como primer biógrafo de Estanislao López, obviando la referencia a los antecedentes de Pedro de Ángelis y Olegario V. Andrade.

[35] El Litoral, 13 de junio de 1938.

[36] Domingo Cullen construyó su figura política a la par del brigadier Estanislao López quien fue su antecesor en el gobierno provincial. Interviene en los conflictos por las autonomías provinciales y en la articulación de firma de tratados interprovinciales. De manifiesta oposición a al programa hegemónico de Juan Manuel de Rosas, terminó siendo fusilado en 1839.

[37] Durante 1939, se oficializó un programa para la conmemoración del Centenario de la muerte de Domingo Cullen. Se organizó una “comisión popular de homenaje” y también fue invitado el historiador de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Emilio Ravignani, que pronunció un discurso sobre la “personalidad” de Domingo Cullen en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral. La vida y acción política de Domingo Cullen fueron tratadas en las obras de José Luis Busaniche, Salvador Dana Montaño y Félix Chaparro (1939). Si bien todos aportaron a la empresa colectiva de legitimación de la familia Cullen.

[38] A Ángel Guido se lo conoce por ser uno de los creadores del Monumento Nacional a la Bandera. En 1939 Guido ganó, junto con Alejando Bustillo, un concurso de anteproyectos que representaba el tercer intento por construirlo. Después de 85 años desde que se concibiera levantar el Monumento por primera vez y de dos frustrados proyectos, de 1872 y de 1909. En la propuesta que habían presentado Guido y Bustillo, el Monumento funcionaba como el remate de un eje cívico que partía desde el ingreso a Rosario por el río Paraná y atravesaba el Parque Nacional a la Bandera. Entre los otros muchos trabajos que Guido dejó en el campo de la arquitectura argentina figuran, además, la elaboración de los planes reguladores de Rosario, Mar del Plata, Salta y Tucumán, y el proyecto de la Ciudad Universitaria de Rosario en 1950. El Plan Regulador de 1935, para la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, era extraordinario para la época, ya preveían el uso de subterráneo y hasta el uso de la isla del Espinillo (isla entrerriana). Este plan preveía, la construcción de un aeropuerto principal en la isla, y la forestación de varios sectores verdes para la ciudad. También contaba con la idea de una circunvalación, utilizando dos avenidas principales que cruzaban la ciudad de norte a sur, ver Antequera, 2017.

[39] Sobre las políticas y lugares de la memoria, arquitectura y monumentalismo en este período ver Suárez & Saab, 2012.

[40] Según Cecilia Parera con esta voluntad es que la Casa Diez de Andino fue destinada a sede del Museo Histórico Provincial, sucediendo lo mismo con la Quinta Cello, donde se emplazó una confitería, y la chimenea de la fábrica de tejas y baldosas Cervera, que fue acondicionada simulando un faro. A fin de permitir una adecuada visualización de la Iglesia y Convento de San Francisco, las construcciones aledañas fueron demolidas, rodeándolo de espacios verdes y del mobiliario urbano necesario, Parera 2012 y Muller 2020.

[41] Los parques escolares, balnearios y espacios verdes constituyeron una política prioritaria para las intervenciones estatales en los diseños urbanos durante el gobierno de Manuel María de Iriondo. En 1939 se inauguran el Parque del Juan de Garay (en la ciudad de Santa Fe), la plaza Simón de Iriondo, el parque Alem, iluminación del Parque Rivadavia, el parque Alberdi. La construcción de nuevos edificios escolares fue difundida en la prensa escrita de la ciudad capital, durante 1940 se muestran los avances constructivos de los edificios para las escuelas primarias Luis María Drago, Nicolás Avellaneda, Constituyentes, Wenceslao Escalante y Brigadier López. El Litoral, 15 de diciembre de 1940.

[42] Se sanciona la Ley Nº 2902 por la cual se creaba el Departamento de Estudios Etnográficos y coloniales, que tendría como finalidad: realizar investigaciones originales de carácter etnográfico, histórico, arqueológico, folklórico, vinculadas con la Provincia. Reunir y organizar el material etnográfico, lingüístico, folklórico, toponímico, arqueológico e histórico necesario para esas investigaciones. Procurar por todos los medios la colaboración popular para reunir y coleccionar el acervo folklórico de la Provincia. Publicar los estudios e investigaciones que realice este Departamento. Establecer vinculaciones con instituciones de la misma índole, en especial con las instituciones científicas y universitarias. Agustín Zapata Gollán doctorado en Derecho y  Ciencias,  luego de una corta carrera en la administración judicial, ejerció el periodismo. Fue intendente de la ciudad de Santa Fe entre 1932 y 1934. Sus primeros trabajos se realizaron donde el gobernador Enrique Mosca había rendido homenaje al fundador Juan de Garay, justamente en el lugar de la iglesia y el claustro de San Francisco. Desde 1940 y hasta su muerte, dirigió el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, dando impulso a estudios relativos a las culturas de los originarios del territorio y la historia del período hispánico. En la primera década, del Departamento publicó tres boletines incluyendo monografías de otros investigadores, y comenzó a formar el patrimonio del Museo Etnográfico y Colonial Juan de Garay. El 25 de marzo de 1957, las ruinas de Cayastá, adonde fueron encontradas las ruinas de Santa Fe la Vieja, fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.

[43] Mantovani, 1940:96-97.

[44] El Litoral, 13 de abril de 1940 y El Orden, 14 de abril de 1940.

[45] En estos años la legislación nacional institucionalizó prácticas a partir de nuevas agencias estatales. Como parte de esta nueva legislación podemos citar: Ley 11.723 (1933) de propiedad intelectual y Ley 12.227 (1935) de creación de la Comisión Nacional de Cultura. Ley Nacional 12.665 del 30 de septiembre de 1940, se estableció la Comisión Nacional de Museos, de Monumentos y Lugares Históricos como institución, con facultades para la declaratoria y la tutela de bienes patrimoniales en todo el territorio del país. Sobre los antecedentes, ver Pagano, 2014.

[46] Montini, 2017: 101. Este programa de creación de instituciones culturales y museísticas sintonizaba con el implementado por el gobierno nacional y algunos distritos municipales. En el transcurso de esos años se había fundado una gran cantidad de museos de arte y de historia. El puntapié se había dado con el traslado del Museo Nacional de Bellas Artes a su actual sede, bajo la gestión de Atilio Chiáppori, quien delineó los preceptos de la nueva museografía en el país. En 1936, se fundó el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Fe, el Palacio San José en Entre Ríos y el Museo de la Casa del Acuerdo en San Nicolás, y también se destinó el Palacio Noel, en Buenos Aires, como sede del Museo de Arte Colonial. En 1937 se inauguró el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario “Juan B. Castagnino” y el Museo Nacional de Arte Decorativo, entre otros. En 1938, se establecía la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos.

[47] Montini, 2017: 101. El ministro Mantovani y el director del Museo provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” Horacio Calleit Bois jerarquizaron el trabajo de evangelización de los misioneros se entronizaban como los primeros artistas santafesinos al ermitaño Francisco Javier de la Rosa y al jesuita polaco Florián Paucke (1719-1780). El primero, en relación con los acontecimientos mexicanos, había introducido el culto a la Virgen de Guadalupe en Santa Fe, y también había pintado varias telas historiando la vida de los ermitaños. Sus obras eran escasas debido a los problemas de conservación, y algunas se habían perdido, como su autorretrato, del que quedaban sólo copias de fines del siglo XIX. Paucke era rescatado por liderar la reducción jesuita de San Francisco Javier. Naturalista, etnólogo, pintor y músico, propendió en la reducción de los mocovíes al cultivo de las artes. De sus talleres salieron notables obras de imaginería que Calleit-Bois consideró como las piezas más caracterizadas del “arte mocoví”. Ver Montini (2017).

[48] Boletín de Educación, 5 época, abril y mayo 1940, Nº 22.

[49] “Discurso del ministro Juan Mantovani realizado el 24 de mayo de 1940” en Boletín de Educación, Consejo General de Educación, Nº22, 5º época, abril de 1940, p. 15 a 24.

[50] Boletín de Educación, Nº22, 5º época, abril de 1940, p. 68 y 69.

[51] Lorenzo de la Torre constituye una figura central en la administración del sistema educativo durante los gobiernos antipersonalistas. En una primera etapa como presidente del Consejo General de Educación (1939-1941) y luego como ministro de Instrucción Pública y Fomento (1941 – 1943).

[52] El 30 de abril de 1940 el CGE reproduce un análisis histórico de Clementino Paredes con el fin de conmemorar el cincuentenario de los orígenes de la Universidad de Santa Fe (1890), analizada como el antecedente de la Universidad Nacional del Litoral. Paredes realiza un detallado recorrido por las escuelas “conventuales” Santo Domingo, San Francisco, la educación jesuita, el Colegio de la Inmaculada Concepción hasta la creación de la Universidad Provincial de Santa Fe. Nuevamente la tradición educativa encuentra en José Galvez (gobernador), Juan M. Cafferatta (impulsor) y Zenón Martinez (rector) en el pasado, un presente de crecimiento junto a Josué Gollán (h) rector de la casa de altos estudios. 

[53] El sacerdote Alfonso Durán cursó sus estudios primarios en la escuela Domingo Faustino Sarmiento, y el bachillerato en el Colegio Inmaculada Concepción en el Seminario anexo. Finalizados sus estudios, fue nombrado profesor de Literatura del Seminario y Castellano en la Escuela Industrial de la Nación y en el Colegio Nacional, jubilándose en este último con treinta y un años de profesorado. Fue miembro fundador de la Junta de Estudios Históricos, de la Comisión Municipal de Cultura y de la Biblioteca Popular Hogar del Maestro. Además colaboró con numerosos artículos periodísticos en distintos diarios tanto del ámbito provincial como nacional: La Nación, La Prensa, El Litoral y La Capital.

[54] En la ciudad de Santa Fe avanzan las obras edilicias para las escuelas Drago, Avellaneda, Estanislao López, Constituyentes, escuela de oficios para mujeres Dr. Aureliano Argento, la escuela Manuel Belgrano en Villa Constitución, las escuelas normales de Coronda y Rafaela. En el sur se inauguran los edificios de las escuelas Gabriel Carrasco, Esteban Echeverría, Juan B. Justo (en Villa Diego, Albarellos y Paganini), en Rosario las escuelas Mariano Moreno, José M. Estrada y Juan José Castelli.

[55] El Litoral, 10 de abril de 1941.