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Rafael Girón Pascual, Comercio y poder: mercaderes genoveses en el sureste de Castilla durante los siglos XVI y XVII (1550 – 1700), Ediciones de la Universidad de Valladolid, Valladolid, 2019
María Emilia Gordo[1]
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Cuadernos de Historia. Serie economía y sociedad, N° 23, 2019, pp. 123 a 128.
RECIBIDO: 03/12/2019. EVALUADO: 05/12/2019. ACEPTADO: 05/12/2019.
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Rafael María Girón Pascual es un reconocido investigador de la modernidad cuyas principales líneas de investigación giran en torno a tres problemáticas principales: el estudio de las élites (enfocado en aquellas con actividad mercantil en la península ibérica y prestando especial atención en aquellas que tuvieron una proyección internacional), la presencia judeoconversa en España e Italia, y la genealogía aplicada a la Historia Social.
Desde la obtención de su doctorado por la Universidad de Granada en 2012, Girón Pascual se ha desempeñado en diversos cargos y proyectos de investigación de carácter internacional. También cuenta con numerosas publicaciones de indispensable lectura para aquellos que nos iniciamos en la investigación del comercio y las redes del antiguo régimen. Actualmente se desempeña como docente e investigador en la Universidad de Córdoba (España).
Esta publicación se suma al vasto, reciente y renovado interés por la relectura del papel ligur en el comercio mediterráneo y, más específicamente, el relacionado con la España de los Austrias. La presentación que realiza Casado Alonso[2] nos recuerda que, si bien la presencia genovesa en la península ha sido largamente estudiada desde los años sesenta del siglo pasado, un enfoque desde la Nueva Historia Social permite abordar nuevos fondos documentales como aquella que da origen a la Cátedra Simón Ruiz. Su director bien remarca que la importancia radica en la interdisciplinariedad del libro, ya que no se trata de una obra meramente económica, como veremos más adelante. Se trata de una ampliación de su tesis doctoral, Las Indias de Génova (2012, Universidad de Granada), la cual le valió no solo una mención internacional y la más alta calificación asequible, sino también estancias internacionales con becas provenientes de las Universidades de Harvard y Cambridge, en Florencia, Ottawa, Jaén y Córdoba. Esto le permitió refinar su trabajo con protocolos notariales al punto de la creación de un blog de gran interés para quien se esté iniciando por este camino[3]. Finalmente, Enrique Soria Mesa presenta este libro como la cumbre de un trabajo de integración y ampliación documental de gran relevancia. Complementa los trabajos que se fueron desarrollando en estas últimas décadas, de manera integrada y con especial atención a la genealogía y al capital humano que conformaban estas empresas mercantiles.
Sin embargo, es importante mencionar que la originalidad de esta publicación radica en poner el foco fuera del tradicional centro de análisis Cádiz-Sevilla y de los banqueros genoveses. Esto permite, como puede observarse a lo largo de los capítulos de esta obra, una visión integrada del sur de la península ibérica y el Mediterráneo a través de sus archivos provinciales poniendo especial énfasis en la capacidad agencial de los mercaderes y de sus redes de relaciones (en el libro están expresados como nodos o redes multinodales) como factores de poder de los banqueros. Respecto de esto, resulta un poco desalentadora su evaluación sobre los archivos italianos y algunos fondos españoles. Permite, de todas formas, mesurar las posibilidades actuales de trabajo y suplir la falta acceso a los catálogos de aquellos archivos que no estén incorporados al Portal de Archivos Españoles (PARES) o al Portal Europeo de Archivos.
En el primer capítulo, Girón Pascual dedica unas páginas a delimitar[4] el área de interés entre Granada en el centro-sur, Córdoba, Osuna y Ronda al oeste, Campo de Montiel al norte y Jumilla y Cartagena al este. Además, delimita temporalmente los años de 1565 y 1611 como el período en el que ha trabajado más familias de comerciantes genoveses. Parafraseando al autor, puede decirse que entre las dieciséis familias que detalla en la tabla número uno, pueden identificarse cinco parentelas grandes, dependiendo de la escala de observación que se elija, de las cuales presenta una breve síntesis para el período elegido y sus correspondientes árboles genealógicos. Presenta a las redes de relaciones de estas familias como un “sistema multinodal con un nodo central” (pp.64). Así, puede identificar los diversos espacios en el sur ibérico que funcionaron como importantes nodos de empresas mercantiles entre mediados del siglo XVI y principios del XVII, con centro en Génova, lo que les permitía estar informados de lo que ocurría en cada sitio de interés. Siguiendo con esta línea, Girón Pascual deja abiertas múltiples líneas de investigación en lo referido al período medieval y evidencia lo dificultoso que puede ser para una investigación unipersonal seguir el rastro a “mercaderes transeúntes” -a menos que se trate de sagas de mercaderes que permanecían por un buen tiempo en la península (pp.75)-. Sobre esto último, la corona española tenía un especial interés en su naturalización con el objetivo de arraigarlos en el territorio y normalizar las pretensiones genovesas de comerciar con Indias. Sin embargo, muchos de ellos perseguían la mantención de su estatus de genoveses -naturalizados o no- ya sea para evadir los impuestos relativos a la vecindad o para intentar evitar su expulsión. La condición jurídica, en este caso, es un aspecto crucial para contextualizar y comprender el derrotero de mercaderes por el Mediterráneo y el Atlántico.
El autor aborda dos cuestiones, hasta el momento poco exploradas: la cuestión de la edad de los mercaderes y aprendices, y las estrategias matrimoniales. Para el primer tópico, el autor da cuenta de la importancia de los contactos, la experiencia y méritos personales que guiaban el devenir de los agentes como mercaderes. A este respecto, sostiene que, por el mencionado deterioro y desorganización de los archivos genoveses, es dificultosa la temprana determinación de un rango de edad de los aprendices; sin embargo, en los archivos españoles pueden encontrarse algunos indicios. Para la cuestión de las estrategias matrimoniales, Girón Pascual refuerza su adhesión a la tesis de Markovits y Aslanian sobre el movimiento de mujeres dentro de una sociedad de circulación. “El valor de las mujeres genovesas en el interior de la red comercial como elemento integrador e identitario y cohesionador, especialmente en el fortalecimiento de alianzas comerciales con otros genoveses, impidió que normalmente salieran de la red y matrimoniaran con las élites locales españolas” (pp.82, el destacado es mío). Por el contrario, era una práctica más extendida que los hombres se casen con miembros femeninos de las élites castellanas no sólo para fortalecer vínculos mercantiles sino también para acceder a títulos nobiliarios. En otros casos, como los Adorno, los Costa, los Monella y los Bondenaro, eligieron practicar la endogamia al casarse únicamente con otros genoveses. Esta no es, de ninguna manera, una visión maniquea de las estrategias matrimoniales: los matices en los matrimonios, que por momentos eran tendientes a la endogamia y por momentos a los entronques con élites castellanas, están presentes a lo largo de las sagas de genoveses en la península. Esto respondía a necesidades coyunturales. Asimismo, el autor sostiene que tanto genoveses como milaneses mantuvieron altas las tasas de ilegitimidad siempre y cuando la madre de los hijos ilegítimos no fuese genovesa: esto puede verse en la cantidad de hijos extramatrimoniales que pueden encontrarse, sobre todo, en enclaves comerciales importantes para el mercader que se esté analizando y en las estrategias surgidas a partir de ello, en función de su reconocimiento o de su ocultamiento.
En el segundo capítulo, el autor centra el análisis en la importancia de las compañías mercantiles, las cuales en su mayoría eran conformadas por parientes en distinto grado de consanguinidad o unidos por matrimonios estratégicos. Por ello, sostiene que es incorrecto caer en análisis individuales sobre “grandes” o “pequeños” mercaderes, ya que el actor o elemento principal de estos tipos de estudios son las compañías y, en todo caso, el accionar de mercaderes dentro de ellas. En cuanto a las estrategias comerciales, retoma un artículo de Francisco Andújar (1999) en la que Girón Pascual constata que el “sistema de adelantos” era una forma de préstamos en la que el mercader se aseguraba la adquisición de productos a un precio bajo y por “señalamiento” -es decir, los pagaba un año antes de recibir el producto-, generando “obligaciones” de entrega de productos. El otro elemento primordial de este sistema era la generación de enclaves preindustriales -tales como lavaderos de lana, molinos, jabonerías- que transformaban la materia prima para su comercialización y que el autor llama “medios de transformación” (pp.94). También destaca la proliferación de “poderes”, sobre todo en las compañías más grandes: un tipo documental que facultaba a una persona para realizar acciones en nombre de un mercader y era el nexo con otros mercaderes y poblaciones que se alejaban de la red multinodal mencionada anteriormente. Advierte que hay que diferenciar a esta figura del apoderado a la del “testaferro” y que los documentos de carácter privado son los que nos permiten descifrar estas diferencias en los protocolos notariales. También es necesario hacer hincapié en la utilización de las mohatras o estrategias de ventas fingidas que enmascaraban préstamos o fraudes, lo cual no escapaba a legislaciones y pragmáticas reales como contraestrategias de las autoridades.. Para finalizar, realiza un recorrido por las estrategias de transporte de los productos, la cual predominantemente era marítima entre los nodos principales, y terrestre para los nodos secundarios, prestando especial atención al comercio de la lana, el azúcar y los textiles.
En el tercer capítulo, aborda la cuestión de las actividades financieras de estas compañías. Si bien es conocida su actividad como prestamistas, Girón Pascual sostiene que era una estrategia “para eliminar competidores o imponer su voluntad a sus clientes. Nada más fácil que conseguir la hipoteca de un bien deseado (lavaderos de lana o ingenios de azúcar) para hacerse con él cuando los hipotecados no consigan hacer frente a la deuda y, de paso, hacerse también con los bienes de los fiadores que respaldaban al endeudado” (p.232). Aquí retoma la cuestión de los adelantos, los fraudes y las mohatras, las hipotecas, las sacas de moneda y las cartas de crédito: “no sólo significaban un beneficio económico inherente a la renta; se trataba de apropiarse de las redes clientelares nobiliarias (…) que se transformaban en agentes de los genoveses” (pp. 242-243).
El capítulo cuarto está referido a las relaciones de poder que tejían en torno a las compañías mercantiles genovesas y sus agentes. Estas cuestiones están ligadas las estrategias matrimoniales, comerciales y relativas a los préstamos y financiamientos trabajados en los capítulos anteriores, así como numerosos conflictos y alianzas con las élites españolas o con otras compañías genovesas. Remarca la importancia de la presencia de árbitros ligures, dada por la existencia del consulado genovés en Sevilla. Pero también detalla la injerencia genovesa en los cabildos municipales, en la forma de regidor o procurador de las Cortes, a lo largo de todo el reino de Granada. Las vías de acceso -las cuales podían ser por compra del cargo, gracia real o dote de matrimonio- estaban siempre al unísono con los objetivos de transformar el capital mercantil en capital político, judicial o religioso. En muchos casos, estos capitales también se transformaban en accesos a la nobleza y a las órdenes militares, inclusive hasta fundar linajes nobles con su descendencia.
Para finalizar, el quinto y último capítulo de esta publicación hace referencia a la vida cotidiana de estos mercaderes. Repasa las condiciones en que adquirían o alquilaban propiedades, las vestimentas, los enseres de la casa, así como bienes de lujo, mobiliario y pinturas. Dedica un extenso apartado a lo relativo al personal de servicio doméstico y esclavos. Asimismo, dedica unas palabras a la vida en sociedad, desde los juegos y la vida nocturna, hasta sus actividades artísticas y religiosas.
Para cerrar, podemos decir que Rafael Girón Pascual ha dejado escasos, sino nulos, cabos sueltos en su análisis de fines del siglo XVI y del siglo XVII. Es más, resulta interesante revisar palabra por palabra las posibles líneas de investigación y aquellas nuevas interpretaciones que realiza de la historiografía clásica. Como he mencionado anteriormente y en algunas ponencias, Girón Pascual se suma al renovado interés sobre la cuestión de la extranjería genovesa y da pequeños pasos sobre el siglo XVIII, sin olvidar que, como él mismo advierte en las primeras páginas, los archivos genoveses se encuentran en mal estado o en proceso de mudanza desde hace algunos años. De todas maneras, es de remarcar la minuciosa e inmensa tarea que el autor ha realizado en lo tocante a genealogías y estadísticas que, junto con otras publicaciones no tan recientes, comienzan a ordenar el mapa de los mercaderes genoveses en la corona española a través de los siglos.