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La resistencia estudiantil en la UBA en la primera etapa de la Misión Ivanissevich, julio-diciembre de 1974

 

 

Mariano Millán*

 

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Cuadernos de Historia. Serie economía y sociedad, N° 21, 2018, pp. 131 a 163.

RECIBIDO: 23/10/2018. EVALUADO: 01/12/2018. ACEPTADO: 01/12/2018.

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Resumen

En el presente artículo se analiza la resistencia del movimiento estudiantil de la UBA durante el comienzo del terrorismo de Estado en Argentina, a fines de 1974 bajo la llamada “Misión Ivanissevich” y el rectorado de Alberto Ottalagano. A diferencia de otros escritos sobre el período y la universidad, aquí ponemos el acento en la acción de los colectivos de alumnos. Gracias a ello contribuimos con un elemento poco mencionado para explicar la derrota de las agrupaciones de izquierdas peronistas, marxistas y reformistas: la crisis interna del movimiento estudiantil porteño desde antes del comienzo de la Misión, un factor interviniente para comprender el impacto de las acciones del gobierno y del rectorado contra el movimiento estudiantil. 

Palabras clave: Movimiento estudiantil – Misión Ivanissevich – Universidad de Buenos Aires

Summary

This article analyzes the resistance of the student movement of the UBA during the beginning of state terrorism in Argentina, at the end of 1974 under the so-called "Mission Ivanissevich" and the adminitration of Alberto Ottalagano. Unlike other writings on the period and the university, here we put the accent on the action of the student collectives. Thanks to this we contribute with a little mentioned element to explain the defeat of the Peronist, Marxist and/or reformist left groups: the internal crisis of the Buenos Aires student movement since before the beginning of the Mission, an intervening factor to understand the impact of the government and rectorate's actions against the student movement.

Keywords: Student movement – Ivanissevich mission – University of Buenos Aires

 

 

 

 

Introducción

En las ciencias sociales y la historiografía existe un fundado consenso que caracteriza los años ’60 y ’70 del siglo XX como una etapa de álgida confrontación social. Asimismo, durante las últimas décadas emergieron nuevas investigaciones sobre las derechas y la represión en la historia reciente argentina, ejercida por actores legales o ilegales, estatales o para-estatales.[1] En este horizonte se ubican las contribuciones académicas sobre la vida política en la UBA durante la Misión Ivanissevich. Tanto Claudio Suasnábar, como Inés Izaguirre, Laura Rodríguez y Sergio Friedemann consideraron el ejercicio sistemático del terrorismo de Estado como el rasgo distintivo del período comenzado en la segunda parte de 1974.[2] Juan Luis Besoky contribuyó con una caracterización de las organizaciones de derecha que apoyaron al rector Alberto Ottalagano, y Juan Califa y Mariano Millán mostraron que la emergencia de las prácticas represivas “sucias”[3] contra el movimiento estudiantil argentino y de la UBA se produjo durante 1971, cobrando mayor intensidad desde 1973, especialmente bajo la presidencia de Perón, para experimentar un salto cualitativo sin precedentes tras el deceso del máximo líder justicialista.[4] Tanto estos autores como Nicolás Dip y Valeria Manzano, coincidieron en localizar los eventos de este breve período como el final de una prolongada etapa de protagonismo estudiantil.[5]

En varios de esos escritos se menciona la resistencia frente a Ottalagano, sin realizar un análisis sistemático. Tal vez por ello, las conclusiones suelen destacar que la retracción de la disposición al enfrentamiento de parte del movimiento estudiantil después de 1974 se debió casi exclusivamente a la magnitud y las modalidades de la represión. En este artículo reconstruimos la resistencia del movimiento estudiantil de la UBA durante el segundo semestre de 1974, observando sus enfrentamientos, sus formas organizativas y sus posicionamientos universitarios y políticos.[6] Sin desestimar la importancia del terrorismo de Estado comenzado con la “Misión Ivanissevich”, cuando el gobierno impulsó y dirigió una: “…guerra interna no declarada, contra un enemigo interior, utilizando todos los recursos extralegales a su alcance… [y] medidas clandestinas de sanción estatal (homicidios, torturas, privación de la libertad o de la propiedad...)”.[7] En estas páginas abordamos también la crisis interna del movimiento estudiantil, especialmente las dificultades para lograr la unidad, así como el declive de la JUP, una dirección de reciente ascenso. Para comprender algunos de estos elementos repasamos brevemente la trayectoria del movimiento estudiantil.

 

 

Los largos años ’60 del movimiento estudiantil argentino

Los movimientos estudiantiles fueron actores destacados del escenario mundial de los ‘60 y ‘70. En Argentina su constitución remite a los decenios previos a la Reforma de 1918. Durante las dos décadas comprendidas entre mediados de los ’50 y de los ‘70, la masa de alumnos sufrió notorias mutaciones demográficas e ideológicas.[8] En la UBA los choques de Laica versus Libre en 1958 marcaron el comienzo de la declinación del reformismo liberal, el ascenso de organizaciones de izquierda y la cada vez mayor injerencia de la Guerra Fría en la política universitaria.[9]

Inspirado en la Doctrina de Seguridad Nacional, en 1966 el gobierno de facto comandado por Onganía suprimió la autonomía, el co-gobierno y prohibió la militancia,[10] derrotando una importante resistencia estudiantil.[11] Poco después, entre 1969-1971, las demandas universitarias, como el ingreso irrestricto, y las nuevas formas organizativas, como los cuerpos de delegados,[12] tomaron forma definida en el contexto de la unidad obrero-estudiantil y la lucha callejera, como en el Cordobazo y otros levantamientos. Sin embargo, a partir de 1971 se inició una tendencia declinante en la cantidad de acciones colectivas estudiantiles, acentuada durante el trienio peronista.[13]

En las elecciones de 1973 se impuso el contradictorio Frente Justicialista de Liberación (FREJULI).[14] En la universidad tomó protagonismo un “nuevo peronismo universitario” (la flamante Juventud Universitaria Peronista –JUP–), coaligado trabajosamente con fracciones de izquierda y reformistas (los comunistas del Movimiento de Orientación Reformista –MOR– y una fracción de Franja Morada, la Juventud Radical Revolucionaria –JRR–),[15] que fundamentaba su acción en un programa de liberación nacional y la democratización de la educación.[16] Esta corriente conquistó puestos de influencia en la UBA, bajo el rectorado de Rodolfo Puiggrós y de numerosos decanos, y triunfó en las masivas elecciones estudiantiles de 1973 sobre grupos reformistas, como la Franja Morada adscripta a la Junta Coordinadora Nacional (JCN), o colectivos de izquierda, como el Frente de Agrupaciones Universidades De Izquierda (FAUDI),[17] y los trotskistas de Política Obrera o del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). En diciembre de 1973 fue renombrada la federación estudiantil local como FULNBA (Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Buenos Aires) y Miguel Talento, de la JUP, fue ungido presidente.

Los éxitos iniciales de la JUP, enrolada en la Tendencia Revolucionaria del peronismo, fueron acompañados por un consenso en las otras corrientes acerca de la caracterización del escenario político universitario. Existía una lucha entre el “continuismo” de funcionarios y profesores afines a la dictadura saliente y un proyecto universitario que retomaba muchas consignas académico-gremiales y políticas de las décadas previas, como el ingreso irrestricto, el fin de la subordinación de la ciencia y la universidad al imperialismo, la necesidad de constituir una universidad al servicio del pueblo y sus luchas, etc.[18]

Frente a esa compleja alianza se encontraban sectores conservadores que organizaron su acción bajo la hipótesis de la existencia de un enemigo interno.[19] Como señalaran diversos autores, Perón se inclinó por la ortodoxia de su movimiento.[20] El mencionado “continuismo”, y agrupaciones de perfiles disímiles, como el Frente Estudiantil Nacional (FEN) o la Concentración Nacional Universitaria (CNU),[21] tras el documento reservado[22] que declaró el estado de guerra contra el marxismo, integraron una coalición anti-montonera bajo la tutela presidencial.[23]

En el Ministerio de Educación de Jorge Taiana convivían La Tendencia Revolucionaria y sus adversarios.[24] Como señaló Nicolás Dip, la legislación universitaria de 1974 reconoció algunas demandas del movimiento estudiantil pero, “por otro lado, terminó otorgando herramientas legales para combatir al activismo político universitario y creando un terreno fértil para el fortalecimiento de los sectores más reaccionarios y represivos”.[25] En la UBA su primera consecuencia fue el reemplazo del rector Ernesto Villanueva, ligado a la JUP, por Vicente Solano Lima, del centro del FREJULI.

Desde el MOR, la Franja Morada (JCN) y la misma JUP se alertó acerca de la peligrosidad de ciertos aspectos, como la prohibición del activismo político o la posibilidad de intervención federal en caso de subversión.[26] Una parte de la JUP y Montoneros, en un escenario de crecientes tensiones internas, decidió escindirse y acatar las directivas del presidente y del Consejo Superior del Partido formando el grupo Lealtad. Estas disputas llegaron a un resultado definitivo entre los últimos meses de la vida de Perón y los primeros de la administración de María Estela Martínez, “Isabelita”, a mediados de 1974.

 

Ante la muerte de Perón

Tras el fallecimiento de Perón, el 1 de julio de 1974, todos los actores debieron reposicionarse en el escenario político. En la UBA, renunció Solano Lima alegando problemas presupuestarios y organizativos, entre ellos la necesidad de autonomía.[27] Durante el compás de espera, el movimiento estudiantil participó de pequeños actos en memoria del líder justicialista y un gran homenaje el 17 de julio en Medicina, donde participaron la JUP, la FULNBA, APUBA, Montoneros, la UCR y varios dirigentes gremiales y políticos.[28] El 25 de julio fue nombrado como rector Raúl Laguzzi, decano de Farmacia y Bioquímica y afín a la JUP. Ante los rumores de su remoción, esta organización comunicaba:

 

Su total identificación con la política de reconstrucción universitaria y la gestión del compañero Laguzzi y su equipo de decanos […] no toleremos modificaciones en la política que el General Perón ha impulsado para la Universidad. Que la continuidad de esta política es la única manera de conversar el orden en las universidades…[29]

 

Un día después fue asesinado Rodolfo Ortega Peña y su sepelio fue atacado por la policía.[30] En estas difíciles condiciones, el 1 de agosto se reunió por primera vez el Consejo Asesor Universitario de la UBA,[31] un organismo impulsado por la FULNBA, que intentaba fortalecer su posición acelerando el proceso de adecuación de la universidad a los requisitos de la legislación aprobada en marzo.[32] Al día siguiente una movilización de entre 3.000 y 5.000 estudiantes fue disuelta por la policía.[33] Entretanto, Taiana desmentía versiones sobre su renuncia y recordaba, tomando distancia, que el nombramiento de Laguzzi “…había sido con carácter de interino y que el PE designará al titular”.[34]

En conferencia de prensa, Miguel Talento advirtió que la Federación se encontraba en estado de alerta y preparada “para dar una respuesta contundente ante cualquier intento de cambiar la política universitaria”.[35] Por su parte, el secretario general Ernesto Villanueva caracterizaba la renuncia de Solano Lima como “una grieta en el dique de contención frente al avance de la reacción y a su vocación de evitar, por todos los medios, enfrentamiento o fricciones que afectaran a la marcha del gobierno”. Destacaba que “no hemos cumplido ni deseamos jugar el rol de isla opositora frente al gobierno”, solicitando la ratificación de Laguzzi.[36]

Casi una semana después Laguzzi denunciaba “…el desborde de violencia reaccionaria desatada a partir de la muerte del Gral. Perón”.[37] La JUP, en las resoluciones de su segundo congreso nacional realizado en Medicina de La Plata, afirmaba que desde la muerte de Perón se había producido “un vacío de conducción… aprovechado por el imperialismo, la oligarquía y sus aliados en el Movimiento” y explicaba que “La contraofensiva se produce con la permanencia de López Rega…”. Por ello, existía “la necesidad de constituir un Frente de Liberación Nacional”. Según un analista contemporáneo, este llamado tendía puentes con sectores combativos ajenos al partido.[38] Sin embargo, la JUP afirmaba que “El movimiento universitario está en condiciones de lograr la central única de estudiantes, paso muy importante para su organización y futura incorporación orgánica al FLN”.[39] Como vemos, y en coincidencia con las observaciones de Richard Gillespie sobre Montoneros,[40] la JUP buscaba sus alianzas en función de las disputas intraperonistas, intentando conducir al movimiento estudiantil dentro de esa perspectiva antes que apostando por su integración en un bloque de izquierdas en el conjunto social.

Volviendo al mes de agosto, la noche del 7 se produjo una concentración estudiantil en Medicina para repudiar los asesinatos parapoliciales de cuatro militantes peronistas en La Plata: Luis Macor, Horacio y Rolando Chaves y Carlos Pierini.[41] La reunión derivó en una movilización. Las columnas fueron impedidas de avanzar por un cordón policial cerca de la calle Florida, a dos kilómetros, y se disolvieron tras una breve arenga de Talento.[42]

En una de las primeras asambleas tras el deceso de Perón se resolvió la toma de la UBA ante posibles cambios en la política universitaria.[43] Durante la semana siguiente renunció Taiana y los estudiantes ocuparon todas las facultades excepto Ciencias Económicas, bajo el comando de Oscar Sbarra Mitre, alineado con JUP Lealtad.[44] Los días 13 y 14 de agosto se produjeron asambleas y movilizaciones contra la salida del ministro y, más aún, de la asunción de Oscar Ivanissevich. Una marcha de entre 5.000 y 6.000 participantes fue cercada por la policía en las inmediaciones de Medicina.[45]

Días después, en nombre de la FULNBA su vicepresidente, el militante de la JRR Rafael Pascual, exigía: “…garantías de continuidad para el actual equipo de gobierno de la UBA”.[46] Ante los rumores de una postura dialoguista aseguraba: “…accederemos a ese diálogo, siempre y cuando se concrete antes con la FULNBA”.[47] De parte de Franja Morada, se reclamaba la “inmediata normalización de la UBA” cuyo primer escalón era el llamado a concursos docentes “sobre la base de la reglamentación que firmó Taiana el día anterior a su renuncia”.[48]

Las ocupaciones, protagonizadas por JUP, MOR, JRR, Franja Morada, TUPAC y alumnos independientes, no suspendieron las actividades académicas,[49] más bien pretendieron “impedir que sectores de derecha aprovechen la coyuntura para lanzarse a la provocación”.[50] Estas acciones se prolongaron varias semanas y se combinaron con una significativa agitación callejera, enfrentamientos con la policía de pequeños grupos en actos relámpago y algunas clases públicas durante la última semana de agosto.[51] La Lealtad criticó estas movilizaciones:

 

…la Universidad volvió a desempeñar un papel irritativo al retornar las ocupaciones… Esta vez la demanda estudiantil reiteró en sus argumentos la defensa de la llamada línea Puiggrós-Villanueva-Laguzzi, supuestamente amenazada luego de la renuncia de Jorge Taiana. El mecanismo de los activistas estudiantiles es el de siempre: todo se limita a encontrar una causa –real o aparente– para movilizar al estudiantado y denunciar públicamente las exigencias[52]

 

Algunos de los choques mencionados se combinaron con enfrentamientos con la policía en distintos actos por el 22 de agosto, segundo aniversario de la Masacre de Trelew, en los cuales fueron detenidos 105 alumnos, entre ellos Miguel Talento.[53] En las clases públicas, como la del día 30 dictada por la decana de Filosofía y Letras Adriana Puiggrós, también se realizaron numerosas detenciones.[54]

En otra posición, la JUP Lealtad declaró: “…el más amplio apoyo a la gestión del ministro” Ivanissevich, puesto que “…su trayectoria intachable al servicio del movimiento peronista es una real garantía de su capacidad de llevar adelante los postulados que nuestro líder…”.[55] No eran los únicos. Los jóvenes del Encuadramiento Peronista Universitario manifestaban su deseo de “que la Universidad se incorpore al proyecto nacional votado por el pueblo argentino” y se preguntaba: “¿Qué peronismo representan los que atacan a un conjunto de docentes y estudiantes que apoyan la gestión de la compañera Isabelita…?”.[56] Asimismo, en la revista El Caudillo, publicación de la derecha peronista, se titulaba “Ganó El Caudillo: Ministerio de Infiltración”, celebrando el desplazamiento de Taiana.[57]

A principios de septiembre, Adriana Puiggrós denunciaba en una conferencia de prensa los atentados “…intentan paralizar el proceso… tienen miedo de los concursos limpios…”.[58] Ocurría que semanas atrás el rector había aprobado el reglamento de concursos,[59] y constituido el Consejo Asesor Universitario con:

 

…la participación política mayoritaria del peronismo radicalizado. Por los docentes... Justino O' Farrell… Carlos Bruno… y Silvia Gelman; por los no-docentes: Luis Alberto Mercado, Roberto Ravenna y Hernán Álvarez de Oro y por los estudiantes: Miguel Talento… Rafael Pascual… y Jorge Filmus (Movimiento de Orientación Reformista)...[60]

 

A pesar del acuerdo sobre el Consejo Asesor entre la JUP y el MOR,[61] la izquierda peronista apuntaba contra sus aliados. En Noticias se afirmaba que era casi un hecho la designación como rector de Rodolfo Tecera del Franco, un neoperonista católico de derechas que había sido funcionario de la dictadura,[62] y se advertía que:

 

…el eje de las gestiones ministeriales se trasladó al nombramiento de decanos. Los sectores ‘Lealtad’… reclamarían otro decanato, además del de Ciencias Económicas. Igual pronunciamiento adoptaría el radicalismo, aspirando a la conducción de Medicina, y reteniendo Ingeniería. Los comunistas ortodoxos negociarían un decanato, que podría ser Filosofía, o Farmacia y Bioquímica[63]

 

En “El plan de Tecera”, dos días después, el diario de Montoneros ratificaba estos dichos y afirmaba que el sociólogo había solicitado la remoción de los decanos y el cierre de algunas facultades hasta 1975, cosa que luego llevó adelante Alberto Ottalagano durante su breve rectorado. Para luego subrayar que:

 

…los trascendidos de buena fuente indican que algunas fuentes estudiantiles y docentes están negociando… El comunismo ortodoxo podría gobernar Farmacia y Bioquímica o Filosofía y Letras. En ese sentido, [se entiende] una propuesta del MOR en una asamblea estudiantil de Derecho, el viernes pasado, propiciando que se levante la ocupación… Si las negociaciones del MOR con Ivanissevich existen, su moción apuntaría a allanar el diálogo[64]

 

La conclusión de estas observaciones apuntaba a un fortalecimiento de la JUP y una crisis del MOR:

 

El retorno a una política conservadora en la Universidad llevaría nuevamente al estudiantado a la oposición fortaleciendo la posición de la JUP, y el crecimiento de las agrupaciones marxistas… Los votos reformistas serían capitalizados por el radicalismo, pudiendo ocasionar otro retroceso al comunismo ortodoxo…[65]

 

Un día después, en la última edición de Noticias se publicaba la rotunda desmentida del MOR y las JRR.[66] También en su último número, La Causa Peronista advertía la inminente oleada represiva sobre la UBA (“Preparan unos bastones largos”), que tenía por objetivo destruir el proceso de reconstrucción universitaria en curso desde mayo de 1973. En aquellas páginas se rectificaba la posición anterior y reconocía: “Las tres fuerzas mayoritarias: Juventud Universitaria Peronista, MOR y Franja Morada, operan en conjunto para defender la normalización universitaria y el proyecto de liberación en las facultades”.[67]

Junta a la búsqueda de coincidencias, existía un error de pronóstico: a diferencia de la Noche de los Bastones Largos, un hito de la resistencia estudiantil reformista frente a un gobierno apoyado por Perón y las organizaciones justicialistas, Ivanissevich no avanzaría “…en la Universidad pivoteando con la Federal”, sino fundamentalmente con el para-militarismo.

Las jornadas que siguieron fueron sombrías. El 4 de septiembre fue atacada con una bomba la fachada del edificio donde vivía Adriana Puiggrós. El 5 fueron suspendidas varias asambleas y medidas de fuerza. El 6 la JUP organizó un acto de la FULNBA en la Facultad de Derecho, donde convocó y/o llevó a numerosos dirigentes de la federación. Allí Montoneros declaró su pasaje a la clandestinidad y el retorno a la lucha armada. Según numerosos testimonios, esta medida representó el principio del final de las alianzas de la JUP con la JRR y el MOR,[68] a pesar de que las agrupaciones de superficie, como la propia JUP, permanecieron en la esfera pública.[69] Lealtad, que repudiaba la violencia parapolicial llamando a “combatir dentro del marco legal”, afirmó: “…estamos en lucha contra la subversión contrarrevolucionaria… perfectamente identificada: la organización ilegal [el PRT-ERP] y otras más pequeñas que se le suman, incluyendo una –Montoneros– que ahora también dio la cara...”.[70]

Durante la madrugada siguiente llegó la respuesta: un atentado de la Triple A en el domicilio de Laguzzi segó la vida de su hijo de cuatro meses. Para los partidos mayoritarios “poner orden” parecía estar por encima de la seguridad de la comunidad académica. El dirigente radical Ricardo Balbín señalaba, por ejemplo, que Laguzzi “…antes de la bomba no había serenado la Universidad”.[71]

Dos días después, el 9 de septiembre, Kestelboim, renunció a su decanato en Derecho con una nota crítica hacia la JUP y Montoneros, donde denunciaba: “…el desviacionismo de un sector del activismo que, con planteos ultraizquierdistas, pretende fracturar al Movimiento Peronista y su gobierno”.[72] Durante aquella jornada, la agitación estudiantil fue muy intensa. Hubo algunas tomas fortificadas, actos relámpago y choques con la policía, arrojando un saldo de entre 350 y 500 detenciones.[73]

 

La declaración de la cruzada y las respuestas fallidas para conjurarla

En la jornada del 10 de septiembre Ivanissevich cargó contra el desorden “subversivo” en las facultades, señaló que la ley universitaria prohibía la práctica política y advirtió que revisaría los gastos para no financiar al “terrorismo”. En varios pasajes se amparó en artículos de la ley universitaria.[74] Tras el discurso, y una proclama de la CGU,[75] el año que duró su gestión fue conocido como la “Misión Ivanissevich”.

En un contexto nacional signado por el paramilitarismo,[76] nuestra contabilidad de la BDB arroja resultados significativos: entre agosto y diciembre de 1974 hubo 859 detenciones de universitarios por la policía; y 23 asesinatos para-policiales, mayoritariamente producidos a continuación de un secuestro. Como explicó Juan Carlos Marín, entre los más de 8.000 hechos armados del trienio peronista (mayo 1973-marzo 1976), un 75% ocurrieron sin enfrentamientos y más del 60% de los del “campo del régimen” fueron realizados por fuerzas ilegales.[77] Asimismo, destacamos que las características de estas modalidades represivas evidencian la creciente capacidad de identificar y capturar a los activistas; generando terror.

En la UBA contabilizamos 26 ataques de la derecha peronista paramilitar y las fuerzas policiales (disparos, bombas, secuestros, golpizas), contra el movimiento estudiantil, las autoridades universitarias salientes y los docentes entre septiembre y diciembre de 1974, produciéndose 14 asesinatos y la desaparición de Bárbara Ramírez, alumna de Arquitectura.[78] Los más conocidos fueron Daniel Winer (militante de FAUDI de Ingeniería, donde fue secuestrado)[79] y el profesor Ortega Peña.

Tempranamente, durante la noche del 11 de septiembre en una asamblea de entre 2.000 y 3.000 estudiantes de Ciencias Económicas, se suscitó una fuerte confrontación entre las tendencias peronistas. El decano Sbarra Mitre dijo ante una multitud: “Si mañana Isabel Perón me ordena cerrar la Universidad, la cerraré porque no tengo poder para mantenerla abierta…”,[80] agregando que responsabilizaba al “mesianismo de las minorías violentas y sectarias” por la “creación de un clima que impide el normal desarrollo de la actividad en los claustros”.[81] Los militantes de JUP Lealtad espetaron a los seguidores de Montoneros: “Los argentinos no somos clandestinos” y “Ustedes son hijos de la Esso”.[82] Entretanto, circulaban versiones sobre el reemplazo de Laguzzi por un triunvirato compuesto por el citado Sbarra Mitre, Jorge Roulet (radical de Ingeniería) y Rey Millares (peronista ortodoxo, de Odontología), quienes ya estaban difundiendo un comunicado donde criticaban a Montoneros y cerraban con una exhortación a continuar “…el proceso de normalización democrática… en el marco de la ley y deben cesar la represión y el sectarismo”.[83]

Entretanto, llegaban las repercusiones de las palabras de Ivanissevich. La JRR declaraba que: …el gobierno nacional no puede avalar este discurso”. Pascual lo calificaba de “reaccionario y oscurantista”, aunque agregaba “…no creemos que el diálogo con el gobierno esté roto, si no le declararíamos la guerra”. En cambio, el MOR afirmaba que “…se trata de un discurso propio de la época de la Inquisición”, concluyendo: “…en la práctica es un llamado a la guerra civil que no hace más que favorecer los intereses golpistas de los pinochetistas nativos”.[84]

El grupo Lealtad reconoció una “involución ideológica” en las palabras del ministro y criticó la pretensión de separar la investigación científica del ámbito de las universidades y negar el ingreso irrestricto. No hubo consideraciones sobre sus diatribas contra la militancia, y se limitaron a considerar que Ivanissevich “…le hace el juego a los planteos sectarios de la Tendencia”.[85]

El FAUDI afirmaba que el ministro había logrado poner a todas las fracciones en su contra, que su orientación favorecía al imperialismo norteamericano y, con ello, la llegada de “otro 55”, es decir de otro golpe de Estado.[86] También cuestionaba a la dirección estudiantil tripartita de la JUP, el MOR y Franja Morada por “antidemocrática, sectaria con el movimiento estudiantil y oportunista con Taiana y Gelbard”, cuya política “llevó a desarmar a los estudiantes”.[87]

Los trotskistas del PST criticaron el tono represivo de Ivanissevich, su negativa al ingreso irrestricto y concluyeron: “…nos quiere hacer volver, como en los tiempos de la dictadura militar, a un sistema educativo que sirva los planes del imperialismo”.[88] Por su parte, Política Obrera llamó a la convocatoria a un “congreso de delegados de base”, criticando la “adaptación al gobierno” del MOR y la JRR y “el aventurerismo guerrillerista” de Montoneros.[89]

Tras un mes, Ivanissevich había aumentado enormemente la incertidumbre previa. Era un contexto marcado por los asesinatos, el pasaje a la clandestinidad de Montoneros y la crisis de las relaciones entre la JUP y sus aliados más estrechos, como el decano Kestelboim o el MOR, los diagnósticos y posicionamientos de la JUP acerca de la política nacional y universitaria no eran compartidos por sus aliados.

Las agrupaciones que conducían la FULNBA presentaron diversas posiciones. El MOR y la JUP reclamaban la renuncia de Ivanissevich. La JRR proponía un diálogo con el ministro, los dirigentes Antonio Tróccoli, Enrique Vanoli, Jorge Roulet, el responsable de la cartera del Interior, Alberto Rocamora, Raúl Lastiri y el ministro de Justicia, Antonio Benítez, sobre la base de la designación de Julio Olivera, ex secretario de Ciencia y Técnica, como rector.[90] Según Alejandro Mónaco, Tróccoli había propuesto “…una actitud moderada respecto a la Universidad de Buenos Aires” donde “…es posible lograr un ordenamiento pausado, desechando la acción de las bandas fascistas”. Los radicales de la JRR habían llegado a la conclusión de que existía un peligroso círculo vicioso apalancado en una falsa opción entre: “…el mantenimiento del equipo actual o una intervención dura que generara la agitación capaz de justificar la clausura de las casas de estudios”.[91] Los comunistas, muy por el contrario, llamaban a normalizar democráticamente los claustros y advertían: “…el accionar de la derecha se ve favorecido por sectores del campo popular que con actitudes sectarias no ayudan a recorrer un camino claro de triunfo en la lucha contra el cierre…”.[92]

La JUP convocó un plebiscito para ratificar la política universitaria comenzada en marzo de 1973, para los días 18, 19 y 20 de septiembre.[93] Sin embargo, los apoyos eran estrechos. Ricardo Saiegh, por ejemplo, había participado del Consejo de Decanos, marcando distancia con de la izquierda peronista y con el ala dialoguista.[94] A pesar de ello, la JUP lo proponía como rector.[95]

La propuesta plebiscitaria fue agriamente recibida por sus aliados. Según Jorge Finoli, periodista de La Opinión, un dirigente marxista le había dicho: “Ahora que el barco se hunde llaman a elecciones, pero cuando reclamamos la vía del sufragio para superar las contradicciones del proceso no las querían”. Asimismo, desde Franja Morada reclamaban a las autoridades universitarias afines a la JUP: “…la inmediata normalización de la Universidad, es decir la convocatoria a concursos, confección de padrones estudiantiles y elecciones de claustros”. Entretanto Laguzzi confirmaba la convocatoria al plebiscito.[96]

Tras largas deliberaciones, la fracción alfonsinista de Franja Morada respaldó el llamado, aunque advirtió:

 

FM hace mucho tiempo que viene planteando la necesidad de normalizar la Universidad, esa que ahora se recoge en el plebiscito, también hace tiempo que afirmamos que es imprescindible la consulta a los estudiantes. Lástima que la JUP, que dirige la FULNBA, recién ahora recoja esa iniciativa.

…la conducción de la Universidad y la conducción de la FULNBA tienen una responsabilidad muy grande en la actual situación, que surge, especialmente, de utilizar la Universidad para resolver una polémica interna del Movimiento Peronista, cometiéndose así un error que llevó a la sectarización de la Universidad como superestructura para ponerla al servicio de un proyecto político que los claustros no sienten como suyo[97]

 

Estas palabras expresaban el descrédito de la JUP. Asimismo, la utilización del término sectario por Franja Morada y el MOR, una palabra de la gran prensa para caracterizar a Montoneros, en desmedro de la invocación a la política universitaria del ’73, muestra un alejamiento todavía mayor. Ese descrédito era más profundo entre trotskistas, maoístas y otras variantes de la izquierda. Ya hemos mencionado la inclusión del término “aventurerismo guerrillerista” por Política Obrera. En Nueva Hora, periódico del PCR, se consideraba a Montoneros una organización encolumnada con el socialimperialismo ruso. En La Chispa, revista juvenil del PST, se recordaban las concesiones de la JUP que habían fortalecido a la derecha:

 

Desde un principio, cundo urgía dar una respuesta ante los primeros intentos del gobierno por forzar la mano hacia la derecha, la JUP llamaba a confiar, precisamente, en ese mismo gobierno ‘popular’. De ese modo, al no apoyarse en la movilización de los estudiantes, permitió que el gobierno fuera asestando sus golpes, uno tras otro, sin encontrar ninguna resistencia. El mejor ejemplo lo tuvimos cuando la sanción de la Ley Universitaria… Algo parecido ocurrió luego de la designación de Solano Lima… En esta oportunidad… se lanzó a las tomas generalizadas y garantizadas por unos pocos activistas sin ningún tipo de coordinación…[98]

 

En Nuevo Hombre, una revista político-cultural de las izquierdas peronistas y marxistas, se sostenía que la JUP movilizaba en función de las pujas internas del gobierno y esto había producido un desgaste del movimiento estudiantil:

 

El principal apoyo de la intervención ha sido la Juventud Universitaria Peronista (JUP), que mostró las mismas vacilaciones y errores que ésta. Siendo la fuerza mayoritaria, no supo impulsar la movilización estudiantil por ejes correctos. Las movilizaciones siempre estuvieron como base de negociaciones por arriba, apoyando y presionando a determinada ala del gobierno burgués. No se apoyaron consecuentemente en los estudiantes, manejando los centros en forma burocrática.

Las consecuencias de esta política se ven claramente reflejadas en la actual situación, donde se nota un desgaste dentro del estudiantado. Por ejemplo las tomas de facultades son llevadas a cabo por algunos activistas y no por el conjunto del alumnado; no impulsó la ligazón del movimiento con las luchas de la clase obrera, poniéndose bajo su dirección[99]

 

Estas palabras, además de señalar el carácter de la práctica política de la izquierda peronista, ponen de relieve otro elemento: las acciones contra la “Misión Ivanissevich”, desde sus comienzos, fueron protagonizadas por grupos reducidos. Si tenemos en cuenta que en 1974 habían ingresado 83.000 nuevos alumnos a la UBA, vale preguntarse dónde se encontraban en este contexto de cierre, puesto que las fuentes sobre acciones colectivas consignan 6.000 personas como máximo, habiendo algunas de entre 2.000 y 3.000 y muchas de cientos de participantes. El aumento de los costos movilizatorios por el terrorismo de Estado no tiene suficiente valor explicativo, puesto que esta modalidad recién comenzaba y la mayoría de los actores universitarios todavía no la reconocía en toda su dimensión.

En cuanto al plebiscito, tanto la JRR como Lealtad se opusieron.[100] Otrora integrantes de la JUP o grandes aliados, ahora apoyaban el triunvirato de los decanos Roulet, Sbarra Mitre y Rey Millares. En el caso de La Lealtad, tras criticar “el exabrupto” de Ivanissevich, se cuestionaba largamente a la izquierda peronista:

 

…se profundiza la actitud sectaria y contrarrevolucionaria de su actual conducción, por compartir el pasaje a la clandestinidad de la Tendencia Montoneros. Esta actitud que pretende el cierre de la Universidad a partir de la provocación permanente, sirve a los intereses oligárquicos y liberal cientificista del continuismo…

 

Asimismo proponían:

 

a) Negar el plebiscito de las autoridades ilegítimas de la Universidad; b) La consulta última a la comunidad universitaria es la elección de consejeros estudiantiles, docentes y no docentes, en los marcos de la normalización que define la Ley Universitaria del Gobierno del Pueblo; c) Que la política a definir en la Universidad acompañe el proceso de transformación que realiza nuestro gobierno[101]

 

Como puede notarse, existían serias dificultades para realizar el plebiscito.[102] Entretanto la FUA, bajo conducción de la Franja Morada alfonsinista y el MNR socialista, comunicaba:

 

1) Oposición al cierre de la Universidad… 2) Oposición a las actitudes sectarias que tienden a aislar al movimiento estudiantil y a la Universidad… 3) Sólo la participación protagónica de los claustros, expresada en la inmediata normalización universitaria, debe consistir en la convocatoria inmediata a elecciones de Consejos Provisorios igualitarios de los tres claustros que redacte los estatutos y reglamentos de las facultades, convoque a concursos docentes de oposición y antecedentes, constituyendo el gobierno definitivo de la Universidad[103]

 

Consideramos que aquí se estaba tejiendo una lectura de los acontecimientos. De manera cada vez más recurrente los aliados de la JUP, el MOR y la JRR, dejaron de lado los temas de la lucha por la liberación contra la dependencia y, en el marco del reclamo por el restablecimiento de reglas de juego democráticas, afianzaron una doble culpabilización hacia dos polos de violencia: el sectarismo de izquierda y la represión de la derecha. Como destacó Marina Franco, en el período 1973-1976 se produjeron los primeros discursos de la llamada “teoría de los dos demonios”,[104] de fuerte presencia en el movimiento estudiantil en la década siguiente, como evidenció el trabajo de Yann Cristal.[105]

 

El movimiento estudiantil durante los 100 días de Ottalagano

El día 17 de septiembre fue designado rector interventor de la UBA Alberto Ottalagano, antiguo militante de la CGU cercano a la Unión Obrera Metalúrgica, uno de los sindicatos más fuertes del país, del cual varias seccionales protagonizaron acciones para-policiales, integrándose en lo que Juan Luis Besoky denominó un “complejo contrainsurgente”.[106] Uno de los custodios de Ottalagano era Juan Martín Ciga Correa, integrante del grupo Milicias, cuya función en el Plan Cóndor consistía en la captura de exiliados chilenos.[107] El nuevo rector sobresalía por el tono reaccionario y sectario de sus palabras, como cuando señaló “… se es marxista o justicialista… con Cristo o contra Cristo”, y la correspondencia de ellas con sus acciones políticas.[108] Con este nombramiento, Ivanissevich cortó las especulaciones sobre posibles diálogos y abortó el endeble proceso de institucionalización que las autoridades cercanas a la JUP apresuraban desde la muerte de Perón.

Entre las primeras medidas del nuevo responsable de la UBA se cuentan el cierre de varias facultades, algunas como Filosofía y Letras casi hasta fin de año, el cese de todos los docentes interinos amparado en el art. 58 de la Ley Universitaria,[109] la intervención de los Centros de Estudiantes y la prohibición de las asambleas.[110] Mariano Grondona editorializaba la llegada de Ottalagano como “la caída del último bastión de la ultraizquierda. El silencio sobre el último eco del 25 de mayo de 1973”.[111]

Desde los primeros días manifestó su apoyo la Coordinadora de Estudiantes Universitarios Peronistas (compuesta por CNU, Movimiento Universitario Nacional, Encuadramiento Universitario Peronista, Comando Evita y Línea Peronista para la Liberación Nacional), expresando “…su voluntad de colaborar en la empresa de recuperar la Universidad para el servicio de la Nación”.[112] También el diputado Fernando Pedrini, jefe de la bancada del FREJULI, haría público su apoyo.[113] Como señaló Besoky:

 

A las diversas modificaciones y medidas represivas durante esta gestión se sumó el accionar de agrupaciones del peronismo de derecha nucleadas en la Coordinadora de Estudiantes Universitarios Peronistas como la Concentración Nacional Universitaria, el Movimiento Universitario Justicialista, el Movimiento Universitario Nacional, la Alianza Universitaria Nacionalista y la Legión Revolucionaria Peronista. Tenían en común el origen en el nacionalismo de derecha y una interpretación del peronismo en la cual reivindicaban el carácter anticomunista, católico, hispanista e incluso antisemita del peronismo. Su accionar… fue decisivo al aportar funcionarios… incluso personal a su grupo de celadores, los cuales llegaron a ejercer la represión violenta sobre estudiantes y docentes a través de amenazas y asesinatos[114]

 

Ante la designación, la FULNBA convocó varias reuniones. En el hall del Hospital de Clínicas los estudiantes reclamaron por la reapertura de las facultades, las renuncias de Ivanissevich y Ottalagano y la normalización democrática con el llamado a elecciones de los claustros.[115]

Una de las primeras designaciones de Ottalagano fue la de Alberto Bonetto, hombre de la CGU,[116] como decano de Ingeniería, a quién dijo: “Usted encarna en esta facultad la misión Ivanissevich… [que] consiste en poner orden para argentinizar, jerarquizar y perfeccionar”.[117] Miguel Ponce, presidente del Centro de Estudiantes y militante de la JRR, recuerda que personal de la Triple A, oriundo de Derecho, se apropió de esta entidad y de la Facultad.[118] Entre los nuevos decanos se encontraban simpatizantes del fascismo como Zardini,[119] nacionalistas católicos como el presbítero Raúl Sánchez Abelenda o militares, como el Coronel (RE) Jorge Antelo.[120] En varios casos se trataba del regreso de funcionarios de la dictadura que militaban en las filas del peronismo, muchos de los cuales habían sido reivindicados por Las Bases durante 1973.[121]

Las iniciativas de los grupos estudiantiles frente a la ofensiva resultaron fragmentarias. Franja Morada solicitó a la UCR los locales partidarios para dictar clases mientras la UBA permaneciera cerrada. El día 21 la FULNBA intentó una volanteada masiva con el objetivo de concitar apoyos para el inminente plan de lucha. El saldo fue 57 estudiantes detenidos. [122] Tres días después, Talento anunció un acto contra el cierre de la UBA con la presencia de FULNBA y las agrupaciones que la conducían (MOR y Franja Morada), así como una reunión con el diputado radical Tróccoli, a quien solicitarían que el parlamento reclame la reapertura de la universidad.[123]

El mitin de la Federación contó con 1.500 participantes, siendo dispersado por la policía. Los estudiantes se trabaron en enfrentamientos callejeros contra los agentes de seguridad en varios puntos de la capital, con un saldo de 33 detenidos.[124] Dentro del Congreso, algunos militantes de Franja Morada se entrevistaron con Tróccoli[125] y, en el microcentro, fueron apresados 27 alumnos del MOR mientras repartían volantes.[126]

Otras formas de intervención estudiantil fueron los actos relámpago y pintadas. En las inmediaciones de Arquitectura, Ciencias Exactas y Naturales y Filosofía y Letras se podían leer inscripciones como: “Fuera Ivanissevich. Por la reapertura inmediata: ni un paso atrás en la Universidad al servicio del pueblo” y otras, firmadas por la JUP, que decían: “Los vandoristas clausuran la Universidad peronista”. Eran tácticas evasivas adecuadas a un contexto represivo, en el cual las autoridades decretaban: “…todo estudiante detenido en la vía pública por desplegar actividad política, sería pasible de un arresto mínimo de 30 días”.[127] Poco después, el rector interventor Ottalagano rebautizó el Centro de Trabajo Nº1 con el nombre de José Ignacio Rucci, dejando de llamarse Enrique Grinberg, militante ultimado por la derecha peronista en venganza por el asesinato del dirigente metalúrgico.[128]

Para el comienzo de octubre, Franja Morada ideó una nueva táctica: instalar mesas de información en puntos céntricos de la ciudad, con la intención de alegar no estar haciendo proselitismo. El resultado fue poco exitoso y la policía detuvo a diez militantes.[129] Casi una semana después, la FULNBA anunció una concentración “en algún punto de la ciudad”. La actividad tuvo lugar en Plaza Once el día 10. Los choques con la policía fueron particularmente violentos, resultando herido Armado Ricciotti, militante de FAUDI, quien luego apareció sin vida en una comisaría.[130]

Casi inmediatamente después, comenzaron a reanudarse las actividades en algunas facultades y Ottalagano creó: …un Cuerpo de Celadores para… el mantenimiento de la disciplina y del orden...”.[131] Volvieron a instaurarse exámenes de admisión, se pedían certificados de buena conducta emitidos por la policía para inscribirse y se controlaban los documentos en el ingreso a los edificios. Esta promoción de la presencia policial y militar vino aparejada de la multiplicación de “…los hechos de violencia armada dentro y fuera de las casas de estudio…”.[132]

La FULNBA advertía que los celadores realizarían “…provocaciones para justificar la continuidad del cierre” y “que impedirán que se realicen asambleas…”. La JRR denunciaba que en Ingeniería “…guardias de fuerzas de seguridad mantienen un depósito de armas y han montado, preventivamente, un calabozo”.[133] Ante este escenario, el MOR convocaba a una concentración en la puerta de Filosofía y Letras, para reclamar su reapertura y normal funcionamiento.[134]

Hacia fin de octubre Ottalagano ensayó algunas reformas académicas. Amparado en la ley universitaria, habilitó un primer año común.[135] Más tarde conformó una comisión para cuestiones de “propedéutica humanística”. En la misma designó a Carlos Di Sandro, fundador de la CNU, quien luego dirigiese el Departamento de Letras[136] y participase en la reorganización de Sociología, Psicología y Ciencias de la Educación, separadas de Filosofía y Letras.[137]

Las nuevas restricciones para el ingreso despertaron reclamos. El 24 de octubre, la FUA convocó para un acto el 31 en reclamo de la reapertura y advirtiendo “…a todo el Pueblo argentino, en especial a los trabajadores, acerca del grave retroceso que significa la reimplantación del ingreso…”.[138] La FULNBA repudió la violencia terrorista “que favorece al golpe de Estado”, criticando inclusive a Montoneros; al tiempo que reivindicaba ciertas medidas del gobierno de María Estela Martínez, como “la nacionalización de las bocas de estipendio de petróleo”.[139] Semejante declaración evidenciaba un retroceso de la JUP a manos del MOR y la JRR, quienes planteaban una confrontación menos directa con el Poder Ejecutivo.

A principios de noviembre, mientras el gremio de los trabajadores no docentes, APUBA, realizaba una huelga,[140] la FUA y FULNBA apoyaron la medida y anunciaron un paro.[141] Ottalagano dispuso la expulsión de alumnos y no docentes que adhiriesen.[142] Al día siguiente se estableció el Estado de sitio, un hito en la historia de la represión en Argentina.[143]

Durante la jornada se produjeron reuniones de las agrupaciones en la rotonda de la Facultad de Ciencias Económicas con la participación de los tres claustros. Al caer la noche, varios dirigentes del Centro de Estudiantes de Farmacia y Bioquímica, encabezado por el MOR, y algunos diputados de la UCR y la APR, se entrevistaron con el decano para exigir la libertad de expresión, el cese de la discriminación ideológica y la normalización democrática de los claustros. Anunciaban que los paros se cumplirían durante dos horas por turno.[144]

Esta medida encontró mayores dificultades por el vuelco sorpresivo en la situación de los no-docentes. Renunció la Comisión Directiva y sus reemplazantes, encabezados por Orlando Masnovo, levantaron el paro “…rechazando toda manifestación de violencia instrumentada por minorías antinacionales”.[145]

No obstante, la huelga estudiantil tuvo lugar. Talento se entrevistó con Balbín en la Casa Radical y afirmó que “…hubo coincidencias… [en] la caracterización que el movimiento estudiantil formula sobre la situación universitaria”. Además, resaltó que en Arquitectura las dos asambleas con más de 5.000 asistentes consiguieron que el decano retirase a la policía de la facultad; en Ciencias Económicas la reunión contó con cerca de 1.000 protagonistas y se efectuaron numerosas detenciones; en Derecho y Medicina, por su parte, fueron apresados algunos estudiantes.[146] Estos consensos resultaban significativos, porque la dirección de la UCR se alejaba de la ortodoxia peronista y abría sus locales para la militancia estudiantil.

Desde la izquierda, no obstante, se efectuaban algunas críticas. FAUDI consideraba que la JUP estaba boicoteando el congreso de unidad de la FUA y que la FULNBA no había garantizado el paro convocado por la Federación nacional el 8 de noviembre.[147] Política Obrera afirmaba que la Federación porteña había convertido la huelga en una “jornada de movilización, mediante asambleas por curso para discutir la situación universitaria”, sin reunir a las bases mediante cuerpos de delegados o coordinar las acciones desde las comisiones directivas de los centros.[148]

Entretanto, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, Ottalagano asistió a una asamblea que lo repudiaba y, frente a 1.500 alumnos, anunció que “…serán expulsados todos los… que participaron en los desórdenes”.[149] Las primeras expulsiones llegaron 48 horas después, según informaba la “Mesa Coordinadora del Cuerpo de Delegados”.[150] Fueron 24 casos. Los padres formaron una comisión y comenzaron una campaña para lograr la anulación de las sanciones,[151] denunciando el ingreso a la asamblea de “cincuenta hombres que acababan de descender de dos micros de la UNBA, en actitud intimidatoria, ostentando armas…”.[152]

 

El fracaso de los nuevos y urgentes intentos de unidad estudiantil

Durante aquellos días, como fue mencionado, se discutía la realización de un Congreso Unificador del Movimiento Estudiantil.[153] El 15 de noviembre tuvo lugar otra huelga de la FUA y la FULNBA.[154] Luego la Federación local convocó a elecciones en los centros de estudiantes para la semana del 25 al 30, en un claro desafío a las autoridades.[155]

Alberto Ottalagano señaló que la UBA “ya está normalizada”, “los movimientos de resistencia, de huelga, no pueden llamarse tales…”.[156] Estos enunciados, a la luz de las detenciones y sanciones, eran evidentemente falsos. Por esos días emitió su famosa sentencia “desde este instante se es justicialista o marxista”,[157] expresando un sectarismo que fue muy repudiado.[158]

Estos inconvenientes no hacían menguar, sin embargo, la oleada represiva. El día 19 se conoció la noticia de que los desaparecidos Talento y Ventura, dirigentes de la JUP, habían sido detenidos por la policía. Sus compañeros de la FULNBA explicaron el caso en el Comité Nacional de la UCR, donde muchos políticos se solidarizaron.[159] La oficialista Coordinadora de Estudiantes Universitarios Peronistas denunció la “…estrategia conjunta de radicales, comunistas y marxistas montoneros, destinada a destruir la empresa reconstructora que dirige el compañero Ottalagano”, avisando que había sido: “…designada una comisión encargada de elaborar un informe sobre las relaciones existentes entre los grupos universitarios marxistas y los que dependen de la UCR”.[160] Poco después Balbín fue atacado a balazos.[161]

Las circunstancias parecían impedir las elecciones estudiantiles y el congreso unificador. Sin embargo, la JUP afirmaba estar preparándose para el encuentro de diciembre, para el cual tenían el siguiente cálculo de delegados: JUP 254, Franja Morada 139, MOR 125, MNR 107 y FAUDI 74.[162]

En caso de producirse el cónclave, tomando como fuente los números proporcionados por una agrupación, nadie contaba con mayoría propia. La elección de una conducción dependería de las alianzas. Asimismo, existían dificultades organizativas. “En algún lugar de Buenos Aires”, se reunió la “Comisión de los 15”[163] y se produjeron dos encuentros a puertas cerradas entre la JUP y Franja Morada,[164] donde fue quedando claro que la unificación no podría realizarse en el corto plazo,[165] posponiendo el Congreso Unificador para junio de 1975.[166]

En el plano nacional, la Juventud Radical de orientación alfonsinista se retiró de las Juventudes Políticas. Marcelo Stubrin señalaba que mientras ellos consideraban era posible el diálogo con el gobierno, desde la JP sostenían que había comenzado una etapa de golpismo y proimperialismo.[167] Del otro lado, Dante Gullo y Juan Añón sostenían que “…las estructuras oficiales del Movimiento están en manos de los traidores que intentan repartirse el poder: los sectores proimperialistas como López Rega y el vandorismo”.[168] Mientras tanto, la JRR ratificaba su distancia de la JP: “La liberación sólo será alcanzada por el accionar del conjunto de las mayorías nacionales, y no por el de vanguardias armadas”.[169]

Poco después la JUP desmintió que hubieran llegado a un acuerdo con Franja Morada para suspender el Congreso y que se mantenían las fechas para los comicios en los centros de estudiantes de la UBA.[170] Como estaba prohibido el activismo, la JUP propuso un “referéndum” sobre su conducción. La FUA respondió que no existían condiciones para una votación libre y advirtió que no reconocerían a los delegados surgidos de la misma.[171]

Allende este cuestionamiento, desde el 4 de diciembre la FULNBA lanzó el plebiscito, que contenía cinco puntos: 1) El relevo de Ivanissevich, Ottalagano y los decanos; 2) la defensa de las conquistas logradas desde 1973, como el ingreso irrestricto; 3) la libertad de Talento, Ventura, todos los presos políticos estudiantiles y el castigo a los torturadores de Horacio Goytía, de la JRR; 4) Por la unidad estudiantil a nivel nacional y 5) la ratificación de las autoridades de los centros y la FULNBA.[172] Según la Federación votaron 839 alumnos de Ciencias de la Salud, 800 en Derecho y 1.000 en Ciencias Económicas.[173] Entretanto, en la Casa Radical, Alfonsín y Balbín recibieron a la FULNBA, que les solicitó la “acción de los partidos políticos para derrotar al actual gobierno universitario”.[174]

Para aquel momento comenzaban a circular versiones sobre la salida de Ottalagano.[175] Asimismo parecían renacer las esperanzas de unidad estudiantil con un acuerdo entre radicales y peronistas en el Congreso de Rosario los días 14 y 15 de diciembre.[176] Sin embargo, al llegar de las deliberaciones resurgieron las diferencias. Por una parte FAUDI sostenía que el bloque de la JUP y el MOR

 

rompió el acuerdo firmado en Rosario el 1ro de junio. No realizó elecciones en Buenos Aires, ni siquiera luchó por concretarlas efectivamente. Montó una parodia […] y encima exigió que se respete la representación electoral de 1973, cuando todos sabemos que la correlación de fuerzas es muy diferente...[177]

 

Por otra, Federico Storani acusó a la JUP y al MOR de no respetar los acuerdos ni aceptar ser minoría “La JUP dijo hace algunos meses que si ellos no controlaban la FUA no les interesaba participar como minoría…”.[178] Semanas atrás FAUDI había considerado que: “Quiénes sectarizaron y destruyeron los Centros de la UNBA le hacen el juego a la política ultrarreaccionaria del Ministerio de Educación, al no impulsar, hasta el momento, la realización de elecciones para fortalecer los organismos de masas”.[179]

El resultado fue que la JUP, el MOR y la JRR conformaron el Consejo Nacional de Federaciones y Centros, mientras que Franja Morada, MNR y FAUDI quedaron en la FUA. El dirigente del MOR, Jorge Kreyness afirmaba que “De ninguna manera la formación del Consejo Nacional de Federaciones y Centros Universitarios es sellar la división…”.[180] Ponce agregaba “…el CNFC es la continuidad histórica de los organismos únicos nucleadores del movimiento estudiantil a nivel nacional, al margen de los nombres…”.[181] Se firmó un acta de compromiso para realizar el congreso unificador el 7 y 8 de junio de 1975. En sus considerandos se incluyeron dos fuertes reprensiones hacia la FULNBA, la JUP y Montoneros: “…se impulsará la realización de elecciones, especialmente en aquellas regionales donde las circunstancias no lo han permitido hasta el momento…[182] y el repudio al “terrorismo de los grupos aislados de las masas populares que confunden al enemigo principal y que consciente o inconscientemente le hacen el juego a las variantes golpistas…”.[183]

Los trotskistas de Política Obrera consideraban que la división era una resultante de diferentes líneas de la política burguesa: la FUA apoyaba al gobierno y la CNFC se oponía, en alianza con el radicalismo en el Congreso. En ambos casos se intentaba cerrar el paso a un golpe de Estado sin convocar a la movilización.[184] No obstante estos elementos en común, las disensiones estaban marcadas por un profundo resentimiento. Ramón Puch, militante de la JUP y titular del CNFC, expresó “Que la FUA esté en contra de los intereses del pueblo no es ninguna novedad. Votaron la Unión Democrática en el 45, fueron ‘comandos civiles’ en la Revolución Libertadora y la mayoría de sus fuerzas (MNR y FAUDI) votaron en blanco el 11 de marzo de 1973”. En respuesta, Storani recordó que la FUA había respetado los acuerdos y no había tergiversado su representación ungiendo delegados en 1974 con los votos de 1973.[185]

En paralelo, en Buenos Aires, el sindicato de los obreros de la construcción, la UOCRA, realizaba un homenaje a Ottalagano.[186] Después de la navidad el rector fue reemplazado. Como demostró Mariano Millán, la lucha política en la UBA durante 1975 fue menos violenta. En el movimiento estudiantil cobraron mayor incidencia Franja Morada y el MOR, que comenzaron una re-lectura de su herencia reformista en clave de antídoto contra la radicalización.[187]

 

Palabras finales

En este artículo se reconstruyeron las resistencias estudiantiles contra la Misión Ivanissevich en la UBA durante su etapa inicial, en la segunda parte de 1974. En consonancia con la bibliografía observamos una escalada represiva sin precedentes, tanto por su magnitud como por la extensión de las prácticas para-militares. Pero también marcamos las distintas modalidades de acción colectiva del período que, por el aumento de los costos por la movilización, en pocos meses tomaron formas elusivas: de la manifestación callejera y la toma de edificios a las reuniones en lugares privados o partidarios y las proclamas o declaraciones.

Se trató de un período de crisis del movimiento estudiantil. Ateniéndonos a las fuentes escritas del período, las acciones en la vía pública durante las semanas iniciales, cuando los rasgos del terrorismo de Estado no eran nítidos, no consiguieron la participación de un porcentaje significativo de los alumnos. En otras palabras, ¿dónde estaban los 83.000 ingresantes de 1974 ante la amenaza del cierre de la Universidad y la salida de los funcionarios que, según la JUP, garantizarían una política de liberación? ¿Quién los había organizado para defender la UBA?

Por otra parte, las divisiones en el movimiento estudiantil le restaron fuerzas en un trance decisivo. La organización mayoritaria, de reciente ascenso, había sufrido la escisión de la Lealtad, que inicialmente apoyó a Ivanissevich. Posteriormente ese alineamiento cambió, pero por otro de significativos costos para la JUP: una alianza con la JRR que apoyaría una solución intermedia entre las autoridades cercanas a La Tendencia y la derecha partidaria. La historia no dio lugar a esta experiencia, en gran medida porque replicaba, a grandes rasgos, el brevísimo rectorado de Solano Lima, entre marzo y julio de 1974.

Por otra parte, en estos meses los antiguos aliados de la JUP, la JRR y el MOR, así como la izquierda maoísta, trotskista o marxista en general, tomaron cada vez mayor distancia de los diagnósticos de situación realizados por la organización estudiantil de La Tendencia. Si en las elecciones de fines de 1973 resultaba evidente para toda la vanguardia universitaria de la UBA que existía una lucha entre, resumiendo toscamente, “continuismo” y “liberación”, durante los últimos meses de 1974 el discurso predominante de las corrientes pretendía tomar distancia de dos opciones nocivas: el sectarismo de Montoneros y la represión estatal que amparaba las bandas fascistas.

Esta forma precoz de teoría de los dos demonios no impidió que el MOR y la JRR confluyeran con la JUP en el CNFC contrario a la FUA, en manos de la Franja Morada alfonsinista, el MNR y el FAUDI. La división no era una novedad, databa de 1970, con los comunistas casi en solitario frente al otro bloque reformista. Allende la importante presencia de la JUP, debe recordarse que FAUDI y la JRR eran escisiones del Partido Comunista y de la Franja Morada de la JCN, constituidas sobre la diferencia con sus organizaciones madre, un factor relevante para comprender las distancias, más allá de las diferencias entre una mayor o menor voluntad de confrontación con el gobierno de Isabelita.

Asimismo, y como colofón, estas continuidades de mediano plazo no deben opacar la peculiaridad del período. En este sangriento y conflictivo proceso, el rostro del movimiento estudiantil radical de los ’60 y ’70 fue dejando paso a otro más moderado, cuya actuación en 1975 contrasta con el de años previos.


 

 


Fuentes

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Revista Panorama, 1/7 al 31/12/1974.

 

Inéditas

Entrevista realizada por el autor a Miguel Ponce, Buenos Aires, setiembre de 2015.

Entrevista realizada por el autor y Juan Sebastián Califa a Roberto Corvaglia, Buenos Aires, agosto de 2015.

 

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* Facultad de Ciencias Sociales/ Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, Universidad de Buenos Aires. CONICET. E mail: marianomillan82@gmail.com

[1] Sólo algunos: Eidelman, 2010, Águila, Scatizza & Garaño, 2016, D´Antonio, 2018 y Carnagui, 2016.

[2] Suasnábar, 2004, Izaguirre, 2011, Rodríguez, 2014, Friedemann, 2016 y Besoky, 2016.

[3] Della Porta, 1999.

[4] Califa & Millán, 2016a y 2016b, Millán, 2018.

[5] Dip, 2018 y Manzano, 2018.

[6] Trabajamos con una base de datos (Bonavena, 1992), que contiene una cronología de enfrentamientos protagonizados por estudiantes en Argentina entre los golpes de Estado de 1966 y de 1976. Incluye información de más de 20 periódicos, sin referir de qué diario proviene cada registro. Para el caso porteño abarca Crónica, Clarín, La Nación, La Opinión, La Prensa, La Razón y Noticias. Entre 2006 y 2018 indagaciones de control en hemerotecas comprobaron su fiabilidad y representatividad. Puede consultarse en el área de Conflicto Social del IIGG-UBA. A ello sumamos el relevamiento completo de La Opinión [LO], otros medios periodísticos, fuentes militantes escritas durante el período y documentación oficial.

[7] González Calleja, 2017: 159.

[8] Buchbinder, 2018: 29.

[9] Manzano, 2009 y Califa, 2014.

[10] De Riz, 2000.

[11] Ferrero, 2009: 165-174, Millán, 2013: 62-66, 79-84, 119-122 y Califa, 2015.

[12] Bonavena, 1997.

[13] Bonavena, Califa & Millán, 2018 y Millán, 2013

[14] Sobre los antagonismos del FREJULI, ver Nahmías, 2013.

[15] Dip, 2018

[16] Friedemann, 2015.

[17] Millán, 2016. El Descamisado, 4/12/1973, p. 31.

[18] Sobre los comunistas ver: Cuadernos de Cultura N° 36 Nueva Época, año XXIV n°120, Julio- Agosto de 1973. Sobre los radicales de la JRR ver la crónica del Congreso de la FULNBA en LO, 23/12/1974, p. 24.

[19] Franco, 2012: 95-102.

[20] Entre otros ver: De Riz, (2000): 144, Horowicz, 2011: 271 y Franco, 2012.

[21] Millán, 2015. Ver la publicación oficial del Movimiento Nacional Justicialista: Las Bases, 10/10/1973, pp. 12-14.

[22] El Documento Reservado del Consejo Superior Peronista se publicó en LO, 2/10/1973, p. 1. Sobre las repercusiones ver: Franco, 2012: 56 y ss.

[23] Cuchetti, 2013.

[24] LO, 2/1/1975, p. 10.

[25] Dip, 2018: 202.

[26] Panorama, 14 al 20/3/1974, p. 7; LO, 10/3/1974, p. 6; El Descamisado, 12/3/1974. Pág. 8 y Línea, 23/3 al 6/4/1974, p. 3.

[27] LO, 10/7/1974, p. 24.

[28] BDB, sección julio 1974, p. 8/9.

[29] BDB, sección julio de 1974, p. 10.

[30] LO, 3/8/1974, p. 1.

[31] LO, 1/8/1974, p. 1.

[32] Noticias, 6/8/1974, p. 7.

[33] La primera cifra aparece en: LO, 4/8/1974, p. 9. La segunda en: BDB, sección agosto de 1974, p. 1 y en Noticias, 4/8/1974, p. 4.

[34] LO, 1/8/1974, p. 1.

[35] Noticias, 1/8/1974, p. 11.

[36] Noticias, 1/8/1974, p. 11.

[37] BDB, sección agosto de 1974, pp. 8/9.

[38] LO, 4/8/1974, p. 1.

[39] Noticias, 7/8/1974, p. 14.

[40] Gillespie, 1987: 199.

[41] Un relato de estos hechos puede encontrarse en: Noticias, 7/8/1974, p. 12 y La Causa Peronista nº 6, p. 3/4.

[42] BDB, sección agosto de 1974, pp. 8/9. Noticias, 7/8/1974, p. 12.

[43] LO, 9/8/1974, p. 11.

[44] BDB, sección agosto de 1974, p. 12.

[45] La primer cifra aparece en: LO, 15/8/1974, p. 1. La segunda en: BDB, sección agosto de 1974, p. 13. 

[46] BDB, sección agosto de 1974, p. 17.

[47] Noticias, 19/8/1974, p. 3.

[48] Noticias, 23/8/1974, pp. 14/5.

[49] LO, 16/8/1974, p. 12 y LO, 15/8/1974, p. 12.

[50] Noticias, 16/8/1974, p. 9.

[51] LO, 1/9/1974, p. 14.

[52] Movimiento nº 8, p. 4.

[53] Noticias, 24/8/1974, pp. 10/1.

[54] BDB, sección agosto de 1974, p. 24.

[55] BDB, sección agosto de 1974, p. 17.

[56] BDB, sección agosto de 1974, p. 23.

[57] El Caudillo, 23/8/1974, p. 7.

[58] BDB, sección septiembre de 1974, p. 1.

[59] LO, 14/8/1974, p. 12.

[60] LO, 25/8/1974, p. 11.

[61] LO, 18/8/1974, p. 10.

[62] No se conoce una biografía sobre Tecera del Franco, pero en distintos artículos es mencionado como una figura central de la Sociología argentina durante los dos primeros gobiernos peronistas, tanto en la Universidad como en la función pública. Fue docente en la UBA y expulsado por el repudio estudiantil en 1972. Asimismo, durante 1975 y, ya en la dictadura cívico militar instaurada en 1976, Rodolfo Tecera del Franco ocupó la dirección de la Carrera de Sociología, por entonces en una aguda crisis. Ver: Ghillini, 2017; Mallimaci y Georgi, 2004. Puede verse un elogio de Tecera del Franco a Hans Freyer, representante oficial de la sociología alemana durante el régimen nazi en Tecera del Franco, 1954.

[63] Noticias, 24/8/1974, pp. 10/1.

[64] Noticias, 26/8/1974, p. 12.

[65] Noticias, 26/8/1974, p. 12.

[66] Noticias, 27/8/1974, pp. 12/3.

[67] La Causa Peronista, 3/9/1974, p. 4/5.

[68] Sobre el impacto de esta decisión ver: Millán, 2017.

[69] LO, 8/9/1974, p. 8. Existen testimonios acerca de la disconformidad de las bases con el “pasaje a la clandestinidad”. Ver: Anguita y Caparrós, 2011: 109; Luna, et. al., 2007 o Vélez Carreras, 2005. En una entrevista reciente, Roberto Corvaglia, militante de la JUP de Arquitectura, donde fue presidente de su centro estudiantil en 1973, refería: “ninguno de los del frente de masas quería eso.”

[70] Movimiento nº 10, p. 1.

[71] LO, 10/9/1974, p. 16.

[72] La nota completa de su renuncia puede verse en: LO, 10/9/1974, p. 10.

[73] BDB, sección septiembre de 1974, pp. 6 – 7, y LO, 10/9/1974, p. 1.

[74] Ministerio de Educación, 1974. Una crónica del momento puede verse en: LO, 11/9/1974, p. 1.

[75] BDB, sección septiembre, p. 15.

[76] Izaguirre, 2011: 299.

[77] Marín, 2003: 81 – 87.

[78] BDB, secciones de agosto a diciembre de 1974. Bárbara Ramírez fue detenida y luego desaparecida el 23/10/1974. N° CONADEP: 8984, Decl. N° 2268. Fue secuestrada en la vía pública en Capital, en un bar en Independencia y Entre Ríos junto a Raúl Oxley. Sergio Dicovsky (N° CONADEP 364), de la misma facultad, fue detenido-desaparecido el 14/11/1974. A diferencia de Bárbara Ramírez, no militaba en Arquitectura.

[79] Este secuestro y luego asesinato se produjo poco antes del de Enrique Rusconi, no docente y empleado ferroviario platense, también militante del PCR. Por ello las notas aparecidas en Nueva Hora combinan datos de ambos hechos y las manifestaciones de repudio a los mismos, Nueva Hora, 11 al 18/12/ 1974, pp. 8/9.

[80] BDB, sección septiembre de 1974, p. 8. Véase también LO, 11/9/1974, p. 1. La segunda cifra proviene de: Movimiento nº 10, p. 2.

[81] Movimiento nº 10, p. 2.

[82] BDB, sección septiembre de 1974, p. 8. Véase también LO, 11/9/1974, p. 1.

[83] LO, 11/9/1974, p. 12. Ver también: Movimiento, nº 10, p. 13.

[84] LO, 12/9/1974, p. 15.

[85] Movimiento, nº 10, pp. 12/3.

[86] Nueva Hora, nº 150, p. 12 y Nueva Hora, nº 151, p. 9.

[87] Nueva Hora, nº 151, p. 9.

[88] La Chispa, nº 8, p. 6.

[89] Política Obrera, 11/9/1974, pp. 8/9.

[90] LO, 13/9/1974, p. 1.

[91] LO, 14/9/1974, p. 12.

[92] BDB, sección septiembre de 1974, p. 10 y LO, 13/9/1974, p. 10.

[93] LO, 13/9/1974, p. 10.

[94] LO, 13/9/1974, p. 10.

[95] LO, 15/9/1974, p. 24.

[96] LO, 14/9/1974, p. 1.

[97] LO, 14/9/1974, p. 13.

[98] La Chispa, nº 8, pp. 10/1.

[99] Nuevo Hombre n° 70, pp. 16/7.

[100] LO, 17/9/1974, p. 16.

[101] LO, 17/9/1974, p. 16.

[102] LO, 17/9/1974, p. 16.

[103] BDB, sección septiembre de 1974, p. 17.

[104] Franco, 2014: 45.

[105] Cristal, 2017.

[106] Besoky, 2016. Sobre las trayectoria de Ottalagano y los siguientes rectores de la UBA hasta 1983, véase: Seia, 2014. En 1983 Alberto Ottalagano editó un breve libro con el título Soy fascista… ¿y qué? Alberto Ottalagano: una vida al servicio de la Patria. Editado por Ro.Ca. Producciones. Sobre el vínculo de la UOM con la Triple A véase: Gasparini, 2012: 302.

[107] Gurruchari, 2001: 383. En 2000 fue detenido en Chile por el asesinato del militar chileno Carlos Prats en Buenos Aires, en 1974. Ver: https://www.lanacion.com.ar/17743-caso-prats-detienen-a-un-agente-argentino [visitado octubre de 2018].

[108] LO, 16/11/1974, p. 24.

[109] Rectorado de la UBA. Res. nº 73 del C.S., del 11/10/1974.

[110] Rectorado UBA, Res. nº 46 del C.S., del 2/10/1974b. Para cada Facultad hay una resolución que contiene párrafos idénticos.

[111] LO, 19/9/1974, p. 17.

[112] LO, 19/9/1974, p. 14.

[113] LO,  22/9/1974, p. 12.

[114] Besoky, 2017:172.

[115] BDB, sección septiembre de 1974, p. 19.

[116] LO, 21/9/1974, p. 8.

[117] LO, 20/9/1974, p. 1.

[118] Entrevista a Miguel Ponce, agosto de 2015.

[119]  Panorama, 26/11 al 2/12/1974, p. 19 y ss.

[120] LO, 27/9/1974, p. 13.

[121] Las Bases, 10/10/1973, pp. 12-14.

[122] BDB, sección septiembre de 1974, p. 22. Ver también: LO, 22/9/1974, p. 12.

[123] LO, 24/9/1974, p. 24.

[124] LO, 25/9/1974, p. 16.

[125] LO, 25/9/1974, p. 16.

[126] LO, 25/9/1974, p. 16.

[127] LO, 25/9/1974, p. 16.

[128] LO, 26/9/1974, p. 11.

[129] BDB, sección octubre de 1974, pp. 3-4.

[130] Para una narración de los sucesos que le costaron la vida a esta estudiante léase: Partido Comunista Revolucionario, 2014 http://www.pcr.org.ar/nota/partido/armando-ricciotti-2 [visitado octubre 2018]. 

[131] Rectorado de la UBA. Res. nº 47 del C.S., del 1/10/1974 y LO, 12/10/1974, p. 15.

[132] Rodríguez, 2014: 116.

[133] LO, 13/10/1974, p. 10.

[134] BDB, sección octubre de 1974, p. 14.

[135] LO, 24/10/1974, p. 1.

[136] Rectorado de la UBA. Res. nº 66 del C.S., 10/10/1974.

[137] Rectorado de la UBA. Res. nº 285 del C.S., 6/12/1974.

[138] LO, 25/10/1974, p. 10.

[139] LO, 25/10/1974, p. 10.

[140] LO, 5/11/1974, p. 12.

[141] LO, 3/11/1974, p. 11.

[142] LO, 6/11/1974, p. 13.

[143] Scatizza, 2015: 149.

[144] LO, 8/11/1974, p. 8.

[145] LO, 8/11/1974, p. 8.

[146] LO, 9/11/1974, p. 12.

[147] Nueva Hora, 12 al 19/11/1974, p. 8.

[148] Política Obrera, 13/11/1974, pp. 8/9.

[149] LO, 10/11/1974, p. 12.

[150] LO, 12/11/1974, p. 16.

[151] LO, 1./11/1974, p. 13.

[152] LO, 13/11/1974, p. 13.

[153] LO, 12/11/1974, p. 15.

[154] LO, 15/11/1974, p. 12.

[155] LO, 16/11/1974, p. 24.

[156] LO, 17/11/1974, p. 11.

[157] LO, 16/11/1974, p. 24.

[158] LO, 17/11/1974, p. 17.

[159] LO, 20/11/1974, p. 24.

[160] LO, 26/11/1974, p. 17.

[161] LO, 28/11/1974, p. 24.

[162] LO, 22/1/1974, p. 17.

[163] La comisión de los 15 fue creada durante junio en una reunión nacional de agrupamientos estudiantiles en Rosario, con el objetivo de coordinar la organización del Congreso Unificador.

[164]LO, 21/11/1974, p. 15.

[165] LO, 23/11/1974, p. 13.

[166] LO, 24/11/1974, p. 8.

[167] LO, 24/11/1974, p. 8.

[168] LO, 24/11/1974, p. 8.

[169] LO, 26/11/1974, p. 16.

[170] LO, 27/11/1974, p. 18.

[171] LO, 28/11/1974, p. 17.

[172] LO, 4/12/1974, p. 14.

[173] LO, 7/12/1974, p. 11.

[174] LO, 6/12/1974, p. 1.

[175] LO, 7/12/1974, p. 11; LO, 8/12/1974, p. 14.

[176] LO, 10/12/1974, p. 15 y LO, 14/12/1974, p. 9.

[177] LO, 15/12/1974, p. 15.

[178] LO, 15/12/1974, p. 15.

[179] Nueva Hora, 12 al 19/11/1974, p. 8.

[180] LO, 18/12/1974, p. 16.

[181] LO, 20/12/1974, p. 16.

[182] LO, 17/12/1974, p. 18.

[183] Nueva Hora, 24/12/1974 al 5/1/1975, p. 9.

[184] Política Obrera, 8/1/1975, pp. 12/3.

[185] LO, 26/12/1974, p. 9.

[186] LO, 15/12/1974, p. 15.

[187] Millán, 2018b.