Núm. 18 (2022): Revista Cardinalis Año X N°18 (1°Semestre de 2022)

Arte de tapa.  Obra: Espacio cero. Collage de 1 x 0,8 m. realizado a mano con acrílicos, tinta y papel sobre un bastidor de madera.  Vicente Girardi Callafa   El fuego es aliado del productivismo. Borrar la historia es su deber, extinguir la vida hasta la condición de partícula mineral, de suelo negro, hacer del paisaje una nada mensurable, una pizarra oscura. El fuego es hermano de las topadoras, de la maquinaria pesada que tritura la vida enraizada, que nivela la superficie y termina por construir la nada, el espacio cero, a partir de la expulsión y el exterminio deliberado. Incendiar y desmontar tienen por fin último fracturar el territorio y eliminar lo enmarañado para abrir un espacio homogéneo susceptible de ser asimilado a la lógica matemática de la política económica. El neoliberalismo es hoy todo lo que conocemos, su extensión totalizante, global, lo vuelven un sistema único que no necesita mostrar una cara amable pues no existe un afuera con el cual medirse. En este contexto producir a cualquier costo es la ley imperante. Todo espacio debe mercantilizarse. El fuego emerge entonces como un vector en todas direcciones, y el futuro se aproxima como una marcha de polígonos desplegada por corporaciones y desarrollistas.  El planeamiento parece retomar los postulados de la geografía cuantitativa, positivista, en donde el espacio es simplemente un mero soporte de la actividad humana, una figura neutra, vacante. La arquitectura se compromete con el funcionalismo, garantizando la producción masiva y austera de viviendas despersonalizadas y anónimas y ocupando las ciudades con edificios-espectáculo que turistifican la experiencia urbana de sus habitantes. El monte se empequeñece, es reducido en todos sus flancos en la más injusta de las guerras. El bosque devenido tierra muerta, y luego ocupado por el monocultivo o el barrio privado. Esa es la imagen única de nuestros países latinoamericanos. En cualquier caso, la propiedad privada y los sistemas de vigilancia y control aseguran la reproducción del escenario. La muerte de la flora y la fauna, es también la muerte de lo distinto, o dicho de otro modo, es la producción de lo igual, de una vida vuelta commodity. Producir una imagen que lo represente, es (contra) cartografiar el desastre, hacer evidente el gesto continuo de un modo de reproducción del espacio habitado que no puede sino hastiar por la violencia de sus formas.  Se me presenta una vista aérea de la situación, la transición entre ese mundo abyecto que es la naturaleza y el espacio construido, en donde las cenizas cortan la secuencia. Dispongo de mi cuerpo para sintetizar este proceso, esa metamorfosis del territorio, llevo al extremo los detalles, forzando mis dolientes manos para construir con exactitud la imagen repetida que resuena en mi mente y desestabiliza mi ánimo (Girardi Callafa, 2022).

Comenzamos a celebrar 10 años compartiendo la difusión, debate y construcción colectiva de las geografías en diálogo con otros saberes. Para conmemorarlo, qué mejor que hacerlo publicando una nueva edición. Es así que este número viene recargado de diversos mapas, voces, colores, sonidos, imágenes y hasta esculturas donde convergen tiempo y espacio, luchas y felicidades, arte y geografía.

En un mundo en situación cada vez más crítica, también requerimos vernos en nuestro accionar para producir colectivamente las transformaciones que nos lleven a mapear un rumbo de esperanza, bienestar, felicidad y lucha por lo común. Para hacer comunes las “proyecciones” y más legibles los mapas de presentes que nos encuentren hermanad*s con la madre tierra.
Con estos deseos, en esta senda del accionar colectivo y del dialogar con otros saberes, Revista Cardinalis cumple 10 años y seguirá creciendo junto a tod*s ustedes.

Les invitamos a entrar y compartir este nuevo número, además de proponerles participar de los siguientes.

Gracias por encontrarnos en cada edición.

Equipo editorial
Revista Cardinalis
Julio de 2022

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Gracias como siempre por el arte de tapa a Vicente Girardi Callafa (Collage de 1 x 0,8 m. Realizado a mano con acrílicos, tinta y papel sobre un bastidor de madera). Edición gráfica: Nadia Fink

Vicente Girardi Callafa con esta obra nos expresa: El fuego es aliado del productivismo. Borrar la historia es su deber, extinguir la vida hasta la condición de partícula mineral, de suelo negro, hacer del paisaje una nada mensurable, una pizarra oscura. El fuego es hermano de las topadoras, de la maquinaria pesada que tritura la vida enraizada, que nivela la superficie y termina por construir la nada, el espacio cero, a partir de la expulsión y el exterminio deliberado. Incendiar y desmontar tienen por fin último fracturar el territorio y eliminar lo enmarañado para abrir un espacio homogéneo susceptible de ser asimilado a la lógica matemática de la política económica. El neoliberalismo es hoy todo lo que conocemos, su extensión totalizante, global, lo vuelven un sistema único que no necesita mostrar una cara amable pues no existe un afuera con el cual medirse. En este contexto producir a cualquier costo es la ley imperante. Todo espacio debe mercantilizarse. El fuego emerge entonces como un vector en todas direcciones, y el futuro se aproxima como una marcha de polígonos desplegada por corporaciones y desarrollistas. El planeamiento parece retomar los postulados de la geografía cuantitativa, positivista, en donde el espacio es simplemente un mero soporte de la actividad humana, una figura neutra, vacante. La arquitectura se compromete con el funcionalismo, garantizando la producción masiva y austera de viviendas despersonalizadas y anónimas y ocupando las ciudades con edificios-espectáculo que turistifican la experiencia urbana de sus habitantes. El monte se empequeñece, es reducido en todos sus flancos en la más injusta de las guerras. El bosque devenido tierra muerta, y luego ocupado por el monocultivo o el barrio privado. Esa es la imagen única de nuestros países latinoamericanos. En cualquier caso, la propiedad privada y los sistemas de vigilancia y control aseguran la reproducción del escenario. La muerte de la flora y la fauna, es también la muerte de lo distinto, o dicho de otro modo, es la producción de lo igual, de una vida vuelta commodity. Producir una imagen que lo represente, es (contra) cartografiar el desastre, hacer evidente el gesto continuo de un modo de reproducción del espacio habitado que no puede sino hastiar por la violencia de sus formas. Se me presenta una vista aérea de la situación, la transición entre ese mundo abyecto que es la naturaleza y el espacio construido, en donde las cenizas cortan la secuencia. Dispongo de mi cuerpo para sintetizar este proceso, esa metamorfosis del territorio, llevo al extremo los detalles, forzando mis dolientes manos para construir con exactitud la imagen repetida que resuena en mi mente y desestabiliza mi ánimo (Girardi Callafa, 2022).

Publicado: 2022-08-21

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