Número 30 · Año 2021
El libro de artista como espacio de encuentro dentro de un laboratorio experimental en la gráfica contemporánea
Sara Inés Carpio
Universidad Nacional de Córdoba
Córdoba, Argentina
Alejandra Fabiana Hernández
Universidad Nacional de Córdoba
Córdoba, Argentina
alejandra.fabiana.hernandez@unc.edu.ar
Resumen
Este trabajo presenta los avances del proyecto de investigación Consolidar tipo A de la Secretaría de Ciencia y Técnica (SeCyT-UNC) (2018-2021), “Interrelación de poéticas fronterizas. Producción, recepción y enseñanza del arte en espacios diversos con tecnologías del presente”, donde se indagan los procesos de transmisión, circulación, apropiación-recepción y producción del lenguaje plástico y visual en formato libro.
El libro de artista es producto de una interacción con aquello que interpela y motiva, un lugar de encuentro y una instancia dialogal y experimental. A través de la metodología del laboratorio, se abordan las experiencias producidas en el interior del equipo de investigación a partir del libro de artista colectivo y colaborativo Aquello que me habita. El bosque nativo, publicado en formato papel y digital por Laboratorio de Arte y Diseño en torno al Libro (LADeL), editorial creada en el marco del proyecto.
Palabras clave: Libro, Arte, Encuentro, Laboratorio, Colaborativo/Colectivo
The artist's book as a meeting space within an experimental laboratory in contemporary graphics
Abstract
This work presents the previews of the investigation Project Consolidate A type from SeCyT (2018-2021), “Interrelation between opposite poetics. Production, reception and teaching of art in different spaces with up-to-date technologies”, in which the proceedings of transmition, circulation, appropriation, reception and production of the plastic and visual languages in book format are investigated.
The artist’s book is the result of an interaction with that which produces an investigation and leads to a discussion and experimental analysis. Through laboratory methology the experiences produced within the investigation team in the collective and collaborative artist’s book can be approached That which dwells inside me. The native forest, published in paper and digital forms by Art and Design Laboratoy about the Book (LADeL), editorial created in the framework of this project.
Key words: Book, Art, Meeting, Laboratory, Collaborative/Collective.
AVANCES
Recibido: 08/02/2021 - Aceptado: 08/03/2021
Número 30, 2021 | ISSN 1667-927X (impreso) / e-ISSN 2718-6555 (electrónico)
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/avances
Centro de Producción e Investigación en Artes,
Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Introducción
El presente trabajo desarrolla algunos cruces desde las poéticas fronterizas que vinculan el libro como lugar de encuentro e intercambio dialógico. Como punto de partida, nos situamos en el proyecto Consolidar tipo A de la SeCyT: “Interrelación de poéticas fronterizas. Producción, recepción y enseñanza del arte en espacios diversos con tecnologías del presente” (2018-2021), en el que buscamos investigar, de manera situada, los procesos de transmisión, circulación, apropiación-recepción y producción del lenguaje plástico y visual en formato libro[1].
Para llevar adelante esta tarea proponemos el abordaje dialéctico de la relación teoría-práctica-teoría. Aunque la producción se realizó en ámbitos especializados (prácticas de producción al interior del propio equipo de investigación) y no especializados (prácticas de producción en contexto de encierro), en esta oportunidad desarrollaremos y analizaremos la experiencia dentro del contexto académico[2].
El objetivo general de nuestra línea de trabajo es producir libros de artista en contextos diversos desde un posicionamiento pedagógico, mientras que los objetivos específicos están dirigidos a indagar en las experiencias del lenguaje plástico y artístico en bitácoras y libros de artistas, además de favorecer instancias de intercambio dialogal y multidisciplinario mediadas por el arte. El criterio metodológico empleado es el concepto-idea de laboratorio, que se entiende como un “lugar donde se experimenta o elabora algo” (Real Academia Española, 2020) para devenir en diferentes acciones como producir, indagar, ensayar, experimentar, analizar, pensar y reflexionar. El laboratorio, es decir, el espacio-idea libro, es el catalizador del método experimental. Tomamos un enfoque cualitativo y hermenéutico, basado en la comprensión de procesos, donde buscamos acercarnos a la producción artística y a la enseñanza del arte.
De modo general, un libro, “al igual que cualquier otra tecnología, es invariablemente producto de la acción humana en contextos complejos y profundamente cambiantes” (Mckenzie en Borsuk, 2020, p. 57). Asimismo, el libro de artista es producto de una interacción con aquello que nos interpela y motiva, un lugar para encontrarnos con otros, entre otros; es acción, reflexión, intercambio y movimiento. De esta manera, pensar el libro como espacio de encuentro nos llevó a crear nuestra propia propuesta editorial: LADeL —Laboratorio de Arte y Diseño en torno al Libro— donde publicamos colectiva y colaborativamente en formato papel y digital, el libro de artista Aquello que me habita. El bosque nativo. Así, abrimos la posibilidad de construir y contribuir a nuevos conocimientos en artes visuales que impactarán de manera directa en nuestro objeto estudio.
De esta forma, nuestra opción teórico-metodológica coincide con nociones relacionadas a prácticas artísticas contemporáneas y estéticas de tipo relacional; es precisamente el libro como objeto cultural el que funciona como propiciatorio de un locus experimental. Compartimos con Bourriaud (2008) que “el arte modeliza más de lo que representa, en lugar de inspirarse en la trama social, se inserta en ella” (p. 17). Al ser parte de este contexto, facilita y crea el espacio para el encuentro, para el intercambio, para ser en y con la trama social emergente de las posiciones, consensos y disensos. Como libro de arte/artista, el encuentro se presenta tanto en las palabras que se dicen y se escriben, como en las formas que se presentan, y da cuenta de la pluralidad de voces, sentidos e ideologías conscientes e inconscientes que fluyen en el ser del artista. Principalmente, es un espacio para pensar, para que la forma, la línea, la imagen, el color y la palabra procuren discursos, verbales y no verbales, e inciten al pensamiento y la reflexión. El libro de arte/artista, en este lugar de encuentro, se inscribe en la intersubjetividad donde, “en un marco de una teoría ‘relacionista’ del arte, no representa solamente el marco social de la recepción del arte, que constituye su ‘campo’ sino que se convierte en la esencia de la práctica artística” (Bourriaud, 2008, p. 23). De este modo, la acción que se produce en el libro es simultánea entre quienes participan —artistas, lectores/espectadores— y resignifica posibilidades, a la vez que promueve nuevas. Este medio y fin es generador de nuevos y múltiples abordajes, donde los discursos como formas de decir en lo verbal y no verbal son protagonistas en igualdad de posibilidades.
Desentramando las indagaciones iniciales, nos preguntamos: ¿de qué manera el libro de artista podría ser un objeto cultural propiciatorio para algún tipo de encuentro? ¿Cómo? En tal caso, ¿cuáles serían sus características? El formato libro: ¿favorecería o dificultaría el trabajo artístico de un equipo multidisciplinar? ¿Cuáles serían sus posibilidades u obstáculos?
Prácticas artísticas en torno al libro. Del espacio-tiempo y los participantes
Como se mencionó anteriormente, se eligió como campo de estudio el contexto académico y se abordó la temática del bosque nativo. Esta es una cuestión que interpela e interesa a la mayoría del grupo; entendemos que estos temas no son inocentes, son parte de un posicionamiento en defensa de nuestros paisajes, de nuestras culturas, como parte de con-vivir en un sistema que incluye lo ambiental, el bosque y lo nativo. Por otra parte, en nuestra propuesta, se puede observar que la dimensión emancipatoria del arte se encuentra en las formas y en los conceptos que desafían la mirada de la cultura dominante. Es por esto que exploramos posibilidades que permitan salirnos de los supuestos y producir experiencias perceptivas y discursivas que inviten al análisis y a resignificar lo dado, buscando abrir el diálogo entre diferentes saberes y objetividades.
La primera práctica de producción del equipo de investigación fue la muestra inmersiva Paisajes y sentidos, en el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) en 2019 y desarrollada en el Museo Provincial de Ciencias Naturales Dr. Arturo Umberto Illía. La propuesta fue realizada por los integrantes de la línea uno, para la cual propusimos establecer interrelaciones entre los ejes de abordaje. Primero participaron de las actividades desde un lugar de registro y luego el equipo formalizó la propuesta con el libro que luego se tituló Aquello que me habita. El bosque nativo.
Se consideró oportuno ampliar el proyecto desde un lugar multidisciplinar e invitar a personas pertenecientes de otros campos de conocimiento, como la biología, la música, la danza, el cine, la narrativa y la educación especial —como el colectivo Otium-Travesía, que desarrolla actividades con personas con discapacidad visual—. Destacamos que las dos actividades —la instalación inmersiva y el libro de artista— se dieron en paralelo: trabajaron de manera complementaria una propuesta con la otra bajo la misma temática. La invitación de integrantes externos al equipo también se propuso en las dos líneas de producción; pudieron elegir participar en una o en las dos actividades.
El proyecto libro de artista se desarrolló en diferentes etapas: una primera de tipo experiencial, exploratoria y de registro (con una fase “inmersiva” naturalista —visita al sitio real del bosque o monte nativo— y otra digital —que emulaba el espacio real buscando producir sentidos desde lo perceptivo—); una segunda etapa de recuperación y producción; y, finalmente, una tercera de visibilización y comunicación de los resultados, donde se realizó la propuesta editorial y la publicación del libro de artista Aquello que me habita. El bosque nativo.
Primera experiencia de laboratorio: Aquello que me habita. El bosque nativo. Proceso de producción-investigación artística en torno al libro
La primera experiencia de producción-investigación sobre Aquello que me habita. El bosque nativo (imagen 1), surge como resultado de nuestras indagaciones y primeras hipótesis sobre el libro como espacio de encuentro. A partir de la posibilidad de la experimentación como prioridad para construir conocimientos otros y la utilización de múltiples herramientas o formatos, consideramos que el libro es, ante todo, un encuentro entre quienes deciden participar y una “zona de actividad” (Dricker en Borsuk, 2020, p. 128) promovida por intercambios y construcciones de sentido que suscitan un permanente movimiento de nuevos significados.
Imagen 1: Carpio, S., Hernández, A. y Méndez, B. (2019). Aquello que me habita. El bosque nativo. Córdoba: Editorial LADeL. Propuesta de producción del libro de artista.
Para su elaboración, se facilitaron consignas disparadoras que incentivaran a cada artista convocado. Por un lado, se propuso una actividad experiencial, exploratoria y de registro. La propuesta consistió en trabajar el bosque desde lo nativo[3]; para ello, se realizaron visitas in situ al monte nativo local, que facilitaron la toma de registros audiovisuales y fotográficos de modo individual o colectivo, a fin de disponer de este material documental como archivo que ayudara a recrear las bitácoras personales. A esta etapa la llamamos etapa inmersiva naturalista[4] y su objetivo fue enfatizar el desarrollo de la percepción de manera integral, es decir, realizar una actividad inmersiva de tipo naturalista[5] desarrollada en el espacio real. Por otro lado, desde la dimensión conceptual, se propusieron algunas preguntas relacionadas al trabajo colaborativo. Inicialmente, esta noción se planteó como posibilidad para la realización del libro, donde nos preguntamos: ¿en qué medida o bajo qué condiciones es posible la construcción de un libro de artista colaborativo? ¿Qué posibilita el formato libro? ¿Cuáles son las implicancias y características de un discurso de este tipo?
En la fase final de la primera etapa del proceso de producción-investigación del libro utilizamos como recurso el formato digital de blog[6], que llevó el nombre de Aquello que nos habita. Paisajes y sentidos, donde visibilizamos las producciones de quienes participamos en este laboratorio; se permitió el acceso a quienes tuvieran la intención o el deseo de ver o compartir lo producido.
Este medio digital constituyó otra forma de encuentro y diálogo, nociones nodales que conforman nuestras hipótesis iniciales. Ulises Carrión (1974) indica que un libro es “una secuencia de espacios” (p. 7); una secuencia como parte de una continuidad de algo que se viene dando, que indica relación con lo dado, con lo anterior y con lo que vendrá. En un blog podemos tener tantas entradas y pestañas o espacios como personas que publiquemos (imagen 2). Estos espacios o bloques están interconectados y son, a la vez, independientes o codependientes. Podemos señalar que, en un encuentro mediado por la virtualidad, los discursos verbales y no verbales se visibilizan en una bitácora digital que invita a recorrer un proceso no cerrado, sino que puede ser modificado o borrado. En el blog podemos ingresar libremente a distintas pestañas en cualquier momento y crear nuevas, según lo desee el usuario; por lo tanto, también coincidimos en que “el libro es una secuencia espacio-temporal” (Carrión, 1978, p. 8). Tanto el blog dentro de la virtualidad, como el libro de arte/artista en formato papel, fueron creados para que el participante o espectador pudiera establecer sus propias conexiones con los espacios dispuestos —no siempre lineales, no necesariamente unidireccionales—, sino abiertos en múltiples posibilidades, determinadas en el proceso de la acción.
Imagen 2: Equipo de Investigación Interrelación de poéticas fronterizas. Producción, recepción y enseñanza del arte en espacios diversos con tecnologías del presente (2019). Aquello que nos habita. Paisajes y sentidos. Libro de artista y bosque nativo. http://librodeartistaybosquenativo.blogspot.com/. Detalle de entradas. Registro inmersivo naturalista.
Otra característica valiosa de este formato fue la manera de estar conectados y de llevar adelante el libro como posibilidad de construcción colaborativa. El aporte de cada integrante contribuyó a conformar nuevas miradas y abordajes desde sus disciplinas y especificidades. Cada uno aporta, suma e integra desde su lugar: en lo performático, en lo digital, lo manual, en los sonidos; y, así, apoya y enriquece la propuesta. Esta construcción colaborativa lleva implícito el carácter social y educativo porque compartimos miradas, saberes e incluso posicionamientos desde la doxa o la episteme entre pares, colegas o compañeros.
Destacamos el aporte de Maldonado Pérez (2007) —para fundamentar la importancia de la interacción social, en nuestro caso mediada por la acción colaborativa—, quien destaca la contribución del psicólogo ruso Vygostky (1896-1934) sobre la influencia en la zona de desarrollo próximo para el progreso de los procesos superiores de pensamiento: “lo que hace un grupo en interacción será internalizado por cada uno de los miembros y luego formará parte de su propio aparato cognoscitivo. Y en esta interacción se destaca con un papel fundamental el lenguaje y los procesos comunicacionales” (p. 267). Dichos procesos comunicacionales tienen múltiples vías de expresión según la forma o cauce que cada integrante decida.
Por otra parte, pensamos que el medio digital posibilitaría un tipo de producción artística mediada por la tecnología, donde la distancia material no sería un problema, ya que se facilitarían otras formas de intercambio. Las acciones de copiar, transformar, recortar, resignificar y dialogar producirían efectos orientados a la realización de un trabajo colaborativo y participativo —personal y colectivo— que se plasmaría en el libro en papel y digital.
Luego de la experiencia inmersiva naturalista y lo trabajado en el blog como herramienta de comunicación e intercambio, iniciamos la segunda etapa que podríamos denominar de recuperación y producción. Aquí, cada productor artístico tomó decisiones individuales a partir de los aportes grupales del blog que condicionaron las dimensiones procedimentales, técnicas y materiales del objeto artístico (imagen visual-sonora, espacio-tiempo). Esta diversidad y heterogeneidad de miradas se pudo observar en el producto final.
Consecuentemente a las dos etapas anteriores, devino una tercera: la visibilización y comunicación de los resultados. Tras transcurrir las experiencias de laboratorio, fuimos observando la necesidad de plantearnos una editorial que respaldara el hacer[7]. Nació así el proyecto editorial denominado LADeL, Laboratorio de Arte y Diseño en torno al Libro, donde cada integrante asumió responsabilidades compartidas.
Aquello que me habita. El bosque nativo fue producto de un trabajo interdisciplinar en el que la edición, diseño, armado y elaboración final estuvo a cargo de los integrantes de esta tercera línea de trabajo en el equipo de investigación. Se publicó en una edición limitada de cien ejemplares en papel, con formato tipo acordeón. Como señala Amaranth Borsuk (2020), entendimos que esta forma permitiría reconstruir desde otro lugar, al hacer reacomodaciones y recombinaciones entre quienes participábamos —artistas o espectadores—. Tal como sucedía en el medio digital, ya no sólo se pasaban páginas unas detrás de otras (la primera quedaba en el pasado y así sucesivamente), sino que ahora podíamos hojear o desplegarlas todas abiertamente para tener un panorama general de lo presentado e, incluso, seguir experimentando posibilidades de recombinación aleatoria; es decir, podíamos tomar, por ejemplo, la página siete y la quince para confrontarlas o acomodarlas una al lado de otra. Así, se permitían encuentros y diálogos desde la imagen y la palabra y creábamos nuevos sentidos, nuevas interpretaciones y discursividades en un juego infinito de posibilidades (imágenes 3, 4 y 5).
Imagen 3: Carpio, S., Hernández, A. y Méndez, B. (2019). Aquello que me habita. El bosque nativo. Córdoba: Editorial LADeL.Vista lateral.
Imagen 4: Carpio, S., Hernández, A. y Méndez, B. (2019). Aquello que me habita. El bosque nativo. Córdoba: Editorial LADeL. Etapa de armado del libro en formato acordeón.
Como cierre de esta primera experiencia de laboratorio, el libro se publicó también en el repositorio digital MAPA[8] de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. Allí se puede visualizar en un formato lineal, en PDF, en el que no es posible recombinar o modificar los espacios.
La materialización de esta experiencia a través de nuestra editorial corrobora nuestras hipótesis: el libro de artista se conforma como un espacio de encuentro entre participantes, espectadores y productores que se aúnan en él, para adentrarse en los pensamientos, intercambiar miradas y abrir posibilidades y puntos de vistas. Asimismo, el libro se presentó como un diálogo entre formas de hacer y decir.
Aproximaciones a un análisis de la primera experiencia en laboratorio
Para analizar la primera experiencia de laboratorio, nos preguntamos: ¿qué aspectos podemos destacar sobre las acciones llevadas adelante para producir el libro Aquello que me habita. El bosque nativo? ¿Se trabajaron diferentes nociones del bosque nativo? ¿El blog promovió la instancia de encuentro entre los participantes? ¿Cómo se desarrolló la dinámica en torno a la idea de construcción de un libro de artista colectivo y/o colaborativo? ¿Qué aspectos facilitó o dificultó la propuesta en formato libro? ¿Qué indicadores podemos señalar para afirmar el libro como espacio de encuentro?
Para responder a estas interrogantes, decidimos organizar tres categorías o dimensiones para analizar las prácticas de producción-investigación, ellas fueron: la dimensión temática, la conceptual y la material. A través de la dimensión temática, nos propusimos abordar la problemática del bosque desde una mirada amplia y lo nativo desde un espacio situado. La convocatoria y el desarrollo de la práctica experimental se dio en conjunto con una actividad inmersiva del equipo de investigación en el Museo de Ciencias Naturales en la que, como ya señalamos, se vincularon dos de las líneas de trabajo del equipo de investigación. En lo referido a la dimensión conceptual, abordamos una producción que facilitara el encuentro entre pares y con las producciones, que fuera colaborativa y que se prestara a la posibilidad de entablar un diálogo entre productores y producciones. Finalmente, la dimensión material estuvo prefigurada en el formato libro de artista digital e impreso.
Respecto a la dimensión temática, podemos decir que, a través de estos entrecruzamientos sobre el “bosque nativo”, nos planteamos enriquecer y contribuir a la propuesta desde cada línea de investigación. Nos preguntamos: ¿en qué medida la actividad inicial que se planteó como búsqueda de una experiencia inmersiva en el bosque nativo facilitó o dificultó la experiencia en relación al libro? En relación a las imágenes resultantes: ¿fueron pensadas para este proyecto libro? ¿Estuvieron condicionadas y/o relacionadas con el trabajo de la muestra inmersiva? ¿Qué cruces y vinculaciones se dieron? ¿Cómo se llevó adelante la realización del trabajo de los integrantes en relación a las actividades planteadas?
En la distancia que el tiempo nos permite, hemos podido observar y analizar estas preguntas al interior del equipo. Como señalamos más arriba, consideramos el libro de artista desde un espacio de encuentro, especialmente ligado al campo artístico; es arte en el sentido de que “aquello que el singular del arte designa es el recorte de un espacio de presentación por el cual las cosas del arte son identificadas como tales” (Ranciere, 2013, p. 32). Desde este escenario, compartimos, como señala Bourriaud (2008), la “posibilidad de un arte relacional, un arte que tomaría como horizonte teórico la esfera de las interacciones humanas y su contexto social…” (p. 13), donde el libro como producto y escenario de significaciones permite múltiples abordajes y perspectivas en las búsquedas de respuestas o preguntas que emergen del grupo. Esto enriquece miradas e incentiva al análisis y reflexión de lo presentado. Las palabras e imágenes que manaron de este proyecto permitieron al espectador acercarse al encuentro con lo dado y con lo que podemos interpelar, desde este lugar, donde “cada página es creada como un elemento individual de una estructura [el libro] en la que tiene una función particular que cumplir” (Carrión, 1978, p. 11).
La actividad inicial inmersiva fue una experiencia que permitió incentivar los sentidos desde lo real, visible, palpable. Si bien la invitación al bosque nativo de nuestra serranía no se pudo hacer en grupo —dadas las circunstancias heterogéneas y su amplitud no logramos coincidir con los horarios y días—, sí se pudo llevar adelante de modo individual. Una de las integrantes[9] radicada en el exterior, de modo remoto, fue aportando desde su lugar. Al recorrer hoy el libro, observamos la heterogeneidad y la diversidad que nos identifica como grupo. La experiencia inmersiva resultó más significativa para unos que para otros, pero al registro lo podemos valorar en el blog, donde se subieron aportes iniciales de esta actividad.
Por otro lado, consideramos que pudimos vincularnos con Paisajes y sentidos[10], instalación realizada en paralelo por la línea de trabajo uno. Mientras que en la instalación se mostraban corales, sierras y espinillos, en el otro escenario o espacio —el del libro— aparecían la paja brava, el nido y la performance como memorias de una forma de habitar, de una experiencia. Entonces, se iba rescatando lo significativo de la voz interdisciplinar y plural de cada autor y artista. Traemos como ejemplo de la interacción multidisciplinar en las producciones de la instalación y del libro, la página treinta en la que se invita al espectador-lector a copiar un link para recuperar los sonidos de ese bosque inmersivo que se propuso en la instalación. Estos sonidos quedan plasmados como memoria y recuperación de la vivencia. De esta manera, volvemos a observar la idea de interfaz o espacios dinámicos que no quedan congelados o aprisionados en una hoja, sino que invitan a las relaciones y múltiples encuentros.
Imagen 5: Carpio, S., Hernández, A. y Méndez, B. (2019). Aquello que me habita. El bosque nativo. Córdoba: Editorial LADeL. Captura de la página treinta del libro. Link para escuchar sonidos referidos a la instalación Paisajes y sentidos.
Finalmente, nos encontramos con tantas formas de ver lo nativo como personas que participan en el libro colectivo-colaborativo y espectadores-lectores. Entonces, un espectador que es invitado a explorar este libro de artista puede ampliar su mirada, disentir, molestarse o acoplarse, es decir, habitar lo que “ve” desde el mismo lugar o desde otro posicionamiento. Es por esto que, como arte relacional —si podemos encasillar así a este tipo de práctica artística—, se propone crear no sólo objetos, “sino situaciones y encuentros” (Ranciere, 2013, p. 73).
En cuanto a la dimensión conceptual, el libro facilita y promueve el encuentro entre los participantes-integrantes artistas y entre artistas y observadores-espectadores. El libro nos acerca al arte relacional y se sitúa en un contexto determinado donde confluyen distintas miradas, tantas como las interacciones humanas que se generan. En nuestro objeto de estudio, el espacio se configuraría como una trama compleja de imágenes, textos, ordenamientos compositivos y realidades multidisciplinares que invitan, motivan y movilizan cruces y pareceres. Entre lo dicho, lo expresado, lo imaginado hay múltiples variantes que habilitan el encuentro con lo otro, lo diverso, con lo dado y lo nuevo a su vez. Así, invitamos a los lectores a tomar una posición, a observar, analizar, revisar aquello que habita en cada uno, en relación a la temática dada: el bosque nativo.
Tomamos el libro, pasamos cada página, cada autor, cada propuesta, cada mirada y nos encontramos con la diversidad. Lo colectivo está presente, somos muchos y distintos, pero un tema nos acerca: nuestra mirada sobre lo nativo.
Podemos afirmar entonces que el libro de artista como obra en el arte contemporáneo, busca trascender su forma material; “es una amalgama, un principio aglutinante y dinámico” (Bourriaud, 2008, p. 21) en el cual cada uno de los que participamos tomamos una posición, contribuimos desde nuestro lugar. Como observadores creamos y recreamos lo observado en una mixtura dinámica.
Ahora bien, otro de los puntos de análisis refiere a considerar la posibilidad del libro como instancia dialógica y colectiva-colaborativa. Consideramos que este tipo de trabajo enriquece y multiplica las miradas y la interdisciplinariedad. En este proyecto, buscamos abrir el juego para pensar, reflexionar e imaginar aquello que nos habita y lo hacemos desde distintas disciplinas, en un mismo formato: el libro de artista. Aquí percibimos que se propicia un espacio, un lugar para habitar y ser, para dejar nuestras vivencias, experiencias, sensaciones y sentimientos; para dejar nuestra huella, esa marca que, entre la estructura y la cognición, entre el juego y la experimentación, permiten que algo surja. Tomamos al libro de artista como espacio de encuentro, de búsquedas de sentidos, de recreación y experimentación, donde, retomando las palabras de Oller Navarro (2011) “su sentido se encuentra primero en el aspecto lúdico que representa la definición del libro” (p.14). De esta manera, se deja que afloren los sentidos y la percepción en distintos aspectos: podemos sentir, ver, escuchar sonidos de lo nativo, allí en ese espacio, en ese lugar de encuentro.
Así, habíamos planteado la hipótesis de que el libro de artista era un lugar propicio para participar colaborativamente (Hernández, 2017). Pero, ¿es lo mismo decir colectivo que colaborativo? La propuesta lleva un carácter social y pedagógico; desde una perspectiva educativa, “el constructivismo sostiene que las personas activamente construyen conocimiento mientras interactúan con el ambiente” (Maldonado Pérez, 2007, p. 265). Este conocimiento se traduce en imágenes, formas, sonidos, danza y palabras, es decir, en los lenguajes del arte. Es desde esta mirada que surge lo diverso. Por otra parte, lo colaborativo ha sido conceptualizado de diversas maneras en el campo educativo[11]: “en un contexto educativo, constituye un modelo de aprendizaje interactivo, que invita a construir juntos” (Maldonado Pérez, 2007, p. 268). Construir junto con otro(s) es involucrarse en una realidad que nos saca de una posición individualista y aislada para pertenecer, compartir y participar. Es de destacar que, en nuestra experiencia, el libro de artista ha sido afectado por múltiples factores que complejizaron la posibilidad de construir completamente con el otro. Inferimos que el diálogo entre pares no se ha dado natural o espontáneamente; influyeron factores como múltiples actividades en paralelo y falta de acuerdos por disparidades cotidianas en tiempos y actividades personales. Consideramos que la instancia inmersiva de la instalación grupal —donde participaron simultáneamente los mismos integrantes junto a invitados externos y diferentes en cada caso— fue un punto de confluencia, pero no completamente extensivo al aporte del libro.
La acción colaborativa más evidente se destacó en la praxis de la instalación. Mientras que en el espacio-libro se trataron de facilitar las relaciones sociales y se fomentó el intercambio. Se buscó que, para realizar la producción, todos los integrantes del proyecto se relacionaran para compartir y discutir sobre el qué, el cómo, desde qué lugar o con qué. Finalmente, cada participante, luego del intercambio y el aporte a través del blog, envió su propuesta y quedaron en suspenso otras posibles contribuciones. Es así que, cuando se publicó definitivamente el libro, cada uno pudo ver lo que los compañeros o colegas habían enviado como producción final. Algunos de estos trabajos estuvieron directamente ligados con la instalación que se desarrolló en paralelo; otras veces, la cohesión final de cada trabajo estuvo relacionada con la temática del bosque nativo.
En esta última instancia, nos detenemos a pensar que podríamos haber realizado una puesta en común para seguir generando diálogos o procesos de construcción colectiva-colaborativa, pero los tiempos no acompañaron. A partir de este enfoque y dimensión es que nos propusimos una segunda convocatoria al interior del equipo. Siguiendo con la experiencia del laboratorio experimental, volvimos a plantear una actividad para interpelar las posibilidades o imposibilidades de trabajar lo dialógico y lo colaborativo. El tema sigue siendo hoy el bosque, pero se ha pensado trabajarlo en diferentes cruces. En la etapa inicial toca volver a revisar lo hecho en el libro Aquello que me habita.El bosque nativo e intentar encontrar puntos de conexión que faciliten un diálogo con el hoy, con cada uno, desde cada uno. La intención es dialogar con una propuesta o con varias de las miradas, darle otros significados o profundizar en los ya trabajados. Este proyecto está en desarrollo actualmente. Se creó otro blog y se pautaron nuevamente algunos cruces posibles. El laboratorio es nuestro lugar para construir acciones y nuevos conocimientos situados en experiencias. Acá estamos.
Proponemos re-pensar supuestos conceptuales planteados
Entre las hipótesis iniciales al inicio de la investigación, nos planteábamos una serie de conceptos nodales a manera de supuestos, con la centralidad puesta en el libro como espacio de encuentro, instancia dialógica, colectiva y colaborativa.
A partir de las diferentes acciones de producción-investigación realizadas —la propuesta inmersiva naturalista en donde conjugamos nociones y acciones vinculadas a lo experiencial; exploración y registro del bosque nativo, a la que le sucedió la experiencia de intercambio mediada por la tecnología con la creación blog; para finalizar con la etapa de visibilización y comunicación de los resultados, a través de la creación del Proyecto Editorial LADeL— ha surgido la necesaria revisión de ese conjunto de nociones para afirmar algunas de ellas y replantear otras.
Podemos aseverar que, en términos generales, el objeto libro es un espacio de encuentro, como bien lo señalábamos desde la perspectiva de la estética relacional; pues este objeto cultural se constituye a la vez que construye “un principio aglutinante y dinámico” (Bourriaud, 2008, p. 21) y se vuelve un dispositivo socializador de diferentes interacciones humanas como la materialización de ideas, pensamientos y sentimientos, entre otras ya referidas.
La noción de encuentro implica un otro, lo que nos aproxima a nociones como la de la alteridad que, en nuestro caso particular, está mediada por el libro como objeto cultural. La alteridad como encuentro altera, molesta, perturba y transforma, incluso, el ejercicio del pensamiento (Laplantine y Nouss, 2007, p. 65). Nos coloca en el camino de lo impensable… O bien, nos trastoca a tal punto que nos obliga a pensar de otra manera…
Por otra parte, afirmamos que el libro es en sí mismo una unidad de sentido que nos acciona a establecer algún tipo de conversación. En nuestro caso fue un diálogo polifónico que permitió abordar desde distintas disciplinas y percepciones las nociones en torno al bosque nativo. En tal caso quizá podríamos continuar utilizando el término bosques en plural, ya que este cambio estaría más acorde a la diversidad de concepciones que en relación a este conviven al interior del equipo de investigación. En el mismo sentido, a la vez que seguimos confirmando la noción de diálogo, también es necesario cuestionarla.
Pensamos que un trabajo colectivo y colaborativo en una producción artística es complejo y puede contener formas disímiles que generan tramas complicadas para facilitar el intercambio. Desde este lugar, esta primera experiencia, por la modalidad fragmentada dada en acciones paralelas de dos producciones —instalación y libro— y por los tiempos acotados, dio como resultado un espacio de encuentro y diálogo particular. Los que integramos como autores esta actividad, nos acercamos entre nosotros colaborativamente en el blog, en el proceso de construcción de sentidos y, luego, de diferente forma en el libro. Es decir, en el blog produjimos entre todos y nos miramos, aportamos; aunque fue como un juego intensivo de “toque y siga” por el escaso tiempo que teníamos. En el libro, donde cada uno envió su producción final, nos acercamos y encontramos nuevamente en la materialidad del producto ya editado y publicado.
A manera de conclusión
Recuperamos la noción de laboratorio como un concepto potente que posibilita la producción-investigación en arte, es decir, como ese “lugar donde se experimenta o elabora algo” (Real Academia Española, 2020). A partir de esta idea-procedimiento observamos lo complejo que es lograr un espacio de encuentro y un entramado colectivo-colaborativo.
El libro es encuentro en este devenir caótico complejo que nos permite entender diversas alternativas y abordajes en los modos de leer acciones emergentes y alternativas como las que proponemos en esta oportunidad. Un libro de artista y un proyecto editorial están en la frontera[12], continuamente (co)existiendo con lo dado y emergiendo en nuevas posibilidades y construcciones. Nuevas epistemologías nos dan la posibilidad de investigar bajo otros fundamentos o marcos teóricos. Para el conocimiento situado, el mundo es un agente y no un recurso; no se lo objetiva como cosa, como mundo fijo para dominar y para controlar, sino como un mundo diverso con el que tenemos que dialogar (Haraway, 1995).
Para culminar y ampliar este pensamiento, nos gustaría referirnos al término devenir, propuesto por Laplantine y Nouss (2007):
El devenir no conoce etapas, es deslizamiento, murmullo. ¿El río de Heráclito? Un río tiene un lecho, un curso, un nombre. Más bien el chorro, el curso de las aguas de la lluvia, o de la fundición de la nieve, que aparece y desaparece, a veces hilo, otras napas, pronto torrente o río. No es una transformación sino una serie de transformaciones (pp. 237-238).
Hemos encontrado en este concepto un vínculo estrecho con las acciones investigativas ya iniciadas y, parafraseando a los autores antes citados, podemos afirmar que el devenir es un proceso que no se define por su dirección; en esa evolución se produce un encuentro que depende del devenir, pues es el choque de dos alteridades. El otro se define como algo muy diferente a lo conocido… El otro no es el portador de un conocimiento anticipado. El verdadero encuentro es surgimiento, no es anunciado ni se prepara… No se llega al encuentro, sino que este simplemente llega. Es entonces cuando nos preguntamos: ¿será realmente posible propiciar un encuentro a través del objeto libro en nuestro proyecto de investigación?
Bibliografía
Borsuk, A. (2020). El libro expandido. Variaciones, materialidad y experimentos. Buenos Aires: Ediciones Ampersand.
Bourriaud, N. (2008). Estética Relacional. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
Carpio, S. et al. (2019). Aquello que me habita. El bosque nativo. Córdoba: LADeL.
Carrión, U. (1978). El arte nuevo de hacer Libros. Buenos Aires: Barba de Abejas.
Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
Hernández, A. (2017). Proyecto R.A.C. Reflexiones en torno al arte contemporáneo. Una experiencia de producción en laboratorio. La relación artista-espectador en un contexto situado [tesis de posgrado, Universidad Nacional de Córdoba]. Córdoba, Argentina.
Laplantine, F. y Nouss, A. (2007). Mestizajes. De Arcimboldo a zombi. Buenos Aires: Fondo de la Cultura Económica.
Maldonado Pérez, M. (2007). El trabajo colaborativo en el aula universitaria. Laurus. Revista de educación, 13(23). Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/761/76102314.pdf.
Oller Navarro, J. M. (2011). El libro como obra plástica. Granada: Universidad de Granada.
Ranciere, J. (2013). El espectador emancipado. Buenos Aires: Ediciones Bordes Manantial.
Richard, N. (2014). Diálogos latinoamericanos en las fronteras del arte: Leonor Arfuch, Ticio Escobar, Néstor García Canclini, Andrea Giunta. Santiago: Universidad Diego Portales.
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Cómo citar este artículo:
Carpio, S. I. y Hernández, A. F. (2020). El libro de artista como espacio de encuentro dentro de un laboratorio experimental en la gráfica contemporánea. AVANCES, (30). Recuperado de: link
[1] El equipo de investigación tiene tres líneas de indagación que se articulan entre sí. La primera refiere a la percepción ilusoria en espacios inmersivos e interactivos. Desde sus inicios en 2005, investiga, trabaja y expone objetos de estudio situados en espacios ilusorios. La segunda línea estudia la toxicidad en la práctica del grabado, proponiendo protocolos de seguridad en términos de salud laboral, con el uso de la electroquímica. Y la que nos convoca en este trabajo –la tercera línea– aborda, desde el 2014, la problemática de las artes visuales y la educación; es decir, los procesos de transmisión, recepción, apropiación y producción de conocimiento con otros discursos considerados dentro de lo que denominamos “prácticas fronterizas”.
[2] Examinaremos la práctica artística dentro del equipo de investigación ya finalizada; asimismo, cabe señalar que hay otras actividades de producción que están en ciernes. La intención es profundizar y ahondar en los supuestos trabajados en esta primera experiencia para cotejar y ampliar los conocimientos dados.
[3] Desde este lugar consideramos que el artista tiene (o como artista tenemos) una mirada sobre la naturaleza acorde a las epistemologías emergentes: dialogamos con ella, no la objetivamos como cosa, como mundo fijo para dominar, para controlar (Haraway, 1995).
[4] Consideramos la palabra inmersiva como una mirada que coincide con la realidad virtual. La RAE (2020) define inmersivo como “representación de escenas o imágenes de objetos producida por un sistema informático, que da la sensación de su existencia real”.
[5] En este caso la actividad inmersiva naturalista refiere a una actividad que se desarrolla en un espacio real y natural —el bosque nativo, en este caso— para crear y causar distintas sensaciones en el espectador-lector.
[6] El blog Aquello que nos habita. Paisajes y sentidos se encuentra disponible en http://librodeartistaybosquenativo.blogspot.com/.
[7] Otro motivo que incentivó la creación de esta editorial fue la factibilidad de hacerlo como parte del trabajo final de la Maestría en Diseño de una de las integrantes del equipo.
[8] Disponible en https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/14003.
[9] La Dra. Marta Aguilar Moreno, especialista en libro de artista, coautora y fundadora de LAMP (Libro de artista como materialización del pensamiento) de la Universidad Complutense de Madrid es nuestra asesora externa que nos va acompañando desde su lugar y su bosque nativo.
[10] Citamos a manera de memoria, algunos recortes que podemos encontrar en la red referidos a esta experiencia y actividad: Festival de la palabra: Paisajes y sentidos de Agencia Córdoba Cultura, ver: https://cultura.cba.gov.ar/evento/festival-de-la-palabra-paisajes-y-sentidos/; y Paisajes y sentidos del Museo de Ciencias Naturales.
[11] Retomamos el artículo de Maldonado Pérez (2007), “El trabajo colaborativo en el aula universitaria” en Laurus. Revista de Educación, 13(23), pp. 263-278, quien cita a Martin (2001) para desarrollar que más que una técnica, el trabajo colaborativo es considerado una filosofía de interacción y una forma personal de trabajo que implica el manejo de aspectos tales como el respeto a las contribuciones individuales de los miembros del grupo (pp. 268-269). Por otra parte, plantea los aspectos más destacados de las conceptualizaciones donde aparece “la autoridad, la negociación y los procesos de diálogos que se dan al interior del grupo, la reciprocidad, la responsabilidad y las relaciones sociales” (p. 269).
[12] Retomamos la idea de frontera como “una línea de demarcación espacial –natural, convencional o imaginaria– que separa y a la vez junta territorios que se encuentran de lado y lado de su trazado (…) Las fronteras son indecibles y contingentes, son porosas y entreabiertas, demarcan una base mínima donde negociar o resistir” (Richard y Escobar en Richard, 2014, p. 9). Desde el proyecto también entendemos a las fronteras en sus aspectos: investigación-producción, investigación-enseñanza, producción-enseñanza, realidad-ilusión, individual-grupal, cuerpo propio-cuerpo apropiado, manual-digital; y consideramos que el arte con tecnologías del presente permanece en la frontera por su actualización constante.