Análisis de las migraciones internas en Argentina en el período 2005-2010

Analysis of internal migrations in Argentina in the period 2005-2010

Martin Basso

https://orcid.org/0000-0001-6274-3983

Centro de Investigaciones en Ciencias Económicas

(grupo vinculado al Centro de Investigaciones y Estudios en Cultura y Sociedad,

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

y Universidad Nacional de Córdoba)

martin.basso@unc.edu.ar

Fecha de envío: 5 de octubre de 2021. Fecha de dictamen: 10 de diciembre de 2021. Fecha de aceptación: 29 de diciembre de 2021.

  1. Resumen

En el presente trabajo, se analizan factores asociados con las migraciones internas de Argentina. Se presenta una discusión teórica de las distintas perspectivas migratorias distinguiendo entre enfoques de carácter individual-económico y aquellos estructurales-sociales. Utilizando la matriz de migraciones para las 24 jurisdicciones, obtenida con Redatam correspondiente a datos censales de 2010, se calcularon indicadores de migraciones (tasas de migración neta y bruta e índice de eficacia migratoria, entre otros). También se desarrolló un script para realizar novedosos diagramas circulares que resumen visualmente los flujos migratorios constituyendo un vistoso y útil instrumento para tener un panorama más completo y rápido que la tradicional matriz. Se identificaron los principales flujos migratorios entre provincias. Las tasas netas de migración fueron positivas en la Patagonia y negativas en el norte argentino y notablemente en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En la región pampeana, los flujos son elevados y las tasas migratorias son bajas. Posteriormente se efectuó un análisis más detallado utilizando la Encuesta Anual de Hogares Urbanos del mismo año, la cual posee datos a nivel individual y variables adicionales para realizar un análisis más profundo. Se identificaron factores de atracción y expulsión; entre las principales conclusiones, el ingreso es un factor importante de atracción de migrantes, como indica la teoría neoclásica, pero también se consideraron factores sociodemográficos como educación. En general, las migraciones están asociadas con ingresos más altos, aunque con tasas de desocupación mayores, lo cual puede deberse a dificultades para conseguir empleo en el nuevo destino.

  1. Abstract
  2. In this article, factors associated with the internal migrations of Argentina are analyzed. A theoretical discussion of the different migratory perspectives is presented, distinguishing between individual-economic and structural-social approaches. Using the migration matrix for the 24 districts, obtained with Redatam corresponding to census 2010, migration indicators (gross and net migration rates, and migration efficiency index, among others) were calculated. A script was also developed to make new circular diagrams that visually summarize migratory flows, constituting a colorful and useful instrument to have a more complete and faster panorama than the traditional matrix. The main migratory flows between provinces were identified. Net migration rates were positive in Patagonia, negative in northern Argentina and notably in Buenos Aires City (CABA). In the Pampeana region, flows are high and migration rates were lower. Subsequently, a more detailed analysis was carried out using the Annual Survey of Urban Households of the same year, which has data at the individual level and additional variables to carry out a more in-depth analysis. Attraction and expulsion factors were identified, among the main conclusions income is an important factor for attracting migrants, as indicated by neoclassical theory, but sociodemographic factors such as education were also considered. In general, migrations are associated with higher incomes, but also higher unemployment rates, which may be due to difficulties in finding employment in the new destination.

Palabras clave: migraciones internas; diagrama circular migratorio; indicadores migratorios; factores asociados con migraciones.

Keywords: internal migrations; circular migration plot; migration indicators; factors associated with internal migrations.

  1. Introducción

En el mundo se estima que hay 1.000 millones de migrantes, aproximadamente, y de ese total, cuatro quintos son migrantes internos (Bell y Muhidin, 2009). Aun así, la literatura es mucho más abundante en el estudio de las migraciones internacionales.

Las migraciones se pueden definir como los desplazamientos de personas en forma temporal o permanente hacia otro lugar de destino, involucrando algún cambio de jurisdicción. La migración puede ser interna si es dentro de las fronteras de un país, o internacional si el desplazamiento es entre países. Dentro de la ecuación compensadora, las migraciones entran como un componente fundamental para descomponer los cambios poblacionales. En particular, explican las variaciones en el total de la población más allá del crecimiento natural.

Como se ha comentado, las investigaciones suelen concentrarse en el estudio de las migraciones internacionales, generando una escasez absoluta y relativa de estudios tanto teóricos como metodológicos y empíricos en materia de migraciones internas. Ello es paradójico y a la vez sorprendente, ya que las migraciones internas son mucho más cuantiosas. En principio, las teorías y metodologías utilizadas en el estudio de migraciones internacionales son aplicables también a las migraciones internas. No obstante, estas últimas tienen características propias y particularidades que deben ser atendidas con especial detalle y cuidado.

Argentina no está exenta de esta carencia de investigaciones y trabajos en el área de migraciones internas, dando lugar a un vacío intelectual que es necesario cubrir, al estar concentrada la literatura en el análisis de las migraciones internacionales. Puesto que las migraciones internas tienen profundas consecuencias tanto a nivel personal y familiar como económico y social, la falta de estudios genera problemas al momento de analizar qué políticas públicas son necesarias y cuáles son sus impactos y beneficios para la comunidad.

En este contexto, el objetivo general del presente trabajo es describir y explicar las migraciones internas en Argentina. Como objetivos específicos se pretende identificar trayectorias migratorias de origen y destino, cuantificar los flujos migratorios interprovinciales y determinar factores asociados con las migraciones internas. Asimismo, se busca caracterizar a la población migrante en sus dimensiones sociodemográficas y económicas.

¿Por qué las personas migran internamente en Argentina? ¿Cuáles provincias son atractoras y cuáles expulsoras en la actualidad? ¿Qué factores son determinantes para explicar las migraciones internas? Preguntas como estas son las que se tratarán de responder.

El estudio de las migraciones es complejo y multidisciplinario, interviniendo factores no sólo demográficos sino también sociales, económicos y culturales, dando lugar a diversas corrientes de pensamiento que abordan el análisis desde distintas perspectivas. Por ello se presenta una revisión del cuerpo teórico distinguiendo los enfoques de agencia que enfatizan la decisión de migrar como un proceso individual de aquellos estructurales que se centran en las presiones culturales, históricas y sociales que dan lugar a las migraciones. Ambas aproximaciones son muy valiosas por su finalidad explicativa y por su capacidad para identificar relaciones esenciales entre los flujos migratorios y los factores de atracción y expulsión subyacentes.

Posteriormente se presenta una revisión de los antecedentes, procurando resaltar los aspectos estudiados y las metodologías empleadas, como aquellos en los que el vacío es mayor y requieren una profundización. Tanto la metodología como las fuentes de datos utilizadas son comentadas en detalle, para posteriormente presentar un análisis de los hallazgos obtenidos, conjuntamente con un resumen y discusión de las principales conclusiones y resultados.

  1. Marco teórico: teorías migratorias

Las primeras teorías sobre migraciones se remontan a Ravenstein (1885 y 1889), quien es uno de los precursores en su estudio. Según este autor, las migraciones son voluntarias y forman parte de un proceso de desarrollo económico, social y cultural. Estableció un conjunto de leyes y principios que son el primer antecedente teórico, utilizando datos de fines del siglo XIX.

En el marco de la transición demográfica, Zelinsky (1971) propuso la teoría de la transición de la movilidad, donde una sociedad avanzaría por cinco etapas. La primera, llamada sociedad tradicional, no presenta migraciones. La segunda, transición temprana, se caracteriza por las migraciones del campo a la ciudad. En la tercera, denominada transición tardía, disminuye la migración rural-urbana, surgiendo ahora migraciones entre áreas urbanas. En la cuarta etapa, sociedad avanzada, continua el proceso anterior de desplazamientos urbanos, apareciendo una red de ciudades con distintos tamaños y jerarquías, en donde hay nuevas formas de movilidad: de ciudades grandes a intermedias, y a los suburbios. En la quinta etapa, conocida como futura sociedad súper avanzada, la movilidad es íntegramente urbana-urbana.

Un debate tradicional pero vigente se encuentra entre las teorías neoclásicas y los enfoques histórico-estructurales. Un resumen se puede encontrar en Massey, Arango, Hugo, Kouaouci, Pellegrino y Taylor (1993). Muchas corrientes, especialmente las económicas, aceptan que los procesos migratorios, tanto a nivel internacional como doméstico, están ligados al desarrollo económico. En el enfoque neoclásico, las diferencias salariales son uno de los principales factores que explican las migraciones, así como también las condiciones laborales, particularmente la tasa de desocupación y la distancia entre la región de origen y destino. Asimismo, este enfoque es de carácter más bien macroeconómico, y como consecuencia de las migraciones, en las zonas más pobres, al haber emigración, los salarios aumentan, mientras que en las regiones receptoras los salarios tienden a disminuir, haciendo que la brecha salarial entre regiones disminuya y se logre un equilibrio.

En particular se puede mencionar el modelo de Harris-Todaro (1970), cuya tesis principal es que un individuo decidirá migrar si el salario esperado en la región de destino es más alto que el salario en la región de origen. Este proceso migratorio ocurre mientras el diferencial de salarios exista, y es muy utilizado para estudiar situaciones de migraciones rural-urbano, aunque se adapta a otros contextos.

Los modelos anteriores son de equilibrio general, pero dentro de la migración neoclásica también se destacan los enfoques microeconómicos, en donde el concepto de capital humano cobra importancia. En estos modelos, la decisión de migrar se considera análoga a la inversión en capital humano. Los flujos de capital humano responden a diferencias entre índices de beneficios, que a su vez generan diferentes patrones de migración. Es decir, la decisión de invertir en educación o migrar, ambas aumentan el capital humano. La decisión de migrar se entiende entonces como una inversión en capital humano.

El agente migrante sopesa costos y beneficios de relocalizarse mediante un proceso de maximizar el beneficio esperado, y se muda al lugar donde tiene mejores perspectivas. Como existe incertidumbre de conseguir empleo en el destino, el indicador para efectuar la comparación no es solo el salario que se conseguiría allí, sino también la probabilidad de conseguir dicho puesto. Así, no es suficiente un mayor salario en la región de destino, este a su vez tiene que compensar la menor probabilidad de obtener empleo.

Los procesos migratorios, entonces, están ligados a las condiciones laborales. Los mercados de trabajo son los mecanismos primarios por los que los flujos migratorios se ven influenciados. Por ejemplo, en China, según Zhao (2004), las migraciones desde el campo a la ciudad que generalmente se restringían, se pasan a permitir y hasta fomentar en períodos donde la demanda urbana de trabajo crece. En este sentido, es importante destacar que los gobiernos establecen marcos regulatorios para las migraciones, tanto internas como internacionales, dependiendo de cada país y situación. La teoría institucionalista aborda estas cuestiones.

Otra cuestión a analizar refiere a las amenidades locales, como un mejor clima o mayor acceso a servicios de educación, salud, etc., que pueden ser determinantes e influir en las migraciones. En este contexto, se pueden mencionar los denominados factores de atracción (mejor acceso a la educación, mayores salarios, mejores condiciones de vida, acceso a salud) y de expulsión (alto desempleo, salarios bajos, condiciones de vida pobres, falta de acceso a educación y otros servicios, mal clima, desastres naturales) que son determinantes de las migraciones más allá de los factores puramente económicos. Asimismo, la nueva teoría económica se diferencia de la teoría neoclásica, tanto de la versión macroeconómica como microeconómica, al considerar la migración como un proceso que abarca a toda la familia o el hogar, en lugar de ser una decisión individual.

Obviamente, la teoría neoclásica tiene sus detractores, ya que supone mercados que funcionan perfectamente, cuando en la realidad existen imperfecciones. Asimismo, la decisión de migrar se considera individual, ignorando factores culturales o históricos que están presentes y que operan a nivel de la sociedad. Existen otros enfoques, como el histórico estructural, que considera que las migraciones proveen mano de obra barata para complementar con el capital en los procesos productivos. Son una reminiscencia de la época colonial, las guerras mundiales y de las desigualdades que surgieron como consecuencia de ellas. A diferencia de las corrientes neoclásicas, que minimizan las causas históricas, las corrientes estructuralistas se concentran en la migración como un factor más social, dejando de lado las motivaciones individuales.

Asimismo, las predicciones de convergencia y desarrollo regional que promete el modelo neoclásico no siempre ocurren. De hecho, como indica Busso (2007), puede ser que incluso las asimetrías se profundicen con las migraciones internas y el paso del tiempo. Por otra parte, aun desapareciendo las causas originales de las migraciones, puede ser que estas persistan en el tiempo, como sostienen las teorías de redes, sistemas o causalidad acumulativa, entre otras (Massey et al., 1993). Lacomba (2001), por ejemplo, explica que las primeras corrientes migratorias en Europa, a partir de mediados de la década de 1960, se debieron a cuestiones económicas, mientras que, posteriormente, los lazos y las relaciones sociales que enfatizan las teorías de redes pasaron a tener una importancia mayor y fueron necesarios otros enfoques para explicar por qué las migraciones se perpetuaban en el tiempo.

En resumen, los enfoques teóricos de tipo neoclásico se concentran en el individuo, y la decisión de migrar es por conveniencia individual. Los desplazamientos tienden a generar equilibrio, y el proceso migratorio se analiza como una suma de personas que deciden individualmente. Las teorías estructuralistas, por el contrario, enfatizan el carácter colectivo de las migraciones, y profundizan desequilibrios existentes. Asimismo, en estos enfoques las transformaciones sociales obligan a migrar, no siendo ya una decisión personal de maximizar utilidad. Si en el modelo neoclásico se trata de un individuo hiposocializado, en el enfoque estructural es un individuo hipersocializado, donde las migraciones son un fenómeno colectivo.

Wood (1982) compara las perspectivas de equilibrio e histórico-estructural sobre movimientos poblacionales, identificando las fuentes de estas divergencias y explorando las implicancias teóricas y metodológicas de los paradigmas antagónicos de desarrollo socioeconómico en las cuales cada perspectiva está imbuida. Las principales limitaciones de la investigación en migración son: falta de resultados empíricos, explicaciones ad hoc para ciertas anomalías, generalizaciones triviales, confianza excesiva en perspectivas reduccionistas que imposibilitan el análisis de un cambio macroestructural, falta de relevancia directa de políticas y carencia de un vínculo entre los hallazgos generados por la investigación y las transformaciones políticas y socioeconómicas implementadas en las sociedades en desarrollo.

La perspectiva de equilibrio se ha desarrollado básicamente en Estados Unidos. La unidad de análisis es el individuo y, por ende, es de corte microeconómico, donde el cálculo racional del agente se supone que alcanza un equilibrio de la distribución espacial de los recursos productivos a través de la movilidad geográfica del trabajo. En la visión histórico-estructural, la unidad de análisis es la estructura, no tiene una visión microeconómica, sino que está en línea con el materialismo histórico y ha sido formulada por teóricos de Latinoamérica y África respondiendo a los problemas presentados por el enfoque microeconómico de la migración. No ve la decisión de migrar como la de un individuo aislado, atomizado, sino que considera el contexto de análisis histórico al cual esta persona pertenece y las transformaciones estructurales más amplias que conllevaron a la formación de una sociedad particular. La perspectiva histórico-estructural, por lo tanto, asume que la explicación para los movimientos poblacionales está en las presiones y contrapresiones tanto internas como internacionales a una economía que generan los cambios en la organización de la producción.

Las diferencias entre ambos enfoques residen en la unidad de análisis, la especificidad histórica de la investigación y la metodología empleadas. También reconoce que tales diferencias son la manifestación de paradigmas contrastantes de desarrollo socioeconómico en los que cada perspectiva está imbuida. Para no quedarse en este debate indefinidamente, Wood (1982) propone un tercer abordaje basado en el hogar como unidad de análisis. En esta última perspectiva, el hogar es la unidad de análisis, entendido como un grupo de personas que comparten ingresos y gastos. El hogar debe llevar a cabo estrategias de sostenimiento que permitan igualar gastos e ingresos. La idea fundamental es que si los ingresos son menores que los gastos, las estrategias de sostén han sido insuficientes y es probable que alguien del hogar deba migrar temporal o permanentemente. En caso contrario, si las estrategias de sostén del hogar fueron exitosas y las fuentes de ingresos alcanzaron a financiar los gastos, no es probable que exista migración.

Haas (2010) discute los vaivenes en el debate de migración y desarrollo entre optimismo (décadas de 1950 a 1970), pesimismo (fines de los 70 y década del 80) y un nuevo optimismo (en la década de los 90 y comienzos del siglo XXI). El trabajo sostiene que ese debate de migración y desarrollo es parte de un debate más general de teoría social y de desarrollo, a saber, las ramas funcionalista y estructuralista de la teoría social, o dentro de la teoría del desarrollo la corriente de crecimiento equilibrado frente a la de crecimiento asimétrico. Las corrientes optimistas son desarrollistas por que los flujos de capital y conocimiento se transfieren a través de los migrantes beneficiando a los países en desarrollo. El optimismo más reciente pondera el rol de las remesas, brain gain que concibe la actividad científica como una práctica colectiva o de redes que la migración favorecería. Por otra parte, las corrientes pesimistas son escépticas de las promesas de crecimiento y desarrollo que produciría el proceso migratorio, creyendo que profundiza las desigualdades ya existentes, solo fomenta la dependencia y el brain drain o fuga de cerebros. Este se diferencia del brain gain en que concibe al proceso científico como una actividad del sujeto individual, por lo que la migración generaría una “pérdida” del capital humano incorporado en el emigrante del país de origen.

  1. Antecedentes

Existen diversos estudios que analizan las migraciones, tanto internacionales como internas, con distintas metodologías y enfoques. A continuación, se presentan las conclusiones de diversos estudios relevantes.

En primer lugar, Clark, Hatton y Williamson (2003) intentan responder interrogantes sobre la migración transfronteriza en América Latina y sus causas, comparando con corrientes migratorias de Asia o África. Distinguen varias olas de los flujos migratorios hacia y desde el continente americano. La tasa neta de migración pasó de ser históricamente positiva (receptora de migrantes) a ser en las últimas décadas negativa (expulsora de migrantes). Además, la región de destino impone fuertes restricciones y hay un aumento de la migración intrarregional dentro de América Latina.

El artículo utiliza una metodología de panel con efectos aleatorios para entender los factores que afectan la decisión de migrar para una muestra de 81 países con destino hacia Norteamérica. Las variables explicativas son ingresos, coeficiente de Gini (indicador de distribución del ingreso), proporción de población entre 15-29 años de la población de origen, inmigrantes de años previos, salida al mar, educación, distancia y dominio de la lengua inglesa, entre otras.

Entre los principales resultados de Clark et al. (2003), la población inmigrante hacia Estados Unidos está en sus años activos laboralmente, aumentando la proporción de este grupo en el país de destino y disminuyendo en los países de origen. En cuanto a los coeficientes de la regresión estimada, para explicar la tasa de inmigración hacia Estados Unidos, el coeficiente de ingresos es negativo y significativo como sería de esperar. Es decir, si aumenta el ratio de ingreso en origen (en relación al del país de destino), cae la tasa de inmigración hacia Estados Unidos. Particularmente, un aumento del ingreso de Estados Unidos de un 10 por ciento en relación con un país de origen (o una caída del ingreso en la región expulsora) provoca un aumento de un 15 por ciento en la inmigración desde dicho país. Esta variable debe ser deflactada por nivel de habilidad, utilizando el número de años de educación promedio a tal fin. Asimismo, el número de años de educación para migrantes de 15 años y más presenta una relación inversa con la tasa de inmigración.

Keuntae y Cohen (2010), mediante un enfoque de potencial de población, explican las migraciones internacionales con una metodología también aplicable a migraciones internas. Realizan un análisis longitudinal, considerando como variable dependiente el logaritmo de la población migrante residiendo en la entidad “i” proveniente de la entidad “j”, y toman como factores causales tres categorías: demográficos, geográficos y socio-históricos. Concluyen que el modelo propuesto tiene un gran poder explicativo para predecir las migraciones.

Bell y Muhidin (2009) proponen una metodología y un conjunto de indicadores para poder efectuar comparaciones internacionales de las migraciones internas en diferentes dimensiones. Parten de la información proporcionada por la base de datos IPUMS, la cual consiste en una muestra de los censos realizados por distintos países. Antes de efectuar el análisis, destacan que los censos en cada país abordan la cuestión migratoria con distintas preguntas, por lo que deben efectuar una homogeneización de los datos. Entre las principales conclusiones, las migraciones internas están en baja en la mayoría de los países, con excepción de China. Asimismo, destacan que las migraciones son mayores entre personas jóvenes, con un alto nivel educativo y concentradas en ciertas industrias. Estos patrones se observan en todos los países, pero con diferencias importantes, especialmente en el pico de la edad migratoria.

Molloy, Smith y Wozniak (2011) realizan un análisis de las migraciones internas para el caso de Estados Unidos. El trabajo utiliza datos censales y también de encuestas de hogares (CPS). Las migraciones internas eran tradicionalmente altas en Estados Unidos, pero están decreciendo en las últimas décadas. Una explicación económica a este hecho proviene de la crisis inmobiliaria sufrida por este país. Las familias que habían adquirido viviendas antes de la crisis se ven impedidas de venderlas posteriormente para mudarse a otra ciudad. Es importante destacar que este efecto si bien es explicativo, no es exhaustivo.

En relación con la evidencia sobre el tema, Zhao (2004) efectúa una revisión de numerosos estudios y trata de explicar las causas de las migraciones desde el campo a la ciudad, así como también el efecto de la migración sobre el mercado laboral, efectuando una revisión muy completa de la literatura para China. Su investigación resalta que las causas de migración se agrupan en factores de expulsión y atracción, enfatizando que para el caso del país asiático el principal factor es el superávit laboral. Otros factores que también influyen son edad, género, educación, estado civil, asignación individual de la tierra y redes de migrantes. La unidad de análisis es la persona, con algunas excepciones a nivel de hogar, y los datos están disponibles a nivel provincial. La metodología es la de elección binaria y multinomial utilizando también análisis de duración, regresión por cuantiles y el modelo Tobit. En cuanto a la edad como determinante de la migración, hay quienes encuentran una relación inversa como cabría de esperar ya que se supone que los jóvenes migrarían más que los de avanzada edad, aunque otros trabajos encuentran una relación directa. Considerando el rol de la educación sobre la migración, los hallazgos son mixtos.

Borjas (1987) analiza las migraciones hacia Estados Unidos considerando las diferencias de ingresos con la población nativa debido al posible problema de autoselección de la migración. Utiliza diversas técnicas estadísticas para realizar estimaciones logarítmicas del ingreso, y concluye que hay diferencias en los ingresos de personas con las mismas habilidades pero provenientes de países con condiciones sociales, políticas y económicas distintas. Con un enfoque y metodología similar, pero focalizado en las migraciones internas, Borjas, Bronars y Trejo (1992) estudian el mercado laboral y el nivel educativo de la población migrante interna utilizando encuestas de hogares. Concluyen que las personas con diferencias de ingresos en relación a lo ofrecido en su lugar de residencia para el nivel de capacitación que tienen son más propensas a migrar a otra región dentro del país que ofrece mejores perspectivas laborales.

Parikh y Van Leuvensteijn (2002 y 2003) examinan los determinantes de las migraciones internas en Alemania en el período posterior a la reunificación de 1989. Comentan que en el período inmediato a la reunificación hubo un pico migratorio que tendió a estabilizarse a partir de 1993; por ello utilizan como período de análisis los años posteriores a 1993. Asimismo, destacan que la convergencia de salarios ha sido mucho mayor que la convergencia en las tasas de desocupación luego de la reunificación. Los datos de flujos migratorios son a nivel estatal y provienen de las oficinas de Estadísticas, mientras que la información de salarios y empleo provienen de anuarios. La técnica estadística es datos de panel (análisis longitudinal) considerando el período 1993-1995 de tiempo, y como unidad espacial de análisis tomaron cada estado federado. Concluyen que las diferencias en las tasas de desocupación y en los salarios entre regiones son factores importantes en la determinación de la migración interna. Asimismo, la distancia entre la región de origen y destino, el tipo de empleo y el nivel educativo también son factores que explican las migraciones internas en Alemania.

Finalmente, se mencionan algunos antecedentes sobre migraciones internas para América Latina. Rodríguez Vignoli (2017) analiza las migraciones internas en América Latina y el Caribe, concluyendo que están disminuyendo en la región, particularmente los flujos hacia las grandes ciudades. Al estudiar las migraciones internas en Chile utilizando datos de los censos de 1982, 1992, 2002 y 2017, “la principal conclusión del estudio es que el panorama migratorio del período 2012 difiere significativamente del observado durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX, aunque en algunos aspectos muestra continuidad” (Rodríguez Vignoli, 2019: 37).

Pinto da Cunha y Baeninger (2007) analizan las migraciones internas en Brasil utilizando censos correspondientes a 1980, 1991 y 2000, y la encuesta de hogares PNAD. Concluyen que si bien algunas tendencias históricas se han mantenido, como la migración hacia la próspera región sudeste y hacia las grandes ciudades, también ha habido cambios en cuanto a sus características, destacándose el aumento de la movilidad interregional e interestadual.

Para Argentina, Busso (2007) realiza un análisis de las migraciones internas considerando diversos aspectos con datos censales de 2001. Por un lado, estudia si fomentan el desarrollo regional, es decir si contribuyen a disminuir la pobreza y la desigualdad, y a aumentar la productividad y la competitividad, tratando de que sea sostenible desde un punto de vista ambiental. La conclusión no es optimista, dado que la migración interna pareciera que acentúa las divergencias existentes, advirtiendo que hay conflictos no solo entre los objetivos, sino también entre los distintos niveles jurisdiccionales. Asimismo, identifica provincias atractoras y expulsoras de población, y aquellas que han presentado cambios. Se destacan La Rioja, Catamarca, San Luis y San Juan, que han tenido cambios de signos en la tasa neta de migración, atribuyéndose este a la industrialización de los 80. Otra provincia que tuvo cambios en el período que analizó, pero en sentido opuesto, fue Río Negro, por efectos negativos del turismo y del sector frutihortícola.

Por otro lado, cuantifica impactos sociodemográficos. Si bien el análisis es complejo, sostiene que la migración interna cambia la estructura por edad de la población aumentando la edad promedio en las provincias expulsoras debido a que el rango etario de la población migrante oscila entre los 15 y los 30 años, siendo opuesto el efecto en las receptoras. La migración interna contribuye a aumentar los años promedios de educación, y en relación con las carencias del hogar medidas a través de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) señala que la población migrante tiene valores levemente menores, aunque presentándose cierta heterogeneidad al analizar cada provincia. Por último, en cuanto a la generación de empleo, en la década del 90, el sector servicios constituyó la principal fuente de atracción de población migrante por cuestiones laborales.

  1. Estrategias metodológicas y fuentes de datos

Para el estudio de las migraciones se disponen de diversas encuestas y censos. En este aspecto hay que tener presente que tanto los censos de población como las encuestas de hogares, si bien poseen preguntas sobre desplazamientos, no están diseñadas específicamente para el estudio de migraciones, y por ello puede haber limitantes.

Es importante mencionar que, en el contexto del censo nacional de población, hogares y viviendas de 2001, se realizaron tres encuestas complementarias, una de ellas relacionada con migraciones: la encuesta complementaria de migraciones internacionales (ECMI). No obstante, esta encuesta no cubre migraciones internas y ya tiene muchos años desde su relevamiento, así que no es posible utilizarla para el presente trabajo.

Luego, la información que se utilizará proviene de dos fuentes:

* Encuesta anual de Hogares Urbanos (EAHU), tercer trimestre de 2010.

* Censo nacional de población, hogares y viviendas (CNPHV), de 2010.

El censo 2010 es la fuente censal más reciente, por ello se recurrió a ella. Dispone del cuestionario básico y el ampliado, el primero aplicado a toda la población y el segundo mediante muestreo.

La EAHU es realizada en forma conjunta por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y las Direcciones Provinciales de Estadística (DPE). Tiene un formato muy similar a la encuesta permanente de hogares (EPH), y además están disponibles los microdatos, lo cual es una ventaja importante ya que se dispone de datos a nivel de cada individuo u hogar. Se realizó entre 2010 y 2014, y posteriormente entre 2016 y 2019. Comparada con la EPH, tiene módulos adicionales y una mayor cobertura, ya que es representativa de la totalidad de la población urbana.

En relación con esta encuesta, se trabajó con el tercer trimestre de 2010 para que coincidiera con la fecha del censo, y de esta forma poder efectuar comparaciones. En ambos casos se utilizó como referencia el lugar de residencia hace cinco años para indicar si una persona es migrante o no, aunque también existe la posibilidad de considerar el lugar de nacimiento. La primera categoría se suele llamar migrante reciente, mientras que la segunda migrante de toda la vida. La ventaja de trabajar con la migración reciente es que se dispone de un indicador temporal al conocer la cantidad de años desde la migración.

Para cuantificar los flujos migratorios se partió de la matriz de migraciones, que se obtiene a partir de los datos censales de 2010 del cuestionario ampliado luego de ser procesados con Redatam. Las variables que se consideran para efectuar los cruces son provincia de residencia habitual y provincia donde vivía hace cinco años. Se obtiene entonces la mencionada matriz de migraciones, en donde, por columnas, se dispone la residencia hace cinco años por jurisdicción, en el caso del presente trabajo las 24 jurisdicciones. En filas se presenta la jurisdicción de residencia actual, que son las mismas que por columnas. Calculando el total por columnas, se obtiene la población de hace cinco años en cada jurisdicción y sumando por filas se obtiene la población actual de cada lugar. En la diagonal principal de la matriz están las personas que no migraron, es decir aquellas que hace cinco años vivían en la misma localidad que en el presente.

Para calcular el total de personas que emigraron de una provincia a otra, se puede agregar una fila al final de la tabla. Para cada columna, las personas emigrantes de la provincia representada se obtienen como la suma total menos el valor correspondiente al elemento de diagonal principal, que como ya se ha comentado representa el número de personas que no migraron. Similarmente, si se efectúa el mismo procedimiento por filas se obtiene el total de personas que inmigraron a cada provincia. La migración neta se define como la diferencia entre inmigrantes menos emigrantes y la migración bruta es la suma de ambas magnitudes.

Para analizar estos datos se efectuaron diversos gráficos, en particular es muy interesante el diagrama circular propuesto por Sander, Abel, Bauer y Schmidt (2014). Para realizar los gráficos se utilizó un script programado en R Project (R Core Team, 2021). En el exterior se encuentra cada jurisdicción, en este caso las 24 jurisdicciones. Los segmentos del círculo representan el origen y destino (flujos de inmigración y emigración) de cada jurisdicción.

El volumen de las migraciones se representa por el grosor de los segmentos que unen cada par de regiones. La dirección del flujo se determina por el color, las inmigraciones de una provincia son del mismo color que el color asignado a dicha provincia. Por ejemplo, si Córdoba tiene el color celeste, luego las llegadas a Córdoba (inmigraciones) están en celeste; mientras que los flujos de salidas están en otros colores (los respectivos colores de cada provincia de destino). Finalmente, se puede especificar algún ordenamiento de las provincias —en el presente trabajo se utilizaron simplemente los códigos asignados por INDEC a cada provincia.

Con la matriz de migraciones, también se calculan e interpretan sus indicadores derivados: tasa de migración bruta y neta e índice de eficacia migratoria. Las tasas brutas de inmigración y emigración se obtienen dividiendo las inmigraciones y emigraciones por la población media (es decir, la suma de la población en el momento actual y hace cinco años, dividido por dos), respectivamente. La tasa neta de migración se obtiene como diferencia entre la tasa bruta de inmigración menos la tasa bruta de emigración, mientras que la tasa bruta de migración es la suma de las dos anteriores. Todas estas tasas se expresan cada mil habitantes. Finalmente, se obtiene el índice de eficacia migratoria, definido como migraciones netas en valor absoluto sobre migraciones brutas, multiplicado por 100, puesto que se trata de un índice. Estos indicadores y procedimientos se pueden consultar en Faura Martínez y Gómez García (2002).

Para caracterizar la población migrante, se utilizaron pirámides poblacionales distinguiendo entre migrantes y no migrantes. Además, se calcularon las tasas de actividad, empleo y desocupación, según las definiciones de INDEC (2011). También se consideró la categoría ocupacional (patrón/a, cuenta propia, en relación de dependencia, trabajo familiar) y el nivel educativo (sin instrucción, primario, secundario, universitario, tanto completo como incompleto) mediante un análisis descriptivo-gráfico. Se distinguió asimismo entre migrantes interprovinciales e intraprovinciales, en lo que se refiere a mercado laboral y nivel educativo para, de esta forma, detectar posibles diferencias en las trayectorias intraprovinciales e interprovinciales. La información se obtuvo de la EAHU y se procesaron los datos mediante R Project.

Finalmente se propuso un caso de aplicación, en donde, mediante un diagrama de dispersión y un modelo de regresión, se estimó la asociación entre la tasa neta de migración y los ingresos de cada provincia con la siguiente especificación:

donde la variable dependiente “y” es la tasa neta de migración; la variable independiente “x” es el ingreso; y el término de error ε cumple con las propiedades estadísticas habituales de normalidad, homoscedasticidad e independencia. Según la teoría neoclásica, se tendría como hipótesis que el coeficiente β1 sea distinto de cero y, concretamente, que tenga un signo positivo. Ello está indicando que las provincias receptoras de población, con tasas netas de migración positiva, estén asociadas con mayores ingresos. Los datos de ingresos provienen de la EAHU del tercer trimestre de 2010. Se consideró el ingreso total utilizando la base individual para aquellos casos con un valor estrictamente positivo y tomando la mediana como medida de posición, ya que se sabe que el ingreso suele presentar una marcada asimetría derecha, generando que la media aritmética sea poco representativa como medida de posición. Recuérdese que la selección del tercer trimestre se debe a que coincide con la fecha de realización del censo. El procesamiento de la encuesta y el análisis estadístico se realizó con R Project. Las tasas netas de migración por provincia se obtuvieron mediante el procedimiento explicado anteriormente a partir de datos censales de 2010 procesados con Redatam.

  1. Descripción y análisis de los flujos migratorios entre provincias

En la figura 1, se presenta un gráfico circular del flujo migratorio, muy informativo, como se explicó detalladamente en la metodología. La Provincia de Buenos Aires y CABA son las jurisdicciones de mayor flujo migratorio, tanto de entrada como de salida. Particularmente, es muy importante el flujo migratorio entre ambas. Esto se debe a que la Provincia de Buenos Aires es el distrito más poblado del país, con mucha diferencia en relación al resto, y CABA también tiene una población muy numerosa.

Adicionalmente, el aglomerado Gran Buenos Aires, que incluye según INDEC (2003) a CABA y 24 partidos de la Provincia de Buenos Aires, no es una jurisdicción en sí misma, pero a los fines prácticos funciona como una misma entidad generando muchos casos que, en realidad, no deberían entrar en la categoría de migrantes, o bien requieren de un análisis de distinta índole. Por ejemplo, muchas personas de CABA migran a los partidos del Gran Buenos Aires en busca de amenidades, comodidades, más espacio y naturaleza.

Figura 1. Diagrama circular, migraciones internas en Argentina

Fuente: elaboración propia mediante R Project en base a CNPHV 2010.

Por estos motivos, en la figura 2 se presenta el diagrama circular de migraciones, excluyendo CABA y la Provincia de Buenos Aires para poder analizar mejor los flujos migratorios en el resto de las provincias argentinas. Se puede observar que las provincias de Córdoba y Santa Fe son las que mayor flujo de migraciones tienen, lo cual se debe también a que son las más pobladas. Ambas, en neto, tienen una migración positiva, y también el flujo entre ambas es importante.

Asimismo, hay flujos destacables entre otras provincias, como Río Negro y Neuquén, posiblemente explicado por la cercanía y por el hecho de que la aglomeración urbana de la ciudad de Neuquén se extiende también por Río Negro. Similar situación ocurre entre Misiones y Corrientes, o también entre Salta y Jujuy. Los menores flujos brutos se corresponden con Tierra del Fuego, La Pampa y Catamarca, que también son las provincias menos pobladas.

Figura 2. Diagrama circular de migraciones internas en Argentina,

excluyendo Provincia de Buenos Aires y CABA

Fuente: elaboración propia mediante R Project en base a CNPHV 2010.

Del análisis de las figuras 1 y 2, se puede concluir que la distancia y el tamaño poblacional son factores importantes para explicar las migraciones internas. En particular, entidades fronterizas presentan flujos migratorios muy importantes, como CABA y la Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, o también Neuquén y Río Negro, por mencionar algunas.

En la figura 3 del panel izquierdo se muestran las tasas brutas de inmigración y emigración mediante un diagrama de dispersión. En el eje de las abscisas se representa la tasa bruta de emigración, y en el eje de las ordenadas la tasa bruta de inmigración. La línea diagonal de 45° indica un punto de quiebre: aquellas provincias por encima presentan mayores tasas de inmigración que de emigración, y viceversa. Los puntos sobre la línea indican que ambas tasas son prácticamente iguales. De su análisis, se aprecia que las provincias patagónicas y CABA tienen las mayores tasas de inmigración, y también altas tasas de emigración.

Asimismo, puntos alejados de los ejes indican tasas altas (ya sea de emigración o inmigración), mientras que cuando se acercan a cada eje las tasas tienden a ser bajas. Para las provincias de la Patagonia la tasa neta de migración es positiva, pero en CABA es negativa. Es importante destacar que en la Patagonia se presentan altas tasas brutas de inmigración, pero también altas de emigración, siendo el neto positivo. Por otra parte, la situación es inversa en CABA. En el caso de las provincias del Norte o Mesopotamia, como Formosa, Corrientes y Misiones, tienen una elevada tasa bruta de emigración, siendo provincias en neto expulsoras. Las provincias de Córdoba y Santa Fe también se ubican por encima de la línea diagonal, presentando tasas netas de migración positivas.


Figura 3. Tasas brutas de inmigración y emigración por provincia.

Argentina, 2005-2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 (cuestionario ampliado).

Códigos de provincias: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (2); Buenos Aires (6); Catamarca (10); Córdoba (14); Corrientes (18); Chaco (22); Chubut (26); Entre Ríos (30); Formosa (34); Jujuy (38); La Pampa (42); La Rioja (46); Mendoza (50); Misiones (54); Neuquén (58); Río Negro (62); Salta (66); San Juan (70); San Luis (74); Santa Cruz (78); Santa Fe (82); Santiago del Estero (86); Tucumán (90); Tierra del Fuego (94).

La figura 3 (en el panel derecho) muestra la tasa neta de migración por provincia. Aproximadamente, la mitad de las provincias presenta una migración positiva mientras que el resto tiene una tasa de migración negativa. Las provincias mesopotámicas, el norte del país, Cuyo y CABA tienen tasas netas de migración negativa, significando que son expulsoras de población. En cambio, las provincias del sur y la región pampeana son receptoras netas. Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut son las provincias con mayor tasa neta de migración. Finalmente, provincias como Entre Ríos, Mendoza, Tucumán y La Pampa tienen una tasa cercana a cero, indicando que aproximadamente hay el mismo número de inmigrantes que de emigrantes, o bien que la movilidad territorial es muy baja.

En la figura 4 se muestra el índice de eficacia migratoria. Las provincias de Formosa, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Chaco son las que presentan mayor intensidad migratoria, con un valor superior a 30. Cabe destacar que Chaco y Formosa son provincias con una fuerte emigración, mientras que Tierra del Fuego y Santa Cruz tienen una fuerte inmigración. La intensidad de migraciones es casi nula en Entre Ríos, La Pampa y Mendoza, lo cual se debe a que estas provincias tienen una tasa neta de migración prácticamente nula.

Figura 4. Índice de eficacia migratoria, Argentina 2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 (cuestionario ampliado).

  1. Caracterización de la población migrante

En esta sección se caracterizará la población migrante mediante diversos aspectos socioeconómicos y demográficos para identificar factores asociados con las migraciones. Como se comentó, en el enfoque neoclásico las diferencias salariales son un componente importante para explicar las causas de las migraciones, pero también se derivan hipótesis acerca de otros determinantes de atracción y expulsión. En esta sección se estudiarán y analizarán varios de estos factores que explican las migraciones internas en Argentina.

En primer lugar, se analizan las pirámides poblacionales para migrantes y no migrantes que se presentan en la figura 5. Las personas no migrantes hace cinco años residían en la misma localidad que al momento de la entrevista; mientras que las personas migrantes residían hace cinco años en otra localidad de la misma provincia o en otra provincia distinta de la que residen actualmente. Se observa que existen diferencias importantes entre ambas pirámides, especialmente para las edades de 20-24 años, y en general hasta los 40 años, en donde hay muchas más personas migrantes que no migrantes. Ello puede estar reflejando que las migraciones internas se explican por motivos de estudio universitario o de trabajo. Estas cuestiones se analizarán con más detalle en los próximos apartados.

Figura 5. Pirámides poblacionales migrantes (izquierda) y no migrantes (derecha)

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010 (procesado con Redatam)

Para analizar la situación laboral de la población migrante, en el cuadro 1 se muestra la situación ocupacional de las personas que hace cinco años vivían en otra provincia. La condición laboral de migrantes es peor, ya que el porcentaje de desocupación es mayor (casi el doble); mientras que la ocupación es levemente mayor, 49,14 por ciento para no migrantes, siendo 48,03 por ciento para migrantes. El porcentaje de inactividad es también levemente mayor para no migrantes.

Cuadro 1. Condición de actividad, migrantes recientes, porcentaje del total

Ocupado/a

Desocupado/a

Inactivo/a

Total

No migrante

49,14 %

3,83 %

47,04 %

100,00 %

Migrante

48,03 %

6,30 %

45,67 %

100,00 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

El cuadro 2 presenta la condición de actividad y el lugar de residencia hace cinco años distinguiendo entre migrante interprovincial o intraprovincial. Una persona que vivía en la misma localidad no sería migrante, mientras que aquella que nació en otra localidad de la misma provincia sería "migrante dentro de la provincia", y una que vivía en otra provincia es "migrante interprovincial".

La condición de actividad mostrada en el cuadro 2 tiene tres categorías: ocupado/a; desocupado/a e inactivo/a. En el cálculo de la distribución mostrada se ha dividido por la población total correspondiente a cada grupo. De esta forma, al ser muy similar el porcentaje de inactividad entre población migrante y no migrante, se puede controlar por estructura por edad al efectuar el análisis, haciendo de esta forma comparable la tasa de desocupación entre población migrante y no migrante. Una posible explicación de esta similaridad en los porcentajes de inactividad puede ser que haya una proporción importante de población estudiantil de nivel superior que, si bien está en edad de trabajar por su condición de estudiante, es población inactiva. Así, la mayor tasa de desocupación de la población migrante no se debe a la estructura por edad sino a la condición de migrante. A diferencia de este procedimiento, en el cuadro 3 se muestra la tradicional tasa de desocupación. Las personas inactivas no se incluyen al efectuar el cálculo de la tasa de desocupación, que presenta el mencionado cuadro 3, ya que esta se obtiene como el total de personas desocupadas sobre la población económicamente activa (PEA).

Puesto que una misma provincia comparte numerosas características (sociales, legales, culturales, etc.), una posible hipótesis es que la condición de actividad podría ser más favorable para la persona que migra entre localidades de la misma provincia en comparación con quien migra entre dos provincias diferentes. Este no parece ser el caso, ya que los porcentajes de ocupación son similares, mientras que los porcentajes de desocupación son claramente mayores para la población migrante. En resumen, a partir del cuadro 2 se tiene que, si bien los porcentajes de personas ocupadas o inactivas son similares para todas las categorías, las personas que no migraron recientemente tienen una desocupación mayor, lo cual puede estar reflejando cierta dificultad de adaptación de la población migrante. Asimismo, es posible que el análisis de la movilidad entre una localidad menor de la misma provincia y su capital o ciudad más importante podría arrojar resultados distintos, por lo que esto sería una línea de investigación futura.


Cuadro 2. Distribución relativa de la condición de actividad de migrantes nacionales

Residencia hace cinco años

Ocupado/a

Desocupado/a

Inactivo/a

Total

En la misma localidad

49,14 %

3,83 %

47,04 %

100,00 %

En otra localidad de la misma provincia

48,69 %

6,30 %

45,01 %

100,00 %

En otra provincia

47,26 %

6,29 %

46,45 %

100,00 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

Complementariamente, el cuadro 3 muestra la tasa de desocupación, calculada como el total de personas desocupadas sobre la población económicamente activa (personas ocupadas más desocupadas), a diferencia del cuadro 2 que divide por la población total. Según lo tratado previamente, las personas que migraron presentan una tasa de desocupación más elevada, tanto si provienen de la misma provincia como de otra, lo cual es una conclusión importante, ya que podría indicar que la situación laboral de la población migrante es más precaria. Si bien el tiempo desde la migración puede afectar la obtención de un empleo en el lugar de destino, al considerarse un período de cinco años este efecto sería muy pequeño, ya que aun contemplando casos tan extremos como el de personas que llegaron recientemente a una nueva localidad frente a otras que hace cinco años que lo hicieron y considerando más probable una situación de desocupación en el primer caso y de empleo en el segundo, el periodo de tiempo promedio sería de dos años y medio, tiempo que suele considerarse estándar para la inserción laboral. Así, hay evidencia entonces de una mayor dificultad de la población migrante para integrarse laboralmente.

Cuadro 3. Tasa de desocupación de migrantes y no migrantes

Residencia hace cinco años

Tasa de desocupación

En la misma localidad

7,23 %

En otra localidad de la misma provincia

11,46 %

En otra provincia

11,75 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

En relación a la categoría ocupacional, la EAUH distingue entre las siguientes categorías: patrón, cuenta propia, obrero/a o empleado/a y trabajador familiar sin remuneración. En el cuadro 4 se muestran estas categorías para la población migrante y no migrante. Se concluye que la categoría obrero/a o empleado/a es la más alta. Para la población migrante esta categoría representa un porcentaje mayor que para la no migrante. Por otra parte, en patrón y cuenta propia se observa que la población no migrante representa una proporción mayor que la migrante. Una posible hipótesis que explicaría esta situación es que la población migrante busca más de un empleo, indicando que las migraciones internas tienen un componente laboral importante.

Cuadro 4. Categoría ocupacional migrantes

Residencia hace cinco años

Patrón

Cuenta Propia

Obrero/a o empleado/a

Trabajador familiar sin remuneración

En la misma localidad

4,79 %

18,48 %

75,69 %

1,05 %

En otra localidad de la misma provincia

4,35 %

16,54 %

78,73 %

0,38 %

En otra provincia

3,07 %

16,69 %

79,94 %

0,30 %

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

En la figura 6 se presenta el nivel educativo para la población migrante y no migrante, siempre considerando como migrante interno a aquella persona que hace cinco años residía fuera de la localidad, pero dentro del país. Para controlar por la estructura por edad se tomó a la población entre 30 y 59 años, ya que estas edades presentan más estabilidad y hay pocas modificaciones en el nivel de estudio alcanzado (Busso, 2007).

Al comparar el nivel educativo de la población migrante y no migrante, se puede observar que, para los niveles iniciales y especialmente medios, la población no migrante presenta mayores porcentajes que la población migrante. Por otra parte, para educación superior, claramente las personas que migraron representan un porcentaje mayor. Ello puede reflejar la existencia de estudiantes que se trasladan a otras provincias para realizar estudios universitarios. Particularmente, en la categoría educación superior completa un 20 por ciento de las personas son no migrantes, mientras que para la población migrante dicho valor es un 50 por ciento mayor. La movilidad estudiantil, especialmente a nivel superior constituye entonces un factor importante de atracción para ciertas provincias (Córdoba, Buenos Aires, CABA), que captan estudiantes de otras provincias, del norte o de la Patagonia. Asimismo, la población migrante parece contribuir a aumentar el nivel educativo en las regiones de destino, resultado coincidente con los obtenidos por Busso (2007).

Figura 6. Nivel educativo y migraciones internas

Fuente: elaboración propia en base a EAHU 2010.

Ingresos y migraciones

El modelo neoclásico predice que un factor importante para explicar las migraciones son los ingresos. Si una región o ciudad presenta ingresos más elevados se esperaría que sea atractora, mientras es de esperar que aquellas áreas con menores ingresos sean expulsoras. Por otra parte, es posible que la población migrante trabaje y se esfuerce más, presentando ingresos más elevados.

Puesto que los ingresos son una variable numérica continua, y la tasa neta de migración calculada anteriormente también lo es, se puede efectuar un análisis de correlación para determinar si hay asociación lineal entre ambas. El valor obtenido es 0,82; es positivo y significativamente distinto de cero, lo que indica que hay una asociación lineal directa entre ambas variables, como predice el modelo neoclásico.

Para complementar el análisis se efectuó una regresión lineal. Tomando como variable dependiente la tasa neta de migración de cada provincia y como variable regresora los ingresos de las personas residentes en cada provincia, se obtuvo un coeficiente para el ingreso de 0,0288; resultó significativo al 1 por ciento. Este valor tiene el signo esperado, ya que es positivo, y al ser distinto de cero indica que ante aumentos en el ingreso se observan mayores tasas netas de migración.

En la figura 7 se muestra un diagrama de dispersión con la recta de ajuste obtenida. Se observa una relación directamente proporcional entre ambas variables. Algunos aparentes valores atípicos corresponden a CABA, Tierra del Fuego y Santa Cruz. En el caso de CABA no debe sorprender mucho, ya que es posible que la tasa neta de migración negativa se explique porque muchas personas en realidad viven en partidos del Gran Buenos Aires, por lo tanto no entra en contradicción con el modelo neoclásico. Quizá considerando el Gran Buenos Aires como entidad no se presenta esta situación.

Figura 7. Análisis de regresión tasa neta de migración e ingresos, Argentina, 2010

Fuente: elaboración propia en base a CNPHV 2010 y ENHU 2010.

Por otra parte, los puntos correspondientes a Tierra del Fuego y Santa Cruz están superpuestos arriba a la derecha. Estos casos, en realidad, parecen un poco alejados de la nube de puntos, pero no presentan ninguna característica adicional. La Provincia de Santa Cruz tiene ingresos muy altos y una tasa neta de migración muy elevada, lo que está en línea con el modelo neoclásico. En Provincia de Tierra del Fuego se presenta la misma situación, que puede deberse a que ha fomentado en las últimas décadas la inmigración para su poblamiento y tiene ciertos beneficios fiscales.

Los hallazgos no varían significativamente si se omiten estas observaciones, por lo que se puede concluir que los resultados son robustos. El coeficiente R2 obtenido es de 0,68 indicando que casi el 70 por ciento de la variabilidad puede ser explicada. Desde este punto de vista, hay evidencia a favor del modelo neoclásico, en el sentido de que mayores ingresos estarían incentivando la inmigración.

  1. Conclusiones

En el presente trabajo, se analizaron y estudiaron las migraciones internas de Argentina. Después de efectuar una revisión de la literatura y de las principales teorías de migraciones, se calculó la matriz de migraciones para las 24 jurisdicciones, utilizando los datos del censo 2010, y considerando como migrante a aquella persona que cinco años atrás residía en otra localidad. Se calcularon diversos indicadores, a saber: total de inmigrantes y emigrantes; tasas de inmigración, emigración y migración neta; y el índice de eficacia migratoria; todo ello para cada jurisdicción. De esta forma se identificaron los principales flujos migratorios.

En ese sentido, existen provincias con una tasa neta de migración muy alta, como las de Patagonia (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro), y otras con una tasa neta de migración negativa ubicadas en el norte argentino (Formosa, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero) y notablemente CABA. Los flujos migratorios también se representaron mediante diagramas circulares que permiten identificar las principales corrientes desde una perspectiva más completa. De su análisis se concluyó que la distancia también parece ser un factor de relevancia, ya que hay muchas migraciones entre provincias limítrofes, como por ejemplo los pares Misiones-Corrientes, Salta-Jujuy y Neuquén-Río Negro, entre otros. Por otra parte, Buenos Aires recibe un flujo muy importante desde prácticamente todas las provincias. Córdoba también tiene una afluencia importante de todas las provincias, destacándose el caso de Santa Fe, que además es limítrofe.

Posteriormente se efectuó un análisis más detallado, sumando al censo la EAHU, también de 2010, contando esta última con la ventaja de disponer de la base de datos a nivel individual y muchas variables adicionales.

Asimismo, se identificaron factores de atracción y expulsión utilizando como marco teórico de referencia el enfoque neoclásico. Entre las principales conclusiones, se destaca que el ingreso es un factor importante de atracción de migrantes, como indica la teoría neoclásica, pero también se consideraron otros factores. Mediante un análisis de regresión entre tasa neta de migración e ingresos, se determinó que el coeficiente tuvo el signo esperado, es decir, es positivo y significativamente distinto de cero, por lo que se puede concluir que hay una relación lineal positiva entre dichas variables. Luego, al aumentar el ingreso, la tasa neta de migración crece.

En general, mayores ingresos están asociados con mayor inmigración, pero también la población migrante tiene una tasa de desocupación superior a la no migrante, lo cual puede deberse a ciertas dificultades para conseguir empleo en el nuevo destino. Al controlar por la edad, si bien la población migrante se concentra entre 20 y 30 años, se halló que la población económicamente activa no es tan diferente entre población migrante y no migrante, lo cual puede estar reflejando un porcentaje importante de estudiantes en estos grupos de edades, que al migrar por este motivo no forman parte de la población económicamente activa.

La pirámide poblacional de migrantes revela que está concentrada en las edades de la población económicamente activa, especialmente los 20-24 años, lo que puede estar reflejando un importante número de personas que migran por razones de estudio, además de trabajo. Por otra parte, en las edades avanzadas o en la población inactiva no se detectaron diferencias entre migrantes y no migrantes. Al trabajar con el nivel educativo, se controló por edad tomando la población entre 30 y 59 años, ya que en general este grupo presenta estabilidad y pocos cambios. Del análisis se identificó que la educación superior universitaria es un factor importante para explicar las migraciones; provincias como Córdoba son atractoras de migrantes por estudios de nivel superior.

Responder a los interrogantes planteados sobre las migraciones internas contemporáneas, especialmente en un contexto de transición demográfica concluida, es un desafío abierto en el que se cuenta con pocos antecedentes para Argentina y para el que se requieren estudios y trabajos adicionales. En el presente trabajo, se ha tratado de contribuir aportando evidencia empírica y lineamientos teóricos. Como rasgos más sobresalientes, las migraciones internas en Argentina en el período analizado (2005-2010) presentan como regiones expulsoras de población a las provincias del norte del país, mientras que las atractoras se ubican en las regiones pampeana o patagónica. La población migrante está concentrada en edades económicamente activas, especialmente en las edades de 20-24 años, y parecen estar motivadas por cuestiones laborales, educativas y de cercanía geográfica.

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