Los lazos sociales como mecanismo de acceso al empleo en la clase obrera: desigualdades de clase y mediaciones territoriales

Social bonds as access mechanism to employment of the working class: social class inequality and territorial mediatios

Joaquín Carrascosa

https://orcid.org/0000-0003-0961-1687

Instituto de Investigaciones Gino Germani

joaquin.carrascosa91@gmail.com

Bárbara Estévez Leston

https://orcid.org/0000-0002-4818-967X

Instituto de Investigaciones Gino Germani

bar.estevez@gmail.com

Fecha de envío: 15 de diciembre de 2019. Fecha de dictamen: 1 de octubre de 2020. Fecha de aceptación: 10 de febrero de 2021.

Resumen

Este trabajo se propone analizar las diferencias entre clases sociales en el uso de mecanismos de acceso al empleo en el Área Metropolitana de Buenos Aires según distintos entornos residenciales, haciendo foco en la clase obrera. Se comparará entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el primer cordón del conurbano bonaerense y el segundo y tercer cordón. Se distinguirá entre mecanismos de acceso al empleo basados en la movilización de lazos sociales, fuertes o débiles, ligados a distintas instituciones y ámbitos de socialización, como la familia, el barrio, la escuela, la universidad, el trabajo, etc., y el acceso al empleo sin el uso de lazos sociales. Se analizaron también las pautas del uso de lazos en la clase obrera desde una perspectiva intrageneracional (ocupaciones anteriores) y el vínculo entre el uso de lazos y el acceso a una ocupación formal o informal. Se utilizó una metodología cuantitativa con datos provenientes de la encuesta del PI-Clases “Reproducción y movilidad social en trayectorias familiares y cursos de vida” (2015-2016), cuya muestra es probabilística y su unidad de análisis son personas de ambos sexos de entre 25 y 65 años del Área Metropolitana de Buenos Aires. Los principales hallazgos son las diferencias en el uso de lazos sociales según el entorno residencial y la importancia del uso de los lazos barriales para la clase obrera no calificada. A su vez, el uso de lazos sociales (y principalmente los barriales) está asociado al acceso a trabajos informales.

Abstract

This paper proposes to analyze the differences between social classes in the use of access mechanisms of employment in the Metropolitan Area of Buenos Aires according to different residential settings, focusing on the working class. We compare the City of Buenos Aires and the first ring of the Conurban Area and also the second and third ring. A distinction was made between access mechanisms of employment based on the mobilization of social bonds, strong or weak, linked to different institutions and socialization spaces like the family, the neighborhood, school, university, work, etc., and without the use of social bonds. We also analyzed patterns from an intragenerational perspective (previous occupations) and the link between the use of social bonds and access to formal or informal jobs. We used a quantitative methodology with data from the PI-Clases “Reproduction and Social Mobility in family trajectories and life courses” (2015-2016) survey that has a probabilistic sample and a unit of analysis of people from both sexes between 25 and 65 years old from the Metropolitan Area of Buenos Aires. Our main findings are the difference in the use of social ties between residential environments and the importance of the use of neighborhood bonds for the unskilled working class. Also, the use of social bonds (mainly neighborhood ones) is linked to the reproduction of the unskilled working class and access to informal jobs.

Palabras clave: acceso al empleo; capital social; clases sociales; territorio.

Keywords: job access; social capital; social class; residential environments.

Introducción

En el imaginario social, el acceso al empleo se produce de manera meritocrática, a partir del curriculum vitae, que refleja las características de las personas, como el barrio de residencia, la trayectoria educativa, cualificaciones y conocimientos y, principalmente, la experiencia laboral previa. Sin embargo, resulta fundamental considerar el papel que la movilización de lazos sociales puede cumplir como forma de pasar de un trabajo a otro, como así también puede ser una estrategia desplegada para hacer frente a situaciones de inestabilidad y desempleo. En estas circunstancias, el manejo de información sobre las oportunidades laborales, conocer a los encargados de las búsquedas, tener alguien que dé una recomendación o conseguir recomendaciones, las formas de presentarse a las entrevistas de trabajo, o la preparación de un curriculum vitae, cumplirían un rol clave para determinar el posible acceso a los trabajos.

Estos contactos pueden brindar información sobre las oportunidades laborales disponibles; recomendar a personas específicas para algún puesto; ofrecer un trabajo de manera directa; como también pueden brindar préstamos para emprendimientos personales, etc. Tener contactos variados, particularmente del ámbito laboral, es una de las mejores maneras de conseguir trabajos con mejores condiciones y salarios (Granovetter, 1974), ya sea en búsquedas de trabajo o por el intercambio casual de información sobre oportunidades ocupacionales (Angelusz y Tardos, 2008; Lin y Ao, 2008).

Si bien se destaca la importancia de los lazos que surgen de los ámbitos laborales como mecanismo para el pasaje entre ocupaciones, también existen otros tipos de lazos que pueden desplegarse para el acceso al empleo. La inserción en redes de relaciones sociales y los lazos que se forman en ellas son un producto combinado de la articulación entre factores estructurales (clase, género, etnia, etc.) y la capacidad de agencia individual (Lin, 2001). Los lazos sociales (fuertes y débiles) se encuentran estructurados según la posición de clase social, ya que pueden ser heredados o desarrollarse en entornos en los que se reproducen los estilos de vida familiares (Paredes, Carrascosa y Lazarte, 2020).

La integración de las familias en estos entornos residenciales facilita el desarrollo controlado de lazos sociales para la reproducción de sus estilos de vida. En este sentido, la permanencia en un entorno residencial permitiría adquirir conocimientos sobre los recursos y oportunidades disponibles en una comunidad, que muchas veces surgen de las conexiones con familias vecinas y los contactos que estas tienen (Furstenberg y Kaplan, 2007). De esta manera, los entornos residenciales, donde se producen las socializaciones individuales o secundarias (ya sea en el barrio, en clubes, instituciones educativas, etc.) moldearían la cantidad y calidad de los lazos obtenidos, influyendo así en los comienzos de las trayectorias laborales (Carrascosa y Estévez Leston, 2020).

En este sentido, consideramos que la conformación de los lazos sociales está estructurada por las oportunidades y recursos que se brinda a los sujetos desde el seno familiar y desde los entornos residenciales en los que habitan. Así, la inserción en redes sociales y el uso de los recursos que estas proveen para el acceso al empleo se presentarían como un factor de reproducción de las desigualdades sociales de origen.

Los estudios clásicos sobre el acceso al empleo consideran que los lazos débiles (particularmente los compañeros de trabajo) serían claves para acceder a trabajos con mejores condiciones laborales y mayores salarios, particularmente en la clase media profesional y gerencial (Granovetter, 1974). En los últimos años, con la reconfiguración del mercado laboral, el capital social se transforma en un mecanismo de supervivencia, en tanto permite el resguardo de los efectos de crisis económicas (Feldman y Murmis, 2002; Toledo y Bastourre, 2006), aunque facilita el acceso a empleos de menor calidad y con menores remuneraciones (Smith, 2000 y 2016). Así, el campo de estudios sobre lazos sociales y mecanismos de acceso al empleo suele representar como principales agentes del despliegue de lazos débiles a personas desocupadas y/o provenientes de sectores vulnerables (Bonoli y Turtschi, 2015).

Estas tendencias pueden verse replicadas a nivel latinoamericano, donde se suele destacar el papel de los lazos sociales (fuertes y débiles) como mecanismos de acceso al empleo y las desigualdades de acceso al capital social en Uruguay y Chile (Boado, 2008; Espinoza, Rey y Barozet, 2017), mientras que en México se ha visto que el uso de mecanismos de acceso al empleo a través del despliegue de lazos sociales, y sobre todo familiares, tiende a ser desarrollado por personas con menores niveles de escolaridad, ingresos y orígenes sociales desventajados pero para el acceso a trabajos de baja calidad (Brunet, 2017). De esta manera, si bien la disposición y uso del capital social se encuentra estratificado según clase social, en algunos países puede ser un mecanismo importante en procesos movilidad social en los sectores bajos (Rey, 2014 y 2017).

En Argentina, las clases medias y altas tienden a gozar de mayores redes de apoyo interpersonal, desarrolladas mayormente en ámbitos institucionales ligados a instituciones educativas y laborales. Por el contrario, la clase trabajadora y, sobre todo, las mujeres, tienden a desarrollar pautas de sociabilidad más vinculadas al ámbito barrial y familiar (de Grande, 2010 y 2015). La apertura a nuevos círculos sociales en universidades o en el ámbito laboral puede favorecer procesos de movilidad social ascendente (Dalle, 2016), pero las desigualdades en el acceso a lazos sociales favorecen principalmente la reproducción en la clase de origen (Carrascosa, 2021). Las búsquedas laborales tienden a estar asociadas a la intermediación, tanto institucionalizada (bolsas de trabajo y agencias de empleo) como informal (vinculada a la movilización de lazos sociales) (Neffa y Korinfeld, 2006).

Desde este lugar empiezan a delinearse nuestras preguntas de investigación: ¿qué tan importante son los contactos para acceder al empleo en los distintos entornos residenciales? ¿Qué peso tienen los contactos establecidos en los entornos residenciales? ¿Qué uso hace la clase obrera de los lazos sociales? ¿El uso de lazos para acceder al empleo implica mejores o peores empleos en términos de formalidad laboral? En nuestro trabajo, nos interesa particularmente analizar la manera en la que los entornos residenciales y los lazos territoriales impactan en el acceso al empleo de la clase obrera en personas de entre 25 y 65 años residentes del AMBA.

La incorporación de la dimensión territorial en el análisis de los mecanismos de acceso al empleo resulta relevante para comprender de una forma más acabada cómo las desigualdades ligadas al territorio impactan en las posibilidades de acceso al empleo de la clase obrera a partir del uso diferencial de lazos sociales. A su vez, se analizarán también las pautas del uso de lazos en la clase obrera desde una perspectiva intrageneracional (ocupaciones anteriores) y el nivel de formalidad/informalidad de los empleos a los que se accede a partir de cada tipo de lazo.

Nuestras hipótesis de trabajo son las siguientes:

1. En los entornos residenciales que brindan menos oportunidades, las personas se inclinarán en mayor medida por el uso de lazos sociales para acceder al empleo.

2. Para la clase obrera, los lazos sociales son fundamentales para el acceso al empleo, particularmente los lazos establecidos en los entornos residenciales.

3. Para la clase obrera, el uso de lazos sociales para el acceso al empleo está asociado a la reproducción de clase y a mayores niveles de informalidad.

El artículo se estructura de la siguiente manera: luego de esta introducción se presenta el marco teórico, focalizado en el uso de lazos sociales para el acceso al empleo y los entornos residenciales como factores de desigualdad social. A continuación, se presenta la metodología utilizada en el trabajo. Luego, se analizan los mecanismos de acceso al empleo para las clases sociales en distintos entornos residenciales (CABA y primer cordón del conurbano y segundo y tercer cordón) haciendo foco en la clase obrera. También se analiza el uso de los lazos sociales en el paso de la ocupación anterior a la actual y, por último, abordaremos la importancia de los mecanismos de ingreso en el acceso al empleo formal o informal. Finalmente se presentan las principales conclusiones del trabajo.

Marco teórico

No todas las personas acceden a su ocupación de la misma manera, ya que la posesión de atributos (adquiridos y/o adscriptivos) condicionan los accesos y movimientos en el mercado laboral. Si bien, al comienzo de las trayectorias laborales, por la falta de atributos que den cuenta de la idoneidad de los individuos para las distintas ocupaciones, suele utilizarse el nivel educativo como un proxy para medir capacidades personales (Pérez, 2008), luego de acumular experiencias laborales la trayectoria ocupacional se consolida como una dimensión fundamental para determinar los posibles movimientos dentro de este mercado.

El mercado laboral se comporta de manera selectiva. Desarrolla distintas redes de reclutamiento, por parte de los empleadores, y redes de oferta entre los trabajadores, que reproducen desigualdades al interior del mercado laboral, reforzando las fronteras de interacción ente grupos sociales (Tilly, 1998). De esta manera, los lazos sociales, en tanto proveen recursos (simbólicos, materiales y/o económicos) facilitarán el acceso al empleo y brindarán oportunidades específicas en las trayectorias de vida, a través de intercambios al interior del mercado laboral (DiTomaso y Bian, 2018).

En este sentido, podemos determinar distintas formas de acceder al mercado laboral y de transitar dentro de él, que variarán según nivel educativo, posición de clase, entornos residenciales, etc. A grandes rasgos, la bibliografía señala dos grandes tipos de mecanismos de acceso al empleo: uno más vinculado a aquellos mecanismos formales, o de mercado, ligados a convocatorias, búsquedas abiertas, avisos de empleo, etc.; y otro basado en el uso del capital social, a través de mecanismos informales de acceso al empleo (Requena Santos, 1991). Estos mecanismos informales suponen distintas formas en las que se puede desplegar el uso del capital social acumulado para acompañar las búsquedas laborales, ya sea por compartir información, brindar recomendaciones, dar alguna referencia, o bien ofertas de trabajo o préstamo de dinero para el desarrollo de emprendimientos personales (Parks-Yancy, DiTomaso y Post, 2006).

Los mecanismos informales pueden subdividirse en grupos según el tipo de lazo utilizado. Los lazos sociales pueden ser de tipo “fuerte”, vinculados a relaciones estables y duraderas, como las relaciones familiares o con amigos cercanos. Por otra parte, la bibliografía clásica del campo supone la existencia de lazos de tipo “débil”, vinculado a la ampliación de las redes más allá de los lazos fuertes. Los lazos débiles consisten en amigos, conocidos o contactos que pueden surgir en distintos ámbitos e instituciones. Estos lazos pueden funcionar como puentes que conectan distintas redes, haciendo circular oportunidades que favorecen la movilidad social (Granovetter, 1973).

Los lazos sociales, que emergen de relaciones de parentesco y socialización territorial (barriales, clubes, etc.) y/o institucional (educativos y/o laborales), brindan recursos que pueden acumularse, transmitirse y movilizarse a lo largo de las trayectorias de vida. Estos lazos potencian las posibilidades de transmisión de información y la incorporación de saberes y modelos de comportamiento que pueden resultar fundamentales para manejarse dentro del mercado laboral. En el ámbito ocupacional, la agencia aparece empíricamente a partir de los comportamientos o acciones caracterizados por los estilos de búsqueda y el uso de fuentes de información y en las decisiones sobre el acceso y utilización de lazos y redes sociales de parentesco, amistad y grupos de pares (Sautu, 2014).

Esta capacidad de agencia, basada en el uso de estos mecanismos, puede variar según los entornos residenciales que se habiten, el origen social y las instituciones primarias por las que se transita, etc. De esta manera, el desarrollo de lazos sociales que puedan ser utilizados como mecanismos informales de acceso al empleo se presenta como un factor de desigualdad de oportunidades, ya que su desarrollo y utilización está condicionado por los orígenes familiares, los entornos residenciales, las escuelas y las ocupaciones anteriores, etc.

Los entornos residenciales y el capital social como modeladores del acceso laboral. Los entornos residenciales moldean y demarcan expectativas y aspiraciones de sus habitantes a partir de los espacios de socialización que se desarrollan en ellos. Estos espacios permiten pensar en el fuerte anclaje territorial que tienen los lazos débiles, que emergen de los espacios de sociabilidad territorial, como las redes que surgen del pasaje por instituciones (educativas, laborales, sindicales, etc.) ancladas territorialmente. El desarrollo de lazos sociales vinculados al territorio permitiría entonces el traspaso de información, recursos y capitales que sean bien valorados en los entornos residenciales, como así también conocer oportunidades que emerjan de estos territorios.

Los entornos residenciales aglutinan y articulan distintos tipos de mercados e instituciones (laboral, inmobiliario, financiero, judicial, educativo, etc.) que terminan conformando una estructura anclada territorialmente que brinda oportunidades y/o desventajas diferenciales, impactando (directa o indirectamente) en las trayectorias de vida de sus habitantes (Galster y Sharkey, 2017). Así, los entornos residenciales se configuran como un mecanismo de cierre social que permite la apropiación diferencial de oportunidades, fomentando el desarrollo de estrategias particulares, según los mercados que en ellos se aglutinan; mercados particulares (ocupacionales, educativos, etc.) que permitan la producción y el control de distintos estilos de vida (Tella, 2016) ligados a la (re)producción de las posiciones de clase.

Los entornos residenciales condicionan cuantitativa y cualitativamente las oportunidades de vida ofrecidas a las personas que en ellos habitan (Boniolo y Estévez Leston, 2017). En este sentido, nos resulta interesante profundizar en el uso del capital social que hacen las personas que habitan contextos adversos, donde las oportunidades son más restringidas. La permanencia prolongada en territorios deficientes fomenta la acumulación de desventajas y potencia la desigualdad (Brunet, 2015; Sharkey y Faber, 2014), lo que implicaría usos diferenciales y, por qué no, estratégicos de los lazos sociales territoriales que emergen de estos entornos residenciales, pudiendo fomentar procesos de reproducción de clase. Los beneficios producidos por la movilización de lazos estarán entonces mediados por los entornos residenciales, no sólo por la cantidad y calidad de información disponible en cada entorno residencial, sino también por las representaciones que en estos entornos se generan de aquello que se considera como deseable o factible de realizar.

De esta manera se configuran distintas fronteras (más o menos difíciles de traspasar) en cada territorio que condicionan el acceso al empleo por fuera de estas territorialidades. En aquellos casos donde las fronteras son fuertes y difíciles de traspasar, el despliegue o movilización de lazos sociales podría facilitar el acceso al empleo por tratarse de entornos residenciales donde los sujetos se sientan más cómodos, conozcan (y manejen) los códigos internos (Roberti, 2016); por la cercanía a los hogares y el ahorro de viáticos (Pérez, 2008), etc. La socialización en estos entornos residenciales funciona también como un mecanismo de acceso al empleo tanto de manera directa, al ofrecer oportunidades laborales específicas, como indirecta, a través del manejo de los códigos y la movilización de los lazos sociales.

En este contexto, las redes sociales pueden pensarse como nexos de unión entre instituciones primarias (familia, grupos de pertenencia, escuela) y el mercado de trabajo (Requena Santos, 1991), sobre todo si se piensa en las características diferenciales que cada una de estas instituciones tendrá en los distintos entornos residenciales. Esto permite pensar la articulación entre los entornos residenciales y los lazos sociales como condicionadores del acceso al empleo, ya que el despliegue de estos mecanismos permitirá disminuir los costos de búsqueda, movilidad y desplazamiento impuestos por la ubicación de los entornos residenciales respecto de los centros donde se desarrollan los mercados laborales.

Metodología

De acuerdo con los interrogantes planteados en la presentación del trabajo, se utilizará una estrategia metodológica cuantitativa a partir del método de encuesta con un análisis estadístico de la encuesta del PI-Clases “Reproducción y movilidad social en trayectorias familiares y cursos de vida” (2015-2016), llevada adelante por el programa de investigación sobre análisis de clases sociales, dirigido por Ruth Sautu, Pablo Dalle, Paula Boniolo y Rodolfo Elbert. Es una encuesta probabilística de 1.065 casos, con una muestra estratificada multietápica, de selección aleatoria en todas sus etapas. Nuestra unidad de análisis son las personas de entre 25 y 65 años residentes en AMBA al momento de la encuesta, dando un total de 1.065 casos.

Para analizar los mecanismos de acceso al empleo, la encuesta indaga por las personas que lo ayudaron a conseguir su empleo actual/último, permitiendo reconocer a través de las categorías de respuesta distintos tipos de mecanismos utilizados en el mercado de trabajo (Requena Santos, 1991; Boado, 2008): los mecanismos formales, que dan cuenta de la ausencia del uso de los distintos tipos de lazos sociales[1]; y los mecanismos informales, que suponen algún tipo de relación (directa o indirecta) entre quien busca trabajo y quien contrata, ya sea a través de una oferta directa de empleo, recomendaciones, etc. Dentro de este tipo de mecanismos de acceso al empleo, podemos diferenciar entre lazos fuertes (vinculados a relaciones familiares) y distintos tipos de lazos débiles, según los espacios donde se desarrollen. En este trabajo, diferenciaremos entre los lazos débiles de socialización territorial, que surgen por los entornos residenciales donde los sujetos transitan sus vidas, y los lazos débiles de instituciones educativas (escuela y universidad) y laborales (compañeros de trabajo o del sindicato).

Para definir las posiciones de clase social se utiliza el esquema CASMIN (EGP) (Erikson, Goldthorpe y Portocarrero, 1979). Se utilizará una versión del esquema original adaptada para un trabajo comparativo a nivel latinoamericano por Solís y Boado (2016) que introduce modificaciones específicas que dan cuenta de las particularidades de la estructura de clases en nuestro continente.

Por último, caracterizamos a los entornos residenciales habitados al momento de la última inserción ocupacional, permitiéndonos pensar en distribuciones diferenciales de oportunidades y recursos. Esta variable presenta dos categorías, según la caracterización de la CABA y las tres coronas del Gran Buenos Aires por sus crecimientos demográficos durante el periodo intercensal 2001-2010 (Maceira, 2012; Fernández, 2011), la oferta de servicios, las proporciones de hogares con NBI, conexiones insuficientes a servicios básicos y calidades constructivas insuficientes (Boniolo y Estévez Leston, 2017; INDEC, 2010), características de los entornos barriales (presencia de pavimento, iluminación, recolección de basura, etc.), como así también de distintas problemáticas (contaminación, basurales, zonas inundables, etc.) (Maceira, 2020). Así, los territorios no sólo tendrían efectos sobre las trayectorias de vida de sus habitantes, sino que también serán configurados según la distribución territorial de la población.

Delimitaremos así, por un lado, (1) a la CABA y el primer cordón; y por otro, (2) al segundo y tercer cordón. Las variables utilizadas en el análisis pueden verse en el Esquema 1.


Esquema 1. Resumen de variables utilizadas

Clase social

Clase de servicios (I+II)

Trabajadores no manuales (IIIa+b)

Pequeña burguesía (IVa+b+c)

Trabajadores manuales calificados (V+VI)

Trabajadores manuales no calificados (VIIa+b)

Mecanismos de acceso al empleo

Mecanismos informales

Lazos fuertes (familiares)

Lazos débiles de socialización territorial (amigos, conocidos o contactos del barrio)

Lazos débiles instituciones educativas (escuela y universidad)

Lazos débiles instituciones laborales (compañeros de trabajo o de sindicato)

Mecanismos de mercado

Entornos residenciales

(al momento del acceso al empleo)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires y primer cordón del conurbano bonaerense

Segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense

Niveles altos de NBI

Fuente: elaboración propia

En este trabajo, la estrategia de análisis consiste en el uso de técnicas descriptivas basadas en tablas de contingencia. Con estos datos, podemos ver las maneras en las que se producen los accesos al mercado laboral y las formas en las que los lazos sociales y la dimensión territorial lo condicionan (conjuntamente).

La importancia de los lazos sociales para acceder al empleo

Al momento de la búsqueda de oportunidades laborales, las personas tienden a hacer uso de distintos mecanismos de acceso al empleo. Entre ellos, suele destacarse el uso de mecanismos de mercado a través de la búsqueda de avisos formales y la presentación de su currículum vitae. En este contexto, nosotros destacamos la importancia del desarrollo y/o despliegue de los lazos sociales para conseguir trabajo. El uso de lazos sociales como mecanismos de acceso al empleo no es constante ni homogéneo a lo largo de la sociedad: ya sea por las oportunidades de vida que una posición de clase brinde y, con ellas, del acceso a un capital social que pueda ser utilizado para el acceso ocupacional, o bien por el manejo de los códigos y recursos disponibles en los distintos territorios, el despliegue de lazos sociales varía. En esta sección, analizaremos el uso de lazos sociales como mecanismos de acceso al empleo según posición de clase y entornos residenciales habitados que nos permitirán conocer las especificidades del uso de estos mecanismos.

Organizaremos la sección en tres partes: la primera se centrará en las diferencias del despliegue de los mecanismos de acceso al empleo para las distintas clases sociales según el entorno residencial habitado al momento de acceder a la ocupación actual. Esto nos permitirá conocer un poco más sobre cómo se desarrollan los mecanismos de acceso al empleo de manera diferencial según clase social, como así también las diferencias que estas clases hacen de sus mecanismos según los entornos residenciales en los que desarrollan sus trayectorias. Luego de esto, haciendo foco en la clase obrera, nos centraremos en la importancia de los lazos sociales en el paso de la ocupación anterior a la actual. Por último, abordaremos la importancia de los mecanismos de acceso al empleo formal o informal en la clase obrera.

Una mirada territorial al uso de los lazos sociales como mecanismo de acceso al empleo para las distintas clases sociales. En esta sección analizaremos las diferencias en el uso de mecanismos de acceso al empleo para cada clase y estrato de clase social según el entorno residencial, particularmente entre quienes habitan en CABA y el primer cordón (Tabla 1) o en el segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense (Tabla 2). En general, los totales no muestran grandes diferencias en el uso de los distintos mecanismos de acceso al empleo, pero al interior de cada clase social sí pueden notarse diferencias.


Tabla 1. Mecanismos de acceso al empleo según clase social para residentes en CABA y primer cordón del conurbano bonaerense (%)

Clase social

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles

Mecanismos de mercado

Total

n

Clase de servicios

20,35

33,33

46,32

100

231

Trabajadores no manuales

32,94

30,59

36,47

100

85

Pequeña burguesía

47,83

18,84

33,33

100

69

Trabajadores manuales calificados

25,42

27,12

47,46

100

59

Trabajadores manuales no calificados

30,49

34,15

35,37

100

82

Total

28,14

30,42

41,44

100

526

Nota: chi2=23,9; significativo con p<0,00

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

En la clase de servicios, puede observarse que quienes residen en CABA y el primer cordón utilizan en mayor medida sus lazos débiles que quienes habitan el segundo y tercer cordón del conurbano (33,33% contra 23,53%); mientras que quienes residen en el segundo y tercer cordón hacen mayor uso de los mecanismos de mercado (52,94% contra 46,32%).


Tabla 2. Mecanismos de acceso al empleo según clase social para residentes en segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense (%)

Clase social

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles

Mecanismos de mercado

Total

n

Clase de servicios

23,53

23,53

52,94

100

68

Trabajadores no manuales

26,19

26,19

47,62

100

42

Pequeña burguesía

48,48

9,09

42,42

100

66

Trabajadores manuales calificados

28,26

29,35

42,39

100

92

Trabajadores manuales no calificados

25,37

42,54

32,09

100

134

Total

29,6

29,1

41,29

100

402

Nota: chi2=33,5; significativo con p<0,00

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

Consideramos que el menor uso de los lazos débiles por parte de quienes habitan el segundo y tercer cordón del conurbano se explica, en parte, porque en ese entorno residencial habitan en menor proporción personas de clase de servicios, limitando las oportunidades laborales que se les pueden brindar a quienes se asientan en estos entornos. Por otra parte, al habitar entornos residenciales con desventajas más marcadas en términos de infraestructuras y oferta de servicios, la cantidad de oportunidades que se brindan desde estos territorios es menor, aun cuando se habiten entornos residenciales más típicos de clase de servicios, como barrios cerrados y countries. Gran parte de las personas de clase de servicios que asientan sus viviendas en el segundo y tercer cordón del conurbano han vivido mayormente trayectorias de ascenso intergeneracional de clase y de movilidad residencial. En este sentido, como el uso de lazos débiles requiere de un tiempo prudencial para ser desarrollados y factibles de despliegue[2], llegar a nuevas posiciones de clase y entornos residenciales también limitaría la posibilidad de su uso.

El mayor uso de los lazos débiles en clases medias y de servicios que residen en CABA y primer cordón permite identificar una pauta particular sobre los mecanismos de acceso al empleo. Los trabajadores no manuales que residen en CABA y primer cordón utilizan en mayor medida (aproximadamente 10 pp. más) sus lazos sociales, tanto familiares (32,94% contra 26,19%) como débiles (30,59% contra 26,19%), que quienes habitan el segundo y tercer cordón del conurbano. A su vez, para la pequeña burguesía es mayor el uso de lazos débiles en CABA y el primer cordón (18,84% contra 9,09%).

Los entornos residenciales en los que las personas residen mediatizan la manera en la que se despliegan mecanismos de acceso a los empleos. Ya la segregación socio-residencial, que permite el desarrollo de estilos de vida y la reproducción de posiciones en la estructura social, tiene impactos en el uso de lazos sociales al permitir y potenciar vínculos con personas de una misma posición de clase. Por otro lado, el desarrollo de mercados de trabajo anclados territorialmente y más o menos vinculados a reclutamientos en clases medias y de servicios permite identificar pautas particulares sobre los mecanismos de acceso al empleo.

Los trabajadores manuales calificados utilizan en gran medida mecanismos de mercado en ambos entornos residenciales (47,46% en la CABA y el primer cordón y 42,39 en segundo y tercer cordón); esto puede deberse principalmente a procesos formales de selección de personal para el ingreso a fábricas, talleres o empresas de servicios de logística y transporte, seguridad, etc. El uso de lazos sociales que los trabajadores manuales calificados realizan es relativamente similar en ambos entornos residenciales, aumentando en 5 pp. entre quienes viven en el segundo y tercer cordón, entornos con mayores oportunidades laborales para la clase obrera y una segregación residencial obrera más desarrollada.

A diferencia de lo que ocurre con la clase trabajadora manual calificada, para el estrato no calificado las tendencias tienden a privilegiar el uso de lazos débiles entre quienes residen en el segundo y tercer cordón (42,54% contra 34,15%). Esta es la única clase que prioriza el uso de lazos débiles en el acceso al empleo para los residentes del segundo y tercer cordón, lo que nos permite pensar por un lado en tendencias de segregación residencial que habiliten el desarrollo de este tipo de vínculos, pero también en una estructura del mercado laboral más informal, que habilita caminos de acceso desde la recomendación y el traspaso de información.

La importancia de los lazos barriales en la clase obrera no calificada. Si nos centramos en el análisis del estrato no calificado (tablas 3 y 4), podemos distinguir específicamente entre los ámbitos de socialización de los que provienen los lazos sociales. Los trabajadores no calificados que residen en CABA y primer cordón utilizaron en mayor medida sus lazos fuertes para acceder al empleo (30,49% contra 25,37%), lo que sugiere que las familias que habitan estos entornos residenciales cuentan con mayores recursos para garantizar el acceso al empleo; como así también la inserción familiar en posiciones ocupacionales en las que la recomendación familiar es moneda corriente y un camino habitual de acceso al empleo.

Tabla 3. Mecanismos de acceso al empleo según clase social para residentes en CABA y primer cordón del conurbano bonaerense (%)

Clase social

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles de socialización territorial

Lazos débiles de instituciones educativas y trabajo

Mecanismos de mercado

Total

n

Clase de servicios

20,35

12,12

21,21

46,32

100

231

Trabajadores no manuales

32,94

16,47

14,12

36,47

100

85

Pequeña burguesía

47,83

17,39

1,45

33,33

100

69

Trabajadores manuales calificados

25,42

16,95

10,17

47,46

100

59

Trabajadores manuales no calificados

30,49

24,39

9,76

35,37

100

82

Total

28,14

15,97

5,51

8,94

100

526

Nota: chi2=42,9; significativo con p<0,00

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

 


Tabla 4. Mecanismos de acceso al empleo según clase social para residentes en segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense (%)

Clase social

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles de socialización territorial

Lazos débiles de instituciones educativas y trabajo

Mecanismos de mercado

Total

n

Clase de servicios

23,53

8,82

14,71

52,94

100

68

Trabajadores no manuales

26,19

14,29

11,9

47,62

100

42

Pequeña burguesía

48,48

6,06

3,03

42,42

100

66

Trabajadores manuales calificados

28,26

19,57

9,78

42,39

100

92

Trabajadores manuales no calificados

25,37

32,09

10,45

32,09

100

134

Total

29,6

19,15

9,95

41,29

100

402

Nota: chi2=42,1; significativo con p<0,00

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

En contraposición, el despliegue de los lazos de socialización territorial resulta fundamental para quienes residen en el segundo y tercer cordón del conurbano, alcanzando a casi un tercio del total (32,09%). La importancia atribuida a los lazos que emergen de los barrios en los que se habita nos habla de una forma particular de habitar el territorio en donde la socialización barrial ocupa un lugar fundamental, incluso modelando el acceso a posiciones ocupacionales. En este estrato, las pautas de socialización más ancladas en el territorio (de Grande, 2014 y 2015) modelan y mediatizan las formas de reclutamiento que se establecen en los mercados laborales asentados en estos entornos residenciales, más vinculadas al barrio y sus residentes.

A su vez, es necesario recordar que este estrato de clase se encuentra ligado al trabajo en ocupaciones de baja calificación, altamente feminizados (el 65% de las personas de este estrato de clase son mujeres) y con alta informalidad e inestabilidad (limpieza doméstica y en establecimientos, niñeras y cuidadoras de personas, etc.).

Considerando que el 68% de las mujeres de este estrato de clase se desempeñan como trabajadoras de limpieza y cuidadoras de personas, nos parece interesante pensar en la manera en que este grupo despliega y utiliza los distintos mecanismos de acceso al empleo. En el Gráfico 1 podemos ver un fuerte uso de lazos territoriales para el acceso al empleo de este tipo de ocupaciones, más del 38% de estas mujeres acceden a sus empleos actuales a través de ellos.

Gráfico1. Mecanismos de acceso al empleo de trabajadoras de limpieza y cuidado de personas a domicilio

n = 105

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

Las ocupaciones de limpieza y cuidado de personas se caracterizan por ser empleos precarios, informales e inestables. Las características de este segmento del mercado laboral brindan relevancia al traspaso de información y las recomendaciones informales para el acceso al empleo. No es que las mujeres de clase trabajadora no calificada solamente usen más este tipo de lazos por su posición de clase o su género, sino también por la forma en la que este sector del mercado laboral se desarrolla. Lo mismo ocurre con el uso de lazos familiares (26,67%), recurrentemente utilizados en este segmento ya que los familiares que se encuentran trabajando en estas posiciones suelen conocer de otras ofertas laborales del mismo segmento por la búsqueda de sus patrones o los contactos de estos.

A lo largo de este apartado, hemos visto la forma en que cada clase social logra el acceso al empleo según los entornos residenciales en los que habitan. Hemos encontrado distintas posibilidades de uso de mecanismos de acceso al empleo, aun en una misma clase social, según los entornos residenciales en los que se habita: para las clases medias y de servicios, el uso de lazos sociales tiende a acrecentarse entre quienes residen en CABA y primer cordón, mientras que para los trabajadores manuales no calificados el uso de lazos sociales débiles (y sobre todo aquellos que se establecen a partir de la socialización territorial) constituye un soporte que sostiene y estructura las formas de acceso al empleo para quienes habitan entornos con estructuras espaciales de desventajas más marcadas y menores oportunidades.  

El uso de lazos débiles para todas las clases se estructura territorialmente según los entornos residenciales donde mayor proporción de personas de la misma clase habita, lo que nos permite pensar en cómo los procesos de segregación residencial conllevan el armado de redes de sostén y lazos sociales que pueden desarrollarse y desplegarse en función del acceso al empleo.

Los lazos sociales como recurso en las trayectorias ocupacionales de la clase obrera. Considerando la importancia que tienen los lazos sociales para el acceso al empleo en la clase obrera, en este apartado nos detendremos a analizar cómo dichos lazos pueden funcionar en las trayectorias al tener en cuenta la posición ocupacional que la persona ocupaba antes de acceder a su ocupación actual. Para ello, diferenciaremos entre quienes ascienden del estrato no calificado al estrato calificado (es decir que actualmente son de la clase obrera calificada y que su ocupación anterior a la actual era como obreros no calificados), y quienes se mantuvieron en la misma posición y quienes descendieron.

Al incorporar las trayectorias ocupacionales al análisis, en la Tabla 5 podemos ver que para quienes se reproducen en la clase trabajadora manual no calificada, el uso de lazos es clave (alcanzando al 73,3% del total), con especial énfasis en el uso de los lazos débiles (42,3%), principalmente barriales, y también un uso intenso de los lazos familiares (31,0%).

Pero, a su vez, los lazos también son importantes para el ascenso ocupacional desde el estrato no calificado al calificado (67,7% en total), particularmente los lazos débiles (47,7%), y en menor medida los lazos familiares (20,0%).

Los lazos brindados por la familia funcionarán como un acervo de recursos, herramientas y oportunidades que permiten la reproducción de clase a lo largo de la trayectoria de vida, pero brindan menores posibilidades de ascenso. Los lazos adquiridos en la socialización territorial y a lo largo de la trayectoria ocupacional también brindan posibilidades de movimientos intrageneracionales en las posiciones ocupacionales más bajas de la estructura ocupacional.

En cambio, para quienes se mantienen en la clase obrera calificada, los lazos sociales son menos importantes (27,1% lazos familiares y 29,4% lazos débiles) y crecen en importancia los mecanismos de mercado (43,5%). Mientras que los lazos débiles serían claves para la inserción en posiciones de clase obrera calificada desde posiciones de menor jerarquía, para asegurar la reproducción en estas posiciones, las personas se valen en mayor medida de los mecanismos de mercado.

Tabla 5. Mecanismos de acceso al empleo para trabajadores manuales según ocupación anterior (%)

Trabajadores manuales

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles

Mecanismos de mercado

Total

n

Ascenso de no calificado a calificado

20,0

47,7

32,3

100

65

Reproducción trabajadores calificados

27,1

29,4

43,5

100

85

Descenso ocupacional

23,8

41,5

34,7

100

147

Reproducción trabajadores no calificados

31,0

42,3

26,8

100

71

Total

25,85

29,76

34,15

100

368

Nota: chi2=8,6; significativo con p<0,2[3]

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales.

Los resultados del uso de lazos sociales en la clase obrera

Otra de las preguntas que busca responder este trabajo es sobre la calidad de los empleos a los que se puede acceder a partir del uso de lazos sociales. Como vimos anteriormente, los lazos sociales son claves para el acceso al empleo, particularmente los ligados a la familia y el barrio, pero ¿estos lazos implican el acceso a buenos trabajos o es más bien una forma de conseguir trabajo cuando no hay mejores opciones disponibles? Para responder a esta pregunta, trabajaremos sobre el acceso a empleos formales e informales. Consideraremos a la informalidad como toda actividad económica de procesos de generación de ingresos que no estén reguladas por las instituciones estatales (Castells y Portes, citado en Elbert, 2015), lo que generará inserciones laborales sin registro en la seguridad social, derechos laborales, etc. Se considerará, en contraposición, como empleos formales a aquellos que tengan algún tipo de registro en la seguridad social, ya sea a partir de descuentos jubilatorios o monotributo, garantías y derechos laborales regulados por la ley nacional.

Para la clase obrera en su conjunto, en la Tabla 6 puede observarse un cierto ordenamiento escalonado: dos tercios de quienes accedieron sin utilizar sus lazos sociales consiguieron un empleo formal (66,67%), mientras que, comparativamente, haber utilizado un lazo social se encuentra más asociado a la informalidad[4]. Un poco más de la mitad de quienes accedieron a partir de un vínculo familiar alcanzaron un trabajo formal (56,52%), mientras que la movilización de un lazo ligado al territorio es la más ligada a la informalidad (ya que solo el 44,30% consigue un empleo formal).


Tabla 6. Porcentaje de trabajadores formales/informales según mecanismo de acceso al empleo para asalariados (con recibo de sueldo o monotributo). AMBA

Trabajadores manuales (calificados y no calificados)

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles de socialización territorial

Lazos débiles institucionales

Mecanismos de mercado

Total

Trabajo formal

56,52

44,30

65,63

66,67

58,13

Trabajo informal

43,48

55,70

34,38

33,33

41,88

Total

100

100

100

100

100

N

92

79

32

117

320

Nota: chi2=10,5; significativo con p<0,01

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales

Haciendo un mayor foco en el estrato no calificado de la clase obrera (Tabla 7), podemos ver que estas tendencias se reafirman. Específicamente, resulta interesante que los lazos que emergen de la socialización territorial no son ideales para la concreción de posiciones ocupacionales formales. Solo un tercio (36,92%) de los trabajadores manuales no calificados que utilizan lazos territoriales para acceder a su ocupación, consiguen empleos registrados.


Tabla 7. Porcentaje de trabajadores manuales no calificados formales/informales según mecanismo de acceso al empleo para asalariados (con recibo de sueldo o monotributo). AMBA

Trabajadores manuales no calificados

Lazos fuertes familiares

Lazos débiles de socialización territorial

Lazos débiles institucionales

Mecanismos de mercado

Total

Trabajo formal

50,85

36,92

59,09

55,41

49,09

Trabajo informal

49,15

63,08

40,91

44,59

50,91

Total

100

100

100

100

100

N

59

65

22

74

220

Nota: chi2=5,9; significativo con p<0,12

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta sobre clases sociales y trayectorias vitales

A lo largo de esta sección, hemos visto que para quienes se encuentran en lo más bajo de la estructura de estratificación social los lazos sociales son claves para el acceso al empleo. Ya sea por la forma en la que se estructura el mercado laboral al que tienen acceso estas personas o por la falta de recursos y herramientas para gestionar y desplegar los mecanismos de mercado, el uso de lazos ocupa un lugar preponderante en estas posiciones de clase.

Ante las necesidades de empleo, el uso de lazos sociales ocupa un rol fundamental, al menos para resolver las urgencias. La movilización de lazos sociales (familiares o barriales) puede pensarse como un resguardo para acceder a nuevas ocupaciones, muchas veces vinculado a la necesidad de una incorporación pronta al mercado laboral frente a las necesidades de reproducción del hogar.

Los desarrollos teóricos al respecto suelen poner mayor hincapié en los beneficios que surgen de la movilización de estos lazos, vinculados generalmente al acceso de mejores posiciones ocupacionales (sobre todo para las clases medias y de servicios). Sin embargo, hemos visto que las tendencias son distintas para la clase obrera. El uso de mecanismos de acceso al empleo vinculados a los lazos de socialización territorial suele vincularse a trayectorias de reproducción en la clase obrera no calificada y al acceso a empleos no registrados.

Conclusiones

A lo largo de este trabajo, hemos analizado las diferencias en el acceso al empleo de las personas según los entornos residenciales que habitan, de donde emergen distintos abanicos de oportunidades y desventajas. Al analizar las diferencias en el uso de los mecanismos de empleo según clase social entre quienes habitan en CABA y el primer cordón y quienes habitan en el segundo y tercer cordón del AMBA, observamos que cada clase despliega diferencialmente los mecanismos de acceso al empleo según el tipo de entorno residencial que habita.

El mayor uso de los lazos débiles en la clase media que reside en CABA y primer cordón permite identificar una pauta particular sobre los mecanismos de acceso al empleo y cómo estos se vinculan con las desigualdades de clase. Los distintos entornos residenciales mediatizan la manera en la que se produce el acceso a los empleos, ya sea por el desarrollo de mercados de trabajo más vinculados a reclutamientos por contacto y al pasaje de información o a las formas en las que estas clases se ubican en los entornos residenciales a través de los procesos de segregación residencial que habilitan una mayor producción de lazos sociales propios de la clase media. Este resultado no apoya directamente la hipótesis uno, sino que muestra que existen pautas diferenciales sobre las ventajas que brinda cada territorio para las distintas clases sociales.

Retomando la hipótesis dos, para la clase obrera no calificada observamos que el uso de lazos sociales es fundamental para asegurar el acceso al empleo, sobre todo entre aquellos que residen en el segundo y tercer cordón del conurbano, que utilizan en gran medida sus lazos barriales. Estas tendencias nos permiten pensar en las formas en las que la clase obrera no calificada se vincula entre sí y con el mercado laboral según los distintos recursos disponibles en cada entorno residencial.

Considerando que el segundo y tercer cordón del conurbano es habitado en mayor proporción por personas de clase obrera, desplegar mecanismos de acceso al empleo que surjan de las socializaciones territoriales cobraría mayor sentido para mantener posiciones ocupacionales. Esta tendencia se refuerza en las ocupaciones más comunes de este estrato de clase (principalmente feminizadas), donde los lazos de socialización territorial adquieren un rol preponderante.

Abonando la tercera hipótesis, al incorporar las trayectorias intrageneracionales al análisis, podemos ver que, para quienes tienen posiciones de clase trabajadora no calificada, el uso los distintos mecanismos relacionales es importante para reproducir esta posición de clase. Pero, a su vez, los lazos débiles también pueden funcionar como mecanismos de ascenso del estrato no calificado al estrato calificado. Sin embargo, el uso de lazos (y particularmente los territoriales) no necesariamente es algo bueno, ya que se encuentran más asociados a trabajos informales.

A modo de cierre, queremos destacar la doble importancia de la dimensión territorial en el acceso al empleo. Esto pudo verse, por un lado, en las diferencias observadas en el uso de los mecanismos de acceso al empleo de las clases sociales en los distintos entornos residenciales, ligados a estructuras espaciales de oportunidades desiguales. Los entornos residenciales en los que las personas desarrollan sus vidas impactan y moldean sus trayectorias ocupacionales en múltiples aspectos, desde las posibilidades de acceso a distintas posiciones ocupacionales (Estévez Leston, 2020) hasta el despliegue de los mecanismos de acceso al empleo, como hemos visto en este trabajo.

Por otro lado, aparece como un mecanismo de acceso al empleo en sí mismo a través del uso de los lazos de socialización territorial que posibilitan el acceso a ocupaciones de clase obrera. Estos lazos nos hablan de las relaciones que se establecen entre vecinos de los barrios, en los espacios de socialización barrial, más vinculadas a la informalidad laboral, la inestabilidad y la reproducción de clase. En estos espacios se refleja y construye, al mismo tiempo, la clase social de las personas, estableciendo estilos de vida, identidades, oportunidades de acceso al empleo, etc.

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[1]Notas

 Es importante remarcar que la pregunta del cuestionario refiere a la ayuda obtenida. Esto implica, por un lado, lo que las personas de distintas clases sociales, a partir de diferentes concepciones más o menos meritocráticas sobre el funcionamiento de la sociedad o sobre el valor de lo comunitario, perciben como ayuda para conseguir trabajo situaciones distintas. Y en consecuencia, por otro lado, es posible que no identifiquen como ayuda a factores clave en el funcionamiento del capital social, como la circulación de tipo informal y cotidiana de información ligada a oportunidades ocupacionales, que no representa necesariamente una ayuda, pero es un elemento ligado a los lazos sociales a la hora de acceder al empleo.

[2] De las personas de clase de servicios residentes en el segundo y tercer cordón del conurbano, 78,26% tienen padres en una posición de clase más baja y el 49,32% tienen trayectorias de movilidad residencial.

[3] El valor de chi cuadrado no significativo muestra que, tal como analizamos, no hay grandes diferencias en el uso de lazos (particularmente entre el ascenso, el descenso y la reproducción de trabajadores no calificados). La principal diferencia se puede observar comparando a los que se mantienen en la clase trabajadora calificada con el resto (con diferencias de entre 10 y 15 pp.).

[4] No consideramos aquí a quienes utilizaron lazos débiles institucionales por la baja cantidad de casos.