Reseña bibliográfica de: Fallaw, B. y Nugent, D. (Eds.) (2021). State Formation in the Liberal Era. Capitalisms and Claims of Citizenship in Mexico and Peru. Tucson: The University of Arizona Press, 334 pp.
Palabras clave: Formación Estatal; Historia desde Abajo; Estado Intervencionista; Conflicto Social
Keywords: State Formation; History from Below; State Interventionism; Social Conflict
State Formation in the Liberal Era se inserta en una línea de investigaciones que desde los años noventa ha profundizado en las dimensiones más experienciales y cotidianas, tanto materiales como simbólicas, de los procesos de formación estatal en los países de la región. Esto ha derivado en diversos proyectos de indagación en torno a las modalidades de imaginar al estado, sus múltiples apariencias, las maneras en que el poder ha sido ejercido, así como su impacto diferencial en la sociedad. Estas reflexiones sobre el estado, a su vez, han tendido a privilegiar una aproximación “desde abajo” a las dinámicas estatales, poniendo en evidencia las resistencias, pero también las apropiaciones y las adhesiones, a la conformación de un orden estatal liberal y capitalista.
Es de destacar que, si bien el libro establece continuidades con esas líneas de indagación, asimismo, efectúa un llamado de atención tendiente a complejizar las miradas más focalizadas en las dimensiones políticas y simbólicas que modelan “localmente” el proceso de formación estatal. En esos términos, los compiladores enfatizan la necesidad de adoptar algunas de las derivas del giro material y espacial con la finalidad de explicar mejor las transformaciones estatales en las sociedades latinoamericanas. Para ello, proponen restituir la importancia de las dimensiones económicas y las múltiples espacialidades en que se desenvuelven los fenómenos estatales. En ese sentido, en su introducción demandan una nueva atención sobre el impacto diferencial que las fuerzas económicas han tenido en el espacio, al modelar circuitos de inversión, producción y comercialización.
La compilación está dedicada a reunir investigaciones empíricas sobre Perú y México entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. En su introducción, los editores proponen tres categorías para pensar las coaliciones de fuerzas que han dado forma a los estados liberales en el período bajo estudio: ciudadanía vivida, reclamos de estatalidad y capitalismo. Vale detenerse en algunas de las precisiones conceptuales que forman esa triada. En lo que hace a la “ciudadanía vivida”, a través de esa categoría los autores proponen destacar la existencia de múltiples estatutos de ciudadanía conviviendo geográfica y socialmente. También buscan recuperar la ciudadanía vivida por la población como sujetos de derecho y activos actores participantes del espacio político.
A través del concepto de “reclamos estatalidad”, los compiladores intentan restituir el conflicto y la resistencia a los procesos de construcción estatal, mostrando las disconformidades y las faltas de consenso. La utilización de ese concepto busca visibilizar cómo desde abajo, desde arriba y en geografías diversas, fuerzas políticas, sociales y económicas han impulsado, obturado e intentado transformar bajo sus propios términos y prioridades el proceso de construcción del orden estatal.
Finalmente, los autores destacan la necesidad de reincorporar en el análisis las dinámicas económicas, los procesos transformadores implicados en el avance del capitalismo y las diversas modalidades en que los países bajo estudio se integraron al mercado mundial. Esa reactualización de la economía va de la mano con una reivindicación de la dinámica espacial de los fenómenos bajo estudio. Más precisamente, los compiladores destacan los diferentes circuitos o geografías del capital. Y, por ese medio, llaman a reconocer la creación de regiones de dimensiones variables que configuran también las dinámicas del mercado, la estructura estatal, las experiencias sociales y los estatutos de ciudadanía existentes.
El libro se divide en dos partes siguiendo un criterio temporal. Cada una de esas secciones se abre con un análisis comparativo sobre cómo los flujos de capital y los circuitos económicos gestados a su alrededor posibilitaron o impidieron la formación de coaliciones sociopolíticas estables y modelaron las ciudadanías vividas en Perú y México.
La primera parte se abre con cuatro trabajos. El primero, “State Formation and Fiscal Organization in Peru, 1850-1934”, de Pablo Contreras, busca indagar en la estructura fiscal del estado peruano dado su impacto en la conformación política, social y económica del país. En su análisis, Contreras explica las dificultades y tensiones atravesadas por las dirigencias peruanas para construir un sistema fiscal moderno bien avanzado el siglo XX. A su vez, el capítulo permite aprehender las desigualdades en la imposición fiscal, los problemas estatales para su institucionalización y los obstáculos en la concreción de acuerdos políticos que sustentaran una distribución de las contribuciones.
El capítulo siguiente pertenece a Thomas Passananti, “Banking on Foreigners: Conflict and Accommodation Within Mexico’s National Bank, 1881-1911”, e indaga en las relaciones entre las elites estatales y financieras, domésticas y extranjeras en México a través de la política llevada a cabo por el Banco Nacional de México. En particular, da cuenta de la autonomía relativa del estado mexicano a instancias de las dirigencias porfiarianas. Passananti destaca en particular la capacidad que tuvo la dirigencia política de la época para mantenerse en el poder.
Sarah Washbrook es la autora de “Order, Progress, and the Modernization of Race, State, and Market in Chiapas, Mexico, 1876-1911”. Washbrook muestra en su capítulo que, en un contexto signado por los discursos racistas, la construcción del orden estatal y el despliegue de nuevas relaciones de mercado tendieron a consolidar formas tradicionales de dominio y control social antes que a promover su transformación. Así pues, en los casos analizados, maestros, funcionarios administrativos y jefes políticos, involucrados en la modernización positivista del cambio de siglo, habrían utilizado y consolidado relaciones de autoridad paternalistas, coercitivas y expoliadoras sobre las comunidades indígenas de Chiapas.
El bloque se cierra con la contribución de José Ragas “The Official Making of Undocumented Citizens in Peru, 1880-1930”, quien indaga cómo las restricciones en el acceso a los documentos de identidad permitieron a las fuerzas políticas y al mercado segmentar deliberadamente a la población, en especial indígena, en el ejercicio de sus derechos civiles y políticos.
La segunda parte del libro agrupa cinco trabajos dedicados a trabajar sobre la primera mitad del siglo XX en México y Perú. El primero de ellos está a cargo de Lewis Taylor y se titula “Shifting State-Landlord-Peasant Relations in the Districts of Asunción and Cospán (Cajamarca, Peru), 1920-1930”. En su trabajo, Taylor analiza los cambios generados por la introducción de las reformas políticas y sociales en las relaciones entre patrones, campesinos y estado en las zonas andinas. En esos espacios, nuevas políticas educativas, policiales y judiciales involucraron crecientemente la intervención estatal en las relaciones sociales y económicas, transformando las modalidades de participación y el ejercicio de los derechos de la población.
Paulo Drinot escribe “Labor Conflict, Arbitration, and the Labor State in Highland Peru”, capítulo en el que examina el conflicto laboral en las minas de la alta montaña y el funcionamiento de la justicia, regulando las relaciones entre los mineros y las compañías de capitales extranjeros. El autor destaca la manera en que el derecho laboral fue coproducido por la acción sindical de los mineros a través de su lenguaje de derechos, sus exigencias laborales y sus modalidades de protesta.
David Nugent está a cargo del trabajo “Notes on the ́Afterlife´: Forced Labor, Modernization, and Political Paranoia in Twentieth-Century Peru”, en el que analiza los proyectos estatales de construcción de obras públicas impulsadas a través del uso del reclutamiento de población local en la región de Chachapoyas, Perú. Con esa finalidad, compara dos momentos distintos en la trayectoria de estos programas gubernamentales de trabajo forzado y sus efectos en la formación de las clases y el estado. La comparación vuelve visible cómo en el ejercicio de la dominación y en la formulación de los planes estatales participaron diversas clases sociales con autoridad tanto para cooperar como para competir en el ejercicio de la autoridad estatal. Asimismo, a través de esos casos empíricos, Nugent muestra que los actores estatales pueden generar desórdenes antes que orden e impulsar el conflicto en vez de resolverlo. A través del mecanismo del “desplazamiento”, identifica aquellas acciones a través de las cuales los agentes estatales confundieron, imaginaron o alteraron los problemas públicos y las maneras adecuadas de resolverlos. Según el autor, ese proceso de enmascaramiento de la realidad resulta constitutivo de la formación estatal y otorga coherencia a la acción oficial.
El siguiente capítulo es de Ben Fallaw “Intellectual Workers, Socialist Shopkeepers, and Revolutionary Millionaires: The Political Economy of Postrevolutionary Yucatán, 1924-1935”, quien investiga los programas de modernización económica y social impulsados por la dirigencia socialista yucateca, encarnada en la figura de Bartolomé García Correa. Esto lo lleva a estudiar las intervenciones que el estado impulsó para promover cooperativas agrícolas como modelos de empresa y explotación económica. A través de su análisis, Fallaw revela los alcances de esos intentos, sus principales beneficiarios y el impacto, aunque limitado, que habrían tenido en distintas clases sociales yucatecas.
Por último, Benjamin Smith, en su capítulo “Communal Work, Forced Labor, and Road Building in Mexico, 1920-1958”, ahonda en cómo algunas políticas públicas de la posrevolución, como la construcción de caminos, constituyeron bases materiales conflictivas de formación estatal. A través del análisis de cartas de reclamo, Smith rastrea la pervivencia y los niveles de conflicto en torno a la prestación coercitiva de trabajo, una práctica que da cuenta de la pervivencia de modos de explotación social y racista en el estado mexicano.
Recapitulando, la compilación de Fallaw y Nugent incluye investigaciones extremadamente heterogéneas entre sí, con objetos de estudio, dimensiones de análisis e inquietudes intelectuales muy diversas. En ese sentido, el libro constituye una colección en la que se desarrollan diversos estudios de casos que abordan problemas de historia social, política y económica latinoamericana entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. De todos modos, resulta valioso destacar que la mayoría de los trabajos ahondan en el análisis de casos dedicados a la experiencia de campesinos, indígenas, mineros y trabajadores forzados, quienes experimentaron una ciudadana cargada de jerarquías étnicas, raciales, políticas y económicas. A través de sus trabajos, los autores exploran de qué modo la formación del estado configuró los campos en los que se desplegó el conflicto de clases al producir, reproducir y, en algunos casos, transformar relaciones sociales de extrema dominación y subordinación existentes en las sociedades latinoamericanas.
María José Ortiz Bergia
Universidad Nacional de Córdoba
Instituto de Estudios Históricos (CEH Segreti – CONICET)
ortizbergia.mj@gmail.com