Resumen de tesis:

El sindicalismo clasista en la Argentina del Cordobazo.

Estrategias sindicales y radicalización política en el SMATA Córdoba, 1966-1972[1]

 

 

Rodolfo Laufer

(Universidad de Buenos AiresCONICET)

rodolfo.laufer@yahoo.com.ar

 

Las experiencias sindicales radicalizadas de los años 70 han dejado una marca profunda en la historia y la memoria de la clase obrera argentina. Dentro de estas, el “clasismo” cordobés se ha ubicado como uno de los principales focos de un interés historiográfico que trasciende las fronteras nacionales y no deja de renovarse. El objetivo de esta investigación ha sido volver sobre uno de los casos más destacados de esta corriente sindical: la experiencia desarrollada por los trabajadores y trabajadoras agrupados/as en la seccional Córdoba del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). En términos temporales, la tesis se concentra en el período de gestación y desarrollo de este proceso en el gremio mecánico, desde el golpe que dio inicio a la dictadura de la “Revolución Argentina” en 1966 hasta el cambio de conducción sindical producido en 1972. Sobre esta base, nos propusimos aportar a la profundización y complejización de los estudios sobre la radicalización obrera del período, el sindicalismo “clasista” y el problema de las articulaciones entre lucha sindical y lucha política en la “Argentina del Cordobazo”.

Se trata, ni más ni menos, que de quienes constituyeron el principal contingente obrero que se volcó a las calles en mayo de 1969. Representante de unos 10.000 trabajadores/as, el SMATA era uno de los sindicatos más poderosos de la provincia y jugaba un rol de primer orden en el movimiento obrero local. El choque contra la política de la dictadura y la racionalización empresarial automotriz desencadenaron en los años que siguieron al Cordobazo un proceso de creciente participación, movilización y radicalización de las bases mecánicas. En este marco, la intensa confrontación de estrategias sindicales que se desenvolvió en el gremio desencadenó la crisis y descomposición de la tradicional dirigencia peronista liderada por Elpidio Torres, de tendencia “vandorista”, y, en simultáneo, el desarrollo y ascenso de las fuerzas “clasistas”, combativas y antiburocráticas que en 1972 llegarían a la conducción sindical con el Movimiento de Recuperación Sindical –Lista Marrón encabezado por René Salamanca–.

Desde el mismo momento de su emergencia, el “clasismo” cordobés suscitó una gran cantidad de producciones, las cuales podemos ordenar en tres grandes ciclos. A medio término entre la reflexión intelectual y la intervención militante, y fuertemente permeadas por el horizonte radicalizado de la época, los escritos contemporáneos ofrecieron un primer análisis del fenómeno en el que se resaltó su potencialidad revolucionaria. Un segundo conjunto de trabajos, realizados en el nuevo contexto posdictatorial de los 80 y 90 y marcados por una mayor profesionalización, plantearon una reconstrucción histórica más pormenorizada y, junto con esto, una interpretación más matizada, en la cual cobraron particular relieve el planteo de la excepcionalidad cordobesa y la afirmación del contenido más propiamente laboral que político de estas experiencias obreras. Finalmente, tras la crisis y el estallido popular del 2001, una nueva serie de investigaciones académicas, con nuevos enfoques y propuestas interpretativas, vienen planteando una clara recuperación del carácter sindical y políticamente disruptivo y/o revolucionario de las experiencias obreras “clasistas” de la Córdoba setentista. A esto ha contribuido también el desarrollo de otras líneas de investigación sobre el período, como los estudios sobre procesos de radicalización obrera en distintas provincias, los cambios en el peronismo y las izquierdas, la cuestión represiva y los cruces entre clase y género.

Partiendo de la pregunta acerca del lugar que ocupa la acción colectiva sindical en el conjunto de la experiencia social y política de la clase trabajadora, en la configuración de determinadas formas de conciencia y estrategias de clase y en su articulación como parte de distintas fuerzas sociales, los instrumentos teórico-metodológicos utilizados en la investigación resultaron esencialmente de una combinación entre los aportes de la historia social marxista y la sociología del sindicalismo. La caracterización de los sindicatos como un espacio clave de la experiencia de clase y, al mismo tiempo, como un campo de acción específico, y las consideraciones acerca del carácter dual que estos cumplen en el capitalismo –canal de expresión del conflicto de clases e instrumento de su contención, nos condujeron a centrar la mirada en la disputa de estrategias sindicales que se desenvuelve en las organizaciones gremiales. De este modo, nuestra indagación hizo especial foco en las formas de organización que desarrollaron los/as trabajadores/as mecánicos/as en el período, en los reclamos planteados y en los repertorios de lucha utilizados. Junto con esto, nos esforzamos por precisar cuáles fueron las fuerzas político-sindicales presentes en el gremio, con sus pesos relativos, sus posicionamientos programáticos y políticos y sus orientaciones concretas para la acción sindical. Y por ligar el proceso del SMATA con los cambios en el escenario político y la pugna entre las distintas corrientes sindicales a nivel provincial y nacional en cada momento. Finalmente, la exploración sobre la experiencia de la planta de ILASA, de composición mayoritariamente femenina, nos llevó a realizar un primer acercamiento a las problemáticas de género.

Las fuentes que utilizamos combinaron documentación escrita, testimonios orales y materiales audiovisuales. En cuanto a las primeras, relevamos los periódicos y revistas de la provincia, trabajamos con documentación y publicaciones sindicales, estatales y empresariales, y realizamos un exhaustivo escrutinio de los materiales de las fuerzas políticas de la izquierda marxista y peronista presentes en Córdoba. Con la realización de más de 50 entrevistas a dirigentes, activistas y militantes, la historia oral fue una vía privilegiada para adentrarnos en las trayectorias de vida y las subjetividades de los protagonistas. Los archivos audiovisuales de la televisión de Córdoba, por su parte, nos permitieron captar comportamientos y discursos recogidos en el mismo momento de los hechos. Todo esto se plasmó también en la construcción de una detallada cronología de los acontecimientos del período y en un trabajo de prosopografía por el cual sistematizamos información personal, familiar, laboral, sindical y política de alrededor de 300 trabajadores/as.

Sin dejar de reconocer la importancia de las marcas distintivas de la provincia y su movimiento obrero, hemos procurado distanciarnos de las interpretaciones que se cimentaron en la idea de Córdoba como una excepcionalidad. Las condiciones históricas, estructurales y culturales específicas del medio cordobés contribuyen a comprender por qué esta se convirtió en un temprano epicentro de la combatividad y radicalización obrera del período, pero en nuestra perspectiva no autorizan a calificarla como un “caso único”. Las experiencias de la provincia fueron parte de un fenómeno que, con distintas intensidades y ritmos, tuvo su expresión en distintos puntos del país y que por tanto requiere ser pensado desde sus articulaciones con el proceso de movilización social y radicalización política que atravesó a este intenso período de la historia reciente argentina –y mundial–, y que tuvo como uno de sus rasgos centrales la configuración de una incipiente fuerza social revolucionaria en la que tomaron parte fracciones de la clase obrera.

Lo anterior marca también nuestras diferencias con la valoración que ubicó lo esencial de las experiencias “clasistas” en sus componentes laborales y sindicales, desligándolos en gran medida de su significado y efectos políticos. Desde nuestro punto de vista, se trata de una simplificación que termina por obturar más de lo que explica, y que tiene su base en una débil tematización de la relación entre lo sindical y lo político. La disputa de estrategias sindicales, en tanto dirime las líneas predominantes en una de las instituciones más fundamentales de la clase obrera, situada en el núcleo cardinal del funcionamiento del sistema, no puede más que impactar sobre las relaciones de poder entre las clases y sobre el orden político. De este modo, si constituye un error considerar a los liderazgos sindicales como un reflejo directo de las preferencias políticas o ideológicas de los/as trabajadores/as, también lo es no advertir el importante significado político que tuvieron las experiencias sindicales combativas, antiburocráticas y “clasistas” en el agitado contexto de la Argentina setentista. Así de hecho lo percibieron las clases dominantes y el Estado, que no por casualidad las transformaron en uno de los blancos privilegiados de la represión.

El sindicalismo “clasista” de los 70, que retomó un concepto fraguado en el ámbito de los/as trabajadores/as y las izquierdas hacía al menos medio siglo, mostró así la (re)emergencia en la Argentina de una estrategia sindical asentada en los postulados de la lucha de clases, la revolución, el antiimperialismo y el socialismo. En el marco de la situación histórica y sindical de aquellos años, esto se plasmó en una serie de rasgos característicos: la democracia sindical, las formas de lucha radicalizadas, la disputa con el capital en el ámbito productivo, la politización de sus definiciones y los esfuerzos de unidad con otros sectores obreros y populares. Un concepto, unos postulados y unos rasgos que dieron así fundamento a la conformación de una corriente sindical, especialmente relevante en Córdoba, pero con expresiones en todo el país. Un espacio heterogéneo y con límites difusos, que no llegó a cristalizarse organizativamente, pero que unificó en un mismo cauce a toda una serie de organizaciones sindicales, comisiones internas, delegados, agrupaciones y activistas que se vieron reflejados en lo que fue la inaugural y paradigmática experiencia “clasista” del Sindicato de Trabajadores de Concord (SITRAC) y del Sindicato de Trabajadores de Materfer (SITRAM). Incluso con las diferencias y críticas que muchos plantearon, en simultáneo y posteriormente, a los límites o errores de dicho proceso, lo cual tendría mucho que ver con las reformulaciones del “clasismo” que se expresarán en el triunfo y la experiencia de conducción de la Lista Marrón en el SMATA Córdoba.

Bajo esta misma luz, el fenómeno del sindicalismo “clasista” resulta también inescindible de la acción de los/as líderes sindicales y las fuerzas políticas que lo impulsaron dentro de las fábricas y lugares de trabajo. En términos de organizaciones políticas, la identificación con la corriente “clasista” se correspondió casi sin fisuras con el amplio arco de lo que se conoce como la nueva izquierda revolucionaria de los 60 y 70, tanto en sus vertientes marxistas como –a diferencia de lo que generalmente se ha sostenido– también de algunas expresiones del peronismo revolucionario. A través de sus militantes obreros, estudiantiles y partidarios, las izquierdas participaron activamente en las experiencias “clasistas”, aportando recursos, fundamentos y una proyección más general a la acción sindical, así como trasladando también sus disputas y debates políticos, programáticos y estratégicos. Las polémicas en torno al paralelismo o la recuperación sindical, el grado de definiciones políticas y programáticas que debían plantear los organismos sindicales, la utilización de la violencia en las luchas gremiales o la política de alianzas con otras corrientes obreras, atravesaron profundamente todo este período de emergencia y configuración del “clasismo”. De este modo, el sindicalismo “clasista” de los 70 tiene no solo un lugar en la historia de la clase obrera argentina, sino que constituye también un episodio destacado de los esfuerzos de las izquierdas por sumar a los sindicatos a una lucha de clases con un horizonte anticapitalista.

La constatación de la presencia de una vertiente peronista dentro del espacio sindical “clasista” es uno de los elementos que contribuyen también a replantear los términos de la falsa antinomia entre unas bases obreras “convertidas” al marxismo o una masa inmutablemente peronista que hacía un uso meramente instrumental de los militantes sindicales de izquierda. Un planteo que se mantiene anclado en el clivaje peronismo-antiperonismo, en un período en el que la agudización y complejización de la lucha política había ya excedido por mucho dicha polaridad. La persistencia de la identidad peronista en gran parte de las bases obreras es sin duda un elemento fundamental del proceso, pero está lejos de agotar el problema. Por un lado, porque lo que muestran experiencias como la del SMATA es que hubo ciertamente una parte significativa de los/as trabajadores/as que realizó un claro viraje hacia, en términos amplios, la izquierda. Por el otro, porque, en cuanto a aquellos/as que continuaron alineándose con el peronismo, es necesario preguntarse cuál era el significado que le asignaban tras la experiencia vivida desde el golpe del 55, así como de cuál de sus múltiples tendencias internas se sentían más cercanos/as. La identidad peronista se convirtió en esos años en un objeto de fuerte pugna, y, mientras que algunos/as obreros/as y dirigentes sindicales continuaron aferrados a los postulados tradicionales, otros/as consideraron que la exigencia de la hora pasaba por reconvertir y orientar al movimiento hacia transformaciones de mayor profundidad y radicalidad. Esto, entre otras cosas, los/as llevaría a confluir en la corriente sindical “clasista” junto con trabajadores/as de izquierda, independientes y de otras identidades con los que compartían una práctica sindical y política de tintes radicalizados y un horizonte revolucionario común.

La experiencia de los trabajadores y trabajadoras del SMATA Córdoba constituye un laboratorio privilegiado para la indagación de estos problemas y procesos. Esperamos que esta investigación sirva como una contribución al conocimiento y a la recuperación de uno de los episodios más ricos de la historia obrera argentina. A cinco décadas de los hechos, el estudio de las experiencias sindicales radicalizadas y “clasistas” de los convulsionados años 70 aún tienen mucho para ofrecer.



[1] Tesis de Doctorado en Historia defendida el 26 de julio de 2021 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, bajo la dirección del Prof. Nicolás Iñigo Carrera y la co-dirección del Dr. Agustín Santella y financiada por una beca doctoral del CONICET. El jurado estuvo integrado por las Dras. Mónica Gordillo y Silvia Simonassi y el Dr. Alejandro Schneider. La calificación obtenida fue “Sobresaliente con recomendación de publicación”.