DOI: http://doi.org/10.31048/1852.4826.v15.n3.36099

ARQUEOLOGÍA

Cóndores en el repertorio rupestre de Cerro Colorado (Sierras del Norte, Córdoba). Análisis de su rol en el contexto social del Período Prehispánico Tardío (ca. 1200 – 450 AP)

Condors in the rock art repertoire of Cerro Colorado (Sierras del Norte, Córdoba). Analysis of their role in the social context of the Late Pre-Hispanic Period (ca. 1200 - 450 BP)

Andrea Recalde1 y Sandra Gordillo2

1Universidad Nacional de Córdoba, Instituto de Estudios Históricos, CONICET, Córdoba, Argentina. E-mail: andrea.recalde@unc.edu.ar

2CONICET, Instituto de Antropología de Córdoba, IDACOR. Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades, Museo de Antropologías, Córdoba, Argentina. E-mail: sandra.gordillo@unc.edu.ar

Recibido 15-12-2021

Recibido con correcciones 08-06-2022

Aceptado 20-07-2022

Resumen
El repertorio rupestre de Cerro Colorado presenta determinados motivos que le otorgan especificidad a la localidad arqueológica ubicada en las Sierras del Norte (Córdoba, Argentina). Uno de estos es el cóndor andino (Vultur gryphus), particular no solo porque no se registra en otros paisajes rupestres de la región de Sierras Centrales, sino también porque esta ave no cuenta con dormideros permanentes ni áreas de anidación en la localidad de Cerro Colorado y su presencia es solo ocasional. Para poder analizar esta materialidad en el repertorio rupestre proponemos una metodología de análisis que incluye rasgos morfológicos de cóndores y otros catártidos (v.gr. cabeza, cuello, cresta, alas, cola, patas) que se complementan con otras variables vinculadas con la resolución de cada representación (v.gr. diseño, color, relación con otros motivos, tamaño). Los datos obtenidos por la conjunción de estas dos líneas nos permiten indagar en la comprensión de la inclusión del cóndor durante el Período Prehispánico Tardío, como un rasgo que refuerza los lazos de pertenencia e identidad por medio de la vinculación al paisaje local en un marco de tensión social creciente.

Palabras clave: Arte rupestre; Cóndor andino; Identidad; Período Prehispánico Tardío; Centro de Argentina.

Abstract
The rock art repertoire of Cerro Colorado presents certain motifs that give specificity to the archaeological site located in the Sierras del Norte (Córdoba, Argentina). One of these is the Andean condor (Vultur gryphus), particular not only because it is not recorded in any of the rock art landscapes of the Sierras Centrales region, but also because this bird does not have permanent roosts or nesting areas in the locality of Cerro Colorado and its presence is only occasional. In order to analyse this materiality in the rock art repertoire, we propose a methodology of analysis that includes morphological features of condors and other cathartids (e.g. head, neck, crest, wings, tail, legs) that are complemented with other variables related to the resolution of each representation (e.g. design, colour, relationship with other motifs, size). The data obtained by the conjunction of these two lines allow us to investigate the understanding of the inclusion of the condor during the Late Pre-Hispanic Period, as a feature that reinforces the bonds of belonging and identity through the link to the local landscape in a framework of growing social tension.

Keywords: Rock art; Andean condor; Identity; Late Prehispanic Period; Central Argentina.

Introducción

El uso de recursos simbólicos en las prácticas cotidianas constituye el medio más poderoso de reproducir la identidad de un pueblo o comunidad (Bauman, 2005; Lucy, 2005: 96); y la cultura material, a partir de su intervención y mediación en dichas prácticas, constituye uno de estos recursos. Así, las relaciones establecidas entre individuos y objetos es donde las personas acuerdan diferentes sentidos de pertenencia y fortalecen los lazos entre las/los integrantes de un grupo (Hastorf, 2003; Jones, 2007: 46; Lucy, 2005, entre otros).

En tal sentido, el arte rupestre como práctica social, y tal como afirma Nanoglou (2008: 3), forma parte de un sistema simbólico a través del cual se fortalecen o replantean los lazos identitarios; y la incorporación al repertorio de ciertas especies de animales podría constituir el medio por el cual las comunidades que los ejecutaron se identificaron metafóricamente a sí mismas y a sus antepasados, con lugares y experiencias particulares del paisaje (Jones, 1998: 315; Meskell, 2015: 3).

Con estas ideas como base, la selección de los repertorios iconográficos y, en consecuencia, las representaciones zoomorfas, y entre ellas las ornitomorfas incorporadas en el arte rupestre de Cerro Colorado son, también parte de los discursos para generar acuerdos sociales (Recalde y Colqui, 2019). Entre las aves, se señala la presencia de cóndores (Gardner, 1931; González, 1977; Pedersen,1953-1954; Serrano 1945), que no tiene dormideros ni áreas de nidificación en la localidad, y su presencia es solo ocasional (Wallace et al., 2020). Esto adquiere mayor preponderancia si se tiene presente que su figura no fue incorporada al arte rupestre en otras regiones donde si habita la especie como las pampas de alturas (i.e. Pampa de Achala) (Recalde et al., 2017), ni en sitios con arte rupestre emplazados en los valles aledaños a los pastizales (Pastor, 2012; Recalde, 2009; Tissera, 2016). En contraposición, en algunos contextos arqueológicos ubicados en estos valles e identificados como espacios residenciales del tardío, se han documentado adornos corporales efectuados en huesos de cóndor u otros catártidos (Rivero, 2015; Buc et al., 2016; Medina y Pastor, 2021).

En Cerro Colorado, la línea predominante en aquellos trabajos que incluyeron a estas aves fue el análisis formal, dentro del cual la presencia del collar blanco era el rasgo central para la adscripción a esta especie (i.e. González, 1977: 88; Serrano, 1945: 134). Gardner reconoce la existencia también de diseños esquemáticos o simples, advirtiendo que en algunos casos puede estar ausente este elemento tan característico de cóndores adultos y que, en general, es el detalle de las alas extendidas un elemento común al cóndor y a los jotes (1931: 108).

En este contexto, el objetivo de este trabajo es analizar el repertorio ornitomorfo del arte rupestre de Cerro Colorado en un intento por comprender el papel del cóndor como parte de una estrategia para fortalecer los lazos de memoria e identidad entre los grupos que habitaron la zona en la época prehispánica. Por lo tanto, indagaremos también en aquellas representaciones que presentan rasgos que combinan personajes humanos con atributos zoomorfos, o viceversa, dado que no solo objetiva el interés por algunos animales no humanos en particular, y entre ellos, el cóndor, y fundamentalmente nos permite indagar en su papel en las prácticas sociales.

Antecedentes arqueológicos de Cerro Colorado

El arte rupestre en las Sierras Centrales fue incorporado de manera intensiva fundamentalmente durante el Período Prehispánico Tardío (ca. 1200 – 450 AP). El proceso de cambios sociales iniciado a principios del primer milenio trajo aparejado un aumento de las tensiones y en el incremento de estos mecanismos de demarcación de los paisajes y fortalecimiento de lazos de pertenencia (González Navarro, 2012; Pastor, 2012; Recalde, 2009).

Por un lado, la evidencia recuperada en la zona arqueológica de Cerro Colorado, emplazada en las Sierras del Norte (Córdoba; Figura 1), permite inferir una ocupación intensiva durante el Período Prehispánico Tardío, debido a la distribución y densidad de diferentes sitios dispersos en el paisaje de arenisca del área. Este registro, emplazado en los estrechos valles y quebradas dispuestos entre los cerros de escasa altitud que integran la localidad, está integrado por 40 áreas de molienda, con un número variable de instrumentos fijos (de dos a 43 morteros), situados en las márgenes del río y arroyos, y también en las laderas de los cerros, cuatro espacios residenciales asociados a tierras potencialmente cultivables y espacios funerarios, el más importante ubicado en el centro del actual poblado, que cuenta con 75 individuos dispuestos en enterratorios individuales y múltiples (Díaz y Recalde, 2019; González, 1963; Martín de Zurita, 1997; Pastor, et al. 2019; Recalde y López, 2017).

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Figura 1. Ubicación de los diferentes tipos de sitios en el área de Cerro Colorado.

Figure 1. Location map of the different sites worked in the Cerro Colorado area.

 

Por otro lado, la información cronológica obtenida en la zona refuerza la asignación temporal. Los fechados recuperados en un espacio residencial de 1250 ±80 (AP LP – 3212; carbón) y en un abrigo con representaciones rupestres de 1181 ±23 AP (D-AMS 026995; carbón) marcan una clara correspondencia temporal entre los diferentes niveles de interacción social (Recalde y López, 2017).

Un dato significativo a partir del análisis inicial de la evidencia arqueofaunísta recuperada en todos los sitios (residenciales y abrigos con arte rupestre) da cuenta del acceso a especies de ambientes chaqueños que rodean los espacios de ocupación como roedores (Cavia sp.) y armadillos (Chaetrophractus villosus), pero también a otras más distantes como camélidos (Lama guanicoe) o cérvidos (Ozotocerus bezoarticus), ubicadas en los pastizales a más de 30 km de la actual localidad de Cerro Colorado (Recalde, 2015). Además, otro dato significativo para el presente trabajo es que en el registro arqueofaunístico de los contextos excavados solo se han identificado fragmentos de huevo de ñandú (Rhea sp.).

Por último, a este paisaje tardío se suman 63 sitios con 4295 representaciones rupestres, que se dispersan en las laderas de los cerros que integran la localidad; entre ellos, Casa del Sol (CS), Veladero (CV), Bola (CB), Colorado (CC) y Vaca Errana (VE), así como en el paraje conocido como Pantanillo (Pant.) (Bolle, 1987; Colqui, 2016; Gardner, 1931; González, 1940, 1963; Pedersen, 1953-1954; Recalde 2015). Alrededor del 75% de los motivos se encuentran en abrigos rocosos y afloramientos emplazados en las zonas bajas y medias de las laderas. Esta particularidad en su ubicación nos permite destacar la articulación a partir de la intervisibilidad (sensu Criado Boado, 1996) entre los sitios con arte rupestre hasta el entorno circundante donde se llevaron a cabo otras prácticas diarias (residencia, agricultura y molienda).

Características del arte rupestre de Cerro Colorado
El repertorio de arte rupestre de Cerro Colorado reúne un total de 4295 representaciones pintadas y grabadas (Bolle, 1987; Colqui, 2016; Gardner, 1931; González, 1963; Recalde, 2015). Éste incluye motivos figurativos y no figurativos o geométricos. El primer grupo está integrado, en función de la relación de la figura con el referente real, por representaciones zoomorfas, antropomorfas, objetos (v.gr. adornos dorsales), motivos hispánicos (i.e. figuras ecuestres, españoles a pie, caballos) y representaciones fitomorfas, en ese orden de importancia. Entre los zoomorfos identificados (N= 1639) hay una importante variabilidad, dado que está conformado por mamíferos (camélidos, cérvidos, felinos, cánidos, entre otros), reptiles (iguanas y serpientes) y aves (búhos, cóndores y aves indefinidas.)

Dentro del grupo de zoomorfos los motivos identificados aluden tanto a especies propias del entorno chaqueño -v.gr. iguanas, serpientes, corzuelas, pecaríes- en los cuales tuvieron lugar las prácticas cotidianas de las comunidades prehispánicas, como a otras -i.e. ñandú, guanacos y venados de las pampas- cuyo hábitat (los ambientes de pastizales) están alejado de estos espacios (Recalde y Colqui, 2019). Por lo tanto, la inclusión de todos estos animales señalaría la incorporación de entornos cercanos y lejanos a la cotidianeidad de las prácticas, como una manera de construir y reforzar la memoria de los grupos en la cual se fundieron e integraron diferentes paisajes (Jones, 1998), y las vivencias en torno a los mismos.

El cóndor andino: generalidades, distribución y conservación

Centrándonos ahora en el repertorio de los cóndores, según el enfoque de este trabajo, es importante destacar que el cóndor no es un ave residente en Cerro Colorado y solo tiene presencia ocasional, y hay además otras especies emparentadas, los jotes, que tienen dormideros y anidan en la región. Tanto cóndores como jotes pertenecen a la familia Cathartidae, por lo que esta será la referencia para el análisis del repertorio.

El cóndor o cóndor andino (Vultur gryphus) es la especie más grande de la familia, y con 100 cm de altura, 3 m de envergadura alar y 15 kg de peso, es una de las aves voladoras más grandes del mundo. Los adultos se reconocen por su plumaje negro y un collar blanco en el cuello y es la única especie de la familia que presenta dimorfismo sexual, siendo la característica más sobresaliente la presencia de carúncula o cresta en el macho. Además, los estadíos juveniles presentan todo el cuerpo con plumaje marrón y los subadultos tienen caracteres intermedios en el plumaje y la coloración (Gargiulo, 2012). Una característica de los cóndores, también presente en otras aves, es que en tierra suelen adoptar una posición con las alas extendidas (termoeficiente) para regular la temperatura (Gargiulo, 2012; Houston, 1994).

La mayor parte de su área de distribución se desarrolla a lo largo de los Andes, desde el norte de Colombia hasta el extremo sur de Argentina y Chile (Méndez et al., 2018), pero también está representada en la región central de Argentina, incluyendo las sierras de Córdoba (Giargiulo, 2012; Wallace et al., 2020). En la provincia de Córdoba el cóndor habita principalmente en las Sierras Grandes, con algunos dormideros en algunos sectores de la Sierras Chicas (v.gr. Uritorco), pero no cuenta con dormideros permanentes ni áreas de anidación en la localidad de Cerro Colorado, donde se registran avistamientos muy ocasionales y pernoctaciones de grupos de individuos, coincidiendo con lo observado en las regiones circundantes.

Respecto a los otros catártidos presentes en Cerro Colorado, se registran dos especies: jote de cabeza negra (Coragyps atratus) y jote cabeza colorada (Cathartes aura), ambos de amplia distribución en Sudamérica. Desde el punto de vista biológico, tanto los jotes como los cóndores son aves carroñeras que cumplen un rol fundamental en el mantenimiento de los ecosistemas.

El cóndor, como especie biológica, ha sido recientemente declarada Vulnerable por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN), dado que sus poblaciones están siendo amenazadas por un conjunto de factores que incluyen el envenenamiento y la caza, entre otras causas antrópicas (Méndez et al., 2021). Con esta perspectiva, y teniendo en cuenta que la especie está en peligro por causas humanas, cobra sentido apaciguar esos impactos desde su revalorización cultural en un contexto sudamericano, dada su amplia área de extensión. Al respecto, hay vastos ejemplos del cóndor manifestado desde épocas prehispánicas y hasta la actualidad, a través de una gran variedad de formas tangibles y no tangibles, lo que, sumado a sus atributos naturales y su rol biológico, hacen que sea reconocida como especie biocultural y patrimonio natural y cultural de América del Sur (Gordillo, 2002; Ibarra et al., 2012).

Material y Método: análisis de cóndores en el repertorio rupestre

Para el análisis de los componentes ornitomorfos se seleccionaron nueve atributos, los cuales nos permitieron identificar 50 motivos en el repertorio iconográfico (Tabla 1). Teniendo en cuenta la similitud morfológica de cóndores y jotes, ambos integrantes de la familia Cathartidae, también se incluyeron caracteres diagnósticos del cóndor (i.e. collar blanco), o que aluden al dimorfismo sexual entre los cóndores (i.e. cresta), ampliando así las variaciones observadas entre los rasgos al interior de la especie. Sin embargo, salvo indicación específica, nos referiremos a “cóndores” en un sentido amplio que incluye el cóndor andino y probablemente otros catártidos como los jotes.

 

Tabla 1. Atributos físicos utilizados para el análisis iconográfico de “cóndores”. Ref. Pant.: Pantanillo; CV: Cerro Veladero; CS: Casa del Sol; CC: Cerro Colorado; CB: Cerro Bola; VE: Vaca Errana.

Table 1. Physical attributes used for iconographic analysis of condors. Ref. Pant.: Pantanillo; CV: Cerro Veladero; CS: Casa del Sol; CC: Cerro Colorado; CB: Cerro Bola; VE: Vaca Errana.

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Se analiza así la presencia o ausencia de estos rasgos, o su disposición en la confección del motivo (v.gr. orientación de la cabeza), o la forma de resolver la ejecución de los mismos (alas conformadas por trazos indicando las plumas o, por el contrario, como un diseño completo).

Por otro lado, también consideramos otras variables relacionadas con la resolución de cada representación (Tabla 2). Éstas permiten avanzar en las decisiones, habilidades y gestos involucrados en su realización (Ingold, 2012: 19), objetivados en el diseño y la técnica. Respecto a la primera, y en función de su mayor o menor vinculación con el referente real, diferenciamos entre motivos realistas o esquemáticos. En cuanto a la técnica de ejecución, la peculiaridad de Cerro Colorado es que todas las representaciones zoomorfas se realizan mediante el uso de pintura, por lo cual se considerará el color empleado. Por lo tanto, atendemos a la modalidad o técnica específica, es decir (1) aves de cuerpo entero o de cobertura completa con pintura, y (2) aves esquemáticas realizadas mediante el uso de trazos y puntos.

Tabla 2. Variables de diseño analizadas.

Table 2. Design variables analysed.

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En función de la materialidad analizada, consideraremos de manera complementaria con las variables anteriores, aquellas vinculadas con las asociaciones de este tipo de motivos y el tamaño, lo cual permite apreciar la posición de los mismos en el panel. Es decir, ponderar, por un lado, si los “cóndores” conforman escenas, según el Glosario de arte rupestre de la IFRAO, una supuesta representación de un episodio real o imaginario que involucra más de un motivo de arte rupestre), o, por el contrario, si son incorporados de manera aislada. Por último, sus dimensiones con relación a las otras representaciones nos permitirán indagar en la construcción de las narrativas de los sitios y, de manera directa, en el papel de estas aves en dichas narrativas.

Respecto a los tamaños, consideramos tres categorias (Tabla 2.4) que nos permiten organizar la muestra. Los mismos fueron tomados con relación a las dimensiones más comunes identificadas en el repertorio total de la localidad.

Para evaluar si los motivos de las aves son zoomorfos o antropomorfos, se tomó como referencia para la figura humana al hombre de Vitruvio1, en el cual la medida horizontal con los brazos extendidos y la altura, o medida transversal, tienen el mismo valor (1: 1). Siguiendo con estas medidas (eje horizontal versus altura o eje transversal), para el ave se tomaron dos referencias ornitomorfas: el ave en vuelo (3:1) y el ave en tierra con sus alas extendidas (2: 1). La primera se basa en la relación entre la envergadura alar (3 metros en el cóndor) y la altura del animal (1 metro), y la segunda (2: 1), representa la distancia entre las alas replegadas (se acortan cuando el animal está en tierra) respecto a la altura. Luego, con estas referencias, para cada motivo se tomaron dos medidas. La anchura, dada por las extremidades extendidas, y la altura, medida en el eje mayor vertical. La proporción resultante se comparó con las tres medidas de referencia. Para este análisis de motivos zoomorfos o antropomorfos se consideraron los diseños del tipo realistas y dentro de este grupo, aquellos en los cuales pudimos definir el eje mayor vertical. Por ello, se descartaron los motivos que, por cuestiones de conservación, no contaban con la cabeza.

Finalmente, todos los rasgos y variables fueron analizados en función de la dispersión entre las formaciones para una mejor comprensión de la distribución de los motivos de “cóndores” en el paisaje de la localidad.

Resultados y discusión sobre las representaciones de “cóndores”

El análisis del componente ornitomorfo indica la presencia de distintas especies. Entre ellas ñandúes, búhos, cóndores, y de manera más genérica aves indeterminadas. Tal como se observa en la figura 2, estas categorías zoomorfas están presentes en todas las formaciones, entre las cuales los cóndores / catártidos presentan importancia cuantitativa. El ñandú se distingue por su cuello y largas patas, algunas acabadas en tres potentes dedos, y sus alas ejecutadas como trazos paralelos curvos y perpendiculares al cuerpo. El subtipo búho se reconoce porque la cabeza culmina con orejas puntiagudas o de forma triangular, característica anatómica típica de estas especies. En los indeterminados se incluyeron otros elementos ornitomorfos que no tenían características diagnósticas claras que permitieran una asignación específica. Sin embargo, se menciona que otros autores identificaron en el repertorio otras aves, actualmente presentes entre la fauna del área, como el búho (Tyto alba), chungas o chuñas (Chunga burmeisteri o Cariama cristata) e incluso perdices (Tinaminae sp.) (Gardner, 1931: 108 y 112; González, 1977: 89; Pedersen, 1953-54: 17). También se designó como tridígito a las denominadas pisadas, en tanto constituyen una imagen sinécdoque de la figura de un ave.

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Figura 2. Distribución de las diferentes aves del repertorio entre las formaciones de Cerro Colorado. Ref. Pant.: Pantanillo; CV: Cerro Veladero; CS: Casa del Sol; CC: Cerro Colorado; CB: Cerro Bola; VE: Vaca Errana.

Figure 2. Distribution of the different birds in the repertoire among the Cerro Colorado formations. Ref. Pant.: Pantanillo; CV: Cerro Veladero; CS: Casa del Sol; CC: Cerro Colorado; CB: Cerro Bola; VE: Vaca Errana.

Finalmente, entre los cóndores/catártidos se analizaron 50 motivos (Tabla 2). Se identificaron definiciones formales muy realistas, en tanto los rasgos diagnósticos permitieron establecer una clara vinculación con el referente real, y otras expresiones más esquemáticas. Los primeros reúnen el 80 % (N= 40) y los segundos el 20 % (N= 10).

En el caso de aquellos motivos considerados como realistas, se destacan varios atributos que permiten incluso avanzar en identificaciones vinculadas con el sexo o la edad del cóndor representado (ver, por ejemplo, Figura 3a y 3b). El 47,5 % de estos diseños tienen la cabeza ejecutada de perfil y, en función del observador, dispuesta hacia la derecha el 84,2 % (N= 16), y solo en tres casos la cabeza apunta hacia la izquierda (Tabla 2.3). En ambas situaciones, la disposición permite distinguir un pico que, en relación con la cabeza, se asemeja a la proporción de los catártidos (ver Figura 3c, 3d y 3e).

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Figura 3. Diferentes diseños realistas de cóndores.

Figure 3. Different realistic designs of condors.

 

La presencia en cinco motivos de un cuello blanco nítido (tres de diseño alargado y dos globosos), son los elementos que refuerzan su asignación a cóndores adultos (Figura 3a y 3b). Del mismo modo, se observa un 20 % (N= 8) de casos en los que la figura de un cóndor macho se moldea intencionalmente dado el detalle morfológico que se asemeja a una cresta en su cabeza (Figura 3b y 3f).

Respecto a la forma del cuerpo (Tabla 2.2), observamos un claro predominio de la figura alargada por sobre la globosa, ya que reúne el 67,5 % (N= 27) del total (Figura 3e, 3f y 3g). En ambos casos, la disposición del cuerpo es frontal, pero la diferencia se observa en la presencia de las patas, dado que las formas alargados están presentes en el 57,5 % (N= 23), mientras que las globosas solo el 30 % (N= 12). La misma relación se da cuando analizamos la presencia de los dedos, dado que en ambas formas la ejecución de las patas va acompañada de los dedos del ave (Figura 3b y 3f).

La mayor recurrencia entre las características constitutivas del ave en diseños realistas se observa en la definición de las alas. En el 90 % (N= 40) se disponen como extensiones lineales ubicadas perpendicularmente al cuerpo (Tabla 2.6; Figura 3). En tanto el porcentaje restante se divide de manera equitativa entre aquellas que fueron realizadas de manera completa o combinando ambas técnicas, es decir dos triángulos desde los cuales se desprenden trazos. Finalmente, solo el 27,5 % (N= 11) de los motivos presentan rasgos asimilables con colas, entre los cuales siete corresponden a los que tienen cuerpo alargado (Figura 3a, 3b y 3c).

Vinculado a este rasgo, está la definición del tipo de técnica específica identificada para la ejecución de los cóndores /catártidos. Entre los realistas observamos una clara selección por realizar los motivos combinando el cuerpo lleno y los trazos (Tabla 2.3).

Respecto al color empleado para la ejecución de los diseños realistas observamos que el blanco constituye el preponderante con el 60 % (N= 24), seguido del negro (27,5 %) y la combinación de ambos (10 %). Solo documentamos un caso de un cóndor realizado en rojo en el cerro Colorado. Cabe destacar que esta tendencia en la selección del color es la misma que la definida para los 4295 motivos de toda la localidad, en la cual el blanco domina con el 42,9 % (N = 1843), seguido del negro 20,1 % (N = 864) y finalmente el rojo 7,5 % (N = 325).

El análisis de la forma de ejecutar a estos elementos ornitomorfos, permite destacar que 40 de estos motivos están realizados por una combinación entre el trazo y el cuerpo lleno, dado que las alas son realizadas mediante líneas dispuestas de manera paralela al cuerpo (Tabla 2.3; Figura 3). Es precisamente la selección de esta manera de hacer, la que le proporciona mayor realismo al ave.

La dimensión dominante para este diseño es la que reúne los motivos menores a 10 cm, aún en el caso de Casa del Sol, donde es el tipo minoritario entre estos elementos ornitomorfos. Debemos destacar que las diferencias observadas en las proporciones de tamaño son las que predominan en la ejecución de gran parte del repertorio de la localidad.

Evaluar la disposición de estas 40 representaciones en el espacio de soporte nos permite afirmar que generalmente no conforman escenas, sino que fueron incorporados a los paneles de manera individual, sumándose así a los motivos y asociaciones existentes (Figura 4a). En este sentido, solo cinco motivos de aves están vinculados a dos escenas, las cuales se conforman por la combinación de dos y de tres aves (Tabla 2.5; Figura 4b).

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Figura 4. Disposición de los cóndores en el espacio soporte. (a) uno motivo integrado al panel; (b) escena en la que intervienen dos aves (procesada con el programa DStretch).

Figure 4. Location of the condors in the support. (a) one motif integrated into the panel; b) scene involving two birds (processed with the DStretch program).

 

En el grupo de esquemáticos, que reúne el 20 % (N= 10), el motivo se resuelve mediante finos trazos paralelos que se disponen separados en dos grupos, que pueden o no estar unidos por líneas perpendiculares que enmarcan las alas (Figura 5a). En la mayoría de los casos estos trazos se agrupan en dos conjuntos, y generalmente separados entre sí por dos o tres líneas que indicarían el cuerpo o, posiblemente, las patas (Figura 5b)2. Observamos dos variaciones a esta definición mayoritaria. Por un lado, en la forma del cuerpo, que se resuelve mediante un círculo al que se añade un apéndice curvo y un apéndice cuadrangular que indica la cabeza y la cola (Figura 5c); y la ejecución mediante la combinación de puntos blancos y negros de un cóndor macho, ya que la cresta se insinúa claramente en la parte superior de la cabeza (Figura 5d). Respecto al color, para los motivos esquemáticos hay un claro predominio del blanco, dado que solo dos casos, como el realizado mediante puntos, combina el negro.

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Figura 5. Detalle de algunos motivos esquemáticos.

Figure 5. Detail of some schematic motifs.

 

Respecto al tamaño, el menor (< 10 cm) es el que claramente predomina, con la excepción del cóndor ejecutado mediante puntos (Figura 5d), cuya longitud de 25 cm lo destacan en el panel. De todas maneras, en este subtipo de aves, las escenas o asociaciones no constituyen la manera predominante de incorporarla a los paneles, ya que solo identificamos un sitio en el cual se conjugan dos motivos esquemáticos en la construcción de la narrativa del sitio.

Finalmente, el análisis de proporciones que vincula los motivos al ave o al ser humano, indicó que, sobre un total de 37 motivos analizados, el 59.5% (N= 22) se encuentra en el rango (entre 0,5 ≤ 1,5) que se asemeja más al subtipo “antropomorfo” (1:1). Un porcentaje menor, 37.8% (N= 14) se encuentra en el rango de “cóndor en tierra con alas abiertas” 2:1 (entre 1,5 < 2,5) y solo el 2.7 % se corresponde con un único motivo que se encuentra más cercano a la proporción 3:1 de “cóndor en vuelo” (Figura 6).

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Figura 6. Valores que resultan de la relación ancho versus alto en 37 motivos analizados.

Figure 6. Values resulting from the width versus height ratio for each of the 37 motifs analysed.

Los “cóndores” en el repertorio rupestre de Cerro Colorado

Los sitios con arte rupestre tienen una fuerte presencia en la localidad arqueológica de Cerro Colorado. En un repertorio compuesto por más de 4000 motivos, las representaciones de animales fueron parte de lo cotidiano, en tanto estaban integradas al repertorio estructurante de la negociación de la memoria social, como una manera concreta de relacionarse con el paisaje y con las prácticas e historia vivida en esos entornos (Recalde y Colqui, 2019). Entre estas representaciones, los cóndores, y probablemente otros catártidos que habitan en el territorio como los jotes, habrían jugado un rol importante.

En cuanto a la distribución histórica de los cóndores para el centro de Argentina, que incluye tres provincias (La Rioja, San Luis y Córdoba), no hay datos que avalen cambios en su distribución histórica (Wallace et al., 2020), ni tampoco hay indicios de restos óseos de estas aves en la localidad de estudio. A esto se suman razones geomorfológicas, como la ausencia de paredes verticales que constituyen el hábitat adecuado para la especie, siendo más factible por todo lo anterior que su área de distribución pasada haya sido similar a la actual. En ese caso, como visitante ocasional, probablemente haya provocado curiosidad, motivado interés y reforzado la inclusión del ave en el repertorio de arte rupestre local. Al respecto se menciona que la presencia ocasional, tanto pasada como presente, está vincula a vuelos exploratorios de pequeños grupos de individuos (en busca de alimento) típicos de estas aves que pueden volar hasta 200 km por día.

Quizás su ejecución en el repertorio rupestre devenga de una tradición profundamente arraigada que buscaba representar una forma animal específica, ya que el acento se puso en la realización de una especie reconocible (Martin y Meskell, 2012: 402) para quienes ocuparon los abrigos rocosos. En concreto, la atención prestada a los detalles anatómicos que permiten distinguir a los cóndores y otros catártidos sugiere una familiaridad, conocimiento y percepción o, en otras palabras, un conocimiento situacional derivado de la experiencia acumulada y la experimentación (Martin y Meskell, 2012: 416). En este sentido, en las figuras realistas se destacan no solo los rasgos anatómicos que permiten un vínculo directo de los motivos de algunas aves con los catártidos, sino específicamente con el cóndor como en los casos (cinco representaciones) donde se destaca la presencia de un collar blanco (ver Figura 3a y 3e), o incluso el dimorfismo sexual (interpretado como una cresta en ocho de los diseños; Figura 3b y 3f). Lo mismo sucede con la elección de realizar la cabeza de perfil, lo que tuvo lugar en el 47,5% de los casos, lo cual destaca el pico característico de estas aves.

La presencia de patas y cola, aludiría también a actitudes y comportamientos del ave. Por ejemplo, cuando el ave está en vuelo, las patas están estiradas por debajo de la cola, quedando visualmente más desapercibidas al ojo humano (ver Figura 3c). En cambio, al estar en tierra, como en la posición de “asoleado” donde el animal extiende las alas relativamente flexionadas como un mecanismo termoeficiente, las patas se hacen más visibles (Figura 3b y 3d). Por lo tanto, el remplazo de las extremidades inferiores por la cola podría corresponder al ave en vuelo, y la presencia de patas se vincularía al ave en tierra.

Sin embargo, esta ejecución realista que permite la asociación al referente formal no es la única forma de representar al ave. La versión simplificada o esquemática también es parte de un proceso de codificación (Cabello y Gallardo, 2014), en el cual no todas las características constitutivas del ave habrían sido necesarias, y solo algunas serían suficientes para reconocer la forma original. En tal sentido es probable que, dada la envergadura de las alas del cóndor, este rasgo constituya la característica dominante en su definición dentro del repertorio de arte rupestre, dado que la mera ejecución de este elemento asignó significación a la representación (ver Figura 4a y4b).

En suma, la selección de técnicas particulares y diferentes constituye una clara evidencia de una elección de formas de hacer por parte de quien ejecutó la figura y por parte de quienes reocuparon los sitios con arte rupestre. En este sentido, la figura esquemática del ave podría constituir otra forma distintiva de representar una referencia común basada en sus propios parámetros por parte de quienes ejecutaron y/o interactuaron con el motivo.

En el análisis del color empleado para la ejecución de las figuras identificadas como cóndores u otros catártidos, llama la atención que prevaleció la selección del blanco que fue usado de forma mayoritaria para la ejecución de los motivos, dado que como señalamos este color se empleó para ejecutar el 42,9 % del total de representaciones. Por lo tanto, a pesar del uso de aquellos colores que referencian al cóndor, como negro o de la combinación con el blanco para ejecutar algunos rasgos de estas aves (i.e. el collar o las alas), el 62 % (N= 31) de las figuras son solo blancas. Esta intención del uso de este color podría actuar como un mecanismo para reforzar los rasgos compartidos del repertorio que circuló en el área durante el Período Prehispánico Tardío, lo que constituye una herramienta que interviene de manera constante en la negociación de sentidos sociales de pertenencia e identidad compartidos de generación en generación (Recalde y Colqui, 2021).

En tanto indagar en la forma de inclusión al panel nos permite afirmar que estos motivos fueron incorporados, no como escenas o asociaciones, sino fundamentalmente como elementos aislados que se suman a la narrativa previa como rasgos con fuerza simbólica. En este contexto se destaca uno de los abrigos más emblemáticos de la localidad, denominado Alero de los Emplumados, emplazado en la formación Cerro Colorado. Éste reúne una serie de particularidades, ya que por un lado es uno de los pocos sitios visibles, con pleno acceso y conexión con una de las ocupaciones al aire libre; y por otro, concentra la mayor cantidad y variabilidad de motivos antropomorfos con ornamentos dorsales y cefálicos. Es en medio de esta compleja escena, en la que se observan dos conjuntos de figuras humanas enfrentadas, lo que ha sido interpretado como evidencia de conflicto (Gardner, 1931; Serrano, 1945) o como denotación de una confrontación simbólica (Rivero y Recalde, 2011), donde se ubica un cóndor adulto con rasgos definidos en todo su esplendor, como un elemento central de la escena con la fuerza que unifica lo que allí se representa.

Se destaca un hecho significativo que surge del análisis de las proporciones antropomorfas versus ornitomorfas. Llama la atención la desproporción entre la longitud real de las patas y el cuerpo del ave y su representación en los soportes de Cerro Colorado. En el caso del cóndor, como especie biológica, la relación entre envergadura alar y altura es mucho mayor que la proporción brazo/altura en los seres humanos. En este sentido, en el arte de Cerro Colorado se observa claramente una antropomorfización en las representaciones del ave, ya que sus proporciones reales han sido alteradas acercándolas a las de los humanos. Además, en algunos casos (Figura 3e y 3f), la longitud de las patas y el cuerpo dan lugar a una figura estilizada, donde se incorporaron dos extremidades largas al ave, y se destaca la ejecución de un tronco alargado, ambas características más vinculadas a los seres humanos que a las aves. Como antecedente se hace mención que una situación similar de un ave antropomorfa destacó Fernández Distel para el Noroeste Argentino, y lo denominó “cóndores humanizados” (2004: 13-14). También Valenzuela et al. (2018: 11) mencionan la presencia de cóndores “con rasgos humanizados” en el arte rupestre de sitios arqueológicos del Desierto de Atacama de Arica y Tarapacá. Estos hallazgos de cóndores en otros contextos culturales, y sus similitudes y diferencias con Cerro Colorado, requiere para una mejor interpretación de estas representaciones que sean analizadas en un contexto multi e interdisciplinario, que además del conocimiento biológico, etológico y otros atributos del ave, y los aportes arqueológicos, incluya el entendimiento de los pueblos originarios respecto al vínculo y valor con entidades no humanas, como el caso del cóndor.

Finalmente, el análisis de la distribución de los cóndores en las distintas formaciones y/o un paraje en particular, permite advertir cierta variabilidad en el registro. Por un lado, el sitio Casa del Sol se destaca por la concentración de motivos esquemáticos (8 de un total de 10) lo que indicaría una elección donde prevalece un proceso de codificación del ave. Por otro lado, Vaca Errana es el cerro que contiene la mayor cantidad de imágenes de cóndores, dado que reúne más de la mitad (52 %¸ N= 26) de los motivos, al tiempo que es también el sector donde se documentaron asociaciones o escenas en las que intervienen estas aves. Por lo tanto, las semejanzas y diferencias en las maneras de hacer esta imponente ave dan cuenta de un código común, dentro del cual la flexibilidad de las elecciones podría haber sido central para sostener la reproducción social de los grupos que las ejecutaron. Quizás estas elecciones de las diferentes maneras de representar al ave objetiven la construcción de identidades de grupos más acotados, más cercanos, probablemente con lazos de parentesco. Por ahora, en la actualidad, solo se pueden ensayar algunas preguntas que nos ayuden a pensar estas asimetrías o falta de homogeneidad.

Consideraciones finales

La presencia de cóndores en el arte rupestre de Cerro Colorado, como se ha mencionado, constituye un hecho intencional y distintivo a nivel regional. Además, para la especie biológica, la localidad de Cerro Colorado, y tal como ocurre en la actualidad, no habría sido en el pasado el hábitat cotidiano natural del cóndor, y su presencia ocasional, o circunstancial a través de sus vuelos exploratorios, habría motivado quizás su particular interés. En este contexto, y a diferencia de otras aves como el ñandú, el cóndor no está presente en el repertorio rocoso de otras regiones de las Sierras Centrales, y su incorporación al repertorio de Cerro Colorado podría constituir el medio por el cual las comunidades se identificaron metafóricamente (tanto ellas mismas como sus antepasados), con lugares y experiencias particulares del paisaje (Jones, 1998: 315; Meskell, 2015: 3). La figura del cóndor en Cerro Colorado podría haber actuado como un ícono clave (Cabello y Gallardo, 2014), y su representación en el repertorio rupestre en diferentes sectores y sitios del escenario pictórico de Cerro Colorado, habría generado un consenso sobre las formas de interpretar y significar el mundo social durante el Período Prehispánico Tardío, en el cual los conflictos sociales estaban latentes.

Del mismo modo, el proceso de negociación de identidades genera espacios para la objetivación y construcción de expresiones particulares. Entre motivos realistas y esquemáticos, con similitudes y diferencias, existen figuras cuyas proporciones escapan al referente real y combinan elementos constitutivos del ave (cuello, alas extendidas) con rasgos anatómicos humanos (es decir, extensión de las patas y el cuerpo). Esto refuerza la integración del animal en el mundo simbólico de las comunidades locales. La ejecución de motivos que muestran la construcción de una figura que humaniza al cóndor, o que confiere al ser humano rasgos característicos del animal, constituye una objetivación concreta de la inclusión del ave al imaginario local como agente social activo.

En suma, el cóndor, como agente social, estaba imbuido por las comunidades de una fuerza simbólica como señal de identidad, de unión y diferenciación tanto entre los grupos que ocuparon la zona durante el Período Prehispánico Tardío como por otros. Por lo tanto, su apropiación, como elemento del paisaje, se interpreta como un refuerzo simbólico de la pertenencia y la memoria. Esta construcción de la identidad en torno al paisaje es permanente y está viva y presente en la actualidad, tal como lo demuestra la reciente declaración de Sitio Sagrado por parte del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y por pedido de los representantes de los asuntos indígenas en la región3.

Córdoba, 14 de diciembre de 2021

Notas

1. Para las proporciones humanas se tomó como base el Estudio de las Proporciones Ideales del Cuerpo Humano, obra realizada por Leonardo Da Vinci en el año 1490 y conocida como Hombre de Vitruvio, actualmente de dominio público.

2. Cabe señalar que una situación similar se observa con los motivos antropomorfos, ya que en algunos casos solo se representa el ornamento dorsal.

3. El pasado 8 de julio de 2022, por resolución 113, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas declaró Sitio Sagrado de los pueblos originarios al centro ceremonial y ancestral Cerro Colorado, en la provincia de Córdoba.

Agradecimientos

A Marcos Quesada y colegas que se interesaron en la ponencia sobre la temática presentada por las autoras durante el 3er Taller de Arqueología de las Sierras de Ancasti y Zonas Aledañas realizado en Cerro Colorado en noviembre de 2017. A los/las evaluadorxs por los aportes que permitieron mejorar la versión final del trabajo. Esta publicación es un aporte al proyecto COPANACU, cóndor andino como patrimonio natural y cultural, avalado por el área educativa del Museo de Antropologías de la Universidad Nacional de Córdoba. Finalmente, este trabajo cuenta con el financiamiento de subsidios otorgados por el CONICET (PIP 11220120100381CO) y de la SECyT-UNC (30720150100747CB).

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