10.31047/1668.298x.v41.n1.40921
Artículos
Impacto ambiental de las aplicaciones de fitosanitarios en producciones ornamentales intensivas en el partido de Moreno, provincia de Buenos Aires
Environmental impact of phytosanitary applications in intensive ornamental productions in Moreno district, Buenos Aires province.
M N Fernández 1
S N López 1
1 Fernández, M. N. (ORCID: 0009-0007-8041-7277), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Instituto de Floricultura, Caste-lar, Buenos Aires, Argentina. López, S. N. (ORCID: 0000-0002-37278087), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA), Castelar, Buenos Aires, Argentina. Correspondencia a: fernandez.martinn@inta.gob.ar
RESUMEN
El manejo fitosanitario en producciones de plantas ornamentales se basa en el uso de productos de síntesis provocando efectos negativos sobre el ambiente. El objetivo fue analizar el impacto ambiental (IA) del manejo de plagas en producciones ornamentales intensivas del partido de Moreno, provincia de Buenos Aires. Se describió el manejo fitosanitario de tres establecimientos (E1, E2 y E3) representativos de la zona. Se analizaron las aplicaciones y se cuantificó el IA a través del cálculo del Cociente de Impacto Ambiental a campo (CIAc) que contempla el efecto sobre la fauna benéfica, los trabajadores y los consumidores. Los valores de CIAc fueron variables (1172,90; 752,90 y 54,70 para el E1, E2 y E3, respectivamente) debido a diferencias en las dosis y número de aplicaciones. Los productores utilizaron de manera homogénea insecticidas/acaricidas (42 %) y fungicidas/bactericidas (58 %). También se observó similitud en la proporción de fitosanitarios según la clase toxicológica, aplicando el doble de compuestos de clases III y IV que los de clases I y II. El presente trabajo constituye el primer aporte sobre IA de los fitosanitarios en producciones ornamentales en Argentina en general, y en el partido de Moreno en particular.
Palabras clave: plantas ornamentales, agroquímicos, ingredientes activos, clase toxicológica, CIA.
ABSTRACT
Phytosanitary management in ornamental plant production is based on the use of synthetic products causing negative effects on the environment. The aim of this work was to analyze the environmental impact (EI) of pest management in intensive ornamental production in the district of Moreno, province of Buenos Aires. The phytosanitary management of three establishments (E1, E2 and E3) representative of the area was described. The applications were analyzed and the EI was quantified through the calculation of the Field Environmental Impact Quotient (EIQf), which considers the effect on beneficial fauna, workers and consumers. The EIQf values were variable (1172.90, 752.90 and 54.70 for E1, E2 and E3, respectively), due to differences in the doses and number of applications. Producers used insecticides/acaricides (42 %) and fungicides/ bactericides (58 %) homogeneously. Similarity was also observed in the proportion of phytosanitary products used according to the toxicological class, applying twice as many compounds from classes III and IV than those from classes I and II. This is the first contribution on EI of phytosanitary products in ornamental productions in Argentina in general, and in the Moreno district in particular.
Keywords: ornamental plants, agrochemical products, active ingredients, toxicological class, EIQ.
INTRODUCCION
La actividad florícola consiste en el cultivo de flores de corte o de plantas ornamentales para su uso decorativo, llevado a cabo en una explotación florícola comercial con uso intensivo de la superficie y la mano de obra (Villanova y Morisigue, 2016). La producción se agrupa en flores y follaje de corte, plantas, árboles y arbustos ornamentales o la combinación de alguna de ellas y su principal destino es el mercado interno.
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es la zona tradicional de producción de plantas tanto en maceta como de flores de corte y allí se encuentran alrededor de la mitad de los productores del país. Dentro del AMBA, en el municipio de Moreno hay 101 productores, lo que equivale al 14 % del total de la región (Villanova y Morisigue, 2016). Concentra el 12,7 % de las explotaciones florícolas de la provincia de Buenos Aires y produce el 45,7 % de los plantines florales, lo que lo posiciona como el principal distrito productor de esta especialidad florícola con una producción de más de doce millones de plantines anuales (Sistema de Información Normativa y Documental Malvinas Argentinas, 2020).
El sistema de producción más utilizado es bajo invernadero. Este sistema permite controlar las condiciones ambientales, pero también favorece la proliferación de organismos plaga. La mayoría de los cultivos son afectados en determinado momento de su ciclo por diferentes enfermedades y plagas, produciendo mermas de rendimiento, deterioro del producto y, en casos extremos, la pérdida total del mismo (Adlercreutz et al., 2014). El manejo fitosanitario con métodos de control químico preventivo o curativo, es una de las claves en la producción florícola debido a la importancia de su valor estético. De un total de 721 productores consultados por Villlanova y Morisigue (2016) sobre el manejo de plagas, solo 37 (5 %) afirmaron hacer un control integrado incorporando otras técnicas además del uso de productos químicos, como el control cultural.
La floricultura y la horticultura son producciones predominantemente intensivas localizadas en áreas periurbanas (Morisigue et al., 2013) con la existencia de un gran componente de agricultores de tipo familiar que trabajan y residen en los establecimientos productivos. Es precisamente el uso inapropiado de agroquímicos uno de los principales problemas productivos, que pone en riesgo el ambiente junto con la salud de los productores y trabajadores de esos establecimientos, sus familias y las viviendas aledañas (Flores et al., 2011). Estos modos de producir han llevado a generar un gran impacto ambiental, definido por Sánchez (2000) como la “alteración de la calidad ambiental que resulta de la modificación de los procesos naturales o sociales provocada por la acción humana”.
Un método para calcular el impacto ambiental de los agroquímicos es a través del Coeficiente de Impacto Ambiental (CIA) (Kovach et al., 1992), donde a mayor valor, mayor es el impacto ambiental. Diversos autores han utilizado el CIA para evaluar el impacto ambiental en sistemas de producción extensivos (Tallone y Cabrini, 2018; Gaona et al., 2017) y en sistemas intensivos (Nuñez et al., 2007; Schreinemachers et al., 2011; Ferro, 2017), así como para comparar el impacto ambiental en parcelas donde se aplican buenas prácticas agrícolas (BPA) versus prácticas convencionales (Páez et al., 2013). Al comparar con otros sistemas de producción más extensivos, el impacto ambiental asociado a los cultivos hortoflorícolas suele ser mayor. En este sentido, Lillywhite (2008) observó que, debido al elevado número de pesticidas, el impacto ambiental provocado por un cultivo intensivo tuvo en promedio un valor de CIAc (Coeficiente de Impacto Ambiental a campo) mayor que la agricultura extensiva y la ganadería (152, 114 y 90 ha-1, respectivamente).
Finalmente, dado que el producto no es comestible, el control por parte de las autoridades con respecto al uso de agroquímicos es inexistente. En este contexto, el objetivo de este trabajo fue analizar el impacto ambiental del manejo de plagas utilizado en producciones ornamentales intensivas del partido de Moreno, provincia de Buenos Aires.
MATERIALES Y MÉTODOS
Establecimientos estudiados y registro de variables
Se analizaron tres establecimientos (E1, E2 y E3) de producción florícola intensiva, con manejo sanitario convencional, ubicados en el partido de Moreno, provincia de Buenos Aires, durante el período de abril 2018 a marzo de 2019. Estos establecimientos producen distintos cultivos de especies ornamentales, pero con similares sistemas de producción caracterizados por gran demanda de insumos y mano de obra. La selección de estos establecimientos se basó en que fueran representativos de producciones de la zona, pero también en la predisposición para compartir la información necesaria para el estudio.
Cada producción fue caracterizada teniendo en cuenta: superficie total (m2), superficie bajo cubierta (m2), tipo de invernaderos, especies ornamentales producidas, especies de plagas predominantes, número de empleados, número de viviendas familiares y perfil tributario. Asimismo, se entrevistó a cada productor y se tomó registro de la información contenida en el cuaderno de campo para acceder a los siguientes datos: ingrediente activo de los productos fitosanitarios aplicados, % de ingrediente activo (% IA), clase toxicológica (según Resolución SENASA n.° 302/2012), dosis utilizada (ml o g/100 m2) y cantidad de aplicaciones por año.
Cálculo del Coeficiente de Impacto Ambiental (CIA) a campo de cada establecimientoSe utilizó el Coeficiente de Impacto Ambiental (CIA) para valorar el riesgo potencial causado por el uso de agroquímicos (Kovach et al., 1992). Este índice toma en cuenta la acumulación del grado relativo de impacto de cada producto fitosanitario en función de su efecto sobre el ambiente, el trabajador rural y el consumidor, ponderado por el número de aplicaciones y la dosis utilizada. A partir del valor de CIA de cada ingrediente activo, dato disponible en la base de datos de la Universidad de Cornell, se calculó el Coeficiente de Impacto Ambiental a campo (CIAc) de cada producto fitosanitario aplicado en cada establecimiento para el año estudiado. Para ello se contempló la dosis utilizada, el número de aplicaciones y el porcentaje de ingrediente activo, según la siguiente fórmula (Cornell College of Agriculture and Life Sciences, 2021):
CIAa campo = CIA * % IA * Dosis * n.° de aplicaciones
El CIAc total de cada establecimiento se calculó a partir de la sumatoria de los CIAc de todos los plaguicidas utilizados durante el año.
Análisis de datos
Para poner a prueba la hipótesis de que los tres establecimientos usaron de manera homogénea las distintas clases de fitosanitarios (agrupados en insecticidas/acaricidas y fungicidas/bactericidas), se realizó una Prueba de Homogeneidad A2 con un nivel de significación del 5 %. Asimismo, se realizó la misma prueba para verificar la homogeneidad en el uso de fitosanitarios según su clase toxicológica; en este caso, se juntaron las clases toxicológicas en dos grupos: clases III y IV y clases I y II.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Características de los establecimientos productivos
Los tres establecimientos estudiados son emprendimientos privados que no cuentan con programas a nivel municipal o regional en gestión de residuos, sustentabilidad o protección medioambiental. Las principales características de cada establecimiento se resumen en la Tabla 1.
Características del manejo fitosanitarioLos establecimientos 1 y 2 realizan un manejo fitosanitario con un criterio curativo, es decir, como respuesta a la presencia de plagas y/o enfermedades. La aplicación se realiza en todo el invernáculo y no en foco. Por el contrario, el establecimiento 3 aplica de manera preventiva, independientemente de que la plaga/enfermedad esté o no presente. En ningún caso se tienen en cuenta otros aspectos tales como el efecto de los fitosanitarios sobre el ambiente, el consumidor o el trabajador. Tampoco se considera la presencia de fauna benéfica (polinizadores, parasitoides, predadores) en el cultivo o carga mínima de la plaga, ni la toxicidad del fitosanitario aplicado, tomando como única variable la efectividad del producto sobre la plaga a controlar.
Los productos utilizados fueron en su mayoría de clase toxicológica III y IV, denominados “ligeramente peligroso” y “normalmente no presentan peligro”, respectivamente. Sin embargo, también se utilizaron fitosanitarios con clasificación I “altamente peligroso” y II “moderadamente peligroso”. Es importante mencionar que algunos de estos fitosanitarios no están registrados para el uso en cultivos ornamentales. Finalmente, debido a que la producción en los tres establecimientos se realiza en maceta, no se utilizaron herbicidas para el control de malezas, salvo en las inmediaciones de los invernáculos. En los tres establecimientos se utilizaron: insecticidas, acaricidas, bactericidas y fungicidas (Tabla 2).
Se observó que las proporciones utilizadas de fitosanitarios en los tres establecimientos (insecticidas/acaricidas y fungicidas/bactericidas) fueron homogéneas con un nivel de significación del 5 %. Es decir, no se observaron diferencias significativas en la proporción de uso de estos productos entre los establecimientos estudiados (X2=1, 53, GL=2, valor p= 0,460). En promedio, el 58 % de los fitosanitarios usados correspondió al grupo de fungicida/bactericida, y un 42 % correspondió al grupo de insecticidas/acaricidas.
Tabla 1: Principales características de los establecimientos estudiados (E1, E2 y E3).
Respecto de la clasificación de los fitosanitarios según su toxicidad, las clases toxicológicas se agruparon en dos: las menos nocivas (clase III y IV) y las más nocivas (clases I y II). Se observó que los tres productores usaron las mismas proporciones de ambos tipos de fitosanitario a un nivel de significación del 5 % (X2= 0,51; GL= 2; valor p= 0,77). El uso de productos clase III y IV en los tres establecimientos fue dos veces mayor (68 %) que los productos de clase I y II (32 %) (Figura 2).
Figura 1: Cantidad de tipo de fitosanitarios aplicados en los tres establecimientos, agrupados en insecticida-acaricida y fungicida-bactericida según su plaga/enfermedad blanco.
Tabla 2: Clasificación de los fitosanitarios utilizados en los establecimientos E1, E2 y E3. La “X” indica el uso de fitosanitario correspondiente.
Figura 2: Cantidad de tipo de fitosanitarios aplicados en los tres establecimientos, agrupados según clase toxicológica: menos nocivo (clase III y IV) y más nocivo (clase I y II).
Los establecimientos no fueron totalmente homogéneos en sus características como, por ejemplo, el elevado nivel de tecnificación del E3 en comparación con los otros dos; el criterio de aplicación con fines preventivos del E3 y curativo de los E1 y E2 y, por último, el tiempo de producción, en donde el E3 ofrece un producto en la primera etapa de crecimiento, mientras que E1 y E2 producen cultivos de estación que conservan durante todo el ciclo. No obstante, se encontraron semejanzas en el tipo de productos fitosanitarios utilizados y su clasificación toxicológica. Se observó un mayor uso de fungicidas respecto de insecticidas y acaricidas, lo que estaría indicando un mayor problema de enfermedades que de plagas de artrópodos. Asimismo, y como aspecto positivo, debe mencionarse que los tres productores utilizaron una mayor proporción de compuestos menos tóxicos (Clase III y IV).
Valores de CIA a campo (ClAc) en los establecimientosEl E2 presentó menor CIAc total seguido del E3 y finalmente el E1 (54,70; 752,90 y 1172,90, respectivamente). En general se observó que, para los mismos ingredientes activos, el E1 utilizó mayor dosis que los otros dos. Finalmente, en cuanto al número de aplicaciones, el E3 presentó mayor cantidad, seguido del E1 y, por último, el E2 (155,132 y 25 aplicaciones/año, respectivamente) (Tablas 3, 4 y 5).
Tabla 3: Cálculo del Coeficiente de Impacto Ambiental a campo (CIAc) de los ingredientes activos (IA) de los fitosanitarios utilizados en el establecimiento N° 1.
En cuanto al impacto ambiental debido al manejo fitosanitario, se observaron diferencias entre los valores de CIAc de los tres establecimientos. Las diferencias pueden adjudicarse básicamente a la dosis utilizada y al número de aplicaciones debido a los requerimientos de los cultivos. En los E1 y E3 se utilizó prácticamente la misma cantidad de ingredientes activos (23 y 24 respectivamente); sin embargo, el E1 presentó el CIAc más elevado debido en parte a que las dosis empleadas fueron en promedio tres veces superiores y al mayor número de aplicaciones. Si bien en el presente trabajo las plagas en cada establecimiento fueron similares, las dosis y las frecuencias de aplicación fueron disímiles. A lo largo de un año, el E1 aplicó Imidacloprid el doble de veces que E3 con una dosis 2,5 veces mayor (4,69 ml/100m2 y 1,59 ml/100m2 respectivamente). Estas diferencias podrían deberse al prolongado período de producción que presenta el E1 respecto al E3, pero también al criterio considerado por cada productor. Este resultado coincide con el hallado por Muhammetoglu y Uslu (2007), quienes observaron que las diferencias en el CIAc para el mismo compuesto (Imidacloprid) en el cultivo de tomates se debía a la variación en las dosis aplicadas de acuerdo a la plaga a combatir (Myzus persicae y Bemicia tabaci). Por su parte, Vargas (2014) al estudiar el manejo sanitario del cultivo Gerbera jamesonii (asteraceae), también observó que el impacto ambiental no sólo depende del número de compuestos aplicados, sino también de la concentración utilizada, la toxicidad y la persistencia en el medio.
De los tres establecimientos, E2 mostró el menor valor de CIAc. Esto se debe fundamentalmente a la baja cantidad de fitosanitarios utilizados. Debe destacarse que, este productor es el menos capitalizado de los tres. Sobre esto último, Ferro (2017) observó, luego de analizar a productores hortícolas mendocinos, que los modelos socioproductivos no capitalizados resultaron de menor impacto. Sin embargo, debe mencionarse que la calidad estética de las plantas en este establecimiento fue inferior que en los otros dos.
Es importante puntualizar que en ninguno de los establecimientos la aplicación de los agroquímicos siguió un criterio racional objetivo; cada productor aplicó según su propia percepción de lo requerido por el cultivo. Esto lo podemos observar, por ejemplo, al comparar el uso de un mismo compuesto (deltametrina) por parte de los productores de los E1 y E2. Ambos trabajan bajo un mismo criterio de manejo de plagas de tipo curativo. Si bien ambos utilizaron el mismo porcentaje de deltametrina, el E1 utilizó una dosis 45 % mayor y lo aplicó cinco veces más que el E2. Como resultado, el impacto ambiental de este producto a campo fue casi diez veces superior en el E1 que en el E2. La ausencia de control en la gestión de fitosanitarios deja a criterio del productor el modo de uso de estos productos, con el consecuente efecto negativo en el ambiente.
Respecto al tipo de fitosanitario, los fungicidas/ bactericidas fueron responsables del mayor aporte al valor final del CIAc total en los tres establecimientos, debido a su mayor uso. El porcentaje de contribución fue de 60, 79 y 83 % para E1, E2 y E3, respectivamente (Tabla 6). Esto mismo se observó en el estudio realizado por Vargas (2014) en invernáculos con producción de Gerbera jamesonii y también, en un trabajo realizado por Schreinemachers et al. (2011) con cultivos hortiflorícolas, en donde los fungicidas tuvieron un mayor impacto ambiental que los insecticidas. En otro estudio realizado por Gaona et al. (2017), en una escala mayor para cultivos de papa y trigo de la cuenca de Arroyo Dulce en la provincia de Santa Fe, se observó que el impacto ambiental provocado por el uso de fungicidas fue mayor que el de los insecticidas debido a que fueron utilizados con mayor frecuencia. Del mismo modo, los fitosanitarios clase III y IV, pese a ser menos nocivos, contribuyeron en mayor proporción al valor final de CIAc total (62 %, 83 % y 91 % en el E1, E3 y E2, respectivamente) debido a su frecuencia de uso. Esto también se observó en un estudio realizado por Schreinemachers et al. (2011), en donde la mayoría de los plaguicidas utilizados en los cultivos intensivos (Rosa, Chrysanthemum, Lycopersicon esculentum, Lactuca sativa) pertenecían a las clases menos peligrosas (Clase III y IV) aunque estos representaban un 59 % del valor final de CIAc.
Tabla 4: Cálculo del Coeficiente de Impacto Ambiental a campo (CIAc) de los ingredientes activos (IA) de los fitosanitarios utilizados en el establecimiento N° 2.
Tabla 5: Cálculo del Coeficiente de Impacto Ambiental a campo (ClAc) de los ingredientes activos (IA) de los fitosanitarios utilizados en el establecimiento N° 3.
Independientemente de la variabilidad que puede observarse entre establecimientos, el cálculo de CIAc proporciona la posibilidad de cuantificar el riesgo relativo del uso de plaguicidas. Sobre esta base, aquellos con mayor valor de CIAc total podrían reducir los impactos implementando programas de manejo de fitosanitarios que incluyan la reducción del número de aplicaciones, el ajuste de las dosis, la utilización de compuestos de menor toxicidad y persistencia como así también, la incorporación de técnicas de control como el cultural y biológico.
Finalmente, la gran cantidad de aplicaciones y productos fitosanitarios usados en las producciones ornamentales se debe por lo menos, a tres factores: en primer lugar, al tratarse de un producto no comestible, no existen restricciones su uso; segundo, escaso control gubernamental sobre la venta y posterior uso de agroquímicos y, en tercer lugar, este tipo de producción se caracteriza por una mínima tolerancia a plagas y enfermedades para evitar daños que afecten el valor ornamental. Esto lleva a que, pese a ser una actividad con poca superficie, la modalidad de producción prevaleciente utilice numerosos fitosanitarios y de gran peligrosidad (Informe del Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de La Plata, 2015).
Tabla 6: Valores de ClAc total de insecticidas/acaricidas y ClAc de fungicidas/bactericidas.
CONCLUSIONES
Se observó una tendencia a un mayor uso de fungicidas/bactericidas respecto de insecticidas/ acaricidas, lo que estaría reflejando un mayor problema de enfermedades que de plagas de artrópodos en este tipo de producciones. En cuanto a la clase de fitosanitario, los productores utilizaron en mayor proporción los de menor peligrosidad (Clases III y IV). Existe variabilidad en el impacto ambiental provocado por el plan de manejo de fitosanitarios debido principalmente a las diferencias en las dosis y el número de aplicaciones. Los valores de CIAc del presente trabajo son los primeros calculados para este tipo de producción en la Argentina en general, y en el partido de Moreno en particular. En este sentido, pueden ser considerados como una línea de base para futuras investigaciones vinculadas al impacto ambiental en producciones florícolas/ornamentales. Asimismo, es necesario ampliar este estudio a más productores a fin de tener un panorama más preciso que contribuya al establecimiento de políticas públicas sobre el uso adecuado de agroquímicos, contemplando su impacto ambiental y social.
Fecha de recepción: 16/04/2023
fecha de aceptación: 07/03/2024.
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