COMUNICACIÓN
Efecto del porcentaje de pildorado sobre la implantación y productividad de alfalfa (Medicago sativa L.)
Odorizzi, A.S.; V. Arolfo, D.H. Basigalup y S. Solá
A.S odorizzi, V. Arolfo y D.H. Basigalup. INTA – EEA Manfredi. Mejoramiento Genético de Alfalfa. Ruta Nac. Nº 9 km. 636, 5988, Manfredi, Córdoba, Argentina. Tel: (54) 3572-493053, fax: (54) 3572-49306. S. Solá. Rizobacter. Jefe de investigación y calidad de semillas. avda. Dr. Arturo Frondizi nº 1150, Parque Industrial - C.P. B2702HDa, Pergamino (Bs.As.), Argentina. correspondencia a: odorizzi.ariel@inta.gob.ar
RESUMEN
El pildorado consiste en revestir a la semilla de alfalfa con una mezcla de rizobios, un fungicida o un insecticida, carbonato de calcio y un aglutinante. El objetivo fue comparar porcentajes de pildorado (10%, 20%, 30%, 50% y 75%) y semilla desnuda, con respecto a la densidad de plantas establecidas y la producción forrajera. Se implantó un ensayo con tres repeticiones en otoño de 2013 con una densidad fija (10 kg por ha), y se analizó el número de plantas por m2 a diferentes días de la siembra, y al finalizar la primera temporada y la producción forrajera. Hasta los 17 y 29 días las plantas por m2 fueron superiores en los dos tratamientos con semilla desnuda. A partir de los 46 días, los tratamientos con menor porcentaje de pildorado se ubicaron entre los mayores valores de plantas por m2. Los niveles altos de pildorado (30, 50 y 75%) presentaron la menor cantidad de plantas por m2. Las mayores producciones de forraje se obtuvieron con bajos porcentajes de pildorado y con semilla desnuda. Las semillas con 75% de pildorado tuvieron el menor rendimiento acumulado de forraje y uno de los menores valores de número de plantas por m2 al final de la temporada.
Palabras clave: Rizobios; Leguminosas; Peleteado.
Effect of seed coating percentage on alfalfa (Medicago sativa L.) Implantation and forage yield.
SUMMARY
Alfalfa seed coating consists of coating the seed with a mixture of rhizobia, a fungicide or an insecticide, calcium carbonate and a binding substance. The aim of the study was to compare seed coat percentages (10%, 20%, 30%, 50% and 75%) and naked seed in relation to established plants and forage yield. Following a design with 3 reps, a trial was established in 2013 at 10 kg per ha in which the number of plants per m2 was studied by counting at different days of sowing and at the end of the first season and forage yield. Up to 17 and 29 days after sowing the number of plants per m2 was higher in the two naked seed treatments. After 46 days of sowing, the treatments with the lowest seed coating percentage showed the highest numbers of plants per m2. High seed coating percentages (30%, 50% and 75%) had the lowest number of plants per m2. The highest forage yields were obtained with low seed coating percentages and naked seed treatments. By contrast, seeds with 75% coating treatment exhibited the lowest accumulated forage yield and one of the lowest values of number of plants per m2 at the end of the season.
Key words: Rhizobia; Leguminous, Pelleting.
Fecha de recepción: 07/09/2016;
fecha de aceptación: 19/05/2017
INTRODUCCIÓN
El pildorado de la alfalfa (Medicago sativa L.),
también conocido como peleteado o peletizado, es
una técnica que consiste en revestir a la semilla
con una mezcla de rizobios (Sinorhizobium meliloti), un fungicida y/o un insecticida, una cubierta de
carbonato de calcio (material inerte) y una sustancia aglutinante que mantiene unida la mezcla y le
da consistencia (Heritage Seeds, 2016).
Originalmente, el pildorado de semillas se propuso como una alternativa para incrementar la disponibilidad de rizobios y mejorar así la nodulación
en las raíces de las plantas (Talley, 2010). El Natural Resources Conservation Service (NRCS, 2010)
señala que el peletizado favorece significativamente la supervivencia de los rizobios, a punto tal que
se registraron valores de 300 bacterias por semilla
al cabo de 12 meses de almacenamiento en condiciones adecuadas. Si las condiciones de almacenado no son apropiadas (alta humedad y temperatura elevada), los rizobios y las semillas pierden viabilidad en forma significativa aun estando
peletizadas. En consecuencia, es muy importante
mantener la semilla pildorada en lugares frescos y
secos. En caso de duda sobre la viabilidad de los
rizobios, se aconseja añadir inoculante fresco a las
semillas (Murphy et al., 1984).
En aquellos casos en que la siembra y la aplicación de fertilizantes se hagan en un solo paso,
el pildorado de las semillas puede proteger a los
rizobios contra el daño que pueden causarles los
fertilizantes granulados (Leep et al., 2012).
Por otra parte, el agregado de fungicidas proporciona protección a la plántula contra enfermedades de hongos de suelo, principalmente damping off, causada por Pythium spp. y/o Phytophtora megasperma f. sp. medicaginis. Este efecto es particularmente útil cuando las condiciones
ambientales (alta humedad y temperaturas moderadas a bajas) favorecen el ataque de esos patógenos a las plántulas. El agregado de insecticidas
otorga protección temporaria contra insectos de
suelo, pulgones y trips, plagas que pueden ocasionar severos daños en las etapas de emergencia
e implantación del cultivo (Aragón & Inwinkelried,
2007).
Otro efecto beneficioso del peleteado es que el
revestimiento de carbonato de calcio afecta el pH
alrededor de la semilla; de esta manera contrarresta la acidez propia que pudiera tener el suelo o la
causada por el fertilizante cuando se aplica simultáneamente en la siembra (Heritage Seeds, 2016).
Según Talley (2012), el pildorado debe centrarse en maximizar el número de plantas sanas establecidas por cada kilogramo de semilla sembrado.
Esto va en consonancia con lo señalado por Twidwell & Gallenberg (2002), quienes establecieron
que el peletizado tiene por objeto aumentar la densidad de plantas en comparación con la de semillas no peletizadas, a través de una tasa más alta
de supervivencia de plántulas. En este contexto,
si se usara semilla peletizada, se necesitarían menos semillas por m2 para establecer una adecuada
densidad de plantas en la pastura que con la siembra de semilla no peletizada. De acuerdo con Leep et al. (2012), para obtener un número determinado
de plantas establecidas en la pastura el peletizado
permitiría utilizar hasta un 33% menos de semilla que la siembra de semilla no peletizada.
Respecto de la semilla desnuda, el pildorado
aumenta el peso de la semilla en un porcentaje
variable según la cantidad de material inerte que
se utilice. Algunas recomendaciones indican como
deseable un incremento de peso de hasta un tercio
del peso de la semilla no recubierta (Leep et al.,
2012). Por ello, con la semilla peletizada, se debe
prestar atención a la densidad real de siembra que
se está generando, dado que el número inicial de
plantas por unidad de superficie se relaciona directamente con la cantidad de semilla sembrada.
Desde hace varios años, casi la totalidad de la
semilla de alfalfa que se comercializa en Argentina
está peleteada (Basigalup & Rossanigo, 2007). Sin
embargo, los beneficios de esta técnica pueden
verse neutralizados, e incluso eliminados, por un
incremento excesivo en el peso del pildorado, lo
que equivaldría a sembrar menor cantidad de semillas afectando significativamente la población de
plantas del alfalfar. Esto es particularmente importante porque el productor usualmente no corrige
la densidad de siembra en función del pildorado,
sino que tiende a utilizar una cantidad fija de kg por
ha, independientemente del tratamiento que tenga
la semilla. Además, dado que algunas empresas
semilleras incrementan el peso por peleteo por
encima del 50%, la cantidad real de semillas por
unidad de superficie podría ser mucho menor a la
recomendada.
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto
de la cantidad de pildorado agregado en semillas
de alfalfa sobre la cantidad efectiva de semilla
sembrada, la densidad de plantas establecidas y
la producción de forraje de un alfalfar sembrado
a una densidad de siembra fija (kg por ha sembrados, ya sea que se siembre semilla pildorada o
semilla desnuda).
MATERIALES Y MÉTODOS
Las evaluaciones planteadas en este trabajo se
desarrollaron en el campo experimental y en los
laboratorios de la Estación Experimental Agropecuaria (E.E.A.) del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) Manfredi, ubicada a los 31º 49’ 12” S, 63º 46’ 00” O y 292 m.s.n.m. durante las
temporadas productivas 2013/2014 y 2014/2015.
El clima de la EEA Manfredi se caracteriza por ser
templado, con una precipitación media anual de
760 mm, distribuidos según un régimen de tipo
monzónico. El suelo está clasificado como Haplustol éntico (Serie Oncativo), profundo, bien drenado,
desarrollado sobre materiales loéssicos de textura
franco-limosa que ocupan las lomas casi planas y muy extendidas. La secuencia de horizontes encontrada comúnmente es A, AC y Ck; los dos primeros presentan estructuras de bloques subangulares, y el tercero presenta estructura masiva (INTA– SMAGyRR, 1987).
El ensayo fue sembrado en marzo de 2013, con
una densidad fija (tanto de semilla viable desnuda
como semilla viable + diferentes porcentajes de
pildorado) de 10 kg por ha. Siguiendo un diseño
en bloques completos aleatorizados (BCA) con
tres replicaciones y parcelas de 1 x 5 m. Se compararon siete tratamientos (T): T1 = 10% pildorado;
T2 = 20% pildorado; T3 = 30% pildorado; T4 = 50%
pildorado; T5 = 75% pildorado; T6 = semilla desnuda tratada con fungicida e insecticida y T7 (control)
= semilla desnuda.
Los tratamientos de peletizado estuvieron conformados por: fungicida + insecticida + rizobios +
cantidades variables de material inerte. El fungicida sistémico, diseñado para ser aplicado a las
semillas fue Apron Gold® cuyo ingrediente activo
es el metalaxil-M, perteneciente a la clase química
de las fenilamidas. El insecticida de amplio espectro y acción residual, con actividad sistémica radicular utilizado fue Cruiser 60® cuyo ingrediente
activo es el tiametoxam. Los tratamientos de pildorado incluyeron la inoculación con S. meliloti cepa
B399. Mediante carbonato de calcio como material
inerte se llegó al porcentaje estipulado en cada
tratamiento de pildorado. El pildorado no afectó el poder germinativo de las semillas. El poder
germinativo, tanto al principio como después del
pildorado fue en promedio del 93% lo que indicaría
que los tratamientos se hicieron de acuerdo a los
parámetros de calidad industrial definidos como
adecuados.
Para evaluar el efecto de los tratamientos de
pildorado sobre las semillas y sobre la densidad
de plantas establecidas, se realizaron las siguientes determinaciones: a) peso de 1000 semillas
(P1000), de acuerdo a las normas definidas por
la International Seed Testing Association (ISTA,
2007), antes y después de los tratamientos (T1 a
T6); b) porcentaje de material inerte de las 1000
semillas para los tratamientos 1 a 6; c) evolución
del número de plantas por m2 mediante el uso de
un aro de ¼ m2 colocado en una estación fija y representativa de cada parcela y efectuando conteos a los 17 (C1), 29 (C2), 46 (C3) y 204 (C4) días
de la siembra y a la finalización (C5) de la primera
temporada de evaluación. Para el cálculo del porcentaje de material inerte en cada tratamiento, primero se pesaron 1000 semillas pildoradas (PSP);
luego se lavó con agua todo el recubrimiento, se
secaron en estufa a 60 °C hasta peso constante
con el fin de secar superficialmente y se pesaron las 1000 semillas desnudas (PSD). La estimación
se realizó mediante la fórmula:
Procentaje de material inerte (%) = (PSP – PSD / PSP) x 100
Las determinaciones de producción de forraje
se realizaron mediante cortes al 10% de floración o
cuando los rebrotes alcanzaron los 5 cm de altura
desde la corona. Se cosechó mediante maquinaria
autopropulsada de corte y se pesó todo el forraje
de cada parcela obtenido con cortes a una altura
de 5 cm. La producción anual acumulada (Racum)
de cada tratamiento se expresó como la suma de
los cortes en kg de materia seca por hectárea por
temporada (kg MS ha-1 temporada-1). Se realizaron seis cortes durante la temporada 2013/2014
(08/10/2013, 14/11/2013, 11/12/2013, 09/01/2014,
13/02/2014 y 02/04/2014) y cinco cortes durante
la temporada 2014/2015 (10/10/2014, 04/11/2014,
05/12/2014, 05/01/2015 y 06/02/2015). Las determinaciones del porcentaje de materia seca parcial
(% MS) en cada corte se hicieron sobre muestras
compuestas de 200 g por parcela, pesadas en húmedo, secadas en estufa a 60 ºC hasta peso constante y vueltas a pesar.
Todos los datos se analizaron estadísticamente con el software Infostat (Balzarini y Di Rienzo,
2011). Se realizó un análisis de la varianza para
cada una de las variables estimadas y las medias
se contrastaron mediante la prueba de comparaciones múltiples (p<0,05) DGC (Di Rienzo et al.,
2002).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Peso de 1000 semillas
El análisis de varianza permitió detectar diferencias (p<0,05) entre los tratamientos para el P1000. La Figura 1 muestra el resultado de la prueba de comparaciones múltiples DGC entre las medias de los tratamientos. El P1000 se incrementó (p<0,05) en relación directa con el aumento del porcentaje de pildorado, mientras que los tratamientos control (6 y 7), sin recubierta de material inerte, exhibieron los valores más bajos.
Figura 1. Comparaciones múltiples de medias de peso de 1000
semillas entre semillas desnudas (T6= semilla desnuda tratada
con fungicida e insecticida y T7= semilla desnuda) y con porcentaje creciente de pildorado (T1= 10% pildorado; T2= 20% pildorado; T3= 30% pildorado; T4= 50% pildorado; T5= 75% pildorado).
Trat= tratamientos. Test: DGC Alfa=0,05. Medias con la misma
letra no son significativamente diferentes (p<0,05).
Porcentaje de material inerte
En la Figura 2 se observa el resultado de la prueba de comparaciones múltiples DGC entre las medias de los tratamientos. El porcentaje de material inerte se incrementó (p<0,05) en relación directa con el incremento del pildorado, con la excepción de los tratamientos 6 y 7 (no pildorados). Es interesante destacar que el tratamiento 5 registró un incremento del porcentaje de material inerte (110%) por encima del valor del pildorado (75%).
Figura 2. Comparaciones múltiples del porcentaje de inerte entre
semillas desnudas (T6= semilla desnuda tratada con fungicida
e insecticida y T7= semilla desnuda) y con porcentaje creciente
de pildorado (T1= 10% pildorado; T2= 20% pildorado; T3= 30%
pildorado; T4= 50% pildorado; T5= 75% pildorado). Trat= tratamientos. Test: DGC Alfa=0,05. Medias con la misma letra no son
significativamente diferentes (p<0,05).
Densidad de plantas
La evolución del número de plantas por m2 a lo largo de las fechas de conteo se presenta en la Figura 3.
Figura 3. Evolución del número de plantas por m2 para los tratamientos de semilla T1= 10% pildorado, T2= 20% pildorado, T3= 30%
pildorado, T4= 50% pildorado, T5= 75% pildorado, T6= semilla desnuda tratada con fungicida e insecticida y T7= semilla desnuda a
lo largo de la primera temporada de evaluación (2013/14). Referencias: conteos a los 17 (C1), 29 (C2), 46 (C3) y 204 (C4) días de la
siembra y a la finalización (C5) de la primera temporada de evaluación.
Los dos tratamientos de semilla desnuda presentaron mayor cantidad de plantas establecidas
que los tratamientos pildorados, aunque las diferencias no fueron significativas en los dos primeros
muestreos a los 17 y 29 días de la siembra (Figura 3). Esto se atribuye a que a igual densidad de
siembra (kg semilla desnuda o semilla + semilla
con pildorado por ha) la cantidad efectiva de semillas depositadas por unidad de superficie fue mayor en los tratamientos sin pildorado que en aquellos con pildorado. A partir de los 46 días y con el
cultivo ya establecido (204 días de la siembra) el
tratamiento con 75% de pildorado presentó un número de plantas por m2 significativamente menor
con respecto a los tratamientos restantes. Al final
de la primera temporada productiva, el tratamiento
1 (10% de pildorado), 2 (20% de pildorado) y 6 (semilla desnuda tratada con fungicida e insecticida)
alcanzaron los mayores números de plantas por
m2, sin diferir significativamente entre ellos aunque
el tratamiento 1 mostró un valor numéricamente
superior a los tratamientos 2 y 6 (Figura 3). Los
tratamientos con semilla desnuda y los restantes tratamientos se ubicaron con valores intermedios
o menores en cantidad de plantas por m2 sin diferencias estadísticamente significativas en ellos.
Es interesante señalar que el tratamiento 6 ofreció siempre valores más altos de densidad de plantas
que el tratamiento con semilla desnuda o control
(T7). Esto podría indicar un efecto beneficioso de
los tratamientos con fungicida e insecticida que
pudieron disminuir el daño provocado por insectos
y/u hongos de suelo durante el establecimiento de
las plantas. Una situación similar fue informada por
Twidwell & Gallenberg (2002), quienes en un ensayo donde compararon tres tratamientos (semilla
desnuda, semilla desnuda tratada con fungicida
y semilla pildorada al 33%) sembrados con una
densidad fija de 15 kg por ha, determinaron que
la semilla tratada sólo con fungicida proporcionó la
mayor densidad de plantas, en tanto que el tratamiento con semilla desnuda registró el menor valor.
De todos modos, esas diferencias en densidad de plantas no se reflejaron en los rendimientos de forraje, que no exhibieron diferencias significativas
entre tratamientos. Por el contrario, Shewmaker et al. (2002) compararon la producción de forraje de tres variedades de alfalfa sembradas con
semillas desnudas pre-inoculadas con rizobios y
semillas pildoradas (33% de incremento con yeso
como material inerte + rizobios + molibdeno) y a
una densidad fija de 16 kg por ha y detectaron
diferencias significativas en la producción de MS.
Independientemente de la variedad, la semilla peleteada proporciona los mayores rendimientos de
forraje cuando se la compara con tratamientos preinoculados.
En el presente trabajo, los niveles altos de pildorado (30, 50 y 75%) arrojaron las menores cantidades de plantas por m2, tanto después del primer
corte como al final de la primera temporada, aunque las diferencias con los restantes tratamientos
fueron significativas a los 46, 204 días y al final de
la primera temporada evaluada. En el caso del tratamiento 5, que tuvo un 75% de pildorado y esto
significó un incremento de peso de la semilla del
orden del 110% (Figura 2), se advierte que al haberse sembrado 10 kg por ha de semilla peleteada
se depositaron en realidad 4,7 kg de semilla desnuda, valor que se encuentra muy por debajo del
recomendado para lograr un buen stand de plantas. La densidad de siembra recomendada para
un cultivo de alfalfa puro es de 10 a 12 kg por ha
de semilla desnuda (teniendo en cuenta un poder
germinativo del 95% y una pureza del 99% que daría un valor cultural de 94,05% y el peso de 1000
semillas de 2,5 gramos) lo que equivale a depositar entre 370 y 450 semillas por m2. No obstante,
cuando se utiliza semilla pildorada sin ajustar la
densidad de siembra, la pastura podría tener una
cantidad inicial de plantas inferior a la recomendada (Duarte, 2007; Romero, 2008). La densidad de
plantas necesaria para obtener altos rendimientos,
es de aproximadamente 200 plantas por m2 en el
año de establecimiento, cifra que suele disminuir
entre el segundo y tercer año a 100 plantas por m2 (Parga, 1994).
Producción forrajera
Las medias de producción acumulada de forraje (kg MS ha-1) por temporada (seis cortes en 2013/2014 y cinco cortes en 2014/2015) y la producción acumulada total (ambas temporadas) para cada tratamiento, se resumen en la Tabla 1.
Tabla 1. Producción acumulada de forraje en la primera temporada (2013/2014), segunda temporada (2014/2015) y acumulada
total para cada tratamiento, pildorado (1 a 5), semilla desnuda
curada (6) y testigo (7).
El análisis estadístico detectó diferencias significativas (p<0,05) entre tratamientos cuando se
comparó la producción forrajera acumulada de
ambas temporadas (2013/2015). Los tratamientos
con menor pildorado (1 y 2) y aquellos tratamientos
con semilla desnuda (6 y 7) fueron númericamente los de mayor producción forrajera, aunque no
diferentes estadísticamente, para cada una de las
temporadas de muestreo; el tratamiento 5 (75% de
pildorado) fue el que exhibió los menores (p<0,05)
promedios de rendimiento acumulado de forraje y
uno de los menores conteos de plantas m-2 al final
de la temporada. En general, el ordenamiento de
los tratamientos en función del rendimiento de forraje guarda relación con la densidad de plantas
de las parcelas (Figura 3).
Los valores de la primera temporada son los esperables para el comportamiento productivo de la
alfalfa en la región. Por el contrario, los inusualmente bajos valores alcanzados durante la segunda
temporada se relacionan con la deficiencia hídrica
registrada en 2014/2015 y los suelos manchoneados con distinta capacidad de retención de agua
(Arolfo & Odorizzi, 2014).
De todo lo anterior, se infiere que el pildorado de
alfalfa –cuando se efectúa adecuadamente– puede ser una práctica que mejore la implantación del
cultivo y redunde en mayor producción forrajera.
Sin embargo, cuando los porcentajes de incremento de peso de sustancias (material inerte) agregadas a la semilla son excesivos, puede tener efectos perjudiciales. Se advierte que –atentos a que la
casi totalidad de semilla comercial se ofrece peleteada– las densidades de siembra recomendadas
en Argentina (8-12 kg de semilla desnuda por ha)
podrían ser excesivamente bajas si no se ajustaran
los kilos a sembrar en función del porcentaje de incremento de peso de las semillas. Esto es particularmente importante cuando se utiliza semilla que
ha sido peleteada con agregado de inerte muy altos, como lo prueban en este trabajo los tratamientos 5 (75%), 4 (50%) y 3 (30%). En este contexto,
se sugiere enfáticamente a los productores ajustar
la densidad de siembra en función del porcentaje
de pildorado. Si este último dato no estuviere disponible en la bolsa de semilla peleteada, se recomienda aumentar la dosis de siembra.
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