LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL COMO AGENDA SOCIOURBANA. EXPERIENCIAS Y DESAFÍOS PARA (RE)PENSAR NUEVOS ABORDAJES
DIGITAL TRANSFORMATION AS A SOCIO-URBAN ISSUE. EXPERIENCES AND QUESTIONS FOR (RE)THINKING NEW APPROACHES
P. Sebastián Cortez Oviedo
Arquitecto. Doctor en Arquitectura con formación en antropología social (UNC). Su trabajo indaga en los procesos de Transformación Digital y sus dinámicas sociourbanas; experto en estudios sobre mediatización, plataformas y espacio público. Doctoral y Posdoctoral del CONICET (INVIHAB - IDH CONICET). Investigador Asociado del Núcleo de Inteligencia Artificial y Sociedad (IA+SIC – U-Chile). Investigador del Equipo I-Polis, Instituto Gino Germani (UBA). Profesor de grado y posgrado FAUD-UNC. pcortezoviedo@unc.edu.ar
Susana Finquelievich
Arquitecta (Universidad Nacional de Rosario, Argentina), Master en Urbanismo (Universidad París VIII, Francia), Doctora en Ciencias Sociales (École des Hautes Études en Sciences Sociales, París). Investigadora Principal del CONICET. Co-directora del Programa de Investigación en Sociedades de la Información, Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Directora del Equipo I-Polis. sfinquel@gmail.com
Lionel Brossi
Profesor Asociado y Director de Relaciones Internacionales en la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile (FCEI), donde co-lidera el Núcleo de Inteligencia Artificial y Sociedad (IA+SIC). Además, es Investigador Asociado del Berkman Klein Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard y miembro del Núcleo Milenio para la mejora de la salud mental de adolescentes y jóvenes (IMHAY). lionel.brossi@uchile.cl
¿Por qué un Dossier sobre Transformación Digital Sociourbana?
Los estudios sobre lo que actualmente conocemos como Transformación Digital son amplios y diversos, desarrollándose durante tres décadas con enfoques y complejidades variables según el avance técnico de lo digital y sus tecnologías. En el ámbito local de los Estudios Urbanos y la Arquitectura, sigue siendo en ciertos aspectos un tema poco explorado, configurando un debate epistémico vigente en torno a categorías operativas como ciudad, territorio y habitar. La publicación del primer Dossier dedicado a esta temática en una revista especializada de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (UNC) representa un hito prometedor, que vislumbra la relevancia de discutir nuevas agendas sociourbanas.
En perspectiva, el libro Metápolis (Gausa et al., 2002) constituyó un primer antecedente disciplinar relevante sobre el tema, que exploró preguntas sobre de qué manera la Arquitectura y los Estudios Urbanos incorporan los cambios de la entonces llamada “sociedad de la información”. En esta obra, Vicente Guallart anticipa que existe “una nueva realidad en que las tecnologías de información fomentan una forma de habitar un mundo en red, en la que la arquitectura y las ciudades deben ser pensadas de una nueva manera.” (2002, p. 11); y remarca ―con relación al sentido disciplinar― en la necesidad de interpretar las “realidades inteligentes” emergentes de la interacción entre personas, objetos y espacios, “desde los bits hasta la geografía”. Dos décadas después, nos encontramos resolviendo aún estas preguntas, debatiéndonos entre alcances disciplinares y zonas grises del conocimiento, entre la aceleración y las tecnologías disruptivas que configuran el estadio actual de la Transformación Digital sociourbana.
A partir de la postpandemia y del salto tecnológico consolidado por la Inteligencia Artificial, existe un consenso amplio, tanto social como académico, sobre la necesidad de integrar la Transformación Digital como tema emergente; en Argentina, este enfoque ha sido adoptado por los sectores socioproductivo, estatal y académico. En cuanto a una definición, podemos resumir que la Transformación Digital Sociourbana (TDS) expresa un conjunto de acciones y procesos de base digital que generan impactos directos e indirectos en la ciudad, lo urbano, lo económico y lo sociocultural. Su dinámica principal radica en la plataformización, asociada con la economía digital, y operada mediante discursos, tecnologías y plataformas digitales que transforman los modos de vida cotidianos, como la experiencia directa del espacio urbano, las relaciones sociales y los procesos productivos y de servicios. Este fenómeno también (re)configura los conceptos de ciudad, territorio, espacio público, apropiación, inclusión y segregación urbana; además de impulsar nuevas formas de (con)vivencia en lo urbano, marcadas por expresiones políticas, identitarias y artísticas, que originan debates sobre gobernanza, producción y gestión del espacio. Es en estos procesos y dinámicas donde emergen problemáticas integrales como el derecho a la ciudad, la inclusión social y los desafíos ambientales.
Esta amplitud de temas y discusiones se expresan en los aportes de este Dossier, que buscó en su convocatoria dar cuenta de la necesaria transversalidad de la discusión, explorando experiencias y preguntas situadas por diversos contextos que deben leerse en función de tres marcos generales de aproximación:
La Transformación digital y lo urbano
En Ciudades para la gente, Jan Gehl plantea que la ciudad debe comprenderse en un orden secuencial: “primero la vida, después el espacio y por último los edificios” (2014, p. 198). La ciudad de la escala humana debería remitirse no sólo a su forma, sino a la experiencia del habitar y su vivencia. Las relaciones entre la TDS y lo urbano son estrechas, y nos remiten a las formas de ciudades y territorios que moldeó la técnica, como momento histórico. En Argentina, un sinnúmero de ciudades y hasta el propio Estado-nación se deben a la incidencia de tecnologías de la comunicación, como el ferrocarril o el telégrafo a comienzo del siglo XX; ¿por qué hoy sería diferente?
Siguiendo a Gehl, entender la vida, el espacio y luego los edificios nos sitúa en las personas, quienes dan sentido a lo urbano, pero, sobre todo, nos enfoca en un “entre” que las conecta, tanto en la vida como en el espacio y los edificios; un “entre” cuya habitabilidad se ve afectada hoy por las prácticas y procesos sociourbanos de la Transformación Digital. Diversos estudios académicos evidencian la influencia de las plataformas y tecnologías digitales, y coinciden en que tanto la plataformización como la economía digital (re)ensamblan los nodos centro-periferia, tanto urbanos como territoriales, generando así tres dinámicas emergentes que debiéramos observar:
A- Dinámica socioespacial: La convergencia tecnológica nos atraviesa desde la interacción con plataformas, entornos y tecnologías, donde las pantallas transforman la experiencia (directa) del espacio urbano, público y privado, dando lugar a nuevas formas de apropiación social y de relaciones interpersonales y productivas. La (con)vivencia de lo urbano no se define únicamente por los espacios físicos, sino también por los vínculos y relaciones que se tejen en un “nuevo” tipo de espacio: el de flujos. Estas dinámicas, menos visibles y materiales, influyen en la forma y estructura de la ciudad física, configurando una dimensión emergente de análisis para los estudios urbanos: los sistemas ciberfísicos.
B- Dinámica de producción e intercambio: Las ciudades se deben al intercambio y al comercio, desde los antiguos sembradíos que dieron lugar a poblaciones estables, los mercados medievales y las rutas comerciales, hasta el comercio electrónico y la economía globalizada, cada momento histórico devino en dinámicas territoriales y socioeconómicas que sustentaron una idea de ciudad; y, por ende, de sociedad. El declive de la ciudad histórica, en tanto relación sociedad-territorio, planteada por Borja y Castells (1998), se ve acrecentado por el impacto de la plataformización de servicios, del comercio, y de formas de relación social. Lo que antes era lejano en cuadras y kilómetros, lo es hoy cercano en bits; esta crisis de “la cercanía” redefine, por ejemplo, las dinámicas de centralidad y difusión urbana, otorgando así otras lógicas a lo central y lo periférico.
C- Dinámica epistémica: En el plano epistémico-conceptual, la transformación de lo urbano impulsa la necesidad, a veces imperativa, de adjetivar las ciudades: sostenibles, inclusivas, inteligentes, de 15 minutos... Esta sucesión de términos revela dos aspectos asociados con la Transformación Digital Sociourbana: (a) la ausencia de modelos teóricos o consensos macros que definan una forma integral o deseable de lo urbano ―lejos quedó el funcionalismo―; y (b) la fragmentación urbana producto de la ruptura proximidad-cercanía: trabajo remoto, nómades digitales, alquiler temporario, educación a distancia y vínculos sociales vía RRSS profundizan el declive de la ciudad histórica, superponiendo la ciudad física (sociedad-territorio) con dinámicas de la ciudad de datos (procesos político-económicos), generando conflictos en su administración y en sus políticas públicas.
La Transformación digital y las políticas públicas
La tecnologización de las ciudades (o, como decía Saskia Sassen, su contracara, la urbanización de las tecnologías) debe ser generada, planeada, normativizada, enmarcada, hasta pre-vista, en una serie de políticas públicas coordinadas por el Estado, y enriquecidas con la participación de otros actores sociales: el sector privado, la Academia y la sociedad civil.
Una política pública para la implementación de innovaciones tecnológicas en las ciudades se puede definir como una hoja de ruta, un plan nacional, regional o local para la inclusión ―por los gobiernos, instituciones, comunidades e individuos― de los beneficios derivados de las Sociedades del Conocimiento y para limitar sus impactos negativos. La política pública es una carretera, no un puerto. Se trata de un proceso, una construcción colaborativa, abierta y permanente. Para recorrer este camino, es necesario preverla, planificarla y construirla, de manera tal que sea transitable por todos los ciudadanos.
Una política pública es el conjunto de estrategias y acciones tomadas por el gobierno para dirigirse a un asunto público. El gobierno, ya sea nacional, provincial o local, desarrolla esta política pública en términos de leyes, regulaciones, decisiones y acciones. Las políticas públicas pueden ser definidas como los cursos de acción en los cuales los decisores gubernamentales trabajan en los temas definidos como "públicos" o "de interés general". En síntesis, las políticas públicas son conjuntos de metas, iniciativas, decisiones y acciones llevadas a cabo por un gobierno para resolver un problema o necesidad que los ciudadanos, o el mismo gobierno, consideran una prioridad en un momento dado. Se refiere a las filosofías y preocupaciones del gobierno, ya sea como legislación o como programas, que representan la responsabilidad gubernamental con respecto a un tema determinado.
Con el fin de formular una política pública para la integración de tecnologías en las ciudades, particularmente las derivadas de la TDS, es necesario que los gobiernos reconozcan plenamente que las tecnologías digitales y sus sucesivas innovaciones y consecuentes impactos sobre lo urbano son competencia de las políticas públicas. Si esa convicción no está presente, si no existe un verdadero compromiso por parte del Estado a nivel local, no es posible la formulación o ejecución de una política sólida. El ámbito jurisdiccional (nacional, provincial y /o local) tendrá que definir claramente las esferas políticas de las que comenzarán estos procesos o sus (re)formulaciones. Los objetivos de una política equilibrada e inclusiva para la tecnologización de las ciudades pueden ser agrupados en cuatro áreas:
D- Infraestructura de red: redes físicas y lógicas y sistemas para la prestación de datos, sonidos, imágenes, de manera que la disponibilidad de las redes modernas de comunicación, las tecnologías avanzadas de información y la participación de la industria estén aseguradas. Debe prestarse particular atención a la capacidad de las industrias locales y globales para implementar tecnologías avanzadas y equipos de suministro, así como el estado técnico de los servicios, su manutención, el cumplimiento de los requisitos de interoperabilidad, facilidad de uso y ciberseguridad.
E- Información de la estructura: la información y contenidos capaz de proporcionar nuevos servicios y contenido a través de las redes de comunicación. Un aspecto importante es la disponibilidad de puntos de conectividad públicos y la participación de todas las partes interesadas en el proceso de construcción de info-estructuras y la prestación de servicios y contenidos de alta calidad para el público en general.
F- Capacidades y habilidades: Es imprescindible incrementar la competencia de la población, en particular la fuerza de trabajo, en la apropiación y el uso efectivo de las tecnologías digitales. La alfabetización digital e informacional, la conciencia de las implicaciones de las tecnologías digitales, en particular las de la Transformación Digital, y sus beneficios y contrapartidas, son condiciones necesarias para el desarrollo y uso de las sucesivas innovaciones tecnológicas en la vida cotidiana en las ciudades, incluyendo movilidad, uso de los espacios públicos, salud, seguridad, trabajo e intercambios, hábitat y entretenimiento.
G- Negociaciones efectivas entre los gobiernos locales, las empresas proveedoras de tecnología, la academia y las organizaciones de la sociedad civil.
Es importante y necesario recordar que la tecnología es cambiante. Estas transformaciones se realizan a velocidades cada vez mayores. Saul Berman, consultor de IBM, expresa: “Los próximos 5 años serán más disruptivos que los últimos 15. Esto no es hacer negocios como siempre. Muchas de las tecnologías que irrumpieron hace tres años no funcionan actualmente”. Por lo tanto, es necesario que las políticas públicas no se enfoquen en una determinada tecnología o grupos de tecnologías, sino que abarquen el conjunto de las sucesivas revoluciones digitales, con pre-visión o visión prospectiva, y centradas en los ciudadanos.
La Transformación digital y el desafío ético
La Transformación Digital en los espacios urbanos promete, entre otras potenciales virtudes, optimizar procesos, fortalecer la participación ciudadana, optimizar la gestión urbana, contribuir a la sostenibilidad y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de las personas. Sin embargo, las persistentes brechas sociales, económicas y culturales en nuestra región y, en consecuencia, la desigual conectividad, alfabetización y acceso a tecnologías digitales, hacen que estos beneficios no se distribuyan de manera equitativa. En ese sentido, las brechas pueden profundizarse si no se consideran las necesidades específicas de las comunidades tradicionalmente vulnerables ―o vulneradas― y se garantiza un acceso inclusivo a las oportunidades que puede brindar el cambio tecnológico.
Es importante indagar sobre cuáles son los valores éticos embebidos en la idea de Transformación Digital y qué lógicas prioriza. Para que esta se materialice, es necesario la recopilación y utilización masiva de datos, en muchos casos, a partir de modelos algorítmicos que pueden no sólo reproducir, sino amplificar los sesgos y las desigualdades ya existentes. Si no se diseñan con criterios de transparencia, justicia y responsabilidad, estos modelos ―aunque prometen hacer más eficiente la toma de decisiones y la planificación y gestión urbana―, plantean desafíos éticos centrales relacionados con la seguridad, la protección de la privacidad, la propiedad de los datos y la transparencia y la rendición de cuentas frente a la automatización de procesos que pueden afectar la vida y la privacidad de las personas.
El planteamiento de Eric Sadin (2013), en el que como sociedades e individuos estamos delegando cada vez más nuestro poder decisional a los algoritmos, la tajante crítica al solucionismo tecnológico de Evgeny Morozov (2015), o la ética posthumana de Rosi Braidotti (2019), son en parte ―con sus diferencias― ecos contemporáneos de la crítica al determinismo tecnológico abordada por autores como Marshall McLuhan y Jacques Ellul, entre otros. Parte de estas reflexiones críticas se ven materializadas cuando la innovación tecnológica no incorpora valores éticos, de equidad, de pluralismo, de inclusión y de justicia social desde su diseño.
No obstante, como se plantea en algunos de los artículos de este dossier, la TDS ofrece un horizonte de posibilidades. Si las tecnologías se diseñan e implementan con una mirada ética y están centradas en el ser humano y sus derechos, considerando la pluralidad de contextos y evitando o reduciendo al máximo los posibles daños que puedan ocasionar; potenciando sus beneficios, la Transformación Digital Sociourbana puede convertirse en un potente instrumento que promueva la equidad y desarrollo tanto en lo urbano como en los territorios.
Acerca de los trabajos
A partir de estos debates de referencia se complementa la transversalidad de miradas de los nueve artículos del dossier, que presentan discusiones asociadas con la ciudad y lo productivo, las apropiaciones del espacio público urbano, la domesticidad, y las transformaciones ciudadanas y de la gobernanza urbana. Por la temática, los trabajos se inscriben en zonas grises del conocimiento académico, articulando aportes tanto de los Estudios Urbanos, del Urbanismo y la Arquitectura, como de los Estudios Socioculturales.
Como adelantamos, el comercio y la producción están vinculados a formas concretas de ciudad y territorio; la apertura de este número por los trabajos (1) Los centros tecnológicos en la difusión de tecnologías 4.0 en el territorio y (2) La plataformización como problema urbano, dan cuenta de esta discusión. El primero, de Luciana Guido y Regina Vidosa, explora la adopción de tecnologías 4.0 en pequeñas y medianas empresas (PyME) a partir de estudiar el rol de los Centros Tecnológicos (CT) como facilitadores de la promoción de tecnologías 4.0 en las PyME y en el rol del Estado. Presenta experiencias internacionales como el caso de Tecnalia y READI (España), y de la Red de CT de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Argentina (ADIMRA). El segundo trabajo, de Patricio Feldman, plantea la apertura de la discusión sobre la plataformización como aspecto temático relevante y comprometido como problemática urbana. Indaga acerca de las limitaciones y desafíos en la gobernanza y gestión de plataformas en la ciudad, aportando una sistematización de sus resultados que permiten referenciar el resto de los artículos. Ambos trabajos convergen en la importancia del rol del Estado y las políticas públicas urbanas activas con relación a las plataformas y tecnologías digitales, proponiendo desafíos y vectores a profundizar.
En un segundo grupo se ubican los artículos referidos al espacio público urbano: (3) Espacio público y visibilidad social, (4) Representaciones sociales sobre el espacio público en las propuestas ciudadanas de “Ba Elige” y (5) Usos e imaginarios en el proceso de resignificación social de los teléfonos públicos. El tercer trabajo, de Juan Pablo Rizzo y Agustín Rennella, nos propone repensar conceptos como espacio público, apropiación y visibilidad social en el centro de Córdoba, tomando como referencia la experiencia de Plaza España y su relación estética con la plataforma Instagram en 2024; emergen aquí nuevas lógicas y sentidos de la apropiación espacial y visual de la ciudad por parte de las juventudes y el rol de la corporalidad. En cuarto lugar, Leonela Infante expone sobre el caso de la App “Ba Elige” en la ciudad de Buenos Aires. Analiza aspectos vinculados con la construcción de un “sentido común” del espacio público en el marco del presupuesto participativo digital de CABA entre 2017 y 2019, tensionando los sentidos sociales de la espacialidad vecinal en contraposición con las formas “excluyentes e innovadoras” del Estado. Cierra este grupo el quinto artículo, de Paula Vera, quien nos presenta una singular experiencia en Rosario sobre la resignificación de ruinas tecnológicas en el espacio público urbano (2022-2023). Su análisis centrado en estas infraestructuras de finales del siglo XX, tomadas aquí como prótesis-cuerpo-territorio, dan cuenta de formas emergentes del patrimonio urbano de una ciudad y sus posibles variantes y resignificaciones. Estos tres trabajos dan cuenta de unos de los aspectos sensibles de la TDS vinculado al espacio urbano: la apropiación y los sentidos en juego del espacio público, en tanto acceso y apropiación, lo que tensiona enfoques disciplinares sobre la temática e incorpora nuevas discusiones y capas de análisis.
Juan Manuel Lozano de Poo con su trabajo (6) La interacción en el hogar digitalizado nos introduce a una discusión poco explorada: la relación de la TDS con el espacio privado y lo doméstico. Indaga en las permanencias del hogar digitalizado, explorando la producción y reproducción de nuevos patrones de interacción y modos de habitar el ámbito privado. Se aborda la proximidad y el aislamiento entre las personas producto de la digitalización, donde se exhiben cambios en la interacción y la domesticidad, supeditada a la alternancia e interacción entre lo físico-espacial y lo ciberfísico. Es un trabajo que nos propone un debate disciplinar relevante acerca del Tipo vivienda y su discusión programática en plena Transformación Digital.
Para finalizar, se presenta el grupo de artículos orientados a las transformaciones ciudadanas y de gobernanza: (7) Transformación digital en la gobernanza urbana, (8) Transformación de las ciudadanías digitales en américa latina, y (9) Redes socio digitales como medio de comunicación bidireccional entre gobierno y ciudadanía. El séptimo artículo, de Fernando Barona Garduño, lleva a cabo un análisis sistemático de la literatura sobre la Transformación Digital en la gobernanza urbana, empleando la metodología PRISMA. Se identifican desafíos, como la persistencia de la brecha digital y la ciberseguridad, así como oportunidades para incrementar la eficiencia y la transparencia en la administración pública. Wilmer López, en el octavo trabajo, nos presenta resultados de investigación sobre Ciudadanía digital en el marco de los proyectos de ciudades inteligentes de América Latina. El estudio abarca publicaciones oficiales y empresariales en tres países latinoamericanos (Argentina, México y Colombia) entre 2000 y 2020, constituyendo un antecedente histórico-procesual para la temática. Por último, Karina Soto y Rosa María Alonzo González, en el noveno escrito, exponen el caso del Gobierno del Estado de Nuevo León (GENL) (México) durante el mes de marzo del 2020 para discutir la relación entre Estado y ciudadanía en contextos de crisis, cuyos hallazgos se centran en la capacidad de las redes sociales como escenario para conectar y afianzar el vínculo gobierno-ciudadanía. Estos tres últimos trabajos dan cuenta de la capacidad de agencia de los discursos y tecnologías vinculados a la gobernanza, en tanto que ponen en sentido los imaginarios de modernización e inclusión, al tiempo que se constituyen en antecedentes bibliográficos, procesuales y empíricos.
Todos estos aportes conforman un corpus de referencia para debatir temas y agendas que, aunque no sean novedosas, resultan urgentes y necesarias. La Transformación Digital, en su dimensión sociourbana, es un proceso en constante cambio, difícilmente reversible, con un impacto creciente en lo urbano, la ciudad y las prácticas sociales y productivas. Es tiempo de abrir discusiones y nuevos abordajes, e integrar debates aparentemente distantes sobre cómo habitamos este entorno ubicuo, de materialidades efímeras, velocidades aceleradas y espacios físicos expandidos; el desafío ya está aquí.
Bibliografía
Borja, J. y Castells, M. (1998). Local y global: La gestión de las ciudades en la era de la información. Taurus.
Braidotti, R. (2019). El conocimiento posthumano. Gedisa.
Gausa, M; Guallart, V; Müller; Morales, J; Porras, F y Soriano, F. (2002). Metápolis: ciudad y tecnologías en la sociedad de la información. Actar.
Gehl, J. (2014). Ciudades para la gente. Infinito.
Morozov, E. (2015). La locura del solucionismo tecnológico. Katz Editores y Capital Intelectual.
Sadin, E. (2013). L’humanité augmentée. L’administration numérique du monde. Échappée.