LA PLATAFORMIZACIÓN COMO PROBLEMA URBANO: LIMITACIONES Y DESAFÍOS EN LA GOBERNANZA DE PLATAFORMAS

PLATFORMIZATION AS AN URBAN ISSUE: LIMITATIONS AND CHALLENGES IN PLATFORM GOVERNANCE

Patricio Feldman

IIGG-FSOC-UBA

patofeldman@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-7012-375X

Resumen

El avance de la economía de plataformas en las ciudades produce externalidades en los mercados y sectores en los que se inserta, favorece la transformación del espacio urbano y genera nuevos conflictos que se desprenden, en parte del uso cotidiano de las plataformas por parte de los civitas, y en parte, por la transformación de las plataformas en infraestructuras que conectan y desconectan lugares, sujetos, flujos y cuerpos. Este artículo profundiza el análisis particular de la plataformización entendida como un problema urbano. Las plataformas se valen de la densidad de población, la proximidad espacial y la economía de especialización presente en las ciudades. Además, aprovechan y usufructúan la infraestructura y equipamiento urbanos, se insertan en mercados urbanos y requieren de la disponibilidad de trabajadores calificados y no calificados para desplegar su operatoria.

El estudio de la plataformización desde una óptica urbana, requiere, por lo tanto, un abordaje de las problemáticas, limitaciones, y desafíos en la gobernanza urbana de plataformas como un tema nodal de los estudios urbanos en el segundo lustro del siglo XXI. Este trabajo propone algunas líneas para pensar los retos principales de la política urbana en la era de plataformas.   

Palabras clave: Ciudades; Plataformas; Gobernanza; Tecnologías digitales; Gestión urbana 

Abstract

The advance of the platform economy in cities produces externalities in the markets and sectors in which it is inserted, enhances the transformation of urban space and generates new conflicts that arise partly from the daily use of platforms by citizens, and partly from the transformation of platforms into infrastructures that connect and disconnect places, subjets, flows and bodies. This article deepens the particular analysis of platformization understood as an urban issue. Platforms take advantage of population density, spatial proximity and the economy of specialization present in cities. In addition, they take advantage of urban infrastructure and equipment, are inserted in urban markets and require the availability of skilled and unskilled workers to operate.

The study of platformization from an urban perspective, therefore, requires an approach to the issues, limitations, and challenges in the urban governance of platforms as a nodal topic of urban studies in the second half of the 21st century. This paper proposes some lines for understanding the main challenges of urban policy in the platform era. 

Keywords: Cities; Platforms; Governance; Digital Technologies; Urban Management

Fecha de recepción: 06 de septiembre de 2024

Fecha de aceptación: 13 de diciembre de 2024

 

1.   Introducción

Este artículo se inscribe dentro del proyecto de investigación “PIP 2021-2023. Transformaciones socio-urbanas generadas por la Economía de Plataformas en Argentina” que se plantea como objetivo principal analizar las transformaciones sociourbanas generadas por la economía de plataformas en dos ciudades de Argentina- La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la Ciudad de Córdoba- en el periodo 2016-2022. En el marco de los avances de investigación del proyecto mencionado, se publicó en abril del 2024, el libro “Plataformas digitales en la ciudad. Transformación y rediseño del espacio urbano y la vida cotidiana”.

El libro indagó ― a través de dos estudios de caso (CABA y la Ciudad de Córdoba) ― como las plataformas interactúan con las infraestructuras, los equipamientos urbanos y los entornos existentes, transformando el modo en que se gobierna y experimenta la ciudad a través de la tecnología. Asimismo, se analizó el modo en que los gobiernos locales intervienen sobre la economía de plataformas, a partir de una tipología de roles estatales y el modo en que estos fueron desplegados en cada caso. Por último, se presentaron los resultados de una encuesta realizada a usuarios de distintas plataformas, pertenecientes a las ciudades que forman parte del relevamiento, que arrojaron como resultado una serie de ideas-fuerza asociadas a la percepción ciudadana de los cambios urbanos que ilustra algunas contradicciones y complejidades en la gobernanza urbana de plataformas[1]. Este trabajo pretende continuar los avances esgrimidos en el libro y profundizar algunos interrogantes que fueron vertidos en él: ¿Cuál es la forma urbana predominante de la segunda oleada de desarrollo informacional? ¿Cuáles son algunos de los efectos sociourbanos del proceso de plataformización vigente? ¿En qué medida la plataformización constituye un problema urbano? ¿Cómo abordar desde la gestión urbana los efectos de la plataformización sobre las ciudades? ¿Qué nuevos desafíos se imponen en la gobernanza urbana de plataformas?

A partir del relevamiento de bibliografía que aborda la relación entre las ciudades y las plataformas y la identificación de líneas de investigación que exploran las problemáticas urbanas asociadas al avance de la economía de plataformas, el artículo se propone elaborar un análisis particular de la dimensión urbana de la plataformización y un acercamiento a los tipos de plataformas digitales presentes en las ciudades. Se pone especial énfasis en el análisis de las problemáticas, limitaciones, y desafíos en la gobernanza urbana de plataformas, entendida como un tema nodal de los estudios urbanos sobre transformación digital sociourbana en el segundo lustro del siglo XXI.

En un segundo plano, el artículo pretende describir las características principales de la ciudad de plataformas entendida como la forma urbana representativa de la segunda oleada de desarrollo informacional. Resulta cada vez más evidente que el avance de la economía de plataformas en las ciudades, produce externalidades en los mercados y sectores en los que se inserta, favorece la transformación del espacio urbano, y genera nuevos conflictos que se desprenden, en parte del uso cotidiano de las plataformas por parte de los civitas, y en parte, por la transformación de las plataformas en infraestructuras que conectan y desconectan lugares, sujetos, flujos y cuerpos.

 

Definir la plataformización

El Capitalismo Informacional (CI) o la llamada sociedad-red descrita por Castells (2001) a principios del siglo XXI, fue mutando hacia un Capitalismo de Plataformas (Srnicek, 2018) o Sociedad de Plataformas (Van Dijck et al, 2018). De acuerdo a Feldman y Girolimo (2021) se puede definir esta etapa como una segunda oleada de desarrollo informacional[2] dado que no se trata de una ruptura con el informacionalismo en tanto modo de desarrollo[3], sino una segunda fase en su evolución. Otros autores como Zukerfeld (2020) utilizan el término segunda etapa del CI en un sentido similar.

El término segunda oleada de desarrollo informacional hace alusión a los cambios estructurales que experimentó el Capitalismo Informacional (CI) a partir del segundo lustro del siglo XXI. Estos cambios incluyen la irrupción de las plataformas como empresa capitalista predominante y sus efectos sobre el mercado de trabajo y la socialidad en la red, un avance intensivo de la automatización sobre tareas cognitivas/intelectuales/creativas y una mayor integración de las tecnologías informacionales con las operacionales, lo que torna cada vez más porosas las fronteras entre lo biológico, físico, y digital (Feldman y Girolimo, 2021).

Para definir con mayor precisión de que hablamos cuando hablamos de plataformización, resulta necesario definir primero que entendemos por plataforma, dado que la plataformización representa el proceso vigente de  extensión y dominio de las plataformas digitales sobre lugares, mercados, cuerpos, subjetividades y diferentes esferas de la vida humana: ocio, trabajo, comunicación, movilidad, consumo y vínculos.  

Srnicek en Capitalismo de Plataformas (2018) fue de los primeros en ofrecer una definición de las plataformas. Según el autor, estas constituyen maquinarias de extracción y procesamiento de datos que proveen la infraestructura digital para la intermediación entre diferentes grupos de usuarios. Se trata de un poderoso y nuevo tipo de compañía, que se presentan como habilitadoras de un espacio para que usuarios interactúen, pero que en realidad encarnan una política, al moldear los mercados en los que intervienen.

Para Zukerfeld y Yansen (2022), las plataformas constituyen una combinación de tecnologías digitales y software- que se utilizan a través de una interfaz específica (una app o página web)- que intermedian entre dos o más grupos humanos. Las plataformas proveen el medio en el cual esa intermediación se lleva a adelante, y por ende, comandan el proceso. La intermediación supone el acceso a trabajo, bienes y vínculos (contactos y comunicación).

Van Dijck (2016) afirma que las plataformas pueden ser analizadas como constructos tecnoculturales y estructuras socioeconómicas. En tanto constructos tecnoculturales se componen de tecnologías que permiten codificar actividades y prácticas sociales en una arquitectura computacional, procesar datos mediante algoritmos y presentar resultados en interfaces amigables para los usuarios. Además, se componen de usuarios que interactúan de forma explícita y de contenidos creados por ellos. En tanto estructuras socioeconómicas se rigen por regímenes de propiedad, desarrollan estructuras de gobierno bajo la cual se gestiona la comunicación y el tráfico de datos, e impulsan diversos modelos de negocio en función de sus estrategias de monetización (Finquelievich et al, 2024). 

De acuerdo a Potocka-Sionek y Aloisi (2024) detrás de la infraestructura de intermediación opera una lógica algorítmica que comanda el funcionamiento de la plataforma. Por ejemplo, los sistemas algorítmicos distribuyen los pedidos a los repartidores de comida, delegan los viajes a los conductores, ofrecen información en los buscadores o redes sociales, e incluso recomiendan perfiles de usuarios de acuerdo con las características de estos en plataformas que intermedian distintos tipos de vínculos.

Cusumano, Gawer y Yoffie (2019), señalan que las plataformas generan y dependen en gran medida de efectos de red con una tendencia a conformar mercados monopólicos u oligopólicos. La plataforma que logra capturar la mayor cantidad de usuarios se queda con el mercado (winner takes all). Además, extender el alcance de la plataforma, luego de montar la infraestructura y capturar un número relevante de usuarios, tiene un costo marginal bajo, lo que contribuye a su expansión global.

Un punto central en el debate respecto a la gobernanza de plataformas que se desarrollará hacia el final del artículo, se vincula con la necesidad de diferenciar a las plataformas capitalistas que concentran la mayoría de los atributos mencionados anteriormente de aquellas que no tienen ánimo de lucro o se organizan de una manera alternativa a la hegemónica (Zukerfeld y Yansen, 2022; Cañigueral, 2019).   

 

Plataformas digitales en la ciudad: ¿plataformas urbanas?

Si bien cada entramado urbano tiene su propia especificidad, un ecosistema de plataformas propio que incluye plataformas globales con otras de origen local, existe ciertos tipos de plataformas sectoriales que suelen operar en la gran mayoría de los aglomerados urbanos del mundo[4] en sectores como turismo, movilidad, comercio, entre otros.

Algunas de estas plataformas se conectan de manera fluida con actividades y mercados de extrema relevancia para la economía urbana, que operan de manera directa sobre los servicios urbanos y comienzan a ser dominantes en la configuración del mercado de trabajo en la etapa actual del informacionalismo (Finquelievich et al, 2024).

En la siguiente tabla I, se introducen las principales plataformas de incidencia urbana que operan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) con algunos ejemplos concretos que permiten ilustrar el conjunto de plataformas a las que se hace referencia:

Tabla I. Plataformas digitales en CABA

Tipo de plataformas

Descripción

Ejemplos en CABA

Plataformas de movilidad

Refiere a las plataformas de transporte urbano en sus distintas modalidades (servicio de transporte de pasajeros, carpooling, micromovilidad, alquiler de autos, entre otros)

Carpoolear, Cuando Subo, Moovit, Uber, Cabify, Didi, Kinto, Keko, Bataxi, EcoBici

Plataformas de reparto

Incluye a las plataformas de delivery, tanto para reparto de alimentos como otros productos de mensajería

Rappi, Glovo, Pedidos Ya, UberEats

 

Plataformas de turismo

Comprende a las plataformas que intermedian respecto a los distintos servicios turísticos (alojamiento, visitas, paseos, guías interactivas, experiencias inmersivas, entre otros ejemplos)

Airbnb, Booking, Izi Travel, Couchsurfing

Plataformas de trabajo

Incluye tanto a las plataformas que intermedian en el trabajo de changas (trabajo doméstico, plomería, tareas de cuidado, entre otros) como a las plataformas de trabajo colaborativo (microtareas, freelance, basado en concursos, entre otros)

Workana, Iguanafix, Zolvers, Upwork, Freelancer, Fiverr

Plataformas de comercio

Agrupa a las plataformas que intermedian en la venta, compra, e intercambio de bienes físicos (marketplace, subasta, trueque, entre otros)

Mercado Libre, Tiendanube, Galpón de Ropa, Bepots, Me Sirve

Fuente: elaboración propia en base a Finquelievich et al (2024)

Este conjunto de plataformas se puede considerar urbanas por dos motivos principales. En primer lugar, porque las ciudades constituyen el espacio de locación en el que operan. En segundo lugar, porque el sector u actividad en el que se insertan responde, generalmente, a mercados constituidos en torno a la ciudad y sus interacciones. Es precisamente la naturaleza urbana de estas plataformas, lo que lleva a abordar la plataformización como un asunto nodal de gobernanza urbana.

 

La plataformización como problema urbano

El avance de la economía de plataformas sobre las ciudades puede ser analizado como un factor exógeno que condiciona la política urbana o como un problema esencialmente urbano. Lo segundo implica asumir que la plataformización incluye una serie de dimensiones de lo urbano que no solo favorecen o condicionan ese proceso, sino que, además, la ciudad constituye el espacio físico y social predilecto sobre el cual se desenvuelve.

La plataformización amerita ser analizada como fenómeno urbano por cuatro razones fundamentales. En primer lugar, las plataformas se valen de la densidad de población, la proximidad espacial y la economía de especialización presente en las ciudades. Las llamadas plataformas sectoriales se insertan en mercados específicos (transporte, consumo, entretenimiento, alojamiento y turismo, entre otros). Dichos mercados son más grandes, densos y profundos en las ciudades, lo que facilita atraer, incrustar y “emparejar” a usuarios dentro de los intercambios de las plataformas. Además, las ciudades hospedan varios segmentos de mano de obra, desde trabajadores poco cualificados hasta trabajadores de alta calificación, que resultan esenciales para el funcionamiento de las plataformas (Cuppini et al, 2022).

Un segundo punto refiere a como las plataformas digitales, una vez que operan dentro del territorio, usufructúan la propia infraestructura y equipamiento urbano. Las plataformas de movilidad y micromovilidad requieren de rutas, caminos, ciclovías, pavimento, iluminación, mantenimiento de veredas y calles, entre otras condiciones estructurales. Las plataformas de reparto y de consumo, requieren de espacios físicos de almacenamiento de productos, y también del ordenamiento del tráfico. A pesar de necesitar de las infraestructuras urbanas, las plataformas no suelen pagar por su uso, lo cual introduce un debate en torno a la distribución de los costos y beneficios de la plataformización.

En tercer lugar, los intercambios mediados por plataformas dependen de la piel digital de la ciudad y contribuyen a ella, incluidas sus infraestructuras o la difusión de tecnologías como los teléfonos inteligentes u otros dispositivos digitales (Rabari y Storper, 2014). La piel digital se refiere a la capa de información digital geolocalizada que nos informa sobre los espacios físicos y las relaciones sociales que allí se establecen. Una parte de esta información procede de fuentes convencionales, como sensores, cámaras, sistemas de información públicos o privados o medios de comunicación.

Por último, dado que las plataformas digitales, sobre todo aquellas que operan en un sector u actividad específica, intervienen en una variedad de mercados urbanos, generan fuertes externalidades en muchos de ellos. El proceso de turistificación[5] comprende una variedad de nuevas problemáticas como el incremento de los precios de vivienda y otros servicios urbanos, la cogestión vehicular y el incremento del tráfico en ciudades que no fueron planificadas para albergar tanta población, el desplazamiento de población de los centros históricos y perdida de patrimonio urbano propio de estas zonas de la ciudad por su transformación en centros turísticos, entre muchos otros ejemplos (Royo Naranjo, 2019). 

Al promover nuevos conflictos urbanos y retroalimentar tendencias previas como la gentrificación y/o privatización del espacio público, las plataformas ameritan ser abordadas como un problema de política urbana, y por lo tanto, un objeto de gobernanza urbana.

 

2.   De la ciudad informacional a la ciudad de plataformas

En el marco de la segunda oleada de desarrollo informacional, se establece una nueva forma urbana a la que se puede denominar como ciudad de plataformas. Se entiende por forma urbana la manifestación espacial de los cambios en la matriz socioeconómica y sociotécnica que transforma la sociedad. Castells (1995) utilizó el término ciudad informacional para representar el modo en que los cambios en la forma de organización de la sociedad- la interacción entre el modo de desarrollo informacional y la reestructuración del capitalismo a fines del siglo XX- se materializaron a nivel urbano. En este artículo, se considera que una segunda etapa del informacionalismo produce transformaciones profundas sobre las ciudades, generando un proceso de transición entre la ciudad informacional y una nueva manifestación urbana que se puede definir como ciudad de plataformas. A pesar de utilizar el término “forma”, el propio Castells (2001:476) aclaró: “(…) la ciudad informacional no es una forma, sino un proceso, caracterizado por el dominio estructural del espacio de los flujos (…)”.

Dado que se trata de una nueva forma urbana que acompaña los cambios en el propio informacionalismo, el espacio de flujos[6], que constituyó el eje central de la ciudad informacional, no solo continúa siendo predominante sino que avanza con mayor intensidad sobre el espacio de lugares[7] (Carrión y Cepeda, 2023). Sin embargo, ese espacio ya no remite principalmente a las redes digitales globales sino que ahora adopta un formato nuevo: las plataformas digitales. Estas constituyen el núcleo operativo, productivo y organizacional fundamental de esta etapa del CI.

La ciudad de plataformas presenta, por lo tanto, tres características específicas. En primer lugar, la expansión de las plataformas digitales sobre los mercados y actividades urbanas más relevantes produce una plataformización de la vida social urbana. Desde la movilidad, pasando por el consumo y las industrias culturales, hasta llegar al trabajo y los vínculos sociales, las plataformas despliegan funciones de mediación constantes, omnipresentes y determinantes en cada una de estas dimensiones de la vida humana. La ciudad informacional inauguró un proceso de mediatización digital de una gran variedad de actividades urbanas, pero todavía existía un espacio infranqueable para las redes digitales. La plataformización parece haber roto ese muro de contención asociado a los lugares, los lazos comunitarios y una forma analógica de transitar la ciudad.  

Un segundo punto refiere a las nuevas espacialidades que produce la plataformización. Por ejemplo, un crecimiento en la urbanización del espacio logístico de las plataformas de comercio o reparto. Grandes depósitos y oficinas que solo cumplen la función de acaparar mercadería, en un esquema de circulación constante. Comercios gastronómicos que no abren al público y venden sus productos solo vía plataformas. Una nueva lógica de producción de ciudad, en la cual, las plataformas definen cada vez más la forma, el modelo de negocios, y la ocupación del espacio urbano. 

Por último, la ciudad de plataformas constituye, asimismo, un modelo de gestión de lo urbano que representa una transición y desplazamiento del proyecto hegemónico de la smart city al llamado urbanismo de plataformas (Rossi, 2023). En este contexto se impone nuevos desafíos a la gobernanza urbana, dado que no se trata solamente de regular grandes empresas sino gestionar mercados, ecosistemas e infraestructuras socio técnicas.

 

La plataformización urbana: entre lo visible e invisible

A lo largo del artículo, se expusieron las características centrales de la ciudad de plataformas. Más allá del debate teórico respecto a este concepto, resulta difícil visualizar sus efectos tangibles e intangibles sobre las ciudades. Las transformaciones sobre algunos mercados urbanos, tal vez se pueden identificar con mayor facilidad, por la cotidianidad y cierta naturalización del uso intensivo de plataformas para llevar adelante distintas actividades urbanas (movilidad, consumo, vínculos sociales, entre otros). Sin embargo, la emergencia de nuevas espacialidades, así como también las externalidades que genera la economía de plataformas sobre esos propios mercados, puede resultar menos palpable. En palabra de Gillespie (2010) las plataformas son un concepto que importa tanto por lo que revelan como por lo que ocultan.

 

Plataformización de la vida social urbana

Como señalan Strüver y Bauriedl (2022), las plataformas impactan de manera masiva en el corto y largo plazo, en la economía urbana, las relaciones sociales, los patrones de consumo, las infraestructuras, y las condiciones de trabajo. Por esta razón, a pesar de que no todos los sectores de la población se constituyen en usuarios de estas plataformas, todos se ven influenciados por su actividad, por los nuevos usos del espacio público y la modificación de los mercados urbanos. 

Las plataformas intermedian en la vida cotidiana urbana, en primer lugar, porque permiten conectar de manera fluida y periódica: vida, ocio y trabajo. En ese proceso se configura una relación tríadica entre trabajadores, usuarios y plataformas. En palabras de Rossi (2023) las plataformas se caracterizarían por soportar procesos interactivos con los urbanitas. Este nuevo ensamble socio técnico que mediatiza diferentes dimensiones de la vida humana se urbaniza, lo que transforma a la propia ciudad en un ecosistema informacional (Burns, 2020).

En segundo lugar, como sostiene Burns (2020), modulamos y co-creamos continuamente vidas digitalmente intensivas, lo que supone la vinculación entre tendencias corporales y algoritmos de aprendizaje automático que funcionan de manera altamente performativa, y suponen una co-construcción del espacio físico y social de las ciudades. Se trata de un proceso complejo de datificación de cuerpos, subjetividades y espacios, que como advierte Rossi (2023) nunca se completa.

Por último, las plataformas se insertan en un conjunto amplio y variado de mercados y actividades urbanas, lo que colabora para moldear una nueva interfaz con la cual se experimenta la ciudad, sus trayectos, consumos, intercambios y conflictos.

 

Externalidades que afectan mercados y actividades urbanas

Las plataformas no se desenvuelven en un vacío, sino que se insertan en territorios en los cuales operan procesos de resistencia y conflicto entre diversos actores sociales en torno al rumbo de la plataformización. Los gobiernos locales gestionan de una manera particular la economía de plataformas, lo que define, en gran medida, la evolución y sostenibilidad del ecosistema de plataformas y el grado de transformación de los mercados y actividades urbanas. 

En relación al mercado de vivienda, las plataformas de turismo producen transformaciones que incluyen desde el incremento del precio de los alquileres ―al favorecer la reducción de la oferta de inmuebles para alquiler permanente o también vía dolarización del valor de los mismos― a la generación de procesos de gentrificación urbana- a partir de aumentos en la valorización del suelo urbano y la construcción de proyectos inmobiliarios destinados al alquiler temporario (Wachsmuth et al. 2018; Barron, Kung y Proserpio, 2020; Lerena Rongvaux, 2022).

La turistificación de las ciudades se vincula, en gran medida, a la proliferación de estas plataformas de turismo que ofrecen alojamiento temporario en diferentes ciudades del mundo (Díaz Parra y Sequera, 2021). Cócola-Gant y Gago (2019) demostraron en qué medida el desembarco de estas plataformas favoreció un proceso de abaratamiento y diversificación de la oferta de alojamiento en una variedad de ciudades del mundo, lo que contribuyó a la expansión del turismo, incluso en centros urbanos que no se caracterizaban por esta actividad. De acuerdo a Diaz Parra y Sequera (2021) la turistificación, de la mano de las plataformas de alojamiento temporario, genera una transformación tangible sobre el mercado inmobiliario al posibilitar, por un lado, la conformación de burbujas inmobiliarias (movilización de capitales para captura de rentas urbanas) y por el otro, procesos de segregación socioespacial (desplazamiento de población del centro hacia la periferia).

Lerena Rongvaux (2022) avanzó sobre el estudio de los efectos de plataformas de turismo como Airbnb en el caso concreto de CABA. La autora señala que se registró un crecimiento de la oferta de alquiler temporario de manera sostenida desde el año 2016, exceptuando el periodo de la pandemia. Al momento de publicar su artículo en noviembre de 2022, la cantidad de vivienda ofrecida por esta plataforma alcanzó el número de 17.210. De acuerdo al sitio InsideAirBnB, que sirvió de insumo para elaborar el trabajo, en abril del 2024 el número de publicaciones ascendió a 36.561[8]. Se trata de una duplicación de la oferta de vivienda para alquiler temporario en menos de dos años. Esto indica que la tendencia a retirar vivienda para alquiler permanente continua vigente y en un franco proceso de profundización. La autora también remarcaba que un 80% del total de las viviendas ofrecidas constituyen una vivienda completa destinada a este fin, lo que evidencia el carácter de submercado de rentas emergentes antes que una nueva tendencia de economía colaborativa. A principios del 2024, el 90% de la oferta correspondió a vivienda completa, lo que confirma la hipótesis de la autora.

Vinculado al mercado de consumo, las plataformas de comercio están comenzando a generar algunas transformaciones sobre el espacio urbano. La emergencia de las llamadas ghost kitchen y los dark store en diferentes ciudades norteamericanas a partir de la pandemia, inauguraron una tendencia a la proliferación de comercios destinados únicamente a la venta de productos vía plataformas, sin atención al público. Sumado a la construcción de grandes espacios de almacenamiento que sirven como depósito de mercadería para los grandes marketplace, están produciendo una urbanización del espacio logístico de estas plataformas (Shapiro, 2023). Como remarcan Hwang y Kim (2023) en el caso de Seúl, los dark store generan tres impactos tangibles sobre el espacio urbano. Por un lado, favorecen la congestión vehicular en zonas céntricas de la ciudad (se instalan en esas zonas dado que requieren cercanía de los grandes centros de consumo). Este incremento del tráfico genera mayor contaminación sonora, pero además incrementa el riesgo de accidentes viales. Por otro lado, se evidencian conflictos respecto al uso del suelo urbano. Dado que estos negocios se inscriben como negocios de cercanía, pueden radicarse en zonas céntricas de la ciudad que suelen reservarse para fines residenciales. Sin embargo, su única finalidad es recibir mercadería, empaquetar y distribuir, y no atienden al público, por lo tanto, emergen conflictos entre residentes y repartidores, constituyendo un desafío general para la planificación urbana y el ordenamiento territorial. Por último, los autores remarcan los cambios en el paisaje urbano. La proliferación de motos y mercadería que se deposita en los edificios, no solo incomoda a los peatones, sino que además trastoca la imagen de las zonas en las que se radican estos negocios.

 

Espacialidades emergentes

Como señala Lerena Rongvaux (2022), las plataformas transforman el espacio, a nivel material- mediante un proceso de infraestructuralización (Berfelde y Kluzik, 2020) ―y simbólico― poniendo lugares, personas, y relaciones en el mapa, reconfigurando o acentuando jerarquías y divisiones espaciales. Una de las características de la plataformización urbana es que las personas no van a los bienes y servicios, sino estos a las personas (Finquelievich et al, 2024). En palabras de Richardson (2020) las plataformas pueden ser analizadas más allá de sus interfaces y algoritmos, como arreglos espaciales flexibles. Se trata de una reorganización de las operaciones urbanas, que no se vuelcan tanto sobre las infraestructuras físicas pero acaban por territorializar redes que se construyen por medios digitales. En esa territorialización se generan nuevas formas de valorización del capital en las ciudades, por el lado de las infraestructuras y tecnologías de coordinación, y por la movilización de capital en función de los modelos de negocios emergentes.

Como indican Michel y Schröder-Bergen (2022) la espacialidad de las plataformas está vinculada también a la geo información y el espacio físico como información cartográfica. La localización se torna importante de dos maneras diferentes. En principio, porque permite a las plataformas funcionar operativamente (conectar usuarios con proveedores, clientes con empresas). Pero además, las plataformas explotan una noción afectiva del espacio. Por ejemplo, las plataformas de turismo ofrecen alojamiento que conecta con la forma de vida local y la experiencia nativa de lo urbano.

Shapiro (2023) analizó el modo en que las grandes plataformas de comercio están moviendo la frontera de la logística urbana, al producir nuevos espacios comerciales sin atención al público, destinados únicamente al reparto y el depósito de mercancías. Se trata de modelos de consumo disociados del lugar como trayecto, como circulación en el espacio, no así del lugar como punto en una red. La disociación no opera en la escala espacial, sino en la forma en que se experimenta lo urbano. Se produce una alineación entre la plataformización de las transacciones urbanas y la urbanización del espacio logístico. Va tomando forma una nueva relación entre espacio, trabajo y capital.

 

 

 

3.   La gobernanza urbana de las plataformas. Debates, desafíos, y limitaciones

El proceso de plataformización, como tendencia inherente a la segunda oleada de desarrollo informacional, adopta una forma urbana especifica que fue analizada a lo largo del artículo. Las nuevas espacialidades emergentes, las externalidades producidas por la economía de plataformas sobre mercados y actividades urbanas, así como también la plataformización de la vida social urbana, constituyen nuevas problemáticas que son, por decantación, objetos de la política urbana.

En este contexto, el rol que adoptan los gobiernos locales se torna determinante. Dado que la plataformización constituye un asunto intrínsecamente urbano, son estos los que, por acción u omisión, gestionan el conflicto que se desprende de su evolución. No se trata de construir una visión romántica del municipalismo, sino de pensar las tensiones y alternativas posibles frente a la narrativa tecnodeterminista del urbanismo de plataformas.  

El debate en torno a la gobernanza de plataformas puede ser abordado a partir de tres ejes fundamentales. Por un lado, el debate en torno a la eficacia de las regulaciones. Mansell (2021) destaca una serie de mitos asociados al enfoque legal de regulación de plataformas, en el cual sobresale aquel que sostiene que una vez que se sancionan leyes que regulan a estas, automáticamente se cumplen. Si esto sucediera realmente, ocurriría una desplataformización de facto, lo que no resulta evidente por el momento. Las plataformas se posicionan por encima de la normativa vigente y aprovechan los grises legales, aunque también, en un juego de negociaciones e intereses, se adaptan a él, lo que da cuenta de un carácter ambivalente referido al estar en el territorio, pero al mismo tiempo, posicionarse como un actor ajeno al mismo. Tan importante como la sanción de leyes es empoderar las capacidades estatales de control de esa normativa.

En segundo lugar, se torna cada vez más necesario un buen diagnóstico respecto a la supervivencia y/o éxito de las propuestas alternativas a la plataformización dominante. Cañigueral (2019) señala que las plataformas pueden ser pensadas como sistemas de gobernanza en sí mismo. Esto es: dictan, condicionan y encuadran relaciones económicas y sociales entre los participantes. La posibilidad de intervenir con iniciativas diferentes que cuestionen el modelo hegemónico de plataforma, supone, per se, atravesar un camino contracultural. No sólo se trata de una disputa contra corporaciones globales sino contra un imaginario tecno-urbano específico en el cual se pone en juego el ideal de modernización de las ciudades, una identidad cosmopolita y una forma, digitalmente mediatizada, de experimentar lo urbano. El desafío principal remite a poder impulsar un proceso general de replataformización. Se utiliza el término replataformización en un sentido similar al que utilizan Deleuze y Guatarri (1997) cuando introducen el concepto de reterritorialización. La desterritorialización (abandono del territorio) engendra, necesariamente, una reterritorialización (reconstrucción del territorio). La reterritorialización no implica una restitución de la territorialidad primitiva, sino una nueva territorialidad, en la cual, se abre un espacio para un nuevo agenciamiento maquínico de cuerpos y espacios (Herner, 2009). Siguiendo esta línea, la replataformización no propone escindir o proteger el territorio del proceso global de plataformización, sino, articular el territorio en torno a una estrategia de plataformización que permita conectar mejor la economía de plataformas con el espacio de lugares (comunidad, historia, territorio).

Por último, y muy vinculado con el punto anterior, se destaca la discusión respecto a la morfología del ecosistema de plataformas que impera a nivel local. La ampliación de actores dentro del ecosistema local de plataformas, y los distintos instrumentos que puede desplegar el Estado en sus diferentes niveles territoriales para promover la diversificación cuantitativa (más cantidad de plataformas en más sectores y actividades) y cualitativa (diferentes tipos de plataformas). Además de los esfuerzos estatales, la sociedad civil despliega experiencias comunitarias asociadas al consumo colaborativo, la organización de eventos, la economía circular, entre otros ejemplos.

Más allá de las consideraciones generales, los debates en torno a la propiedad de las plataformas, el modelo de negocios, la finalidad, y el modo en que concentran y gestionan los mercados, se torna indispensable introducir un análisis especifico de la relación entre las problemáticas generadas por la plataformización, las limitaciones para la intervención de gobiernos y sociedad civil, y los desafíos para- en palabras de Graham (2020)- regular, replicar y resistir. 

En la tabla II se introduce un cruce entre estos tres elementos a la luz de cinco dimensiones que determinan la gobernanza de plataformas. Una dimensión técnica vinculada a los atributos tecnológicos y algorítmicos (usabilidad, diseño, interfaz, grado de automatización, entre otros). Otra política, referida a la regulación e intervención estatal respecto al funcionamiento y operación de las plataformas en las ciudades. Una dimensión cultural asociada al imaginario tecno-urbano y la percepción de los sujetos en torno al modelo hegemónico de plataformización. Una dimensión económica vinculada a la concentración de los mercados y actores, el poder corporativo de las plataformas y su incidencia cada vez más relevante en la economía urbana, Por último, una dimensión social asociada a la plataformización de la vida social y las posibilidades de constituir un ecosistema de plataformas alternativo al dominante.

Tabla II. Problemáticas, limitaciones y desafíos en la gobernanza urbana de plataformas

TÉCNICA

Problemática

Limitaciones

Desafíos

La gestión algorítmica de las plataformas globales resulta muy eficaz, dado que extraen una gran cantidad de datos que mejoran la automatización. Esto se traduce en una mayor predisposición para su uso que en muchos casos se realiza en detrimento de las plataformas de origen local.

La posibilidad de resistir el dominio de las plataformas globales y proponer alternativas desde el ámbito local, tanto desde el sector público como privado, se choca con la dificultad de diseñar algoritmos eficientes con capacidad de competir. A veces, por la propia finalidad de la plataforma (sin ánimo de lucro) y otras por fallas algorítmicas (problemas en la interfaz, diseño, funcionamiento, entre otros).

Desarrollar alternativas no solo en relación al modelo de negocios y al régimen de propiedad de las plataformas dominantes, sino también en el campo técnico (usabilidad, interfaz, diseño, funcionamiento). Que esas propuestas alternativas demuestren eficacia en términos de uso y apropiación por parte de los ciudadanos. 

POLÍTICA

Problemática

Limitaciones

Desafíos

Las plataformas globales tensionan a los gobiernos locales de diferentes maneras. Intervienen en los mercados y actividades urbanas, produciendo externalidades. Eluden regulaciones y normativas, a partir del aprovechamiento de los grises legales. Despliegan un poder de infraestructura que se desprende de la construcción de ecosistemas de interacción entre diversos actores sociales que resultan relevantes para la economía urbana.

Por un lado, la capacidad estatal para regular y contener el avance de las plataformas globales se torna ineficaz por distintos motivos (inconsistencias entre jurisdicciones, falta de recursos, problemas de control, entre otros). Por otro lado, el costo político de intervenir en los ecosistemas que construyen las plataformas se amplia, en la medida en que prevalece una ambivalencia entre ganadores y perdedores de la plataformización.

Coordinar acciones y promover iniciativas conjuntas entre diferentes gobiernos subnacionales. Negociar y articular líneas de acción con diversos actores sociales de cara a evitar miradas binarias de tipo “buenos” y “malos”. Evitar el enfoque prohibicionista declamativo, para avanzar con el establecimiento de límites concretos al funcionamiento de las plataformas que puedan ser fiscalizados y cumplidos.

CULTURAL

Problemática

Limitaciones

Desafíos

Existe un nexo entre el proyecto de ciudad genérica y el avance de la plataformización. Cuando se pretende neutralizar la plataformización, en parte se discute la cosmopolitización de las ciudades, lo que genera también resistencias y objeciones por parte de los ciudadanos. El espacio de flujos logró solidificar parte sustancial del imaginario tecno-urbano dominante.

Intervenir sobre las plataformas globales, impacta sobre el imaginario tecno-urbano que se fue construyendo en los últimos años. Por lo tanto, supone afectar discursos, ideas, imágenes, percepciones, emociones, y formas de transitar lo urbano en el siglo XXI. El ideal modernizador está íntimamente asociado a la plataformización.

Conectar las plataformas locales o alternativas con el espacio de lugares (identidad local, comunidad, historia). Disputar el imaginario tecno-urbano sin caer en posicionamientos tecno-fóbicos o folclóricos. Contraponer una narrativa respecto a la neutralidad de las plataformas.

ECONÓMICA

Problemática

Limitaciones

Desafíos

El avance de las plataformas sobre diferentes mercados urbano favorece la concentración de empresas globales que van desplazando a actores locales. Además, las plataformas son grandes generadoras de ingresos para sectores sociales postergados o marginados de la economía formal, reproduciendo, en muchos casos, formas precarias de empleo, en la mayoría de los casos no reconocido como tal.

La capacidad de dinamizar el ecosistema local de plataformas, a partir de la participación activa de plataformas de origen local, tanto públicas como privadas, se torna dificultosa. Faltan oportunidades de financiamiento para proyectos locales, déficit de escala, inestabilidad económica, entre otros. Por el lado del reconocimiento laboral, las plataformas logran eludir esos requerimientos dado que afectan de lleno su modelo de negocios. Proponen como estrategia discursiva, un enfoque que plantea a los trabajadores como autónomos o empresarios de sí mismos.

Ampliar la diversidad de actores[9] mediante la promoción de plataformas locales que puedan participar de manera activa del ecosistema de plataformas, a través de diferentes instrumentos como la inyección de demanda vía gestión urbana (contratación de plataformas locales para servicios urbanos, por ejemplo); o la ampliación de oferta a través de fondos semilla e incentivos al emprendedorismo, organización de hackatones, entre otros. Los gobiernos locales también afrontan el reto de alentar iniciativas sin ánimo de lucro  o cooperativismo de plataformas, avocados al consumo colaborativo, el acceso a información, organización de eventos en la ciudad, entre otras opciones.

SOCIAL

Problemática

Limitaciones

Desafíos

Las plataformas afectan todas las dimensiones de la vida humana, lo que conduce a un proceso rápido, intensivo, y eficaz de plataformización de la vida social urbana. Intervenir sobre las plataformas, en parte supone invadir la propia socialidad y el modo actual en el que los ciudadanos experimentan la ciudad.

La plataformización se inserta en la propia subjetividad y los cuerpos. La mayoría de las actividades urbanas están mediadas por estas estructuras socio técnicas. No se trata de regular empresas, sino gestionar ecosistemas e infraestructuras que permean bien adentro de un espacio físico y social hibrido (virtual y físico).

Problematizar la omnipresencia de las plataformas en las distintas actividades urbanas que va edificando una nueva cartografía sobre espacios, lugares y personas. Eludir las miradas nostálgicas que desconocen los potenciales aportes y ventajas de las plataformas respecto a las condiciones de vida en la ciudad. Potenciar plataformas ciudadanas e iniciativas orientadas al desarrollo local. No se trata de desplataformizar sino replataformizar.

Fuente: elaboración propia

 

4.   Conclusiones 

En este artículo se sostiene la idea de que la segunda oleada de desarrollo informacional, una transición de las redes a las plataformas, dio lugar a la configuración de una nueva forma urbana asociada a ese proceso que se denomina ciudad de plataformas. Esta expresión urbano-espacial del informacionalismo vigente adopta tres características principales.

Por un lado, se desenvuelve entre lo visible e invisible. Mientras la plataformización de la vida social urbana se torna evidente, a la luz del uso cotidiano de diferentes plataformas para desplegar diversas actividades urbanas, las transformaciones sobre el espacio urbano y las externalidades generadas sobre distintos mercados urbanos, resultan menos visibles. Es precisamente el análisis particular de lo invisible lo que invita a promover más investigaciones en este campo: ¿Cómo evaluar y analizar las transformaciones sobre el espacio urbano generadas por el despliegue de la economía de plataformas? ¿Qué nuevos sujetos u actores urbanos emergen del proceso de plataformización? ¿Qué efectos tangibles e intangibles se producen en diferentes mercados y actividades urbanas? ¿Cómo establecer una causalidad entre el avance de distintas problemáticas urbanas y el proceso de plataformización? 

Por otro lado, la plataformización amerita ser analizada no como un factor exógeno que produce efectos sobre las ciudades, sino como un objeto intrínsecamente urbano. A lo largo del artículo, se mencionaron algunas de las razones por las cuales resulta necesario abordar este tema como parte esencial de los estudios sociales urbanos. Resulta difícil disociar la emergencia de nuevas problemáticas urbanas con el proceso global e intensivo de plataformización urbana. Abordar los efectos urbanos de la plataformización no es otra cosa que discutir la plataformización.

Finalmente, el avance del despliegue de la economía de plataformas pone de relieve la relación conflictiva entre las plataformas y el territorio. Por un lado, avanzan flujos que por definición son globales que no pertenecen a una locación geográfica específica, sino que operan a escala planetaria y buscan friccionar los contornos que limitan su movimiento. Por el otro lado, esas mismas plataformas operan en un territorio específico, en el cual se concentran determinados actores sociales que articulan y se organizan de una manera específica, y además cuentan con un gobierno local con capacidad de accionar determinadas líneas de política pública, intervenir de alguna manera. La plataformización, programada para desterritorializar, aterriza en un espacio-entorno-estructura socio técnica y socio urbana que condiciona su devenir. 

En relación al último punto, se torna necesario profundizar el análisis entre las problemáticas, limitaciones, y desafíos en la gobernanza de plataformas. Los gobiernos locales y sub-nacionales enfrentan fundamentalmente cinco retos que abarcan una dimensión técnica, política, económica, cultural, y social. En primer lugar, se enfrentan el desafío de la competitividad. Las plataformas alternativas, locales, o de gestión pública, afrontan dificultades para captar la preferencia de los usuarios, en gran medida, porque las gestiones algorítmicas resultan incomparables en términos de escala y procesamiento de datos respecto a las plataformas globales.

En segundo lugar, emerge el desafío de la regulación efectiva y la búsqueda de equilibrio entre ganadores y perdedores de la plataformización. Establecer límites y contornos a la actividad de las plataformas se torna una tarea compleja en tanto supone gestionar intereses corporativos, pero también de diversos actores sociales, en un contexto en el cual las plataformas inciden con cada vez mayor relevancia en la economía urbana. El debate no se agota en las capacidades estatales de control y fiscalización de la normativa aplicada a las plataformas, sino que se extiende a la necesidad de discutir nuevos consensos sociales respecto a mercados y actividades urbanas.

Un tercer punto, pero no menor remite al desafío de construir una narrativa contra-hegemónica que no replique visiones tecnofóbicas o discursos nostálgicos, sino que permita conectar y articular con mayor fluidez la economía de plataformas con el espacio de lugares. Lo verdaderamente contracultural no es desplataformizar (expulsión de las plataformas) sino replataformizar (territorializar las plataformas).

En cuarto lugar, se impone el desafío de la ampliación de actores dentro del ecosistema de plataformas. No se reduce a una dimensión puramente cuantitativa (más o menos plataformas) sino cualitativa. Esto es: una mayor variedad de plataformas que no solo se inserten en diferentes sectores u actividades urbanas sino que presenten características diferentes (con y sin ánimo de lucro, cooperativas, avocadas al consumo colaborativo, públicas y privadas, orientadas a la provisión de servicios urbanos, globales pero también locales y/o nacionales, entre otros).    

Por último, irrumpe el desafío de visibilizar y atender las nuevas modalidades laborales que acompañan el proceso de plataformización urbana. La economía informal se encuentra atravesando un proceso de transformación, en el cual, una parte sustancial de los trabajadores no registrados migran hacia el trabajo de plataformas bajo la promesa de una autonomía automatizada y eficiente. La injerencia estatal en este campo se torna dificultosa en tanto supone obstaculizar el ideal de los trabajadores como empresarios de sí mismos y choca, además, con la posibilidad de afectar las fuentes de empleo para sectores históricamente marginados del mercado laboral. El reto principal es garantizar derechos laborales sin caer en posiciones meramente declamativas, lo cual requiere necesariamente la coordinación y articulación entre los distintos niveles territoriales de gobierno e impulsar una agenda de trabajo multiactoral que incluya con fuerza la propia voz de los trabajadores[10].

 

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[1] A modo de ejemplo, el reconocimiento de algunas externalidades negativas de las plataformas no impide tener una valoración positiva de las mismas, y al mismo tiempo, esa valoración positiva no impide identificar problemáticas urbanas que emergen como consecuencia de la plataformización (Finquelievich et al, 2024)

 

[3] Castells (1995:7) define al modo de desarrollo como: “(…) las formulas tecnológicas mediante las cuales el trabajo actúa sobre la materia para generar el producto (…)”. Se trata esencialmente de las relaciones técnicas de producción en una etapa histórica definida.

[4] Van Dijck (2020) diferencia a las plataformas en tres grupos: a) infraestructurales. Son las plataformas que mantienen el control del hardware, la nube y todos los servicios asociados a ella; b) intermedias. Constituyen el nexo entre las infraestructuras y los usuarios y sectores sociales. Agrupa a los motores de búsqueda, servicios de correo, redes sociales, Marketplace, etc.; c) sectoriales. Representan una variedad de plataformas avocadas a distintos sectores y actividades.  

[5] En ciudades como Barcelona ya se empiezan a ver manifestaciones en contra de los turistas. Accesible en: https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/09/manifestantes-antiturismo-barcelona-agua-visitantes-trax/ 

[6] Castells (2001:488) define al espacio de flujos como: “(...) la organización material de las prácticas sociales en tiempo compartido que funcionan a través de los flujos (...)”. Los flujos constituyen: “(...) las secuencias de intercambio e interacción determinadas, repetitivas y programables entre las posiciones físicamente inconexas que mantienen los actores sociales en las estructuras económicas, políticas y simbólicas de la sociedad (...) “.

[7] De acuerdo a Castells (2001:490): “Un lugar es una localidad cuya forma, función y significado están delimitados por las fronteras de la contigüidad física”.

[8] Accesible en: https://insideairbnb.com/buenos-aires/

[9] La economía de plataformas se compone de distintos actores, desde las grandes plataformas globales hasta el sector público, iniciativas de la sociedad civil sin ánimo de lucro, cooperativas y plataformas locales alternativas (Cañigueral, 2019)

[10] Estudios como los de Fernandez Massi y Viego (2021) que elaboraron una caracterización del trabajo en plataformas en Argentina, y otros como los de Arias et al (2020) que abordaron los desafíos y limitaciones de las experiencias de organización de los trabajadores de plataformas en el país, pueden ser insumos que aporten para un mejor diagnostico respecto a las modalidades laborales en la economía de plataformas y las subjetividades de los trabajadores inmersos en estos procesos.