Nueva ReCIT, 7 (2023) Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
ISSN 2618-1940
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en 1572, y en la edición de Camoens, dos sonetos más a Felipe II, uno de respuesta a Diego de
Aguilar y un ‘Soneto del traductor’ al final de la obra. (Núñez 1999, p. 136).
La imparable lucha entre facciones y pequeños reinos europeos entre los que estaba la iglesia
católica como una facción más, además de las epidemias que el traslado de tropas diseminaba,
provocaron una gran mortandad y hambruna. Como respuesta a esta situación desesperada se
generó una corriente muy nutrida de escritores que presentaban programas de gobierno razonables
que crearan un ambiente de paz duradera. En cuanto al Perú, las injusticias contra los indígenas
eran flagrantes y generalizadas; se daban especialmente en el área de la explotación minera, muy
familiar a Garcés, contra la que se expresa visceralmente.
4. Opiniones de sus contemporáneos
Don Miguel de Cervantes, autor del Canto de Calíope, publicado en 1585, le dedica unos
elogiosos versos al considerarlo como uno de los principales poetas y traductores del siglo XVI
(Bertomeu, 2007, p. 452). La elevada opinión de Cervantes tuvo que haberse basado en la lectura
previa de los poemas y traducciones en España. Como Garcés no estuvo en la península antes de
1589, la única manera de conocer su trabajo fue a través de la «difusión en pliegos sueltos [de] los
poemas que iba traduciendo» (Núñez, 1999, p. 135), que fueron considerados de tanta calidad
como para atravesar el Atlántico. Dice Cervantes:
De un Enrique Garcés, que al piruano reino
enriquece, pues con dulce rima,
con sutil, ingeniosa y fácil mano,
a la más ardua empresa en él dio cima,
pues en dulce español al gran toscano
nuevo lenguaje a dado y nueva estima,
¿Quién será tal que la mayor le quite,
aunque el mesmo Petrarca resucite? (En Núñez, 1999, p. 135)
La descripción que hace Cervantes «De un Enrique Garcés, que al piruano reino enriquece
[…]» funciona como una hipérbole, pues es prácticamente imposible enriquecer aún más a un
reino como el Perú, el más rico conocido jamás, además del obvio juego onomástico. Aún así, el
poeta español considera que el portugués tiene la capacidad de enriquecer poéticamente al Perú
del siglo XVI.
La adjetivación de Cervantes: dulce, sutil, ingeniosa, fácil, nuevo/nueva, es toda ella
positiva. En conjunto, el endecasílabo ostenta una pulsión fausta, feliz. Para esclarecer el sentido
que Cervantes le da a estos epítetos, nos volcaremos a los compendios léxicos del siglo XVI.
Covarrubias, (1995[1611], p. 444) dice sobre dulce: «Opónese lo dulce a lo amargo o agro. Deste
término usan mucho los poetas: Petrarca, en muchas partes, da a Laura este epíteto […]».
Siguiendo en el ámbito figurativo, tenemos lo que aporta Martín Alonso (1958, p. 1610):
Siglo XII al XX. Grato, gustoso y apacible […] Del XVI al XX. Que causa al espíritu deleite
placentero y suave […] Siglo XVI y XVII. De condición afable y complaciente […] que causa al