NUEVA ReCIT , número especial (2022) Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
ISSN 2618-1940
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Disidentes de la traducción: corporalidad, polifonía y emociones como
estrategias para construir una reflexión y una práctica desde enfoques
feministas y LGBTIQ+
Translation dissidents: corporeality, polyphony and emotions as strategies to build a
reflection and practice from feminist and LGBTIQ+ approaches
Julia Constantino Reyes - jconstantinor@gmail.com
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Resumen
Desde sus inicios en Canadá en la década de 1980, la traducción feminista ha ido incorporando
preocupaciones teóricas y prácticas surgidas del desarrollo de los estudios sobre la traducción, las teorías y
movimientos feministas, los estudios de género y la teoría queer. Recientemente —sobre todo a partir de
algunas manifestaciones de la inequidad y la violencia de género, así como de las consecuentes demandas
de las mujeres y de las comunidades sexogenéricamente diversas—, la convergencia de estas áreas ha
renovado su ímpetu y ha mostrado ser necesaria y potencialmente fructífera en el ámbito académico y, sobre
todo, en un horizonte sociopolítico y cultural más amplio. En este texto, haré una reflexión sobre la
relevancia de los cuerpos, la polifonía y las emociones en procesos y resultados de traducción con propósitos
de visibilización, crítica, desestabilización y reconstrucción de narrativas socioculturales que atañen a
mujeres y personas sexogenéricamente diversas y disidentes. La exploración se basará en la recientemente
publicada antología Disidentes de género: la nueva generación (2018, 2019) como ejemplo de una praxis
alimentada por la teorización y politización de la acción traductora desde perspectivas feministas y queer.
Palabras claves: traducción, feminismo, LGBTIQ+, cuerpos, emociones
Abstract
Since its beginning in Canada during the 1980s, feminist translation has incorporated theoretical and
practical concerns produced by the development of Translation Studies, feminist theories and movements,
gender studies, and queer theory. Recently —mostly due to some acts of gender inequity and violence, and
the corresponding demands from women and sex/gender nonconforming communities— the convergence
of these fields has been re-energised and has proved to be both necessary and potentially rich in the academic
environment and, above all, in a wider sociopolitical and cultural scene. In this text, I will think about the
relevance of bodies, polyphony, and emotions in translation processes and products that aim at the visibility,
criticism, destabilisation, and reconstruction of sociocultural narratives related to women and sex/gender
nonconforming outlaws. My remarks will be based on the recently published anthology titled Disidentes de
género: la nueva generación (2018, 2019), as an example of a praxis fostered by the feminist and queer
theorisation and politicization of translating action.
Key words: translation, feminism, LGBTIQ+, bodies, emotions
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Disidentes de la traducción: corporalidad, polifonía y emociones como
estrategias para construir una reflexión y una práctica desde enfoques
feministas y LGBTIQ+
Las circunstancias sociales, políticas y culturales que nos rodean —los diferentes logros,
desarrollos y a veces incluso retrocesos en los derechos y visibilidades de mujeres y de
colectividades LGBTIQ+— hacen que colocar mujeres, cuerpos, voces y emociones como puntos
que atraviesan la traducción sea no solo relevante, sino inevitable. Esta necesidad se presenta junto
con lo estrictamente académico y más allá de eso, y como muestra de que la traducción es un
espacio tanto abstracto como material y concreto donde la reflexión teórica adquiere diversos tipos
de corporeidad y es una actividad que atraviesa por completo el campo político y las
transformaciones sociales y culturales.
La traducción es un espacio de pensamiento y práctica que implica la coexistencia aunque
no necesariamente armónica ni carente de conflicto— de voces en el sentido de convivencia de
discursos, de narrativas en el sentido empleado por Mona Baker (2006) en Translation and Conflict
y de figuras constructoras de sentido y narratológicas como proponen Theo Hermans (1996) y
Giuliana Schiavi (1996). Por otra parte, como señala Douglas Robinson (1991), las decisiones de
traducción están en cierta medida marcadas por la corporalidad de quien las toma, entendiendo que
el cuerpo contiene una serie de posibles respuestas construidas por marcos ideológicos e
idiosincráticos que desencadenan reacciones que tanto motivan una elección como miden su
eficacia y la (in)comodidad que puede producir. La interacción de corporalidades disidentes
incluida la disidencia potencial de las corporalidades de mujeres implica también, como ha
señalado Sarah Ahmed (2004) en La política cultural de las emociones , la posibilidad de mirar los
cuerpos como sitios productores e imantadores de emociones y significados dentro del marco de
constitución de una política cultural. Estas líneas de reflexión que se entretejen con consideraciones
teóricas, críticas y prácticas sobre traducción propiamente han contribuido en años recientes para
continuar haciéndola una rica metáfora y un punto de reflexión para la filosofía, la historia, los
estudios poscoloniales, los estudios de género, los estudios literarios y otras áreas. Y también son
ejes centrales de un proyecto de traducción específico que se llevó a cabo en México: Disidentes
de género: la nueva generación .
Una traducción nunca es final, definitiva ni universal; la traducción no es neutra, no es
objetiva y nunca es transparente. La aspiración de ofrecer traducciones «correctas» y «adecuadas»
es desde hace mucho tiempo no sólo un asunto debatible, sino ya hasta descartado de antemano.
Resulta inútil pensar en la traducción a partir de lo aceptable, adecuada y legible que puede ser.
Además, implica normatividades y regulaciones sistémicas cuestionables e involucra la discusión
de criterios y fenómenos problemáticos y relativos debido a su dependencia de contextos
socioculturales e históricos concretos, que en sí mismos ya matizan, definen y afectan las nociones
y aspiraciones básicas de transparencia, objetividad y corrección. Esto ocurre, en cierta medida,
porque atañen a comunidades heterogéneas con sus propias perspectivas sobre lo que puede
conformar esos puntos, en parte porque, desde la literatura y la filosofía, la textualidad ha sido
reconsiderada y transformada con base en el cuestionamiento de la originalidad, la fijación, la
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equivalencia, la fidelidad y la fluidez. Incluso puede decirse que invisibilizar la traducción como
un hecho es, paradójicamente, señalar de manera indirecta que está ahí y que buscamos ocultarla
en parte porque tememos y sabemos de su alianza con ideologías preexistentes y también de su
potencial disruptor, de sus posibilidades como elemento constructor de discursos nuevos, como
reforzamiento de los ya existentes, como visibilizadora y vehículo de narrativas múltiples que
pueden coadyuvar a modificar paradigmas y a la construcción, conservación y transformación de
sistemas culturales y sociales (Venuti, 1998).
Es disruptora y transgresora porque nos recuerda la falacia de la originalidad del texto base
y de la unicidad, homogeneidad, singularidad, inamovibilidad y naturalidad de todo elemento que
se erija como modelo único y rector de textualidades, significados y experiencias. Como ha dicho
Venuti (1998), la traducción puede generar una especie de ansiedad por el fracaso de la
originalidad, de la autenticidad, de la legibilidad, de la legitimidad:
En vista del concepto de autoría que impera, la traducción produce el temor de la falta de
autenticidad, la distorsión, la contaminación . Pero en la medida en que quien traduce debe
centrarse en los elementos culturales y lingüísticos del texto extranjero, la traducción también
puede producir el temor de que el autor o autora extranjera no es original, sino derivativa ,
que depende de manera fundamental de materiales preexistentes. [...]. La traducción también
es una ofensa contra un concepto de academia que parte del supuesto de una autoría original.
Mientras que la academia busca establecer la intención autorial que conforma la originalidad,
la traducción no sólo se desvía de esa intención, sino que la sustituye: busca dirigirse a un
público distinto al responder a las exigencias de una lengua y cultura diferentes. En vez de dar
paso a la comprensión verdadera y desinteresada del texto extranjero, la traducción provoca
el miedo al error, al amateurismo, al oportunismo, a la explotación que abusa de la
originalidad . En la medida en que quien traduce se centra en los elementos lingüísticos y
culturales del texto extranjero, la traducción produce el miedo de que la intención autorial
simplemente no puede controlar su significado ni su función social (Venuti, 1998, p. 31; la
traducción y el énfasis son míos) 1 .
Además, la traducción es un factor indispensable para apelar a identidades y colectividades
preexistentes, y para producir otras tantas mediante la interpelación y las condiciones de los
procesos de traducción, publicación y circulación. Es decir, traducimos con el supuesto de que hay
una comunidad con tales características específicas que la traducción concreta en cuestión será
necesaria o relevante para ella, o de que la traducción construirá su propio público, de que en sí
1 Given the reigning concept of authorship, translation provokes the fear of inauthenticity, distortion, contamination.
Yet insofar as the translator must focus on the linguistic and cultural constituents of the foreign text, translation may
also provoke the fear that the foreign author is not original, but derivative, fundamentally dependent of pre-existing
materials. [...] Translation is also an offense against a still prevailing concept of scholarship that rests on the assumption
of original authorship. Whereas this scholarship seeks to ascertain the authorial intention that constitutes originality,
translation not only deviates from that intention, but substitutes others: it aims to address a different audience by
answering to the constraints of a different language and culture. Instead of enabling a true and disinterested
understanding of the foreign text, translation provokes the fear of error, amateurism, opportunism an abusive
exploitation of originality. And insofar as the translator focusses on the linguistic and cultural constituents of the
foreign text, translation provokes the fear that authorial intention cannot possibly control their meaning and social
functioning.
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misma producirá a la comunidad que será interpelada por un texto que llamará su atención y de
que contribuirá para que un público adquiera o refuerce identidad/es y se asuma como colectividad
al hallar un punto de interés y unión en la traducción, un espacio donde puede verse y reconocerse
(Venuti, 2013, pp. 96-108; Harvey, 2000).
Uno de los enfoques traductológicos y traductores que parten de estas bases es el feminista y
LGBTIQ+, que se enmarca en los estudios sobre la traducción y que a menudo se concreta en la
presentación de traducciones «disidentes» que ponen en tela de juicio nociones de autoridad y
normatividad narrativas, textuales y de género. Al igual que otras líneas, sobre todo culturales y
sociales, de los estudios sobre la traducción, este enfoque combina propuestas teóricas y
metodológicas de ámbitos académicos con los marcos sociales, políticos, culturales y económicos
vinculados con ellas mismas y que responden a la continua transformación de los ámbitos
extratextuales que habitamos. Desde su inicio en las décadas de 1980 y 1990 con la escuela de
traducción feminista canadiense, ha mostrado desconfianza de las jerarquías tradicionales y los
roles de género, suspicacia en torno a los conceptos de fidelidad y equivalencia, y estándares
universales, ha tomado en cuenta el papel de quienes se desempeñan como sujetos agentes que
traducen, y que el lenguaje es un instrumento de construcción de significado y de intervención
política y cultural (Simon, 1996, p. 8). Desde la década de 1990, han surgido conceptos y textos
que han extendido la visión más allá de Canadá y Estados Unidos, y han contribuido a criticar y
reducir el eurocentrismo, la universalización y la homogeneización que señala Gayatri Spivak en
«The Politics of Translation» (1993). A esto hay que agregar, como otra etapa del enfoque
feminista, la inserción de problemáticas y teorizaciones específicas de los estudios de género que
han preparado el camino para la incorporación de lo LGBTIQ+ en el acercamiento a la traducción.
A partir de la publicación de Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity de
Judith Butler en 1990, se da un giro específico desde la performatividad a las reflexiones sobre la
construcción del género. Si anteriormente los vínculos entre feminismos y movimientos LGBTIQ+
habían tenido algunas repercusiones en las observaciones sobre traducción, es a raíz de las
propuestas de Butler que la performatividad del género, la teoría queer y los movimientos
LGBTIQ+ se insertan con más fuerza. Bajo la luz de los actos de habla que se proponen y discuten
desde J. L. Austin (Loxley, 2007), los actos y decisiones de traducción podían tener una explicación
y una lectura más pragmáticas, y la traducción como fenómeno general podía entenderse también
como un acto performativo. Con las propuestas de la noción del género como el resultado de actos
performativos que lo construyen, refuerzan y transforman mediante gestos que pasan por la
corporalidad, dependen de nociones de autoridad que avala o constituye un referente de la
performatividad, y se ven marcados por la repetición y la provisionalidad, se agregan nuevas
posibilidades para pensar la traducción.
Hoy en día, no es difícil considerar estos puntos como aspectos desde los cuales puede
elaborarse una reflexión sobre la traducción y trabajar su práctica dentro de un marco de
transformación del pensamiento sobre lo que son la traducción y las traducciones, e ir más allá de
los tipos de textos o temas que se quiere traducir. Por ejemplo, la labor de traducción —y quizá
más claramente de retraducción (Venuti, 2013, pp. 96-108)— está marcada por espacialidades y
temporalidades que hacen de cada ejercicio de traducción algo no solo temporal, sino provisional,
sinecdóquico y tentativo (Tymoczko, 1995), como ocurre con la construcción del género, y que
apela a la existencia o construcción de comunidades. Cada traducción es, a lo mucho, una
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representación parcial, provisional e incluso efímera de un texto base que es, a su vez, resultado de
una serie de mecanismos, dinámicas y transformaciones textuales e intertextuales en un sentido
amplio que puede llegar a incluir la extratextualidad como otro tipo de texto. Es decir, por un lado,
cada texto base es, de entrada, un artificio carente de singularidad o novedad absolutas, así como
ocurre con cada traducción. Por otro, cada traducción funciona solo en coordenadas muy concretas
y habla a públicos muy específicos, adquiere valor y aparente fijeza con base en su repetición y su
circulación, tal como pasa con el género, su relación con la repetición y la provisionalidad, y su
construcción en temporalidades y espacialidades específicas.
Entre las nociones que emplean juntas la teoría queer y la performatividad para trabajar a
partir de la repetición y la autoridad al tratar con la diferencia sexogenérica, incluyen que los
contextos no están completamente predeterminados, que «[...] la posibilidad de que el acto de habla
adopte un significado no-ordinario, de que funcione en contextos donde no ha pertenecido, es
precisamente la promesa política de lo performativo» (Butler, 1997, p. 161; la traducción es mía). 2
Se trata de algo que puede ayudar a liberar la traducción de la naturalización de la autoridad y crear
relaciones alternativas entre textos base y meta. También, como dice Ahmed, «[...] repetir algo
siempre abre la posibilidad (estructural) de que algo será repetido con alguna diferencia» (2004,
p.93; la traducción es mía). 3 Como sabemos, el texto meta nunca es literalmente igual que el texto
base. Así que la traducción como desemejanza es construida por la repetición donde está presente
la diferencia, y la dificultad o imposibilidad para que los actos de género y de traducción alcancen
el ideal puede llevar a problematizar la noción de equivalencia. Este aparente punto de fracaso,
parecido al supuesto fracaso de la originalidad y de la autoría, puede abrir posibilidades para el
género y para la traducción.
Cuerpo y voz, dos elementos cruciales en exploraciones de género y de diversidad
sexogenérica, son ejes relevantes en la traducción. Por un lado, existen observaciones como las de
Douglas Robinson (1991, pp. 3-64), quien pretende recuperar la corporalidad de quien traduce
como fuente de conocimiento e información para tomar decisiones y para evaluarlas, en un gesto
que intenta romper con una división cuerpo-mente y observar holísticamente el acto de traducir.
De manera semejante a algunas perspectivas sobre el género, este enfoque parte de que el cuerpo
ha sido imbuido de significados y respuestas condicionadas por las experiencias pasadas, mediadas
por códigos culturales preexistentes, de ahí que las reacciones corporales tienen que ver con lo
ideológico y lo idiosincrático, esto último creado por y sobre lo ideológico. Robinson (1991)
plantea que el sujeto de la traducción puede dar sentido a sus decisiones y medir lo que ocurre con
ellas a partir de sus propias acciones y reacciones corporales. Por ejemplo, la certeza y la
incertidumbre sobre lo que se hizo pueden manifestarse literalmente a través de gestos corporales
que no son superfluos ni gratuitos, como manera de relacionarse con la traducción. La postura que
adopta el cuerpo, su temperatura, sus movimientos, la comodidad o incomodidad pueden ser
indicadores importantes que solo es necesario aprender a atender.
La idea de voz y voces se vincula con el cuerpo de manera muy literal y también como la
coexistencia de discursos y voces involucrados en los textos base y meta. Me refiero a los textos
2 «[...] the possibility for the speech act to take on a non-ordinary meaning, to function in contexts where it has not
belonged, is precisely the political promise of the performative».
3 «[...] to repeat something is always to open up the (structural) possibility that one will repeat something with a
difference».
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tanto como a los contextos que entran no solo en diálogo, sino en conversación polifónica al agregar
capas de instancias textuales y extratextuales-empíricas que participan. Están, como bien ha
señalado el funcionalismo, quienes escriben el texto base, quienes encargan la traducción, quienes
la leen, y sus respectivas redes de contextos y de discursos incluidos y representados en ellos, y
que influyen en las acciones que se decide realizar. A esto se agrega, particularmente en el caso de
textos literarios, la idea de la construcción traductora de la voz narrativa (o poética) y de la figura
narrataria, con lo que se añaden al planteamiento funcionalista los enfoques, conceptos y aportes
narratológicos y poéticos. Si, desde los estudios literarios, manejamos con relativa claridad la
construcción de esos recursos en los que recaen la mediación y la producción de los mundos
narrados y poéticos, voces no necesariamente correspondientes a la voz y figura autoriales, la
traducción en manos de la figura traductora tiene a su cargo la construcción de una voz narrativa o
poética distinguible y analizable desde la traducción y desde lo literario.
Cuerpos y voces se ven involucrados, como comenté más arriba, con las emociones. Ahmed
plantea que el cuerpo es sitio donde se construyen y reproducen emociones como prácticas
culturales performativas que cuestionan dualismos y se vinculan con la repetición (2004, p. 3).
Desde esta perspectiva, el amor y el odio, el temor y el miedo son relevantes para el género y para
la traducción. «Amamos» actos de género y de traducción que se parecen a «un original» y se
adhieren a normatividades existentes, que satisfacen nuestras expectativas. Cuando estos actos se
apartan de lo esperado, se percibe la desemejanza y hay una producción de incomodidad,
desasosiego, temor, rechazo e incluso odio. Son emociones identificables como resultado de
encontrarse con una corporalidad que se ajusta a convenciones de género ortodoxas y
heteronormadas, o donde estas se desfasan en propuestas de disidencias sexogenéricas; son
identificables al leer una traducción «convencional», «fluida» y que se adhiere a expectativas de
adecuación y legibilidad, o una que «suena torpe», «no convencional», que se aparta del original y
de las normas con las que se espera que cumpla. Incluso son, en buena medida, emociones como
el temor y el miedo —mencionadas por Venuti en la cita— las que están también en juego al
enfrentar la posible falta de control textual y autorial que queda revelada por la mera existencia del
fenómeno de la traducción. Este puede hacer que miremos con cierto horror y desasosiego el
proceso de deformación de la identidad textual, tal como puede ocurrir con corporalidades que nos
parece que están fuera de la forma acostumbrada, fuera de la norma de legibilidad y funcionalidad.
La diferencia y desemejanza en la traducción pueden construirse conscientemente al decidir,
además de dar la vuelta a marcas gramaticales de género a través de expresiones neutras
comúnmente aceptadas, usar otras más notorias para fisurar reglas a costa de la normalidad y la
comodidad textuales. Otras posibilidades pueden ser la feminización o la queerización del texto a
través de la manipulación del género, el desdoblamiento, la ampliación, la amplificación. Este tipo
de uso de las estrategias no exclusivas de este enfoque traductológico puede forzar el
enfrentamiento con lo inesperado y la falta de claridad como manera de subvertir binarismos y
significados predeterminados con base en el hecho de que la diferencia en la traducción es un
espacio productor de significados.
Dentro de este marco de reflexión, surgió en 2016 el proyecto de traducción al español de
Gender Outlaws: The Next Generation , compilación de 55 textos de experiencias trans reunidos
por Kate Bornstein y S. Bear Bergman, y publicado por Seal Press en 2010. El proyecto, creado y
coordinado por Ariadna Molinari Tato de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
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Nacional Autónoma de México (UNAM), culminó con su publicación por dos editoriales en 2018
y 2019: Continta Me Tienes de España y Texere de México. Además, contó con las traducciones
de 22 estudiantes, exestudiantes y profesoras del Colegio de Letras Modernas (Departamento de
Letras Inglesas), y de dos editoras. Ante la imposibilidad de contar con financiamiento
gubernamental por falta de interés en el tema, se intentó publicarlo en la UNAM donde un comité
de publicaciones lo rechazó por no ser un libro académico, aunque el proyecto sí lo era. La siguiente
etapa fue buscar una editorial independiente dispuesta a trabajar con esa compilación de textos no
académicos que tampoco encajaban en definiciones ortodoxas de literatura, información y difusión,
cuya calidad y aportación dentro de esos rubros era incierta, que abordaba desde perspectivas
heterogéneas experiencias de disidencias sexogenéricas y que exploraba una serie de diferentes
modalidades de escritura que abarcaba poemas, testimonios, relatos, historietas... Era un libro que
violentaba algunas expectativas de definiciones y límites de conceptos, disciplinas y campos de
conocimiento. Ahí mismo se veía la utilidad potencial de la traducción y de esta traducción en
particular para abrir espacios que pueden constituir modelos de escritura distintos que hagan
reconsiderar las herramientas académicas que se usa para pensarlos, y que también pueden formar
bases que apuntalen nociones de identidades y colectividades.
Aunque en México se conoce una bibliografía más o menos amplia de textos que abordan
disidencias sexogenéricas, una gran cantidad de esos textos están en inglés o son textos
académicos. Pensar en traducir esta compilación se convirtió en la oportunidad de ir incorporando
ciertos tipos de textos y experiencias en el sistema cultural y social mexicano no desde un lado
académico, teórico o abstracto, sino como parte de una cotidianidad concreta. En ese sentido, se
trata de textos que pueden tener la posibilidad de contribuir a una difusión tal de la diversidad de
las experiencias trans que permita volverlas accesibles y parte de la vida común y con la posibilidad
de insertarse en el horizonte de expectativas de un público amplio. Como ha señalado Keith Harvey
(2000), la traducción de este tipo de texto puede ayudar a construir, visibilizar y reforzar
comunidades, a producir y poner referentes y modelos en posiciones más o menos centrales. La
traducción puede ser una manera de construir espacios sociales, políticos y culturales que, además
de ser críticos, produzcan referentes a los que pueden apelar el individuo o la comunidad, y que
pueden crear vínculos de identidad y de solidaridad.
Uno de los aparentes conflictos que puede crear esta compilación reside precisamente en la
heterogeneidad y multiplicidad de los textos mismos y en la dificultad para definirlos a partir de
modelos convencionales que han pasado a delimitar y ser delimitados por una institución literaria
estructurada por ejes de poder y hegemonías que son expresión y herramienta de sistemas más
amplios. Heterogeneidad, multiplicidad, hibridez, fluidez, identidades textuales en conflicto con
muchos tipos de canon son algunas de las cosas que se hacen patentes al pensar en las
características de los textos que se tradujeron y que impiden su total adherencia a reglas y
pertenencia a clasificaciones. Se trata de textos que conducen a cuestionar no solo qué es lo
literario, sino la utilidad y pertinencia de hacerse la pregunta siquiera. Las disidencias que se
encuentran temáticamente en los textos abarcan sus modos de escritura e hicieron que tuviéramos
que ajustar criterios de traducción que dependían de nociones más o menos normativas de
literariedad y textualidad, y que tuviéramos que preguntarnos por la (ir)relevancia de utilizar esos
marcos conceptuales.
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Otro elemento central es que al conjunto de múltiples y diversas voces autoriales que hacían
complejo definir y describir las experiencias trans y construir modelos de experiencia «operativos»,
cada uno con sus propias coordenadas contextuales, se agregaron las 24 voces traductoras con sus
ubicaciones y experiencias. Hay que enfatizar que la figura traductora es un factor activo en la
creación de significado y que, además de estar atravesada y producida por sus propios discursos y
narrativas, construye, como dicen Hermans (1996) y Schiavi (1996), un elemento narratológico tan
relevante como lo son las voces narrativas. Si además de la voz autorial y de la mirada lectora
existen la voz narrativa y la figura narrataria como constructos lingüísticos, textuales y discursivos,
que a su vez producen el texto narrativo, la figura traductora empírica construye una segunda voz
narrativa que siempre se superpone a la voz narrativa base como uno de los recursos del texto,
identificables y analizables, que contribuyen a la creación de sentidos y significados, y a la
desestabilización de la supuesta «invariante traductora».
Si retomamos, al menos parcialmente, lo que expone Robinson (1991) al hablar de la ideo e
idiosomática de la traducción, y lo agregamos al funcionamiento de estas capas de voces, no solo
tenemos una especie de obra polifónica monumental, sino la coexistencia de una diversidad de
corporalidades y subjetividades cultural, social y políticamente determinadas y construidas que
intervienen en la toma de decisiones de traducción. Entre las voces traductoras empíricas, hubo
desde quienes, pese a tratarse de textos base por completo directos y vocales en su representación
de la diversidad sexogenérica, preferían evitar un lenguaje abiertamente incluyente y decidían
emplear modos neutros que no plantearan alteraciones a la lengua regulada, hasta quienes
aprovechaban el espacio para que la visibilidad de sus decisiones hiciera patente la necesidad de
nombrar identidades y experiencias que no podían ser contenidas por las denominaciones y afijos
acostumbrados. Ahí, la morfología y la gramática se veían obligadas a adaptarse a otro tipo de
morfologías corporales y gramáticas de experiencias. También hubo desde quienes decidían usar
préstamos y dejar términos en inglés hasta quienes usaban las formas coloquiales o comunes
empleadas por comunidades LGBTIQ+ concretas, pasando por quienes buscaban hallar o construir
traducciones «correctas» o explicables y justificables desde las normatividades del español como
calcos, transposiciones, equivalencias y adaptaciones. Hubo quienes intentaron ajustar los textos
estilística y formalmente a modelos de escritura y literarios preexistentes, reconocibles y que
podían permitir darles sentido y estatus dentro de un sistema lingüístico-literario, quienes
conservaron sus «extrañezas» e «irregularidades», quienes aprovecharon posibles fisuras textuales
para explicitar sus interpretaciones. Cada una de estas decisiones contribuyó a manifestar posturas
de traducción distintas y también a presentar mundos textuales variados, diferentes y mediados por
voces e instancias poéticas y narrativas propias del trabajo de traducción que se superponían a las
establecidas por los textos base.
Algunos ejemplos pueden ilustrar parte de mis observaciones sobre niveles diferentes de
decisiones e intervenciones traductoras. El primero corresponde simplemente al título del texto de
j wallace: «The Manly Art of Pregnancy». Cabe señalar que Continta Me Tienes, la editorial
española, transformó el nombre de quien lo escribió al utilizar mayúsculas para J. Wallace; aunque
puede parecer un detalle irrelevante, apunta a una normalización que incluso pudo pasar
desapercibida por la editorial misma. Las dos editoriales adoptaron la traducción sugerida para el
título: «El arte de masculinizar el embarazo». No se trató de una decisión superficial y fue tomada
con base en las posibilidades semánticas que se abrían y se cerraban con cada opción, incluido el
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traslado literal que hubiese hecho del «arte del embarazo» un arte masculino a priori . Se utilizó la
paratextualidad como una manera de dirigir la lectura hacia la construcción cultural y política de
la experiencia y no arriesgarse a una lectura apropiativa que diluyera la performatividad del género
y esencializara o expropiara los hechos y acciones que rodean el embarazo. Pero así como se quería
cuidar y conservar la asociación del embarazo con las mujeres, no se quería perder de manera
alguna la posibilidad de volverla una experiencia socialmente masculina por los efectos mismos
de la construcción del género, de ahí la versión del título que se propuso y que eligieron las
editoriales.
Por otro lado, en «Transgredir el género en Pascua con Jesús» («Transgressing Gender at
Passover with Jesus») de Peter Toscano, la voz narrativa neutra, por las características del inglés,
de alguien que está como parte del grupo de discípulos de Jesús y que narra el encuentro con una
mujer trans, al final deja ver la posibilidad de haber sido siempre la voz de una mujer. Desde un
enfoque de revisión feminista asumido como tal, la posibilidad de una mujer como no solo
seguidora, sino integrante del círculo cercano a Jesús, era particularmente atractiva por su potencial
disruptor. Sin embargo, resultó que el texto publicado era parte de un monólogo dramático mucho
más largo donde, al final, se revelaba que la persona que hablaba era un hombre trans y eso
justificaba su aparición pública como discípulo plenamente validado por las costumbres y modos
de la época y el lugar. El marco de publicación facilitaba seguir considerando ese extracto como
una unidad cerrada, autocontenida e independiente de la existencia del resto del texto dramático, y
se podía jugar con hacer visible más allá de lo sugerido entre líneas que la voz narrativa, que en el
texto base era un hombre trans, en la voz narrativa construida por la traducción fuera una mujer
que rompía con otros niveles de autoridad y regulación en el contexto diegético y en el ámbito
histórico representado. Esto implicaba hacer algunos ajustes a lo largo del texto que permitieran ir
construyendo las bases para esa interpretación sin depender del efecto sorpresa de un misterio
develado que quizá podría pasar desapercibido al final. Es decir, la línea adoptada fue evidenciar
gradualmente la lectura elegida tanto para construir una red de significados que funcionara como
justificación textual de una parte del desenlace y hacerlo plausible, como para ir dando una
presencia más notoria a la voz narrativa. Uno de los efectos buscados fue la construcción más
dirigida y completa de la voz narrativa/personaje para que su función actoral y vocal como mujer
tuviera un papel más evidente y central dentro de un discurso de diversidad y de igualdad de género,
al pensar que dejar al personaje como hombre trans señalaría la adquisición de derechos del
personaje por ya ajustarse de algún modo a las normas de género prevalecientes, mientras que
construir su identidad de mujer implicaba una transgresión evidente y radical desde otras
perspectivas. Es central agregar que, dado que la masculinidad trans del personaje tampoco aparece
propiamente como tal en el extracto, se corría el riesgo de que, al no hacer cambios, el
personaje/voz narrativa quedara completamente asimilado por discursos heteronormativos e
identidades sexuales y de género convencionales, pues para el público lector habría sido muy fácil
considerar que se trataba simplemente de un hombre cis.
  • Simon Peter exploded. «Teacher, this is outrageous! There are no empty rooms in
  • Jerusalem. We needed to make plans weeks, months ago. Besides, you send them on a fool’s
    errand, to find a man carrying a pitcher of water! Everyone knows only women and children
    carry water! They will be walking around the city for days» (Toscano, 2010, pp. 195-196).
    NUEVA ReCIT , número especial (2022) Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
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  • Simón Pedro explotó: «¡Maestro, esto es demasiado! No hay aposentos disponibles en
  • Jerusalén; debimos planear las cosas hace semanas, hace meses. Además, la envías con ellos
    en una misión imposible… ¡hallar a un hombre con un cántaro de agua! Toda la gente sabe
    que sólo las mujeres, las niñas y los niños llevan agua. Estarán dando vueltas por la ciudad
    días enteros» (Versión A).
  • —¡Maestro, esto es demasiado! —Simón Pedro explotó—. No hay aposentos disponibles
  • en Jerusalén; debimos planear las cosas hace semanas, hace meses. Además, lxs envías en
    una misión imposible… ¡hallar a un hombre con un cántaro de agua! Toda la gente sabe que
    solo las mujeres, las niñas y los niños llevan agua. Estarán dando vueltas por la ciudad días
    enteros (Versión B publicada por Continta Me Tienes, pp. 253,-254).
  • —¡Maestro, esto es demasiado! —Simón Pedro explotó—. No hay aposentos disponibles
  • en Jerusalén; debimos planear las cosas hace semanas, hace meses. Además, lxs envías en
    una misión imposible… ¡hallar a un hombre con un cántaro de agua! Toda la gente sabe que
    solamente las mujeres, las niñas y los niños llevan agua. Estarán dando vueltas por la
    ciudad días enteros (Versión B publicada por Texere, p. 198).
    Si bien la versión base aprovecha las características del inglés para no tener que especificar
    género en children , también borra cualquier elemento distinto de un discurso heteronormado con
    them , ambas opciones completamente comunes en inglés. La opción A de la traducción era enfática
    en la distinción de género y marcaba con claridad contundente a la voz narrativa desde el principio,
    mientras que la opción B, al usar la forma incluyente «x», incorpora un modo discursivo anacrónico
    que, no obstante, también por eso atrae la atención, introduce la posibilidad política de diversos
    modos de pensamiento e identitarios y hace notar que se está buscando deliberadamente señalar
    algo en la traducción. El uso de x hace hincapié en su propia extra-ordinariedad, incluso por
    insertarse en un patrón de decisiones que, como se verá en otros puntos del texto, se basa más bien
    en el desdoblamiento. Si bien en un principio parecía más atinada la opción A, la B publicada por
    Texere es interesante porque a lxs agrega solamente en vez de solo , como hace Continta Me Tienes;
    aunque son términos semánticamente equivalentes, las sílabas adicionales de solamente pueden
    hacer más notorias las identidades de género de quienes sí pueden llevar agua, a lo que también
    contribuye el desdoblamiento de las niñas y los niños , que permite aumentar las designaciones de
    género que corresponderán a la voz narrativa al final.
    La línea de desdoblamientos, como dije, se emplea continuamente en el texto:
  • Earlier that day Levi had gathered all his family at his father's house: his parents,
  • grandparents, aunts and uncles, cousins, brothers and sisters, and all of their children
    (Toscano, 2010, p. 196).
  • Antes, ese mismo día, Leví había reunido a toda la familia en casa de su padre: su padre,
  • su madre, sus abuelos y abuelas, tíos y tías, primos y primas, hermanos y hermanas, y
    todas sus hijas e hijos (Versión única publicada por Continta Me Tienes, p. 254, y por
    Texere, p. 199).
    El texto base desdobla cuando al inglés le corresponde hacer algo parecido, así que en este
    momento del proceso de traducción solo se insistió en aplicar el mismo enfoque a todo el segmento:
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    se sigue esa propuesta del texto base y se entiende el mismo uso donde el inglés no tuvo necesidad
    de hacerlo. Además de dar continuidad a la línea de uso incluyente, otra vez se va reforzando la
    presencia de personajes mujeres que prepara para el penúltimo diálogo del texto.
  • Then I asked, «Would you like me to take that from you? You must feel awfully
  • embarrassed holding it» (Toscano, 2010, p. 197).
  • Entonces le dije: «¿Quieres que lleve eso por ti? Seguro te da muchísima vergüenza
  • cargarlo, eso lo hacemos las mujeres » (Versión A).
  • —¿Quieres que lleve eso por ti? –le dije entonces—. Seguro te da mucha vergüenza
  • cargarlo; yo puedo hacerlo (Versión B publicada por Continta Me Tienes, p.255, y por
    Texere, p. 200).
    Al igual que el primer ejemplo, quizá este puede verse como una manipulación externa y
    deliberada —que en realidad es lo que siempre ocurre en todas las traducciones— porque el cambio
    es muy evidente al hacer un cotejo. Agregar la explicitación puntual de que quien habla puede
    cargar el cántaro, señala ineludiblemente la identidad de género del personaje/voz narrativa
    construida en la traducción en la versión A y lo hace con menos especificidad pero con notoriedad
    semejante en la versión B, que tal vez requiere un desciframiento más fino y parecido al que puede
    necesitarse al leer el texto base, mucho más sutil en su planteamiento entre líneas. Así, la identidad
    no queda como una revelación contundente pero tampoco es negada y es coherente con lo que se
    ha ido presentando a lo largo del texto en la red de significados que se sobrepuso. Si bien la
    identidad de la voz narrativa no termina convertida en el punto medular del extracto, sí adquirió
    una visibilidad mayor acorde al proyecto y los intereses de la traducción.
    Otro ejemplo de la relación entre corporalidades, voces, experiencias y decisiones se dio
    durante la presentación del libro en la UNAM. De inicio, se buscó dar voz a las traductoras que
    pudieron participar en el evento y fueron ellas quienes presentaron el libro. Esto condujo a la
    posibilidad de abrir espacio no solo a la exposición de diferentes lecturas desde las líneas temáticas,
    sino a plantear una serie de experiencias íntimas con los textos, siguiendo a Gayatri Spivak (1993)
    cuando aborda la política de la traducción y habla de tratar el texto base respetuosa, cuidadosa y
    amorosamente, sin borrar heterogeneidades y sin unificar experiencias y estilos, permitiendo que
    retórica y silencio fracturen los patrones tanto de las convenciones como de las expectativas
    conocidas. Varias de las presentadoras/traductoras comentaron el cuidado que debieron tener al
    trabajar experiencias tan ajenas a las suyas y a su propia corporalidad y ubicación. Algunas
    hablaron de haberse hecho conscientes de su posible autocensura, producto del enfrentamiento de
    sus corporalidades y experiencias identitarias específicas, con las representaciones halladas en los
    textos. Incluso quienes se mostraron hasta físicamente cómodas con los textos en los momentos de
    traducirlos y hablaban de su capacidad para construir el tono necesario que no censurara el texto
    base ni fuera una autocensura de su propia voz, llegaron a expresar haber pasado por reacciones de
    incomodidad y desasosiego corporales al intentar leer en voz alta algunos pasajes. Ese gesto,
    aparentemente más arraigado en la materialidad y la corporalidad, se volvía una manera más
    tangible de performatividad en un acto de posible ventrilocuismo y usurpación. Volver la voz del
    otro propia, hacerla pasar por el cuerpo, se volvía un acto no solo de transgresión, sino,
    posiblemente, de apropiación. Sin embargo, todas las experiencias de traducción fueron
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    suficientemente distintas incluso por las intersecciones que se produjeron entre cuerpo, voz y
    emociones, con diferentes grados de cercanía en la relación con los textos, como para apuntalar
    que el resultado final, la compilación entera, fue un caleidoscopio con imágenes parciales, móviles
    y formadas por una coexistencia quizá al principio desapercibida de experiencias y voces que
    construyeron activamente la imagen final de cada texto.
    Además de abrir paso a la reflexión sobre la intervención de corporalidades, voces y
    experiencias en el proceso y resultado de traducción, el proyecto plantea la intervención de otro
    elemento como parte de una manera distinta de pensar la traducción desde enfoques feministas y
    LGBTIQ+: las emociones como una posibilidad epistemológica que, junto con los tres aspectos
    mencionados, hacen de la traducción un espacio político, activista, reivindicador, productor de
    conocimiento y transformador de narrativas que rompen con los ideales de racionalidad occidental.
    Si retomamos el uso que hace Ahmed (2004) de la performatividad desde las emociones como
    sitios de acción política, es posible considerar que la traducción de estos textos en particular puede
    conducir a instancias de performatividad donde los paradigmas son alterados y renovados
    constante e incesantemente con base en la exposición, construcción y manejo de emociones
    encarnadas. Si la conciencia de corporalidad y experiencia distintas hace que una traductora
    considere problemática su relación con el texto, ¿qué tanto de esa renuencia, ese pudor, incluso esa
    vergüenza del cuerpo normalizado ante el cuerpo que se desborda pero que también se intenta
    regular, se filtra al texto traducido, se vuelve parte de la voz traductora/narrativa y, por ende, de la
    parte narrataria y después de la experiencia de lectura?
    La traducción de Disidentes de género: la nueva generación constituye un buen ejemplo de
    un proyecto surgido desde un espacio de reflexión académica con conciencia de necesidades y
    alcances políticos y sociales. Primero, en vista de que al menos en México no hay muchas
    publicaciones no académicas sobre experiencias trans en la cotidianidad, el hecho mismo de haber
    elegido la compilación tiene relevancia como un esfuerzo consciente por crear un espacio de
    presencia, difusión y diálogo. Este espacio puede, a su vez, conducir a la construcción,
    enriquecimiento y consolidación de modelos y trasformación de cánones en los sistemas receptores
    que entonces podrán contar con algunos referentes para la creación de sus propios textos. La
    diversidad de experiencias, de textos y de voces multiplicadas puede ofrecer un tejido heterogéneo
    que abarque el cuestionamiento de los sistemas literarios mismos, así como lo hace con las
    estructuras que aún pretenden regir diversidades sexogenéricas y estructuras culturales.
    NUEVA ReCIT , número especial (2022) Facultad de Lenguas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
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