Bohoslavsky, Ernesto, Historia mínima de las derechas latinoamericanas, México, El Colegio de México, 269 págs., ISBN 978-607-564-400-4, 2023

 

Mateo Moreyra*

 

La historia que Ernesto Bohoslavsky reconstruye a lo largo de su nuevo libro se inscribe en la reciente producción historiográfica de las derechas. Este tema de estudio sigue desarrollándose por su relevancia no sólo académica sino también política y ciudadana. Este libro llega en el 2023 con la relevancia que supone reflexionar sobre los motivos de estos procesos aún inacabados.    

 

Las vinculaciones y redes de intercambio transnacionales de organizaciones, publicaciones y figuras de las derechas han sido unos de los principales intereses académicos del autor. Posicionándose frente a las conexiones entre las organizaciones del Atlántico norte y las sudamericanas (diálogos Norte-Sur), que han sido más estudiados en las derechas de la región, Bohoslavsky ha dado cuenta en sus producciones, colectivas e individuales, de una mayor intensidad en la circulación Sur-Sur de los contactos establecidos entre diversos grupos de derecha y de extrema derecha dentro del continente.

 

Enmarcada dentro de la colección Historias Mínimas de El Colegio de México esta obra está dirigida a un público no especializado. Este trabajo es de síntesis y problematización del rumbo de organizaciones de derecha, junto con sus figuras e ideas, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. El objetivo es explicar la paradójica situación que plantea el incremento de las derechas en visibilidad y amplitud de convocatoria: ¿por qué sectores populares muestran adhesión a una ideología y acción política propias de grupos reducidos con intereses particulares?

 

En las investigaciones, postula el autor, existe un carácter más impreciso de lo que engloba el término “derechas”, quiénes son sus representantes y qué ideas y estrategias enarbolan con respecto a las izquierdas. Este ámbito de disputa se traslada y vincula en el escenario público. Es importante, por tanto, el señalamiento que Bohoslavksy hace de los usos por fuera de la academia que tiene la delimitación de qué y quiénes son las derechas. En mi opinión, por el potencial político que esa ambigüedad tiene para legitimar discursos y acciones y descalificar a otros.

 

En la introducción del libro, el autor describe las particularidades que conlleva el estudio de las derechas, la variedad de conceptualizaciones sobre los términos “derecha” y “derechas” y la variedad de académicos que confluyen en la conformación del campo. Para él las derechas son proyectos hegemónicos de la élite que dicen representar a los sectores no prominentes, participan con ellos en la vida política, pero se posicionan en contra de avances en su igualación social, reticentes a cambios bruscos. Bohoslavksy las define de manera relacional. Es decir, sus composiciones derivan de las posiciones e intereses de los actores de derecha en un determinado momento, cómo se distinguen a sí mismos frente a adversarios o enemigos y la continua reformulación de este enfrentamiento.

 

Cuando el juego político cambia, los argumentos y lugares en el tablero son trastocados por los agentes pero la hostilidad entre derecha e izquierda permanece. Las derechas son siempre un objeto de estudio histórico y plural, por la dinámica misma que presentan, situándose de manera cambiante. El autor, además, distingue en general dos particularidades de las derechas latinoamericanas con respecto a otras latitudes: la injerencia e influencia estadounidense en el continente y el carácter católico de la gran mayoría de su población. Teniendo esto en cuenta, desarrolla en períodos cronológicos seis capítulos, una coda, las conclusiones generales y una bibliografía comentada.

 

En el primer capítulo, titulado “De finales del siglo XIX a las noticias de la Revolución Rusa (1880-1918)”, el propósito es mostrar la relación entre la conflictividad laboral con el cambio hacia un liberalismo autoritario de clase para dar cuenta de las respuestas de las derechas. Estas tensiones permiten entender el funcionamiento de las élites y clases medias en esa clave, en su interpretación ideológica, los reclamos y planes de acción para estabilizar los regímenes oligárquicos y la democratización de inicios del siglo XX. 

 

En el capítulo dos, definido como “Las derechas y el origen del miedo rojo (1918-1930)” el objetivo es desentrañar el escenario en el que se desplegaron diferentes rasgos comunes de las derechas liberal-conservadoras, tras las repercusiones de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, comprometidas en reducir los acuciantes conflictos entre capital y trabajo. Éstos fueron: demostración de violencia parapolicial en las calles con ligas y guardias armadas; discursos conspirativos para explicar los conflictos sociales y laborales; y un miedo transnacional del accionar subversivo que involucraron a diferentes organizaciones partidarias, grupos empresariales y la Iglesia católica.   

 

Luego, en el capítulo tres, “La era del fascismo (1930-1945)” el centro de análisis da preferencia a la entrada en escena de las derechas radicales, signadas por la crisis de 1929, la originalidad del fascismo europeo y una mayor conexión internacional de la política latinoamericana. Estos grupos, cuyos orígenes estriban en la etapa anterior, logran consolidarse abocados a convocar y movilizar a las masas. Hacen uso de la violencia callejera, proclamas antisemitas, promueven discursos de “justicia social” no marxista y entran en la competencia electoral con estos ideales.

 

En el capítulo cuatro, “Desarrollo, democracia y anticomunismo (1946-1964)”, con la Guerra Fría y su orden bipolar trastocado en la región por la Revolución Cubana. El desarrollismo resulta de las posiciones que adoptan las derechas liberales y conservadoras en orden de alcanzar una democracia empeñada en lograr un progreso material y social (desarrollo) y desarraigar de la vida pública y política cualquier atisbo de extremos ideológicos, tomados por “totalitarismos”. El anticomunismo se manifestará como el elemento distintivo en el período.

 

Ese compromiso de los gobiernos, insuficiente, con la democracia y el progreso sufrirá un fuerte revés en las décadas siguientes, tal como lo señala Bohoslavksy en el capítulo cinco, “Seguridad Nacional, fin de la hegemonía y dictadura (1964-1989)”. Los sindicatos combativos junto a las organizaciones estudiantiles, las reformas agrarias y las alianzas político-partidarias resultaron ser el foco del aparato represivo estatal con los militares como actores con peso y legitimidad creciente a la hora de imponer sus directivas en el espacio público e institucional. Este recrudecimiento político de las Fuerzas Armadas estuvo orquestado en connivencia con la jerarquía eclesiástica católica, los conglomerados empresariales, el gobierno de Washington y las derechas poniendo fin a múltiples experiencias democráticas y las libertades en nombre de una “seguridad” militarizada, en detrimento del desarrollo.

 

En el fin de la Guerra Fría, la caída de las últimas dictaduras y la casi omnipresencia del neoliberalismo se enmarca el capítulo seis: “Democracia, derechas y neoliberalismo (1989-2015)”. Muestra las repercusiones de este modelo económico, las consecuencias negativas de sus reformas de desregulación financiera, beneficiosas para los sectores más concentrados de la economía nacional, y la reducción de la capacidad reguladora del Estado bajo las directrices de los organismos internacionales de crédito.

 

Con la fragmentación laboral, la pobreza y el peso menguante de la Iglesia católica y las Fuerzas Armadas, nuevas formas de organización se hacen patentes y dejan huellas actuales por las nuevas identidades que fueron surgiendo y las estrategias de orden político-social ante la “marea rosa”: fomento del rescate del libre mercado; difusión de la “memoria completa”; el refuerzo del patriarcalismo; deshacer la legislación sobre identidad de género, drogas y el aborto; creciente repercusión de actores religiosos, principalmnte miembros de iglesias evangélicas, en la esfera pública y política contra el feminismo, la educación sexual y lo que denominan la “ideología de género.”

 

Finalmente, en las conclusiones, el autor pone en perspectiva los puntos analíticos de la introducción con las situaciones particulares de los diferentes capítulos y hace un relevamiento de sus elementos comunes. La problematización de la coda llamada “¿Tienen, finalmente, las derechas su pueblo?” significa, desde mi punto de vista, un gran aporte porque avanza en las interpelaciones acerca de qué buscan lograr las derechas en las mayorías, más allá de la explicaciones de orden interno que suelen ser recurrentes, lo cual es fundamental para plantear nuevas hipótesis en este campo de estudio aún prometedor.



* Escuela de Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. E-mail: mmoreira@mi.unc.edu.ar