Liaudat, Santiago, Stevia: Conocimiento, propiedad intelectual y acumulación de capital, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2021, 336 páginas, ISBN: 978-987-8451-10-7.

 

Celina Druetta*

 

La historia latinoamericana ha estado marcada por históricas estructuras de dependencia, caracterizadas no sólo por el saqueo y despojo de riquezas materiales sino por la explotación cognitiva. Esta es la problemática que guía el desarrollo de la obra de Santiago Liaudat, fundamental para comprender los orígenes de la actual acumulación de capital y la reproducción de asimetrías geopolíticas, directamente vinculadas a la explotación y apropiación de conocimientos originados en las periferias. Con el objetivo de develar los recorridos y estrategias de la explotación cognitiva, el trabajo centra su investigación en la historia de la mercantilización de la Stevia, un ángulo a través del cuál analizar la totalidad capitalista y sus formas de reproducción. De esta manera, el análisis del caso de la Stevia rebaudiana Bertoni (Ka’a He’e[1]) permite adentrarse en este ámbito de problemas.

 

Teniendo como eje central el recorrido de los flujos de conocimientos y las condiciones que posibilitan la distribución desigual de los beneficios derivados de la comercialización, la obra se divide en dos partes y seis capítulos. Los primeros cinco se encuentran dedicados al recorrido histórico de la hierba dulce, desde el contacto inicial con los guaraníes hasta el cercamiento privado de conocimientos tradicionales y periféricos mediante derechos de propiedad intelectual y la sanción de normas técnicas. Se trata de un extenso recorrido a través de los espacios y el tiempo, atravesado por relaciones de explotación y apropiación entre múltiples ámbitos y actores: comunidades indígenas, redes científicas, centros de investigación, sedes diplomáticas, oficinas estatales, medios de comunicación, cámaras empresariales.

 

El último capítulo aborda la metodología de análisis desplegada a lo largo de toda la obra. Con el objetivo de analizar con profundidad las relaciones entre capitalismo y conocimiento, así como los flujos de saberes que circulan por medio de diversos soportes materiales y procesos de traducción, se aplicó el enfoque teórico metodológico del materialismo cognitivo. De esta manera, por medio de una teoría de la explotación apoyada en el valor-conocimiento, se despliega un desarrollo que entiende a la explotación impaga de conocimientos como el origen de la ganancia capitalista, por medio de intercambios asimétricos y legales a través de los cuáles los explotadores obtienen un plusvalor económico por medio del aprovechamiento lucrativo de los conocimientos de los explotados. En estos procesos resultan fundamentales tanto los mediadores e intermediarios que posibilitan la traducción del conocimiento a soportes materiales, como la intermediación de los marcos de regulación, que legalizan y legitiman el acceso desigual de los conocimientos.

 

El primer capítulo, “Uso indígena”, se centra en el recorrido espacio-temporal de la Ka’a He’e: sus orígenes, los usos indígenas, y los aportes de los mismos en la acumulación cognitiva de la hierba. Esta planta dulce -originaria de la Cordillera de Amambay en Paraguay- tuvo un ingreso tardío como objeto de conocimiento y comercialización en el mercado occidental. Sin embargo, antes de la consolidación de la presencia del Estado paraguayo -a partir de principios del siglo XX-, la cordillera de Amambay había estado poblada por la etnia tupí-guaraní. Esto hizo que los primeros contactos, usos y conocimientos sobre la planta estuvieran a cargo de prácticas indígenas, registradas en la historia oral y ancestral de la comunidad guaraní. De este modo, fueron las comunidades las primeras en realizar enormes aportes al flujo de conocimientos que serán explotados comercialmente. Este reconocimiento resulta fundamental, resalta Liaudat, ya que “(...) sirve a la reconstrucción de una historia de los saberes no eurocéntrica” (pp. 42). Son los guaraníes quienes descubrieron la planta y su propiedad edulcorante; fueron quienes transmitieron esta información al investigador europeo, y quienes facilitaron ejemplares de difícil acceso; y fueron ellos quienes aportaron información sobre el crecimiento y reproducción de la planta. Estas contribuciones cognitivas circularon hacia la sociedad occidental a lo largo de todo un siglo. A pesar de ello, la ciencia moderna nunca reconoció el aporte guaraní, dando lugar a un silenciamiento que facilitó la legitimación de una explotación impaga de conocimientos tradicionales.

 

En el segundo capítulo, “De lo local a lo universal”, se reconstruyen las contribuciones de la ciencia local en el orígen de las investigaciones científicas sobre la planta. En esta etapa, investigadores occidentales -radicados en Paraguay- acceden al conocimiento de la planta a través de sus conversaciones con la comunidad guaraní. Bertoni resulta una figura fundamental para la reconstrucción de este flujo de conocimientos, siendo el primero en abrir canales de comunicación entre el mundo occidental y los conocimientos tradicionales a través de dos artículos científicos publicados en 1899 y 1905. Estos artículos se constituyen en las primeras traducciones entre soportes materiales de conocimiento, manifestadas de dos maneras: una traducción al lenguaje formal de las disciplinas científicas -normatividad ideada en las instituciones científicas centrales- y una traducción a aquellos lenguajes europeos modernos. El autor afirma que tales traducciones se convierten en mecanismos de exclusión, donde no sólo quedan fuera lenguajes indígenas sino los sujetos locales donde es producido el conocimiento. De esta manera, la mediación científica actúa también como un dispositivo de poder y control del acceso a los conocimientos, permitiendo en el caso de la Stevia el acceso de la planta al mundo occidental. Al transformarla en un objeto científico, la Stevia ingresó al “ (...) horizonte de sentido de la racionalidad económica capitalista” (pp 90) , dando lugar a la universalización de lo que antes era un conocimiento local.

 

El tercer capítulo, “De la periferia al centro”, aborda las consecuencias generadas por la mediación científica, a través de la cual el conocimiento local se trasladó desde la periferia hacia el centro por medio de una extensa cadena de intermediarios y mediadores -particularmente por vías diplomáticas-. Esto generó la movilización de numerosos actores e intereses, y el incremento de la producción cognitiva en países centrales, superando a la ciencia local a partir de un mayor acceso a conocimientos, recursos simbólico-políticos y materialidad. De esta manera, la Stevia comenzó a transitar redes de conocimiento más próximas a las potencias del mundo: Gran Bretaña, Alemania y, a partir de 1930, Francia y Estados Unidos. Finalmente, a partir de 1945, Estados Unidos alcanzó la supremacía en su estudio con publicaciones que ya no tenían un perfil netamente académico y disciplinario, sino que pertenecían a sectores industriales y productivos. Aquí puede observarse el permanente diálogo entre los intereses económicos y la producción científica. En este marco, el conjunto de avances en relación a las investigaciones y traducciones del conocimientos a sus diversos soportes materiales, permitieron comenzar a prescindir del conocimiento indígena originario, fomentando el ocultamiento de los aportes guaraníes al desarrollo cognitivo, y excluyendo a los pueblos indígenas y al mismo Paraguay de los beneficios de su comercialización.

 

En el cuarto capítulo, “Del laboratorio al mercado”, se analizan los inicios de la utilización comercial de la Ka’a He’e, en relación a las primeras formas de domesticación y al avance del conocimiento tecnológico centrado en su comercialización. Esta etapa implicó una nueva forma de mercantilización, vinculada a derechos de propiedad y patentamiento de variables comerciales. Estos procesos de avance científico y tecnológico estuvieron caracterizados por lo que el autor denomina como fenómenos de expropiación capitalista -donde un actor social más poderoso se apropia legalmente de materias que estaban al alcance de actores más débiles- y de explotación capitalista -donde conocimientos de los actores son copiados por quienes los explotan comercialmente, reproduciendo el conocimiento en otros soportes materiales y finalmente prescindiendo de los creadores-. Estos fenómenos, amparados bajo legalidad y legitimidad, permitieron que la producción cognitiva paraguaya/indígena fuera explotada y su riqueza biológica expropiada -por medio del trasplante de especímenes-, primero por actores locales y posteriormente por actores extranjeros. Finalmente, con la propiedad física sobre las plantas y la propiedad intelectual sobre los métodos de refinamiento, variedades vegetales y combinaciones de compuestos, se completó el proceso de desacumulación de los actores periféricos.

 

El quinto capítulo, “De lo prohibido a lo codiciado”, da cuenta de la manifestación completa del proceso de explotación analizado hasta ahora, por medio del fenómeno de la explotación por reproducción de saberes impagos a través de la propertización del flujo de conocimientos. Este cercamiento intelectual fue posible mediante regulaciones de tipo excluyentes, como los derechos de propiedad intelectual y las normativas sanitarias. Los recorridos seguidos por la comercialización de la planta a partir de la década de 1990, dan cuenta hasta qué punto las organizaciones de sanidad ubicadas en los países centrales -parámetro internacional para la producción de alimentos- se encuentran estrechamente vinculadas con el mundo empresarial y sus intereses. Cuando la planta dulce fue finalmente aprobada para el consumo humano en 2008, tras una larga batalla judicial que había generado su censura al mercado mundial, se lo hizo planteando requisitos de refinamiento y pureza altísimos. De esta manera, las regulaciones de sanidad actuaron implícitamente como regulaciones de acceso al conocimiento y producción: el alto refinamiento requería de importantes capacidades técnicas y económicas para acceder al mercado de la propiedad intelectual de los conocimientos tecnológicos.

 

Este despliegue conjunto de derechos de propiedad intelectual y regulaciones de sanidad supuso la concentración de la comercialización, dando lugar una nueva división internacional del trabajo que posiciona en la cima a aquellos países y empresas dedicadas a la investigación y el desarrollo. En este marco profundizado de desigualdades globales, los procesos de desacumulación periférica alcanzan su máxima expresión en la extranjerización de sus entramados productivos, ante la necesidad de incorporar tecnología extranjera bajo el control del capital transnacional. Ninguna de las empresas enriquecidas con estos procesos fue parte de la larga historia de investigaciones científicas, domesticación, desarrollos tecnológicos y conocimientos tradicionales vinculados a la Ka’a He’e.

 

Considero que el libro reseñado constituye una valiosísima obra para repensar los conocimientos producidos en América Latina, otorgándoles entidad y relevancia como saberes que han sido fundamentales en la histórica acumulación de capital en los centros, a través de una utilización impaga por parte de los actores representantes de la dominación geopolítica. Se trata de una obra que logra, desde un lenguaje accesible y sencillo, analizar las relaciones entre conocimiento y capitalismo desde un pensamiento situado en la realidad periférica y latinoamericana. Por estos componentes, resulta una obra fundamental para repensar el lugar político y ético de la academia como espacio donde se reproduce la desvalorización del conocimiento local, y donde se configuran las asimetrías. Asimismo, desde un posicionamiento que es profundamente político y propositivo, se preocupa por dar cuenta de los condicionantes estructurales de las economías dependientes, con el objetivo de posibilitar nuevas ideas que pretendan nuevos caminos de emancipación social.



* Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina. Email: celidruetta@gmail.com

[1] Denominación guaraní originaria. Esta es la denominación que utiliza el autor a lo largo de la obra, dando lugar a un posicionamiento político. El lenguaje actúa como un dispositivo de poder fundamental para la exclusión, invisibilización y silenciamiento de otras voces. La pérdida de la denominación original en el lenguaje coloquial, científico y comercial de la planta da cuenta de una invisibilización histórica de los aportes indígenas y el lugar de la comunidad guaraní en la historia de la mercantilización de la Stevia: “Estas traducciones, lejos de ser inocentes, expresan formas específicas de articulación del saber moderno con la organización del poder colonial. A este proceso se lo ha denominado colonialidad lingüística y epistémica” (pp.80).