Presentación Dossier
Las revoluciones atlánticas (1770-1830): una ventana para su revisita
Matías Oberlin Molina*
Esteban Chiaradía**
Juan Francisco Martínez Pería***
En 1790, pocos meses antes de la insurrección que agitó Santo Domingo y provocó el nacimiento revolucionario del Haití independiente, el colono francés La Barre le escribió una carta a su mujer, que vivía en la metrópoli, en la que le aseguraba que la vida en el trópico seguía siendo apacible: «Nuestros negros no se mueven … Ni siquiera lo piensan. Son muy tranquilos y obedientes. Es imposible que se rebelen». Y de nuevo: «No tenemos nada que temer de los negros; son tranquilos y obedientes». Y más adelante: «Los negros son muy obedientes y siempre lo serán. Dormimos con las puertas y las ventanas de par en par. La libertad para los negros es una quimera».
Michel Rolph Trouillot
Un dossier suele ser la puerta de entrada o la excusa para abordar un tema. Cuando la propuesta es un problema tan candente como las revoluciones (esas rupturas en el continuum de la historia, como señalaba Walter Benjamin), por más que exista un recorte temporal, su abordaje no puede ser otro que el del ensayo, ese dispositivo óptico que puesto a jugar en el archivo (Andermann, 2017) nos permite abrir nuevos senderos. El fenomenal trabajo de Enzo Traverso (2022), retomando lo que él denomina como el método de las imágenes dialécticas de Walter Benjamin es una invitación reciente en ese sentido.
Si buscáramos un punto fijo para iniciar esta presentación, podríamos afirmar que ciertamente en el campo de la historia existe una suerte de consenso enunciable del siguiente modo: el hito fundacional de la historia contemporánea occidental es la Revolución Francesa. Un acontecimiento que reúne en su arremolinado devenir los elementos que lo hacen lo suficientemente atractivo para que todo historiador a lo largo de su carrera regrese a beber de su fuente. El filósofo e historiador argentino José Sazbón ha sabido inmortalizar, en un sugestivo texto (Sazbón, 2016), el vínculo entre quienes detentan el oficio de hurgar en el pasado y este inagotable proceso que terminó con el fin del antiguo régimen en Francia.
Sin embargo, esa afirmación lejos de constituir un dogma se nos presenta como una idea fuerza a discutir porque la Revolución Francesa no fue un proceso único y aislado, sino que fue uno de los tantos nodos de una constelación mucho más amplia que inundó ambos márgenes del océano Atlántico entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Probablemente -a pesar de que su estudio proveyó los arquetipos de fuerzas sociales y políticas (como la idea de “derecha” y de “izquierda”), los conceptos y las herramientas con las cuales se estudiaron las revoluciones sociales posteriores- no fue el más radical, ni siquiera el más universal de los procesos revolucionarios. Muy lejos de eso, como ya lo advirtieron tempranamente autores de Nuestra América como el haitiano Jean Louis Vastey en su ensayo Comentarios políticos sobre ciertas publicaciones y diarios franceses sobre Haití (1817) y el chileno Francisco Bilbao en su última obra El evangelio americano (1864), dicho proceso estuvo plagado de profundas contradicciones, siendo -además de las de clase y género- las raciales, esclavistas y coloniales, las más relevantes desde una perspectiva del sur. Bilbao criticó con claridad meridiana el mito de la Revolución Francesa señalando:
¿Y qué punto de vista tan estrecho es ese de querer someter el movimiento revolucionario de la humanidad a la fecha de 1780, y a esa nación, la Francia, que ha sido la que hasta hoy escarnece su propia declaración de los derechos? ¿Cuáles son los pueblos regenerados por la acción de la nación francesa? ¿Qué ha hecho en Asia, en África, en América? Sangre, esclavitud, conquista, o saqueo, he ahí las regeneraciones de la Francia en otros pueblos (Bilbao, 1864: 98-99).
Por el contrario, la revolución en Saint Domingue, la principal colonia europea en el Caribe, se caracterizó no sólo por ser la primera y única revolución de esclavizados que triunfó en la historia de la humanidad y la primera independencia de América Latina, sino además por ser la más genuinamente universalista de los procesos revolucionarios del siglo atlántico (Martinez Peria, 2012). Fue además, en este sentido, la precuela de grandes gestas revolucionarias del siglo XX que también tendrían una clara dimensión universal como las revoluciones de México y Cuba. Así lo definió en su ya clásico trabajo El pensamiento sociopolítico moderno en el Caribe el haitiano Gérard Pierre-Charles (1985), al destacar la centralidad del mundo caribeño-antillano en los procesos históricos de la modernidad en nuestro hemisferio, en una saga que se remonta a la imposición de la encomienda para llegar al socialismo, con la Revolución haitiana en un desempeño sumamente relevante.
Las andanzas de François Mackandal, Cécile Fantiman, Dutty Boukman, Jean François Papillon, George Biassuou, Toussaint Louverture, Henri Christophe y Jean-Jacques Dessalines, que tan magistralmente han sido inmortalizadas desde la disciplina histórica por Ciryl L. R. James en Los jacobinos negros (1938) y desde la literatura por Alejo Carpentier en El reino de este mundo (1949), entre otros, eran inimaginables para quienes ejercían el poder en la isla (los grand blanc franceses) pero también para el conjunto de las elites blancas en el ámbito atlántico. El antropólogo e historiador haitiano Michel Rolph Trouillot (2018) supo señalar este carácter “impensable”: que quienes se encontraban en la base de la pirámide social -las personas esclavizadas- se convirtieran en los protagonistas de su propia historia. ¿Cómo fue posible que lo inimaginable se volviera una realidad efectiva? Esa, quizás, sea una de las tantas preguntas que todavía hoy invitan a una revisita.
Algunos estudios sumamente innovadores, como The Common Wind: Afro-American Currents in the Age of the Haitian Revolution del historiador afroestadounidense Julius S. Scott (2021), han logrado apropiarse de métodos como el utilizado por Georges Lefebvre (1932) para analizar el “Gran Pánico” en la Revolución francesa y reconstruir la circulación de los rumores en los tiempos de la Revolución haitiana. Otros, como los historiadores norteamericanos Marcus Rediker y Peter Linebaugh con su monumental obra The Many-Headed Hydra: Sailors, Slaves, Commoners and the Hidden History of the Revolutionary Atlantic (2005) han contribuido recientemente a visualizar al conjunto de poblaciones diversas (indígenas, esclavos, leñadores y aguadoras, piratas, prófugos) que, cual “cuadrilla variopinta”, conformaron una resistencia temprana de los subalternos a escala atlántica a la conformación del sistema mundo moderno, brindándonos indicios de gran valor a la hora de reponer la historia de los impensados. Por su parte, Caroline Fick -discípula de C.L.R. James- realizó en The Making of Haiti. The Saint Domingue Revolution from Below (1990) un abordaje “desde abajo” destacando el papel de las masas en la revolución, poniéndo énfasis en la centralidad haitiana en el contexto atlántico y resaltando la experiencia de las masas forjadas bajo la opresión por sobre el impacto de las ideas ilustradas metropolitanas que destacan otros autores. Solo por citar algunos de los estudios más sugestivos de los últimos años.
Como vemos, diversas investigaciones fueron cuestionando, enriqueciendo, problematizando y discutiendo las interpretaciones tradicionales sobre los procesos revolucionarios atlánticos a lo largo de la dilatada geografía americana. Las revoluciones atlánticas en conjunto, por lo tanto, siguen brindando luces sobre el carácter de las sociedades que a lo largo de los siglos posteriores tuvieron distintas derivas en el concierto de naciones americanas. Su revisita, lejos de cumplir el gastado y desabrido gesto del homenaje es una invitación a la reflexión y a la acción en el presente. Las preguntas que orientan ese viaje hacia el pasado proyectan, por lo tanto, un campo de posibilidad que invita a la “creación heroica” al decir del amauta, José Carlos Mariátegui. El dossier que hoy desde la Revista Intercátedras de Historia de América Latina y el Caribe publicamos busca convertirse en eso: una ventana hacia investigaciones novedosas sobre las revoluciones atlánticas de fines del siglo XVIII y principios del siglo XX.
Para ello, presentamos cinco artículos inéditos que abordan distintos aspectos de los procesos revolucionarios atlánticos. Nos presentan ámbitos que podemos pensar como dispositivos en los que se combinan lo local y lo global, núcleos que durante el proceso revolucionario funcionaron como usinas en las que las tensiones entre tradición y revolución dejaron un profuso rastro, como la prensa y las universidades, las libertades constitucionales, la autonomía y la autoorganización, y que también ponen a debate interpretaciones que fueron consolidándose sobre estos procesos históricos en Nuestra América.
En primer lugar, el magíster y doctorando (UNLA) Wenceslao Andrés Martin nos introduce en la historia de las comunidades cimarronas que lucharon en las sierras y ciénagas próximas a Cartagena de Indias. El autor, partiendo de una crítica a las teorías estado-céntricas, caracteriza de revolucionarias las luchas de las poblaciones cimarronas, “quienes por iniciativa y acción propia consiguieron y defendieron su libertad, tierras para habitar y amplios márgenes de autonomía para vivir” (Martin, 2024).
Luego de realizar un exhaustivo estado de la cuestión –en el que analiza las posiciones de diversos autores y autoras que han caracterizado al cimarronaje en un arco narrativo que va desde considerarlos como parte de los procesos revolucionarios hasta como funcionales al statu quo del orden colonial– Martin nos inserta en el corazón de los debates respecto a la subalternidad y la historia desde abajo: Antonio Gramsci, Ranajit Guha, Silvia Rivera Cusicanqui, Walter Mignolo dialogarán con Bertolt Brecht, Edward Palmer Thompson, Walter Rodney, Peter Linebaugh y Marcus Rediker brindándonos una clave de lectura para los palenques de Cartagena de Indias. Los palenques y en particular “la guerra cimarrona” que analiza el autor se convierten así en una de las mil cabezas de la hidra revolucionaria en el Caribe. Los “impensables” a los que refería Trouillot se erigen en el texto de Wenceslao Martin en sujetos revolucionarios cobrando su adecuada estatura histórica.
La licenciada y doctoranda en historia (UBA) Mercedes Roch nos introduce en un tema sumamente fascinante: el del rol de la prensa en la difusión de ideas durante la década revolucionaria en el Río de la Plata. La autora sostiene que la prensa periódica tuvo una doble función en este período: “la de difundir conocimientos y doctrinas con el fin de organizar políticamente a los pueblos, y la de establecerse como herramientas de propaganda revolucionaria” (Roch, 2024).
Particularmente, la autora pone el foco en cuatro editores que dirigían medios de prensa: El Independiente (Manuel Moreno), La Gazeta de Buenos Ayres (Camilo Henríquez), El Censor (Antonio José Valdés) y La Crónica Argentina (Vicente Pazos Kanki). Cuatro medios de prensa que se pronunciaban por la causa americana de la independencia. Allí se dió un “prolífico debate político-doctrinario en torno al modelo que sería más conveniente para organizar el territorio libre” (Roch, 2024). Así el federalismo y el antifederalismo se convirtieron en temas centrales en los debates en torno a la organización territorial.
La autora repone no sólo las influencias intelectuales del debate en torno a la independencia y la discusión conceptual (contractualismo, soberanía) o respecto a las formas de gobierno y de organización territorial (monarquía, república, democracia, federación) sino también de los procesos independentistas como el estadounidense y el haitiano.
En cuanto al trabajo de Sebastián Perrupato –docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata– aborda un tema crucial de nuestra hora. En una situación como la actual, en que la educación superior es atacada sistemáticamente por una nueva oleada de gobiernos autoritarios que azota el continente, Perrupato nos adentra en el rol de las universidades en el contexto de la independencia. Espacios que no pueden pensarse sólo a escala local, porque funcionan como un vórtice en el que se conjugan las coyunturas y tradiciones locales con los debates y las influencias globales.
El autor señala que hay un posicionamiento historiográfico tradicional –que incluso es replicado por la inteligencia artificial– de que las universidades cumplieron un rol protagónico en los procesos independentistas. Sin embargo, ese rol protagónico no ha sido estudiado en profundidad (Perrupato, 2024). Si bien señala que los avances que puede realizar –debido a la ausencia de trabajos generales y la escasez de fuentes– por ahora son sólo hipotéticos, el autor señala una tensión que atraviesa estos espacios de formación: ¿son reductos de la tradición o formaron a las élites revolucionarias?
Perrupato sostiene que analizar el proceso independentista desde la cultura escolar es mirarla desde un espacio en el que convive tanto el control social y la reproducción de la sociedad tradicional como las resistencias. Así, por dar un ejemplo, el autor señala las tensiones que las currículas planteaban cuando en 1794, por decreto, el gobierno español suprimió las cátedras de derecho público, natural y de gentes y las reemplazó por derecho real. Una medida que tuvo mayor repercusión en la península que en el continente americano, pero que pone de manifiesto esta dialéctica.
Las universidades, concluye el autor, más que ser espacios de formación de revolucionarios son territorios de disputa, “de discusiones y tensiones no solo intersubjetivos sino también de procesos intrasubjetivos”. Los revolucionarios fueron producto más bien de experiencias que de lecturas.
El artículo de Marcelo Cheche Galvez, docente e investigador de la Universidad Estadual de Maranhao, conjuga las ideas de autonomía e independencia en clave de resistencia regional –concretamente, de las provincias norteñas de Maranhão y Grão-Pará en el Brasil colonial– al calor de las ideas constitucionalistas y su circulación, en el contexto de la Revolución liberal de 1820 que trastoca el orden jurídico en el Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve.
Si todo lo que no prohíbe la ley está permitido, como se desprende de la Constitución liberal portuguesa de 1821-1822, en el mosaico regional de los dominios luso-americanos “tales libertades fueron leídas desde la heterogeneidad de la disidencia local y un conjunto de expectativas de las más diversas” (Galves, 2024), lo que lleva al autor a postular –recurriendo como fuentes a periódicos locales y memorias– que la independencia, en tanto separación total, será vista como un peligro para las libertades consagradas constitucionalmente, lo que puede dar la impresión de constituir una paradoja.
Las provincias norteñas adhirieron a la Revolución liberal de Oporto en un claro desafío a la autoridad no solo monárquica sino también de la capital de facto, Río de Janeiro, jugando aquí un papel destacado los intereses locales y el rechazo a un centralismo desde Río de Janeiro revestido de autonomía que ahora se presentaba como “despótica” ante las libertades constitucionales de la Revolución liberal en clave provinciana.
El reaccionario movimiento de la “villafrancada” de 1823, impulsado por la reina renegada Joaquina Carlota de Borbón, restauró el absolutismo en Portugal y dejó sin sustento a la aparentemente paradójica objeción constitucionalista de las provincias contra el centralismo fluminense. Pero la tensión entre las provincias y la nueva capital imperial fluirá más adelante por otros torrentes.
El artículo de Galves logra captar ese momento particular de tensión donde lo local se apropia del devenir revolucionario procurando torcer la consolidación de aquello que podríamos definir en los términos del “colonialismo interno” que postulara el sociólogo mexicano Pablo González Casanova (2006).
Por último, en un sugestivo artículo, Carina Giletta profesora en historia y especialista en historia social de la facultad de humanidades y ciencias de la Universidad del Litoral, va a analizar desde una mirada integral el carácter de los procesos sociales que se dieron a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX en el continente americano. Sostendrá que distintos procesos de rebeldía que muchas veces fueron pensados como antesala de las revoluciones de principios del siglo XIX o como meras respuestas a las reformas coloniales, tuvieron un carácter de resistencia sistémica subalterna. En ese sentido, para la autora, en las revoluciones de independencia de principios del siglo XIX la rebeldía de los sectores subalternos fue aplacada por el carácter disciplinante impreso por las elites criollas.
El escrito señala un punto neurálgico de la mirada que prima en la historiografía de los procesos revolucionarios latinoamericanos, aquel que los sitúa como apéndices del devenir europeo. La autora retoma los conceptos de revolución social y revolución política de Theda Skocpol y los de situación revolucionaria y resultado revolucionario de Tilly. A partir de estos conceptos distingue el período 1780-1795 como un período revolucionario y el período 1808-1825 como el período de oclusión de la participación de las clases subalternas que dio como resultado -siguiendo a Ansaldi y Giordano- una revolución política.
Para concluir, esta propuesta de dossier surgió de la mesa n° 5 “(Re)visitando
las revoluciones y contrarrevoluciones en Nuestra América. Nuevas/viejas
miradas, diálogos y búsquedas” que llevamos adelante en el marco de las
Terceras Jornadas de la Red Intercátedras de Historia de América Latina
Contemporánea que se realizaron en la ciudad de Córdoba los días 26 y 27 de
octubre del 2023. Esperamos que este recorrido que hoy desde la Revista
Intercátedras de Historia de América Latina y el Caribe estamos presentando
-que más que una puerta es una pequeña ventana- nos permita revisitar,
desde nuevos ángulos, un objeto de estudio que en esta coyuntura histórica se
nos vuelve apremiante. Los invitamos a abrirla.
Bibliografía:
Andermann, Jens (2017): “Prólogo. Las lentes del historiador”, en Javier Trímboli, Sublunar. Entre el kirchnerismo y la Revolución, Las Cuarenta, Buenos Aires.
Benjamin, Walter (2009 [1940]): “Apuntes sobre el concepto de historia”, en Walter Benjamin, La dialéctica en suspenso, LOM Ediciones, Chile.
Bilbao, Francisco (1864): El evangelio americano, Imprenta de la Sociedad Tipográfica Bonaerense, Buenos Aires.
Carpentier, Alejo (2014 [1949]): El reino de este mundo, Akal, Madrid.
Fick, Caroline E. (1990): The Making of Haiti. The Saint Domingue Revolution from Below, University of Tennessee Press, Knoxville.
González Casanova, Pablo (2006): “Colonialismo interno (Una redefinición)”, en Atilio Borón, Javier Amadeo y Sabrina González (comps.), Marxismo hoy. Problemas y perspectivas (pp. 409-434), CLACSO, Buenos Aires.
James, Cyril Lionel Robert (1938): Los jacobinos negros. Toussaint L'Ouverture y la Revolución de Haití, Fondo de Cultura Económica, México D.F.
Lefebvre, Georges (1932): La grande peur de 1789, Armand Colin, Paris.
Linebaugh, Peter y Rediker, Marcus (2005): La Hidra de la Revolución: marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico, Editorial Crítica, Barcelona.
Martínez Peria, Juan Francisco (2012): ¡Libertad o Muerte! Historia de la Revolución Haitiana, Ediciones del CCC, Buenos Aires.
Pierre-Charles, Gérard (1985): El pensamiento sociopolítico moderno en el Caribe, FCE / UNAM, México.
Sazbón, José (2016): “¿Para qué estudiar la Revolución Francesa?”, en Jorge Cernadas y Daniel Lvovich (comps.), Historia, ¿para qué?: Revisitas a una vieja pregunta (pp. 165-181), Universidad Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines.
Scott, Julius Sherrod (2021): El viento común. Corrientes afroamericanas en la era de la Revolución haitiana, Traficantes de sueños, Madrid.
Traverso, Enzo (2022): Revolución. Una historia intelectual, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
Trouillot, Michel Rolph (2018): “Una historia impensable: la revolución haitiana como un no-evento”, en Camila Valdéz León y Franz Voltaire (coords.), Antología del pensamiento crítico haitiano contemporáneo (pp. 47-88), CLACSO, Buenos Aires.
Vastey, Jean Louis (1817): Réflexions politiques sur quelques ouvrages et journaux français concernant Haïti, De l’Imprimerie Royale, Sans-Souci.
* Doctorando en Historia (CONICET-UBA), Magíster en Estudios Culturales de América Latina (FFyL-UBA), Profesor de Historia (FFyL-UBA). Docente de Historia de América Latina en la Universidad Nacional “Madres de Plaza de Mayo” y el instituto de educación superior “Alicia Moreau de Justo” (CABA, Argentina) y de procesos sociohistóricos en la Universidad Nacional de José C. Paz, Argentina. Correo electrónico: matiasoberlin@gmail.com
** Doctorando en Historia (UBA), Maestrando en Pedagogías Críticas (UBA), profesor de Historia (FFyL-UBA). Investigador del INDEAL (FFyL-UBA). Docente en seminarios de grado de Historia de Paraguay y la región platina (FFyL-UBA), docente de Teoría Social Latinoamericana en el Instituto de Educación Superior “Alicia Moreau de Justo” (CABA, Argentina), docente en la Universidad Nacional “Madres de Plaza de Mayo” y en el Instituto Superior del Profesorado “Joaquín V. González” (CABA), Argentina. Correo electrónico: chara.casilla@gmail.com
*** Doctor en Historia (Universidad Pompeu Fabra), Magíster en Historia (Universidad Pompeu Fabra), Magíster en Ciencia Política y Sociología (FLACSO), Abogado (Universidad de Buenos Aires). Docente en materias de historia argentina e historia de América Latina en la Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de San Martín, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina. Correo electrónico: jfmartinezperia@hotmail.com