SUSTITUCIÓN LINGÜÍSTICA EN LA COLONIA FINLANDESA, MISIONES, ARGENTINA

 

Eeva Sippola

eeva.sippola@helsinki.fi

Universidad de Helsinki

Finlandia

 

Iida Vitikka

iida.vitikka@gmail.com

Universidad de Turku

Finlandia

 

 

RESUMEN

Este artículo analiza la situación sociolingüística de la comunidad de hablantes de finés en Colonia Finlandesa, una comunidad de inmigrantes que se estableció en Misiones, Argentina, a comienzos del siglo XX. Con base en un corpus de entrevistas de los años setenta, analizamos el proceso de sustitución lingüística y los factores relevantes de la vitalidad etnolingüística del finés en la comunidad (Giles et al., 1977). Los resultados proporcionan nueva información sobre las comunidades de inmigrantes finlandesas fuera de Europa, presentando las motivaciones sociolingüísticas e ideológicas de la desaparición del finés como idioma cotidiano utilizado por los habitantes en esta comunidad de inmigrantes.

Palabras clave: finés; lenguas de inmigración; vitalidad etnolingüística; sustitución lingüística; muerte de lenguas.

 

LANGUAGE SHIFT IN COLONIA FINLANDESA,

MISIONES, ARGENTINA

 

ABSTRACT

This article is a sociolinguistic description of the community of Finnish speakers in Colonia Finlandesa, a migrant community that settled in Misiones, Argentina, at the beginning of the 20th century. Based on a corpus of interviews from the 1970s, we analyze the process of language loss and factors relevant to the ethnolinguistic vitality of Finnish in the community (Giles et al., 1977). The results provide new information about the historical Finnish communities outside Europe as well as the sociolinguistic and ideological motivations for the loss of Finnish as a language of everyday life in this immigrant community.

Keywords: Finnish; migrant languages; ethnolinguistic vitality; language shift; language loss.

 

 

Introducción

Este artículo estudia la sustitución lingüística en Colonia Finlandesa, una comunidad de inmigrantes finlandeses fundada en Misiones en la primera década del siglo XX. Algo más de ciento cincuenta personas llegaron a Misiones con el objetivo de crear una colonia nacionalista finlandesa. El fracaso del proyecto llevó a la progresiva desaparición tanto de la lengua como de la cultura finlandesa de origen. Como corolario de ello, esta comunidad nacionalista, basada en un origen lingüístico o étnico, ha dejado de existir. Hoy en día, pocos habitantes de la zona son hablantes competentes del finés, que ya no se habla ni se transmite a las nuevas generaciones, puesto que las comunidades lo han sustituido por el español, el guaraní y otras lenguas de inmigrantes. El objetivo de este artículo es ofrecer un estudio de la historia sociolingüística de esta comunidad de ideología etnonacionalista, un factor que podría considerarse relevante para el mantenimiento de la identidad y que, pese a ello, no pudo mantener la lengua heredada. Presentamos un análisis de los factores sociolingüísticos que llevaron a la sustitución lingüística y la desaparición del finés como lengua comunitaria.

Sobre la base del marco de vitalidad etnolingüística de Giles, Bourhis y Taylor (1977), el análisis sociolingüístico e histórico se centra en los factores demográficos, el estatus lingüístico y el grado de institucionalización como factores explicativos. Aunque no están disponibles los datos lingüísticos sincrónicos, basamos nuestro análisis en estudios históricos de la comunidad y en las fuentes de archivo recolectadas por historiadores y documentalistas. Estos insumos consisten en entrevistas y grabaciones realizadas en las comunidades en los años setenta del pasado siglo, complementadas con cartas privadas y narraciones escritas por migrantes de la primera y segunda generación. Para obtener una imagen válida de la situación histórica, debemos prestar atención explícita a los contextos políticos, intelectuales y biográficos presentes en la producción del material, así como a las ideologías pertinentes que se hallan en él (para una crítica similar en el contexto de lingüística colonial, véase Errington, 2001). La lectura cuidadosa de los materiales nos permite obtener una imagen de las ideologías lingüísticas presentes en la comunidad, la que a su vez nos sirve como trasfondo para el análisis de la vitalidad etnolingüística.

El estudio de las variedades del finés fuera de Finlandia se ha enfocado sobre todo en los destinos más populares de la migración finlandesa, como son Suecia, los Estados Unidos y Canadá (Jönsson-Korhola & Lindgren, 2003; Virtaranta, Jönsson-Korhola, Martin & Kainulainen, 1999). Aunque las lenguas de migración europea y las políticas lingüísticas nacionales han recibido atención de parte de los investigadores argentinos (e.g. Di Tullio, 2003; Fontanella de Weinberg et al., 1991; Hipperdinger, 2021), en el contexto latinoamericano, y más específicamente rioplatense, solo existen estudios esporádicos sobre las lenguas nórdicas (véanse e.g. Flodell, 1996, 2012 para el sueco; Kühl & Heegård, 2017 para el danés; Sippola, 2021 para el finés). Estos estudios realizados en las comunidades nórdicas comprueban un alto grado de bilingüismo y un proceso de sustitución lingüística acelerado en la tercera generación, acompañado por un alto grado de variación en y entre hablantes por préstamos léxicos del español y algunas influencias sintácticas.

El presente trabajo se organiza de la manera siguiente: la sección dos presentará los antecedentes teóricos para situar nuestras observaciones; la sección tres comprende la presentación de los materiales y los métodos de análisis; la sección cuatro ofrecerá el análisis, siguiendo el modelo de vitalidad etnolingüística, y la última sección presentará observaciones sobre las percepciones identitarias, para finalizar con las conclusiones.

 

La inmigración finlandesa en Argentina

Los orígenes de la inmigración finlandesa en Argentina están vinculados a un proyecto nacionalista que buscaba evitar la represión rusa, a comienzos del siglo XX, en el gran ducado autonómico que era por entonces Finlandia. A pesar de ello, no se deben dejar de lado las aspiraciones, ya sea hacia el enriquecimiento económico o hacia la puesta en práctica de ideologías naturalistas relacionadas con una vida lejos de las normas de las sociedades modernas (Lähteenmäki, 1989, p. 111). No fue este el único proyecto de emigración hacia América Latina; en total se establecieron seis colonias finlandesas en el continente en las primeras tres décadas del siglo pasado (Aronen y Pakkasvirta, 1998). Todas tenían un carácter específico y propio, con un líder carismático, cuyas motivaciones ideológicas conectaban a las corrientes filosóficas y políticas de la época. Este fondo ideológico se ve reflejado también en el hecho de que los inmigrantes pertenecientes a estos grupos solían ser personas de origen urbano con un alto nivel de educación o intelectuales (Lähteenmäki, 1989, p. 138). De estos seis proyectos, la Colonia Finlandesa de Misiones fue uno de los más importantes y estudiados, a la par de la colonia de Penedo, establecida en Brasil. Son las únicas colonias utópicas finlandesas en la región que todavía siguen teniendo una huella demográfica y cultural.

A través de agentes de migración argentinos que representaban a su país en Suecia, y después de un viaje de exploración a la Patagonia, los líderes del proyecto de Colonia Finlandesa eligieron Misiones como el lugar más indicado. La decisión estuvo influida, como es natural, por las políticas de apoyo a la inmigración establecidas por el gobierno argentino.

La Colonia Finlandesa fue establecida en Misiones en 1906, en tierras regaladas por el gobierno argentino entre Bonpland y Yerbal Viejo (conocida también como Picada Finlandesa), con el plan de establecer una colonia y una zona de cultivo en el área periférica rural. El primer grupo de colonos estuvo conformado por unas 140 personas (Tessieri, 2008). Esta inmigración nórdica a Misiones forma parte de la ola migratoria proveniente de Europa central y oriental en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, si bien el papel que desempeña es mucho menor que el de alemanes, polacos y ucranianos (e.g., Flodell, 2012; Lipski, 2016).

 

Materiales históricos para la investigación sociolingüística

Hasta la fecha, la historia de la comunidad finlandesa ha sido estudiada principalmente por historiadores y periodistas (por ejemplo Lähteenmäki, 1989; Melkas, 1999; Tessieri, 1986, 2008), que han recolectado material en formato de entrevistas entre los miembros y descendientes de Colonia Finlandesa, así como en archivos periodísticos. El material original en torno al cual realizamos nuestras observaciones son las entrevistas realizadas en la Colonia Finlandesa por el historiador Olavi Lähteenmäki en 1972, que se encuentran archivadas en el Departamento de Historia General de la Universidad de Turku, así como cartas y materiales escritos por los colonos, archivados en el Instituto de Migración (Turku, Finlandia).

En las entrevistas participan los inmigrantes finlandeses y sus descendientes que aún se encontraban en la zona en 1972. Consisten en unas 20 horas de material auditivo que ofrece una muestra del habla finesa de la comunidad en el momento de las entrevistas. En ellas participan 37 hablantes, 32 de los cuales se identifican con datos personales; 23 hablan finés, ocho de sus familiares hablan español, y uno, alemán. De los 32 individualizados, casi la mitad son inmigrantes de primera generación, y el resto son de segunda generación, incluyendo algunos niños de la tercera generación. También se utilizan algunas inserciones en sueco. Aquí, la primera generación está formada por personas nacidas en Finlandia, mientras que la segunda y tercera generación son sus hijos y nietos nacidos en Argentina. De este material hemos extraído todos los comentarios relacionados con la situación sociolingüística, la política lingüística, la identidad y comentarios metalingüísticos. Originalmente, las entrevistas fueron realizadas con un enfoque histórico por un historiador finlandés, por lo que la muestra no representa el uso coloquial, probablemente multilingüe, de la comunidad. Sin embargo, es valioso por su carácter oral y por la información sociolingüística que presenta. El material escrito, conformado por cartas privadas y narraciones de inmigrantes de primera y segunda generación, complementa el corpus oral y ofrece comentarios metalingüísticos que reflejan la situación sociolingüística.

Aquí presentamos algunas observaciones iniciales sobre el material y nos dejamos guiar por un análisis del contenido, siempre teniendo en consideración los factores del marco de vitalidad etnolingüística de Giles et al. (1977), que complementamos con observaciones que puedan reflejar el interés personal de los inmigrantes en cuanto al mantenimiento de la lengua y la identidad finlandesa. Además, dado que los contextos pertinentes al apoyo institucional están condicionados por la política lingüística, ofreceremos observaciones relativas al respecto.

 

Factores relevantes para la vitalidad etnolingüística

Los diferentes modelos para investigar la vitalidad etnolingüística distinguen entre perspectivas émicas y éticas de las comunidades y las lenguas habladas en ellas (Bourhis, Giles & Rosenthal, 1981; Harwood, Giles & Bourhis, 1994). Desde la perspectiva “objetiva” o ética, Giles et al. (1977) analizan variables socioestructurales relevantes a través de un modelo que distingue tres dimensiones principales de análisis: demografía, estatus del grupo y la lengua, así como apoyo institucional. Cada dimensión comprende una serie de factores. La demografía refleja la distribución, la densidad de población, etc. El estatus incluye atributos económicos, sociales y lingüísticos, y el apoyo institucional, aspectos formales e informales, como los medios de comunicación, la educación, el gobierno y la religión. Contrastando varios factores en estas dimensiones, llegamos a una evaluación del grado de vitalidad etnolingüística del grupo minoritario en cuestión, que, en términos generales, se corresponde con la probabilidad de asimilación lingüística y pérdida de la identidad distintiva del grupo en un contexto multilingüe.

No obstante, la identidad no se considera estable y predeterminada, sino que se crea a través del uso del lenguaje y se negocia entre diferentes sistemas de poder social. Así, desde una perspectiva subjetiva o émica, la vitalidad etnolingüística se entiende como los juicios y percepciones de los diferentes grupos etnolingüísticos sobre diferentes factores socioestructurales. Así, los recursos lingüísticos que usamos en el discurso diario permiten indexar identidades, posiciones e identificaciones de grupos diferentes. Las ideologías relacionadas con la identidad influyen en cómo usamos el lenguaje. Es común que estos recursos reflejen y/o se construyan en relación con diferentes ideologías lingüísticas –en otras palabras, sistemas de creencias, valores y clasificaciones sobre el lenguaje– que tienen significados sociales y están conectados a los intereses morales y políticos (Irvine, 1989). Cualquier perspectiva sobre lenguas y el lenguaje reflejan, por lo tanto, posiciones personales, políticas y sociales (Irvine & Gal, 2000). Múltiples factores e ideologías determinan el proceso en que una forma de hablar o una lengua llega a existir en un momento histórico y se vuelve representativa de un grupo social. Esto nos permite formular preguntas sobre las motivaciones que guían las estrategias de selección, y si éstas son conscientes o no. Por ejemplo, en un contexto migratorio, una fuerte identificación ideológica con la identidad étnica o nacional puede mantener una lengua de herencia en uso, como en el caso de alemán de Pensilvania (Louden, 2016), o darle nuevas funciones, como es el caso del galés en la Patagonia (Johnson, 2009). A continuación, discutiremos diferentes grupos de factores relevantes para la vitalidad etnolingüística en la Colonia Finlandesa: la demografía, el estatus y el apoyo institucional, incluyendo la política lingüística.

 

Demografía y la pérdida de la vitalidad etnolingüística en la Colonia Finlandesa

El desarrollo demográfico de la Colonia Finlandesa está bastante bien documentado por Lähteenmäki (1989) y Tessieri (2008). Deja en evidencia que la colonia ha vivido significativos cambios demográficos y lingüísticos a lo largo del tiempo, y que su carácter siempre ha sido el de una colonia pequeña y dispersa.

El grupo fundador llegado al área de la Colonia Finlandesa estaba formado por unos 140 migrantes: la mayoría finlandeses y algunos suecos. Casi todos los hombres eran solteros, con edades de entre 15 y 39 años, mientras que las mujeres pertenecientes al grupo estaban casadas (Lähteenmäki, 1989, pp. 140-148; Tessieri, 2008). De estos primeros colonos, la gran mayoría tenía el sueco (lengua minoritaria en Finlandia) como lengua materna, y solamente el diez por ciento hablaba el finés como primera lengua. Una parte importante de los colonos volvió a Finlandia o se mudó a otros destinos migratorios durante la primera década tras el asentamiento de la colonia, decepcionados por la falta de posibilidades de enriquecerse y/o porque eran personas no acostumbradas al trabajo manual o a la agricultura (Peltoniemi, 1985, pp.164-166), un hecho documentado también en las entrevistas y cartas estudiadas.

En los años 1920 llegaron nuevos inmigrantes desde Kitee en el oeste de Finlandia y otros de una región norteña, Valle del Torne, que se ubica parcialmente en Suecia. Eran hablantes del finés careliano o del dialecto de la zona norteña. Unido a la migración de retorno de los suecohablantes del grupo fundador, es probable que en esta época se consolidara el finés como la lengua de comunicación principal en la comunidad. En las siguientes décadas, la colonia creció con individuos y familias finlandeses que habían llegado a Misiones por diversos motivos; encontramos, por ejemplo, información de marineros que habían abandonado sus puestos de trabajo a la llegada del barco a Buenos Aires (Nieminen, 2003, p. 8).

En la época de mayor crecimiento demográfico, las estimaciones más optimistas mencionan que unas 500 personas formaron parte de la comunidad finlandesa (Peltoniemi, 1985, p. 175). Tras la Segunda Guerra Mundial, notamos un cambio en la comunidad cuando una gran parte de los descendientes de los finlandeses se dispersó a otras partes de Argentina, con un movimiento de migración interna hacia centros urbanos. En esta época en la Colonia quedaban unos 150 habitantes, de los cuales unos 100 hablaban finés. En las últimas décadas del siglo XX, solo algunos descendientes de finlandeses vivían en el área, pero ya con pocos conocimientos de finés (Tessieri, 1986, p. 215).

Otro factor demográfico que probablemente facilitara la pérdida del finés como lengua comunitaria fue la baja densidad de la población y la falta de unidad entre los migrantes finlandeses. La población estaba concentrada en la zona de la colonia, sobre todo en los primeros años, pero las familias vivían en granjas distribuidas en el territorio, según la costumbre típica de los pueblos finlandeses. Lähteenmäki (1989, p. 232) menciona que la comunicación entre los finlandeses fue esporádica, lo cual contribuía al individualismo existente. Y si bien la mayoría de los colonos vivía en la Colonia, algunas familias se fueron mudando a vivir en los pueblos o ciudades cercanos, tales como Oberá, Bonpland y Leandro N. Alem.

Por otra parte, a partir de los años 1920, y más tarde durante la Segunda Guerra Mundial, el sentimiento de unidad creció, debido a la preocupación por la guerra y al desarrollo de proyectos comunitarios, como lo fueron la fundación de la Escuela, la Sociedad Finlandesa y la construcción de la Casa de la Sociedad. También periódicos finlandeses y actividades de coro, bailes, obras de teatro, así como esporádicas misas dominicales contribuyeron a la cohesión (Koivukangas, 1998, p. 260; Peltoniemi, 1985, p. 175).

El fenómeno del retorno a Finlandia caracterizó el proyecto de la colonia durante varias décadas. Entre los problemas que motivaban la vuelta a Finlandia, Tessieri (1986, pp. 85-86, 143) menciona tanto las dificultades de comunicación en el contexto hispanohablante y plurilingüe de Misiones, como las relacionadas con la agricultura y la falta de mujeres colonas en edad de casarse. Durante la Segunda Guerra Mundial, el compromiso con el ejército finlandés empujó a algunos de los colonos, con pasaporte finlandés, a ese retorno. De una parte, este movimiento muestra que los lazos con el país de origen se mantenían en cierto grado, lo que podemos interpretar como factor de apoyo en cuanto el mantenimiento de la herencia lingüística. Y sin duda, dado su pequeño tamaño, la partida de estas personas afectó la demografía de la colonia.

Al parecer, un tercio de la segunda generación no se casó con finlandeses, en parte debido a la falta de mujeres finlandesas en edad de casarse. Podemos suponer que más tarde este número creció de manera exponencial. Tessieri (1986, p. 13) hace referencia a matrimonios de finlandeses con alemanes, polacos, suecos y ucranianos, además de algunos paraguayos y argentinos. Las consecuencias de los matrimonios lingüísticamente mixtos se manifiestan en que el español con frecuencia llegó a ser la lengua del hogar, aún cuando los padres mantuvieran sus lenguas de origen.

Asimismo, cabe destacar que la Colonia Finlandesa no era un islote meramente finlandés, sino que la zona estaba poblada por personas de varias nacionalidades. Lähteenmäki (1989, p. 97) identifica habitantes polacos, brasileños, rusos, alemanes, italianos y suecos en la colonia. Con todo, no se encuentran rastros de que alguna de estas comunidades lingüísticas se haya impuesto por sobre los demás grupos de inmigrantes.

En resumen, los factores relacionados con el tamaño y las características del grupo demográfico se destacan como centrales en cuanto a la sustitución lingüística. Primero, el número de colonos nunca llegó a ser muy alto, y una parte importante regresó a Finlandia o se mudó a otras regiones de Argentina o al extranjero al cabo de un tiempo relativamente breve. El grupo de fundadores fue bilingüe en finés y sueco, con el sueco como la lengua dominante, y la mayoría de los inmigrantes eran hombres solteros, lo que llevó a un creciente número de matrimonios exogámicos. Es difícil determinar si el carácter plurilingüe y bicultural por sí solo habría tenido influencia en la sustitución lingüística, ya que conocemos casos de multilingüismo estable, pero sumado a los demás factores, en este caso parecería revestir cierta importancia.

 

Estatus y pérdida de la vitalidad etnolingüística en la Colonia Finlandesa

En nuestras observaciones sobre el estatus, consideramos diferentes perspectivas, incluyendo tanto el estatus del grupo como el del idioma, tomando en cuenta los cambios históricos. En cuanto a la lengua, sopesamos el estatus oficial del idioma en Finlandia, en Argentina y en el contexto internacional, pero también a nivel de las familias y los hablantes individuales.

Aunque los primeros líderes de la comunidad tenían un estatus social más alto y recursos económicos, su persistencia y compromiso con el proyecto no fueron duraderos. Cuando se enfrentaron con las dificultades causadas por el terreno y la mala organización del proyecto de la Colonia, dos terceras partes del grupo decidieron mudarse a los Estado Unidos o volverse a Finlandia (Peltoniemi, 1985, p. 165-166). Por otra parte, el hecho de que el grupo pionero se compusiera mayoritariamente de finlandeses suecohablantes, y las siguientes olas de inmigración constaran de finoparlantes o de bilingües en los dos idiomas, significó que estos dos grupos tenían trasfondos culturales diferentes; la mayoría de los primeros fue gente educada de áreas urbanas, y la de los grupos posteriores, trabajadores del campo (Lähteenmäki 1989, p. 150-153). Las diferencias se notan, por ejemplo, en las formas de tratamiento, como herr/herra, ‘señor’, en sueco y en finés, hacia quienes tenían educación universitaria, mientras que el simple apellido era la forma de tratamiento para los demás.

A ojos de la sociedad general argentina, los finlandeses tenían un doble papel. Al principio, se los incluyó en el movimiento de migración del norte de Europa que formaba parte del proyecto de modernización y “blanqueamiento”. Ya antes de llegar a Argentina, los finlandeses fueron descritos con palabras corteses en la prensa argentina, palabras que reflejaban las ideologías colonizadoras y modernizadoras del gobierno argentino. Unos meses antes de la llegada de los finlandeses, los mayores periódicos de Argentina, La Prensa y La Nación, describieron el grupo con un tono elogioso y se refirieron a los finlandeses como personas decentes, trabajadoras, sanas y cultas, con una fuerte base cultural y educativa, capaces de cultivar tierras más productivas con medidas científicas y racionales (La Nación, 1906; Lähteenmäki, 1989, p. 170).

Sin embargo, la situación económica y social de la comunidad era muy diferente en la realidad. El grupo de colonos lo conformaban trabajadores agrícolas de granjas a pequeña escala, sin recursos suficientes ni posibilidades de enriquecerse con su trabajo, debido a la estructura del sistema de producción agrícola argentino, en que terratenientes y productores a gran escala controlaban tanto la producción como la fijación de cuotas y precios. El grado de control que los colonos tenían sobre su situación económica estaba fuertemente condicionado por factores adicionales. Por ejemplo, los migrantes dependían de las autoridades en cuanto a las restricciones de la agricultura, lo que los ponía en una situación de permanente inseguridad económica. Según los entrevistados, también documentado por Lähteenmäki (1989, p. 216), a causa de los intermediarios, las comunicaciones difíciles y los precios pagados en el mercado, los agricultores quedaban con solo una pequeña fracción de lo que sus productos –naranjas, maíz, yerba mate– valían en el mercado. La producción agrícola era controlada por una élite hispanohablante, lo que significaba que el finés solo se usaba en las granjas, pero no en contextos amplios, fuera del ámbito familiar.

A pesar de las restricciones económicas a gran escala, los colonos tenían, gracias a su capacidad emprendedora, una cierta independencia, generando autoempleo en la agricultura, en la tienda de víveres o en el bar local. Ello les permitía seguir usando su lengua nativa. En las entrevistas queda en evidencia que la lengua del trabajo solía ser el finés o el sueco, dependiendo de la familia, y muchos de los servicios básicos, como el despacho en la tienda de víveres, se prestaban parcialmente en finés. Sin embargo, otros servicios, tales como los de salud, que se ubicaban fuera de la colonia funcionaban en español, y los colonos tuvieron que interactuar con personas de otras nacionalidades incluso al interior del ámbito de la comunidad: los campesinos con sus trabajadores adicionales y los dependientes con clientes de otras nacionalidades (Lähteenmäki, 1989, pp. 230-234), reflejando el cambio de modelos de comunicación horizontal a vertical que acompañan la sustitución lingüística (Brown & Salmons, 2022; Salmons, 2005). Esto les requería conocimientos al menos mínimos del español, a la vez que aceleraba la asimilación lingüística a la sociedad argentina, como en (1).

(1)     Te olitte siihen mennes sitte oppinu hyvin jo espanjan kielen vai? Että tulitte toimeen.

–Vähä... Vähä jo. Vähä jo. Mutta siinähän sitä kaupassa oppii… oppii tuota... paljon sukkelampaan juu. (4-1-66)

‘–Usted había aprendido el español bien ya entonces, o ¿cómo fue? De manera que podía comunicarse.

 –Un poco… un poco ya. Pero allí en la tienda aprendía … aprendía pues mucho más rápidamente, así es.’

Con respecto al estatus del idioma en el país de origen, podemos afirmar que, a la hora de la emigración fundacional de la Colonia, el finés era un idioma establecido y que gozaba ya de un estatus semioficial. En el plano internacional, sin embargo, no gozaba del mismo estatus, por una parte, debido a su escasa cantidad de hablantes y, por otra, a la menor importancia política y económica de un sistema productivo basado en la agricultura y la economía forestal. Así, la importancia del finés en Argentina se limitaba a la esfera finoparlante, como una lengua más en el mar de lenguas inmigrantes del país, dominadas mayoritariamente por una política pública que favorecía el español, lengua de la nación argentina. Adicionalmente, el finés tenía una función aglutinante como idioma de grupo al interior de la comunidad. Y durante las primeras décadas de la Colonia, el proyecto nacionalista finlandés le otorgó prestigio como el idioma de la nación finlandesa, incluso entre los suecoparlantes. Y más tarde, para algunos representaba una conexión con la identidad finlandesa, como en (2), donde interviene una pareja de inmigrantes de primera generación:

(2)     Omat lapset kaikki puhhuu selevää suomea. […] Joka ainoa, joka ainoa.

– Joka ainoan pittää osata ku se on äitin kieli ollu täällä Argentiinassa

– Pojat ja tytöt ne puhhuu

– suomen kieli […]

–Joo koulun on käyty ni..

– Espanjan koulut ne on käyneet.

– Ja pojilla on tämän maalaiset vaimot mutta neki ymmärtää suomea. (9-1-72/15-1-80)

‘– Nuestros hijos todos hablan un finés claro. […] Cada uno, cada uno.

– Cada uno tiene que saber hablar porque ha sido su lengua materna aquí en Argentina

– Hijos e hijas hablan…

–…la lengua finesa […]

–Sí, han ido a la escuela, así que…

–A la escuela de español han ido. 
–Y los chicos tienen esposas de este país, pero ellas también entienden finés.’

 

Políticas oficiales e institucionales y sustitución lingüística

El apoyo oficial al idioma finés en Argentina prácticamente no existía. En cuanto a las instituciones, la escuela fue multilingüe desde su fundación en los años 1920, cuando las comunidades mismas la organizaban. Los alumnos tuvieron algunos profesores enseñando en finés y sueco para ayudar con la transición lingüística al español. Y fue necesario para la primera generación de alumnos finlandeses. Sin embargo, como se nota en el comentario en sueco en (3), esto fue solo pasajero, ya que más tarde la educación se ofreció solamente en español.

(3)     Vi sjöng finska, vi sjöng svenska, i skolan. Ja just. O… både visa så, var den fru Amanda som lär oss svenska visar, svenska... svenska lekar. Och där... när den fru Amanda hon... reste, så sa skolan, nu är det slut med den, nu ska ni tala spanska. (10-2-59)

‘Cantábamos en finés, cantábamos sueco en la escuela. Ah sí. Y... Y canciones, fue señora Amanda quien nos enseñaba canciones suecas... Juegos suecos. Y allí... cuando esta señora Amanda se fue, entonces la escuela dijo: “Se acabó, ¡ahora vamos a hablar en español!”.’

El uso exclusivo del español en las escuelas cumplía con la intención del Gobierno argentino de lograr la asimilación lingüística, que apuntaba a incorporar a los inmigrantes a la cultura local, con el fin de crear una identidad nacional coherente, siendo el sistema escolar una de las herramientas principales para conseguirlo (Di Tullio, 2003; López García, 2009). Por lo tanto, el papel institucional de la educación es innegable en cuanto a la asimilación lingüística y cultural y un mecanismo de integración importante. Hubo familias finlandesas que decidieron educar a sus hijos “como argentinos” y que en muchos casos les enseñaron a escribir solo en español, asegurando así que no tuvieran problemas en la escuela (cf. Tessieri, 1986, p. 220).

La religión luterana, aunque diferente de la religión tradicional en Argentina, la católica, no fue un factor relevante para la cohesión de la comunidad. La comunidad finlandesa no contaba con un sacerdote propio, así que no se celebraban misas, bodas, ni funerales luteranos en finés. Alrededor de los años 30, un sacerdote sueco visitaba la Colonia una vez al año y en los años 50, el primer pastor luterano finlandés, visitó el pueblo (Peltoniemi, 1985, pp. 176-178; Pärssinen, 1974).

Los medios de comunicación oficiales argentinos, así como los periódicos y muy pronto la radio, prestaban sus servicios en español. En cuanto a los vínculos con el país de origen, podemos comentar que los colonos mantenían enlaces relativamente fuertes con Finlandia; muchos mantenían correspondencia con familiares, quienes ocasionalmente les enviaban revistas y libros a Argentina. Y algunos se suscribían a periódicos y revistas como Helsingin Sanomat, Suomen kuvalehti, Nyyrikki y Seura, que recibían en su casa (c.f. Tessieri, 1986, pp. 27, 47, 67).

En la década de los 40, a causa de la llegada al poder del gobierno militar, el impacto de la política argentina sobre el idioma fue sustancial. El uso del español se hizo obligatorio y las demás lenguas pasaron a ser prohibidas en contextos oficiales. A partir de entonces, los funcionarios de las asociaciones tuvieron que presentar la documentación en español, y los registros civiles aceptaron únicamente inscripciones en español (López García, 2009, p. 383). Esto restringió también el uso de la lengua en la Casa de la Sociedad Finlandesa; aunque en los años 20 y 30 la mayoría de las actividades se efectuaban en finés, más tarde el uso del finés fue prohibido, se exigía el uso exclusivo del español y la traducción de todos los documentos, lo cual probablemente acelerara la desaparición de las actividades conjuntas. La Casa de la Sociedad fue construida en 1924, abandonada unas décadas después y totalmente destruida en 1962. Aunque desconocemos las fechas exactas, la comunidad sí tenía un recuerdo de este proceso, como en (4):

(4)     Tuli semmoset… tavallaan lait kanssa ettei näitä… sanotaan ulkomaanlaisia seuroja voinu oikeestaan saa.. Ainaki johtokunnan seurat piti täyttää espanjan kielellä. No siinä tuli taas toinen este. (8-1-68)
‘introdujeron leyes también que estas, digamos, sociedades, en realidad no se permitían. Por lo menos las actividades de la dirección de la sociedad tenían que ser en español. Pues fue un obstáculo más.’

Por otra parte, el decreto-ley 11.609 del gobierno militar prohibió a los padres dar a sus hijos nombres que no fueran propiamente españoles o castellanizados por el uso común (DeLaney, 2014, pp. 105-109). Por esta razón, nombres suecos y finlandeses fueron hispanizados, por ejemplo, de Artur a Arturo, Gustav a Gustavo, Tuomas a Tomás, o cambiados totalmente, como en (5):

(5)     Minä halusin vanhimmalle pojalle nimeksi Kauko Väinö. Ne, ne meni, antamaan ylös, ni sä… täällä ei hyväksytä suomalaisii nimiä. No, no ei sitte autanu muu sitte panthin, Kaarlos Leo, vanhempi poika. Mutta me siltiki nimitämme sitä tänäki päivänä Kaukoksi vaikkei voi, saatu panna sitä nimeä ko ei hyväksitti täällä se on niin, liika suomalainen nimi. (5-2-57)
‘Quería llamar a mi hijo mayor Kauko Väinö. Fueron a registrarlo, entonces… “aquí no aceptamos nombres finlandeses”. Pues, no había más remedio que ponerle Carlos Leo, el hijo mayor. Pero igual, todavía hoy lo llamamos Kauko aunque no nos permitieron darle el nombre, porque no lo aceptaron, por ser un nombre demasiado finlandés.’

 

Identidad étnolingüística

La identidad etnolingüística emerge, como todas las identidades sociales, en las interacciones personales. Es resultado de las relaciones y responsabilidades valoradas por las comunidades de las que somos parte. En consecuencia, si queremos entender el complejo proceso por el cual un hablante elige usar una variedad específica y abandonar otra, es importante entender cómo el lenguaje, entre muchas otras prácticas, se despliega en primer lugar, en la negociación de las identidades sociales.

Algunas costumbres finlandesas centrales, como el sauna, las fogatas y la celebración de la navidad, se conservaron durante las primeras décadas de la colonia (cf. Tessieri, 1986, p. 29). Sobre la base de estas costumbres y las relaciones con familiares en Finlandia, entendemos que la primera generación mantuvo una conexión relativamente estrecha con Finlandia, a pesar de la distancia geográfica. Con el aumento de los matrimonios mixtos, las costumbres tradicionales empezaron a diluirse a partir de la segunda generación. Parecería también que algunas costumbres argentinas fueron penetrando el día a día de los finlandeses ya desde la primera generación: el mate cotidiano, la tradición del asado como comida festiva y las fiestas de quinceañeras, fueron costumbres adoptadas desde muy temprano (Tessieri, 1986, pp. 26, 49). La costumbre de tomar mate ya se usa como referencia exótica en los primeros documentos de la colonia, escritos en 1906, probablemente dirigidos a un público finlandés, bajo la forma de relato de viaje.

En cuanto a la identidad étnica, los finlandeses parecen haber tenido una fuerte identidad nacional en las primeras décadas de la colonia. Se trataba, sobre todo, de una identidad nacionalista, conectada con las aspiraciones del proyecto migratorio, identidad en la cual la lengua no era uno de los componentes centrales. Más tarde, algunos inmigrantes todavía mantenían una conexión con Finlandia que se muestra, por ejemplo, en su negativa a cambiar de nacionalidad, aun cuando fuera obligatorio por ley.

(6)     –No, mikä, onksteil Suomen kansalaisuus vielä?

     –On va, suomalainen minä olen.

     –Jaha. No minkäs takia te ette […]ottaneet Argentiinan kansalaisuutta?

     –No kun minä olin niin, jääräpää suomalainen että vaikka oli semmonenki uhka oli… ei saa työtä jos ei muuta kansalaista mutta eihän se mittään. Eihän niillä ollu täällä sellasia miehiä täällä Argentiinassa jotka ois.. pannu työhön... ko  ois ymmärtäny piirrustusten päälle eikä niihin suinkaan insinöörejä ruppee niitä siltoja tekemään. Piti olla vaan suomalaista. (1-1-72)

     ‘–Bueno, ¿usted tiene la nacionalidad finlandesa todavía?

      –Sí claro, soy finlandés.

     – Ah sí, pues. ¿Por qué no ha... tomado la nacionalidad argentina?

     –Pues porque fui tan, un terco finlandés, que, aunque había una amenaza... de no poder trabajar si no se cambia la nacionalidad, pero no pasó nada, no tenían hombres aquí en Argentina que hubieran... trabajado... que hubieran entendido sobre los gráficos, y obviamente los ingenieros no se ponen a hacer puentes. Solo querían finlandeses.'

En cuanto a las relaciones hacia el país de origen, muchos entrevistados recordaban Finlandia de forma sentimental y decían soñar con algún día poder volver a Europa. Incluso entre los inmigrantes de segunda generación encontramos comentarios de su identidad finlandesa, como en (7).

(7)     Tunneks te olevanne lähinnä nyt sitte argetiinalainen tai suomalainen tai brasilialainen?

     – Kyllä minä tunnen, en tiedä minä, olen syntyny Brasiliassa, eläny enimmäks… ikäni Argentiinassa mutta minun, minun tuntheeni on… suomalaiset tunteet, en minä ymmärrä. Niinko olisin suomalainen [NAURAA]. (5-2-57)

     ‘Usted se siente principalmente argentina o finlandesa o brasileña? Me siento, no lo sé, nací en Brasil, he vivido la mayor parte [de] mi vida en Argentina, pero mis, mis sentimientos son… sentimientos finlandeses, no lo entiendo. ¡Como si fuera finlandesa!’ [RISAS].

Este ejemplo es interesante, porque muestra una identificación doble. La hablante menciona su trayectoria personal en Brasil y Argentina, pero indica que tiene “sentimientos finlandeses”. Y por otra parte, su risa también cuestiona su identidad finlandesa que no llega a entender, o que tal vez ni siquiera considera posible, debido a que no ha vivido en Finlandia. Aquí notamos el contraste entre la conexión etnonacionalista asumida de una identidad personal ‘finlandesa’ y una nación, “Finlandia”, que está deslocalizada en Argentina y Brasil.

 

Conclusiones

En todo lo anterior, hemos analizado algunos factores éticos que llevaron a la sustitución lingüística en una comunidad finlandesa y a la perdida de la lengua heredada, que complementamos con comentarios de índole émica. Estas observaciones muestran una discrepancia interesante entre las acciones pragmáticas y metapragmáticas de los miembros de la comunidad en cuanto a la representación de su identidad. Del material presentado se hace evidente que, llegando a la tercera generación, la sustitución lingüística ya estaba en fase avanzada. Sin embargo, los comentarios metalingüísticos e identitarios apuntan en una dirección diferente, por lo menos en algunos casos. Sabemos que las ideologías culturales y las prácticas sociales muchas veces se diferencian: las creencias culturales sobre cómo personas de orígenes sociales diferentes deberían, tienen que, o realmente hablan y actúan, son generalmente reductivas e inflexibles, mientras que las prácticas lingüísticas y sociales en las que los hablantes participan son sumamente complejas y estratégicas, como bien han mostrado Bucholtz y Hall (2004, pp. 381-382). No obstante, un aspecto a tener en cuenta es que la mayoría del material analizado fue recopilado por investigadores finlandeses. Esto probablemente haya influido los actos de performatividad de las personas entrevistadas, que reproducían ideologías o prácticas presupuestas en el contexto de entrevista.

Tras estas reflexiones, concluimos que los factores sociolingüísticos tanto externos como internos en Colonia Finlandesa no respaldaban la vitalidad o el mantenimiento del lenguaje. El prestigio del idioma finés se fue perdiendo debido a cambios demográficos relacionados con el poco número de integrantes de la colonia, la migración de retorno, el bilingüismo del grupo fundador y matrimonios con personas que no hablaban finés. De la misma manera, la falta de contactos con otros hablantes, debido a la baja densidad de población y el bajo número de finlandeses, fue un factor determinante. Esta breve presentación ha dado un ejemplo más de las consecuencias de las políticas lingüísticas y del proceso de sustitución lingüística que afecta a comunidades pequeñas en contextos migratorios, lo cual, incluso en dos generaciones, lleva a la pérdida de la lengua heredada. Para precisar las causas, así como sus interconexiones, necesitamos más estudios detallados, basados en materiales lingüísticos sociohistóricos, también sobre otras corrientes de migrantes en Argentina.

 

 

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