EXPLORACIONES SOBRE LAS IMPORTACIONES LÉXICAS EN EL ESPAÑOL BONAERENSE:
PAISAJE LINGÜÍSTICO Y POLÍTICAS IMPLÍCITAS
Agustina Fernández Schmidt [1]
Universidad Nacional del Sur, Argentina
Resumen
Abordamos en este artículo el tratamiento formal de las importaciones léxicas en la región dialectal del español bonaerense de la Argentina, focalizando en la escritura exhibida en el espacio público o paisaje lingüístico de la ciudad de Bahía Blanca. En las piezas léxicas importadas se observan las diferencias en los usos y las manipulaciones efectuadas por los hablantes, por lo que el estudio de esos empleos puede ser revelador de políticas lingüísticas implícitas. Los resultados obtenidos en el relevamiento de la cartelería comercial dan cuenta de una preferencia prominente por apegarse a la escritura original o, al menos, intentar replicarla.
Palabras clave : español bonaerense, importaciones léxicas, paisaje lingüístico, políticas implícitas.
EXPLORATIONS ON LEXICAL IMPORTS IN BUENOS AIRES SPANISH:
LINGUISTIC LANDSCAPE AND IMPLICIT POLICIES
Abstract
In this paper, we approach the treatment of lexical imports in the dialect region of Buenos Aires Spanish, in Argentina, focusing on the writing displayed in the public space or linguistic landscape of the city of Bahía Blanca. Lexical imports show differences in the uses and manipulations made by the speakers; thus, the study of these uses may reveal implicit language policies. The results, obtained in the survey of shop signs, show a prominent preference to adjust to the original writing or, at least, the attempt to replicate it.
Keywords : Buenos Aires spanish, lexical importations, linguistic landscape, implicit policies.
INTRODUCCIÓN
El estudio del ingreso a una lengua de piezas léxicas provenientes de otra(s) ocupa un espacio preponderante en las indagaciones sobre el contacto entre lenguas y cuenta con una tradición extensa de investigación (v. e. g. Gómez Capuz, 1998; Cabré Monné, 2010). En esa área de conocimientos sobresale, singularmente, la que atiende al tratamiento formal de las importaciones, que ha ocupado un lugar destacado en las preocupaciones de los analistas desde los trabajos pioneros de Haugen (1950) y Weinreich (1953) hasta la actualidad. Además de ser las manifestaciones más frecuentes de la imbricación de lenguas, las importaciones léxicas habilitan, en su estudio, la observación de las diferencias en los usos y las manipulaciones efectuadas por los hablantes, incluyendo las posibilidades de adaptación formal, de hipercorrección y de manipulación intencionada con el objetivo de llamar la atención (v. e. g. Winter-Froemel, 2010; Paviour-Smith, 2016).
Nos ocuparemos en este artículo de explorar el tratamiento formal de las importaciones léxicas en la región dialectal del español bonaerense, enfocando en el caso específico de los mensajes exhibidos en el espacio público urbano, en el paisaje lingüístico de Bahía Blanca [2] . En la escritura pública, como lo demuestran estudios desarrollados en otras radicaciones (v. e. g. Franco-Rodríguez, 2009), se despliega todo el abanico de las posibilidades atinentes al ingreso léxico por la vía del contacto: los datos ofrecidos por el paisaje lingüístico permiten acceder a piezas léxicas importadas cuyo reconocimiento es previsto por los productores y, además, posibilitan el registro de variantes y el análisis de sus grados relativos de adaptación, así como, sobre esa base, la determinación del grado de acuerdo social en torno de una configuración formal determinada para la pieza léxica de que se trate.
Debe destacarse, además, que el paisaje lingüístico no es una “creación casual e inocua” (Pons Rodríguez, 2012, p. 69) sino una construcción en que se implican acciones glotopolíticas, en tanto su configuración depende del modo en que los actores sociales administran la(s) lengua(s) y toman decisiones sobre su uso. Al respecto, los estudios en esta área de indagaciones han distinguido tradicionalmente dos direcciones en la producción de la cartelería: se trata de las designadas top-down (de arriba hacia abajo) y bottom-up (de abajo hacia arriba) y que se corresponden, respectivamente, con emisores oficiales y privados (v. Hipperdinger, 2019c, p. 134).
Al tratarse Bahía Blanca de una ciudad considerada monolingüe por la hegemonía comunicativa del español, se puede suponer que la presencia de importaciones léxicas en el espacio público, tanto de formas referencialmente motivadas como de formas “innecesarias” (v. e. g. Winter-Froemel y Onysko, 2012), parte de la previsibilidad de su reconocimiento y se pueden apreciar en ellas las valoraciones de los emisores y las preferencias en torno de su uso. Sobre esa base, el estudio que aquí desarrollamos apunta a identificar cuáles son las tendencias respecto del tratamiento formal de las importaciones léxicas en uso en la cartelería comercial —que se autorregula, desde abajo— y, consiguientemente, hacer una inferencia respecto de la existencia de políticas lingüísticas implícitas.
QUÉ Y DÓNDE: IMPORTACIONES LÉXICAS EN EL PAISAJE LINGÜÍSTICO
Focalizaremos nuestra atención en el tratamiento de las ocurrencias de
otras
lenguas que se operan en el plano léxico a partir del trasvase de
elementos de una a otra, a las que nos referiremos como importaciones léxicas. Estas han sido
estudiadas de forma destacada —aunque con diferentes
conceptualizaciones y
denominaciones
[3]
— en las exploraciones sobre contacto lingüístico. La decisión de
focalizar este tipo de ingreso obedece a la constatación de que las
piezas léxicas
importadas se presentan como el efecto más frecuente de la coexistencia
interlingüe,
“por cuanto su operación no requiere necesariamente de un contacto
intenso, al punto de
que incluso puede tener lugar a través del contacto indirecto”
(Hipperdinger y Oostdyk,
2019, p. 16).
Una decisión procedimental importante en este marco es la que atañe a la identificación del material léxico proveniente de otra lengua. Winter-Froemel (2008) propone, para la descripción y clasificación de los ingresos léxicos, la constatación en la pieza léxica de que se trate de la conformidad —o falta de ella— respecto de la lengua donante y/o de la lengua recipiente. Con base en antecedentes locales (v. Hipperdinger, 2019c) tomamos, como criterio para el reconocimiento, la verificación de discrepancias formales respecto de la lengua recipiente, es decir, su no-conformidad —o conformidad parcial— con esta última.
Partimos de la base de que una misma pieza léxica importada puede exhibir configuraciones con distintos grados de adaptación, desde la recuperación de la forma de origen hasta el ajuste formal completo a la lengua recipiente (v. e. g. Myers-Scotton, 2006, p. 209; Haspelmath, 2009, p. 35). Otro aspecto ineludible en la exploración que desarrollaremos tiene que ver con la convencionalización de uso, i. e. “la estabilidad (habitualmente progresiva) con que la pieza léxica de que se trate es empleada con una misma configuración” (Hipperdinger, 2016, p. 271). Estos aspectos pueden cifrar una información social, en relación con el tratamiento de las importaciones léxicas, de interés para este estudio, en tanto brindan información sobre posibles acuerdos sociales respecto del uso de esas piezas léxicas. Para cada pieza léxica importada identificada, atenderemos a los aspectos formales de su imbricación con el español: analizaremos la coexistencia o no de configuraciones alternativas y el grado de adaptación de cada configuración.
La ciudad de Bahía Blanca cuenta con avances importantes en relación con la exploración de su paisaje lingüístico y la presencia de otras lenguas (v. e. g. Hipperdinger, 2019c). La escritura pública, tal como lo hemos apuntado, provee datos valiosos para el estudio de la adopción, difusión y modos de empleo de las piezas léxicas extranjeras y, sobre todo en la cartelería comercial, tales usos manifiestan “representaciones y valoraciones sociales de esas otras lenguas” (Duché Mónaco et al., 2019, p. 36). Esto tiene que ver con que esas producciones escritas están autorreguladas; al respecto cabe señalar que la ordenanza municipal [4] vigente, en relación con la reglamentación lingüística, no inhibe la posibilidad de incluir elementos de otras lenguas aislados o combinados con la lengua española en la cartelería de los establecimientos. De este modo, tanto la selección de una lengua extranjera, así como el tratamiento de las importaciones léxicas empleadas dependerán, enteramente, de los emisores y de las consideraciones ideológico-lingüísticas que subyazcan a tales decisiones.
BAHÍA BLANCA: ¿ESCENARIO MONOLINGÜE?
El paisaje lingüístico del que tomamos los datos es el de una circunscripción territorial que funcionó como escenario del contacto directo del español con lenguas inmigratorias, principalmente por la vía de la inmigración italiana. Las corrientes migratorias europeas de finales del siglo xix y principios del siglo xx impactaron notablemente en la composición poblacional de la Argentina —hacia 1914, los inmigrantes representaban un 29.9% de la población total del país (Fontanella de Weinberg, 1979)—, lo que tuvo como resultado, en el aspecto lingüístico, un multilingüismo potente (Fontanella de Weinberg, 1996, p. 440).
El influjo fue especialmente destacado en la región sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, donde el porcentaje de extranjeros llegó a alcanzar el 40.7% (Fontanella de Weinberg, 1979, p. 18). Bahía Blanca —centro político y administrativo de la región aludida—, es, particularmente, la ciudad en que se radicó el grupo no hispanohablante más numeroso: en 1914, los italianos llegaron a conformar el 20% de la población, aunque, con celeridad, el español reemplazó a las variedades dialectales de los inmigrantes (Hipperdinger, 2019a, p. 55). Por otra parte, también se ha probado en estudios previos una importante presencia de otras lenguas (sobre todo, el inglés) por contacto indirecto. Destacamos el aporte de Hipperdinger (2018), en tanto presenta un estudio sobre la coexistencia interlingüe en la onomástica comercial, en que identifica qué lenguas son empleadas y cómo se distribuyen según los diversos rubros comerciales. En consistencia con los resultados obtenidos en otras radicaciones de semejantes características en que el español es el idioma predominante (v. e. g. Pons Rodríguez, 2012), la autora constata que el inglés es la lengua distinta del español que mayor presencia tiene en el paisaje lingüístico y puede considerársela como “la opción alternativa al español por defecto” (Hipperdinger, 2018, p. 212). En esa dirección, es sabido que las investigaciones sobre la escritura del entorno público han estudiado con frecuencia la extensión del uso del inglés como lingua franca, e incluso esa lengua es identificada como “a non-foreign language” (Gorter, 2006, p. 81) o “lengua mundial” (Arnoux y Bein, 2015, p. 8).
Para esta exploración, se focalizó el análisis del espacio céntrico de la ciudad de Bahía Blanca, área que, como otras urbes de características similares, tiende a una elevada circulación social, por el paso de los individuos que frecuentan la zona atraídos por el abanico de servicios administrativos, la oferta comercial y las propuestas culturales que se ofrecen allí. Es decir, encontramos en el centro un espacio en que se potencia el consumo comercial, al mismo tiempo que se imbrican prácticas culturales, recreacionales y turísticas. Es en ese sentido que coincidimos con Srhir (2019, p. 14) al señalar que “es en el espacio urbano donde se apela al consumo, donde se publicitan los productos y también las lenguas”. Es esperable, entonces, que, en consistencia con los procesos de globalización y el auge del capitalismo, ese espacio se habilite como un sitio para el consumo en un sentido que excede a los bienes materiales y abarca también a la diversidad lingüística, por lo que es posible identificar el valor económico de las lenguas (Arnoux y Bein, 2015, p. 13).
ESPAÑOL Y ALGO MÁS: LENGUAS EN EL PAISAJE URBANO CÉNTRICO
El cuerpo de datos para el análisis se compuso sobre la base del relevamiento —llevado a cabo entre la primavera de 2020 y el verano de 2021— de la cartelería de diez manzanas [5] , seleccionadas a partir de la realización de un muestreo al azar, ubicadas en zonas catastrales clasificadas como centrales de acuerdo con el Código de Planeamiento Urbano [6] , y la escritura expuesta en torno a la plaza principal de la ciudad de Bahía Blanca —plaza Rivadavia—, también situada en pleno centro [7] .
En la sección territorial señalada se identificó el empleo de las siguientes lenguas distintas del español: inglés, italiano, francés, catalán, galés y sueco. Se registró un total de 135 importaciones léxicas: 106 del inglés, 15 del francés, 10 del italiano, 2 del catalán y 1 del galés y 1 del sueco. Se comprobó la presencia de importaciones léxicas en las siguientes áreas léxico-semánticas: deportes, economía/administración, entidades educativas y/o culturales, estética, gastronomía, hogar y decoración, indumentaria y accesorios, y tecnología. Las piezas léxicas fueron registradas tanto en la sección informativa de los textos, en coincidencia con usos corrientes, como en la onomástica comercial, lo que incluye usos más creativos [8] .
Tal como ya lo indicamos, nos limitamos a relevar las configuraciones escritas que se distancian de las pautas del español [9] . Las consignaremos a continuación, distribuidas por lengua y en orden alfabético, según el modo en que fueron registradas. Esto puede ser o bien del único modo hallado o bien, en caso de que la misma importación léxica presente más de una forma de escribirse, en orden de frecuencia descendente (enumeramos las formas, en ambos casos, indicando el número de veces en que cada una fue relevada).
Inglés
100. travel (1)
101. unisex (3)
102. urban (1)
103. web (1)
104. welcome (1)
105. whisky (1)
106. workwear (1)
Francés
Italiano
Catalán
Galés
Sueco
QUÉ LENGUAS PARA QUÉ
Tal como lo hemos indicado, las zonas centrales, de acuerdo con el Código de Planeamiento Urbano de la ciudad, son entendidas como espacios en que predominan las actividades comerciales, administrativas, financieras y de servicio, por lo que es de prever una circulación masiva y, en consecuencia, mayor competitividad comercial. Las prácticas mercantiles inciden en la intervención del espacio (García Ballesteros, 2000) y, consiguientemente, las ciudades se adecuan a las condiciones de la globalización (Rosake y Ercolani, 2012, p. 94). En ese sentido, el empleo de lenguas extranjeras, sobre todo de lenguas europeas que gozan de prestigio internacional, como el inglés, el italiano y el francés, las predominantes en este relevamiento, puede configurarse como una estrategia para atraer transeúntes.
La elección de las lenguas por parte de los productores de la cartelería comercial puede responder también a la voluntad de que el público “asocie las representaciones ideológicas (Narvaja de Arnoux y del Valle, 2010) construidas en torno de –cuando menos algunas de– estas lenguas con los productos y servicios ofrecidos” (Hipperdinger, Oostdyk y Zangla, 2019, p. 67). En ese marco, examinaremos cuál es la tendencia de distribución de las lenguas por rubro y qué usos se pueden distinguir para las importaciones léxicas.
El inglés es la lengua distinta del español con mayor presencia comparativa: no solamente es la lengua preferida sino también de presencia casi obligada en el área comercial. Un claro ejemplo lo conforma la ya habitual importación léxica delivery, a la que se le suma take away —takeaway—. En relación con esa misma pieza encontramos otro caso, en que parte del texto expuesto indica retiro de mercadería (take away); la coexistencia de la expresión en español con la forma inglesa entre paréntesis puede interpretarse como una muestra no solo del auge de esta última expresión en el contexto de pandemia y aislamiento social, preventivo y obligatorio sino, fundamentalmente, de la difusión la lengua inglesa y de la presunción de su reconocimiento. En ese sentido, takeaway puede resultar, para el público, más claro y familiar que “retiro de mercadería”.
El grado de extensión del inglés es tan alto que podemos considerarlosobrerrepresentado en el espacio público, en relación con su uso real en el territorio aludido. Su utilización se ve asociada a valores como modernidad, sofisticación, cosmopolitismo, moda o tendencia (Clemente et al., 2013) tal como es el caso de shabby-chic en decoración, luxury en estética, urban en moda , fitness en deporte o hashtag en tecnología.
Identificamos tanto importaciones léxicas que designan o informan sobre los productos o servicios comercializados allí — jean, sandwich, notebook, smartphone, entre otros— como elementos del inglés ligados al rubro en el plano semántico —por ejemplo, knockout en deporte, hashtag en tecnología— y otras formas relacionadas directamente con el léxico propio de la interacción comercial: sale, off, takeaway, delivery, tienda online o compra en la web.
Por su parte, el francés es la lengua que le sigue al inglés en presencia en el paisaje lingüístico. De 15 importaciones léxicas, 8 fueron registradas en el área de gastronomía, con diferentes propósitos: para referenciar productos ofrecidos —los casos de champagne, champignon, crème brûlée, fondeau, noisette y roquefort—, para precisar el rubro como parte de la onomástica comercial —como el caso de boulangerie— y para calificar productos —como gourmet —. También se hallaron piezas léxicas provenientes de esa lengua en el área de la indumentaria y accesorios—específicamente en lencería femenina: boutique y lengerie—, para la cual se constató tal recurrencia con anterioridad en la ciudad (v. Zangla y Oostdyk, 2019). Se identificó su presencia, además, en estética, particularmente para el ofrecimiento de técnicas de coloración de cabello —balayage yflamboyage— y en hogar y decoración —chiffonnier, sommiers y cuisine—.
En cuanto al italiano, aparece exclusivamente en el área de gastronomía: la totalidad de las piezas léxicas registradas fue identificada en esa área, rubro en el que se ha verificado en estudios locales [10] una recurrencia frecuente a la importación léxica proveniente de esa lengua no solo como medio de neologización o innovación, sino también por su asociación con la comida tradicional.
Por último, la recurrencia al catalán se observa en estética y hogar. En el rubro hogar y decoración constatamos las importaciones léxicas del galés y el sueco. Estas últimas dos (gegin y kök, respectivamente) y una de las importaciones del catalán (cuina) fueron relevadas en el mismo establecimiento, en un mismo cartel, combinadas con piezas de las frecuentemente usadas lenguas inglesa ( kitchen) y francesa (cuisine), en lo que podría ser interpretado como una muestra de cosmopolitismo.
CÓMO: MODOS DE IMBRICACIÓN DEL ESPAÑOL CON OTRAS LENGUAS
En primera instancia, los datos recogidos muestran que existe una tendencia común a los establecimientos a reproducir la escritura de la lengua donante. Hay, en esta preferencia, un gesto glotopolítico: sin una regulación explícita que paute cómo deben emplearse otras lenguas en el espacio público, la selección y el empleo de las piezas léxicas importadas por parte de los productores de la cartelería comercial lo que revela es, en definitiva, “[e]l modo en que los hablantes creen que deben (o deberían) usarse” (Hipperdinger, 2019b, p. 53). En ese sentido, la orientación es clara, en tanto predominan las formas de origen, sin adaptación a las pautas del español. No obstante, constatamos diferencias en el tratamiento de las importaciones y sus respectivas lenguas de origen, a las que nos referiremos más adelante.
En inglés, solo para 5 de las 106 piezas léxicas hallamos configuraciones alternativas. Con adaptación parcial encontramos sándwiches, que sigue las reglas de acentuación del español para las palabras esdrújulas, mientras que, en el caso de sandwichería, se incluye el sufijo derivativo de lugar.
Merecen atención especial casos como jean’s y color’s: se trata de configuraciones formales que suponen una reinterpretación del genitivo sajón como plural por parte de los hablantes que tiene, como resultado, una escritura más diferente del español que con el plural normativo. Estos alternantes son el resultado de una hipercorrección: los hablantes tienen la intención de apegarse a la configuración de origen incluso aunque no dispongan del conocimiento necesario, lo que tiene como resultado la exhibición de una palabra que no se ajusta a las pautas de la lengua donante. No solo denuncian inseguridad con respecto a cuál es forma de escribir palabras no españolas, sino, sobre todo, “la voluntad de los productores de asegurarse de que la ‘extranjeridad’ de sus emisiones sea evidente para los potenciales destinatarios” (Hipperdinger, 2019b, p. 66).
Otra tentativa de conservar “lo extranjero” —y en que también opera la hipercorrección— la encontramos en sandwichs; asimismo, Hipperdinger (2019b, p. 67) identifica que la elección de esa configuración formal, en oposición al morfema de plural /es/ que correspondería a esa palabra, puede obedecer a la decisión de elegir la opción más “extranjera” entre las alternativas.
El último caso de la lengua inglesa en que encontramos que opera una hipercorrección es el de take away: se la utiliza como un verbo, mientras que, en el original, en alusión a la comida que se vende para ser consumida en otro lugar, es un sustantivo —takeaway—. En este caso, existe un cierto conocimiento del inglés (la estructura take away es utilizada en esa lengua) pero se ignora que, en el contexto para el que se la quiere usar, se escribe de otra forma.
Finalmente, en cuanto al inglés, hallamos formas que sin ser en sí mismas importaciones léxicas se configuran a partir de importaciones de esa lengua, como colorshop y arrobatech. No encontramos que se formen palabras a partir de la imbricación del español con ninguna otra lengua más que con el inglés.
El italiano es la lengua para la que se identificaron mayor cantidad de configuraciones diferentes respecto de las formas de origen. De 10 piezas léxicas importadas, para 4 se constata algún alternante con desajuste en relación con las pautas de la lengua donante.
Así, en coexistencia con lasagna, hallamos la configuración adaptada lasaña, en la que el dígrafo <gn> es reemplazado por <ñ>, reproduciéndose de este modo la realización imitativa, que prima en la oralidad, con un recurso grafémico español. En el mismo soporte en que fue relevada esa configuración, observamos otra pieza léxica del italiano (bolognesa) que contiene, sin adaptación, la secuencia <gn>.
Con alguna adaptación, registramos muzarella, que simplifica <zz>, y muzzarelitas, que además de simplificar <ll> implica la formación de una palabra nueva, y su flexión, de acuerdo con las reglas del español y no con los sufijos del italiano. En el caso de pizzetas, <tt> fue simplificada y forma su plural como lo hacemos en español. En todas esas configuraciones alternativas se constata, igualmente, la conservación de al menos una de las consonantes geminadas de la palabra en su forma original (v. e. g. Hipperdinger, 2014), por lo que tales piezas siguen manteniendo rasgos “extranjeros”. En zucchinni —de zucchino—, al duplicar <n>, se emplea el recurso de la amplificación (Hipperdinger, 2012, p. 6) [11] en un intento de reproducir o, cuanto menos, “acercarse” a la grafía considerada típica del italiano, por lo que podemos verificar la operación de una hipercorrección.
En el caso del francés, para 4 de 16 piezas se encontró algún alternante en disconformidad con su configuración formal de origen. En coexistencia conchampignon, encontramos los alternantes adaptados champiñón y champiñones —se reemplaza la secuencia <gn> por <ñ>, en consonancia con las pautas grafémico-fonológicas del español— y chifonier —con la simplificación de las secuencias <ff> y <nn>—.
En lo que concierne a los alternantes hipercorrectos que hallamos en francés, identificamos que, de modo similar a los casos registrados para el italiano, cuando se duplica se lo hace respecto de grafemas consonánticos. Para noisette se registraron las configuraciones alternativas noicette y noissete: no respetan la escritura de origen, pero sí hay un intento de hacerlo, de no españolizar la palabra. Por último, en lengerie (de lingerie), aunque la configuración formal no se ajusta a las pautas del francés, la falta de adaptación permite suponer que el hablante se inclinó a conservar la pieza léxica como francesa.
En relación con las lenguas restantes, únicamente para el catalán se encontró un caso que se aleja de las pautas de escritura de origen, que es el alternante hipercorrecto tissora (de tisora) en que se duplicó <s>, en un movimiento en que puede inferirse la influencia del italiano, además del desconocimiento de la lengua de la que proviene la palabra.
Según lo expuesto, aunque el inglés es la otra lengua preponderante, encontramos mayor cantidad de alternantes para el italiano y para el francés. Llamativamente, las piezas para las que hallamos configuraciones alternativas representan solamente un 4,71% para el inglés, la otra lengua contemporánea por excelencia, mientras que para el francés y el italiano, de presencia más “tradicional”, alcanzan el 25% y hasta el 40%, respectivamente.
CONCLUSIONES
Presentamos en este artículo un análisis del tratamiento de las importaciones léxicas en el español bonaerense a partir de la constatación de su empleo en el paisaje lingüístico urbano de las zonas céntricas de la ciudad de Bahía Blanca. Aunque no hay una política lingüística explícita que regule o inhiba la disposición de lenguas distintas del español en el espacio público, sí podemos inferir, a partir de los resultados presentados, políticas lingüísticas implícitas, palpables en la marcada preferencia por mantener la “extranjeridad” de las palabras importadas de manera tal que aquella sea reconocible para los receptores, independientemente del dominio o no de la lengua donante.
Queda por explorar, aún, si el estudio del tratamiento formal de las importaciones léxicas de las zonas clasificadas como residenciales —es decir, aquellas destinadas preferentemente al asentamiento de viviendas, en oposición a las zonas céntricas aquí estudiadas— ratifica estas tendencias o si, por el contrario, la distribución social y territorial de las distintas lenguas muestra diferencias en relación con el uso de los ingresos léxicos.
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[1] Profesora y Doctoranda en Letras con orientación en Lingüística. Investigadora en proyectos grupales de investigación (PGI 24/I247 y 24/I268) en la Universidad Nacional del Sur y en Grupo de Investigadores PLiPoL (Paisaje Lingüístico y Políticas Lingüísticas) en el Programa de Políticas Lingüísticas de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo.
[2] La ciudad se ubica en el área dialectal del español bonaerense y ha sido considerada representativa de la misma desde los estudios pioneros de Fontanella de Weinberg (e. g. 1979).
[3] Aunque excede los objetivos de este artículo, no pueden saltearse las discusiones respecto de los ingresos léxicos. Se los ha denominado, tradicionalmente, préstamos, pero se han señalado diversas objeciones respecto de, por un lado, la adecuación de tal término —puesto que las piezas adoptadas por la lengua receptora no son devueltas (v. e. g. Myers Scotton, 2006)— y, por otro, “la diversidad de criterios en juego para determinar qué es (y qué no) un préstamo” (Hipperdinger y Oostdyk, 2019, p. 16, resaltado en el original). Independientemente de su grado de extensión o de su grado de adaptación, dimensiones que se ponen en juego en las clasificaciones propuestas por los estudiosos, adoptaremos aquí el rótulo de importación léxica, con valor hiperonímico con base en antecedentes, para referir a todos los ingresos “en forma y significado” (Gómez Molina, 2000, p. 329).
[4] Puede consultarse en https://sibom.slyt.gba.gov.ar/bulletins/3129/contents/1418687 .
[5] Las manzanas se encuentran en las siguientes calles: Patricios-Vieytes-Blandengues-Güemes; Mitre-Alvarado-Rodríguez-19 de Mayo; Donado-O’ Higgins-Berutti-Saavedra; Alsina-Lamadrid-Belgrano-Dorrego; Las Heras-San Martín-Belgrano-Chiclana; Las Heras-Lamadrid- Belgrano-Soler; Sarmiento-Alvarado-Rodríguez-Mitre; Zelarrayán-Estomba-19 de Mayo-Rodríguez; Gorriti-Güemes- Castelli-Rondeau; Moreno-Güemes-Av. Colón-Brown.
[6] Puede consultarse en https://www.bahia.gob.ar/cpu/iii-zonificacion/#I .
[7] Se ubica en el área comprendida entre las calles Sarmiento-Estomba/Chiclana-Alsina-San Martín/Zelarrayán.
[8] No nos ocuparemos en este artículo de analizar esa diferencia. Puede consultarse el estudio sobre las denominaciones comerciales de Hipperdinger (2018).
[9] El registro tomó en consideración, adicionalmente, siglas y abreviaturas, siempre que pudieran referenciarse en otra lengua distinta del español.
[10] El aporte de Fontanella de Weinberg (1994) atiende específicamente a la incorporación de piezas léxicas procedentes del italiano en el español bonaerense, y la mayor parte de las mismas corresponde a la gastronomía. Algunas de las importaciones léxicas de esa lengua en el mismo ámbito han sido abordadas, asimismo, en Hipperdinger (2001; 2014; 2018).
[11] De acuerdo con la autora, la amplificación es uno de los recursos formales que pueden operar en la generación de alternantes hipercorrectos: “cuando los hablantes se auto-corrigen… operan reducciones, sustituciones y amplificaciones (como en las variantes registradas sandwichs, broccoly y ciboullette, respectivamente), pero el recurso de agregar grafemas es claramente el preferido” (Hipperdinger, 2012, p. 6).