Tejiendo diálogos y tramas desde el Sur-Sur. Territorio, participación e interculturalidad

 

 

José María Bompadre  | jomabom@yahoo.com.ar |Universidad Nacional de Córdoba

 

 

Recepción: 16/04 /2024

Aceptación final: 17/04 /2024

Datos bibliográficos de la obra: Tejiendo diálogos y tramas desde el Sur-Sur. Territorio, participación e interculturalidad. Coordinado por Stefano Claudio Sartorello, Ana Carolina Hecht, José Luis García y Erik Said Lara Corro. Edición de la Universidad Iberoamericana, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y la Universidad Autónoma de Guerrero, México.

Primera edición: junio de 2022

Link de acceso: https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/169534

Contexto del libro

El libro nace en 2019 con el propósito de tejer experiencias de “cooperación y vinculación” con distintas organizaciones sociales y académicas mexicanas y de países de Latinoamérica, y a partir de una serie de eventos previos como son el I Foro Nacional de Pedagogía Crítica “Miradas Educativas Emancipadoras” impulsado por la Cátedra Pensadores del Sur “Cte. Lucio Cabañas Barrientos” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero, México, y posteriormente el I Encuentro Interinstitucional “Territorio, participación e interculturalidad: experiencias desde Guerrero, Chiapas y Colombia”, que se realizó en marzo de 2020 en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. La institucionalización e internalización de estos encuentros, implicó que se sumaran la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) a través del Grupo de Trabajo “Educación e interculturalidad”.

Durante 2020 y en el marco de la pandemia Covid-19 se llevaron adelante encuentros virtuales con la participación de expositores de distintas universidades latinoamericanas, cuyas intervenciones pueden escucharse en el canal de YouTube de Clacso y en Clacso TV, quien se sumó y apoyó la difusión y editó el libro correspondiente, sistematizando los aportes de los expositores formalizados allí.

De alguna manera, el título intenta sintetizar algunas coordenadas que anticipan el tratamiento y desarrollo capitular, pero también la explicitación del locus de enunciación desde donde no sólo transcurren las experiencias, sino y por sobre todo, desde la cosmología donde se narran. Sur-Sur remite, de alguna manera, a territorializar a Abya Yala desde una perspectiva decolonial, lugar donde se emplazan los trabajos publicados.

En este sentido, el territorio definido de antemano como Abya-Yala, noción de los indígenas kuna o cuna de Panamá y Colombia, refiere a un espacio vivo o bien que florece y que es utilizado por organizaciones sociales –especialmente indígenas y campesinas- para sustituir la categoría América, por ser colonial y evocar la ocupación europea de este continente. Si bien América Latina y Latinoamérica se entretejen en varios artículos de la obra, Abya Yala expresa con contundencia la posibilidad de habilitar las “tramas” que históricamente fundan las experiencias de los sujetos subalternos, habilitados desde sus epistemologías y ontologías otras.

Sobre los capítulos del libro

El libro presenta una introducción y 16 capítulos organizados en cuatro ejes: I. Tejiendo diálogos y tramas; II. Interculturalidad, educación y lenguas en diálogos; III. Territorio, participación y lucha sociopolítica, y IV. Territorio, participación y epistemologías indígenas. Los mismos serán presentados ensayando otra disposición a la hora de precisar su alcance, y a partir de considerandos epistemológicos puestos en juego.

La introducción historiza los diferentes momentos previos a la edición del libro, focalizándose en los intercambios y discusiones emplazadas en los encuentros mencionados. Seguidamente, avanza en anticipar los ejes trabajados por lxs autores de apartado.

La obra se focaliza en abordar diferentes formas de concebir los territorios donde habitan y se relacionan diversxs actorxs sociales como son lxs indígenas, campesinxs, personas en situación migratoria, en cuyas prácticas se vertebran a su vez aspectos vinculados a las perspectivas de género y las diferencias lingüísticas.

Si bien el libro es compilado y escriben autorxs reconocidxs de diversos países de Abya-Yala, no se consigna en ningún momento una referencia sobre lxs mismxs, que permitirían a lxs lectores reconocer el locus de enunciación.

Importa consignar algunas consideraciones analíticas y reflexivas que se desprenden de su lectura. Por un lado, triangula enfoques y discusiones sobre interculturalidad y el reconocimiento y puesta en valor de conocimientos y modalidades de conocer de diversas organizaciones sociales, especialmente indígenas. Resulta fundamental la transversalidad de la condición epistemológica devenida de los vínculos y prácticas con lxs actorxs referenciadxs, donde la alteridad se constituye como protagonista al reconocer la dimensión agentiva de lxs sujetxs en el campo de sus relaciones.

Las distintas experiencias que se presentan, además de articular locus diversos de Abya-Yala, intersectan prácticas situadas expresadas como “pedagógicas”, donde los aprendizajes siempre son colectivos y tanscurren en algunos casos más allá de los espacios formales de educación. Esta dimensión pedagógica se viabiliza a través de diferentes perspectivas sobre las prácticas interculturales, apostando más a su comprensión en cada caso particular, y menos en ensayar definiciones a priori sobre el alcance de la noción de interculturalidad. Estos procedimientos se constituyen en un gran aporte del libro, ya que dicho desplazamiento permite emplazar los alcances de la noción “interculturalizar” como categoría social e histórica específica, utilizada en las experiencias narradas, y no problematizar en el vacío la “interculturalidad” como dispositivo que presupone horizontes comunes para enmarcar las relaciones sociales. En síntesis, la revitalización de las experiencias se constituye como punto de partida, en todo caso a posteriori, para debatir sobre la interculturalidad en tanto enfoque.

Estas consideraciones se observan en el trabajo de Elsie Rockwell y Julieta Briseño-Roa, que considero transversal a toda la obra –e incluso de lectura primera-, donde interculturalidad, territorios y educación componen una tríada desde donde mirar prácticas diversas de lxs actorxs, políticas públicas con alcance diferencial en la gestión de la alteridad y procesos históricos de larga duración para visibilizar diferentes despojos sobre grupos subalternos, especialmente los pueblos indígenas. Si bien el trabajo se focaliza en el caso mexicano, refracta en los tratamientos que lxs restantes autorxs realizan en los distintos territorios que componen Abya Yala.

En varios capítulos se emplazan categorías y nociones de lenguas indígenas que pueblan el continente. Los abordajes y perspectivas recuperan casos particulares, pero se entraman cuando los análisis triangulan los contextos sociales donde se enmarcan las prácticas lingüísticas, los diferentes niveles del sistema educativo donde son reconocidas por la estatalidad y los modelos de gestión intercultural que subyace a esos reconocimientos. La dimensión dialógica que explicitan los trabajos, permite comprender procesos diferenciales geolocalizados, en los que las lenguas ocupan un papel vital para algunas comunidades, o bien quedan solapadas, aspectos que se explican a partir de genealogizar las políticas indigenistas de larga duración en los estados nacionales, y las formas diversas de gestión de la diversidad que refracta en los sistemas educativos. Esto se constituye como una fortaleza del libro, atendiendo a que abre la puerta para estudios comparativos que permitan comprender las disímiles valoraciones y moralizaciones sobre lxs sujetxs de las prácticas lingüísticas y los desafíos y alcances de la implementación de la modalidad intercultural.

En estas coordenadas, el texto de Luis López recupera la noción Kachkaniraqmi de la lengua quechua, a partir de trabajos del escritor José María Arguedas, donde se enfatiza la continuidad histórica en lo que denomina territorio andino, pero no sólo como lengua de uso oficial, sino sobre todo como dispositivo que habilita modalidades de relacionamiento y afectación en distintos contextos sociales.

Por su parte,  Belén Ibarrola, Noelia Enriz y Ana Carolina Hecht, integrantes de un equipo de investigación de la Universidad de Bs. As., abordan antropológicamente el diseño de materiales escolares de educación intercultural bilingüe utilizados especialmente durante la pandemia del covid19 a través del portal Educ.ar, sitio web del Ministerio de Educación de Argentina, articulando tanto la importancia de contar con materiales producidos de primera mano como el lugar que ocupa el Estado en tanto garante de esta modalidad en el sistema educativo argentino.

Luis Serrato Pineda de la Universidad de Costa Rica, plantea en “La enseñanza formal de la lengua bribri” en ese país, un interesante trabajo sobre el desarrollo de una nueva currícula en la enseñanza oficial primaria. El desafío que emplaza refiere a aspectos epistemológicos y metodológicos en perspectiva intercultural, al promover el enriquecimiento curricular con la curricularización de los procesos etnolingüísticos a partir de esa lengua. El trabajo es significativo porque no sólo revitaliza la lengua indígena, sino porque además discute los modelos de interculturalidad vigente en el campo de la educación.

Desde Chile, Daniel Quilaqueo Rapimán recupera intervenciones educativas interculturales acentuando la dimensión epistemológica en la educación mapuche, a partir de relatos inscriptos en las memorias familiares y comunitarias, donde sobresalen conocimientos pedagógicos y epistemológicos transmitidos generacionalmente. El trabajo promueve un diálogo intercultural -no exento de tensiones- entre los conocimientos escolares y los “educativos” del pueblo mapuche, resaltando la construcción social del conocimiento y su incidencia en la curricularización a través de la noción kimeltuwün que refiere al carácter comunitario de la lengua, y su capacidad performativa para transformar la sociedad. Estos aportes alcanzan tanto a los espacios de educación formal, pero también a aquellos formalizados para la formación de los profesores.

En esta perspectiva epistemológica, Adelina Peña analiza la experiencia educativa del Instituto de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, focalizándose en la formación posgradual, y en los desafíos de habilitar pluralidad de “voces, sentires, pensares y haceres” especialmente en la capacitación de líderes campesinos, afro e indígenas. La interculturalidad se entiende como marco habilitador de convergencia de epistemes de diferente orden, habilitados desde una perspectiva decolonial.

Un conjunto de artículos recuperan experiencias territoriales donde los conflictos mapean violencia estatal, prácticas extractivistas neodesarrollistas y persistencia de instancia de racialización de sujetos subalternos, en los que las luchas y resistencias comunitarias se constituyen como una práctica –no solo de supervivencia- sino y por sobre todo, como experiencia para revitalizar saberes que estructuran las acciones en el campo contencioso.

Un capítulo paradigmático al respecto es presentado por José Luis García, Bianca Rocío Torres y Blanca Estela Vázquez, quienes hacen un recorrido sociohistórico sobre el “caso” Ayotzinapa, donde se analiza la violencia estructural y sistemática estatal y del crimen organizado en México, especialmente frente a la histórica resistencia llevada adelante por actorxs formadxs en la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”. A través de complejos mecanismos de racialización y moralización, estxs actorxs son representadxs como “delincuentes” en tanto  estrategia gubernamental y de medios de comunicación hegemónicos para criminalizar sus demandas y protestas, y desmarcar las agendas de democratización social que promueven.

Desde ese mismo país y con un enfoque desde la antropología política, Paola Ortelli relata las dinámicas de participación y el ejercicio ciudadano protagonizado por profesionales tsotsiles de San Andrés Larráinzar (Chiapas), resaltando la capacidad de agencia de lxs indígenas en tanto sujetxs políticxs activxs quienes desde sus conocimientos ancestrales ensayan nuevas formas de ejercer ciudadanía, a partir de las disputas que protagonizan en los conflictos étnicos y religiosos.

En la misma línea de visibilizar la organización y la lucha de actorxs afectadxs, Erik Said Larra Corro y Yamila Vega comparten un trabajo que visibiliza y analiza acciones colectivas en el partido de San Andrés de Giles (Argentina) por parte de actorxs organizadxs frente a las prácticas de fumigación sistemática sobre la población, en el marco de un proceso de promoción de los agrotóxicos como forma de preservar los cultivos promovido por actorxs vinculadxs al agro-negocio. Resulta importante la constitución de redes para visibilizar las denuncias y las acciones solidarias que acompañan a las víctimas de este modelo. En el análisis identifican relaciones entre lo “público-privado-civil”, matriz desde donde pensar tanto estas acciones sobre la población civil, pero también aquellas de carácter  colectivo para la defensa de la vida.

Zenaido Ortiz Añorve y César Rosas Herrera retoman dictámenes periciales antropológicos realizados en San Luis Acatlán, Ayutla de los Libres y Tecoanapa en Guerrero, México, para destacar los procesos de organización territorial de las comunidades indígenas y sus luchas en el reclamo al Estado por garantizar sus prácticas autonómicas en relación al territorio y su derecho consuetudinario. La dimensión comunitaria en estos reclamos resulta fundamental y se constituye como una lente particular para comprender el ejercicio ciudadano de petición de derechos a la estatalidad, más allá de las formas convencionales utilizadas por otrxs actorxs en sociedades democráticas. De esta manera, “organización comunitaria, asamblea comunitaria, cuerpo de principales y vida colectiva” se constituyen como la base de los procesos asociativos, e incluso interpelando las modalidades convencionales de la política, formalizada en partidos.

El capítulo de Betzabé Márquez Escamilla refiere a la realización de cartografías comunitarias en el marco de un proyecto educativo en Michoacán, México, donde se detallan experiencias educativas que persiguen disminuir la deserción escolar. El trabajo es relevante porque visibiliza el trabajo colaborativo entre profesorxs indígenas y académicxs, donde el conocimiento indígena y las memorias sobre el territorio cobra centralidad para enmarcar los procesos educativos.

Por su parte, Azucena Damián Madero, Homero Castro Guzmán y Marco Antonio Santana Sandoval analizan la emergencia de grupos de autodefensa y policías comunitarias en Guerrero, México, a partir de los enfoques teóricos de los movimientos sociales. El trabajo visibiliza la constitución de ciudadanías armadas frente a diferentes grupos delicuenciales, y se erige también como fecundo para el análisis sobre el papel del Estado en relación a su baja legitimación para institucionalizar mecanismos de defensa ciudadanos.

Otro conjunto de trabajos reorientan los análisis sobre epistemologías alternativas y los procesos sociales colectivos vinculados a su visibilización y aprendizajes comunitarios.

Rosa Guadalupe Mendoza Zuany analiza prácticas socio-ecológicas por parte de indígenas que viven en zonas rurales del estado mexicano de Veracruz. Advierte que dichas prácticas no han sido problematizadas en los entornos escolares, y relata una experiencia con docentes de Sudáfrica, India y Alemania realizada en México desde 2019, donde en las prácticas educativas se articula el conocimiento indígena con los agendados curricularmente, promoviendo un aprendizaje situado en relación a reorientar las transformaciones territoriales en la intersección con epistemologías de diferente orden.

El texto de Alexandre Herbetta recupera una experiencia educativa en Brasil desde una perspectiva intercultural crítica enmarcada en la transdisciplinariedad y la decolonialidad. En ella participan colaborativamente intelectuales indígenas y no indígenas, quienes proponen la formalización de “nuevas escuelas indígenas” basadas en el interaprendizaje resultante de la producción de material didáctico que incluya epistemologías no hegemónicas, como alternativa a los existentes, basados en nociones mono epistémicas.

Stefano Sartorello  por su parte, recupera los postulados de la sociología de las emergencias de Boaventura de Sousa Santos para explicar la experiencia de las “milpas educativas” en las localidades indígenas de Chiapas, Michoacán, Puebla y Oaxaca, de México. En estas experiencias se resaltan procesos educativos alternativos a los promovidos por el sistema educativo formal, desde una perspectiva intercultural que se emplaza en los territorios. La educación comunitaria empodera el papel colectivo de los aprendizajes, en sus dimensiones política, axiológica, epistemológica y pedagógica.

 

Referencia bibliográfica

Sartorello, Stefano; Hecht, Ana; García, José y Lara Corro, Erik Said (comps.) (2022). Tejiendo diálogos y tramas desde el Sur-Sur : territorio, participación e interculturalidad. México. Universidad Iberoamericana y CLACSO.