20 años de pie

La montaña sigue de pie gracias a s gente

Marcela Cecilia Marín

 

El 23 de marzo de 2023 se cumplieron 20 años del plebiscito de Esquel por medio del cual el 80% de la población le dijo NO al emprendimiento megaminero Cordón de Esquel,  a cargo de la firma trasnacional Meridian Gold.

En efecto, el acontecimiento político, social y discursivo del no a la mina vino a horadar y suspender, a nivel nacional,  ciertos consensos hegemónicos  en torno a la “Argentina haciéndose minera” como sostiene Mirta Antonelli y abrió la posibilidad de imaginar otros mundos posibles.

La celebración de esta lucha y resistencia sostenida durante 20 años se llevó a cabo en Esquel entre los días 19 y 26 de marzo, semana de la dignidad.  El lunes 20, en el marco de la apertura del aniversario, se inauguró la muestra “20 años de pie” en el Centro Cultural Melipal, y finalizó con otro ascenso al cerro Calfu Mahuida.

(20 años de Pie. Marzo de 2023. Registro personal)

 

Durante esta semana, la resistencia propuso y sostuvo una agenda muy exhaustiva de actividades, exposiciones y presentaciones con referentes de trayectoria en esta lucha en las cuales se discutieron diferentes aspectos de esta resistencia al extractivismo: educación, ambiente, periodismo, justicia y Derechos Humanos.

 

(Registro personal del Cordón Esquel. Marzo de 2023)

 

En la mesa de apertura, se expuso la memoria de los comienzos de la asamblea y la resistencia hasta llegar a la propuesta del plebiscito. En esta mesa estuvieron presentes Nora Cortiñas, Mauro Millán, Dominga Huisca, Marta Sahores y Silvia Gonzáles.

Mauro Millán, recién llegado de un camaruco, relató la problemática actual de contaminación en Nahuel Pan ya que, debido a la instalación de un basurero a cielo abierto con deshechos que, según explica, proceden de Esquel, Trevelin y Parque Los Alerces, deben consumir agua envasada ya que ésta se sigue contaminando.

Como parte de un pueblo que ha sido violentado, reivindica la defensa del territorio como memoria de lucha mapuche. Convoca a desmontar esta idea del mapuche como enemigo interno y este falso dilema de la soberanía. El mapuche no es una amenaza para la soberanía. Destaca la resistencia que, por estos días, sostienen mujeres mapuches (Lof Cayunao) en las nacientes del rio Chubut.

Relató, junto a Dominga (Tita), los comienzos de la amenaza minera, el ingreso de Meridian Gold a Huisca Antieco, sin permiso de la comunidad. La abuela de Tita sacó rápidamente a los mineros del lugar.

Desde la UNPSJB, las docentes, ahora jubiladas, Silvia Gonzáles y Marta Sahores, relataron el significativo aporte que hicieron, en y desde los comienzos de esta lucha, en la producción y difusión de un saber científico crítico -basado en la producción de evidencia a partir de la experiencia de diferentes territorios expuestos a este patrón extractivo- que desmontó, categóricamente, la postulada seguridad de los métodos de extracción que publicitaba la minera. Cuentan que, en septiembre de 2002, desde la universidad, se llevó a cabo la primera charla abierta al pueblo de Esquel sobre la problemática de contaminación que suponía la lixiviación con cianuro, luego de la cual, vinieron muchas más, en diferentes espacios.

Entre estas genealogías complejas y rizomáticas que vienen tejiendo la memoria,  aparece un entramado complejo entre la lucha del pueblo mapuche en su sostenida resistencia y defensa del territorio hace 500 años de un genocidio que aún exige memoria, verdad y justicia  y la lucha del movimiento no a la mina que comenzó hacia mediados de 2002 y cumple 20 años de esa histórica consulta popular.

En el marco de esta celebración, conversamos con  tres mujeres, Claudia, Corina y Mailén, referentes de la asamblea y el movimiento no a la mina,  respecto de la inscripción de esta lucha en sus vidas singulares.

La entrevista se organiza en torno a tres preguntas abiertas en las cuales conversamos sobre el comienzo de su vínculo con el no a la mina; trazas, marcas afectivas, inscripciones que resultan del sostenimiento de esta lucha desde sus vidas singulares; y, sentimientos que despiertan la memoria y celebración de estos 20 años. 

Claudia, (54), docente y bibliotecaria en la Escuela 767, Bibliotecaria también en EPJA  7714 -Educación para jóvenes y adultos en  Esquel. Integra el programa de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en la escuela 767, integrante de la asamblea no a la mina.

Ella es, como dicen por allá,  nic Esquel. Las ventanas del living, la cocina y la habitación en la que amorosamente me hospedó miran de frente al Cordón Esquel. Sentadas en la mesa del comedor, compartiendo unos mates, comenzó su relato.

                 (Registro personal. Marzo, 2023)

 

Hace 20 años era maestra. No hacía mucho que estaba ejerciendo y llegué a una comunidad como la del barrio Badén junto con la escuela. Una escuela, una comunidad complicada y como docente yo estaba siempre al tanto de las cosas que sucedían en la comunidad. De repente nos llegó el comentario de los vecinos. De boca en boca, llegó la noticia de una empresa minera que quería el oro que había en la montaña.

Nos llega por correo un folleto de la empresa Meridian Gold que decía “Esquel una Ciudad de Oro” y fue como una sorpresa, parecía que era una buena noticia. En ese momento mi esposo estaba sin trabajo así que él se fue a anotar a la empresa. Había colas y colas de personas. En Esquel  había mucho porcentaje de gente sin laburo y Germán fue  a anotarse para trabajar en esa empresa. Él era un trabajador independiente del área de la construcción.

De a poco empezamos a enterarnos. Yo soy nic en Esquel. Mi familia vive en Barrio Ceferino. La familia del papá de mi hija también. Cuando dijeron que era el Cerro Tres Torres el que iba a desaparecer… yo lo veía por la ventana. Me causó algo extraño. Es el cordón que se ve desde la ventana de mi casa.  Me hizo como ruido eso.

En el ámbito educativo, hubo un compañero que nos invito a una charla. Se empezó a caminar la escuela. Los noticieros y otros medios de comunicación no decían mucho y si decían era a favor del progreso. 

Fui a la primera asamblea que convocaban los docentes de la Universidad. Marta Sahores, Agustín y otros que no me acuerdo cómo se llaman. Siempre me quedo esa imagen de ellos. Les digo a Germán y a unas compañeras de la Escuela "vamos a la asamblea" para saber más y allí empecé a conocer la palabra cianuro, y a saber qué era, dónde estaba, empiezo a investigar también y a escuchar con mucha atención a los profesores de la universidad que eran los que explicaban, Silvia y Marta. Empecé a saber qué era lo que no queríamos para Esquel, en absoluto. En ese momento no teníamos la tecnología que tenemos hoy. Internet era algo lejano en ese momento. Creo que no teníamos computadora.

La primera asamblea  se hizo en la escuela 767 donde hoy trabajo. Dese hace muchos años trabajo allí. En esta escuela tuvo lugar la primera asamblea y  allí conocí a Marta, Silvina, Agustín. La asamblea era el lugar donde yo iba a buscar información. Así que me llevaba un cuadernito y anotaba. En mi  familia, en la familia de mis padres y de mis suegros también hablábamos del tema. Algunos decían que sí, que íbamos a tener trabajo. Esa era la palabra: Trabajo. Y yo con el discurso atento. Trataba de transmitir información de boca en boca. Entre mis compañeras de trabajo yo sonaba como ogra porque yo venía a romper una ilusión de trabajo que generaba un poquito de rencores. Yo tenía claro qué había que decir; yo nunca me callé y mucho menos en esto que era tan importante.

Contrarrestaba toda la información que ellos enviaban. Ellos decían que  iban a controlar el cianuro; hablaban muy livianamente del cianuro y de otros productos con los que iban a romper las piedras. Esa información llevaba a mis familiares cercanos, a mis compañeros de trabajo. 

Mis hijas eran chiquitas y las llevaba a las asambleas. Yo no podía aportar nada; simplemente escuchaba, registraba y llevaba la voz para que se sumaras más vecinos en el barrio Badén. Hicimos una reunión en el barrio. Contagiamos esas ganas de formarnos y seguíamos el slogans de los folletos "vecinos informan a vecinos”. Creo que allí empezó mi lucha, silenciosa digo yo. Yo no soy una persona que va a tomar la palabra delante de muchas personas pero tengo mi convicción de qué era lo que no queríamos. En ese momento éramos, creo, 30 mil habitantes y nos conocíamos en la calle. Ese fue mi primer vínculo con el no a la mina.

(Folletos No a la Mina exhibidos en la muestra 20 años de pie, Centro Cultural Melipal, marzo de 2023, registro personal)

 

Corina (48) es directora de la escuela 7722[1] de Esquel, que lleva el nombre 23 de Marzo. Ha formado parte de la asamblea no a la mina. Actualmente, colabora con el movimiento desde su trabajo como directora de la escuela, institución que ha decidido llevar en su nombre la marca temporal del NO de esta lucha. La entrevista tiene lugar en esta escuela, poco antes de una de las mesas convocadas para el 24 de marzo.

Cuando se cumplían 8 años del plebiscito, me acerqué al localito de la asamblea.  Fui y llevé una torta con el número 8, veía que los vecinos estaban haciendo movidas y me surgió hacer una torta. Antes había habido una UACH y una profe que estaba en la asamblea me invito a hacer actividades con los chicos en la escuela y me enganché.  

Yo ya estaba viviendo, en 2003, en Esquel al momento del plebiscito y fui testigo de ese verano increíble, de toda esa movida. Pero, como toda persona que viene de otro lugar, lo viví desde un lugar extrañado, como de extranjera que estaba en un pueblo revolucionado. Me generaba admiración. Tuve que transitar mi vida en Esquel y echar mis raíces para comprender la lucha. Por eso, me llevó unos añitos más sumarme a la lucha. Me fui arrimando a partir de los vínculos. 

En la UAC de 2010[2], empiezo a armar actividades para llevar a chicxs de la secundaria y llevar el tema a la escuela. En ese momento, yo estaba trabajando en otra escuela. Para trabajar el tema con pibxs te pones a trabajar, a estudiar. Participas con lxs estudiantes y se te van moviendo las fichas en la cabeza. A partir de allí, me fui acercando más. Empecé a hacer actividades, a ir a las marchas de los días 4 de cada mes. Marchas en las que a veces somos poquitos y otras veces, no. 

Estaba comenzando a sentirme parte del movimiento y viene una nueva embestida. Como dice Marta Sahores, “mientras la montaña este allí, con el oro adentro, la codicia también”. Entonces, van a seguir viniendo. Dejan que baje un poco la movilización y arremeten. Creo que es la expectativa que tiene siempre el poder corporativo; que se termine esta resistencia alguna vez. Ya pasó varias veces esto en Esquel. Y cuando pasa, resurge la movilización.

Entonces, yo ya estaba cercana al movimiento en uno de esos tiempos tranquilos y viene una nueva embestida muy fuerte entre 2011-2012, en la que quisieron imponer un marco regulatorio minero e instalar, otra vez, una empresa minera en Esquel, usando unas estrategias patéticas como hacen siempre, basados en la mentira, el enmascaramiento, la cooptación de periodistas y políticos de turno[3]. En ese momento me involucro muy fuerte con las actividades porque había que develar unas cuantas operetas que estaban haciendo en la ciudad y había que volver a difundir para reactivar la movilización. En ese momento, paso a tener un lugar muy activo en la asamblea. 

 

Mailén (30), es hija de Claudia, estudia comunicación. Nos recibe en su casa, donde está armando un hermoso taller de platería mapuche. 

 

Mi vinculación con el no a la mina nace cuando llegaron las novedades sobre una minera que quería explotar la montaña.  Yo tenía once años en ese momento. Mi mamá empezó a empaparse del tema, empezó a asistir a las asambleas, se movilizó mucho la gente. La información que venía de la asamblea circulaba en la familia. Se hacían marchas constantemente como para empezar a sumar gente al movimiento. Yo era chica, obviamente, pero me acuerdo de todo; tengo una memoria bastante nítida sobre este suceso. Me acuerdo, por ejemplo, que en el festival que se hizo antes de ayer vi a una chica con una remera bien vieja pintada por ella. Recordé las que hacíamos nosotros; era buscar remeras lisas, pinturas para tela y hacerle flores, escribir no a la mina. Me acuerdo de esas remeras como de todo el preparativo, los carteles que armábamos con mucha creatividad para ese momento. Ahí se veía también la participación de las infancias que llenaba de color la marcha.

Porque también se hacía bastante hincapié en explicar a las infancias lo que iba a suceder; era bastante gráfico y visual lo que te explicaban. Era como decir bueno la montaña esa que ves ahí la grandota se va a romper por la explotación y aunque después cambiaron la metodología y dijeron que la iban a hacer subterránea, la idea era la misma: iban a intervenir la montaña.

De esos comienzos también de una posición política te das cuenta de grande dónde arranco tu militancia, sin tener mucha conciencia de otras cosas. Porque el cuidado ambiental siempre estuvo presente en mi vida; con mi familia nos encantaba, por ejemplo, acampar, pasear, siempre fuimos como mucho de eso, del contacto con la naturaleza que por ahí en otros lugares no pasaba. Me acuerdo de mis amigas que no tenían esa costumbre de salir  a pasear, conocer lugares nuevos, ir a la montaña. Bueno, en mi caso sí estuvo bastante presente gracias a mi papá, a mi mamá y a mi familia. Entonces fue eso, como de chica ya vivía  esa sensación de tener que hacer algo por defender el espacio en el que estamos ¡y era enorme! Siempre cuento esto de que Esquel, como pueblo, es chiquito pero los alrededores son inmensos y nosotros siempre fuimos de recorrerlos; aún hoy, todos los años, sigo encontrando lugares nuevos y maravillosos acá. Como que es imposible no hacerte cargo de donde estas y de cuidar el lugar.  Así que creo que mis primeros pasos fueron esos, me acuerdo de todas las intervenciones que se hacían; después, con el tiempo, las marchas empezaron a ser más simples, mas tranquis y no se ve tanta participación de las infancias pero en ese entonces sí había mucho color de las niñeces.

 

Según nos cuentan, estos 20 años de resistencia han trazado marcas singulares en la vida personal y laboral de cada una de estas tres mujeres

 

Claudia: En el análisis en estos 20 años, hemos transitado de diferentes formas. Porque la vida está atravesada por otras cosas personales, familiares. Por momentos tenés una participación alta, con todo, y por momentos aflojas un poco. Depende del estado personal, del equilibrio que tenemos que tener porque tenemos una vida, familia, trabajo. Todo el tiempo que le damos es tiempo ganado en el futuro, pienso yo. No me arrepiento de nada. Los momentos en que no pude estar fueron por motivos como salud, familia, hijos, estudios, trabajo. Siempre que pasa algo grave a nivel provincial o nacional, ahí estamos todxs, otra vez. 

En este momento de mi vida, en el que transité muchas cosas a nivel personal y personal como mujer, atravesada por esta lucha feminista que se llevó a cabo y que mis hijas me han enseñado  tanto,  me enseñó también  a participar en otros espacios de Esquel con más intensidad. Tiene que ver con mi vida personal, ya no tengo niños, tengo cierta tranquilidad económica porque tengo trabajo, tengo salud, soy una privilegiada.

Yo transité esto de ir con mis hijas caminando, no teníamos auto; íbamos caminando al centro porque todas las marchas se daban en el centro. Nosotros estamos en un barrio alejado ¡Imaginate el Badén, un poco más allá! Con todo el orgullo de haber sido parte de esa lucha desde el principio, viví esta lucha con mis hijas chiquitas, juntándonos en la casa de mis suegros o de mi mamá donde contagiábamos a otros primitos. Nos juntábamos con los chicos a hacer remeras, banderas, carteles para ir a las marchas. Todo esto yo lo viví con mis hijas y sobrinxs; son recuerdos lindos. Cuando veo los videos de hace tantos años, íbamos con alegría a la lucha, a manifestarnos a las calles, a hacer la presencia. No éramos los que movíamos porque ahí tenemos muy presentes a las personas profesionales, a la gente de salud, a docentes de la universidad que tenían el conocimiento. Nosotros íbamos allí como barrio, como pueblo, a hacerle el aguante, sabiendo que no queríamos esa situación para Esquel. Sabíamos contra quiénes; eran tan poderosos como monstruos, generaban muerte.

En mi trabajo, en la escuela, a lo largo de estos años, generé un cuidado y un aprendizaje en la práctica sobre cómo llevar esto. Cómo no pasar ese cuidado que tenía que tener con los niños. Todo ese cuidado lo fui aprendiendo, a tener el equilibro de “no bajar línea", de no querer bajar un solo mensaje. Tuve que aprender a manejarlo. Como docente, tengo la obligación de enseñar a los chicos qué es lo que pasa, que puedan tener una postura crítica. Tuve que aprender a no imponer mi opinión o mi conocimiento sino darles a ellos el abanico de posibilidades para que puedan sacar sus conclusiones. 

Me tocó trabajar en una escuela en la cual me dijeron “acá del no a la mina no hablamos”. Un esfuerzo enorme de no hablar. En más de una oportunidad, no hice caso. Tuvimos una denuncia en la cual tuve que llamar a Corina de manera urgente, en la escuela 767. En ese momento yo daba educación tecnológica  donde se trabaja todo lo que tiene que ver con recursos naturales. Un montón de contenidos totalmente relacionados con la problemática. Trabajamos sobre los recursos que tenemos, hablamos sobre minería, vimos un video. Venía todo bien, hasta que los invito a la marcha. "Mañana es 4, recuerden que nos juntamos en la plaza para marchar".

 Había una nena que era hija de un empresario de Meridian. Al otro día, estaba en Dirección. Los padres habían enviado una nota en el cuaderno de comunicados. Esa mujer mandó a los medios diciendo que estábamos bajando línea con respecto al no a la Mina. Obvio, era yo. 

A los directivos les llamaba la atención que la escuela pase por un análisis periodístico en la radio. Era heavy en ese momento. Nos decían “no hablar del no a la mina”. Teníamos que hacer un esfuerzo. Llamé a Corina. Era muy fuerte esto de prohibir hablar del no en las escuelas cuando hay un montón de cosas para hablar y enseñar. Tuve que aprender en mis prácticas a tener este equilibrio emocional en el que la lucha no me invada porque en ese momento teníamos un montón de personas que ya estaban viviendo y trabajando en la minera.  

En su relato, Claudia aporta una mirada intercultural cuando reflexiona en torno a la lucha ancestral de los pueblos originarios, la resistencia de Esquel y su trabajo como docente en el marco de esta lucha.

Siempre dijimos que la lucha es una sola. Los pueblos originarios están con nosotros desde antes que apareciera esta Meridian Gold queriendo la extracción de los minerales en la tierra. Ya los pueblos estaban viviendo este saqueo. La lucha es ancestral por el territorio y por el agua. Estoy convencida de que esa lucha es una sola. Agua y territorio.

Los pueblos originarios tienen toda una resistencia ancestral que llega hasta este momento. Nosotros surgimos porque nos querían tocar un bien: el territorio, la montaña. Debe plantearse una resistencia y una lucha con más fortaleza. Para mí, no a la mina es un movimiento social al que pertenecemos todos los que no queremos otro Esquel. La asamblea es otra cosa.

Llevo muchos años de trabajo en la escuela 767. Desde el año pasado somos escuela EIB. Nosotros, como grupo de docentes, solicitamos ser EIB. No nos fue asignado.

Nos comenta respecto de este proyecto de Educación Intercultural  Bilingüe en la escuela: “Como si el Estado quisiera reparar algo. Sabe todo lo que hizo contra la cultura de los pueblos indígenas y viene como en reparación de eso. Este proyecto de EIB tiene un montón de cosas: Tenés que tener presupuesto y no hay. Son 7 horas que les das a la escuela, no haces nada con 7 horas. Queda a criterio del docente el trabajo porque si querés trabajas el tema y si no querés, no lo haces. Pero más allá de eso que es una política a nivel nacional, la población de Esquel tiene una historia muy arraigada con los pueblos originarios, por más que se haya querido tapar con las presencia de otras personas que llegaron de otros lugares como galeses en Puerto Madryn, en Trevelin. Es historia y es presente. Siempre decimos los pueblos originarios, en este caso, el pueblo mapuche tehuelche vive en todos los estudiantes y familias que componen la población educativa. 

Hace muchos años venimos trabajando este tema. Nuestra escuela tiene alrededor de 60 años. Una de las primeras escuelas que formaba docentes. Un mandato fuerte en la comunidad de Esquel. Era una escuela elitista. Todas las familias bien posicionadas de la comunidad mandaban a sus hijos a esa escuela que era una escuela pública o al colegio salesiano que era una escuela privada.

La escuela fue cambiando tanto, era una escuela para familia acomodadas -los apellidos te lo dicen todo. Si miras el libro histórico, no vas a encontrar un solo apellido mapuche. Hoy vemos y tenemos la gran mayoría. Hoy la escuela absorbe estudiantes que vienen de los barrios y ahora es una escuela popular, humilde, de todas esas familias muy humildes, de problemáticas muy fuertes. El mandato de la escuela ya cambió. Antes de llamaba Escuela Normal Superior; luego pasó a decirse Escuela Ex Normal. Si yo te decía Escuela 767 nadie sabía dónde quedaba; si te decía Escuela Ex Normal, ahí todo el mundo a conocía. Ahora digo que trabajo en la escuela 767, ex normal, tengo que aclarar, aunque ahora ya está mejor posicionada y al hablar de la 767 ya saben cuál es. 

Como cuenta Claudia “ya no somos la vieja escuela normal”.  En el contexto de cambio generacional en la escuela y de ciertos debates en torno a la meritocracia, ella cuenta que la invitaron a una reunión sobre interculturalidad.

Dije esto tiene que estar en la escuela. Y así fue. Hace bastante que estábamos con este proyecto y recién el año pasado pudimos concretarlo. Fue emocionante cuando lo leímos. La provincia lo aprobó y acá estamos, tratando de generar espacios para pensar nuestros vínculos con nuestros ancestros. Todas las fechas son buenas para hablar de dónde venimos, es parte de pensar la identidad, ¿de dónde vengo? Cada vez llegan más compañerxs a la biblioteca y me dicen Claudia yo quiero estar en este proyecto EIB. Este proyecto surgió en la biblioteca, en momentos de encuentros con colegas. Como referente circunstancial de todo eso en la escuela, la biblioteca es espacio de encuentro y de generación de proyectos. Que vayan a la biblioteca y me inviten, es todo. Pero yo no puedo trabajar como bibliotecaria si ellos no me hacen lugar en el aula. Yo soy respetuosa del espacio del aula; cuando ellos acceden a abrir el aula, es maravilloso. 

Actualmente, la escuela trabaja en torno a la bandera de pueblos originarias, el programa de radio con equipamiento donado por la radio Kalewche (radio referente del no a la mina en Esquel) y en un programa de recuperación de la literatura regional.

Muchos de nuestros estudiantes vienen del desalojo del 37, como se cuenta en el libro Memorias del humo[4]. Cuando hablamos de ese desarraigo, los chicos no saben pero cuando empezamos a hilar fino surgen esos apellidos y esa historia que les contaron. De ese desalojo se fueron a Lago Rosario, llevados, algunos, por camiones del ejército; otros llegaron caminando o a caballo porque los mataban, aquí, en el Arroyo Esquel, que le dio origen al barrio Ceferino. Es la historia que cuentan nietos y bisnietos. 

 

Corina: Siempre mi aporte fue del lado de la comunicación porque al ser profe de lengua y literatura podía escribir gacetillas y armar fanzines, folletos, materiales, salir a los medios, hacer entrevistas. Desde ese lugar colaboré mucho. Así como hay otrxs vecinxs que colaboran con aspectos técnicos, legales, de gestión, yo lo hacía desde este lugar. Fueron años muy intensos de de mucha exposición. 

En la primera iniciativa popular tuve una participación activa fuerte. En ese momento, como querían imponer un marco normativo en Chubut y como venían no solo por Esquel sino también por la meseta, también fue un momento de tejer redes con el resto de la provincia. Es el momento en que empiezan a surgir asambleas similares a las de Esquel en el resto de la provincia. Entonces, era llevar la experiencia o colaborar con las asambleas que estaban naciendo. Me acuerdo que fue una época en la que viajé muchas veces a las ciudades de la costa, a encuentros con compañeros de otras ciudades de Chubut. En lo personal, también, era un momento en que tenía mis hijos chiquititos, muy vinculado con mi experiencia con la maternidad. Esos años de militancia fuerte fueron años en que yo estaba con los críos chicos y hasta en lo personal, para mí, estaba vinculado. Sentía como una fuerza de tener que defender el territorio por mis hijos. La maternidad había resignificado la lucha. Hoy que es 24 de marzo, veo las madres que han movido un montón. La maternidad te despierta un costado combativo, no toques a mis hijos que voy por todo. Fue fuerte esa época. Fue una experiencia de mucho aprendizaje con costados difíciles porque estar tan expuesta y dedicarle tanto tiempo en momentos personales de mucha exigencia fue desgastante. Por algo la lucha, como palabra, también tiene sentidos bélicos...

Fueron momentos de participación fuerte en la asamblea, de mucho aprendizaje pero tiene su costado difícil. Se volvieron años muy intensos. Hasta que no lo vivís no te das cuenta. La exposición tiene sus coletazos. Es un desgaste grande. La vida asamblearia es muy desgastante, tiene sus tensiones y fricciones que no contamos. Como los problemas de la familia, los guardamos para nuestra intimidad. Después de muchos años de lucha intensa, al interior de la asamblea, tenemos miradas distintas. Tenemos claros los objetivos comunes pero también hay diferencias y tensiones que hacen a la vida democrática de la asamblea.

Cuando las urgencias y los momentos calientes de la historia se aplacan un poco son momentos de descanso asambleario y de recuperar el tiempo y proyectos personales. Esta es una lucha eterna y nuestras vidas personales tienen otros tiempos. Tuve momentos de estar muy agobiada en lo personal por todo lo que ponía en la participación asamblearia; me costó terapia y angustias. De a poco, paulatinamente, fui encontrando mi punto personal de equilibrio. Encontré que hay tiempos de estar en primera línea y tiempos de replegarse. Entendí que es una lucha colectiva, que somos muchos y que está bien que intercambiemos roles, que nos repleguemos cuando necesitemos. Como decía hace un rato, lucha es una palabra con muchos sentidos, pero tiene un sentido bélico y quedas herida, maltrecha, después de las batallas y tenés que recuperarte.

Pude correrme de una primera línea de exposición que no quiere decir desaparecer de la asamblea porque los vínculos siguen, porque las referencias, incluso de la gente que nos es Esquel, me siguen contactando. Periodistas, investigadorxs me siguen consultando y respondo si puedo y, si no, les hago enlace con una compañera que este más involucrada que yo. Para mí, en este momento de mi vida, ser directora de esta escuela, una escuela que la comunidad dio el nombre 23 de Marzo es una responsabilidad enorme que lleva gran parte de mi energía y mi vida y es mi apuesta personal, profesional y de compromiso social sin duda. Porque este micromundo de la escuela también es permeable a la micropolítica. Desde mi rol puedo accionar fuertemente. Es muy lindo lo que siento que puedo hacer desde este lugar.

(Registro personal, marzo de 2022)

 

La escuela está por cumplir 10 años. Nace oficialmente en uno de estos momentos calientes, estábamos en un momento pos segunda embestida, movilización muy grande, difusión de la iniciativa en Esquel y en Chubut[5]. Esta escuela nace como una nueva escuela secundaria de Esquel y, entre los nombres que surgen de la propia comunidad, sale este nombre votado por docente, familias, personal no docente. Allí, niñxs y jóvenes pudieron votar. Mayoritariamente, fueron votos de adolescentes. Este nombre marca un rumbo identitario para la escuela y es darle una importancia a un hito histórico reciente de Esquel .En la historia, 20 años es un suspiro y, hace 10 años atrás, todavía era mas reciente. Pero el hecho de decidir ese nombre para la escuela es darle entidad a esa historia que nació con el plebiscito y además es ponerle nombre a la escuela cuando la educación tiene tanto que ver con esta lucha porque como contamos siempre la fuerza colectiva de Esquel para resistir tiene que ver con el conocimiento y la difusión de información científicamente válida, con los derechos, con la participación ciudadana, con un Estado de Derecho que también se defiende. Todo eso está puesto en el nombre de la escuela y nos marca un rumbo y una responsabilidad. Ser directora de esta escuela tiene un plus que no es ser directora de cualquier escuela. Para mí, sintetiza esta historia de la lucha de Esquel en la que me inscribo como ciudadana, asambleísta y educadora. Al tener un puesto de gestión tengo posibilidades de maniobrar, traccionar, acompañar propuestas educativas, acciones, movidas de estudiantes y docentes. Porque lxs estudiantes también proponen[6]

Me da mucha satisfacción y asumo que este es mi lugar en la lucha en este momento. Llevar la escuela lo mejor posible, haciéndola crecer en el mejor de los sentidos. La calle y la escuela se retroalimentan. Ayer, a la marcha, fuimos como escuela. Lxs estudiantes habían pintado una bandera. También la escuela lleva a la calle .En los actos que condujeron lxs chicxs, en sus voces, estaba la propuesta a participar a militar, la invitación a ir a la marcha. Son lxs chicos de Esquel, son chicxs que vienen a esta escuela, quienes siguen levantando estas banderas. Sé que en este momento mi aporte no es de exposición o de participación alta en la asamblea, pero desde este micromundo escolar, laburo un montón. Somos parte del movimiento del no a la mina y ese movimiento tiene infinitas posibilidades. 

 

Mailén; Volví hace poco a vivir a Esquel, estuve mucho tiempo viviendo afuera. Cada vez que puedo ir a la marcha, que se hace todos los meses, todos los días 4, voy y acompaño a mis amistades. Pero en sí, en la asamblea no participo, como que no es un espacio en el que pueda estar porque, justamente, estoy en otros espacios que tienen que ver con la defensa del territorio vinculado con nuestra cultura ancestral y con la reconstrucción histórica de nuestra identidad. Esta lucha está muy vinculada, obviamente, a la lucha por el territorio.

Las dos familias, por parte de mamá y papá, tienen raíces mapuches y mapuches tehuelches, como que este territorio que queda al sur de Chubut esta muy vinculado lo güñun a küna, que es el tehuelche, con lo mapuche en realidad es güñun a küna que es el nombre del tehuelche. Tehuelche es como lo llama el mapuche porque tehuelche es una palabra en mapuzungun. Este territorio se conoce como mapuche tehuelche por eso mismo, hay una bandera, que identifica esta parte del territorio, que es azul, amarilla y tiene una flecha en el medio. La crearon acá, en Costa de Lepá, en los años 90.

                                       (Bandera. Gentileza de Mailén)

 

Mis papás nacieron acá en Esquel pero mis abuelos eran del campo y como que esta historia del territorio, la historia del despojo territorial y cultural también se repite en la mayoría del las familias que están acá en Esquel y la mayoría de la gente que tiene raíz ya que no se reconoce o que no sabe, porque también sucedió mucho eso, no, se perdieron las historias por lo dolorosa que era también contarlas. Entonces, muchas abuelas y abuelos no quisieron hablar del tema. Hoy, mucha gente no puede indagar sobre de dónde venía. En mi caso, mis abuelxs venían del campo y ellxs tienen la historia marcada; han sido arrinconados, les han ido alambrado el territorio, los han ido endeudando con el alcohol, los vicios, como decían en ese entonces, hasta que no pudieron resistir más en el campo (habitaban en Cushamen, en Gualjaina) y tuvieron que venir a la ciudad, esos son mis abuelos.

De Cushamen viene la familia de parte de mi mamá, tanto de mi abuelo como de mi abuela, que son de diferentes sectores. Mi abuelo era de Ranquil Huao, que es ahí mismo en Cushamen y mi abuela es de Mina de Indio, de ahí de Cushamen. Por parte de mi papá, mi abuelo venía de Gualjaina que tengo todavía pendiente ir a conocer,  ir a ver qué puedo rastrear porque de hecho ahí era el campo de mi abuelo que finalmente abandonaron porque se quedaron sin nada. El tema es que ahí está el chenque que sería como el cementerio donde están los restos de sus abuelos. Tengo pendiente ir porque sé que hay mucha agente antipán que viene de esa zona y que vive ahí y que deben ser parientes, como para saber, no...

Después, por parte de mi abuela, ellos sí, el papá de mi abuela había cruzado en carreta desde Chile y se había asentado cerca de Costa de Lepá pero no sé bien dónde y también me queda pendiente conocer más sobre esa historia.  

De grande, empecé a hacerme cargo de que soy mapuche, nunca lo negué, y en ese hacerme cargo empecé a indagar sobre mi historia, conocer más sobre la cultura de mis ancestros, de mis ancestros no muy lejanos porque la mamá de mi abuela era partera, hablaba en mapuzungun, todas las mañanas se levantaba a hacer un chachi pan, que es salir a saludar al sol con yerba y azúcar. Entonces, veo que no es algo que sucedió hace mucho tiempo y esa parte de la historia es la que empecé a reconstruir cuando me fui de Esquel. En ese viaje, empecé a vincularme con otro tipo de luchas, ya no solo la ambiental.

Cuando yo me fui a Fiske (General Roca), me metí a la asamblea socioambiental de allá. Había muchos problemas también territoriales por la explotación del fracking. El río negro hace mucho tiempo que está muy contaminado; eso fue re impactante para mí; ver un rio que es muy lindo pero es negro, que está muy sucio, los peces de ahí no se pueden comer.

Entonces bueno cuando estuve allá en Fiske estuve militando en la asamblea socioambiental. También, al mismo tiempo, en paralelo, empecé como a meterme en estos otros espacios vinculados a la lucha mapuche, empecé a querer recuperar la lengua, a participar de ceremonias. Empecé a reforzar ese lado mío como más identitario y estuve bastante en la asamblea, militando. Siento que mi resistencia viene por ese lado, que no se pierdan nuestras raíces, de que no se pierda nuestra lengua, tratar de revitalizar la lengua. Quedan pocos hablantes nativos y  esa es una de las tareas más fuertes que tenemos que encarar la juventud, de recuperar la lengua porque si se pierde la lengua se pierde un montón y ya lxs hablantes son mayores.

La resistencia, para mí, es parte de mi vida. Todos los días resistimos a estas políticas extractivistas, una se afianza y se apoya en otrxs, entonces, la resistencia se piensa en comunidad; en mi caso, siempre con otres, pero bueno esas acciones también suelen tener consecuencias; como cuando decidimos tomar la calle como una medida de protesta, y pasa esto que se habla siempre, la criminalización de la protesta sobre todo cuando tiene que ver con causas  que perjudican mucho el funcionamiento económico, extractivista.

Hace dos años, en septiembre, hubo un primer intento de desalojo del lof Quemquemtreu, en Cuesta del ternero, El Bolsón. El territorio es amplio y a la vez es cercano; o sea, nos conocemos mucho La gente que andamos acá en la cuestión mapuche somos de andar en territorios y de conocer las comunidades y la gente que habita en las comunidades, entonces una se involucra, como que tocan a una comunidad que está  acá a no sé, 500 km y unx se siente, también,  tocadx, afectadx.  

Hicimos un corte de ruta informativo. Estábamos cortando la ruta de manera intermitente, informábamos a la gente, le decíamos sobre la recuperación que se había hecho de esas tierras, qué historia había detrás de esa recuperación, por qué se trataba de una recuperación, por qué es un territorio mapuche; porque allí vivía una comunidad mapuche que también fue violentada por el negocio inmobiliario, por el negocio del monocultivo del pino, allí asesinaron a una papay, a una mujer anciana que se llama Lucinda Quintupuray[7], a ella la asesinaron en ese territorio y se adueñaron de esos campos. Por eso se hizo esa recuperación, con el aval de la familia de esta mujer.

Nosotros informábamos en el corte que era intermitente, cada 10 minutos informábamos, dejábamos pasar a la gente. Era un corte tranquilo. Pacífico fue hasta que apareció un periodista de acá a provocar, a hacer videos, interceptándonos y demás y, en ese momento, lo que hicimos la mayoría fue decirle a este señor que se vaya, que no era recibido, que no era bienvenido por por todo lo que sabíamos que hacía. Es un hombre que es un lobista minero, es un periodista que, digamos, su trabajo diario es tratar de defenestrar a las comunidades mapuches, al movimiento del no a la mina[8].  Fue a provocar. Se armó un tumulto de gente allí. Hubo forcejeos.

Tenía la cara tapada con barbijo, por la pandemia y por cuidarme. Esto de taparse la cara es por cuidarse porque después una tiene que andar a cara descubierta por la vida y si te fichan es como peligroso. Fue un momento tenso pero después continuamos con el corte porque no había pasado a mayores.

No fue tanto tampoco el despliegue que se armó pero bueno hubo ese suceso en particular que duró un toque y después seguimos con el corte un rato más y ya nos fuimos.

Tiempo después cuando yo me vuelvo a  Esquel a vivir, hice el cambio de domicilio y, a la semana que hice el cambio de domicilio, me llegó la notificación de esta causa que nos habían hecho a mí y a otra lamién más que nos identificaron en ese corte de ruta. Entonces, nos armaron una causa por impedimento al funcionamiento público que es por el corte de ruta. Después, cuando nos acercamos obviamente ahí a la defensoría a ver la causa, las pruebas y demás, vemos que tenían todo un registro fotográfico desde los autos de gendarmería hacia nosotras, bien de frente, y yo no sé bien cómo fue que identificaron mi rostro, no sé si fue solamente por los ojos o si hubo alguien dentro de gendarmería o de la policía que me reconoció.

 Después, a los 2 meses, volvieron a Quemquemtreu,  ingresaron unos hombres de civiles a disparar y ahí fue que se llevaron la vida de Elías Garay. Nosotros ya teníamos el antecedente de lo que sucedió con Rafa Nahuel entonces es como que cada vez  que pasa un suceso así de intento de desalojo, lo que pasó con Santiago Maldonado también, es como que una está en alerta y quiere resguardar también la vida de esas personas. De esta forma, queríamos apoyarlxs y que se haga algo para que no suceda. Después de  este corte que fue en septiembre, que fue el primer intento de desalojo, a los dos meses, ingresaron vestidos de  civiles y ahí le dispararon y mataron a Elías[9].

 

 Singularmente,  ¿cómo te afectó esta causa?

Al principio no tomé mucha dimensión porque la mayoría de las personas me decía que se iba a caer o que no iba a pasar a mayores. El tema es que la causa la tomó Otranto[10] y él tiene toda la intención de avanzar y de perjudicarnos. Tuvimos una audiencia donde explicamos los hechos y él sentenció, igualmente,  que éramos culpables de haber impedido el funcionamiento de la ruta. La decisión de él es llevar a juicio este proceso, declararnos culpables. Nuestra defensoría hizo un,... como se llama... ay se me fue la palabra, bueno como que un pedido de abstención, de nulidad, que no le dieron lugar. O sea que ahora la causa está ahí medio estancada porque esto pasó ya hace un montón de tiempo y no ha habido novedad[11]. El otro día quise llamar al abogado y no me atendió; al estar lejos, también, está todo bastante parado. El punto es que, para ejercer la docencia que por mucho tiempo ejercí, me salta esta causa dentro del registro de antecedentes penales. Cuando este año quise volver a inscribirme  a juntas, no pude hacerlo, directamente; así que, sí, estoy perjudicada laboralmente; es terrible...

 

Finalmente, nos cuentan sobre los sentimientos implicados en esta memoria de 20 años de resistencia

Claudia: Feliz. El otro día veía videítos y hay tanta gente que se murió. Yo estoy feliz de poder estar. La lucha sigue. En algún momento yo ya no voy a estar, espero que estén lxs chicxs.

 

Corina: Me hace muy feliz ver a lxs chicxs protagonistas de estas celebraciones y ver crecer en ellxs ese espíritu democrático, de defender su territorio, pensar sus montañas. Haber ido ayer a la marcha y estar atrás de ellos todo el tiempo… Siento que nuestra generación está detrás de ellos, hasta como un gesto de cuidado. Pero, la bandera pintada por ellxs la llevaban sus manitos. Ver en lxs chicxs, en esta nueva generación, crecer este espíritu de lucha me despierta una emoción muy grande. 

         (Registro personal, marcha de 23 de marzo de 2023)

 

Mailen: Para mí es como un festejo de la dignidad de Esquel, del pueblo, cómo se alzó. Es un logro de todxs lxs vecinxs, del pueblo en general. Recuerdo, como te dije, con mucha nitidez ese momento en que salió toda la gente a la calle, no es que votaron y se quedaron en sus casas. Como ahora pasa también, cuando está todo muy tranquilo, en las marchas hay pocas personas; pero cuando sale alguna novedad, alguna noticia de algún acuerdo, de alguna acción con la minera, todo el mundo vuelve a las calles. Celebro porque es un triunfo el que hizo Esquel y me llena de orgullo, de emoción también, como que yo soy re sensible pero con esta cuestión de la minería y de la lucha como que me acuerdo de escuchar canciones y esas cosas, o de ver videos... nada, muy lindo, como ser parte de eso no, y de que eso se replique y que se vea como ejemplo y que haya unión, que haya apertura por parte de la asamblea o del movimiento del no a la mina a que incentive a otros lugares también a seguir el camino... Si creo que después se fue replicando un poco lo que pasó acá.

 



[1] Azarosamente, el número asignado a esta escuela provincial coincide con el número de la ley guardiana del agua, que prohíbe la megaminería en Mendoza, Ley 7722.

[2]  Véase: https://noalamina.org/general/item/3923-la-uac-sesiono-en-esquel

[3] Véase: https://www.elchubut.com.ar/regionales/2012-6-29-el-marco-regulatorio-habilita-todo-tipo-de-mineria-en-la-meseta-y-en-la-costa

[4] De Vera, G. (Comp.) 2003. Memoria del humo. Historias de vida en lago Rosario. Gráfica Alfa. Esquel. Chubut.  Libro realizado por jóvenes aborígenes de la comunidad de lago Rosario.

[5] Véase: https://leymineriachubut.com.ar/

 

[6] Véase: https://noalamina.org/esquel-chubut/item/12582-escuela-de-esquel-llevara-el-nombre-23-de-marzo-por-el-pronunciamiento-por-el-no-a-la-mina

 

[7] Véase: https://www.anred.org/2021/10/05/las-tierras-robadas-el-crimen-impune-de-lucinda-quintupuray-y-su-hijo-en-la-zona-de-la-recuperacion-mapuche

[8] Se trata de Ricardo Bustos, periodista, Gerente de Relaciones Comunitarias de Minas Argentinas  S.A.

Véase: https://noalamina.org/esquel-chubut/item/12516-sobreseyeron-a-los-vecinos-del-no-a-la-mina-denunciados-por-el-gerente-de-la-minera

[9] Véase: https://agenciapresentes.org/2022/01/03/la-justicia-ratifico-desalojo-de-comunidad-mapuche-de-cuesta-del-ternero-fallo-a-favor-de-empresarios-forestales/#:~:text=IND%C3%8DGENAS-,La%20Justicia%20ratific%C3%B3%20desalojo%20de%20comunidad%20mapuche%20de%20Cuesta%20del,forestales%20que%20reclaman%20las%20tierras

[10] Véase: https://www.elcohetealaluna.com/tablero-de-posiciones

[11] Finalmente, mediante un nuevo pedido por parte de la defensa al Juzgado Federal de Esquel se podrá dirimir la causa mediante una "resolución  alternativa de conflictos", para lo cual se ofreció colaborar con una suma de dinero destinado a fines comunitarios, en este caso a la cooperadora del Hospital Zonal de Esquel. Una vez efectuado el pago, "se declarará extinguida la acción penal”, nos comenta Mailén, compartimos el texto de esta entrevista.