Revista de Culturas y Literaturas Comparadas, volumen 14 - diciembre 2023
ISSN: 2591-3883
Stefan Zweig: psicoanálisis y narración literaria
Gustavo Giovannini
gustavo.giovannini@unc.edu.ar
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
Resumen
El presente artículo se centrará en el acercamiento a la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud
(1856-1939) que tuvo el escritor austríaco Stefan Zweig (1881-1942), así como también en
algunas repercusiones de esta relación en su producción narrativa. En 1932 Zweig publica
Die Heilung durch den Geist, un ensayo biográfico que tiene como figura central a Freud y
su teoría psicoanalítica. Ciertas críticas de Zweig a la praxis del psicoanálisis generaron
polémica. Sin embargo, el interés de Zweig en la teoría freudiana tuvo un carácter
esencialmente estético, como lo prueba la incorporación de ciertas ideas psicoanalíticas en
sus obras narrativas. Desde esta perspectiva se analizan tres novelas del autor austríaco: Der
Amokläufer de 1922, Verwirrung der Gefühle de 1927 y Schachnovelle de 1942. Zweig, aún
con sus reparos frente a la teoría freudiana, extrajo de ella recursos fundamentales para su
trabajo narrativo tanto en el plano de la elaboración temática como en el de lo formal.
Palabras clave: literatura austríaca, siglo XX, psicoanálisis, novela.
Stefan Zweig: Psychoanalysis and Literary Narrative
Abstract
This article focuses on the approach that the Austrian writer Stefan Zweig (1881-1942) had
to the psychoanalytic theory of Sigmund Freud (1856-1939), as well as some repercussions
of this relationship on his narrative production. In 1932, Zweig published Die Heilung durch
den Geist, a biographical essay whose central figure was Freud and his psychoanalytic theory.
Some of Zweig's criticisms of the praxis of psychoanalysis generated controversy. However,
Zweig's interest in Freudian theory was essentially aesthetic, as evidenced by the
incorporation of certain psychoanalytic ideas into his narrative works. From this perspective,
three novels by the Austrian author are analyzed: Der Amokläufer (1922), Verwirrung der
Gefühle (1927) and Schachnovelle (1942). Zweig, even with his qualms about Freudian
theory, took from it fundamental resources for his narrative work both in terms of thematic
development and in terms of formality.
Keywords: Austrian literature, twentieth century, psychoanalysis, novel.
La relación entre el escritor austriaco Stefan Zweig (1881-1942) y Sigmund Freud
(1856-1939) se remonta a los primeros años del siglo XX. Cuando en 1908 Zweig le envía
una de sus primeras obras teatrales, Freud le responde elogiosamente diciendo que ya conocía
Gustavo Giovannini: “Stefan Zweig: psicoanálisis y narración literaria”
el valor de sus creaciones literarias
1
. En las dos décadas siguientes Zweig se dedica a estudiar
a fondo la teoría psicoanalítica, prácticamente en el momento en que esta se iba
desarrollando. Este interés por el psicoanálisis y por la figura de su creador va a cristalizarse
en el proyecto de escribir un ensayo biográfico sobre Freud. Ya en 1929 expresa Zweig en
su correspondencia los motivos que lo impulsan a la redacción del ensayo. Por un lado,
comparar la figura de Freud con la de su colega alemán Franz Mesmer (1734-1815), quien
había sufrido también la incomprensión y los prejuicios del ámbito académico vienés; por
otro lado, confiaba en que su texto ayudase de alguna manera en el proceso de postulación
de Freud para el premio Nobel (Cremerius 26-27).
Die Heilung durch den Geist (La curación por el espíritu) se publica en 1931. A pesar
de su intención laudatoria, se corrobora en el libro una apropiación crítica de la teoría de
Freud sobre el psiquismo humano. Esta actitud del escritor vienés se sustenta no solo en un
conocimiento minucioso de los textos teóricos de Freud, sino también en el hecho de haber
compartido un mismo ambiente intelectual y académico, lo que le permite relatar el trasfondo
de cada uno de los grandes hitos en el proceso de construcción de la teoría psicoanalítica. De
más está decir que el contacto personal y la correspondencia que mantuvo con Freud a lo
largo de tres décadas, le permitieron acceder a informaciones de primera mano y comunicar
sus propias ideas y percepciones al padre del psicoanálisis. A partir de la narración biográfica,
Zweig analiza las teorías de Franz Mesmer, Mary Baker-Eddy (1821-1910) y la del propio
Sigmund Freud. Las teorías de Mesmer y Baker-Eddy son mostradas como antecedentes
precientíficos del psicoanálisis, todavía ancladas en la religión y en prejuicios anteriores al
positivismo epistemológico. Zweig encuadra la labor médica del joven Freud en el contexto
de la neurología de la época y rescata que fue el primero en considerar al individuo en forma
particular, por eso dice que “Freud tendrá que inventar esa ciencia del alma de la cual hoy no
podemos prescindir” (Zweig,1935, 269). Un hito miliar en la teoría freudiana lo constituye
la postulación del inconsciente que surge a partir de experimentos con hipnosis en pacientes
durante su trabajo conjunto con Breuer. Sin embargo, no tardan en surgir discrepancias de
tipo ético entre Breuer y Freud en relación con el uso de la hipnosis como método terapéutico.
En el relato que hace Zweig de este momento inicial del psicoanálisis ya aparece la relación
directa con el arte. El arte, en este caso la tragedia clásica, es un predecesor de las
elaboraciones teóricas de los psicoanalistas modernos:
Solo al ceder los obstáculos del estado de vigilia consciente es cuando el enfermo expresa
libremente lo que siempre calló; y solo por el hecho de confesarlo disminuye la angustiosa
presión (…) es el franqueamiento de la tensión que la tragedia griega cantara como elemento
venturoso y liberador; Breuer y Freud dieron, pues, desde el primer momento el nombre de
“catártico” en el sentido de la “catarsis” de Aristóteles (Zweig, 1935, 276).
El arte como predecesor de los postulados psicoanalíticos es un tópico ampliamente
1
‟Das früheste Bibliotheksexemplar von Zweigs Werken stammt von 1907. Es ist das Trauerspiel "Tersites".
Zweig hatte es Freud mit den Worten geschickt: "Herrn Professor Dr. Siegmund Freud in herzlicher Verehrung
/ Stefan Zweig Wien, April 1908". Der Dank Freuds eröffnete einen Briefwechsel und eine Freundschaft, die
bis zum Tod des Psychoanalytikers andauerten. Die letzte Widmung an Freud schrieb Zweig 1938. Sie steht in
dem Roman "Ungeduld des Herzens" und lautet: "Siegmund (sic) Freud medico, magistro, amico Stefan Zweig
1938" (Anz 2006).
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expresado por el escritor austríaco en su ensayo y deviene en una convicción de que esa
relación profunda debe seguir actuando en el arte moderno, contemporáneo de la teoría
freudiana.
II La elaboración de la técnica del psicoanálisis como diálogo lleva a Zweig a describir
las tres maneras en las que se “descubre un secreto”, es decir, se revela una verdad en el
proceso analítico. La primera es la coacción. La segunda es descubrir lo que se oculta tras
un disimulo “aprovechando los breves y fugitivos instantes en que su contorno como el
dorso de un delfín asomado a la impenetrable superficie del mar emerge de obscuridad”.
La tercera es la observación paciente y continua hasta que se relaje el estado de vigilancia y
el lenguaje del secreto se traicione a mismo (cf. Zweig, 1935, 284). El correlato entre estas
estrategias y las técnicas de la narración literaria son evidentes para el autor y, de hecho,
serán replicadas en sus propias novelas.
Una correspondencia parecida con la literatura aparece cuando se tratan otros temas
psicoanalíticos como el sueño o la sexualidad. Observa que recién con el psicoanálisis se le
devuelve al sueño su valor de revelación y de símbolo, según aparece en el mundo antiguo;
la sexualidad, por su lado, se resignifica con toda su potencia vital y trágica aun en medio de
la vida burguesa. Un gran logro del psicoanálisis es haber separado la “idea de sexualidad”
de la de “acto sexual” (cf. Zweig, 1935, 313), permitiendo una interpretación y representación
de lo sexual diferenciado de la genitalidad. La visión freudiana de la sexualidad es también
relevante en su obra autobiográfica Die Welt von Gestern (El mundo de ayer) de 1942, sobre
todo en su capítulo tercero: “Eros matutinus”; como lo fue anteriormente en sus biografías,
especialmente las reunidas bajo el título de Der Kampf mit dem Dämon (La lucha contra el
demonio), que tratan sobre Hölderlin, Kleist, Nietzsche, de 1925. A pesar de la estimación
que el escritor expresa por la ajustada coherencia entre teoría psicoanalítica, mito y literatura,
no considera especialmente sólida la idea del complejo de Edipo, es más, la ve como
prescindible:
El más célebre y también el más difamado es el complejo llamado de Edipo que Freud
presenta incluso como una de las columnas básicas de su edificio psicoanalítico (a no
me parece sino uno de esos puntales que, una vez terminada la construcción, pueden ser
suprimidos sin peligro) (Zweig, 1935, 320).
Su postura en este momento contrasta con la recepción temprana de conceptos
freudianos en su obra narrativa. Sobre todo, si se tiene en consideración que en 1910 escribe
una novela titulada Brennendes Geheimnis (Ardiente secreto), dedicada a exponer
narrativamente el desarrollo de una historia edípica en un sentido psicoanalítico.
En la descripción de lo que llama “la técnica psicoanalítica” puede verse un principio
del que se sirvió para la construcción de personajes literarios. En primer lugar, considera el
diálogo psicoanalítico un discurso distinto del de la confesión, pues esta procura estar
lógicamente estructurada, en tanto busca una justificación de lo narrado (absolución o
castigo); mientras que el discurso del paciente es esencialmente desestructurado y trata de
comprenderse a mismo antes que encontrar una sanción exterior. La exposición que hace
Zweig fluye constantemente entre el psicoanálisis y lo literario. Considera que la “misión del
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psicoanálisis” es la de interpretar la “novela en clave” (Schlüsselroman) que el discurso del
paciente va configurando en la terapia. Además, ve en todo sueño un contenido de verdad.
En consecuencia, “Freud parte de un proceso de investigación científicamente exacto,
comparable al que el crítico literario aplica a una obra poética” (Zweig, 1935, 293).
Por otra parte, lo que enferma la psiquis del neurótico freudiano no sería el pasado,
sino más bien el deseo de lo no vivido todavía, un sobrante de vitalidad: “Pues lo que importa
para el diagnóstico de la enfermedad, no son las cosas vividas por el neurótico (…), sino las
que no ha vivido todavía, ese sobrante efectivo no utilizado que le oprime, como algo no
digerida pesa en el estómago” (Zweig, 1935, 302). Efectivamente, lo deseado pero no vivido
como fuente del trauma revela toda su potencia narrativa y sugestión simbólica en la
construcción que Zweig hace de algunos de sus personajes novelescos.
A pesar de la importancia que Zweig le otorga a esta forma de abordaje de los
problemas psicológicos, aparece un segundo punto de ruptura con Freud, mucho más
importante que la cuestión del complejo de Edipo, cuando considera la praxis del diálogo
psicoanalítico y sus posibilidades de curación. El escritor duda de que la aplicabilidad del
psicoanálisis pueda ser masiva y, sobre todo, duda de los efectos de su funcionamiento como
mera “técnica” que actúa por el solo hecho de seguir un método. Para Zweig el psicoanalista
debería estar provisto de unos conocimientos, personalidad y comprensión de lo humano muy
por encima de la media y critica la afirmación de Freud acerca de la relativa facilidad de
manejo y aprendizaje del psicoanálisis (cf. Zweig, 1935, 305-306). En pocas palabras, para
Zweig, la “profesionalización” del psicoanálisis sería prácticamente imposible. Este punto es
aquel en el que el escritor está más alejado de Freud, a quien consideraba su maestro. Su
crítica no se basa en reparos epistemológicos acerca de la consistencia científica del
psicoanálisis, sobre la que aparentemente no tiene dudas. Sin embargo, este cuestionamiento
a la efectividad terapéutica es expresado ante el propio Freud en una carta de 1929: “Quizá
aquello que para usted era lo más importante, el método curativo, para hoy ya no es lo
más esencial de la obra” (Freud, Zweig, 51). Freud retoma la conversación sobre esta cuestión
una vez que lee la publicación de Zweig en febrero de 1931. En una carta le advierte, con
irónica elegancia, sobre una comprensión precaria de la técnica psicoanalítica y le reprocha
también que haya casi obliterado en su ensayo la asociación libre, un aspecto fundamental
para entender el método:
Probablemente no me equivoco al suponer que usted era ajeno al contenido de la doctrina
psicoanalítica hasta la redacción del libro. Tanto más reconocimiento merece que desde
entonces la haya dominado tanto. Se lo puede criticar en dos puntos. Casi no menciona la
técnica de la asociación libre, que muchos consideran como la novedad más significativa
del psicoanálisis y que es la clave metodológica de los resultados del análisis, (…) Incluso
su última duda sobre si el psicoanálisis es apto para que la gente común lo practique se
remite a cierto desconocimiento de la técnica. (Freud, Zweig, 57-58).
Aunque este desacuerdo entre el creador del psicoanálisis y el novelista no minó la
relación amistosa que se mantuvo hasta el exilio y muerte de Freud, sí generó una polémica
en el círculo psicoanalítico. La biografía de Zweig no fue bien recibida, las reacciones
variaron desde el silencio hasta la crítica abiertamente hostil (cf. Sharvit 33-34). En gran
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medida, las repercusiones de esta polémica subsisten en la crítica más cercana
temporalmente. Cremerius (1995), quien hace una interpretación de la relación entre Zweig
y Freud en rminos psicoanalíticos, resalta el hecho de que la visión que tiene Zweig del
psicoanálisis no ha incorporado los desarrollos que tuvieron lugar durante la década de 1920,
los cuales conducirían a una mayor racionalización y cientificidad de los postulados básicos
de Freud
2
. Por otra parte, caracteriza la relación de Zweig con el padre del psicoanálisis en
términos de una identificación heroica (eine heroische Identifizierung). Esto quiere decir que
la posición del escritor como admirador apasionado (Bewunderer) de Freud, que lo llevó a
concebir una biografía laudatoria, entrañaba una carga inconsciente de agresividad que se
manifiesta en el cuestionamiento de la praxis psicoanalítica. Habría en Zweig, antes que un
interés genuino por el psicoanálisis, una proyección de sus propios ideales heroicos
irresueltos sobre la figura de Freud y una agresividad latente hacia ese modelo ejemplar y de
figura paternal
3
. Anz (2006) retoma el sentido psicoanalítico de esta interpretación de la
relación entre Freud y Zweig, pero reforzando la idea de que se trató de una relación
paternofilial a partir de la diferencia generacional entre las dos personalidades: Zweig era
más de dos décadas menor que Freud. Sería entonces la asunción de estos roles por parte de
ambos, especialmente de Freud, lo que permitió que la relación no se rompiera ante las
críticas contenidas en Die Heilung durch den Geist. Por otro lado, el posicionamiento de
Zweig ante el psicoanálisis tiene esencialmente, según Anz, un carácter estético
4
.
En un sentido muy diferente, Sharvit (2016) enmarca el texto de Zweig sobre Freud
en el contexto del cambio epistemológico que experimenta el psicoanálisis a partir de la
década de 1920. La progresiva racionalización de la teoría psicoanalítica provocará
controversias en el seno mismo de la comunidad en torno a Freud. La ruptura con colegas
como Fliess, Jung o Rank se explicaría, en gran medida, por la decisión de Freud de
privilegiar el manejo racional de los conflictos derivados del inconsciente (Sharvit 43). La
biografía de Zweig pone el dilema entre pasión y razón en el centro del debate psicoanalítico.
De hecho, la figura de Freud aparece en el libro como la culminación dentro de una serie de
terapeutas espirituales (Mesmer, médico alemán que trabajó en Viena y elaboró la teoría del
magnetismo animal o mesmerismo y Baker-Eddy, fundadora de la secta Christian Science);
2
“Es fehlen Entwicklungsstränge der Theorienbildung vollständig: die Ich-Psychologie, die Lehre von der
Abwehr, die Strukturtheorie der Psyche etc. Was insbesondere fehlt, ist und das ist auch dann nicht
verständlich, hält man Zweig zugute, daβ er „die Gesamtleistung“ (20.2.1931) und nicht die Details im Auge
hatte-, daβ es gerade diese „Gesamtleistung“ ist, die aus der psychoanalytischen Psychologie mittlerweile eine
allgemeine Wissenschaft vom Menschen gemacht hat, nämlich eine Anthropologie, die sich sowohl für die
Medizin wie für die Philosophie als bedeutsam und brauchbar erwiesen hat“ (Cremerius 34).
3
“Nehmen wir Zweigs Aussagen zu Freuds Person. Wie entschieden hätte Freud sie zurückgewiesen, irritiert
durch die Übertreibung, die Glorifikation! Wie hätten sie ihn beunruhigt. Er hätte ahnen können, daβ die Gröβe
der Übertreibung der Gröβe der zu verbergenden Feindseligkeiten entspricht. Freud wuβte, daβ er der
Zweigschen Glorifikation nicht entsprach und nicht entsprechen wollte“ (Cremerius 40).
4
‟Alles, was Zweig an und über Freud schrieb, zeigt: Er bewunderte Freuds Psychoanalyse, aber weit mehr
noch Freud als Persönlichkeit. Ob Zweig wirklich, wie gelegentlich behauptet wurde, die Psychoanalyse auch
in Freuds Sprechstunden kennen lernte, lässt sich nicht sicher belegen. Und wie fundiert Zweigs
Psychoanalysekenntnisse waren, ist unklar. Cremerius hat dazu ein vernichtendes Urteil gefällt. Zweigs gut
gemeinten, doch unqualifizierten Lobreden auf Freud hätten der Psychoanalyse geschadet. In seinen Briefen
nimmt Zweig zu den Theorien Freuds nur selten Stellung. Seine Urteile über Freuds Werke haben neben den
persönlichen Achtungsbekundungen eher ästhetischen Charakter“ (Anz 2006)
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Zweig agudiza la preeminencia del inconsciente y la imposibilidad de un manejo racional de
sus conflictos a través de una terapéutica de aplicación masiva. Asume la contradicción que
entraña aplicar la razón como guía si se admite que lo impulsivo, lo inconsciente, en realidad,
domina la naturaleza humana. Die Heilung durch den Geist pone en evidencia el dilema
central del psicoanálisis: razón y pasión en contradicción irresoluble. Algo a lo cual el propio
Freud no era ajeno, pues su proyecto nace para mostrar los límites del imperio de lo racional
(Sharvit 38-39). Esta cuestión central en la teoría psicoanalítica no solo será observada por
Zweig
5
, sino que tendrá para su literatura una importancia fundamental. Todos los aspectos
hasta aquí apuntados: diálogo psicoanalítico, sueño, sexualidad, dificultad de la cura, el deseo
no vivido como fuente de dolor psíquico y, en especial, lo inconsciente evidenciado como
destino trágico van a ser elementos fundamentales para entender la narrativa del autor desde
mediados de la década de 1920 hasta el final de su producción.
III La forma en la que Zweig entiende el psicoanálisis ya desde los años anteriores a la
redacción de su biografía de Freud, puede rastrearse en sus novelas, aquí se retoman: Der
Amokläufer (Amok) de 1922, Verwirrung der Gefühle (Confusión de sentimientos) de 1926
y Schachnovelle (Novela de Ajedrez), publicada en 1942. Las dos primeras obras se ubican
al comienzo y al final del período intermedio de su producción, coincidente con su residencia
en Salzburgo (Salzburger Jahre) entre 1919 y 1933. La última es una obra póstuma escrita
durante el exilio en Brasil. A pesar de las distancias temporales, y de las muy diferentes
condiciones de producción de cada novela, aparecen notables coincidencias estructurales e
incluso temáticas que revelan la particular apropiación que el escritor hace de la teoría
psicoanalítica. Como lo afirma Strelka (1982)
6
, estas narraciones del período de madurez ya
son ficciones novelescas autónomas en cuya construcción se utiliza conscientemente el
potencial estético de ciertos conceptos psicoanalíticos. Es decir, no se reducen a ser novelas
de tesis escritas para ejemplificar un caso o tema en particular. Por una parte, podemos
afirmar que las tres narraciones tocan temáticas diferentes entre sí, que tienen en común ser
cuestiones tabuizadas o polémicas en el discurso social de la época: el aborto (Amok), la
homosexualidad (Confusión de sentimientos) y la tortura en la Austria anexada al Tercer
Reich (Novela de ajedrez). Pero hay también otra serie de elementos que permiten tener una
visión unificada de estas obras, tanto en su faz conceptual cuanto en la utilización de una
particular técnica narrativa.
En primer lugar, la caracterización psicológica que se hace de los personajes se
corresponde, en general, con una nomenclatura psicoanálitica; aunque aparece enmarcada en
un contexto sociohistórico muy específico en cada caso. En Amok, el protagonista, un médico
5
“Zweig was of course not alone in his recognition of the place of the passion and will in Freud´s theory. In his
1929 essay “Freud´s Position in the History of Modern Thought”, Thomas Mann also famously positioned
Freud within the German Romantic tradition, but Mann was also quick to link Freud to the Enlightement.
According to Mann, Freud refused to glorify the drive, and was in fact fighting for the victory of reason and the
intellect. Zweig, apparently, was much more radical” (Sharvit 39).
6
“Überblickt man die reifen Novellen jener Schaffensperiod, dann zeigt sich einerseits, daβ sie nichts weniger
sind als novellistische Konstruktionen tiefenpsychologischer Anschauungen, sondern daβ sie vielmehr eigene
und eigenständige fiktionale Schöpfungen sind, in denen sich in vielen Fällen gewiβ bewuβt, psychoanalitische
Ideen ausgedrückt finden“ (Strelka 45).
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europeo que carga en su conciencia la culpa por no haber evitado la muerte por aborto de una
mujer a la que deseaba, vive en un entorno colonial del sudeste asiático, en un ambiente social
que no ha elegido y que experimenta como opresivo y frustrante. El título ya adelanta el
síndrome psíquico que va a sufrir, propio de los pueblos malayos, que no aparece definido
con sus connotaciones culturales de origen, sino como un comportamiento de
(auto)destrucción compulsiva
7
. Confusión de sentimientos presenta a un protagonista víctima
de la homofobia de la sociedad burguesa occidental de principios del siglo XX. Los efectos
de la represión, interiorizada por la propia víctima, se expresan en una serie de traumas y
mutilaciones psíquicas que el discurrir del personaje le permite objetivar en su consciencia.
En Novela de ajedrez se describe el ambiente político de Viena durante el nacionalsocialismo
y, claramente, el protagonista sufre las consecuencias postraumáticas de técnicas de tortura
psicológica practicadas por la Gestapo.
En segundo lugar, el diálogo psicoanalítico tal como lo concebía Zweig surge en
las obras de manera espontánea como una conversación entre dos personajes que se acercan
ya sea por curiosidad, por afinidad o para romper su aislamiento. Los personajes, que
dialogan en estas novelas, asumen dos roles fundamentales, no intercambiables: uno es el
que se dedica a la escucha silenciosa y otro el que realiza un relato/confesión de su pasado.
En todos los casos, las dos clases de personajes comparten un mismo bagaje cultural y una
parecida procedencia social, por lo cual manejan códigos comunicativos altamente
compatibles. En Amok y Novela de ajedrez los personajes que practican esta escucha parecen
ya predispuestos desde el comienzo a hacerlo y conforman, por lo tanto, el marco narrativo
de la novela. En Amok este narrador introductorio confiesa su interés por la personalidad del
médico:
Los enigmas psicológicos han ejercido siempre sobre un inquietante poder de atracción.
(…) y una persona que tenga algo raro y extraordinario es capaz, con su simple presencia,
de originar en mí una pasión por aclarar su misterio… (Zweig, 1944, 12-13).
De manera similar el narrador en Novela de ajedrez demuestra una capacidad de
observación sobre el enigmático doctor B.: “Antes de acercarme, aproveché la oportunidad
para observarlo atentamente. (…) no sé por qué, tuve la impresión de que ese hombre debía
de haber envejecido repentinamente” (Zweig, 2018, 332-333). Quizás el caso en el que esa
identidad social compartida no se da de manera plena sea en Confusión de sentimientos,
debido a la diferencia de edad y la relación jerárquica entre los personajes del profesor
maduro y su joven alumno. Los diálogos se producen en situaciones de aislamiento respecto
a la realidad social cotidiana; en consecuencia, tanto la habitación a oscuras de Confusión de
sentimientos como la cubierta de un trasatlántico en las otras dos novelas representan un
7
“Der österreichische Autor verwendet den Begriff, der erst zehn Jahre zuvor erstmals in einem deutschen
Fremdwörterbuch erwähnt wird (Christians 2008, 197), nicht nur als catchword für seinen literarischen Text
(ebd., 198), der am 4. Juni 1922 erstmals in der Wiener Neuen Freien Presse abgedruckt wurde; auch der
Erzählband, der im selben Jahr diese und andere »Novellen einer Leidenschaft« (so der Untertitel) mit einem
gewissen populär-psychoanalytischen Anspruch aufnehmen sollte, war mit »Amok« übertitelt. (...) Interessant
dabei ist, wie Zweig im Zuge seiner Übernahme des Konzepts den selbstzerstörerischen Nervenzusammenbruch
interkulturell eingebettet hat“ (Clemens 230).
Gustavo Giovannini: “Stefan Zweig: psicoanálisis y narración literaria”
espacio aislado, relativamente independiente de la mirada social cotidiana y de su capacidad
sancionadora. En Confusión de sentimientos el diálogo marca el final del relato, es su
culminación, y el valor psicoanalítico de la situación se da en un marco de dramatismo:
La oscuridad cayó sobre nosotros. Sentí que él estaba cerca, pude oír su respiración: pesada
y como resollante salía de algún lugar de lo invisible. Y de pronto entre nosotros se alzó
una voz y me contó toda su vida. (…) Una feroz lujuria se liberaba en la flagelante tortura
de esa confesión refrenada por años y años (Zweig, 2018, 245).
La situación de diálogo que se construye narrativamente en estas obras se corresponde
con la concepción de Zweig del psicoanálisis como una práctica cultural de alta sofisticación
intelectual. Para que puedan aflorar los mecanismos del inconsciente es primordial la
suspensión de todo juicio de tipo moral, de toda convención atada al parlante social y, por
supuesto, el silencio por parte de quien escucha. De hecho, el diálogo se da a oscuras y lo
que emerge es una voz, disociada momentáneamente del sujeto que habla, lo que permite
expresar la verdad, indecible en cualquier otra situación. Estas características son cumplidas
por los interlocutores de estas novelas: el joven alumno permanece en un total mutismo en la
oscuridad frente a su profesor en Confusión de sentimientos, así como son largos y
respetuosos los silencios de sus acompañantes cuando los protagonistas comienzan a relatar
su pasado en Amok y en Novela de ajedrez.
Los personajes psicológicamente alterados, por su parte, logran una especie de
ordenamiento de su experiencia vital en el mismo acto de discurrir ante sus interlocutores.
No obstante, están lejos de alcanzar una curación psíquica plena. El mero hecho de explicar
(y explicarse) las circunstancias de su vida y del mal que los aqueja, no brinda la posibilidad
inmediata de modificar sus destinos. El profesor, protagonista de Confusión de sentimientos,
termina enfrentado al silencio del estudiante, acto que obtura la posibilidad de realización del
deseo de ambos. Esta novela fue una de las preferidas de Freud, tal como lo aclara en varias
cartas, incluso en una de septiembre de 1926 rescata esa falta de explicaciones acerca de la
imposibilidad de la relación homosexual entre los personajes como un logro del autor en la
representación realista del conflicto
8
. El entusiasmo de Freud por la representación honesta
y desmoralizada de la homosexualidad saca el foco, sin embargo, del sentido trágico de la
historia, algo perfectamente perceptible en el discurso de los dos protagonistas. La confesión
ha ordenado la experiencia en el plano del sentido, pero está lejos de llevar un alivio al destino
de ambos.
8
En el comentario sobre la novela, Freud expone sus consideraciones sobre la homosexualidad: “¿Por qué un
hombre no puede aceptar el amor físico del hombre aun cuando se siente psicológicamente de lo más ligado a
él? No iría en contra de la naturaleza del eros, que celebraría un triunfo especial con la superación de la rivalidad
natural entre los hombres (suspensión de la envidia). Además, desde el punto de vista evolutivo el amor de
hombre a hombre sería más fácil, probablemente resultaría más satisfactorio ya que no necesitaría superar esos
últimos restos de extrañeza entre el hombre y la mujer y carecería de toda añadidura de sadismo que envenena
la relación entre ambos sexos. Tampoco está contra la “naturaleza” masculina, ya que ésta es bisexual; incluso
esta incapacidad no siempre existió, sólo a nosotros nos parece actual, tampoco a todos. Donde existe es
insuperable. Quien se topa contra ella sufre sin esperanza alguna. ¿Cuál es el fundamento de este rechazo
aparentemente elemental y empero incomprensible a través de los elementos? No se sabe y la narración no hace
ningún intento por descubrirlo. Seguramente con razón” (Freud, Zweig, 2016, 40-41).
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En Amok, el médico no puede frenar su obsesión ni su sentimiento de culpa, aunque
termine siendo plenamente consciente de sus causas, y acaba su vida en un suicidio ritual.
Sus palabras finales hacia su interlocutor no dejan duda sobre el sentido que tuvo la confesión
en su caso:
¡Ah!... dijo, su famoso deber de ayudar… ¡Ah!... con esa máxima ha logrado usted hacerme
hablar… No, no señor, se lo agradezco. No piense usted que me siento más aliviado ahora
por haber abierto ante usted mis intestinos y haberle enseñado hasta los excrementos. Nadie
podrá reconstruir mi vida deshecha (…) El último derecho que le queda al hombre es el de
morir a gusto, cuando le dé la gana… sin ser molestado por el auxilio ajeno (Zweig, 1944,
58-59).
De los tres relatos es aquí donde se hace más patente la asunción del destino trágico
por parte del protagonista. El relato meticuloso de la situación traumática, haberle enseñado
hasta los excrementos, la racionalización de sus causas y efectos solo profundizan en el
personaje la convicción de su destino. Le da al suicidio una dimensión ética, y por lo tanto
una grandeza trágica, que antes no intuía
9
.
Novela de ajedrez presenta también un protagonista, el Dr. B., que no puede reparar
las secuelas de la tortura. Había sido recluido por la Gestapo en una habitación de hotel, sin
contacto con el exterior ni con otras personas; para no enloquecer memoriza todas las partidas
de ajedrez presentes en un pequeño compendio que alguien dejó por descuido en la
habitación. Sin embargo, no resulta suficiente para paliar el aislamiento y entonces comienza
una peligrosa actividad de desdoblamiento mental, juega al ajedrez contra mismo,
alternando en su conciencia la posición de jugador de blancas contra jugador de negras y
viceversa:
Tal pensamiento doble implica en realidad una escisión total de la consciencia, la capacidad
de encender y apagar a discreción las funciones cerebrales como si se tratara en un aparato
mecánico; querer jugar contra mismo significa en ajedrez una paradoja equivalente a
querer saltar sobre la propia sombra (Zweig, 2018, 348).
Esto lo convierte a la vez en un genio superdotado para el juego y en un alma
atormentada. La exposición a réplicas de la situación traumática original desata en él una
serie de síntomas físicos y psíquicos que lo llevan al colapso. De las tres novelas, es en esta
donde se describe con mayor precisión un cuadro clínico: el estrés postraumático agudo
10
.
En la escena final de la novela, su acompañante logra que controle sus impulsos y pueda, de
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Clemens revisa las diversas interpretaciones que se dieron a la novela, sobre todo a su final. Se la leyó como
una alegoría de la muerte en la Primera Guerra Mundial, las interpretaciones psicoanalíticas indagaron en la
relación sadomasoquista que se entabla entre el médico alemán y la mujer inglesa y, finalmente, se analizan sus
elementos a la luz de la teoría poscolonial (cf. Clemens 232-233).
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“Dr B. survived these events and was released; nevertheless, any contact with chess, no matter how
unintentional, will cause a recurrence of his symptoms of uncontrolled attraction, manifest anxiety, mental
fixation, and extreme difficulty to withdraw from the game. These phases are always preceded by a strange and
portentous twitch in the corner of his lip. The symptoms appear in the three games played on the ship providing
the backdrop for the novella” (González 35).
Gustavo Giovannini: “Stefan Zweig: psicoanálisis y narración literaria”
algún modo, frenar el inicio de una nueva crisis: “No hice más que decir Remember! (…) –
Por amor de Dios susurraron sus pálidos labios ¿He dicho o hecho algo insensato?”
(Zweig, 2018, 364). Solo en este último relato se da un principio provisorio de curación,
gracias a la práctica pseudopsicoanalítica que ha tenido lugar entre el protagonista y el
narrador.
IV La trama de estas novelas, sobre todo el final de los protagonistas, es una
demostración de las reservas que tuvo Zweig acerca de la eficacia terapéutica del
psicoanálisis freudiano convertido en profesión de aplicación masiva. En el desarrollo
discursivo-argumental de las novelas se hace evidente que las situaciones que remedan la
terapia psicoanalítica de basamento puramente verbal propenden a la repetición de
visualizaciones dolorosas del pasado. El relato de los personajes traumatizados ordena, pero,
al mismo tiempo, revive el trauma y hace que las asociaciones disparen el recuerdo sin poder
cambiar la actitud de los personajes respecto de lo vivido, sin insensibilizarlos frente a esos
recuerdos y, por ende, sin efectos curativos. El recuerdo constante despierta también la
culpabilidad original generada por el abuso y la tortura (Novela de ajedrez), por la
discriminación social (Confusión de sentimientos) o por la muerte del ser amado (Amok). Los
tres protagonistas de las novelas trasuntan en su discurrir una concepción fatalista de su
destino, generada a partir del trauma, sin que nada logre neutralizar ese guión trágico del
propio futuro. Al contrario, este se cumple a rajatabla, como en el caso extremo de Amok.
Esa especie de terapia espontánea pseudopsicoanalítica, que aparece en este grupo de
novelas, constituye también un dispositivo narrativo formidable. Gracias a él, el narrador
introduce la acción retrospectiva y construye el plano narrativo como una gran analepsis,
sustentada en un punto del presente de la narración que es, justamente, donde se lleva a cabo
ese diálogo. Diálogos, centrales en la configuración narrativa del relato, que se ubican en
diferentes momentos en cada novela. En Amok aparece al comienzo, para generar a partir de
él toda la retrospectiva, el pasado del personaje que constituye la acción novelesca. En Novela
de ajedrez se da en mitad del transcurrir narrativo, permite al lector enfrentar la escena final
con un conocimiento definido de la situación vital del protagonista. En Confusión de
sentimientos, como se dijo, se ubica al final de la novela, a modo de develamiento de un
misterio trágico. Mientras tanto, en la configuración del mundo interior de los personajes, se
entremezclan dos factores. El peso de lo no vivido todavía, es decir, la frustración del deseo
vital, y la autoconciencia fatalista del propio destino, configurada como profecía
autocumplida. Semejante estructuración de sus perspectivas psicológicas otorga a los
personajes, burgueses modernos, una profundidad trágica de gran valor literario. Como se ha
comentado, la apropiación que hace el novelista austriaco de ciertas ideas del psicoanálisis
de Freud tiene un fondo estetizante. Comprende y valora la teoría desde su función espiritual
y artística; por eso las pasiones y deseos profundos, vale decir lo inconsciente, predominan
sobre los intentos de racionalización terapéutica en las narraciones consideradas. Como el
propio Zweig lo proclama, en estas novelas los embates de las pulsiones inconscientes van
labrando el rostro desfigurado de la antigua máscara trágica de los griegos.
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Revista de Culturas y Literaturas Comparadas, volumen 14 - diciembre 2023
ISSN: 2591-3883
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Amok (trad. Salazar Díaz) Buenos Aires: Tor, 1944.
Relatos (trad. N. Gelormini) Buenos Aires: Losada, 2018.
Fecha de recepción: 28/04/2023
Fecha de aceptación:27/10/2023