Comunicaciones
Área temática de las jornadas: “Traducción” y transposiciones en las artes visuales
y dramáticas, el cine y la literatura
Howl: poesía en
el cine
Universidad
Nacional de Río Cuarto
Resumen
La relación adaptación
cinematográfica y literatura ha sido tradicionalmente una discusión centrada en
nociones de fidelidad, considerando a la adaptación en general como una
producción secundaria al texto original. En los últimos años, sin embargo, han
surgido nuevas interpretaciones y visiones con respecto a la cuestión de la
adaptación, entre ellas se destacan las propuestas por las críticas literarias Hutcheon y Snyder. Tanto en A Theory of Adaptation (Hutcheon, 2006) como en Analysing Literature-to-film Adaptations (Snyder, 2011), ambas especialistas redefinen la adaptación
no solo como un producto sino un proceso que no involucra una mera repetición o
réplica del texto fuente, sino más bien la apropiación, interpretación y
creación de algo nuevo. En esta
línea, es interesante destacar la relación entre el poema Howl de Allen Ginsberg (1956) y
la adaptación cinematográfica de 2010 dirigida por Friedman y Epstein, también,
con el título Howl.
Como producto artístico, la película Howl (2010) resiste cualquier tipo de categorización
estricta ya que combina elementos de diferentes géneros como documental,
entrevista, animación y biografía desdibujando así los límites que los definen.
El resultado es una nueva experiencia estética y sensorial que no solo desafía
las convenciones tradicionales de adaptación, sino que también se adhiere a las
nuevas. En el marco de mi trabajo como ayudante de segunda de la cátedra
Literatura de los Estados Unidos (6029) del Profesorado y Licenciatura en Inglés en la UNRC, propongo explorar las relaciones entre
literatura y transposición fílmica focalizando en el poema Howl y la película homónima.
Palabras clave: Literatura- adaptación- cine-
imagen- Howl
Abstract
The relationship
between literature and film adaptation has frequently been centred on notions
of fidelity in which the adaptation in question is often considered as a
secondary production to the original text. However, in the last two decades,
new perspectives have risen on this subject. Some of the most salient include
the works of literary theorists Linda Hutcheon and Mary H. Snyder. In A Theory of Adaptation (Hutcheon, 2006) and Analysing Literature-to-film Adaptations
(Snyder, 2011), both literary critics redefine the concept of adaptation not as
a product of repetition but instead as a process which involves the
appropriation, interpretation and creation of a new
product. Along these lines, it
is interesting to consider the relationship between Allen Ginsberg’s poem
“Howl” (1956) and its homonymous film adaptation (2010) directed by documentary
filmmakers Friedman and Epstein. As an artistic production, Howl (2010) resists strict
categorization and blurs lines as it combines a multiplicity of genres which
include documentary, interview, biography and
animation. The result is a new aesthetic and sensory experience that not only
defies traditional conventions of adaptation, but also complies with new ones. In
the context of my role as assistant in the subject Literatura de los Estados Unidos (6029) of the Profesorado
y Licenciatura en Inglés (UNRC), I propose to explore these relationships
between literature and film adaptation by focusing on the poem “Howl” and its
homonymous film counterpart.
Key
words: Literature- adaptation-cinema-Image- Howl
Introducción
El hábito de
contar historias ha acompañado a las personas desde sus orígenes. Tanto en la
tradición oral como en la escrita, las historias han sido siempre una forma de
transmitir conocimiento, proveer entretenimiento y preservar viva la memoria de
distintas culturas. Este traspaso de generación en generación no solo ha
resultado en la variación de elementos o distintas versiones de estas, sino
también, en la costumbre de re-usarlas para distintos propósitos. Es decir que
las historias han sido siempre adaptadas de
alguna forma u otra.
La
adaptación sin embargo encontró un nuevo medio con la aparición del cine a
principios del siglo XX, lo que dio origen a uno de los tipos más populares:
adaptaciones de la literatura al cine. Desde entonces, infinita cantidad de
obras literarias han sido llevadas al medio audiovisual. Una de las
características más interesantes de la adaptación es su versatilidad, ya que cualquier
género puede ser adaptado por distintas razones y motivaciones. Si bien el
género literario más popular de transposición es la prosa, particularmente la
novela, este no es el único, aunque sí el más recurrente. Por eso, es
interesante plantear qué sucede con otros géneros como es el caso de la poesía.
¿Qué pasa cuando un poema es llevado al cine? De la novela a su versión fílmica,
existen elementos esperables en el trabajo de transposición. Sin embargo,
plantear el trabajo de adaptación de un poema al cine plantea inquietudes e
interrogantes.
Por ello, el
foco de este artículo es el análisis de la adaptación cinematográfica de Howl de Allen Ginsberg cuya transposición
fílmica homónima de 2010 presenta al poema como el punto de partida y centro
narrativo del film. Para el análisis se considerará el
concepto de adaptación y lo que este
implica tanto como producto así
también como proceso creativo. Teniendo
en cuenta, además, formas de evaluación y criterio como la originalidad y fidelidad
al texto fuente.
La
adaptación: ¿Fiel y original? ¿Secundaria y subproducto?
La
adaptación ha existido durante siglos y está, de hecho, tan arraigada en la
vida cotidiana que la gente puede llegar a no reconocer que algo está adaptado
a menos que estén familiarizados con la fuente de dicha adaptación. Por otra
parte, el concepto en sí mismo puede ser muy controvertido, ya que las
adaptaciones son tan populares como cuestionadas. En algunas oportunidades, la
simple mención de la palabra adaptación
suele provocar una connotación negativa y las obras adaptadas tienden a ser
juzgadas por la sola razón de ser una derivación o subproducto que no merece
ser colocada al mismo nivel del original
y, aunque este prejuicio puede aplicarse a todo tipo de adaptación a través de
diferentes géneros, hay una forma en particular en el que suele ser la norma:
la adaptación de la literatura al cine.
Las
adaptaciones cinematográficas de la literatura han pisado fuerte desde los
comienzos del cine como forma de entretenimiento e incontables obras han
encontrado su lugar en la pantalla grande con diversos resultados y grados de
éxito. Pero ¿cómo abordar una adaptación desde la crítica? En su libro Teoría de la adaptación (2006), Linda Hutcheon, explora esta cuestión a fondo. Una de las
principales líneas en la propuesta de Hutcheon es el
criterio de originalidad, parecería
ser que las adaptaciones están desde el comienzo manchadas y condenadas como no originales y esto se debe, en gran
parte, a su naturaleza explícita y relación directa con un texto previo. Es por
eso, que las adaptaciones son a menudo consideradas como un subproducto inferior al texto fuente. Un claro ejemplo del
prejuicio ante las adaptaciones, especialmente en el cine suele ser el típico
comentario “la película nunca es tan buena como el libro... el libro siempre es
mejor...”. Es este tipo de valoración el que da lugar a la segunda forma más
común de evaluación: la fidelidad al
texto fuente. La fidelidad parece ser
el parámetro al que las personas siempre recurren cuando deben determinar si
una adaptación es buena o mala. Y así, siguiendo esta línea de criterio, se
llega a la conclusión que cuanto más fiel la adaptación, mejor, su calidad. Hutcheon argumenta lo contrario afirmando que la fidelidad no debería siquiera ser parte
de la ecuación cuando se trata del análisis de las adaptaciones. Según Hutcheon, una adaptación no es buena o mala en términos de fidelidad. Aunque sí destaca la
inevitable conexión entre una obra y su respectiva adaptación, que puede
resultar en una inclinación natural a hacer comparaciones, también señala el
hecho de que “la adaptación es repetición, pero repetición sin replicación”[1] (7). Dicho en otras
palabras, una adaptación está destinada a retener aspectos del texto fuente,
pero también necesita cambiar, pasar por un proceso de reinvención para
ajustarse a un nuevo medio. Por lo tanto, la fidelidad, puede perfectamente formar parte del proyecto, pero no
debe ser tomada como requisito ni tampoco servir como un punto de criterio
absoluto.
En relación
con la adaptación cinematográfica de una obra literaria como una producción
secundaria y menos importante, Hutcheon presenta un
argumento interesante ya que, según ella, el problema tal vez radique en la
autoridad que la palabra escrita tiene sobre la obra audiovisual y esto se debe
generalmente a una simple cuestión de jerarquía de la palabra escrita. Hutcheon concluye que “la adaptación es una derivación sin
ser un subproducto —una obra que llega segunda sin ser secundaria”[2] (9).
Es decir que las adaptaciones pueden ser tan respetadas e importantes como el
texto que les da origen. En otras palabras, las adaptaciones deben ser juzgadas
en términos de creatividad y
habilidad de hacer el texto propio y, por lo tanto, autónomo ya que “la adaptación es un acto de apropiación o rescate,
y esto es siempre un doble proceso de interpretación para luego crear algo
nuevo”[3]
(20). Teniendo en cuenta la definición de Hutcheon,
entonces, las adaptaciones buenas y exitosas deben ser capaces de mantenerse
por sí solas, independientes del texto fuente. Asimismo, es esa creatividad la
que la hace original y no un subproducto secundario e inferior al
texto fuente.
La
adaptación como proceso
Las
adaptaciones cumplen la importante tarea de salvar
historias que de otra manera podrían estar en riesgo de ser olvidadas o
perdidas y actualizan a nuevas
audiencias viejas historias. En esto, muchas veces, juegan los intereses
económicos. Esto es así especialmente cuando el texto fuente ya goza de gran
popularidad. Sin embargo, la adaptación no es solo un producto final, sino también un
proceso que implica tanto la interpretación como la creación, lo que
inevitablemente conduce a la modificación y el ajuste para un nuevo medio.
Tal como lo
define Hutcheon, la adaptación es un acto que
requiere la apropiación de un texto para interpretarlo y luego crear algo
nuevo. Esto es lo que convierte a los adaptadores en la primera y más
importante pieza de este proceso, ya que “los adaptadores son primero
intérpretes y luego creadores”[4]
(18). Cuando un adaptador aborda un texto, toma todo tipo de decisiones y
determinaciones que él o ella consideran funcionarán de acuerdo con el tipo de
adaptación que quiera crear. El proceso comienza con la elección del texto
fuente y el medio de transposición. En el caso de las adaptaciones
cinematográficas, la longitud de dicho texto requerirá distintos tipos de
ajuste. Es decir que, en el caso de obras largas como novelas, se necesita un
proceso de “sustracción y contracción”[5] (19) de material. Esto
quiere decir que el adaptador deberá determinar, entre otras cosas, qué
seleccionar de la historia y qué aspectos de esta quedarán fuera. En cuanto a
obras más cortas, como cuentos o poemas, sucede lo contrario y es necesario
expandir. En este caso, el trabajo del adaptador requerirá el agregado de
elementos temáticos y narrativos que permitan obtener un resultado que cubra el
tiempo mínimo necesario para una película. En cualquier caso, es tarea del
adaptador decidir qué se extrae o se añade a la adaptación, decisiones todas
creativas en términos de adición o eliminación de elementos de la trama,
personajes, tono, ritmo, estética y demás, lo cual contribuirá a la esencia y percepción
del resultado final.
Introducción
a Howl de Allen Ginsberg: trasfondo de un
poema icónico
En el
contexto de la literatura de Estados Unidos, Allen Ginsberg (1926 - 1997) es
uno de los poetas más reconocidos de la Generación Beat, un grupo integrado en
su mayoría por hombres y caracterizado por la inquietud, inconformidad y
descabellado estilo de vida de sus participantes. En el contexto conformista de
los 50 en los Estados Unidos, la Generación Beat encontró su lugar como una
fuerza de reacción y rebelión contra los principios más básicos de la sociedad
manifestándose como un grupo de jóvenes artistas cuyo mayor objetivo era una
revolución en la literatura estadounidense.
El pináculo
de las tensiones entre el este y el oeste llegaría en los 60, y los años 50 son
a menudo recordados como un período pacífico de conformidad y prosperidad.
Además, esta fue la década que vio el comienzo de una cultura masiva de consumo
que llegó a definir la clase media del país. Muchos no compartían esta
ideología de conformismo materialista y por el contrario decidieron rebelarse
fuertemente contra ella. Los Beats fueron los
críticos más severos de esta "sociedad de afluencia" con costumbres
sexuales restrictivas y represivas (Brinkley et al., 1991).
Algunas de
las figuras más destacadas fueron Jack Kerouac,
William S. Burroughs y Neal Cassady cuyo estilo de
vida y personalidad se convertiría en una importante referencia de muchas obras
Beat. Como grupo, los Beats no se definían por su
unidad, de hecho, sus ideas y opiniones eran muy diversas. A pesar de ello, el
aspecto en el cual todos parecían coincidir era la necesidad de revolucionar y
desafiar la literatura tradicional. Un principio fundamental de su filosofía
era el profundo rechazo de formas y estructuras trazadas por la impersonalidad
y alienación (Gair, 2008). En su lugar, estos jóvenes
artistas estaban decididos a volver a los principios más románticos y trascendentalitas
caracterizados por sentimientos y experiencias más básicas, primitivas y sobre
todo personales. El poema Howl de Allen Ginsberg sintetiza tales
inquietudes.
La primera
lectura de Howl en la Six Gallery en 1955 electrificó a la audiencia. Howl, con sus
versos acelerados y extenuantes, les hablaba a todos aquellos que, al igual que
Ginsberg, se sentían alienados, incomprendidos y fuera del sistema. El poema
fue finalmente publicado en 1956 por Lawrence Ferliguetti
y su editorial City Lights.
El poema inmediatamente se convirtió en foco de controversia, elogiado y
rechazado en igual medida por la sociedad de la época. Los conservadores lo
consideraron inmoral y obsceno lo que resultó en uno de los juicios más
populares y discutidos del momento. El juicio pretendía condenar al poema, sin
embargo, tuvo el efecto contrario y Howl se convirtió en una sensación de la noche a la mañana,
llevando así la popularidad de Ginsberg y los Beats a
un nuevo nivel. Finalmente, el juez, Clayton Horn, falló
a favor del poema y lo declaró de “gran importancia social" y los cargos
fueron retirados. Ya para ese momento, Howl se había convertido en una sensación y Ginsberg en
la voz poética de su generación.
Adaptación
de Howl:
Poesía en el cine, una nueva forma narrativa
Al
aproximarse el 50.º aniversario de la publicación de Howl, The
Ginsberg State y Bob Rosenthal, quien fue el
secretario personal de Allen Ginsberg, plantearon a los documentalistas Rob
Epstein y Jeffrey Friedman la propuesta de hacer algún tipo de film en conmemoración. Con esta idea en mente, los
directores decidieron dejar de lado el tradicional formato de documental y en
su lugar optaron por crear un equivalente fílmico al poema que reflejara en
esencia la naturaleza original y revolucionaria de este.
Como se ha
mencionado, una buena adaptación no es un mero proceso de recorte y pegue y la creatividad y originalidad son aspectos
esenciales de esta. Por eso, es imprescindible apropiar el texto fuente para
darle un giro especial que le permita a la adaptación ser autónoma y única. Esto
es exactamente lo que Epstein y Friedman logran con su adaptación de Howl. Al plasmar
su estilo particular al texto fuente, lo hacen propio lo cual resulta en una
adaptación que rompe todo tipo de reglas narrativas tradicionales. Como
producto artístico, Howl
(2010) es peculiar ya que consta de una estructura fragmentada que combina una
variedad de géneros como biografía, documental, entrevista y animación, sin
dejar jamás de lado su punto de partida, el poema. El resultado final es tan
singular que resiste cualquier tipo de catalogación, ni siquiera los mismos
directores saben exactamente cómo llamarlo por lo que optaron simplemente por
el término Poem-pic,
dejando así en claro la complejidad y originalidad de este.
Como proceso,
una adaptación requiere de la toma de decisiones
creativas y en el caso de Howl (2010) podemos distinguir dos elementos: en primer
lugar, expandir el material y, en segundo, la animación. Los directores tomaron
la decisión de expandir agregando el contexto cultural y social de la creación
del poema como también la repercusión, luego de su publicación.
Ficcionalización de lo documental: las subtramas de Howl
Es
importante destacar que uno de los aspectos más interesantes es que el
protagonista del film no es Ginsberg ni el entorno,
sino el poema. Howl está al centro de la
narrativa y la expansión del material simplemente completa al combinarse y
entrelazarse con la obra literaria sin quitarle protagonismo. Las subtramas
están compuestas por tres situaciones contextuales específicas: la literaria,
la personal y la legal.
El contexto
literario incluye la producción o escritura de Howl y la primera lectura en la Six Gallery en 1955. Ambas son
presentadas en forma de flashback y
en blanco y negro, lo que provoca un contraste con las otras dos subtramas y la
animación, que son en color. El contexto personal contiene elementos
biográficos narrados en forma de entrevista. En estas escenas se ve a un joven
Ginsberg (James Franco) hablando con un periodista. La conversación incluye el
juicio que se está llevando a cabo, la reacción del poeta ante toda la
controversia y popularidad, su estilo de escritura y la inspiración detrás de Howl, como la
negación de su homosexualidad, depresión y conflicto con el historial de
inestabilidad mental de su madre. Situaciones que, en combinación, lo llevaron
a internarse en el psiquiátrico donde conoció a Carl Solomon, a quien Howl está dedicado.
Por último, se engrana el contexto legal que se enfoca en el juicio por
obscenidad de 1957. En estas secuencias se reconstruye el proceso judicial al
que fue sometido el poema y Ferlinghetti por
publicarlo. Es importante destacar que los actores no interpretan un diálogo
ficcional, sino las transcripciones originales registradas en la corte, lo que,
junto con la entrevista y los flashbacks,
le da al film una sensación casi documental de los
hechos.
La
convergencia de subtramas junto con la animación del poema es lo que termina de
pulir la experiencia sensorial y estética propuesta por Epstein y Friedman. La
decisión creativa de desbordar lo genérico permite posicionar al espectador
ante una experiencia totalmente diferente que no solo familiariza a una nueva
audiencia con el poema, sino que además la informa de distintas situaciones que
contribuyeron a su relevancia y atemporalidad.
Animación
de Howl
Es
importante destacar que en este proyecto de adaptación la expansión del
material es solo una parte, la otra es la animación del poema que es el
protagonista y el mayor foco de atención del film.
Todo parte de él y gravita a su alrededor por lo que Epstein y Friedman
consideraron la animación como el mejor
medio de adaptación para las palabras de Ginsberg. Howl (1956) usa la catalogación
como recurso literario lo que hace a la obra extremadamente visual.
El artista
encargado de las ilustraciones fue Eric Drooker, un
artista gráfico radicado en Manhattan más conocido por sus portadas para la
revista The New Yorker. Drooker ya había colaborado con Allen Ginsberg en 1994 en
un libro titulado Illuminated Poems en el
cual ilustró parte de Howl
y otros poemas del autor. Fueron esas primeras imágenes las que dieron pie la
re-imaginación visual y adaptación del poema completo para la película. Abordar
la tarea de adaptar Howl
como una pieza animada de arte visual es, como todo proceso creativo, una tarea
subjetiva que está sujeta a la interpretación y estilo estético del artista.
Sobre el proceso de adaptación visual Drooker ha dicho:
Una
de las cosas mágicas de la poesía es que el lenguaje es tan rico que evoca
imágenes en la mente del oyente, casi no quieres que un artista te diga cuál es
su interpretación. Entonces, creo que un enfoque diferente era tener imágenes
que se relacionen con el poema, pero en su mayor parte, las imágenes deberían
rebotar de las palabras[6]. (Entrevista con Eric Drooker,
00:04:19 - 00:04:47)
Es evidente
que el artista entendía bien el tipo de texto fuente al que se enfrentaba y el
tipo de adaptación que procuraba crear. A modo de ejemplificar la
materialización de la propuesta de Drooker, a
continuación, se hará un enfoque en imágenes recurrentes a lo largo del poema
con su respectiva representación visual en la película.
Howl está compuesto por tres secciones, cuatro si se considera
el “Pie de nota a Howl”.
Esta última, sin embargo, es presentada en el film
como parte de las escenas de flashback
a la primera lectura y no está animada, por lo que no se la tendrá en cuenta.
Cada parte del poema en la animación tiene distintos focos, pero todos están
relacionados entre sí. Estos son: el quién,
el qué y el dónde.
El poema y
la animación abren con el foco en la figura humana. Ginsberg clama: “He visto
las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura (...)” (1) y
utiliza el recurso de catálogo para listar detalladamente a esas grandes
mentes. La secuencia visual presenta una sucesión de figuras solitarias, seres marginales que deambulan en un entorno
urbano en el cual la realidad, lo onírico y alucinatorio coexisten. Reflejando
de esta manera la esencia más cósmica y surreal del poema que continuará manifestándose
a lo largo de toda la animación.
La segunda
sección presenta la causa que destruye a estas grandes mentes. Según el poema
el responsable es Moloch, quien
también es la figura más recurrente de la sección. Según la mitología, Moloch
es un dios o ídolo de origen cananeo asociado simbólicamente al fuego
purificante cuyo sacrificio preferido eran los niños, los cuales eran arrojados
a las llamas en su honor. A pesar de que en el poema Moloch puede representar o
asociarse a diferentes cosas lo seguro es que es una figura extremadamente destructiva. Drooker
lo representa como un minotauro, una especie de monstruo con cuerpo humano y
cabeza de toro. Uno de los aspectos más interesantes de la interpretación del
artista es su intención de posicionar las palabras de Ginsberg en un contexto
contemporáneo, más específicamente los conflictos en el Medio Oriente. Esto es
importante ya que permite a las nuevas generaciones no solo conocer el poema
sino también asociarlo con un contexto presente con el cual están familiarizados.
Visualmente la contemporaneidad se plasma en imágenes en las que se ven campos
de petróleo y el sacrificio infantil, además de la muerte y destrucción que trae
cualquier conflicto bélico.
Finalmente,
la tercera sección presenta el espacio y se enfoca específicamente en Rockland. Ginsberg repite la frase
“Estoy contigo en Rockland (…)” (95) una clara alusión al hospital psiquiátrico
donde conoció a Carl Solomon. La adaptación visual presenta imágenes en las que
se ven hombres vestidos con batas de hospital y en las cuales reciben
tratamientos típicos de la época como electroshock
o lobotomías. Estas figuras se encuentran confinadas a un espacio físico
en el cual la individualidad no está permitida y los tratamientos, en lugar de
mejorarlos para reintegrarlos a la
sociedad, los deja desorientados y sin la habilidad de expresar personalidad.
En esta sucesión de imágenes también se entrelazan figuras etéreas que sobrevuelan el paisaje urbano y estos espacios
de reclusión aludiendo al hecho de que por mucho que se intente, estas grandes
mentes no pueden ser aisladas por límites físicos o simbólicos y deben ser
libres de expresar su verdad y realidad.
Conclusión
La costumbre
de contar historias es milenaria y la tradición de volver a contarlas también. Cada generación es un público nuevo y
la adaptación es el medio de actualización. Teniendo en cuenta que la
adaptación no es solo un producto sino
también un proceso creativo que
conlleva interpretación y transformación para concebir algo nuevo, la propuesta
imaginada por Epstein y Friedman es muy interesante y llamativa. Empezando por
la estructura narrativa fragmentada que se logra a través de la combinación de múltiples
géneros cuyo resultado parece emular la naturaleza caótica del poema. Es esta
mezcla de géneros la que también sirve para informar al espectador del contexto
social que envuelve a la obra literaria, tanto de forma directa y en primera
persona al utilizar el formato de entrevista, como indirecta al reconstruir el
juicio por obscenidad. Construyendo de esta manera un acercamiento realista,
biográfico y documental a la expansión de material. A esto se le añade la
animación de Howl
el cual, es preciso recordar, es el protagonista. La decisión de traducirlo
visualmente termina de cerrar la amalgama de géneros contenidos en el film. Es así como la suma de todas las partes refleja la
esencia del texto fuente magníficamente, tanto en lo caótico— la estructura del
film —como lo cósmico y surreal en la animación. Los
directores y equipo creativo logran un producto en el cual se destaca la originalidad
y creatividad y que no solo rinde
homenaje a la obra literaria de la que se desprende, sino que también es autónomo
de esta.
Bibliografía
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Friedman,
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Gair,
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Ginsberg,
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“HOWL: Behind the Animation.” You Tube, subido
por Eva Corazon, 16 de febrero de 2011. Fecha de
acceso 20 de octubre de 2018.
“Howl - Rob Epstein
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por Movieweb, 6 de octubre de 2010. Fecha de acceso
21 de octubre de 2018.
"Interview with
Eric Drooker”. You Tube, subido por Eva Corazon,
9 de abril de 2011. Fecha de acceso 20 de octubre de 2018.
“Rob
Epstein and Jeffrey Friedman: Howl”. You Tube, subido por Jordan Riefe, 28 de septiembre de 2010. Fecha
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Russel,
Jamie. The Beat Generation: The Pocket
Essentials. Pocket Essentials: Great Britain, 2002.