Comunicaciones

 

Área temática de las jornadas: Fronteras territoriales, temporales, lingüísticas, genéricas, culturales, de soportes y medios

 

 

Rulfo- Viramontes: en busca de sentido

 

Mónica Beatriz Cuello

Andrea Fuanna

Alejandro Moyano

 

lic_mcuello@yahoo.com.ar 

                                    andreafuanna@gmail.com 

 

Universidad Nacional de Lanús

 

 

Resumen

La primera novela del escritor mexicano Juan Rulfo, Pedro Páramo (1955), y la primera novela Under the Feet of Jesus (1996) de la mexicanoamericana Helena María Viramontes son las obras que se considerarán en este trabajo. Dentro de estas obras seleccionaremos los dos personajes protagónicos: Juan Preciado, en el texto de Rulfo, y Estrella/Star, en el de Viramontes. Estos protagonistas son, a nuestro parecer, sujetos que, en soledad y desamparo en medio de un mundo convulsionado, injusto y violento, están en busca de su propia identidad. Ambos textos se pueden abordar desde varias perspectivas, en primer término, considerando a Octavio Paz quien afirma que los mexicanos son un pueblo que se agita en la eterna búsqueda de su identidad; en segundo término, desde la perspectiva de la identidad del sujeto migrante descrita por Stuart Hall y, finalmente, como relatos míticos según la concepción de Lluís Duch, para quien el mito responde a la complejidad y a la ambigüedad del ser humano y forma parte de nuestra biografía más íntima e indestructible. Estos relatos, si bien son narrados desde contextos de producción distintos, se relacionan desde el sujeto protagonista y un recorrido que hacen en busca de su identidad. La fuerza del elemento femenino y la ausencia de la figura masculina o paterna son elementos que afloran continuamente en ambos relatos, completar ambas figuras significaría para los personajes completar la propia identidad. Ambos relatos invitan a adentrarse y escudriñar en nuestros propios relatos míticos en busca de nuestra propia experiencia identitaria.

Palabras clave: búsqueda- identidad- migración- mito- carencia.

 

Abstract

The first novel of the Mexican writer Juan Rulfo Pedro Páramo (1955) and the first novel of the Mexican-American Helena María Viramontes Under the Feet of Jesus (1996) are the texts to discuss in this paper. Within the narrative elements of the texts we will focus on two main characters: Juan Preciado, in Rulfo´s and Estrella/Star, in Viramontes´. From our perspective these characters are in search of their own identity within the context of an unfair, violent and troubled world. Both texts can be approached from multiple perspectives. We consider Octavio Paz´s view who states that the Mexicans are a people who are forever looking for their own identity and study the texts considering the concept of identity of the migrant subject described by Stuart Hall. We also read them as mythical tales according to the classification of Lluís Duch. According to Duch, the myth shows the complexity and ambiguity of the human being and constitutes an essential part of our intimate biography. These texts were composed in different contexts of production, yet their protagonists establish a dialogue and share a similar path as they build their identity. The importance given to femininity and the lack of a masculine parental figure are recurrent narrative elements. If the characters could fill this lack, they would complete their own sense of identity. Both texts offer an opportunity to delve into our own mythical tales so as to search for our own identity.

Key words: search- identity- migration- myth- lack.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción

La primera novela del escritor mexicano Juan Rulfo, Pedro Páramo (1955), y la primera novela de la mexicanoamericana Helena María Viramontes, Under the Feet of Jesus (1996), son las obras que consideraremos en este trabajo. Dentro de estas obras, seleccionaremos dos personajes: Juan Preciado, protagonista del texto de Rulfo, y Estrella, del texto de Viramontes. Estos personajes son, a nuestro parecer, sujetos que, en soledad y desamparo, en medio de un mundo convulsionado, injusto y violento, están en busca de su propia identidad. Podemos afirmar con Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad (1998) que los mexicanos son un pueblo que se agita en la eterna búsqueda de su identidad, donde demasiados fantasmas la habitan “en muchos casos estos fantasmas son vestigios de realidades pasadas. Se originaron en la Conquista, en la Colonia, en la Independencia o en las guerras sostenidas contra yanquis y franceses” (Paz 30) y en donde “los dioses lo han abandonado” (Paz 39).

Con respecto a la identidad, Paul Ricoeur manifiesta que “conocerse, consiste en interpretarse a uno mismo a partir del régimen del relato histórico y del relato de ficción” (Ricoeur 215). El autor sostiene que nosotros proporcionamos, a la dimensión temporal de la vida, una dimensión lingüística que nos permite no solo vivir nuestra vida, sino también contarla para darle nuevas significaciones.

Ambos textos literarios se pueden abordar desde la perspectiva de la identidad del sujeto migrante desarrollada por Stuart Hall en su ensayo “Who Needs Identity?” (1996) y pueden, también, ser considerados como relatos míticos, ya que según Lluís Duch, en su libro Mito, interpretación y cultura (1998), el mito responde a la complejidad y a la ambigüedad del ser humano y forma parte de nuestra biografía más íntima e indestructible y a la vez nuestra biografía contiene elementos “lógicos” y elementos “míticos”, a menudo difíciles de distinguir. A estos conceptos los completa Raimon Panikkar, quien dice en su trabajo “Religión, Filosofía y Cultura” (1996) que “el mito nos ofrece, en efecto, el horizonte de inteligibilidad en el que tenemos necesidad de colocar no importa cuál idea, convicción o acto de conciencia para que pueda ser captado por nuestro espíritu” (133). Estos relatos, si bien son situados desde referencias históricas distintas, se relacionan desde el sujeto protagonista; en ambos relatos es aquel que sale de su lugar persiguiendo un mejor porvenir. En el caso de la novela de Viramontes, el relato presenta una familia chicana que sale de su México natal buscando trabajo y mejores condiciones de vida en el estado de California. En el texto asoma la mirada de una niña como protagonista de un relato casi mítico. En el caso de Rulfo, el protagonista es Juan Preciado, quien, por mandato materno, también sale en la búsqueda de un padre que nunca conoció y pagará con su propia vida la osadía por indagar acerca de la verdad de su origen.

La fuerza del elemento femenino y la ausencia de la figura masculina o paterna son elementos que afloran continuamente en ambos relatos, completan ambas figuras significaría completar la propia identidad. Ambos relatos invitan a adentrarse y escudriñar en nuestros propios relatos míticos en busca de nuestra propia experiencia identitaria.

 

Consideraciones teóricas

La identidad

El estudioso jamaiquino Stuart Hall, en su ensayo “Who NeedsIdentity’?”, de la obra Questions of Cultural Identity (Hall y Du Gay, 1996), critica la concepción de identidad en que esta se define como integral, original y unificada. Su reconceptualización de la identidad la ubica en un lugar desplazado y descentrado. Por ello, Hall define la identidad como una construcción, como un proceso de articulación que es condicional y se ubica en la contingencia, como tal está sujeto a un proceso de différance (considerando el término desde la concepción de Derrida). Esto significa que opera a través de la diferencia e implica un trabajo discursivo y la unión y delimitación de entornos simbólicos. La identidad, por tanto, está fragmentada, nunca unificada, posicionada estratégicamente y construida a través de prácticas, posiciones y discursos diferentes, antagónicos, que se intersectan. Por lo tanto, según Hall, las identidades están sujetas a historización y están inmersas en un proceso de cambio y transformación. El estudioso sostiene que estos debates deben ser entendidos dentro de procesos de globalización, migración libre o forzada, fenómenos frecuentes en el mundo postcolonial en que vivimos.

Hall señala la necesidad y el desafío de pensar cómo el sujeto étnico se constituye discursivamente a través de un discurso eurocéntrico. El autor observa que la globalización tiene el efecto de retar y dislocar las identidades centradas y “cerradas” de las culturas nacionales y además tiene un impacto pluralizador sobre las identidades, produciendo una variedad de posibilidades y nuevas posiciones o identificaciones, y haciendo a las identidades más posicionales, más políticas, más plurales y diversas; menos fijas, unificadas o transhistóricas. Sin embargo, esto tiene un impacto contradictorio. Mientras que algunas identidades intentan restablecer su “pureza” y recuperar las unidades y certezas que sienten que han perdido, otras aceptan que la identidad está sujeta a los juegos de la historia, la política, la representación y la diferencia.

 

La realidad y el mito

Conocer es transformar todo aquello que recibimos, dejamos así que la objetividad concreta de los datos sea asimilada por el sujeto que conoce. En este conocer nos definimos, vamos manifestando nuestros propios prejuicios, nuestras propias presuposiciones y vamos así rehaciendo nuestro propio proyecto vital. En la historia de nuestra vida, nos dice Lluís Duch en Mito, interpretación y cultura (1998), vamos muchas veces censurando, suprimiendo los planos y escenas que nos resultan inaceptables, aquellas que nos escandalizan, pero no es suficiente que un individuo o una sociedad callen o soslayen ciertos momentos o situaciones, estas intentarán hacerse visibles, la “contingencia es al mismo tiempo insoslayable y siempre necesitada de ser simbólicamente dominada” (26). La aparición del relato mítico o del mito sin más, siempre está relacionada con esa necesidad de dominar la contingencia, de dar una explicación del mundo y de la propia existencia, pero no de manera lineal, sino teniendo en cuenta su naturaleza compleja, por eso el lenguaje siempre está cargado de sugerencias y de alusiones, porque “por más que se intente nunca puede ser liberado de la problemática inherente a la existencia humana” (Duch 27). Según Duch nuestra biografía es una narración, en donde vamos contando y viviendo deseos, sueños, mentiras, realidades, porque las posibilidades reales de nuestra existencia permanecen casi siempre ocultas y son infinitamente superiores a lo que podemos percibir y experimentar en cada momento. Por ello, Duch considera que “el mito es una parte inalienable de nuestra biografía más íntima e indestructible, porque nuestras historias acostumbran a ser nuestras fabulaciones para uso personal” (29). El autor considera que, hasta cierto punto, es un cuento que se inventa como metáfora de la realidad, en donde se esconde lo no-dicho y es en ese ámbito de lo implícito, es en ese ámbito en donde se sugiere más que de lo que se afirma.

 

Sentido e identidad

Lo narrativo en Historia y Narratividad (1999) de Paul Ricoeur está marcado fuertemente por esa posibilidad de construir un mundo de sentido y establecer la noción de identidad narrativa en donde la multiplicidad contradictoria de vivencias y experiencias de vida se reúne en una historia. Ricoeur afirma que:

el relato es la dimensión lingüística que proporcionamos a la dimensión temporal de la vida, aunque es complicado hablar directamente de la historia de una vida, podemos hablar de ella indirectamente gracias a la poética del relato. La historia de la vida se convierte, de ese modo, en una historia contada (216).

 

La historia, nuestra historia en particular, evocada en el recuerdo es siempre presencia del pasado y destino. Para ahondar el tema de la historia recurrimos a dos reflexiones. Por un lado, Georg Picht (Metz 201) señala que “experimentamos la influencia actual de lo pasado, mas no sabemos cómo nos sucede”. Por otro lado, según Herbert Marcuse “la memoria trae al recuerdo pasados terrores y pasadas esperanzas” (Metz 203). En los hechos personales que reviven en la memoria individual se insinúan las angustias y anhelos de la humanidad, lo general se manifiesta en lo particular. Es necesario el despertar de los recuerdos para la formación de la identidad, este recuerdo, nos dice Johann Metz, es solidaridad rememorativa con los muertos y con los vencidos y no solo en la historia de los vencedores. El hombre se torna sujeto, en donde el recuerdo se convierte en categoría de salvación de la identidad.

Raimon Panikkar sostiene que el mundo es un universo simbólico en donde el hombre posee un único órgano para participar de esa realidad viva y es el lenguaje, nuestra vida se manifiesta en esta permanente relación entre mythos y el logos, es un descubrimiento de lo que es y de lo que somos, es imparcial, es hipotético, imperfecto; pero descubrimiento en el sentido de des-velamiento que no termina nunca, ya que este descubrimiento va acompañado de un encubrimiento en el sentido de que “a toda incursión de la luz o inteligibilidad del logos en la esfera oscura del mythos le acompaña otra sombra que el logos deja atrás y que el mythos discretamente recubre” (Panikkar 131).

 

Las obras literarias y su análisis

Juan Rulfo, quien nos invita al mundo de su novela de Pedro Páramo (1955), sostiene que sus libros de narrativa responden a un impulso interno. El autor señala que la creación literaria es el resultado de la insatisfacción del escritor ante la realidad y ante sus predecesores.

Pedro Páramo es una novela mítica. Nos muestra un México en eterna búsqueda de su identidad y permite poner de relieve, al decir de Duch, nuestra intima naturaleza de seres mitológicos, la vida siempre hace acto de presencia con aquello que decimos, el universo mítico irrumpe al reino de lo implícito y se manifiesta en aquello que queremos decir. El relato, a la vez, posee una fuerza universal, pues se dirige a la humanidad. Juan Preciado, su protagonista, es aquel ser vencido en busca de su identidad, que busca por mandato materno al que le han dicho fue su padre para cobrarle caro el desamparo y el olvido.

“Vine a Comala…” son las palabras que abren esta obra y es en ellas, por ser este un relato con fuerza universal, donde cada uno de nosotros podremos incluirnos como los Juan Preciado que vamos tras la búsqueda de nuestras propias raíces. Duch afirma que nuestra biografía se trata de una narración plagada de modulaciones y características, y nosotros, que aquí somos lectores, nos adentramos en el mundo dramático y simbólico de este pueblo en donde el protagonista va en búsqueda de la verdad.

 

— ¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?

— Comala, Señor.

—¿Está seguro de que ya es Comala?

— Seguro, señor.

—¿y por qué se ve tan triste?

— Son los tiempos, señor. (Rulfo 18)

 

Juan Preciado, a medida que se adentra en el pueblo de Comala se va encontrando con distintos personajes que lo ubican y le cuentan sobre el pueblo, sobre su madre y sobre Pedro Páramo, aquel tirano que se ha adueñado de todo el pueblo. Páramo ha hecho esto con las personas que ya habitaban el poblado y con los que vinieron luego; este sometimiento se manifiesta de un modo violento y se ha llevado a cabo a cambio de dinero o protección. La novela empieza a narrar diferentes historias en simultáneo: la historia de Doloritas Preciado, la historia de Pedro Páramo y la historia de búsqueda de identidad del mismo Juan Preciado que se va haciendo (y deshaciendo) en Comala.

Todos los que habitan Comala son seres que viven el mundo del desposeído, “Habíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin aire. Todo parecía estar como en espera de algo” (Rulfo 19) y todos fueron desposeídos de sus tierras, de su dignidad de sus sueños por un solo hombre, Pedro Páramo, que toda su vida ha sido víctima de un sueño que nunca pudo alcanzar, el amor de Susana San Juan:

 

—¿Conoce usted a Pedro Páramo? — le pregunté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.

—¿Quién es? —volví a preguntar

—Un rencor vivo— me contestó él. (Rulfo 19)

 

Hay un hilo conductor que es la soledad y el desamparo, en un mundo que es violento, injusto y árido, y es allí donde Juan Preciado se adentra, buscando completar su historia, no tanto por decisión, sino por obligación “le apreté las manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo” (Rulfo 17) y es allí mismo donde él también es vencido por los murmullos y desaparece.

Juan Preciado es un ser vencido y sin identidad que cumple con el mandato de una madre dominante y rencorosa que lo obliga a encontrar a su padre para cobrarle caro, pero que, a la vez, lo manda también a encontrar su propia muerte al final de la búsqueda espiritual de su propia identidad. El mito lleva siempre a cabo la reconciliación entre los aspectos más contrarios de la vida podemos verlo en la siguiente cita: “—Sí, Dorotea. Me mataron los murmullos. Aunque ya traía retrasado el miedo. Se me había venido juntando, hasta que ya no pude soportarlo. Y cuando me encontré con los murmullos se me reventaron las cuerdas” (Rulfo 65). Duch sostiene que el ser humano tiene una ineludible necesidad de regresar a las fuentes originales de la existencia y hacer frente a las desfiguraciones y al ofuscamiento que provoca la imparable marcha de su existencia.

Por su parte, Helena María Viramontes escribe su primera novela con rasgos autobiográficos, Under the Feet of Jesus, en 1996. Esta novela cuenta la historia de una familia de inmigrantes mexicanos que trabajan en la cosecha. Viramontes les dedica el relato a sus padres, cosechadores de algodón en California, y a la memoria de César Chávez, líder de la Unión de Trabajadores Campesinos en la década de sesenta. La protagonista de este relato es Estrella, una joven de trece años, que viaja con su madre Petra, embarazada de su novio, Perfecto Flores, de setenta y tres años, sus hermanos Ricky y Arnulfo y sus hermanas mellizas, Perla y Cookie, al valle de San Joaquín, en el centro de California. Empujados por la pobreza, Estrella y toda su familia se ganan la vida como “piscadores”, cosechadores, en este lugar.

Estrella tiene por primera vez conciencia de la mirada del otro y de la representación que tienen de ella durante el corto tiempo en que va al colegio; su maestra Mrs. Horn le pregunta: “... how come her mama never gave her a bath. Until then, it had never occurred to Estrella that she was dirty... And for the first time, Estrella realized words could become as excruciating as rusted nails piercing the heels of her bare feet” (Viramontes 25). Vemos aquí los discursos antagónicos que se entrecruzan, la representación que Estrella tiene de sí misma y a que le presenta su docente. Esto se va a volver a manifestar con su amiga Maxine Devridge, quien con su familia está circunstancialmente trabajando en la misma plantación. Es importante aclarar que algunos miembros de la numerosa familia Devridge están en prisión y ahora es Petra la que advierte a Estrella sobre el peligro de entablar una relación con ellos. No obstante, Maxine sabe leer, tiene revistas de Millie the Model, y se ofrece a enseñarle a Estrella una vez finalizada su jornada de trabajo en la plantación de tomates.

Estrella es una migrante forzada quien, siguiendo a su madre, tiene que ganarse el sustento en un entorno extranjero. Esta joven tímida, de pocas palabras, no pudo acceder a una educación y tiene dificultades para expresar lo que le pasa: “Estrella pointed to the bottle because she wanted to tell him (Alejo) how good she felt but didn't know how to build the house of words she could invite him into” (Viramontes 70). Siguiendo a Hall, podemos decir que la formación de la identidad de Estrella está claramente sujeta a los juegos de su historia personal y familiar. Ella, al igual que su familia, no puede elegir la realidad que le toca vivir.

Cuando buscan asistencia médica para Alejo, un joven inmigrante afectado por el uso de pesticidas, Estrella toma el dinero que la enfermera les exige como pago por la consulta, que es todo lo que tienen. Ella entonces, en silencio, decide volver y recuperar su dinero:

 

Estrella thought for a moment as the heat condensed into sweat which trickled between, he breasts in the trailer room when the nurse clicked off the fan. She tried to make her mind work, tried to imagine them back on the road with an empty gas tank and wallet and Alejo too sick to talk. She stared at Perfecto's tired face. The wrinkles on his face etched deeper with the sweat and soil and jagged sun. Was this the same panic the mother went through? (147)

 

Podemos ver aquí lo expresado por Duch, la contingencia es insoslayable, la salud de Alejo está en peligro y es Estrella la que domina la situación e intenta solucionar el problema.

Después de la muerte de Alejo, Estrella intenta una vez más sobreponerse a las circunstancias y seguir adelante: “Okay, she (Estrella) said to her other selfNo longer did she feel her blouse damp with sweat. No longer did she stumble blindly. She had to trust the soles of her feet, her hands, the shovel of her back, and the pounding bells of her heart” (Viramontes 175). Siguiendo a Duch, Estrella empieza a construir ese mito, esa metáfora de la cruda realidad, en su caso en particular lo no dicho cobra un rol importante, está implícito que desde su extrema pobreza ella quiere plantarse sobre sus pies y salir adelante “like the chiming bells of the great cathedrals, she believed her heart powerful enough to summon home all those who stayed” (Viramontes 176).

 

Algunas reflexiones finales

¿Cómo construye su identidad Estrella? Esta joven, cuya identidad está sujeta a historización y está inmersa en un proceso de cambio y transformación constante, se aferra a la dimensión mítica para reinventarse desde su realidad. El personaje es parte de un proceso de migración forzada, según explica Hall, y no puede sustraerse a esa realidad.

Según vimos, Hall afirma que la identidad está fragmentada, nunca unificada, posicionada estratégicamente y construida a través de prácticas, posiciones y discursos diferentes, antagónicos, que se interceptan. En el mundo de Pedro Páramo los relatos se van entrelazando, por ser un relato mítico, los tiempos se van, además, superponiendo y allí las voces aparecen para narrar una parte de toda la historia que Juan Preciado intenta reconstruir por mandato materno en su Comala natal, “Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. […] sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad” (Rulfo 65).

Nuestra vida y nuestra propia construcción de la identidad, como dice Duch, hasta cierto punto, es un cuento que se inventa como metáfora de la realidad. En ella se esconde lo no-dicho y es, en ese ámbito de lo implícito, en donde se sugiere más que de lo que se afirma. La novela Pedro Páramo nos pone frente a la experiencia de adentrarnos en la aridez y la soledad de Comala, a ese adentrarse a las profundidades mismas de la vida en búsqueda de nuestra propia identidad, porque el mito impregna subrepticiamente, al decir de Duch, mucho más de lo que puede deducir por los mecanismos lógicos que usamos habitualmente, porque al fin la aridez y la soledad de Comala son universales.

Con Ricoeur, afirmábamos que la historia de la vida se convierte, por medio del relato, en una historia contada y al decir de Rulfo, a 30 años de su novela, “El mérito no es mío. Cuando escribí Pedro Páramo sólo pensé en salir de una gran ansiedad. Porque para escribir se sufre en serio”.

 

Bibliografía:

Duch, Lluis. Mito, interpretación y cultura. Barcelona: Ed. Herder, 1998.

Hall, Stuart y du Gay. Paul (eds.). Questions of Cultural Identity. London: SAGE Publications, 1996.

Metz, Juan Bautista. La fe en la Historia y la Sociedad. Madrid:  Ed Cristiandad, 1979.

Panikkar, Raimon. “Religión, Filosofía y Cultura”. Revista de ciencias de las religionesN.º 1, 1996. 125-148.

Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1998

Ricoeur, Paul. Historia y Narratividad. Barcelona: Paidós, 1999.

Rulfo, Juan. Pedro Paramo. Barcelona:  Anagrama, 1997.

Viramontes, Helena. Under the Feet of Jesus. New York: Plume Books, 1996.