Imaginando los espacios segregados: El giro espacial en dos textos de ciencia ficción

Nadia Der-Ohannesian

RESUMEN

Desde mediados de los noventa, pero con más vigor desde principios del tercer milenio, según el geógrafo Edward Soja (2009), empieza a observarse lo que se denomina el giro espacial en la crítica literaria y otros campos del conocimiento en ciencias humanas, tales como la arqueología, los estudios jurídicos, los estudios religiosos, entre otros. Este giro espacial implica la lectura de diversos fenómenos a través de una concepción crítica del espacio, una concepción que, en consonancia con lo que plantea Foucault, considera “la producción social de la espacialidad (el espacio es producido socialmente y por eso es pasible de ser cambiado socialmente)” y, a su vez, implica una “dialéctica socio-espacial (lo espacial modela lo social tanto como lo social modela lo espacial)” (Soja, 2009, 2). En esta concepción social del espacio se encuadra la noción de movilidad, la cual también recientemente ha sido investida con la potencialidad para ser repolitizada (Cresswell 2011, 2012 y 2014, Uteng y Cresswell 2009, Söderström et al. 2013). En este trabajo tomo dos textos representativos de estas tendencias actuales, el giro espacial y la movilidad crítica, como lo son el relato de Ursula Le Guin “Newton's Dream” (1994) y el film Elysium (2013) escrito y dirigido por Neil Blomkamp, en los que la dimensión espacial se presenta politizada y tematizada, y expone las disputas por el poder sobre la geografía y los imaginarios que se generan en torno a esta, los cuales habilitarían formas de sujeción así como de resistencia.

Palabras Clave : giro espacial, segregación, gueto, movilidad crítica

ABSTRACT

As for the mid-nineties, and gathering momentum at the beginning of the new millennium, according to geographer Edward Soja (2009), we can observe a spatial turn in literary criticism, and other fields of knowledge such as archeology, law studies, religious studies, among others. This spatial turn entails the reading of different phenomena through a critical conception of space that, in agreement with Foucault's stand on spatiality, considers the social in the production of spatiality, which makes it a possible object for political change, in a dialogic way. The notion of mobility here ascribed is framed within this social concpetion of space, and is therefore political (Cresswell 2011, 2012, 2014, Uteng y Cresswell 2009, Söderström et al. 2013). This article analyzes two representative texts of these current tendencies—the spatial turn and critical mobility--: Ursula Le Guin's “Newton's Dream” (1994) and the film Elysium (2013) directed by Neill Blomkamp. In these texts the spatial dimension is thematized and politized and exposes the power struggles over geography and the imaginations around it, which enable forms of both subjection and resistance.

Keywords: spatial turn, segregation, gheto, critical mobility

En el campo de la ficción anglófona, los intereses propios de fines del segundo milenio están mayormente centrados en la reescritura de la historia, más precisamente la reescritura de historias que se creían mal contadas, o bien en re-narrar los hechos desde una perspectiva no hegemónica [1] (Hutcheon 106-123). Es decir, el énfasis de la literatura anglófona continúa siendo, en este período, la dimensión temporal, si bien con un tenor diferente del que lo hacía la literatura moderna, interesada fundamentalmente en la representación del tiempo psicológico (Smith 1994, Schleifer 2000).

Sin embargo, a partir de los primeros años del segundo milenio, la relativa caída en desuso de la metaficción historiográfica y del interés por las versiones alternativas de eventos históricos o narrativas canónicas parece dar lugar, en textos artísticos—literarios, audiovisuales, plásticos, y demás—, a un interés en lo espacial como construcción social, permeada por imaginarios en pugna y luchas de poder. Desde mediados de los noventa, pero con más vigor desde principios del tercer milenio, según el geógrafo Edward Soja (2009), empieza a observarse lo que se denomina el giro espacial en la crítica literaria y otros campos del conocimiento en ciencias humanas, tales como la arqueología, los estudios jurídicos, los estudios religiosos, entre otros. Este giro espacial implica la lectura de diversos fenómenos a través de una concepción crítica del espacio, una concepción que, en consonancia con lo que plantea Foucault, considera “la producción social de la espacialidad (el espacio es producido socialmente y por eso es pasible de ser cambiado socialmente)” y, a su vez, implica una “dialéctica socio-espacial (lo espacial modela lo social tanto como lo social modela lo espacial)” (Soja 2009, 2). Los textos que voy a analizar, según mi parecer, se encuadran dentro del giro espacial, un giro que se encabalga entre dos milenios (la década de los noventa y la de los dos mil) y que se afianza en la actualidad.

En este trabajo, tomo dos textos representativos del giro espacial: el relato de Ursula Le Guin “Newton's Dream” (1994) y el film Elysium (2013) escrito y dirigido por Neill Blomkamp, en los que la dimensión espacial se presenta tematizada y politizada, y en los que se exponen los imaginarios que se generan en torno a la geografía y las disputas por el poder sobre esta, las cuales habilitarían tanto formas de sujeción como de resistencia. Esto se encuentra en concordancia con la afirmación de Edward Said cuando señala: “Just as none of us are beyond geography, none of us is completely free from the struggle over geography. That struggle is complex and interesting because it is not only about soldiers and cannons but also about ideas, about forms, about images and imaginings” (7) [2] .

La ciencia ficción, desde luego, no está exenta de estas disputas e imaginarios espaciales, ya que presenta, a través de los ejercicios de pensamiento que propone este género, la potencialidad de extrapolación de situaciones de desigualdad en diversos órdenes, así como la capacidad de cuestionar nociones naturalizadas. La ciencia ficción permite la proyección de tendencias actuales ya en otros mundos, ya en otros tiempos pasados o futuros, como es este caso, y habilita, por medio de la especulación, los cuestionamientos al statu quo.

En el cuento de Le Guin, un grupo de humanos abandona el enfermo y contaminado planeta Tierra para habitar una nave que se presenta como un hábitat ideal en el que la especie humana será preservada y florecerá. Este grupo puede habitar dicha nave porque se lo considera calificado para hacerlo, ya que no tiene defectos genéticos, tiene coeficiente intelectual elevado y experticia en algún área de conocimiento considerada prioritaria. A los pocos años de habitar la nave, sin embargo, esta elite comienza a experimentar lo que parecen alucinaciones colectivas de formas de vida terrestres.

Por otro lado, en la película de Blomkamp también se observa la separación entre seres humanos más y menos privilegiados. En Elysium, una nave que orbita alrededor de la Tierra, habita la elite político-económica que disfruta de una atmósfera limpia y del ocio, mientras que el resto de la humanidad explotada habita en el planeta, azotado por las enfermedades y la pobreza. El protagonista, llamado Max, busca acceder a una cura solo disponible en Elysium para combatir la exposición a la radiación que recibe en un accidente laboral en la Tierra; pero, con el devenir de los acontecimientos, su búsqueda deviene en curar de leucemia a la hijita de la mujer que ama.

El tópico de una humanidad segregada es bastante recurrente en la ciencia ficción distópica. Algunos ejemplos bien conocidos son las obras de Philip K. Dick “We Can Rememer it All for You Wholesale” (“Podemos recordarlo todo por usted”) o Do Androids Dream of Electric Sheep? ( ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), transpuestos al cine como Total Recall (El vengador del futuro) y Blade Runner, respectivamente; The Hunger Games (Los juegos del hambre) de Suzanne Collins, textos también llevados al cine o la clásica Metrópolis de Fritz Lang, entre otros. Lo que aúna las obras seleccionadas es el motivo de plataformas que orbitan la Tierra para que las habite una elite (el proceso de selección y mudanza a estos espacios ya ha sido realizado en el presente de la narración), mientras que quienes habitan la Tierra lo hacen en condiciones de crisis ecológica, sanitaria y humanitaria. Esto está en concordancia con la estructuración espacial occidental de la jerarquía de clases, tanto en términos figurativos cuanto literales, en la conceptualización de la separación de lo alto, lo celestial, realizado en las plataformas como hábitats de las elites en contraposición con lo bajo; lo terrenal, realizado en la Tierra como hábitat de las masas proletarias.

El cuento está narrado desde la perspectiva de la clase privilegiada que se encuentra en la nave Spes. Esta focalización critica, en el caso de “Newton's Dream”, la racionalidad como valor supremo en la cultura occidental, valor que ha servido para jerarquizar y diferenciar a los seres humanos del resto de la vida e incluso de otros seres humanos. En la película, el ojo de la cámara se sitúa tanto en la Tierra como en la plataforma Elysium, pero el foco está puesto en los habitantes de la Tierra, las condiciones inhumanas de trabajo, la imposibilidad de acceder a la atención sanitaria, y los intentos por atravesar la atmósfera y acceder a los beneficios de Elysium, principalmente la cápsula medicinal, que cura rápidamente a aquel humano que ingrese, siempre y cuando sea ciudadano de Elysium. En ambos casos, la perspectiva desde la que se narra pone en cuestión los valores que subyacen en los criterios que sostienen la escisión espacial y exponen la injusticia que resulta de tal escisión.

La segregación y la estaticidad impuestas a las masas por los grupos privilegiados se logra mediante el establecimiento de un perímetro casi impermeable que es bifronte: por un lado, busca controlar e impedir el acceso de las minorías a los enclaves de lujo y sus bienes y servicios, que el afuera salvaje no ingrese. Por otra parte, el cerco permite demarcar al grupo privilegiado hacia adentro y legitimar su autorreconocimiento como grupo dominante y superior. La segregación y el confinamiento son resistidos por los sujetos y demás formas de existencia guetizadas a través de la movilidad y la apropiación y la disputa por el espacio con los privilegios que este contiene, traspasando el cercamiento impuesto. Es decir, el modo de resistencia que presentan estos sujetos es la búsqueda de movilidad ilícita entre los hábitats y su apropiación.

Para evaluar este postulado, me remito a los conceptos de movilidad y gueto. A través de la geografía humana, accedemos a la noción de “movilidad crítica” (Söderstrom et ál. ctdo. en Cresswell 2014), la cual, según diferentes acepciones de la palabra “crítica”, adquiere el sentido de problemática, como así también aquel de no aceptar inocentemente nociones dadas, tanto en lo que se refiere a la sociedad en general como a la teoría misma de la movilidad. El geógrafo Tim Cresswell propone repolitizar la movilidad, de la misma forma en que los geógrafos críticos lo hicieron con el concepto de lugar. Él sugiere que “una manera productiva de pensar la movilidad es tomar el movimiento (...) y revelar sus interrelaciones con las significaciones y el poder para producir la movilidad...” (576). Además, las movilidades deben ser entendidas en conexión con la estaticidad relativa de otros, ya que “algunos son en efecto inmovilizados en pos de la movilidad de otros (576)”. Es decir, la movilidad no es un mero desplazamiento de un punto A a un punto B, sino que en ella confluyen diversas dimensiones políticas que hacen posible o imposible dicho desplazamiento. Es de interés para este trabajo, en consonancia con lo postulado por Söderström et ál., considerar las movilidades humanas en constelaciones de otras movilidades no humanas, tales como la movilidad de bienes, de animales, de ideas, de presencias y demás, a través del espacio y planos de existencia.

Asimismo, debido a que la segregación espacial de grupos subalternos está tematizada en estas narrativas, es necesario explorar brevemente el concepto de gueto, el cual considero da cuenta del tipo de exclusión al que se alude en los textos. Este concepto, a través de los siglos, ha sufrido expansiones y retracciones en los discursos del urbanismo, la política y la ciencias sociales, pero hay ciertas características que son ineludibles en cuanto a su concepción contemporánea: son espacios segregados y desiguales, son instrumentos de cercamiento y control por parte de la clase dominante, poseen límites y una fuerte asociación estigmatizante con determinados grupos etnorraciales. Actualmente, las propuestas desde diversas disciplinas críticas se oponen a aquellos estudios que pretenden ocultar o trivializar las relaciones de poder, ya que la guetización no es una mera “manifestación de la naturaleza humana” o un producto natural y esperable de la migración, sino que espacializa una forma colectiva de violencia, en la que se explotan los mayores beneficios económicos posibles de un grupo sometido y segregado, mientras que se minimiza el contacto con sus habitantes y se les niega participación en las instituciones y la vida nacional. El gueto puede tener una función protectora para sus habitantes, pero nada garantiza que esto sea así o que se mantenga a través del tiempo. Por el contrario, lo que siempre se mantiene es su función de “incubador social y matriz en la producción de una identidad maculada” [3] (Wacquant 159) y su carácter exclusivista. De hecho, en los casos en que los residentes de los guetos cesan de tener algún valor económico para los grupos dominantes, el encapsulamiento de estos sujetos puede aumentar y el gueto, transformarse en un aparato tendiente a su destrucción física o la deportación masiva. Es por esto por lo que son mejor entendidos en analogía con las reservas, los campos de refugiados, las prisiones y demás formas de confinamiento forzado (Wacquant 155-164). Esta extensiva definición, tomada de la sociología, cuyo referente se encuentra en el mundo extratextual, refiere con gran fidelidad a los mundos de los textos de ciencia ficción aquí estudiados.

En un contínuum de espacios segregados, el extremo opuesto a los guetos es, por el contrario, el enclave fortificado de lujo, que ofrece seguridad, servicios y homogeniedad social (Wacquant), tal como lo harían los hábitats artificiales Spes y Elysium. En las obras analizadas, estas tendencias se proyectan al extremo y la Tierra entera deviene un hipergueto, mientras que los grupos privilegiados migran voluntariamente a plataformas espaciales de lujo, a fin de gozar de los privilegios y recursos disponibles. Es importante destacar aquí las características que diferencian al gueto del enclave de lujo. Principalmente, debemos tener en cuenta que todos los guetos son segregados, pero no todas las áreas segregadas son guetos (Waqcuant 160). Si bien son espacios de desigualdad, se trata de una asimetría positiva, en la que los residentes eligen separarse para mantener sus privilegios —no para coartarlos— y para aumentar sus oportunidades —no para controlarlas o deprimirlas, como en el caso del gueto— (160). El gueto es una forma de opresión y control social, mientras que los enclaves de lujo no lo son.

Paraísos artificiales

El concepto de ciudadanía es un eje fuertemente tematizado en el film, en coincidencia con el momento contemporáneo, ya que la posibilidad de pertenencia al enclave privilegiado se establece sobre la base de restrictos criterios no territoriales, pero que terminan siendo espacializados: los ciudadanos de Elysium, la elite, corresponden a una minoría numérica que posee los medios de producción y se dedica al ocio, tiene derecho a la participación política y a derechos básicos de salud, que se presentan como bienes de consumo exclusivo. En el caso de Spes, la ciudadanía establecida por méritos intelectuales y genéticos se presenta como modo naturalizado de selección y discriminación entre formas de vida. Las plataformas son paraísos artificiales, estructuras monumentales que, por un lado, celebran la capacidad y la técnica del ser humano, pero, por otro lado, exponen su incapacidad de crear un paraíso en el que “quepamos todos”. Es decir, el humano posee la experticia que permitiría la supervivencia de la especie en condiciones dignas, pero solo un grupo reducido accede a esta posibilidad, porque cumplen con las condiciones establecidas para ejercer la ciudadanía. Al parecer, la misma definición de paraíso, también contenida en el nombre Elysium, implica un proceso de selección [4] . Desde luego, las reglas de acceso diferencial son tendenciosas y, como con cualquier regla, uno no debe olvidar preguntar quién las establece y con qué finalidad. En este caso, las reglas están directamente diseñadas para negar el acceso a la ciudadanía como garante de derechos y obligaciones iguales. Como contraparte, parecería que si el espacio es de acceso democrático o abierto, no cabe definirlo como un paraíso. Se puede, entonces, observar cómo las redes del poder y la subordinación determinan los espacios y el acceso diferencial de los sujetos a estos. Incorporar las relaciones de poder a la espacialidad permite preguntarse por las políticas de ocupación de los espacios, en este caso, las plataformas que orbitan alrededor de un planeta enfermo, debido a que los espacios, en su materialidad y en lo que simbolizan, no están dados de antemano para ser habitados o excluir. Hay sujetos con agencia para determinar cuáles son las reglas de acceso y quiénes son o no dignos de ingresar. Estos sujetos, tanto los que deciden criterios como los que efectivamente, por la fuerza, limitan el acceso, funcionan como una suerte de fiscales aduaneros ( gatekeepers). En el film, como se ha adelantado, una minoría extremadamente rica vive en la estación espacial Elysium en el 2145. Se deduce que la estación lleva orbitando varias décadas alrededor de la tierra y que los habitantes de esta plataforma no son primera generación. Se trata de una minoría blanca y rica, que posee los medios de producción, que también gobierna y explota económicamente a los habitantes de la Tierra.

El relato de Le Guin difiere del anterior en que se trata de la primera generación de pasajeros en esta plataforma y los criterios de selección, enunciados a lo largo del relato, no están estrictamente ligados a lo económico, sino a capacidades cognitivas y salubridad genética; pero esto, tal como se revela más tarde en el relato, oculta situaciones de desigualdad, ya que son las personas con más recursos económicos quienes pueden tener mejor educación y salud y, por ende, acceder a la estación por sus méritos.

Los paisajes de Elysium concuerdan con la expectativa occidental del paisaje y con las descripciones espaciales aludidas por la mitología griega: una naturaleza paradisíaca y domesticada, siempre verde y templada, presta para ser aprehendida por la vista. Los habitantes de Elysium, a diferencia de los habitantes de Spes, no se interesan por los acontecimientos en la Tierra, tal vez por no ser primera generación y carecer del apego al planeta. En esta última nave, los paisajes son imágenes típicas de la Tierra proyectadas en distintos ambientes y sectores, y están íntimamente ligados al sentimiento de nostalgia y pertenencia, a tal punto que Ike, protagonista y pater familias, sugiere que todas estas figuraciones, por la emotividad que suscitan, deberán ser borradas de los planos para la segunda nave que él mismo diseña, a fin de evitar sentimentalismos que obstruyan o interfieran con la racionalidad que se supone es la base de la subsistencia de la especie. En cambio, el acero, las líneas puras y la asepsia visual dominarían la noción de paisaje valorada por las próximas generaciones, quienes no tendrían ningún apego a la Tierra. “No fake scenery, no props; the curves and angles of the structure exposed. The structural elements were rationally beautiful in their necessity. Form follows function” [5] (Le Guin 35). Es interesante, desde el punto de vista de la espacialidad, que el relato demuestra la imposibilidad de escindir lo humano de su entorno cuando las apariciones terrestres (las plantas, las montañas, los animales y seres humanos que han sido abandonados a su suerte) comienzan a ser avistadas y propagarse por Spes, como si la existencia conformara un todo que resiste la segregación [6] .

La Tierra como hipergueto

¿Cómo son representados los guetos y sus habitantes, aquellos prisioneros confinados al poluto ambiente terrestre? Estos sujetos son definidos por la ausencia de las cualidades de los habitantes de las estaciones espaciales: en ambos textos, se trata de sujetos de minorías étnicas—por lo tanto pobres—, viejos—por lo tanto enfermos—, desempleados—por lo tanto delincuentes. La falta de acceso a educación y recursos está íntimamente relacionada con la pertenencia etnorracial y, mientras que en el film esto se observa en la corporalidad de los sujetos guetizados en contraste con la minoría blanca de Elysium, en el cuento, el antisemitismo en Spes y el bajo porcentaje de ocupantes negros es motivo de reflexión por parte de Ike desde cuya perspectiva leemos el relato. Desde los monitores de la estación, se observan las feroces tormentas de arena en el desierto del Amazonas, entre otros fenómenos climáticos extremos. También, llegan las noticias de personas muertas por plagas de hongos y virus, por enfermedades fulminantes y catástrofes climáticas, y se describen brevemente las condiciones precarias de sanidad en que permanecen los que aún sobreviven. La cuidad de Los Ángeles representada en el film está en ruinas, sobrepoblada, empobrecida, carece de color y espacios verdes, se observan basurales a cielo abierto en medio del entramado urbano. Paradójicamente, aquellos habitantes de la tierra que se consideran lo suficientemente afortunados como para contar con un trabajo en condiciones de cuasi esclavitud en las industrias cuyos dueños son habitantes de Elysium, de hecho, ensamblan y construyen las mismas armas y robots con los que son reprimidos. Además, los habitantes del hipergueto terrestre en ambos textos, tal como en las reservas, o las prisiones, no tienen acceso a la vida institucional política, ni son ciudadanos plenos.

La movilidad y la disputa por el espacio

En la tierra, sujetos desahuciados, en extrema pobreza, hacen todo lo que pueden por dejar el gueto y llegar a Elysium comprando su pasaje en naves ilegales que frecuentemente son derribadas por el sistema de vigilancia de la plataforma. La analogía con la crisis inmigratoria de los últimos años en Europa o Estados Unidos es evidente, instancia en que los migrantes dan todo lo que tienen, y más, a quien les ofrezca hacerlos cruzar al otro lado, percibido este como el paraíso (a Europa, a los Estados Unidos).

En Elysium el rol de controlar el acceso a la plataforma está representado principalmente por dos personajes, la ministra Delacourt (Jodie Foster) y el soldado mercenario Kruger (Sharlto Copley). Delacourt, como parte del gobierno de Elysium, procede de manera temeraria a fin evitar que aterricen en la estación naves repletas de inmigrantes provenientes de la tierra, incluso dando órdenes de derribar las naves que se acerquen a la atmósfera de Elysium. El personaje de Copley—un soldado mercenario e impredecible— es interesante, ya que habita la tierra, pero responde a los intereses de Elysium. Es, en este sentido, un fronterizo habitante de dos mundos, tal como el cazador de las culturas tradicionales, lo cual lo enviste de gran poder y fortaleza y acaba siendo el antagonista de Max (Matt Damon), quien también consigue transitar entre los dos mundos para convertirse en héroe—quien se sacrifica para lograr la igualdad de los habitantes del gueto.

En Spes, por otro lado, la estructura de gobierno está compuesta por educadores y científicos, y no por quienes necesariamente detentan poder económico. No hay tal cosa como una rama militar a cargo de la defensa de las fronteras. Sin embargo, es Ike quien cuida de y marca la frontera entre un “nosotros” y un “ellos”, aferrándose a la racionalidad como herramienta emancipatoria, sostiene estoicamente su imposibilidad de percibir las presencias fantasmales de la tierra. Después de todo, la capacidad intelectual, extirpando la ética y la emotividad de todo el proceso de evaluación en pos de seleccionar a los mejores humanos para habitar la nave, es la que los ha salvado de habitar la enferma tierra. Paradójicamente, Ike, que es un iluminado, no puede (o no quiere) ver las formas de vida y los seres abióticos que ocupan la nave en números crecientes. Delacourt y Kruger, por medio de la violencia en el film, y Ike, por medio de la negación en el cuento, encarnan el rol de aduaneros, hasta las últimas consecuencias, para evitar el ingreso de los habitantes de los guetos. Es importante señalar el rol del aduanero, pues es un personaje fronterizo, pero directamente funcional al grupo de poder que opera la segregación.

Movilidades

Max, el protagonista del film consigue acceder a Elysium y desactivar y reiniciar la red informática de la plataforma con la información que ha grabado en su red neuronal. De este modo, logra incorporar, al registro de ciudadanos, a todos los habitantes del gueto. Esto le cuesta la vida, que era lo que originalmente venía a salvar. Los habitantes de la tierra reciben ayuda médica ni bien el sistema de Elysium los detecta como ciudadanos, por lo que cientos de naves con cápsulas médicas descienden al gueto. Max, devenido un héroe-mesías y acompañado de un puñado de sujetos guetizados, abre los portales para que todos ingresen a la condición de ciudadanía y así obtengan sus derechos básicos, lo cual sugiere que, también, podrán tener acceso a la institucionalidad política y podrán mejorar su situación. No se trata de quitar los privilegios a quienes los tienen, sino de hacerlos extensivos a la humanidad toda. La abolición de la restricción del acceso a la ciudadanía desmantela la división entre uno y otro espacio, se difunde el acceso a derechos y esto tiene su correlato en la materialidad del espacio.

El relato de Le Guin es menos antropocéntrico, tal vez por la influencia de la filosofía taoísta en su obra y por la concepción que la autora tiene de la ciencia ficción. En el prólogo al volumen que contiene el cuento escribe: “Science fiction is not exclusively human-centered. It includes other beings, other aspects of being. It may be about the relationships between people—the great subject of realist fiction—but it may be about the relationship between a person and something else, another kind of being, an idea, a machine an experience, a society” (5) [7] . En el cuento se establecen relaciones entre humanos en sociedad, con otros seres y con experiencias, con una existencia más allá de lo racional, más allá del paradigma cartesiano y newtoniano. Esto sucede cuando seres humanos víctimas de la enfermedad y el hambre que azotan la tierra son avistados por algunos tripulantes dentro de Spes, lo cual no debería ser posible según una concepción racional. Estos avistamientos con el transcurrir de los días se hacen más frecuentes y comprenden entes bióticos y abióticos (caballos, peces, plantas, suelo, rocas), que empiezan a invadir no solo los pasillos más periféricos de la nave, sino, también, los espacios comunes y centrales. Las aspiraciones de Ike de un hábitat completamente funcional y aséptico se desvanecen cuando el espacio material y el concebido son atravesados por el espacio vivido (el “Tercer Espacio” según Edward Soja), el cual aloja la emotividad y las experiencias de los sujetos. Las presencias de la tierra en la nave son explicadas así por la esposa de Ike, quien no ve a las presencias como supernaturales, sino como constitutivas de su propia vida, toda la vida humana ligada a la vida en la tierra, conformando una unidad ontológica: “if I just look at it—look at the people and the—the horses and the vine by the door—it makes sense. How did we, how could we have thought we could just leave? Who do we think we are? All it is, is we brought ourselves with us... the horses and the whales and the old women and the sick babies. They're just us, we're them, they're here” (51) [8] . La vida guetizada de la tierra, en forma de presencias, se apodera de la nave y, gradualmente, sus ocupantes terminan aceptándolas y tratan de comprenderlas, al punto de considerar convidarlos a las asambleas y reuniones de los órganos de gobierno. Se desvanecen los límites: es imposible poner distancia, paredes de acero y otra atmósfera entre un nosotros y los otros, ya que participamos de la misma vida, del mismo espíritu. Así parece referirlo el último enunciado del cuento, cuando la hija de Ike, quien acaba de perder la vista, enseña, sin embargo, a su padre a “ver” las presencias; le dice: “Now we can go down” (53), sugiriendo la idea de que es mejor, inevitable o necesario volver a la tierra.

Para concluir, estamos en condiciones de retomar nuestra observación de que, en estos textos, hay una crítica a la segregación y el confinamiento de sectores de la población en espacios diferenciados y jerarquizados. Este acceso diferencial a derechos y privilegios es resistido por los sujetos y demás entes guetizados y vulnerado temporariamente a través de la movilidad—de personas, de bienes, de servicios, de seres— que ocurre en ambos sentidos. La apropiación del espacio, traspasando el cercamiento impuesto, la desintegración de los límites y las reconfiguraciones de los sujetos y del entorno se presentan al público receptor de los textos como posibles y hasta inevitables, y en este acto se desnaturaliza el orden de los espacios segregados.

Bibliografía

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Fecha de recepción: 16/06/2017

Fecha de aceptación: 21/10/2017



[1] Si bien la novela histórica se ha mantenido vigente a través de los siglos, es observable, con la posmodernidad, una producción de textos literarios que reescriben la historia de un modo particular, en consonancia con un sprit du temps marcado por el posestructuralismo y el giro lingüístico. Favorecidos por este contexto, por ejemplo, se observa la novela poscolonial, que replantea la historiografía hegemónica, así como también el canon literario. Personajes subalternizados, tanto por su pertenencia étnica como genérica o política, cuentan su versión de los hechos y reclaman la reparación de sus silenciamientos. Son revisados con mayor frecuencia, en este período, los eventos históricos traumáticos de impacto masivo, tales como dictaduras, masacres, guerras, esclavitud.

[2] “Del mismo modo en que nadie está fuera de la geografía, nadie está completamente fuera de las disputas por la geografía. Esas disputas con complejas e interesantes porque no involucran solo armas y soldados, sino, también, ideas, formas, imágenes e imaginaciones” (Trad. propia).

[3] Trad. propia.

[4] Elysium o las Islas de los Bienaventurados son descriptas en la mitología griega y son frecuentemente asociadas con la noción cristiana de paraíso. Según Hesíodo “allí habitan con el corazón libre de preocupaciones, en las Islas de los Bienaventurados, en las orillas de los torbellinos profundos de los océanos, héroes afortunados, para quienes el sol fecundo lleva tres veces al año una floreciente y dulce cosecha” (ctdo. en Chevalier y Gheerbrant 596). Coinciden con el espacio representado en el film en que se trata de unos pocos afortunados, que disfrutan del ocio, separados del resto, y gozan de la abundancia; sin embargo, en el film se deja claro que esto se consigue a costa del resto de la humanidad. Ciertamente, en los textos analizados se cuestionan los valores de la heroicidad y la superioridad moral, tal como son asociados con la capacidad intelectual, la salud como privilegio y la posesión de capital.

[5] “Nada de falsos paisajes, nada de utilería; las curvas y ángulos de la estructura, expuestos. Los elementos estructurales eran racionalmente bellos porque eran necesarios. La forma sigue a la función” (Trad. propia).

[6] La contracultura estadounidense de los 60, especialmente en la costa oeste, se vio influenciada por el ingreso de filosofías orientales, por ejemplo, el taoísmo. En el trabajo de Le Guin, quien se encontraba ya activa como escritora de ciencia ficción, se observa su adhesión al pensamiento taoísta. Le Guin reconoce explícitamente esta adhesión cuando afirma ser una “taoísta inconsistente y una no-cristiana consistente que rechaza el Apocalipsis” (Huang 26-27). En el caso de este cuento, se observa el principio de la naturaleza para el taoísmo según el cual cada individuo, si bien posee una porción de energía vital, es parte de indispensable de un todo superior (Audi 607).

[7] “La ciencia ficción no es exclusivamente humano-céntrica. Incluye otros seres, otros aspectos de la existencia. Puede referirse a las relaciones entre las personas—el gran tema de la ficción realista—, pero también, a la relación entre una persona y otra cosa, otro tipo de ser, una idea, una máquina, una experiencia, una sociedad” (Trad. propia).

[8] “Si la miro—miro a la gente y los—los caballos y la enredadera al lado de la puerta— todo tiene sentido. ¿Cómo pensamos, cómo pudimos pensar que podíamos irnos sin más? ¿Quiénes nos creemos que somos? Lo que pasó es que nos trajimos a nosotros mismos... los caballos y las ballenas y las ancianas y los bebés enfermos. Ellos son nosotros, nosotros somos ellos, están aquí” (Trad. propia).