LAS PLANTAS COMESTIBLES EMPLEADAS POR LAS
COMUNIDADES COMECHINGONAS DE SAN MARCOS SIERRAS
(CÓRDOBA, ARGENTINA). PRIMERAS APROXIMACIONES
EDIBLE PLANTS USED BY COMECHINGON COMMUNITIES FROM SAN MARCOS
SIERRAS (CÓRDOBA, ARGENTINA). A FIRST APPROACH
1.Departamento de Diversidad Biológica y Ecológica, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba - CONICET, Argentina.
2.Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR), Universidad Nacional de Córdoba - CONICET, Córdoba, Argentina.
Citar este artículo
Saur Palmieri, V. & M. G. Geisa. 2019. Las plantas comestibles empleadas por las comunidades comechingonas de San Marcos Sierras (Córdoba, Argentina). Primeras aproximaciones. Bol. Soc. Argent. Bot. 54:
DOI: http://dx.doi. org/10.31055/1851.2372.v54. n2.24374
Valentina Saur Palmieri1* y Melisa G. Geisa2
SUMMARY
Background and aims: Since the 1990s in Argentina, a process of visibility and re- emergence of aboriginal groups that were believed extinct by official history has been developing. This is the case of Comechingon people in Córdoba province. Furthermore, it is known that gathering of wild food plants is an ancient practice that contributes to the subsistence of many indigenous communities of the country. Within the framework of Food Sovereignty and Ethnobiology, the aim of this paper was to carry out a first inquiry into the use of wild edible plants by residents
M&M:
Results:
Conclusions: Comechingon communities know and consume a wide variety of edible ethnotaxa of plants. We hope to contribute to the visibility of Comechingon culture and the consolidation of sovereign food systems.
KEY WORDS
Chaco serrano, Comechingón people, edible plants, ethnobiology, food sovereignty.
RESUMEN
Recibido: 23 Enero 2019
Aceptado: 14 Abril 2019
Publicado: 30 Junio 2019
Editora: Norma Hilgert
ISSN versión impresa
Introducción y objetivos: Desde la década de 1990, en Argentina se aprecia un proceso de visibilización y resurgimiento de grupos aborígenes que se creían extintos por parte de la historia oficial. Este es el caso del Pueblo Comechingón en la provincia de Córdoba. En otro sentido, se sabe que la recolección de plantas silvestres alimenticias es una práctica ancestral que contribuye a la subsistencia de muchas comunidades indígenas del país. En el marco de la soberanía alimentaria y la etnobiología, se planteó realizar una primera indagación sobre el uso de plantas silvestres comestibles por parte de pobladores que se
M&M: Se realizaron entrevistas semiestructuradas, listados libres y la observación de un muestrario fotográfico guía, a un referente en tres comunidades comechingonas de la localidad.
Resultados: Los entrevistados reconocieron 34 etnoespecies silvestres, correspondientes a 32 taxones botánicos. El 85% fueron nativas y el resto exóticas. Los “algarrobos” (Prosopis spp.) presentaron la mayor cantidad de partes utilizadas y formas de consumo registradas. Las estructuras vegetales más citadas fueron los frutos, seguido de las flores, hojas, cladodios, órganos subterráneos y resinas. Estas dos últimas, junto con las hojas de árboles, no habían sido reportadas anteriormente para la región. Asimismo, se aludió a diferentes modos de colecta, conservación y productos culinarios.
Conclusiones: Las comunidades comechingonas conocen y consumen una amplia variedad de plantas comestibles. Se espera contribuir a la visibilización de la cultura comechingón y a la consolidación de sistemas de alimentación soberanos.
PALABRAS CLAVE
Chaco serrano, etnobiología, plantas alimenticias, Pueblo Comechingón, soberanía alimentaria.
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INTRODUCCIÓN
La importancia de estudiar los vegetales comestibles en comunidades
Stagnaro, 2016).
Las reconstrucciones del pasado indígena de la provincia de Córdoba, en particular del llamado Período Prehispánico Tardío que transcurre entre el 1500 y el 300 AP, realizadas a partir de diversos trabajos de prospección y excavación arqueológica han permitido la caracterización de los pobladores prehispánicos del centro de Argentina (Pastor et al., 2012). De esta manera, se considera que los grupos humanos poseían una alta movilidad residencial, ocupaban diversos paisajes en el ambiente de forma estacional y aprovechaban todos los recursos disponibles (Medina et al., 2016). En referencia al sistema de subsistencia, la economía era mixta
y se basaba en recursos silvestres, tanto vegetales como animales. Es decir que, aunque practicaban una agricultura a pequeña escala, sin tecnificación y secano, la recolección era una actividad de gran importancia (Pastor & López, 2011; López, 2015). Con la llegada de los españoles al actual territorio cordobés en el siglo XVI, los pueblos originarios fueron sometidos a las encomiendas, al trabajo y evangelización en las misiones jesuíticas, desplazados de los territorios donde habitaban hacia zonas más desfavorables, y transformando progresivamente su cultura. Dicha desarticulación de las comunidades continuó y se reforzó en el siglo XIX con la conformación del Estado Nacional junto a una “identidad nacional” asociada, donde “lo indio” era marginado y denostado. Todo esto contribuyó a la generalización de la “narrativa de la extinción” de los indígenas, es decir a la creencia establecida de la desaparición total de los pobladores originarios de la actual Provincia de Córdoba (Stagnaro, 2016). Actualmente, el proceso colectivo de visibilización, reivindicación cultural
y
Stagnaro, 2016).
En particular en este trabajo, centraremos el análisis en el Pueblo Comechingón. La identificación de este pueblo con dicha denominación proviene del proceso de conquista y colonización europea; es decir, los españoles nombraron de esta forma a un conjunto de pueblos de similares características lingüísticas y formas de organización social y política que habrían ocupado el área de las sierras centrales de la actual provincia de Córdoba y San Luis. A pesar de que el origen del término y su significación todavía se encuentran en debate, algunas especulaciones sugieren que podría tratarse de un grito de guerra o hacer referencia a los lugares que habitaban los antiguos pobladores de la región (Gleser, 2009; Stagnaro, 2016; Tulián, 2016). En este sentido, y aunque se plantea que “el nombrar” respondía a los intereses
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V. Saur Palmieri y M. G. Geisa - Plantas comestibles en comunidades comechingonas
de los conquistadores, resulta interesante que este nombre haya sido resignificado positivamente por quienes se identifican como parte de un pueblo originario (Stagnaro, 2016). No obstante, la invisibilización sufrida por siglos y en coherencia con la
Las plantas comestibles en la cultura de los pueblos La recolección de plantas silvestres alimenticias es una costumbre muy arraigada culturalmente y de gran importancia no sólo en grupos cazadores- recolectores sino también en sociedades que dependen de la agricultura (Arias Toledo, 2008). Esta práctica ancestral contribuyó y, aún en la actualidad, contribuye a la subsistencia de muchas comunidades aborígenes de nuestro país (Rapoport et al., 1998; Ladio & Lozada, 2000; Azar, 2002; Arenas, 2003; Ladio, 2004; Scarpa, 2009; Aguirre, 2012; Aldazabal et al., 2012; Martínez, 2012; Martínez Crovetto, 2012; Montani & Scarpa, 2016). Asimismo, otros sectores sociales, campesinos y suburbanos de diversas regiones también conocen y utilizan vegetales silvestres, aunque no basan su alimentación en estos ítems (Hilgert, 1999; Ladio & Rapoport, 1999; Ladio, 2005; Biurrun et al., 2007; Ochoa &
Ladio, 2011; Muiño, 2012; Hurrell et al., 2013).
La percepción, importancia y utilización efectiva de plantas útiles está relacionada con factores ecológicos y culturales (Biurrun et al., 2007 y bibliografía allí citada). Entre estos últimos, podemos mencionar el contexto histórico y el sistema de creencias que un grupo social posee. En este sentido, diversos procesos como la industrialización de la comida, la expulsión de población rural a las grandes ciudades y la subestimación del uso de alimentos silvestres, así como también los procesos de degradación de áreas naturales han producido que la práctica de recolectar plantas para la ingesta haya perdido relevancia (Ladio & Rapoport, 1999; Biurrun et al., 2007; Arias Toledo, 2008).
En la provincia de Córdoba, ya a principios del siglo XX se daba cuenta de 20 especies comestibles y diversos productos obtenidos de las mismas (Río & Achával, 1905). En la actualidad, diversos trabajos etnobotánicos documentan el uso de la mayoría de estas especies (Arias Toledo et al., 2007a; Arias Toledo, 2008; Trillo et al., 2014; Trillo, 2016). Sin embargo, las investigaciones mencionadas existentes se han realizados con pobladores rurales que se autodenominan “criollos” (Trillo, 2010). Debido a esto último, y en el marco del proceso de emergencia étnica aborigen que está ocurriendo en Córdoba, en este trabajo indagamos sobre el uso de plantas nativas comestibles por parte de pobladores que se
En este sentido, en el presente estudio tomamos como marco conceptual la noción de “Soberanía Alimentaria”, definida como “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo” (Rosset, 2003; Foro Mundial de la Soberanía Alimentaria, 2007). El concepto de Soberanía Alimentaria, surge de las organizaciones campesinas a nivel mundial e implica otras epistemologías (De Sousa Santos, 2010), al involucrar formas de construcción de conocimiento alternativas, con un fuerte anclaje territorial. Por otro lado, aunque esta conceptualización está vinculada usualmente a la práctica agrícola
En suma, consideramos a la Soberanía Alimentaria como un anclaje interesante para revalorizar saberes ancestrales de las comunidades y ponerlos en juego en los procesos de re- identificación y defensa territorial que vienen llevando a cabo diferentes sectores sociales, entre ellos los pueblos originarios.
Por lo dicho anteriormente, el objetivo de este trabajo es realizar un aporte preliminar a la identificación de las plantas nativas reconocidas como alimenticias por los pobladores de San Marcos Sierras que se reconocen como pertenecientes y son representantes de cada comunidad del Pueblo
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Comechingón, sus usos, formas de consumo y las prácticas asociadas. Entendemos la revalorización de estos saberes como una primera contribución a las discusiones acerca de la necesidad de considerar a los vegetales silvestres dentro del marco de la Soberanía Alimentaria.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de Estudio
Características ambientales: La localidad de San Marcos Sierras (30°46’58.0” S, 64°38’10.7”
W)se ubica 139 km al noroeste de la capital de la Provincia de Córdoba, en el departamento Cruz del Eje (Fig. 1). Pertenece a la región fitogeográfica Chaqueña, distrito Chaco Serrano (Cabrera, 1976), que se caracteriza por poseer un bosque xerófilo a sub xerófilo dominado por Schinopsis lorentzii
(Griseb.) Engl. y Lithraea molleoides (Vell.) Engl., con variadas especies de los géneros Baccharis, Eupatorium, Euphorbia, Gymnocalycium y Tillandsia (Giorgis et al., 2011). En la provincia, el Distrito Chaqueño Serrano presenta una amplia diversidad vegetal representada por variadas formas de vida (n=17), incluye endemismos y alberga cerca del 50% de especies citadas para Córdoba (Giorgis et al., 2011).
Características históricas y socioculturales: En el siglo XVI, en el momento de la llegada de los españoles, la zona de San Marcos Sierras estaba habitada por 24 pueblos y se conocía como Tay Pichín, Tay Pitín o Tulián cabiche. En 1573 fue otorgada en encomienda, la cual se disolvió en
1806 durante el comisionado del Virrey Marqués de
Sobremonte. Esto se consiguió luego de una larga demanda de los pueblos originarios representados por el Cacique Francisco Tulián, proceso que culminó con la devolución de las tierras (ADIC, 2000; Tulián, 2016). Más tarde, entre 1892 y 1895, el gobierno de la Provincia de Córdoba se apropia del territorio de la comunidad y realiza un loteo ignorando los reclamos de los habitantes originarios de la región (Tulián & Palladino, 2015). Con el transcurso del tiempo la localidad adquirió heterogeneidad cultural, fruto de la coexistencia de vertientes poblacionales que incluyen los pueblos originarios, los descendientes de españoles de la época colonial, los “naturistas” que arribaron a la región en la década de 1930 y migrantes de
Fig. 1. Ubicación del área de estudio. A: Argentina,
Provincia de Córdoba. B: Provincia de Córdoba,
Dpto. Cruz del Eje. C: Dpto. Cruz del Eje, Localidad
de San Marcos Sierras. D: Imagen Satelital de la
localidad de San Marcos Sierras. Escalas= A: 1000
km; B: 200 km, C: 50 km, D: 1km.
distintos lugares del país (Santa Fe y Buenos Aires, principalmente) y de otros países como Alemania, Francia y Estados Unidos (Municipalidad de San Marcos Sierras & Universidad Nacional de Córdoba, 2009). En el último censo disponible contaba con 2199 habitantes (INDEC, 2010). Las actividades económicas preponderantes son el turismo y la apicultura (Municipalidad de San Marcos Sierras & Universidad Nacional de Córdoba, 2009).
Con respecto al pasado originario, existen algunos intentos formales de rescatar los orígenes de la cultura ancestral y la preservación del patrimonio cultural Comechingón - Sanavirón (Ej.: Ordenanza de Planeación y Ordenamiento Territorial N° 596/09; Municipalidad de San Marcos Sierras & Universidad Nacional de Córdoba, 2009). En este sentido, aunque no exenta de críticas por parte de las comunidades indígenas, la Ley Provincial N° 10.308 crea la Reserva Arqueológica Quilpo que reconoce más de 20 sitios arqueológicos en la zona (Ley N°10.308, 2015). Los habitantes conocen que muchos otros sitios han sido desmantelados en el pasado (Tulián & Palladino, 2015).
Producto de los procesos de
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V. Saur Palmieri y M. G. Geisa - Plantas comestibles en comunidades comechingonas
tres comunidades comechingonas Tulián, Tacu Kuntur y Orko Huasi; luego por observaciones personales evidenciamos que se conformó una nueva comunidad denominada “Tay Pichín”. Las tres comunidades involucradas en el estudio, cuentan con reconocimiento oficial. La Comunidad Territorial Comechingón Sanavirón Tulián y Tacu Kuntur están reconocidas formalmente frente al INAI (Res. INAI N°064/10 y Res. INAI Nº 144/09, respectivamente) y cuentan con sus propios estatutos, mientras que Orko Huasi se encuentra avalada por el Consejo Educativo Autónomo de los Pueblos Indígenas de Córdoba según ha comunicado el referente de esa comunidad entrevistado a las autoras de este trabajo. Sus integrantes se comenzaron a reunir en los años 90’ para reflotar las prácticas de sus antepasados. En estos tiempos, se comenzaba a realizar una fiesta denominada “La Tulianada” que funcionaba como espacio común de encuentro y reunión, y abrazaba un “sentimiento de enorgullecimiento de las raíces”. Luego de la creación de ese espacio que nucleaba a todas esas personas, con el tiempo se formaron las comunidades existentes en la actualidad. El espacio de La Tulianada fue manipulado con motivos ajenos a las comunidades originarias y en el presente éstas no se sienten representadas con este evento, que se mantiene como un atractivo turístico de la Municipalidad (Comunicado de la Comunidad Tulián frente a la organización de La Tulianada del 16 de marzo de 2017; Cultura San Marcos Sierras, 2017).
Obtención de información y análisis de datos
En mayo de 2017, se entrevistó en una oportunidad a un miembro de cada comunidad propuesto por el mismo grupo para colaborar con el presente estudio. Se entrevistó a Raúl Verasay (R.V.; Casqui curaca1 de la Comunidad Orko Huasi), Oscar Eduardo “Meliño” Tulián (O.E.T.; representante sugerido por la Casqui curaca de la Comunidad Tulián) y Leopoldo Tulián (Casqui curaca de la Comunidad Tacu Kuntur). En estos encuentros se combinaron distintas técnicas etnográficas: entrevista semiestructurada (Bernard, 1995), listado libre (Cotton, 1996) y la observación y discusión de un muestrario fotográfico guía
1El concepto de “Casqui Curaca” refiere al líder de la comunidad.
confeccionado a partir de una revisión bibliográfica previa sobre las especies comestibles presentes en el área (Di Lullo, 1935; Biurrun et al., 2007; Arias Toledo, 2008; Rapoport et al., 2009; Giorgis et al., 2011; Trillo et al., 2014; Trillo, 2016). Las entrevistas se registraron en grabador digital y en planilla de campo, con consentimiento escrito informado previamente, según lo propuesto en por
RESULTADOS
Las plantas silvestres comestibles y prácticas asociadas en las comunidades comechingonas de San Marcos Sierras
Uno de los entrevistados expresaba “todo lo ancestral (…) lo llevamos todos los hermanos; si te acostumbras a comer todo esto [plantas nativas] y dejas todo lo otro, estás vivo de verdad como los árboles, comiendo esto estás siempre fuerte, naturalmente como los árboles” (O.E.T., 56 años, San Marcos Sierras, 18/05/2017), dando cuenta del valor que tienen las plantas nativas en el bienestar cotidiano y la relación con su cultura.
Los entrevistados reconocieron 34 etnoespecies comestibles a través de sus nombres locales, con diversas formas de consumo. Éstas pertenecen a 16 familias botánicas, 26 géneros y 32 especies de la clasificación taxonómica científica (con 3 no identificadas a nivel de familia, 1 a nivel de género y 3 a nivel específico), (Tabla 1 y Fig. 2). Del total de etnoespecies, el 85% corresponde a taxones nativos y el resto a exóticos. Los “algarrobos” fueron las plantas citadas con mayor cantidad de partes utilizadas y formas de consumo. Entre ellos se incluyen a Prosopis alba Griseb., P. chilensis (Molina) Stuntz emend. Burkart, P. flexuosa DC. y P. nigra (Griseb.) Hieron. utilizados de igual manera en algunas recetas o distinguiéndolos en “algarrobo blanco” (P. alba y P. chilensis) y “algarrobo negro” (P. nigra y P. flexuosa) para otras formas de consumo.
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Tabla 1. Especies vegetales silvestres comestibles reconocidas por los comechingones de San Marcos Sierras.
Nombre Científico |
Nombre |
Estatus |
Parte |
Forma de |
Formas de preparación |
|
local |
utilizada |
ingesta |
y observaciones |
|||
|
|
|||||
Familia Anacardiaceae |
|
|
|
|
|
|
Lithraea molleoides |
molle |
nativa |
fruto |
bebida |
Como agregado del mate |
|
(Vell.) Engl. |
|
|
|
|
|
|
Schinus areira L. |
aguaribay |
nativa |
resina |
|
Se chupa como si fuera |
|
|
|
|
|
|
un caramelo |
|
Familia Apocynaceae |
|
|
|
|
|
|
Araujia brachystephana |
tasi o doca |
nativa |
fruto |
fresco |
Cuando el fruto está inmaduro |
|
(Griseb.) Fontella & Goyder |
|
|
|
|
se consume fresco |
|
y A. odorata (Hook. & |
|
|
|
|
|
|
Arn.) Fontella & Goyder |
|
|
|
|
|
|
Familia Arecaceae |
|
|
|
|
|
|
Trithrinax campestris |
palma, |
nativa |
fruto |
fresco |
En el pasado, los niños |
|
(Burmeist.) Drude & Griseb. |
palma |
|
|
|
colectaban los frutos del suelo |
|
|
caranday |
|
|
|
|
|
Familia Asteraceae |
|
|
|
|
|
|
Taraxacum officinale |
diente |
exótica |
hoja |
fresca |
En ensalada |
|
F.H. Wigg., |
de león |
|
|
|
|
|
Familia Boraginaceae |
|
|
|
|
|
|
Symphytum officinale L. |
confrey |
exótica |
hoja |
fresca |
La ingieren las madres en |
|
|
|
|
|
|
el período de lactancia |
|
Familia Brassicaceae |
|
|
|
|
|
|
Rapistrum rugosum (L.) All. |
mostacilla |
exótica |
hoja |
fresca |
|
|
|
|
|
|
hervida |
|
|
Familia Bromeliaceae |
|
|
|
|
|
|
No identificada |
chaguar |
- |
hoja |
beber |
Se puede obtener agua de la hoja, |
|
|
|
|
|
|
“se le saca primero una tirita” |
|
Familia Cactaceae |
|
|
|
|
|
|
Cereus forbesii Otto |
ucle |
nativa |
fruto |
fresco |
Se reconoce una colecta dificultosa |
|
ex C.F. Först. |
|
|
|
arrope |
|
|
Cleistocactus baumannii |
chuli, ulúa |
nativa |
fruto |
fresco |
“No es dulce”. Se colecta con la |
|
(Lem.) Lem. y Harrisia |
|
|
|
|
mano y se abre para consumir. |
|
pomanensis (F.A.C. Weber |
|
|
|
|
|
|
ex K. Schum.) Britton & Rose |
|
|
|
|
|
|
Opuntia |
tuna |
exótica |
fruto |
licor |
|
|
f. |
|
|
|
arrope |
|
|
|
|
|
|
dulce |
|
|
|
|
|
|
vinagre |
|
|
|
|
|
|
vino |
|
|
|
|
|
cladodio |
frito |
|
|
Opuntia quimilo K. Schum |
quimilo |
nativa |
cladodio |
hervida, |
Se sacan previamente |
|
|
|
|
|
rebozada |
las espinas y bordes. |
|
|
|
|
|
y asada |
|
|
Opuntia sulphurea |
tunilla |
nativa |
cladodio |
frito |
|
|
Gillies ex |
|
|
fruto |
arrope |
|
|
Familia Celtidaceae |
|
|
|
|
|
|
Celtis ehrenbergiana |
tala |
nativa |
fruto |
fresco |
|
|
(Klotzsch) Liebm. |
|
|
|
con leche |
|
|
|
|
|
|
licor |
|
|
|
|
|
hoja |
fresca |
|
|
|
|
|
|
|
|
300
V. Saur Palmieri y M. G. Geisa - Plantas comestibles en comunidades comechingonas
Tabla 1. Continuación.
Nombre Científico |
Nombre |
Estatus |
Parte |
Forma de |
Formas de preparación |
|
local |
utilizada |
ingesta |
y observaciones |
|||
|
|
|||||
Celtis ehrenbergiana |
|
|
resina |
|
Se chupa como si fuera un caramelo |
|
(Klotzsch) Liebm. |
|
|
|
|
|
|
Familia Fabaceae |
|
|
|
|
|
|
Ceratonia siliqua L. |
- |
exótica |
fruto |
fresco |
Son dulces |
|
Geoffroea decorticans (Gillies |
chañar |
nativa |
fruto |
arrope |
|
|
ex Hook. & Arn.) Burkart |
|
|
|
fresco |
Se puede ingerir directamente |
|
|
|
|
|
|
luego de la cosecha o secarse |
|
|
|
|
|
|
para consumo posterior |
|
|
|
|
|
licor |
|
|
|
|
|
semilla |
fresco |
Es como una almendra |
|
|
|
|
flor |
té |
Rosado y “muy rico” |
|
Parkinsonia praecox (Ruiz |
brea |
nativa |
resina |
|
Se chupa como si fuera un caramelo |
|
& Pav. ex Hook.) Hawkins |
|
|
|
|
|
|
Prosopis alba Griseb. y |
algarrobo |
nativa |
fruto |
aloja |
El harina se macera en agua |
|
Prosopis chilensis (Molina) |
blanco |
|
|
café |
para obtener la aloja |
|
Stuntz emend. Burkart |
|
|
|
|
||
|
|
|
|
harina |
Luego del molido se pasa por |
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|
un cedazo y así se obtiene la |
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|
|
harina. Para tortas por ejemplo |
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|
|
|
|
licor |
|
|
|
|
|
|
patay |
|
|
|
|
|
|
vinagre |
|
|
|
|
|
hoja |
fresco |
Brotes tiernos, machacados |
|
|
|
|
|
|
o directamente. Uno de los |
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|
|
|
|
|
entrevistados plantea que |
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|
|
|
|
|
es “algo para ingerir” |
|
|
|
|
resina |
|
Se chupa como si fuera un caramelo |
|
Prosopis flexuosa DC. y P. |
algarrobo |
nativa |
fruto |
arrope |
|
|
nigra (Griseb.) Hieron. |
negro |
|
|
café |
|
|
|
|
|
|
fresco |
Se puede ingerir directamente |
|
|
|
|
|
|
luego de la cosecha o secarse |
|
|
|
|
|
harina |
para consumo posterior |
|
|
|
|
|
|
||
|
|
|
|
licor |
|
|
|
|
|
|
patay |
Se coloca el harina en un recipiente |
|
|
|
|
|
|
metálico con manteca o grasa |
|
|
|
|
|
|
y luego se cocina al fuego |
|
|
|
|
|
vinagre |
|
|
|
|
|
resina |
|
Se chupa como si fuera un caramelo |
|
Prosopis sp. |
algarrobo |
- |
fruto |
aloja |
Uno de los entrevistados aludió que |
|
|
panta |
|
|
|
la especie está “en extinción”. Las |
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|
|
|
|
|
vainas “choclonas” (tiernas, recién |
|
|
|
|
|
|
cosechadas) o secas se muelen |
|
|
|
|
|
|
y se le agrega agua y se macera |
|
|
|
|
|
|
1 o 2 días para hacer la aloja |
|
Vachellia aroma (Gillies |
tusca |
nativa |
fruto |
café |
Para su elaboración, se tuesta |
|
ex Hook. & Arn.) |
|
|
|
|
y luego se muele en máquina |
|
Seigler & Ebinger |
|
|
|
|
para moler maíz para que salga |
|
|
|
|
|
|
granulado, no en mortero porque |
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|
|
|
|
|
así se obtiene harina no café. |
|
|
|
|
|
|
Uno de los entrevistados aludió a |
|
|
|
|
|
|
que es un invento reciente. Otro |
|
|
|
|
|
|
recordó que su abuela lo realizaba. |
|
|
|
|
|
|
|
301
Bol. Soc. Argent. Bot. 54 (2) 2019
Tabla 1. Continuación.
Nombre Científico
Vachellia aroma (Gillies ex Hook. & Arn.) Seigler & Ebinger
Nombre |
Estatus |
Parte |
Forma de |
Formas de preparación |
|
local |
utilizada |
ingesta |
y observaciones |
||
|
|||||
|
|
|
licor |
|
Vachellia caven (Molina) |
espinillo |
nativa |
fruto |
café |
|
Seigler & Ebinger |
|
|
|
tostadillo |
Un puñado de fruto tostado |
|
|
|
|
||
|
|
|
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en un jarrito de agua |
Familia Olacaceae |
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Ximenia americana L. |
albarillo |
nativa |
fruto |
fresco |
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del campo |
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Familia Passifloraceae |
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Passiflora caerulea L. |
pasionaria, |
nativa |
fruto |
fresco |
El fruto se consume cuando |
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granadilla |
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se encuentra inmaduro |
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“como un pepino” y cuando |
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madura como fruta fresca. |
Familia Plantaginaceae |
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Plantago sp. |
llantén |
- |
hoja |
fresca |
Se utiliza para elaborar ensaladas |
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junto a otras verduras |
Familia Polygonaceae |
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Rumex sp. |
lengua |
- |
hoja |
fresca |
En ensalada |
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de vaca |
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Familia Rhamnaceae |
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Condalia buxifolia Reissek |
piquillín |
nativa |
fruto |
arrope |
Formas de colecta: se coloca una |
y C. microphylla Cav. |
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lona y luego se le pega a las ramas |
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o se sacuden para que caigan los |
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frutos; existe la creencia de que la |
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iguana hace lo mismo “con la cola”. |
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También se colecta con la mano. |
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fresco |
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dulce |
Los frutos se cocinan a |
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fuego directo revolviendo |
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de forma continua. |
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licor |
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Sarcomphalus mistol |
mistol |
nativa |
fruto |
bolanchao, |
Se machaca en mortero el fruto |
(Griseb.) Hauenschild |
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chunino, |
con agua y “se hace como una |
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pichico |
gelatina”, luego se realiza una |
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bolita que se pasa por harina de |
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harina de maíz molido tostado |
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(ankua) o en harina de algarroba. |
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Se seca con papel y se aprovecha |
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la harina que se desprende de las |
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“albóndigas”. Esta golosina es muy |
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utilizada cuando se lleva las cabras |
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a pastar. Uno de los entrevistados |
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menciona que el nombre de la |
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preparación varía de acuerdo a |
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qué se emplee para rebozarla. |
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fresco |
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arrope |
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licor |
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Familia Solanaceae |
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Capsicum chacoense Hunz. |
ají de |
nativa |
fruto |
condimento |
Fresco o seco |
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monte, |
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quitucho |
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302
V. Saur Palmieri y M. G. Geisa - Plantas comestibles en comunidades comechingonas
Tabla 1. Continuación.
Nombre Científico |
Nombre |
Estatus |
Parte |
Forma de |
Formas de preparación |
|
local |
utilizada |
ingesta |
y observaciones |
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|||||
Salpichroa origanifolia |
uvilla, |
nativa |
flor |
fresco |
Como golosinas |
|
(Lam.) Baill. |
uvita del |
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|
campo |
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fruto |
fresco |
Como golosinas |
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Familia Verbenaceae |
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Lippia integrifolia |
incayuyo |
nativa |
hoja |
fresca |
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(Griseb.) Hieron |
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Familias no identificadas |
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No identificada |
bulbos |
- |
órgano |
- |
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subterráneo |
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No identificada |
ortiga |
- |
toda la |
sopa |
Se puede combinar con |
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planta, |
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otras verduras |
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menos |
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la raíz |
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No identificada |
- |
- |
flor |
fresco |
Cuando niño chupaban la flor de |
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una planta similar a Lonicera |
Fig. 2. Productos elaborados con frutos comestibles. Se pueden observar licores, patay y frutos envasados para la venta.
En segundo lugar, se menciona el consumo del “tala” (Celtis erhenbergiana (Klotzsch) Liebm.) a través de sus frutos y hojas frescas, seguido del “chañar” (Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook.
&Arn.) Burkart), el “mistol” (Sarcomphalus mistol (Griseb.) Hauenschild) y el “piquillín” (Condalia buxifolia Reissek y C. microphylla Cav.).
Las partes vegetales más utilizadas son los frutos, pero también se mencionaron hojas, cladodios, resinas y flores. Uno de los entrevistados recordó que un conocido en la zona de Pichanas (Dpto. Cruz del Eje) consumía “bulbos”, aludiendo a partes vegetativas subterráneas, aunque no recuerda qué preparaciones realizaba. Sin embargo, otro
303
Bol. Soc. Argent. Bot. 54 (2) 2019
entrevistado afirmó que no se consumen las “raíces” de ninguna planta; sólo se da cuenta de su utilización en el pasado en momentos antes del fallecimiento de una persona, “para transitar el vacío de la muerte”. Con respecto a las resinas, se mencionó que se sorbe “el lloro” de Prosopis spp., “brea” (Parkinsonia praecox (Ruiz & Pav. ex Hook.) Hawkins), “aguaribay” (Schinus areira L.) y “tala”.
En las tres entrevistas, se observó que las personas mencionaban de forma espontánea, usos medicinales relacionados con las plantas alimenticias que citaban, expresando ejemplos de los beneficios que les atribuyen para la salud. A los fines de este trabajo sólo hemos citado los usos alimenticios, concentrándonos en los objetivos propuestos.
La colecta de frutos nativos se practica poco en el presente, según lo que los entrevistados refieren. Cuando se realiza, el destino de los productos elaborados es el consumo familiar o la venta. Por ejemplo, uno de los entrevistados ofrece los frutos envasados y productos derivados al turismo (Fig. 2).
En relación a la colecta, los frutos de los “algarrobos” (Prosopis spp.) se pueden levantar del suelo o se pueden tomar directamente de la planta. Mientras que los de “piquilín” (Condalia spp.) se obtienen a partir de la colocación de una lona bajo el vegetal y/o con el agitado o golpeteo de las ramas. Por otro lado, se utiliza algún instrumento en el caso de cactáceas para evitar las espinas. Uno de los entrevistados cita que “se colecta en los lugares donde crecen los yuyos” aludiendo a que deben movilizarse para buscar la planta de interés en sitios diferentes según el caso (por ejemplo, cerca del río o en las sierras). Algunas crecen alrededor de la casa y otros se buscan en lugares que ahora son privados y en donde deben pedir permiso para ingresar o en el monte.
Como formas de conservación se citó la utilización de un depósito construido con ramas de “jarilla” (Larrea divaricata L.) denominado pirgua al que se le agrega tierra y “matapulgas” (Schkuhria pinnata (Lam.) Kuntze ex Thell.) o “atamisqui” (Atamisquea emarginata Miers ex Hook. & Arn.) que ayuda a ahuyentar las polillas. De esta manera se pueden conservar las vainas de Prosopis spp. El añadido de ceniza también se citó como forma de ahuyentar insectos. Además, se mencionaron la molienda, tostado y el patay
como formas de conservar algunos alimentos. Los frutos de “chañar”, “mistol” y “algarrobos” se pueden conservar en canastos realizados con la fibra de “palma caranday” (Trithrinax campestris (Burmeist.) Drude & Griseb.), “porque tiene ponzoña que aleja el bicho, y tiene la entrada de aire justo” que evita la formación de polillas.
Las cinco especies exóticas y sus usos mencionados son los siguientes: la “tuna” (Opuntia
DISCUSIÓN
En la localidad de San Marcos Sierras, desde los años 1990, y en consonancia con la coyuntura de reemergencia étnica de Córdoba (Bompadre, 2013), viene ocurriendo un proceso de reconocimiento de muchas personas como pertenecientes a comunidades originarias. En este contexto, resulta interesante conocer cuáles son los saberes que los autodenominados comechingones poseen, en particular sobre las plantas comestibles. En este sentido, en este primer acercamiento a las comunidades, podemos concluir que dichos pobladores de San Marcos Sierras conocen un gran número de plantas comestibles en comparación con la mayoría de los trabajos realizados en el sector serrano de la provincia con otros grupos sociales. Por ejemplo, Arias Toledo (2008) 19 especies, Arias Toledo et al. (2007a) citan 13 especies, Martínez et al. (2016) 6 especies, Trillo et al. (2014) 15 especies. El número hallado en el presente trabajo, es elevado respecto de los mencionados anteriormente, y similar a la suma relevada por Fernández Marinaro & Martínez (2019) quienes contabilizaron 34 especies
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V. Saur Palmieri y M. G. Geisa - Plantas comestibles en comunidades comechingonas
vegetales alimenticias. El género Prosopis fue el más citado por los entrevistados, coincidiendo con Scarpa (2009) sobre el uso de plantas comestibles que realizan numerosos pueblos originarios en la región del Gran Chaco. Muchas de las especies y formas de consumo citada en este estudio, han sido mencionadas en trabajos previos del sector serrano cordobés
Además, pudimos observar, aunque requiere de estudios más precisos, saberes de diverso proceder que componen el conocimiento sobre plantas comestibles del grupo social mencionado. Por un lado, la tradición oral podría ser muy importante en cuanto a que ha sido mencionada, sobre todo cuando proviene de parientes en línea ascendente. Por ejemplo, se recuerda que en su infancia, los abuelos llevaban al campo a los niños y les hacían probar distintos alimentos y medicinas. En este sentido, uno de los informantes recuerda cómo su abuela agradecía a la Pachamama cuando tomaba
una hoja de “tala” o “mistol” para consumir. Un entrevistado mencionó: “soy de una época en que los padres eran humildes, simples (...) y se hablaba” (R. V., 71 años, San Marcos Sierras, 18/05/2017), aludiendo a la importancia que tenía, sobre todo en el pasado, la tradición oral. Por otro lado, el contacto con otros (charlas, cursos, etc. que han sido aludidos en las entrevistas), resultaría en un intercambio de conocimientos que podría aportar en lo que las personas entienden sobre plantas comestibles. Por último, las fuentes escritas también contribuirían a lo mencionado, ya que se pudo observar la existencia en las casas de los entrevistados de libros sobre vegetales. A futuro, y considerando la diversidad de fuentes que de conocimiento que pudieron observarse en este trabajo exploratorio, surge la necesidad de profundizar el estudio de este aspecto a fin de aproximarnos al origen de los saberes sobre las plantas y formas de ingesta mencionadas, calendario y formas de colecta en cada caso. Además, se sugiere complementar la información obtenida en base a la identificación botánica mediante catálogo fotográfico con salidas a campo de reconocimiento.
Por otro lado, podemos visualizar los saberes de este Pueblo, profundamente arraigados al Chaco Serrano cordobés, como una herramienta fundamental en el proceso de reconocimiento comunitario y reivindicación territorial. Asimismo, considerando la noción de Soberanía Alimentaria determinamos que la recolección de vegetales nativos del bosque nativo constituye una práctica cultural vigente. Si bien el grado de importancia que esta actividad posee, requiere mayores análisis, consideramos que esta práctica permitiría a las personas decidir activamente su propio sistema de alimentación, accediendo a alimentos sanos y arraigados culturalmente. Igualmente, si se tiene cuenta que los entrevistados refirieron el uso medicinal de ciertos taxones en simultáneo al empleo comestible, deriva que la soberanía alimentaria está indisolublemente ligada a la sanitaria. Se destaca así el rol del bosque nativo en la alimentación y salud soberanas y el sustento de las culturas.
En general, los trabajos preexistentes acerca del empleo de plantas nativas con fines alimenticios en el noroeste de Córdoba (Trillo et al., 2014; Torrico Chalabe & Trillo, 2015; Trillo, 2016; Arias
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Bol. Soc. Argent. Bot. 54 (2) 2019
Toledo et al., 2007a, 2007b; Grimaldi & Trillo, 2018; Fernández Marinaro & Martínez, 2019), hacen referencia a comunidades campesinas, sin contar con antecedentes de trabajos relacionados con personas autodenominadas originarias en la provincia. Comparando los vegetales mencionados en cada estudio, se citan nuevos registros en este trabajo, como la “brea” y el “incayuyo”, que complementan las investigaciones precedentes. Consideramos en este sentido, que es de relevancia profundizar las indagaciones en instancias futuras, acerca de las formas de consumo, colecta y procesamiento a los fines de complementar los saberes culturales observados en las comunidades comechingonas.
Esperamos que este trabajo constituya un aporte a la continuidad de la cultura de este Pueblo, a su visibilización y a la difusión de sus saberes ancestrales utilizados en la actualidad.
CONCLUSIONES
Este trabajo ofrece una primera aproximación acerca de las plantas empleadas por los pueblos originarios de Córdoba. Aunque, es necesario profundizar este abordaje en futuras instancias, se pudieron evidenciar conocimientos de importancia ecológica y cultural a nivel local y provincial, que no tenían antecedentes en la Provincia de Córdoba. Los integrantes de las comunidades comechingonas de San Marcos Sierras incorporan en sus dietas una amplia variedad de plantas nativas comestibles a partir de diferentes partes vegetales y formas de consumo. Consideramos que la asociación que mantienen con las plantas nativas de su ambiente es un hecho de relevancia que puede contribuir en futuras estrategias de conservación de los ecosistemas de la zona, a la reinvindicación de la cultura Comechingón y al desarrollo de sistemas de alimentación soberanos de estos pueblos.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Ambas autoras han realizado conjuntamente y a partes iguales la colecta de datos, su interpretación y redacción del manuscrito. VSP confeccionó las figuras.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos profundamente a Raúl Verasay y Nelly de Verasay (Comunidad Orko Huasi), Oscar Eduardo “Meliño” Tulián y María Celeste Bordagaray (Comunidad Tulián) y Leopoldo Tulián (Comunidad Tacu Kuntur) por colaborar con este trabajo. Asimismo, agradecemos las contribuciones de los revisores anónimos y la editora Norma Hilgert que posibilitaron la mejora sustancial de este trabajo. Los conocimientos locales referidos en este trabajo pertenecen a las comunidades de San Marcos Sierras, Córdoba. Las autoras agradecen a CONICET y al CIN, que financiaron parcialmente este trabajo y a la Universidad Nacional de Córdoba que proveyó espacio físico y material bibliográfico para su realización.
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