Número 10 · Año 2024


Hacia la formación-creación audiovisual comunitaria: consideraciones metodológicas de una intervención a través del cine

Towards Community Audiovisual Training-Creation: Methodological Considerations of an Intervention through Cinema

Ricardo Salcedo Martínez

Universidad de Cuenca

Cuenca, Ecuador

ricardom.salcedo@ucuenca.edu.ec 

https://orcid.org/0000-0002-4380-9649 

María Teresa Galarza-Neira

Universidad de Cuenca

Cuenca, Ecuador

teresa.galarza@ucuenca.edu.ec 

https://orcid.org/0000-0003-3358-9125 

Geovanny Narváez

Universidad de Cuenca

Cuenca, Ecuador

walter.geovanny.narvaez@ucuenca.edu.ec 

https://orcid.org/0000-0003-0181-8501 

Fecha recibido: 23/02/2024 - Fecha aceptado con observaciones: 05/07/2024

  https://doi.org/10.55443/artilugio.n10.2024.45969 

 

 

Resumen

Este estudio analiza desde la perspectiva metodológica experiencias de intervención enmarcadas en el proyecto de vinculación con la sociedad “Formación para la creación de relatos comunitarios sonoros y visuales” de la Universidad de Cuenca. Intervención desarrollada a través de procesos de formación-creación audiovisual dirigidos a cinco comunidades, entre las que se encuentran colectivos, parroquias y barrios de Cuenca y sus alrededores. Mediante la exploración de herramientas y técnicas básicas de realización audiovisual, la intervención se propuso apoyar el fortalecimiento de capacidades de las comunidades participantes para la creación de sus propios relatos. Esta reflexión metodológica, basada en los desafíos y las lecciones aprendidas del proceso, sigue una trayectoria que inicialmente atraviesa experiencias prioritariamente de formación o prioritariamente de creación, hasta consolidar un método de acercamiento e intervención que acompaña la formación-creación audiovisual en entornos comunitarios.

Palabras clave: cine comunitario, educación artística, talleres, audiovisuales

Abstract

This study analyzes, from a methodological perspective, an intervention experience framed within the project of society outreach “Training for the creation of sound and visual community stories” within the University of Cuenca. This Intervention was developed through an audiovisual training-creation processes aimed at five communities, including groups, parishes and neighborhoods of Cuenca and its surroundings. The intervention set out to be reinforced by strengthening the capacities of community participants, through the exploration of basic audiovisual production tools and techniques that will allow them to narrate their own stories. This methodological reflection, based on the challenges and lessons learned from the process, follows a trajectory that previously went through experiences primarily of training or primarily of creation, until consolidating a method of approach and intervention that contributes to audiovisual training-creation in community settings.

Key words: cinema, art education, communities, workshops, audiovisual


ARTILUGIO

Número 10, 2024 / Sección Reflexiones / ISSN 2408-462X (electrónico)

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART

Centro de Producción e Investigación en Artes,

Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional


Introducción

En el año 2022, inició la ejecución del proyecto de “Formación para la creación de relatos comunitarios sonoros y visuales”, propuesta aprobada en la Séptima Convocatoria para Proyectos de Vinculación con la Sociedad de la Universidad de Cuenca (UCUENCA). La UCUENCA, cada periodo académico, realiza proyectos que conectan los procesos formativos con prácticas de servicio comunitario, que los y las estudiantes deben realizar para su graduación; esto constituye, para docentes y alumnado, un proceso de enseñanza-aprendizaje diferente, en otros ambientes, fuera de la universidad, precisamente en y con la sociedad. En la educación superior en Ecuador, los proyectos de vinculación se articulan con la docencia y la investigación. Así, la vinculación con la sociedad

promueve la transformación social mediante la planificación, ejecución y difusión de actividades, que tienen la finalidad de dar respuesta efectiva a las necesidades locales, regionales y nacionales, mediante la aplicación de conocimientos académicos, científicos y artísticos en cumplimiento con los principios de pertinencia de la Universidad (Universidad de Cuenca, 2024).[1]

Este proyecto se planteó como objetivo general fortalecer capacidades y transferir conocimientos a comunidades y organizaciones de la sociedad civil, a fin de que a través de recursos visuales y sonoros puedan dar cuenta de sus problemáticas, articulando sus propias historias. Para su presentación, el proyecto contó con el apoyo de la Corporación Ecuatoriana de Artes Cinematográficas (CEACINE) y del Instituto Tecnológico Superior de Economía Social, Popular y Solidaria (ISTEPS). El proyecto ganador, llevado adelante por docentes y estudiantes de las carreras de Cine y Periodismo, incluía instancias de formación-creación en fotografía y audiovisual, y un seguimiento del proceso a través de la realización de podcast temáticos.

Si bien el proyecto planteaba un trabajo con “comunidades y organizaciones de la sociedad civil”, en el proceso de ejecución se concretaron alianzas con parroquias y barrios, especialmente, por lo que se decidió avanzar en esta línea. Las comunidades intervenidas a través de los procesos de formación-creación fueron: las parroquias de Tarqui y San Joaquín, con el apoyo de CEACINE; la comunidad de personas venezolanas en situación de movilidad humana, en Cuenca, gracias a la iniciativa y colaboración de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y de la Cooperativa Audiovisual CoopDocs; y los barrios Convención del 45 y El Vecino, con el apoyo de la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca.

El presente estudio se articula a partir de la sistematización del componente del proyecto en torno a talleres de formación-creación audiovisual realizados en cinco comunidades de la provincia del Azuay, con el acompañamiento de docentes de la Carrera de Cine y estudiantes, prioritariamente, de cuarto y quinto semestre de esa misma carrera. Las experiencias y reflexiones aquí referidas contienen replanteamientos y tensiones sobre el método y los procesos pedagógicos utilizados, sugiriendo nuevas alternativas y posibilidades acerca de la formación cinematográfica comunitaria. En ese sentido, resulta posible reconsiderar a las artes como una práctica procesual donde el trabajo en vínculo comunitario produce no solo resultados materializados (talleres, cortometrajes), sino encuentros y diálogos como formas de enseñanza-aprendizaje en convergencia (comunidad-universidad o vinculación-docencia-investigación), que confluyen hacia una transformación social desde el cine y audiovisual comunitario.

Intervención en las primeras comunidades: Una cuestión de método

La preparación de los talleres de formación-creación audiovisual con las cinco comunidades mencionadas comenzó en abril de 2022. Durante las primeras semanas, la propia Universidad fue epicentro del trabajo, en busca de cimentar las bases de una metodología de formación-creación audiovisual comunitaria que otorgase insumos a los y las veinticinco estudiantes de la Carrera de Cine que, con acompañamiento docente, realizarían el trabajo en comunidad. Antes de asistir a las comunidades, surgió la inquietud metodológica de cómo hacer en la práctica lo propuesto en la etapa de diseño del proyecto. Vale mencionar que el método, conforme avanza el proyecto, se va ajustando y adaptando de manera efectiva. Entonces, intentar dar cuenta y respuesta a esta inquietud ha sido el eje articulador de esta experiencia.

Hasta la ejecución de este proyecto, la Carrera de Cine de la UCUENCA y la planta docente que la conformamos no habíamos emprendido procesos de formación-creación audiovisual comunitaria, aunque entendíamos el potencial transformador de esta práctica que contribuye a la democratización de los relatos (Quintar, González y Barnes, 2014); constituye una acción colectiva tendiente a la configuración de una noción de ciudadanía en la esfera pública (Gumucio Dagron et al., 2014); fomenta la participación y toma de conciencia de la comunidad en temáticas con potencial afectación sobre ella (Brandt et al., 2016); y, además, genera formas dialógicas de aprendizaje para estudiantes de pregrado a través de su involucramiento en la comunidad mediante la realización audiovisual (Alharbi, Tan y Lo, 2020).

Hasta la implementación de este proyecto de “Formación para la Creación de Relatos Comunitarios Sonoros y Visuales”, las propuestas que, desde la carrera, procuraban establecer un vínculo con la comunidad priorizaban la difusión y apreciación de cines nacional, regional, entre otros, con diversos públicos; y hacían esto a través de metodologías como el cine-foro o el fomento del cine-clubismo.

En esa medida, un proceso de formación para la creación de relatos audiovisuales en entornos comunitarios, que se planteara el fortalecimiento de capacidades y la transferencia de conocimientos a la comunidad, inevitablemente requeriría de herramientas, protocolos, experticias e, incluso, reflexiones con las que la carrera y quienes la constituimos no necesariamente contábamos en ese momento.

Una segunda consideración importante, que se volvió evidente al tratar de construir una ruta metodológica, fue el hecho de que el término comunidad, si bien sugiere una presencia colectiva, de ningún modo caracteriza a sus miembros ni nos permite presumir elementos de homogeneidad entre ellos.

Por esto, en etapas iniciales del proyecto, aun cuando la primera comunidad de intervención, la parroquia de Tarqui, estaba definida, todavía no había claridad acerca de las características etarias, de género, étnicas, de nivel educativo o sociocultural, entre otras relevantes, de quienes participarían en los talleres de formación-creación. La convocatoria a los primeros talleres se realizó con el apoyo de un importante representante social local y fue abierta, sin restricciones, por lo que de nuestro público objetivo inicialmente solo sabíamos que correspondería a un mismo espacio geográfico (la parroquia intervenida).

En paralelo a la convocatoria, se sopesó la disponibilidad de tiempo en cada comunidad versus los requerimientos de formación de los posibles participantes y se concluyó que, de modo general, se llevarían a cabo cuatro talleres temáticos condensados en cada entorno comunitario, a saber: cine-fotografía, sonido, aproximación al guion o construcción de historia y montaje. Estos talleres, de una sesión cada uno, permitirían abordar los contenidos necesarios para desarrollar competencias básicas de registro audiovisual, a fin de concluir el proceso con productos hechos por los y las participantes.

Cabe aclarar que la propuesta de cuatro talleres se cumplió en tres de las cinco comunidades intervenidas. En la parroquia San Joaquín solo se realizaron tres, dado que a la comunidad no le fue posible acudir al taller final de montaje, previsto en el campus universitario. Por su parte, en la comunidad de Convención del 45 fue posible añadir un quinto taller, lo que permitió obtener mejores resultados. Estas primeras variables, surgidas en el terreno de intervención, fueron las que se consideraron al momento de ajustar, flexibilizar y adaptar el método de una comunidad a otra.

En los talleres desarrollados en comunidad, ante la heterogeneidad de participantes, se volvía crucial la pregunta acerca de cómo fortalecer capacidades y acompañar procesos creativos comunitarios para un público tan diverso. La intención del proyecto estaba clara, pero traía de fondo una cuestión de método que se iría resolviendo a lo largo de su ejecución.

Entonces, para poder avanzar, es necesaria una digresión acerca de a qué nos referimos cuando hablamos del “método.” Si atendemos al origen etimológico del término, el método permite trazar el “camino a seguir” para alcanzar la meta propuesta. Así, la reflexión acerca del método es un cuestionamiento sobre el “cómo”. Esta idea de que “el método es el cómo”, aplicada a diversas prácticas, puede traducirse en cómo llevar adelante una investigación (Touriñán y Sáez, 2006, p. 394) o proceso creativo (Gamba, 2014, p. 139); o cómo emprender efectivamente un proceso formativo (Riverón Cabrera, Mora Mojena y Vázquez Montero, 2020, p. 165). Por las características de nuestra propuesta, el método que requeríamos plantear debía combinar forzosamente elementos formativos a través de procesos creativos. Esas reflexiones tempranas fueron acompañadas por CEACINE, como contraparte inicial, que también ayudó a establecer los vínculos con la primera y la tercera comunidad.

Esta inquietud metodológica se convirtió en un elemento neurálgico de reflexión y acción a lo largo de todo el proceso de ejecución del proyecto. Inquietud que, además, se revisitaba al tener que adaptar la propuesta inicial a las características de cada una de las cinco comunidades. Aquí, es importante retomar y adecuar a nuestro estudio dos cuestiones relevantes de la convocatoria que se dilucidarán más adelante: ¿de qué forma se reconsideran y se replantean las prácticas pedagógicas concebidas desde la universidad en la aplicación de procesos artístico-pedagógicos en una comunidad?, ¿qué intercambios y/o tensiones pedagógico-creativos surgen en el encuentro universidad-comunidad en el terreno mismo de la realización de cine comunitario? Fundamental para avanzar, fue afincarnos en las fortalezas, de nuestra propia práctica creativa como forma de enseñanza (García-Huidobro y Hoecker, 2022), que permitieran el establecimiento de una relación a través del arte (García-Huidobro y Montenegro, 2021) en entornos comunitarios.

Formación audiovisual en la comunidad

“Hablar de audiovisual participativo plantea una metodología práctica que posiciona a la comunicación audiovisual en el mismo eje de la acción comunitaria, como herramienta colectiva para representarse a través de la participación y compartir procesos de transformación”

(González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020, p. 131).

A continuación, revisaremos la intervención en cada una de las comunidades, identificando similitudes y diferencias en la aplicación de los “métodos” y los resultados obtenidos en los talleres de formación-creación. Este apartado seguirá un orden cronológico, iniciando con la parroquia de Tarqui; luego, la comunidad de personas venezolanas en situación de movilidad humana radicadas en Cuenca (OIM, Coopdocs); posteriormente, la parroquia de San Joaquín, el barrio de la Convención del 45 y, finalmente, la parroquia El Vecino. Luego de este arqueo de experiencias, en el apartado de discusión, ofreceremos algunas reflexiones que se articulan y tensionan para, en alguna medida, aportar a este campo en construcción de vinculación-docencia-investigación y cine comunitario.

En las tres primeras semanas de ejecución del proyecto, que fueron un acercamiento a lo que sería luego el trabajo en comunidad, el docente a cargo de los talleres realiza un encuentro con los y las estudiantes que participarán en el proceso de formación-creación comunitaria. Como punto de partida, les propone un juego de roles mediado por una dinámica de trabajo con fotografías familiares aportadas por los y las estudiantes: ciertos estudiantes asumen la función de facilitadores o tutelaje (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020), mientras el resto, la de miembros de la comunidad. El ejercicio de las fotografías familiares fue sugerido por la contraparte de CEACINE, Patricio Montaleza.

La intervención en la primera comunidad estuvo llena de aprendizajes y lecciones que aportarían a futuros talleres. Con seis participantes regulares, que incluían representantes y comunicadores y comunicadoras sociales, se inició con módulos básicos de realización audiovisual y de análisis y apreciación de obras audiovisuales realizadas previamente en y por la propia comunidad. Esto sería combinado con distintos ejercicios y dinámicas para potenciar el proceso creativo.

En la primera y tercera comunidad, las parroquias de Tarqui y San Joaquín, se implementaría exitosamente la dinámica de trabajo con fotografías aportadas por la comunidad participante. Esta dinámica respondería, en Tarqui y San Joaquín respectivamente, a los objetivos de ilustrar una narrativa visual básica y de explorar historias concretas que puedan contarse a partir de esas imágenes. La dinámica no se repetiría en el trabajo con la comunidad de personas venezolanas en situación de movilidad humana en la ciudad de Cuenca, ni con los barrios Convención del 45 y El Vecino.

Asimismo, en Tarqui, se realizaría un ejercicio de lluvia de ideas para explorar posibles temas sobre los cuales hacer un registro audiovisual. Esta estrategia se mostraría útil para recabar un listado amplio de temas, pero generaría complicaciones al momento de elegir grupalmente una historia concreta en la cual canalizar los esfuerzos creativos de la comunidad. Considerando que la planificación de los talleres implicaba cuatro sesiones por cada comunidad intervenida, la definición temprana del tema que funcionaría como hilo conductor de la(s) historia(s) era un imperativo para avanzar con el proceso y cumplir el cronograma. Luego de la primera comunidad, tal como lo registra la bitácora de trabajo inédita de Ricardo Salcedo, docente de la Carrera de Cine y director del proyecto, se decidió que “a futuro, intentaremos centrarnos en una narrativa a grabar en el primer taller para poder entrar más rápido a producción con un objetivo concreto” (Salcedo, 2023, pp. 13-05-22).

Si bien en la primera comunidad se impartieron módulos formativos básicos de narrativa, cine-fotografía, montaje, sonido, entre otros, no fue posible cumplir allí el objetivo de generar obras audiovisuales íntegramente gestadas en procesos formativos en el entorno comunitario. La identificación tardía de una temática posible para las obras, la decisión de iniciar el proceso formativo con aproximaciones desde la teoría o la apreciación cinematográficas, la imposibilidad de concretar un rodaje dentro de los tiempos establecidos para el taller y el número limitado de sesiones de este en el entorno comunitario se cuentan entre las razones que, en este caso, impidieron la producción concreta de obras finales que sintetizaran el trabajo formativo en la comunidad. A decir de Salcedo (2023):

Si bien se cumplió el objetivo de dar una clase de cine a la comunidad, y a pesar de que ésta mostró su apreciación por la misma, no se terminó con un producto audiovisual, ya que nunca se pudo concretar un rodaje preciso. Con esta clase queda en las manos de la comunidad hacer un producto audiovisual, pero ya no alcanza a hacerse dentro del contexto del taller (10/06/22).

Estas primeras lecciones permitieron tomar consciencia crítica para tensionar y replantear el método del taller y los resultados esperados.

Creación audiovisual en la comunidad

En un siguiente momento, gracias a una iniciativa de la OIM, canalizada a través de la Cooperativa Audiovisual CoopDocs, logramos incorporar nuestro proyecto de vinculación a un proceso de más largo aliento que, por su naturaleza, potenció el alcance de nuestros esfuerzos. La OIM, con ánimo de interpelar y replantear la representación audiovisual de personas en situación de movilidad humana en la región, organizó un taller de cine documental, facilitado por CoopDocs, para que el equipo de estudiantes tuviera la oportunidad de trabajar con personas venezolanas en dicha condición, radicadas en Cuenca. La realización del taller coincidió con el paro nacional vivido en Ecuador en junio de 2022. En ese contexto, guiados por la experimentada contraparte, docentes y estudiantes concentraron esfuerzos para que este evento produjera los resultados esperados, aun en condiciones tan particulares.

Una de las características de este taller fue que iba dirigido a estudiantes de cine y periodismo, por lo que el proceso de realización con el que culminaba esta propuesta formativa se haría sobre la comunidad en situación de movilidad humana, de modo que las obras resultantes no serían pensadas como un ejercicio de autorrepresentación donde la comunidad se apropia de las cámaras para articular sus propios relatos.

Este taller constituyó un proceso presencial e intensivo desarrollado en Cuenca durante cinco días consecutivos, con una metodología de trabajo previamente establecida por CoopDocs. El trabajo inició con acercamientos de CoopDocs, a través de OIM, a posibles personajes de cada uno de los cinco cortometrajes que se producirían durante esa semana de trabajo. El acompañamiento docente desde la Carrera de Cine se dio a lo largo del taller, pero, especialmente, constituyó el seguimiento del proceso de montaje de los distintos cortes de cada uno de los cortometrajes, siempre en diálogo con profesionales de la Cooperativa Audiovisual CoopDocs, quienes en esta última instancia realizaban revisiones y tutorías telemáticas con cada grupo de trabajo.

Si bien en esta etapa del proceso fueron estudiantes universitarios, organizados en grupos de trabajo, quienes realizaron las obras con acompañamiento de documentalistas con amplia experiencia en la temática de movilidad humana, los relatos fueron resultado de un intercambio dialógico entre jóvenes realizadores y miembros de la comunidad representada. Salcedo (2023) lo explica en los siguientes términos:

aquí el alumnado estaría realizando los cortometrajes de principio a fin, no dejando a la comunidad a grabar su propia experiencia. No obstante, se dejaría guiar por los miembros de la comunidad en cuanto a qué quieren ellos mostrar y contar de su experiencia (20/06/22).

De esta etapa del trabajo, con una contraparte experimentada, que operaba con base en una meta clara y tiempos definidos para ejecutarla, quedaron varios aprendizajes. Por un lado, el primer acercamiento a la comunidad debería ser sin cámaras ni equipos de grabación, a fin de favorecer la generación de un espacio de confianza. Por otro lado, tener un encuentro post-rodaje en el cual se pueda establecer una reflexión conjunta entre docentes, estudiantes y comunidad respecto de lo realizado y de las expectativas que hay con ese material resulta muy productivo, tanto como cierre del proceso de producción como para llegar a acuerdos con relación al material grabado. Posteriormente, estos aprendizajes informarían el trabajo en otros entornos comunitarios.

Como resultado de esta iniciativa se crearon cinco cortometrajes documentales que fueron difundidos en el marco del Festival Internacional de Cine de Cuenca de 2022 y en un evento especial organizado en el campus central de la Universidad de Cuenca, que contó con la presencia de realizadores y participantes, representantes de OIM y CoopDocs, además de miembros de la comunidad de personas venezolanas en situación de movilidad humana. Lo aprendido en este proceso fortaleció al proyecto, como una suerte de modelo de método, adaptable al contexto y la realidad de otras comunidades.

Hacia la formación-creación audiovisual en la comunidad

En julio de 2022 se realizó la tercera intervención, con la comunidad de San Joaquín. En esta ocasión se aplicaron las lecciones aprendidas y se intentó concretar tempranamente una temática para el rodaje comunitario. A pesar de esto, todavía se le dejaba a la comunidad la responsabilidad de grabar el cortometraje con los conocimientos adquiridos durante el taller y durante su tiempo libre, ofreciendo desde el taller una guía en el montaje en la última sesión. En este caso, los miembros de la comunidad no alcanzaron a grabar y, por tanto, no asistieron a la última sesión de montaje.

Hasta septiembre de 2022 el proyecto tenía dos experiencias de procesos de formación introductoria en materia audiovisual en entornos comunitarios, como resultado de las intervenciones en las parroquias de Tarqui y San Joaquín, en las que, sin embargo, no fue posible concluir el proceso con la realización de obras audiovisuales creadas por los y las miembros de la comunidad participante. El proyecto, además, contaba ya con cinco cortometrajes finalizados, pero realizados por estudiantes universitarios en el marco del trabajo con personas venezolanas en situación de movilidad humana radicadas en Cuenca, en un proceso coordinado por CoopDocs, con acompañamiento de la Carrera de Cine, y gracias a una iniciativa de OIM.

La cuarta intervención se realizó en el barrio Convención del 45. Con base en las experiencias recabadas previamente, se decidió que durante la primera sesión del taller, en la presentación del proyecto, se definiría el tema de los cortometrajes (que, en el caso de Convención del 45, sería una exaltación del barrio en sí mismo). Así también, durante esta primera jornada, se establecieron los equipos de producción conformados tanto por estudiantes universitarios como por miembros de la comunidad, dando al alumnado de la Carrera de Cine los roles clave de dirección y montaje, para asegurar el rodaje y postproducción del cortometraje, e incorporando a la comunidad en las diversas áreas de la producción audiovisual. En este punto, encontramos cierta resonancia con estudios anteriores relacionados, en cuanto a tutelaje, técnicas de dinamización e intercambio igualitario (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020). Además, se decidió grabar durante la duración del taller, empezando la jornada siguiente. Esta nueva organización permitió garantizar un acompañamiento cercano en cada una de las áreas de la realización audiovisual, pero también un aprendizaje mutuo que agilizó y facilitó el proceso de realización.

Imagen 1: Proyecto “Formación para la creación de relatos comunitarios sonoros y visuales” (2022). Realización de cortometraje con moradores del Barrio Convención del 45. Rodaje en el taller del maestro Iván Encalada. Fotografía de K. Machuca. Cuenca, Ecuador.

Imagen 2: Proyecto “Formación para la creación de relatos comunitarios sonoros y visuales” (2023). Presentación del cortometraje en Casa del Alfarero, Convención del 45. La comunidad del barrio Convención del 45 ve el resultado final. Fotografía de R. Salcedo Martínez. Cuenca, Ecuador.

Así, en la cuarta comunidad, se empezó a rodar desde la primera sesión del taller y el acercamiento teórico a temas cinematográficos se dio durante la jornada de grabación y se afianzó al final de la jornada, al analizar el material grabado. La bitácora de trabajo da cuenta de esta decisión: “De esta forma los miembros de la comunidad sienten que están realizando algo desde el primer minuto y aprenden mientras graban” (Salcedo, 2023, 17/10/22). 

Una característica destacable de esta metodología de trabajo es el hecho de que, en el seno de los equipos mixtos de rodaje, compuestos por estudiantes y miembros de la comunidad, el grupo de estudiantes, a lo largo del proceso de creación, comparte sus conocimientos sobre el audiovisual, al tiempo que la comunidad comparte sus conocimientos sobre el barrio que es, a la vez, tema y escenario del cortometraje que se está rodando. Así, el proceso de intervención se convierte en un proceso de formación-creación en el que se construye conjuntamente una obra audiovisual que articula un discurso con y desde la comunidad (Alcoff, 1991-1992). Llegamos, de este modo, a “un intercambio paritario entre formadores y aprendices”, donde lo valioso no consiste en “mostrar procedimientos, sino avanzar y mejorar en común”, alcanzando así a “una metodología de formación que acercara a los miembros de esos grupos sociales a la toma de decisiones en la construcción del relato audiovisual” (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020, pp. 135-136).

Pese a que se mantiene un limitado número de sesiones del taller en este entorno comunitario, este acompañamiento que se produce en el proceso de creación colaborativo generó las condiciones adecuadas para una transferencia efectiva de conocimientos y desarrollo de capacidades relacionadas con la realización audiovisual por parte de los miembros de la comunidad participante. En la bitácora de trabajo, Salcedo (2023) recoge esto en los siguientes términos: “Entre más experiencia directa tienen las personas que conforman la comunidad, más pueden tomar control ellos mismos del rodaje” (7/11/22).

El último taller, de montaje, realizado en esta comunidad, permitió hacer un visionado del material y articular una reflexión colectiva en torno a la experiencia, incorporando así los aprendizajes dejados por la colaboración con CoopDocs y las personas en situación de movilidad humana.

Creemos que este proceso y su resultado formativo podrían ser los más notables del proyecto en su conjunto, pues aquí el audiovisual comunitario constituye no solo una herramienta formativa (Kong Montoya, 2016), sino una suerte de práctica de resistencia (Sedeño-Valdellós, 2012) de esta comunidad —que busca enfrentar, tal vez, el olvido, la imposición de valores culturales externos y hegemónicos o la valoración externa de lo estético— que, en ese ejercicio de resistencia mediada por la cámara, rescata su identidad y el valor cultural, social y simbólico de su propio espacio (López Muñoz, 2017). En otras palabras, a través de este relato audiovisual, la comunidad misma reclama y rescata su propia memoria e identidad, visivilizando lo que quiere mostrar de sí. El documental se exhibió el 26 de octubre de 2023, en la sala comunitaria del mismo barrio, con presencia de la comunidad participante. En suma, el interés de esta comunidad en el taller fue muy alto y el proceso de formación-creación que se articuló a través de la realización audiovisual concluyó con un producto audiovisual elaborado y exhibido de manera colaborativa con la comunidad.

Finalmente, la última comunidad intervenida fue el barrio El Vecino y la metodología tuvo que ajustarse a las condiciones dadas. En este caso, la heterogeneidad de participantes se hizo evidente, dado que la mayoría eran niños, niñas y personas adultas y de la tercera edad. La bitácora de trabajo explica “nos adaptamos rápidamente a la situación de esta comunidad. El grupo fue muy distinto a cualquiera que hayamos trabajado anteriormente, de manera que acercarnos a este taller de manera más lúdica fue una necesidad” (Salcedo, 2023, 22/11/22).

Por esta razón, se optó por realizar un cortometraje de ficción sobre zombies, temática que generaba mayor interés entre las y los participantes. La elaboración del guion estuvo a cargo de una participante de nueve años de edad, quien cumplió a cabalidad con este encargo.

Con la distribución de roles en la primera sesión del taller y un acercamiento al proceso formativo desde la práctica misma, tal como se hizo en la Convención del 45:

Los miembros de la comunidad se divirtieron mucho jugando a hacer cine. Los niños y las niñas en particular disfrutaron mucho de hacer roles que les exigía más juego que “actuación” como hacer de zombies. Fue muy útil que aprendieran qué se hacía mientras se hacía, en lugar de tener una discusión teórica antes (Salcedo, 2023, 29/11/22).

El rodaje debió ajustarse debido a fechas festivas, por lo que la cuarta sesión del taller, originalmente reservada para iniciar la edición del cortometraje, fue replanteada para concluir la grabación. Por la diversidad de participantes de esta comunidad, el acercamiento lúdico al proceso creativo funcionó muy bien, pero la repetición de escenas para la grabación no se conjugó del todo con los intereses del elenco infantil. Al respecto, Salcedo anota: “no se les puede exigir lo mismo a miembros de una comunidad que están esencialmente “jugando” que lo que uno pediría a actores y a actrices profesionales” (Salcedo, 2023, 8/12/22).

De esta experiencia destacamos que, si bien en cada proceso artístico-pedagógico desarrollado en las diferentes comunidades emergieron la emotividad y la sensibilidad entre participantes, docentes y estudiantes vinculados a procesos colaborativos, en esta comunidad, debido a la participación infantil, fueron particularmente notorias la afectividad y la empatía como ejes catalizadores del proceso formativo-creador. Así, el equipo de trabajo se adaptó a la petición de hacer un cortometraje de zombies, de ahí la importancia del ajuste del método, pues la consigna fue jugar aprendiendo; en ese ambiente, ya no se buscaba necesariamente hacer un taller riguroso de formación-creación audiovisual, sino proveer un espacio donde los y las participantes se diviertan haciendo y aprendiendo cine.

La experiencia en esta comunidad dejó claro que el cronograma de trabajo, el calendario de rodaje, las actividades previstas y, por tanto, los resultados esperados en procesos de formación-creación en entornos comunitarios deben ser vistos como planificaciones flexibles y susceptibles de ser ajustadas a las necesidades y los intereses de los y las miembros de la comunidad.

Discusión

La sistematización del proyecto “Formación para la Creación de Relatos Comunitarios Sonoros y Visuales” se enlaza con algunas de las cuestiones planteadas en estudios anteriores (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020; Gumucio Dagron et al., 2014; Quintar, González y Barnes, 2014), en el sentido de que el audiovisual comunitario sigue siendo un dominio no muy explorado y tratado en las investigaciones a nivel local y regional, en nuestro caso, entendido también como vinculación-docencia-investigación, cuyos procesos y resultados están en construcción. Por ello, destacamos de estas experiencias la reivindicación del derecho a la comunicación, sea cual fuera el relato que la comunidad haya decido trabajar, puesto que el audiovisual comunitario representa una herramienta educativa (Kong Montoya, 2016), una práctica de resistencia (Sedeño-Valdellós, 2012), una estratégica de puesta en valor cultural, social y simbólico de lo propio (López Muñoz, 2017) y un ejercicio de posicionamiento político y social, sobre todo en comunidades invisibilidades y marginadas (Gumucio Dagron et al., 2014).

Respecto de ello, cada relato audiovisual de cada comunidad es una afirmación del derecho a la autoexpresión cuyos procesos y resultados pueden sujetarse a nuevas lecturas e investigaciones. En este proyecto se produjeron ocho cortometrajes, algunos documentales y otros de ficción, que podrían contribuir a otras reflexiones en el campo. Asimismo, se coincide con los estudios realizados por Quintar, González y Barnes (2014) sobre las experiencias aquí reseñadas, pues destacan la activa participación comunitaria en los diferentes talleres formativo-creativos, en distintos roles (guionistas, elenco, técnicos, etc.); este hecho, no solo le ha permitido a la comunidad familiarizarse con el audiovisual, sino que también puede funcionar como semillero para la réplica de estos procesos por parte de la comunidad misma (Quintar, González y Barnes, 2014, p. 373). Esto es importante porque, como explican otros estudios (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020; Gumucio Dagron et al., 2014; Quintar, González y Barnes, 2014), falta aún desarrollar y sistematizar prácticas artísticas y pedagógicas que, desde nuestra perspectiva, se retroalimentan.


Imagen 3: Funciones sustantivas de la Educación Superior en sinergia y retroalimentación.

En apartados anteriores de este estudio se expuso a la formación y la creación audiovisual en la comunidad como dos momentos, en principio, diferenciados para luego aunarlos en formación-creación. En el desarrollo mismo del proyecto, la implementación, el ajuste y la adaptación del método estuvo siempre presente y en constante tensión, grosso modo: el primero se refiere a los cursos/talleres formativos con énfasis en la teoría; el segundo, en cambio, considera a la realización audiovisual propiamente dicha.

Como se ha aplicado, el proceso y el método cambiaron y se adaptaron en cada comunidad y, en ese progreso, surgieron fructosas experiencias y lecciones de enseñanza-aprendizaje tanto para talleristas (docentes y estudiantes del proyecto de vinculación) como para la comunidad misma. Los grupos comunitarios, que comprenden una compleja cartografía geográfica y social, no son homogéneos; por esta razón, el método no puede ser homogéneo; además de esto, se debe considerar el tiempo, la disponibilidad y el interés de los y las miembros de la comunidad. Con la ejecución de este proyecto se colige que los talleres formativo-creativos deben ser flexibles y adaptables al entorno comunitario. Solo de esta manera, la comunidad, dinámica por naturaleza, puede participar, contar y crear sus propios relatos audiovisuales.

Retomando, entonces, las preguntas de apertura planteadas, ¿de qué forma se reconsideran y se replantean las prácticas pedagógicas concebidas desde la universidad en la aplicación de procesos artístico-pedagógicos en una comunidad?, ¿qué tensiones y/o intercambios pedagógico-creativos surgen en el encuentro universidad-comunidad en el terreno mismo de la realización de cine comunitario? Un ensayo de respuesta sería la tensión entre teoría y práctica al momento de enseñar el lenguaje audiovisual como autoexpresión en una comunidad. La teoría es necesaria para comprender conceptos básicos y generalidades del cine (guion, cine-fotografía, montaje), pero, con poco tiempo a disposición y ante la heterogeneidad de integrantes de una comunidad, si lo que se espera es un resultado concreto (un relato audiovisual), se debe iniciar desde los primeros contactos con procesos prácticos de definición de una temática y asignación de roles, tanto a miembros de la comunidad como al alumnado, entendido como tutelaje, que permitan técnicas de dinamización en un intercambio igualitario entre formadores y aprendices (González Rodríguez y Martínez Hermida, 2020) para que, en este contexto, se realicen los talleres formativo-creativos desde una visión fundamentalmente paritaria.

Otra reflexión sería hacer hincapié en el contraste entre el diseño y la aplicación de metodologías y pedagogías desde y para las universidades, en relación con otras realidades, como el contexto comunitario. Entonces, cobran notoriedad las diferencias entre el inicio, el desarrollo y la finalización del proyecto, respecto del ajuste y la adaptación del método. Al inicio, se concibió un proceso más riguroso, en términos de teoría y práctica cinematográfica, con un método definido de antemano, elaborado desde una visión universitaria y no comunitaria (vale recordar que esta fue una de las primeras iniciativas de los proyectos de vinculación comunitaria basados en la práctica creativa, de la Carrera de Cine de la UCUENCA); luego, ya en la comunidad, se pasó a priorizar la práctica con asignación de roles; después, se continuó con la idea de planear, desde el primer día, el cortometraje donde la parte teórica se incluya en la práctica, con búsqueda de temática, asignación de roles y fechas de rodaje, para finalmente centrarse en la diversión y el juego como forma de estar en comunidad, aprender y compartir a través del cine.

A modo de conclusiones

Los procesos comunitarios de esta naturaleza requieren de la colaboración de varios agentes, instituciones y colectivos. En este caso, en las distintas etapas del proyecto, el aporte de CEACINE, ISTEPS, OIM, CoopDocs y la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca, junto con la participación de estudiantes y docentes de la Carrera de Cine y miembros de la comunidad, ha permitido desarrollar talleres de creación audiovisual con un impacto social significativo.

Además, es importante proponer un diseño metodológico dinámico y ajustable a las características específicas de cada comunidad para lograr un mejor resultado en la formación y creación audiovisual.

Asimismo, involucrar a la comunidad, desde el inicio, en las prácticas de realización, fomenta un mejor entendimiento y mayor control del proceso audiovisual por parte de cada participante. A este respecto, vale mencionar la importancia de incluir activamente en tareas creativas a todos los miembros de la comunidad, independientemente de su edad y de sus habilidades previas, tensionando y realizando los ajustes metodológicos correspondientes para ello. En el caso de este proyecto, la implementación de un enfoque que privilegia la práctica por sobre la teoría devino en una experiencia de aprendizaje más atractiva y efectiva con participantes diversos.

En términos de acercamiento y progresión, esta experiencia sugiere que un primer contacto, sin cámaras, con la comunidad puede generar un ambiente de confianza en el proceso colaborativo. Mientras que, a lo largo de las instancias de formación-creación, es necesario involucrar a estudiantes co-facilitadores o tutelaje y a la comunidad en su conjunto en roles relevantes de la realización audiovisual, para fomentar un diálogo y aprendizaje bidireccional, donde ambas partes se beneficien de un proceso creativo que es, a la vez, una suerte de proceso de transformación compartido. Finalmente, las sesiones de reflexión después del rodaje, con participación de la comunidad, pueden ser una herramienta poderosa para evaluar el proceso y material producido, desde perspectivas estéticas, técnicas, narrativas, pero también desde su relevancia sociocultural y simbólica, y desde la pertinencia comunitaria.

Estos cambios de aplicación metodológica y pedagógica durante el desarrollo de este proyecto de vinculación, a través de hallazgos, ajustes y adaptaciones en cada comunidad, constituyen cuestionamientos, tensiones y propuestas para futuros procesos similares, sobre todo cuando estos salen de la universidad hacia la comunidad. Por ello, este arqueo o recuento de experiencias, a modo de estudio de caso, y las reflexiones resultantes que permiten arribar a estas primeras conclusiones podrían coadyuvar en este campo de práctica pedagógica y audiovisual centrada en la comunidad.

Finalmente, estas lecciones aprendidas, como retorno de las experiencias desde la comunidad hacia la universidad (vinculación-docencia-investigación), siempre en sinergia y retroalimentación, son también valiosas respecto de las funciones sustantivas de la educación superior a nivel local y regional y, más en concreto, en la cuestión de potenciales métodos para emprender o apoyar, desde la academia, procesos de formación-creación en cine y audiovisual comunitario.

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Biografía

Ricardo Salcedo Martínez

Ricardo Salcedo Martínez nace en Cuenca, Ecuador, en 1989. En el 2011, recibe el título de Licenciado en Cine de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales (ARCIS) de Santiago, Chile. En 2017, obtiene el título de Master of Fine Arts (Maestría en Bellas Artes) de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago. Sus intereses son el montaje cinematográfico, el cine guerrilla y las identidades nacionales. Actualmente, se desempeña como docente en la Universidad de Cuenca en las materias de dirección y montaje.

Contacto: ricardom.salcedo@ucuenca.edu.ec 

María Teresa Galarza-Neira

María Teresa Galarza, profesora titular de la Universidad de Cuenca, es escritora, gestora cultural, productora audiovisual e investigadora; tiene un doctorado interdisciplinario en escritura creativa, cine, derechos humanos y estudios de género de la Universidad de Melbourne, Australia; y cuenta con títulos de postgrado en comunicación, cine, estudios culturales y educación, además de títulos de pregrado en cine, educación y derecho. Su formación es complementada por una amplia experiencia profesional también interdisciplinaria. Es coordinadora de la Red de Investigaciones Creativas, de Ecuador (https://redinvestigacionescreativas.blogspot.com/)

Contacto: teresa.galarza@ucuenca.edu.ec 

Geovanny Narváez

Geovanny Narváez, actualmente, es docente y director de la Carrera de Cine de la Universidad de Cuenca; sus áreas de interés y de especialización son la teoría y la crítica cinematográfica, y la realización de proyectos audiovisuales y artísticos. Es PhD por la KU Leuven con la tesis “El cine latinoamericano y la estética de festival: el caso de Cannes”. Es miembro fundador y coordinador del Grupo de Investigaciones Cinematográficas (UCUENCA).

Contacto: walter.geovanny.narvaez@ucuenca.edu.ec 

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Cómo citar este artículo:

Salcedo Martínez, R., Galarza-Neira, M. y Narváez, G. (2024). Hacia la formación-creación audiovisual comunitaria: consideraciones metodológicas de una intervención a través del cine. Artilugio Revista, 10. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART/article/view/45969 



[1] En Ecuador, dentro de las funciones sustantivas de los fines de la educación superior están la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad. De acuerdo con el Reglamento de Régimen Académico del Ecuador (2022), la vinculación con la sociedad “genera capacidades e intercambio de conocimientos (…) para garantizar la construcción de respuestas efectivas a las necesidades y desafíos de su entorno. Contribuye con la pertinencia del quehacer educativo, mejorando la calidad de vida, el medio ambiente, el desarrollo productivo y la preservación, difusión y enriquecimiento de las culturas y saberes (…) [permitiendo] la democratización del conocimiento y el desarrollo de la innovación social” (Consejo de Educación Superior del Ecuador, 2022, pp. 2-3).