Número 10 · Año 2024


Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia: notas para los días que corren. Un ejercicio de reflexión sobre el ser docente en la Argentina actual

Any resemblance to reality is not coincidence: notes for the current days.
An exercise in reflection on being a teacher in today's Argentina

Agustina Madarieta

Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Artes

Córdoba, Argentina

agus.madarieta@unc.edu.ar 

https://orcid.org/0009-0004-2051-0769

Maura Sajeva

Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Artes

Córdoba, Argentina

maura.sajeva@unc.edu.ar

https://orcid.org/0009-0000-8618-0345 

Fecha recibido: 27/02/2024 - Fecha aceptado con observaciones: 12/06/2024

  https://doi.org/10.55443/artilugio.n10.2024.45967 

 

 

Resumen

El presente ensayo busca reflexionar en torno a qué significa ser docente hoy. Para eso se establecen diálogos entre las palabras de quienes actualmente se encuentran en el gobierno de nuestro país y algunos pensamientos y sensaciones de quienes desarrollamos esta tarea. Nos hacemos algunas preguntas: ¿qué vamos a enseñar ahora que ya no sabemos qué enseñar?, ¿cuál es o cuál debería ser el rol docente en el contexto socioeconómico actual?, ¿qué significa ser docente aquí y ahora?, ¿por qué pasa lo que pasa?, ¿cuál es nuestra responsabilidad sobre el presente?, ¿qué compromiso queremos/podemos asumir?

La reflexión sobre la profesión docente se entrelaza aquí con: la historización del sistema educativo argentino, las políticas neoliberales y su impacto en la educación, las posibles acciones en torno al enseñar y el aprender, y la politicidad intrínseca a toda práctica docente.

Con una escritura libre, vital y espontánea —pero no por eso menos rigurosa ni profunda en sus planteos— este ensayo reflexiona sobre la docencia desde una perspectiva situada en el presente. En pos de compartir ideas para hacer de la educación —hoy— un acto de justicia.

Palabras clave: educación, neoliberalismo, práctica docente, política, ensayo

Abstract

This essay seeks to reflect on what it means to be a teacher today. Dialogues are established between the words of those currently in government in our country and some thoughts and feelings about our task. We ask ourselves some questions: what are we going to teach now that we don't know what to teach anymore? What is or what should be the teaching role in the current socioeconomic context? What does it mean to be a teacher here and now? Why do things happen as they do? What is our responsibility for the present? What commitment do we want/can we assume?

Reflection on the teaching profession is intertwined here with: the historicization of the Argentine educational system, neoliberal policies and their impact on education, possible actions around teaching and learning, and the inherent politicization of all teaching practice.

With free, vital, and spontaneous writing —but not therefore less rigorous or profound in its approaches— this essay reflects on teaching from a perspective situated in the present. In order to share ideas to make education —today— an act of justice.

Key words: education, neoliberalism, teaching practice, politics, essay


ARTILUGIO

Número 10, 2024 / Sección Reflexiones / ISSN 2408-462X (electrónico)

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART

Centro de Producción e Investigación en Artes,

Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional


No, no hay plan B. No hay plan B para hacer las cosas bien. El que rompe, paga. Todos los que quieran una Argentina ordenada, libre, segura, con crecimiento, están invitados al diálogo. O estás con la Argentina que queremos o estás con la Argentina del pasado. La fiesta hay que pagarla. Yo sé que lo que estoy haciendo, lo estoy haciendo bien.

¿Tiene hambre la gente? Chicos, ¿ustedes tienen hambre?[1]

De fondo suena el televisor. También emite imágenes: el vocero presidencial hablando detrás de un atril, un cacerolazo en la esquina de un barrio porteño, la presentación de un nuevo protocolo de seguridad, el análisis del último tweet del presidente, el reclamo de una organización social porque no hay comida en los comedores, la intervención organizada por artistas en muchos lugares del país, se cancela otro festival nacional, aumenta el colectivo, aumenta la nafta, todo aumenta, la policía, los gases, la violencia... las mismas malas noticias de todos los días.

Mientras tanto, el calor insoportable de este verano cordobés y los mosquitos. Seguimos siendo docentes y artistas a pesar de todo o gracias a todo, ya no sabemos muy bien.

Todos aquellos que hayan promovido, instigado, organizado o participado de los cortes perderán todo tipo de diálogo con el Ministerio. No sé por qué hay tanto miedo a cambiar las leyes laborales y que todos tengamos más trabajo, mejores salarios y menos informalidad. Si cortan la calle la policía va a actuar. No negociamos el camino que estamos tratando de sacar a la Argentina adelante. Si no votan la ley, el ajuste va a ser mayor para todos.

Las van a pagar.

Vamos a ensayar…!”, decimos en el grupo de teatro. Preparamos el mate y los criollitos porque sin eso la obra no sale. Ya sabemos que sin harina la obra no leuda, casi que no hay teatro sin comida, sin ritual, sin amigues. Todo listo y a improvisar, a ponerle el cuerpo a la escena. Acá también lo vamos a hacer: hoy queremos ensayar algunas preguntas. Un ensayo para preguntarnos qué vamos a enseñar ahora. Ahora que ya no sabemos qué enseñar.
        Empieza el año y nos juntamos para hacer una obra nueva. Empieza el año y también nos juntamos para escribir este ensayo. Tenemos cosas para decir, queremos decir cosas. Pero de repente todo se nos vuelve más difícil, nos cuesta hablar, movernos. Balbuceamos ideas entre mates, por audios de WhatsApp, por correo. Nos llamamos por teléfono y las ideas se mezclan con el calor, las vacaciones y la familia. De repente una obra de teatro tiene sabor a mar o hablamos de la universidad con un tereré en la mano. La pregunta acerca de qué docentes queremos ser este año se mezcla con otra: ¿cómo voy a pagar el alquiler? Ahora se vuelve difícil organizar lo que queremos decir. La complejidad del contexto nos ha empujado a una zona donde la incertidumbre es mucha y el miedo también. Pero aun así vamos a ensayar algunas preguntas.

¿Qué vamos a enseñar ahora que ya no sabemos qué enseñar? El contenido, claro. Hay un plan de estudios, un programa, una bibliografía y fingir demencia no es opción. Pero... ¿con qué forma, de qué manera, con qué estrategias? Las de siempre, dirán algunos. Si sos docente sabés enseñar, dirá otro. Para qué tanto rollo, exclamarán.

Somos docentes, eso es cierto. Pero no somos las mismas.

Todo el tiempo se prueba el Estado, todo el tiempo intentan que nos pasemos del límite. No permitiremos que usen a niños como escudo. Vamos a estabilizar la economía, vamos a bajar la inflación de un hondazo, vamos a frenar el gasto público. Se los va a identificar, se van a sacar fotos, va a haber drones, se les va a pedir documentos. Les digo que los gases lacrimógenos que utiliza la policía son los mismos de siempre y también recuerden que si están mucho tiempo expuestos al sol pueden sufrir desmayos o descompensaciones. Que Moyano los lleve a “upa” si quiere, nosotros vamos a cumplir con el protocolo.

Esta situación en la nueva Argentina tiene que terminar.

Ustedes nos han invitado a reflexionar en torno a algo que nos preocupe o nos apasione. Y a nosotras, ahora mismo, nos preocupa esto. Y también nos apasiona. ¿Por qué, de qué sirve una preocupación si de ella no se deriva la pasión de ocuparnos en algo?

Sobrecarga laboral, malas condiciones de trabajo, equipos de cátedra unipersonales, precarización de la carrera docente, falta de recursos... en eso pensamos desde hace ya mucho tiempo y, sin dudas, la situación actual agudiza nuestra preocupación en torno a esos temas. Pero hoy, ahora mismo, y frente a un año lectivo que está muy pronto a comenzar, nos preguntamos: ¿cuál es o cuál debería ser el rol docente en el contexto socioeconómico actual? En estos tiempos de pérdida de derechos, crisis social y económica, violencia, represión. En estos días donde la democracia está en peligro, donde todo aquello que nos vuelve una república pretende desarmarse, donde todo lo que somos pareciera estar en venta. ¿Qué significa ser docente aquí y ahora?, ¿qué deberíamos hacer los/as/es docentes?, ¿cuál es nuestra tarea, nuestra militancia para poner el cuerpo en este tiempo?

Pedimos que no sean un problema para el orden público. No vamos a apelar a la magia porque la magia no existe, ha quedado demostrado por décadas de política que ha querido hacer magia y lo único que hizo fue hundirnos en un futuro absolutamente oscuro. Yo voy a atender uno por uno a los que tienen hambre. Con el tema del miedo al muerto lo único que lográs es no hacer nada, no tengo miedo de actuar.

La libertad es la llave de la prosperidad.

No los voy a recibir porque yo no los convoqué.

Diciembre de 2023.

Día 10: se despliega una escenografía alucinante de espaldas al Congreso de la Nación. Una alfombra roja reviste las escaleras, banderas argentinas cuelgan entre las columnas, en el centro un atril y a su derecha muchas sillas. El despliegue digno de una película de Hollywood contrasta con un país latinoamericano, bastante triste y desilusionado. No es ficción, es el preámbulo de lo que será —de ahí en más— el pan de cada día. El presidente dice en su discurso de asunción: Si se levantara Sarmiento y viera qué hicieron de la educación….

Día 12: una transmisión especial con varias horas de demora. Un ministro repite en loop las palabras herencia, déficit fiscal y deuda. Mientras habla, el Ministerio de Educación muere lentamente y con él, su presupuesto. Nos recuerda que no hay plata y nos explica que efectivamente vamos a estar peor que antes.

Día 21: el actual presidente, junto a su equipo de ministros/as, nos cuenta por cadena nacional su inmenso Decreto de Necesidad y Urgencia.[2] 366 artículos que borran de un plumazo leyes claves para nuestra vida, derechos laborales, empresas públicas, conquistas ambientales.

Día 27: ponen en marcha la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos[3] y hay muchos/as/es que se suben a ese ómnibus. El proyecto tiene más de 600 artículos, se abren mil frentes desde donde batallar. ¿A cuál vamos?, ¿dónde queremos estar?  

Pasan las horas, los días, las semanas. Desde todos lados nos llegan malas noticias: un recorte por allá, otro por acá, una represión en pleno centro de Córdoba, rumores de que los sueldos no se pagan, pero que al final sí se pagan, aumenta una cosa, dos, tres, no aumentan los salarios, las universidades tienen plata hasta mayo… y así cada día.

Enero, día 24. Al fin: paro general.

¿Somos iguales o no somos iguales? Vos me atacás, yo te respondo. La oposición busca un golpe de Estado. Nos dicen antidemocráticos, pero ellos no aceptan que perdieron y hacen berrinche tras berrinche. Una persona que no puede comer no puede ir al teatro, entonces por qué hay que pagarlo con impuestos de todos. Un artista puede agarrar una pala, que es lo que muchos no quieren hacer. No vamos a ceder al terrorismo porque el 56% de los argentinos que nos votaron, nos respaldan.

Nosotros venimos a decir verdades incómodas.

Dicen que es libertad, pero a nosotras nos suena a neoliberalismo. Wendy Brown (2016) lo define de esta manera:

… no es sólo un conjunto de políticas económicas. Es una racionalidad que interviene y afecta a todos los órdenes de la vida, desde la educación hasta la cultura, pasando por los lugares de trabajo y del hogar; transformando a la ciudadanía en simples homo economicus y poniendo en peligro la democracia (p. 53).

Este contexto actual nos obliga a historizar. Miramos hacia atrás y encontramos similitudes con otros gobiernos. A veces lo que vemos nos aterra, otras veces (muchas, por suerte) nos da esperanza. Porque a las medidas que ajustan, siempre se les ofreció resistencia. Porque frente a los golpes que pretendían darle a la educación, siempre hubo cuerpos para defenderla. Porque al ataque a las universidades nacionales, siempre se respondió con más ciencia, más arte, más trabajo. Y porque frente al avance del neoliberalismo, hubo siempre —¡y de seguro habrá!— colectivo.

Hacer memoria. Revisitar la propia historia.

Años 90: se transfieren los servicios educativos nacionales a las provincias en pos de recortar el gasto público del Estado nacional. Se delega la responsabilidad de sostener el sistema de educación a cada jurisdicción y se produce una fuerte fragmentación de este, aumentando las diferencias regionales. Se sanciona la Ley Federal de Educación[4] y con ella se diseñan dispositivos que buscan instalar una lógica tecnocrática en el sistema educativo. La educación no es más un espacio de ampliación de derechos sociales, es un servicio y está regido por la lógica del mercado. Aparecen fuertes mecanismos de evaluación y control. Se sanciona también la Ley de Educación Superior[5] y con ella se abre —por ejemplo— la puerta al arancelamiento de las universidades nacionales. En los 90, se modifican drástica y peligrosamente las relaciones entre Estado, mercado e instituciones educativas.

2015-2019: otra vez se busca debilitar el rol del Estado en la educación. Se desmantelan programas, se busca desarmar la visión de la educación como un derecho y romper las políticas de inclusión educativa. Se suspende la paritaria nacional docente. Avanza un discurso deslegitimador de la educación pública, los sindicatos y la profesión docente. Entran en juego ideas como meritocracia, articulación de la educación con las demandas del mercado, diseño de operativos de evaluación de la calidad educativa para avanzar en desmedro de la educación pública. Todas políticas que buscan erosionar el papel fundamental del Estado como el gran garante del derecho a la educación para todos/as/es.

2024: vuelven a sonar las mismas palabras. Ya ni siquiera se preocupan en adornarlas para que no se note tanto. Repiten discursos, prometen un sistema de vouchers para que cada quien pueda elegir a qué escuela ir, desfinancian las universidades nacionales replicando un presupuesto desactualizado, repiten una y otra vez que la calidad de la educación argentina es mala, malísima. Y si es tan mala, ya ni siquiera vale la pena intentarlo. ¡Afuera!, dicen.

Los únicos que no van a cobrar el plan son los que vayan a la marcha y corten la calle. La violencia engendra más violencia y el mejor ejemplo de eso soy yo misma. Los medios públicos se van a privatizar, procurá ser una buena trabajadora. Esto es un shock de libertad para los argentinos. Es volver al modelo de la constitución de 1853, donde se plantaron las bases de la libertad del pueblo argentino. Un Estado más chico y mucha libertad para nosotros. Es parte de nuestro norte llegar a dónde queremos. 

Me considero una patriota.

En una vidriera de la peatonal, en un bazar, muchos cuadritos con frases motivacionales. Uno de ellos con marco blanco y letras rojas dice: “Insistir. Persistir. Resistir y nunca desistir”. Nos gusta imaginar que alguna vendedora lo puso como un guiño, que cada quien —como puede— está lanzando señales al vacío para encontrarse con otros, otras, otres.

Según Acosta y Blanco (2013)

La renuncia de la comunidad docente y científica a pensarse y cuestionar la heteronomía de la universidad respecto de estos nuevos poderes, es la renuncia a recuperar una noción de universidad como bien común y a la responsabilidad de esta institución en la producción y circulación de saberes socialmente relevantes (como se citó en Medina y Blanco, 2018, p. 65).

¡Qué suerte que acá estamos en sintonía con el cuadrito de la vidriera! Dispuestas a resistir, persistir, insistir. Preparadas para no desistir. Pero… ¿cómo se hace eso?

Hace semanas que nuestros días transcurren entre el asombro y la estupefacción. Vemos con desconcierto —y con tristeza— cómo se tira por la borda todo el trabajo y todas las conquistas que llevaron al fortalecimiento de las instituciones de la democracia y de sus mecanismos de sostenimiento. Las redes se llenan de declaraciones que sorprenden por su nivel de delirio y cinismo a la vez. También se llenan de memes que buscan combatir con risas semejante dolor. Es que al fin de cuentas, ¿quién no necesita reírse un poco hoy?

En fin… en este contexto y en estas condiciones, nos urge preguntarnos por el rol de los/as/es docentes y los sentidos de la tarea de enseñar. No es que queremos o tenemos ganas de preguntarnos eso, es que no podemos dejar de hacerlo.

Revisamos libros que leímos hace mucho, compartimos textos e imágenes por redes sociales, mandamos poemas por WhatsApp para no sentirnos tan solas. Vamos hacia atrás y hacia adelante en una búsqueda de alguna mínima certeza. Estamos abrumadas, es cierto. Pero también estamos entusiasmadas con la tarea de preguntar(nos).

Nos reencontramos con un texto de Estanislao Antelo[6] que hace algunos años utilizábamos en la cátedra. Allí él se pregunta sobre el compromiso docente y, desde las primeras páginas, hace un poco de lío. Pero el lío que nos gusta, ese que te hace pensar, moverte, ir un poco más allá. Antelo (2009) afirma que “... educar es hacer algo con el otro. Influenciar, suscitar o provocar determinados estados emocionales y/o cognitivos, transformar, persuadir, convencer, concientizar, etc…” (p. 1). Pero también dice que llevar esa afirmación al límite puede ser peligroso, porque significa caer en la desmesura y megalomanía; es decir, pretender producir, modificar y transformar personas. Ay, ay, ay… advertencia para nosotras mismas: jamás querrás modificar a alguien. Advertencia número 2: pero eso no te impedirá involucrarte con otros/as/es, compartir, aprender, pensar en clave colectiva. Así que enseñar es un poco estar con otros/as/es y provocar resonancias, movimientos. Pero también enseñar es dejarse afectar, estar dispuesto/a/e a recibir, expuesto/a/e a la (propia) transformación. Un poco como en el teatro.

Y ahí aparece Jorge Larrosa[7] para decir que la educación no está centrada en el docente ni en el estudiante, tampoco en la transmisión de conocimientos ni en el aprendizaje de competencias. La educación tiene que ver con el mundo: es para, por y desde el mundo. Tiene que ver con una vida que va más allá de la nuestra, con un tiempo que va más allá del nuestro y con un mundo que también va más allá de este mundo.

… y como no nos gusta esta vida, ni este tiempo, ni este mundo, querríamos que los nuevos, (...) los que reciben de nosotros la vida, el tiempo y el mundo, los que vivirán una vida que no será la nuestra y en un tiempo que no será el nuestro y en un mundo que no será el nuestro, pero una vida, un tiempo y un mundo que, de alguna manera, nosotros les damos... querríamos que los nuevos pudiesen vivir una vida digna, un tiempo digno, un mundo en el que no dé vergüenza vivir (Larrosa, 2006, p. 2).

¿Por qué no hubo consenso?  Si el gobierno dice: por favor, denme este instrumento. El consenso es: no, no te lo doy, votá lo que yo te digo. ¿Cómo se llega al consenso? El que corta, no cobra. Tiene que haber una revisión de la década del 70. No hay plata para los jubilados, ¿y vamos a estar financiando obras de teatro?

Vos tenés mala intención, no quiero hablar con vos.

Asistimos atónitas al tratamiento de un proyecto de ley con un dictamen invisible. Diputados y diputadas discuten acerca de algo que nadie sabe muy bien qué es. Afuera del Congreso de la Nación se reúnen jubilados/as/es, organizaciones sociales, asambleas barriales, trabajadores/as. Gendarmería y policía federal también asisten al encuentro. Gas pimienta, balas de goma, camiones hidrantes. Dos días de discusión, aprobado. Unos días más, vuelve a comisión. Otros días, se suspende el tratamiento. Se saltean partes fundamentales de los procedimientos que hacen de nuestro país una república, de este sistema político una democracia. Nos preocupa. Nos ocupa. Por eso estamos acá ensayando algunas ideas acerca de nuestro oficio docente en un contexto complejo que nos trae malas y tristes noticias todos los días.

Estamos calibrando la brújula, buscando nuestro sur. No queremos caer en la tristeza ni en la desesperanza. O al menos queremos poder transitarlas, pero con algunas pequeñas certezas que nos apapachen y nos ayuden a seguir haciendo. Nos encanta buscar palabras de otros/as/es que —creemos— dicen mejor. O al menos dicen cosas que nos invitan a pensar y decir otras cosas; más nuestras, desde este punto del planeta en el cual vivimos y donde hoy están pasando muchas cosas. Günther Anders, por ejemplo, afirma:

No basta con transformar al mundo. Eso sucede ampliamente incluso sin nuestro concurso. También tenemos que interpretar esa transformación. Precisamente para transformarla. Para que el mundo no siga cambiando sin nosotros. Y no se transforme al final en un mundo sin nosotros (como se citó en Larrosa, 2019, p. 15).

Interpretar la transformación: ¿por qué pasa lo que pasa?, ¿en qué lugar estamos?, ¿y en qué lugar queremos estar?, ¿cuál es nuestra responsabilidad sobre el presente?, ¿qué compromiso queremos asumir?, ¿cómo se transforma la transformación?

A los cinco payasos que sacaron las cacerolas que tenían guardadas hace cuatro años, ¿no les da vergüenza hacerse los picantes? Vamos a ganar y a sacar la basura juntos. El cambio climático es un invento de los socialistas. En el medio de un jardín de infantes hacer pintadas de los 30.000 es como ir a un cementerio y pintar al oso Barney. Lo único que tenemos son palos en la rueda. Hay un cambio de época, señores.

Hacer memoria. Volver hacia atrás, revisitar lo que fuimos. Ir hacia nuestra propia historia para mirarla una y otra vez. ¿Ya pasó esto o algo parecido?, ¿cuándo?, ¿dónde estábamos nosotras? Moverse hacia el pasado para encontrar continuidades, rupturas, pistas. Transitar el camino hacia atrás, pero pensando en este, nuestro presente. Asumir que lo que estamos siendo tiene mucho que ver con lo que fue/fuimos antes. Recordar que lo personal es político, que lo colectivo es personal y lo personal puede volverse colectivo también. Estudiar mucho, unir años con nombres, nombres con resultados, resultados con la vida misma. ¿Cómo estábamos hace 10 años atrás?, ¿y hace 20?, ¿y 30?

Se trata de mirar y mirarnos, releer nuestra historia, pensar en voz alta con otros/as/es, pensar también en la soledad y el silencio, con el mate en una mano y el corazón en la otra. Encontrar en el pasado aquello que queremos cuidar, defender, rescatar. Hallar lo otro: lo que no, lo que ya basta, lo que nunca más. Ensayar formas para decirlo. Pensar en comunidad. Compartir.

Vengan todos los que tengan que venir, siéntense por más que estén con nosotros, sin nosotros o haber estado con nosotros.

Estar en las calles. Con el sindicato, con una organización social, con ese colectivo que querés y que te representa, con tus compañeros/as/es, con tu gente querida. Ocupar los espacios. Decir: “acá estamos”. Y también: “acá nos vamos a quedar”. Encender fogatas donde cocer a fuego lento los sueños colectivos. Son tiempos de poner el cuerpo. A pesar del calor, la tristeza, el cansancio. A pesar de los golpes y los palos de los mismos de siempre. Hacer cordón, cuidarse colectivamente, llevar el pañuelo y el limón, llevar el mate y los criollitos. Estar adelante o estar atrás o en el costado, pero estar. Donde quieras, también donde puedas. No olvidar nunca que el otro/a/e también podés ser vos. Estar atento/a/e, no regalarse. No entregarse.

Los voy a dejar sin plata, los voy a fundir a todos.

Tejer redes. Sostenerse entre pares. Encontrar colegas con quienes hacer cosas, compartir los miedos y las preguntas. Hablar, hablar mucho. Contarse las dificultades, pensar estrategias, diseñar propuestas, compartir bibliografía, prestarse el oído. Escribir para llegar a otros/as/es colegas. Socializar las ideas, enriquecerse, aprender. Siempre aprender. Recordar que la docencia tiene mucho más sentido si es en clave colectiva, en equipo. No olvidar que aunque a veces parezca que sí, uno/a/e no está solo/a/e. Hay más docentes con las mismas preguntas, los mismos miedos, los mismos problemas. Tejer redes fuertes para sostener cuando haga falta y para disfrutar los momentos en que podemos hacer la plancha. Tejer redes con colegas para hacer juntos/as/es, abrazarse y abrazar.

Me metí en política para cambiar la realidad de mi patria.

Estar en el aula. Asumir la práctica docente como práctica política. Hacer del aula, de la(s) clase(s), una zona de transformaciones, resonancias, encuentros. Reconocernos como docentes de este mundo: saber que estamos siendo desde nuestra historia, nuestras experiencias, la realidad de cada día, el contexto social-político-económico, los vínculos que establecemos con los/as/es otros/as/es. Tomar posición, no ser inocentes, jugársela. Enseñar: compartir todo lo que sabemos. Aprender: escuchar todo lo que otros/as/es saben. Conversar, intercambiar. Evidenciar que forma y contenido van de la mano; y que un contenido puede ser de lo más democrático, pero si la forma en que es enseñado no lo es, entonces nada tendrá demasiado sentido. Como ahora mismo: cualquier semejanza entre el aula y la realidad no es coincidencia, es política. Estar en el aula. Y cuando no se pueda estar ahí, estar en la calle. Pero estar, no borrarse.

Hacer de la educación un acto de justicia.

La dolarización está a la vuelta de la esquina.

Hacerse preguntas. No quedarse quieto/a/e. Ensayar nuevos interrogantes y ensayar también las respuestas. Buscar, intentar. Decidir cómo, cuándo, dónde, con quiénes. Hacernos preguntas, aunque eso nos ponga en problemas. Hacerle preguntas a los/as/es demás también. Cuestionar todo si hace falta, para construir todo otra vez. Ser proyecto.

¡Viva la libertad carajo!

Descansar. Son tiempos duros que exigen mucho de nosotros/as/es. Hay que cuidarse cuando haga falta. No se puede dar pelea sin el cuerpo y cuánto más sano y más fuerte, mejor. Ya aprendimos que nuestras emociones son —también— nuestro cuerpo. No es fácil, pero se vuelve necesario imponerse a la bronca con algo menos dañino. Cuidarse, cuidar a quienes queremos. Aprender a cuidar. Enseñar a cuidar si hace falta. Descansar para tomar impulso.

Tratá de respetar mi patria.

Armarse refugios. Encontrar lugares donde sentirse bien. Y si no existen, inventarlos. Quizás es un mate, un libro, un tiempito mirando la ventana, una siesta al sol. Quizás es una persona, un mimo, un gato lamiendo la mano o un perro dando lengüetazos. Quizás seas vos mismo/a/e. Hacen falta refugios calentitos, amorosos. Hace falta endurecerse pero sin perder la ternura. Hace falta estar fuertes, pero para eso hay que transitar la fragilidad. Resistir, insistir, persistir y no desistir. Hacerlo sabiendo que hay un lugar seguro a donde volver. Ser —también— refugio de alguien más. Recibir, dar la bienvenida.

Dos tercios de las mejoras se verán en quince años.

Dar rienda suelta a la creatividad. Inventar nuevos modos de hacer. En las aulas y en las calles. Arriesgarse, apostar, probar. Dar clase, ir a la marcha, compartir una clase pública, hacer paro. Pero también jugar a inventar otras formas. Ser creativos/as/es. Divertirse pensando cómo denunciar y decir lo que no. Imaginar formas nuevas para exigir lo que sí, lo que siempre. Hacer realidad las ideas. Hacer de la protesta un espacio de ejercicio de la creatividad. Poner en marcha el colectivo y darle rienda suelta a la imaginación. Defender nuestras insistencias, persistencias, resistencias. Inventar lo que no existe, buscar palabras nuevas, imaginar otras formas. Escribir nuevas historias.

No la ven.

La vemos.

Y por eso estamos acá.

Referencias

Antelo, E. (2009). ¿Qué tipo de compromiso es el compromiso docente? [conferencia de cierre]. Congreso Educativo y Popular, A.D.O.S.A.C. (Asociación de Docentes de Santa Cruz). Río Gallegos, Argentina.
https://www.studocu.com/es-ar/document/instituto-superior-de-formacion-docente-no-3-dr-julio-cesar-avanza/dimension-etico-politica/antelo-que-tipo-de-compromiso-es-el-compromiso-docente/15812987 

Brown, W. (2016). El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo. Barcelona: Editorial Malpaso.

Gobierno de la Nación Argentina (2023). DNU 70/2023: “Bases para la reconstrucción de la economía argentina”.
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/301122/20231221 

Gobierno de la Nación Argentina (2024). Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos.
https://www.infoleg.gob.ar/wp-content/uploads/2024/01/LEY-DE-BASES-Y-PUNTOS-DE-PARTIDA-PARA-LA-LIBERTAD-DE-LOS-ARGENTINOS.pdf 

Larrosa, J. (2019). Esperando no se sabe qué. Sobre el oficio del profesor. Buenos Aires: Noveduc.

Larrosa, J. (2006). Algunas notas sobre la experiencia y sus lenguajes. Revista Estudios Filosóficos, 55. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL001417.pdf 

Ley N.º 24.195 (1993, 14 de abril). Ley Federal de Educación.
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-24195-17009/texto

Ley N.º 24.521 (1995, 7 de agosto). Ley de Educación Superior.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/25000-29999/25394/texact.htm 

Medina, L. y Blanco, J. (2018). El trabajo docente, a 100 años de la Reforma. Revista ConCiencia Social, 1, Num. especial.

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Biografías

Agustina Madarieta

Licenciada en Teatro. Profesora de Teatro. Actriz. Diplomada en ESI, Géneros y Sexualidades (2022, FFyH-UNC), Pedagogías de las diferencias (2021, FLACSO) y Educación Sexual Integral (2020, UNVM). Desde el año 2018 se desempeña en distintos espacios de formación docente dentro de la Facultad de Artes (UNC). Actualmente, forma parte de las cátedras Práctica Docente I, Práctica Docente y Residencia IV: Nivel Secundario.

contacto: agus.madarieta@unc.edu.ar 

Maura Sajeva

Licenciada en Teatro. Actriz, docente e investigadora en el campo teatral. Fue Directora Disciplinar del Departamento de Teatro de la Facultad de Artes de la UNC desde 2017 hasta 2021. Desde el año 2011 se desempeña en espacios de formación docente dentro de la Facultad de Artes (UNC). Forma parte de las cátedras Práctica Docente I, Metodología de la Enseñanza Teatral I y Actuación III.

Contacto: maura.sajeva@unc.edu.ar 

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Cómo citar este artículo:

Madarieta, A. y Sajeva, M. (2024). Cualquier semejanza con la realidad no es coincidencia: notas para los días que corren. Un ejercicio de reflexión sobre el ser docente en la Argentina actual. Artilugio Revista, 10. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART/article/view/45967 



[1] Todas las frases citadas en este formato han sido dichas desde el 10/12/2023 hasta la actualidad por los actuales presidente, vicepresidenta, ministros/as de Seguridad, Capital Humano y Economía y diputados/as por La Libertad Avanza en los medios de comunicación y redes sociales.

[2] DNU 70/2023: “Bases para la reconstrucción de la economía argentina”, presentado el día 20/12/2023 (Gobierno de la Nación Argentina, 2023).

[3] Proyecto “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los argentinos”, presentado el 27/12/2023 (Gobierno de la Nación Argentina, 2024). La Ley obtuvo media sanción de la Cámara de Diputados y después fue retirada por decisión del Gobierno nacional, suspendiendo su tratamiento. 

[4] Ley Federal de Educación N.º 24.195, sancionada el día 14/04/1993 y derogada en el año 2006 mediante la Ley de Educación Nacional N.º 26.206.

[5] La Ley de Educación Superior N.º 24.521, sancionada el día 20/07/1995 y promulgada el 07/08/1995.

[6] Licenciado y Profesor en Ciencias de la Educación (UNR), Master en Educación (UNER) y Doctor en Humanidades y Artes (UNR).

[7]  Profesor de Filosofía de la Educación en la Universidad de Barcelona (España).