Puntos ciegos

Blind spots

Micaela Maisa Montero

   Universitat Politècnica de València

València, España

mimaimon@bbaa.upv.es 

ORCiD: 0000-0002-5239-2830 

Sergio Martín

   Universitat Politècnica de València

València, España

serma10s@bbaa.upv.es 

ORCiD: 0000-0003-4135-9581   

Recibido: 01/03/2022 - Aceptado: 27/06/2022

DOI: https://doi.org/10.55443/artilugio.n8.2022.38610 

ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s2408462x/dh7zz2hoq 

Resumen

La vida cosmopolita sistematiza puntos ciegos sobre los modos de explotación y producción, aislando a las personas en la única posibilidad del consumo. El cortometraje Puntos ciegos explora cómo se provoca el inevitable distanciamiento entre el entorno natural y el urbano.

Palabras clave: Arte, Ecología, Educación, Ensayo, Vídeo

Abstract

Cosmopolitan life systematizes blind spots on the modes of exploitation and production, isolating people in the only possibility of consumption. The short film Blind Spots explores how the inevitable estrangement between the natural and the urban environment is provoked.
Key words: Art, Ecology, Education, Essay, Video


ARTILUGIO

Número 8, 2022 / Sección Indeterminación / ISSN 2408-462X (electrónico)

https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART

Centro de Producción e Investigación en Artes,

Facultad de Artes, Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional


1. Ceguera inducida 

La vulnerabilidad de crecer en la ceguera forma parte del rito de compartir este mundo. Muchas de las elecciones que constituyen las primeras bases de nuestro comportamiento son inducidas por el entorno en el que crecemos. Existe la carga de una herencia que se inculca a cada persona recién nacida, criándola en valores locales que le instauran una serie de mecanismos con los que sobrevivir ante su espacio primigenio. El cuerpo y la mente se ven asaltados por una infinidad de leyes, escritas y no escritas, que configuran todo un modo de ver. Las miradas con las que nos educamos nos permiten ir tejiendo conexiones sociales con las que identificarnos y sentirnos parte de ese conglomerado. Un lugar que no hemos elegido, unas personas que no hemos consultado y un imaginario cultural que nos sobrepasa con creces. Se van generando puntos ciegos que nos permiten convivir con las contradicciones que nos rodean, guardias ante la amenaza de eliminarnos del tablero que se nos ha asignado. No hay crítica, solo resignación, no se conoce nada más allá de esos muros. Las estructuras se van haciendo cada vez más rígidas según pasa el tiempo y depende de cada quien el seguir asociándose a estas, a discutir todo el código que representamos. Somos intérpretes en un escenario repleto de espectadores que juzgan cada movimiento y nos vemos en la obligación de evaluar el del resto: la permanencia de la ley. ¿Cómo juzgar el entorno natural si nacemos en un abarrotado paraje nombrado como ciudad? ¿Cómo entender que existe un fuera de campo del ladrillo y el metal prefabricados? La grave ceguera sembrada por el hecho de formar parte de una urbe es una situación que no nos permite enfrentarnos a lo real de la condición natural de los seres que compartimos un planeta con las características necesarias para poder vivirlo.

Esta propuesta, en forma de cortometraje, comienza un viaje para tratar de averiguar las características de esta imposición, de nuestro desconocimiento sobre la existencia de lo que hay fuera de esos muros levantados mediante la ficción. Se revierte el camino impuesto y se decide aprender a ver, se aprende a escoger un lugar en este teatro. El proceso creativo comienza con esa premisa: encontrar la posibilidad de entender cómo ignoramos la mayoría de los procesos capitalistas de explotación de los recursos naturales que se ponen en marcha para mantener un estilo de vida depredador y consumidor. La metodología con la que dar inicio a este proyecto se basa en performar los archivos, estructuras del registro de todo lo que se ha querido conservar. Apropiándonos de sus modos de ser pensamos en tres conceptos que englobasen parte de este titánico proceso que sucede de manera invisible. Como resultado de ello se proponen tres capítulos: “educación”, “consumo” y “explotación”. De esta manera relatamos nuestra propia experiencia en este proceso vital reflexionando acerca de las formas en que se ocultan paradigmas a plena luz del día, sin consciencia de ello. La educación sería la primera parada desde la que entender cómo se crea una voluntaria inmovilidad ante la ignorancia. A este capítulo le sigue el consumo, una vista aérea sobre los apresurados y vertiginosos caminos en los que los recursos se desvanecen ante nuestros ojos. Por último, el tramo toma el nombre de explotación en referencia a las claves de nuestro cuestionamiento: ¿Cómo llegan esos productos a nuestra casa? ¿Qué eran antes? ¿Dónde estaban? ¿Cómo disponemos de ellos?

Una vez planteado el guion del vídeo se emprende una ardua exploración de material de archivo, a partir de la cual apropiarnos de elementos que retraten estos procesos, dejando que nuestras palabras se hagan a un lado para acompañar a las imágenes que impunemente se destilan en discursos, haciendo del rito de la ficción un evento cíclico. La ecología visual que decidimos abordar se vincula a nuestro interés por la visualidad crítica que interroga a las imágenes en todo lo que tenga que ver con sus ámbitos de producción y recepción, más allá de sus intrínsecos elementos formales. Este modo de proceder nos enseña la responsabilidad que existe ligada a la construcción de discurso, a aprender de lo que adquirimos, hacerlo nuestro y asaltarlo para resignificarlo. La necesidad de cambio comienza ante el cuestionamiento de nuestro entorno, descifrando las tretas e ilusiones que nos han formado. Así pues, todo el cortometraje depende de esta visión con la que buscamos extrañar el material a la vez que mutamos con este. La intención es la de provocar el cambio o, al menos, sentir el tremor de su posibilidad.

1.1. Capítulo 1: Educación

La primera parada del viaje comienza preguntándonos cómo hemos llegado a esta situación, cuáles han sido los modelos que se nos han inculcado para ofrecernos como parte de este escenario. Sin haber elegido la naturaleza cosmopolita, hemos tenido que aprender a mediar con esta, a ser cómplices de sus supuestos modelos de sostenibilidad. Esta introducción propone pensar desde dónde se empieza a establecer la ceguera. La complejidad de la tarea nos hace plantear los modos en los que aprendemos eligiendo la academia como el trampantojo principal y más ambicioso de ese proyecto. Partiendo de la herencia ilustrada, el positivismo científico ha influido en la ingeniería social y cultural en la que vivimos actualmente. En este capítulo se observan láminas, atlas, libros, fragmentos de documentales o conferencias que instrumentalizan nuestras mentes aunque no son las únicas fuentes. En la necesidad europeizante de un orden moderno también se han distribuido las ciudades alrededor de ficciones naturales ordenadas: zoos, jardines, parques… Todo dispuesto como si lo natural fuese una deuda de la que no podemos desprendernos pero que tampoco deseamos que nos controle, algo inevitable. Por lo tanto, observamos cómo se ha podido legitimar la dicotomía entre la naturaleza y la urbe y de qué modos ese sistema se ha afirmado para autosatisfacerse e impedir el disenso ante dicho modelo.

1.2. Capítulo 2: Consumo

La función en la que cohabitamos, a pesar de los enormes esfuerzos por mostrarse autosuficiente, no existe sin recursos naturales. La ilusión civilizatoria del sedentarismo ha ido creciendo hasta cuotas en las que parece muy complicado que alguien se plantee de dónde procede toda la comida que consume, toda la ropa que le abriga o el papel con el que recoge todo lo que escucha en la escuela. En el segundo capítulo se representa el vértigo que exige el capitalismo en la aporía de la constante desaparición de recursos. Lo relevante es el acto de devorar, sin demora y sin preguntas. El propio vídeo se acelera en la teatralización del ritmo con el que el urbanita debe comprar y fagocitar su compra, descontextualizada y etiquetada. Un tiempo que acabará con la existencia misma de la ciudad, sin comprender los méritos de quienes pueden beneficiarse de este estilo de vida.

1.3. Capítulo 3: Explotación

El último acto implica el coraje de mirar tras los muros, la actitud iconoclasta de denunciar los propios íconos para salir de los arneses que llevamos de fábrica. Fábricas que, día y noche, transforman recursos para ser reconvertidos en objetos incapaces de hablar de su procedencia. Se borra cualquier huella de su forma para evitar la revuelta. Tratamos de pensar desde la imposibilidad de conocer esos contextos naturales pero con la impaciencia de entender el sistema que nos ataca mediante paliativos. Lo que no vemos son los lugares de explotación, son las historias de las personas que son obligadas a existir en el centro mismo de la destrucción. Lo que hay detrás de los productos que consumimos es una naturaleza que agoniza por su propia descendencia, traicionada por el ansia de egolatría.

1.4. ¿Cuándo aprender a ver?

El aparente distanciamiento entre la naturaleza y los modos de vida urbanos afecta a las relaciones que las personas tienen con su entorno. Esto muestra una indefensión ante los paradigmas de adoctrinamiento que crean agujeros que impiden que podamos desarrollar una consciencia propia. Estas correspondencias se encaminan inexorablemente al desastre ecológico mientras hacen cómplices a todos sus habitantes, ocultándoles la realidad de las morfologías que se han apuntalado para no variar el rumbo de esta empresa. A través de los rituales que se nos enseñan desde la infancia asumimos un papel que no podemos escoger, ya que buscamos sobrevivir y formar parte de un universo que parece habernos dado la bienvenida. Recreamos lo que hemos oído y bailamos con los movimientos que nos han enseñado. No obstante, es nuestra responsabilidad salir de la pista para preguntarnos si esas son nuestras elecciones, si hemos establecido una comunidad ecuánime. La catástrofe medioambiental se alimenta de infinidad de puntos ciegos que imposibilitan el diálogo. Es tarea nuestra el poder emplear todos nuestros sentidos para defendernos. El mito del progreso ha creado burbujas en las que, como urbanitas, hemos sido criados. Es una labor colectiva la de poder decidir mirar con nuestros ojos, escuchar todo lo que se nos está ocultando.

El cortometraje es una pequeña pieza de nuestro despertar, una condición de cambio que empieza por agrietar lo que nos pueda tener en cautividad. La práctica artística se presta como escenario alternativo en el que preguntarnos sin temor, un laboratorio de pensamiento en el que ensayar futuros por venir. La imagen en movimiento nos representa como medio predilecto del presente bajo las reiteraciones del capitalismo. Elegimos lo audiovisual como caballo de Troya ante el derribo ininterrumpido de nuestro entorno. La fragmentariedad de la práctica del montaje apropiacionista nos permite experimentar más allá de la ciudad, nos comunica con una atmósfera que necesita de otros relatos posibles. De este modo, Puntos ciegos se convierte en una primera piedra ante nuestra necesidad de sentirnos parte de este mundo por elección propia, con mirada propia. 

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Biografías

Micaela Maisa Montero

Micaela Maisa (1989) es una artista nacida en Buenos Aires, Argentina y afincada en Valencia, España. Con estudios en sociología y graduada en Bellas Artes se desarrolla como investigadora doctoral en la Universitat Politècnica de València. Su trabajo se nutre de su interés en la construcción de regímenes visuales que atienden a dinámicas de poder, especialmente desde una perspectiva de género, y la práctica artística interdisciplinar.

Web: www.micaelamaisa.com   

Sergio Martín

Sergio Martín (Benidorm, 1992) es artista multidisciplinar e investigador. Graduado en Bellas Artes (UPV) está adscrito al grupo de investigación Laboratorio de Luz de la Facultat de Belles Arts de la Universitat Politècnica de València en el que realiza sus estudios doctorales. Sus intereses versan en torno al estudio de las actitudes iconoclastas a través del ensayo audiovisual, así como planteamientos en relación a la cultura visual, la archivística y los estudios fílmicos.

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Cómo citar este trabajo:

Maisa Montero, M. y Martín, S. (2022). Puntos ciegos. Artilugio Revista, (8). Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ART/article/view/38610.