Revista Administración Pública y Sociedad

(APyS-IIFAP-FCS-UNC)

Nº 011, Enero-Junio 2021 - ISSN: 2524-9568

DEL HOMO ŒCONOMICUS AL DIVIDUO: DEL NEOLIBERALISMO A LA GUBERNAMENTALIDAD ALGORÍTMICA

FROM HOMO ŒCONOMICUS TO DIVIDUO:

FROM NEOLIBERALISM TO ALGORITHMIC GOVERNMENTALITY

JUAN CAMILO GÓMEZ-BARRERAi

Fecha de Recepción: 18/05/2021 | Fecha de Aprobación: 30/06/2021

Resumen: El homo œconomicus es una de las tecnologías que se desplegaron en

el seno del neoliberalismo; al menos dos de sus funciones son: ser una grilla de inteligibilidad de los sujetos y funcionar como una superficie de contacto entre el poder y los individuos que permita ejercer acciones de gobierno sobre estos últimos. Si bien el homo œconomicus tuvo un origen relacionado con la economía política, es necesario pensarlo en una gubernamentalidad relacionada con sistemas digitales y algorítmicos. En esa medida, planteamos que la noción de dividuo puede plantearse como una continuación del homo œconomicus, en la medida en que puede entenderse como una forma en la que se comprenden los comportamientos humanos, y a la vez se ejercen formas de gobierno sobre los individuos.

Palabras clave:

Neoliberalismo.

Gubernamentalidad. Homo œconomicus. Dividuo.

Algoritmos.

Abstract: Homo œconomicus is one of the technologies that emerged within neoliberalism. Two of the functions it has are related to being a grid of intelligibility of the subjects and to function as a contact surface between power and individuals that allows government actions to be exercised over the latter. Although homo œconomicus had an origin related to political economy, it is necessary to think about it in a governmentality related to digital and algorithmic systems. To that extent, we propose that the dividual has a continuation, insofar as it can be understood as a way in which human behaviors are understood, and at the same time forms of government are exercised over individuals.

Key words:

Neoliberalism.

Governmentality. Homo œconomicus. Dividual. Algorithms.

iMagíster en Comunicación y Cultura de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como editor de investigaciones sobre evaluación y medición en el Icfes, Colombia. Contacto: jcgomezb@gmail.com

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Introducción

Entre 1978 y 1979 Michel Foucault dictó el famoso curso Nacimiento de la biopolítica. A grandes rasgos, allí planteó la hipótesis de que el neoliberalismo no es solamente una forma en la cual se gobiernan economías o Estados, sino que se trata de una forma de gobierno de los individuos. Basado en el desarrollo teórico que había desplegado un año atrás, entre 1976 y 1977, Foucault relacionó al neoliberalismo como una forma de gubernamentalidad, concepto que vendría a sugerir un desplazamiento de las sociedades disciplinarias, que el autor había desarrollado en Vigilar y castigar. Esta noción fue entendida como un modo de articulación, surgida entre los siglos XVII y XVIII, de por lo menos tres elementos. El primero, es la reunión de una serie de prácticas que envuelve instituciones, análisis, métodos, cálculos y tácticas que permiten ejercer el poder sobre una población a través de una economía política. El segundo, se trata de una forma de gobierno que tiende a ser privilegiado sobre el disciplinario y el soberano. Tercero, es una forma de gobierno en el cual el Estado de justicia de la Edad Media se torna un Estado administrativo.

La gubernamentalidad, por su parte, reúne una serie de tecnologías que funcionan en diversos aspectos de lo subjetivo direccionados, por lo menos, en dos planos: por un lado, a través de un trabajo molecular, es decir, encaminados a aspectos que atañen a la memoria, la atención, el deseo, la atención, en fin, aspectos individuales. Por otro lado, la gubernamentalidad está encaminada a convertirse en una experiencia que procura insertar y determinar modos de estar en el mundo, esto es, diseñar y establecer formas específicas de existencia (Foucault, 2006; Castro-Gómez, 2010). Entendida así, una gubernamentalidad neoliberal puede definirse como un modo en el que se diseñó una acción de gobierno específica propia de la economía política, encaminada a generar una “acción permanente de la acción política” (Foucault, 2007). En otras palabras, el neoliberalismo se convirtió en una forma en la que las personas son gobernadas no tanto como sujetos de derecho, sino a través de los deseos y los intereses individuales.

De acuerdo con Focault (2007), el neoliberalismo supuso una transformación de la noción misma de economía como ciencia. De ser entendida en el liberalismo y la teoría clásica como el análisis de los mecanismos de producción, de intercambio y los factores de consumo en una sociedad, pasó a convertirse en el estudio de los “modos de asignación de recursos escasos a fines que son antagónicos” (Foucault, 2007, p. 260). Esta redefinición de la economía como campo de estudio supuso centrar el análisis en el modo como los individuos asignan recursos escasos a fines específicos. En otras palabras, ya no se trataba del análisis de procesos generales de producción, sino en el estudio del comportamiento humano cuando tiene fines y recursos escasos que se excluyen entre sí. Por tanto, la economía se vuelve el análisis de una actividad, de la racionalidad interna que persiguen los individuos cuando son puestos en una circunstancia de escasos recursos.

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En esa búsqueda de recursos, el concepto central que desarrollan los neoliberales, en especial los de la Escuela de Chicago, tiene que ver con la noción de capital humano. A grandes rasgos, esta noción implica analizar las formas en las que un trabajador usa los recursos de los que dispone para obtener una ganancia. Así, la noción de “capital” es entendida como la renta de un salario producida por factores físicos, psicológicos que permiten, justamente, obtener un salario. Las transformaciones en los modos de existencia, como acción gubernamental, que implica el capital humano tienen que ver con el hecho de que ahora los individuos tienen que incrementar su capital para obtener una mejor ganancia. Este trabajo sobre sí deviene en la idea de empresarios de sí, noción que se buscaría implementar como modelo de individuo relativo a la gubernamentalidad neoliberal, pero, a la vez, la “programación para la racionalización de una sociedad y su economía” (Foucault, 2007, p. 264).

Considerar a la sociedad bajo una relación de unidades de empresarios de sí mismos, de acuerdo con Foucault (2007), permite formular que el individuo debe constituirse en un homo œconomicus. Esta noción, sobre la cual se va a centrar la gubernamentalidad neoliberal, implica un análisis de los individuos, un estudio de los comportamientos y de las maneras de actuar en torno a una utilidad, pensada siempre en ese medio de escases de recursos sobre la cual se espera obtener una utilidad, o un salario, en el proceso de intercambio. Esto supone para Foucault (2007) la necesidad una serie de saberes, de ciencias y producciones de conocimiento que permiten determinar, definir, medir, establecer y sacar a la luz esta nueva forma de comprensión del individuo. Un ejemplo muy claro de estas producciones se da con economistas como Gary Becker, en especial con su libro The Economic Approach to Human Behavior, pero también con economistas más inclinados hacia el ordoliberalismo, como Von Mises, con su libro La acción humana. Sin embargo, llama la atención que para Foucault no es ajeno considerar la convergencia de esta necesidad de comprensión de los individuos propia de la ciencia económica con otras de tipo psicológico, como es el caso de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990), quien escribiera el famoso Ciencia y conducta humana (1953).

El neoliberalismo, bajo la premisa del homo œconomicus, es el resultado de un desarrollo de todo un campo de saber en torno al comportamiento humano. No obstante, como se sabe, los análisis de Foucault (2007) sobre el neoliberalismo quedaron, si se quiere, huérfanos. Los cursos e investigaciones posteriores que llevó a cabo el filósofo francés estuvieron enfocados más en los griegos, los romanos y los primeros cristianos, dejando de lado una episteme cibernética que estaba poniendo en el centro del debate a la noción de información (Rodríguez, 2019). Por tanto, se vuelve una necesidad seguir produciendo marcos de comprensión e hipótesis de este fenómeno a la luz de las tecnologías digitales. En esa medida, cabe preguntarse por los campos de desarrollo de esa comprensión del comportamiento humano, de las aplicaciones de estos saberes y de las finalidades esperadas cuando entran en juego tecnologías informáticas, basadas en grandes cantidades de datos y algoritmos que procesan y producen conocimiento.

Una de las tareas pendientes sobre la que parto en este artículo es que se deben revisar las continuaciones del proyecto neoliberal en convergencia con el desarrollo de tecnologías digitales. En consecuencia, el presente artículo plantea una revisión del homo œconomicus

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neoliberal, basado en las modalidades que fueron presentadas por Foucault, a la luz de tecnologías basadas en big data. Así, argumento que esta noción surgida en la ciencia económica encuentra una continuación en la producción algorítmica a través del concepto de dividuo. Por tanto, establezco una continuación entre la gubernamentalidad neoliberal y otra, en donde juega un papel central los algoritmos y tecnologías digitales, a través del campo de reflexión que supone el homo œconomicus en la primera y el de dividuo en la segunda. Esto lo analizo a través del papel que cumplieron las ciencias del comportamiento económico y las que hoy día cumplen las psicométricas, como ciencias encargadas de desarrollar un campo de inteligibilidad y de gobierno sobre los individuos.

Para cumplir con ese objetivo, en este artículo planteo que el homo œconomicus configura un plano de contacto entre las técnicas de gobierno y los individuos. Así, esta tecnología se puede entender como el punto sobre el que se ejercen técnicas de gobierno, pero a la vez el plano que permite comprender y volver inteligible a los individuos. De igual manera, y bajo un gobierno basado en algoritmos, el dividuo puede entenderse como una modalidad que permite ejercer técnicas de gobierno y ser un marco de comprensión de los individuos. Las diferencias, no obstante, entre uno y el otro, radican en que el dividuo supone una multiplicidad del individuo, una fragmentación de la subjetividad mucho más marcada que la del homo œconomicus. En esa medida, plantear una continuación supone detallar las modalidades en las que se producen dividuos en una gubernamentalidad de tipo algorítmico. Para ello, ejemplifico este procedimiento a través trabajos psicométricos de programación que usan las redes sociales.

En este artículo, en primer lugar, hago una aproximación a la noción de homo œconomicus. Allí resalto las dos funciones que tiene dentro de un plano general de la gubernamentalidad neoliberal. En seguida, muestro cómo se puede comprender al dividuo inscripto dentro de una gubernamentalidad de tipo algorítmico; esto sugiere una continuidad por cuanto se pueden seguir identificando las dos funciones que cumplía en homo œconomicus para el neoliberalismo. Sin embargo, se indican también diferencias.

1. Del homo œconomicus: inteligibilidad y gobierno de los individuos

Tanto la versión alemana como la norteamericana del neoliberalismo surgieron como una crítica a una serie de políticas que buscaban fortalecer el papel del Estado como ente regulador de la economía. En específico, el neoliberalismo se plantea como oposición al New Deal y a cualquier política intervencionistas posterior a la Segunda Guerra y a las depresiones que se dieron tanto en Europa como en Estados Unidos. De igual manera, ambos neoliberalismos surgieron como una oposición a una serie de planes contra la pobreza que buscaron, en Norte América, acrecentar la administración federal y la intervención del Estado. Sin embargo, el neoliberalismo que surgió en Estados Unidos, la Escuela de Chicago, tuvo la ventaja de que se basó en unos principios que siempre estuvieron presentes en la manera en que se desarrolló la política económica de ese país y que encontró una fuerte articulación con otro tipo de ciencias y campos de saber. En especial, una de las características del neoliberalismo norteamericano tiene que ver con la ampliación del espectro de lo que se considera como propio del campo de lo económico. Esta ampliación del margen de análisis

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económico se llevó a cabo en el neoliberalismo, como campo de saber, a partir de la teoría del capital humano, la cual permitió incorporar nuevos objetivos a la teoría económica, incluir un nuevo dominio de análisis, pero también permitió reinterpretar, siempre en términos económicos, factores, acciones y fenómenos que no eran considerados como propiamente económicos (Foucault, 2007).

Una de las bases teóricas que supuso la transformación del objeto de estudio del neoliberalismo fue la obra La acción humana: tratado de economía, de Von Mises. En este texto, señala Foucault (2007), en especial la parte siete de la versión en español, “El lugar que ocupa la ciencia económica en el mundo social”, se plantea incluir en el análisis económico aspectos humanos que antes eran exclusivos de ciencias como la sociología o la psicología. La adopción del comportamiento humano al análisis económico, por ejemplo, se debía integrar a la luz de los fines y objetivos que se había establecido la economía. Así, se planteó estudiar cómo se comportan los individuos en una situación de asignación de recursos escasos a fines alternativos, definición que fue dominante en la teoría neoliberal norteamericana. Esta definición implicó que cualquier conducta humana podía ahora calcularse en un escenario de escases de recursos. Al ser recursos escasos, y que deben ser asignados, la tarea de la economía es estudiar cómo estos recursos deben ser manejados y qué comportamientos se involucran en esa acción. En esa nueva tarea del análisis económico, se prioriza un análisis de las conductas racionales o formales que permiten generar una asignación óptima a recursos escasos.

Cabe indicar que los comportamientos humanos no son tomados de manera directa o neutral; es decir, no son analizados en su forma espontánea. Por el contrario, Becker (1976) indica que todas las conductas son analizables siempre y cuando estas tengan una reacción estandarizada, es decir, que no sean comportamientos aleatorios con respecto a lo real. Esta comprensión puede entenderse como una mirada de fenómenos sociales o psicológicos a la luz de una estandarización estadística. Siempre y cuando las conductas humanas sean posibles de entender bajo una regularidad y frecuencia, una moda estadística, podrán ser analizadas. A la inversa, solo se asumirán los comportamientos siempre y cuando estén comprendidos bajo una grilla estadística. Esto es muy importante señalarlo en este punto, porque apunta a la idea de que esa comprensión de los fenómenos en la ciencia económica se efectúa a partir de una especie de representación, de un calco, que no necesariamente da cuenta de la totalidad de los fenómenos estudiados.

En consecuencia con los planteamientos de Becker (1976), la economía podría plantearse, para Foucault (2007), como el estudio de la “sistematicidad de las respuestas a las variables del medio” (p. 308). Al basarse en el estudio de los comportamientos y de las respuestas que los individuos tienen a estímulos, la economía tiene una fuerte influencia de las teorías conductistas. De hecho, uno de los primeros economistas que involucró cuestiones puramente psicológicas fue Burrhus Frederic Skinner, uno de los autores principales de la teoría conductista, enfocado en el análisis de la elección de las conductas pertinentes mediante la manipulación de programas de refuerzo.

Considerando que se basó en una ampliación de los límites de estudio a los comportamientos

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humanos, el neoliberalismo supuso la constitución de una ciencia que permitiera formular grillas de inteligibilidad de los individuos; de allí que se alimentara de la psicología, de la estadística y de métodos propios de la sociología. Para Foucault (2007), uno de los aportes más relevantes del neoliberalismo norteamericano, justamente, es el desarrollo de un principio de inteligibilidad, entendido como un “principio de desciframiento de las relaciones sociales y los comportamientos individuales” (p. 30). Esa grilla de inteligibilidad de los comportamientos se basó en la formulación de un análisis del capital humano, entendido como la inversión de sí mismo que tienen que hacer los individuos con la intención de incrementar un capital que luego se verá reflejado en un salario. En síntesis, análisis del comportamiento humano y formulación del capital humano como grillas de inteligibilidad son, en primera instancia, uno de los dos grandes aportes del neoliberalismo norteamericano.

Esa grilla de inteligibilidad planteada por los neoliberales, como lo entiende Foucault (2007), no solo debía formularse en un plano del saber, sino que se debía ampliar a prácticas concretas. Por tanto, esas modalidades de comprensión se convirtieron, en una segunda instancia, en formas de actuar sobre los individuos, formas de influir, de modificar, en fin, de gobernar. En últimas instancia, el plano de comprensión del individuo debía poder tener un efecto sobre la gubernamentalidad: “Debe permitir testear la acción gubernamental, juzgar su validez, permitir objetar en la actividad del poder público sus abusos, sus excesos, sus inutilidades, la prodigalidad de sus gastos” (p. 284). En otras palabras, se trataba de ir más allá de la inteligibilidad de los fenómenos sociales para poder generar una crítica “permanente de la acción política y la acción gubernamental” (p. 284). Estas formas de acción gubernamental se efectúan, por lo menos, en dos planos. El primero es todo un control sobre el Estado, un control sobre las acciones de gobierno que tratan de limitar y encaminar siempre en favor de la menor afectación al libre mercado. En esa medida, si bien en el liberalismo clásico se instaba a que el gobierno respetara la forma de mercado y del dejar hacer, el neoliberalismo norteamericano insta por un “no dejar hacer al gobierno” (Foucault, 2007, p. 286), bajo la idea de que el mercado mismo es el que puede evaluar todas sus acciones.

Una segunda forma en la que esa grilla de inteligibilidad debe formular modos de acción directa, según lo plantea Foucault (2007), no tiene que ver tanto con modalidades institucionales o reglamentaciones sobre cómo se debe gobernar. Tiene que ver, por el contrario, con formas en las que los individuos deben actuar, con modos en los que estos tienen que concebirse y desarrollar sus comportamientos. Para ello, a los individuos se los entiende como homo œconomicus, grilla sobre la cual se va a comprender a los individuos y sobre la cual también se va a ejercer toda una acción encaminada a transformar y conducir a los individuos. Es decir, esa grilla no solo va a permitir comprender los comportamientos, sino que también va a permitir ejercer una acción gubernamental, en la medida en que se va a instaurar una superficie de contacto entre los individuos y los poderes que se ejercen sobre este.

El homo œconomicus es, pues, la manera en la que el neoliberalismo norteamericano logra sintetizar dos grandes elementos: una forma de inteligibilidad, pero a la vez una forma de producir una acción sobre los individuos. Bajo ese planteamiento, de acuerdo con Foucault

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(2007), el individuo va a llegar a ser comprendido, pero también “gubernamentalizable”. Estas dos acciones se dan porque el homo œconomicus supone una interfaz entre el gobierno y el individuo: es una superficie que se instaura entre el gobierno y los sujetos, como una especie de capa que posibilita el contacto del uno con el otro, así como la transmisión de efectos del uno sobre el otro: “El homo œconomicus es la interfaz del gobierno y el individuo” (p. 292).

Ahora bien, desde la formulación del origen del homo œconomicus se observa una lógica enmarcada en poder establecer una grilla que funcione como inteligibilidad y acción sobre los individuos. El origen de esta noción la enmarca Foucault (2007) en la filosofía empirista, sobre todo, en los planteamientos de David Hume sobre el sujeto de interés. Lo fundamental en esos primeros planteamientos reposa sobre el hecho de que se formula la idea un sujeto de interés, entendido como el punto de partida de un juego de relaciones que se establecen a partir de la noción de interés. En esas circunstancias, sin importar mucho qué cuestiones lo desencadenan, el interés se delimita como una forma de “voluntad a la vez inmediata y absolutamente subjetiva” (Foucault, 2007, p. 313). En otras palabras, el interés se plantea como una forma en la que la voluntad viene a relacionarse y, a la vez, a plantear límites a las formas de gobierno predominantes en el siglo XVIII. La principal limitación impuesta a la forma de gobierno impuesta por la teoría del homo œconomicus tiene que ver con la necesidad de que el soberano, el gobernante, desconozca e ignore por completo las razones económicas, así como las modalidades en que se distribuye y desarrolla el mercado. El interés, bajo esa premisa, se entiende como algo que debe dejarse circular, pero a la vez es la forma en la que se comprende el accionar de los individuos y la única forma en la que este se debe dejarse y ser desplegado. Así, desde sus orígenes con el sujeto de interés, el homo œconomicus planteó una forma en la que se debía comprender a los individuos, pero también una interfaz entre las formas de gobierno y los sujetos.

Al ser una interfaz, una forma de representación de las acciones individuales, el homo œconomicus plantea una forma de gubernamentalidad que evade, que no se centra en los individuos. Siguiendo a Becker (1976), lo importante para el análisis económico no va a ser tanto los individuos, sino las predicciones que se puedan efectuar con base en los comportamientos regulares que estos tengan. Es decir, el análisis y la acción gubernamental se va a centrar no ya en las personas de carne y hueso, sino en comportamientos sistemáticos, acciones predictivas y rasgos medibles. Todo ese conjunto de acciones estandarizadas constituyen el homo œconomicus. Justamente, es sobre el análisis de los comportamientos estandarizados que se van a efectuar análisis y predicciones de los intereses, los cuales permitirán comprender y predecir las acciones que se desenvuelven bajo la idea de una óptima asignación de los recursos. Esto es ejemplificado por Foucault (2007) bajo el tratamiento que se le da al crimen. Así, el neoliberalismo se ocupa de la conducta que producen acciones directas que se espera produzcan una ganancia, las cuales son las que propician o no un acto criminal. En otras palabras, lo que se pone en el centro del análisis son los comportamientos posibles y predecibles bajo modelos estadísticos y no tanto al criminal como tal; es decir, se prioriza el registro del dato que debe ser permitido y no tanto sobre el individuo que comete un crimen. Por tanto, en la gubernamentalidad neoliberal se pregunta por la cantidad de delitos que deben permitirse y no tanto por cómo castigar al criminal.

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La operación que me interesa resaltar acá, en consecuencia con lo anterior, es que la gubernamentalidad neoliberal no se centra en la observación directa de las acciones que los individuos cometen (como sí pudo suceder en una sociedad disciplinaria, por ejemplo, con el panóptico), no se trata de observar en detalle su accionar y comprenderlo, sino extraer de ese análisis del comportamiento una comprensión de los rasgos que permitieron su ejecución y que podrían sistematizarse: esto es, predecir un comportamiento futuro bajo las mismas circunstancias y variables. En otras palabras, lo que se busca es comprender la posibilidad, la probabilidad de que una acción específica, como el caso del crimen, acontezca. Este terreno de comprensión que supone el homo œconomicus busca, entonces, no tomar como tal a los individuos, hecho que pareciera casi imposible para un solo campo del saber, sino tomar aquellos comportamientos que permiten deducir una oferta, sobre los cuales se podría sintetizar (Foucault, 2007) un interés que permite generar una forma de gobierno. Ese tratamiento de la conducta, entendida como aquella capaz de generar una predicción, es la lógica que se persigue en la determinación de los comportamientos humanos a la luz de la escases de recursos.

En síntesis, para Foucault (2007), el neoliberalismo estuvo centrado en poner al homo œconomicus como grilla de inteligibilidad y como plano de gubernamentalidad sobre los individuos. Esto supuso entender a los individuos bajo unas formas de comprensión centradas en aquellos comportamientos regulares que permitan extraer de estos formas de comprensión sobre posibles y predecibles acciones. Es solo a través de esta grilla que el individuo va a aparecer como un “elemento manejable, que va a responder en forma sistemática a las modificaciones sistemáticas que se introduzcan artificialmente en el medio” (Foucault, 2007, p. 311). El homo œconomicus es, por tanto, un individuo que se deja manejar, puesto que es un “correlato de una gubernamentalidad que va a actuar sobre el medio y modificar sistemáticamente sus variables” (Foucault, 2007, p. 311). En síntesis, el homo œconomicus permite comprender a los individuos porque toma de estos solo aquellos comportamientos sistemáticos y predecibles y, a la vez, va a ejercer acciones sobre estos, modos de gobierno, en la medida en que es capaz de predecir comportamientos futuros, modificar variables que permiten obtener distintos resultados y medir las acciones en términos de ganancias esperadas.

A pesar de estas reflexiones sobre el campo específico del neoliberalismo norteamericano, Foucault no tuvo en cuenta ciertos desarrollos tecnológicos que corrían a la par en los años setenta y ochenta: para no ir más lejos, internet. Estas tecnologías, más que ser simples agregados a los modos de vida, vendrían a transformar las sociedades, los modos de comprender los marcos políticos y económicos, así como las formas en las que los sujetos se desenvuelven y se constituyen. De hecho, posterior a las clases sobre la gubernamentalidad neoliberal, Foucault se concentró en otro tipo de análisis. Por tanto, y para el presente artículo, cabe preguntarse por la forma en la que el homo œconomicus, pensado como una rejilla de comprensión y acción que media entre las formas de gobierno y el individuo, siguió desarrollándose. En otras palabras, ¿cómo podría pensarse el homo œconomicus bajo una forma en la que la gubernamentalidad parece haberse transformado por la fuerte introducción de masas de datos, algoritmos y plataformas?

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2. Una nueva gubernamentalidad: de homo œconomicus a dividuos

Con la introducción masiva de tecnologías digitales, las cuales comprenden big data, plataformas, sistemas de análisis estadístico computarizado, machine learning, entre otras, las formas en que se efectúa la gubernamentalidad parecen haberse ampliado, a diferencia de la neoliberal. Ya no se trata solamente de una acción de gobierno centrado en la escases de recursos, sino que a este se le han adscrito nuevas modalidades que no solo se preocupan por producir una grilla de inteligibilidad a partir de una definición económica, sino que esa grilla se ha ampliado a múltiples aspectos de la vida cotidiana. En ese ámbito, planteo que el homo œconomicus, como grilla de inteligibilidad y mecanismo de gobierno de los individuos, tiene una continuación, por medio de una ampliación de sus alcances, en lo que ha sido denominado por Deleuze como dividuo. Esto supone remarcar una continuación de sus objetivos: definir una grilla de inteligibilidad del individuo y constituirse en una superficie de contacto entre el poder y los sujetos que permita ejercer una acción de gobierno sobre estos últimos. Pese a ello, también se resaltan diferencias: ya no se instauraría en el marco de una comprensión de lo económico y ya no vendría a reñir con un homo jurídico, sino que se torna cada vez más en un mecanismo penal.

2.1.Superficie de conocimiento humano: el dividuo como un campo de saber.

Para nominar esa nueva forma de gubernamentalidad que se desplegaría con lo digital, y que se asume desbordaría la neoliberal o la sociedad disciplinaria, apelo a la noción de gubernamentalidad algorítmica. Este concepto, planteado inicialmente por Rouvroy (2008), permite formular la idea de que las modalidades en las que actualmente se efectúa el gobierno de los individuos involucran todo un sistema tecnológico concentrado en los algoritmos y en procesamientos estadísticos. En otras palabras, con esta noción se quiere plantear que tanto las grandes bases de datos como los sistemas de procesamiento de información, plataformas y demás aparatos propios de lo digital, componen hoy una nueva forma de gubernamentalidad que, si bien guarda relaciones con la neoliberal, abarca nuevas herramientas y alcances. De igual modo, con esta teoría se busca complementar la teoría foucaultiana sobre la gubernamentalidad al intentar interpretar fenómenos que se desplegaron con las tecnologías digitales. Por tanto, esta teoría permite ubicar las continuidades que podría presentar el homo œconomicus en una episteme1 distinta a la neoliberal.

A grandes rasgos, por gubernamentalidad algorítmica se entiende una forma de gobierno estadístico, centrado en máquinas informáticas que son capaces de rastrear a los individuos y a toda la población. Esta acción de rastreo se enfoca en captar elementos pre-individuales, o rasgos como los gustos, sentimientos, en fin, diferentes tipos de huellas y aspectos de los individuos. De igual manera, la gubernamentalidad algorítmica se basa en una racionalidad “que reposa sobre la recolección, la agrupación y el análisis automatizado de datos en cantidad masiva de modo que se pueda modelizar, anticipar y afectar por adelantado los comportamientos posibles” (Berns y Rouvroy, 2016, p. 96). En esa medida, se puede plantear una continuidad con la gubernamentalidad neoliberal, en cuanto la algorítmica está centrada

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en detectar y predecir comportamientos previsibles; es decir, que prevalece un fuerte componente estadístico. De hecho, muchas de las definiciones conceptuales de la ciencia económica planteada por los neoliberales comparten metodologías que luego serían la base de las tecnologías digitales, como por ejemplo el modelado estadístico y la predicción. La diferencia con la neoliberal estaría basada, entonces, en que la nueva gubernamentalidad se apoya en herramientas y mecanismos que operan con algoritmos y sistemas automatizados.

Una de las características centrales de esta gubernamentalidad algorítmica es la constante producción de perfiles (o profiling, en inglés). Esta actividad está centrada en la construcción automatizada, a partir de datos personales, de un perfil de un individuo con la intención de rastrear y predecir comportamientos futuros. Esta definición guarda una similitud con el análisis de los comportamientos humanos dentro de un margen de la escases de recursos a fines contrarios que se plantea en el neoliberalismo. La cuestión para Berns y Rouvroy (2016) radica en que esta construcción del perfil se efectúa a partir de una constante recolección de datos, cuyas características determinan una volatilidad e imprecisión del perfil elaborado. Estos autores indican que los procedimientos para recolectar datos que servirán como insumo para la construcción de perfiles y análisis del comportamiento no se da de una manera estable o que se pueda verificar o comprobar su veracidad. Por el contrario, la construcción de dichos perfiles se basa en una recolección de datos sin una comprensión tanto del momento como del lugar en el que es recolectado. Los datos, por tanto, son tomados de manera tal que no se consideran los contextos de extracción o los posibles y múltiples significados que pueden estar asociados.

La construcción de perfiles se efectúa a partir de una recolección de datos que son almacenados en plataformas digitales, que a su vez se comportan como “huellas” que permiten luego determinar modos de comportamiento. Esta recolección de datos procura generar patrones de comportamiento digitales, a partir de diferentes aspectos: datos biométricos, gustos, palabras escritas en sistemas de mensajería instantánea, etc. En esa medida, de acuerdo con Berns y Rouvroy (2016), esta construcción de perfil permite una construcción de “múltiples facetas de lo real” (p. 92), a partir de fragmentos y datos desdibujados que “desdoblan lo real”: “se trata de conservar la huella de una compra, de un desplazamiento físico, del uso de una palabra o de una lengua, todos estos elementos son retrotraídos a su naturaleza y, al mismo tiempo, se lo reduce a ‘dato’” (Ibid.).

Esta construcción de perfil, enfocada en poder determinar y predecir comportamientos, como era también considerada en la gubernamentalidad neoliberal, ha sido también planteada en términos de una constitución de un dividuo. En La posdata a la sociedades de control, Deleuze (1999) enunció que, en la sociedad de control (otra forma de continuación de la sociedad disciplinaria, asimilable también a la gubernamentalidad algorítmica), los individuos se convertirían en dividuos y la sociedad en una masa de números. Con esta noción, se quiere dar a entender que sobre el individuo opera una duplicación (Rodríguez, 2019), que iría a sustituir el cuerpo individual, al efectuarse una operación digital centrada en la construcción de perfiles. Se trataría de la conformación de una superficie, basada en datos y análisis algorítmicos, que permitiría comprender al individuo bajo la idea de la probabilidad y la

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Del homo œconomicus al dividuo: del neoliberalismo a la gubernamentalidad algorítmica | GÓMEZ-BARRERA

posibilidad del comportamiento; por tanto, se puede establecer una continuidad entre la noción de dividuo, como producto, y la racionalidad y funcionamiento de la gubernamentalidad algorítmica. Ese dividuo, sin embargo, no se trata como tal de un espejo, sino de una multiplicación, “una fragmentación y explosión de datos que luego, más tarde, encontrará al individuo del cual supuestamente provienen y al cual supuestamente vuelven” (Rodríguez, 2019, p. 452). Así, planteo que el dividuo funciona como la forma mediante la cual el gobierno a través de los datos efectúa una operación de inteligibilidad, tal como operaba el homo œconomicus en la gubernamentalidad neoliberal.

Ahora bien, más allá de los efectos que este dividuo puede producir dentro de una nueva forma de gubernamentalidad, me interesa mostrar que su constitución y conformación se basa en la necesidad de generar un mecanismo de conocimiento de los individuos. Así como el homo œconomicus tenía como fin convertirse en un mecanismo de conocimiento y producción de saberes en torno a los comportamientos humanos, lo que quiero plantear acá es que esa duplicación del individuo, vía dividuo, se centra en la construcción de conocimientos sobre aspectos de la conducta de individuos. Un ejemplo de ello es la construcción de pruebas psicométricas basadas en datos almacenados en redes sociales con la intención de establecer patrones de comportamiento y clasificaciones conductuales.

La red social Facebook ha sido utilizada como una fuente de producción de dividuos ya que ofrece una gran cantidad de datos almacenada y recolectada bajo condiciones que suelen ser consideradas como espontáneas y objetivas. Así, en 2013, un grupo de investigadores encabezados por el psicómetra Michal Kosinski (2013), efectuó un estudio en el que buscaba perfilar a los usuarios de la red social a través de los “Like” que estos daban a distintas páginas, publicaciones o estados de otros usuarios. A través de una serie de pruebas psicométricas, dicha investigación formuló mediciones y clasificaciones del comportamiento de usuarios. De esa manera, Kosinski (2013) formuló un método de análisis de que permitió generar predicciones sobre aspectos comportamentales de los usuarios relacionados con sus inclinaciones políticas, sexuales, niveles de inteligencia y sociabilidad, el origen étnico y aspectos relacionados con la satisfacción de la vida, el consumo de alcohol, entre otros. Este instrumento psicométrico puso a disposición abierta los resultados del perfilamiento no solo para que los usuarios pudieran consultarlo, sino para que compañías y diferentes instituciones estatales tuvieran acceso a esos perfiles2.

El estudio de Kosinski (2013), así como otros que se enfocan en clasificar, medir y predecir comportamientos de los individuos en torno a aspectos como la sexualidad, la política, la religión, etc., permiten dar cuenta de que esa duplicación del individuo por medio de los datos es una de las operaciones que se encuentran en las formas de gubernamentalidad digital o algorítmica. Todo ese conjunto de prácticas en torno a la producción de perfiles y dividuos, en definitiva, están avocadas a la producción de conocimiento sobre los individuos. Por tanto, se puede deducir que con saberes como la psicometría lo que se busca es determinar perfiles- dividuales que permitan establecer grillas de inteligibilidad sobre los comportamientos de los individuos.

Llegados a este punto, se puede identificar una diferencia entre el dividuo y el homo

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œconomicus. Si bien este último estaba centrado en un estudio del comportamiento relacionado con un aspecto económico, es decir, de cómo se actuaba en un marco de la escases de recursos, en el dividuo se puede observar una ampliación de este margen de elementos analizados. No se trata solo de un comportamiento asociado a aspectos relacionados con un marco económico o bajo una grilla económica, sino que se observa una ampliación de aspectos a múltiples factores como la sexualidad, la política, o a elementos de la personalidad mucho más amplia que en la grilla neoliberal. En otras palabras, el dividuo representa una ampliación de los marcos de comprensión del comportamiento: se trata ahora de producir conocimientos predictivos de cualquier tipo de aspecto o de acción que tomen los individuos. Así, con el uso de grandes cantidades de datos almacenados y recopilados de múltiples y complejos sistemas informáticos, se puede ahora tener un registro detallado de diversos aspectos espaciales, temporales, de frecuencia, en fin, que permiten construir un perfil que funciona como grilla de inteligibilidad de los individuos.

2.2.Acción del gobierno dividual

A la par de construir una grilla de inteligibilidad mucho más amplia, quiero mostrar cómo el dividuo funciona como un sistema de acción de gobierno, como lo era también el homo œconomicus. En esa medida, al igual que aquel, los perfiles que se elaboran, bien sea a través de estudios psicométricos o econométricos, por ejemplo, deben permitir ejercer acciones sobre los sujetos. Al ser una tecnología de gobierno cada vez más amplia, en la medida en que puede acceder al análisis de comportamientos a una escala mayor, se construyen realidades en ese mismo acto de observar. Esta superficie entre la acción de gobierno y los individuos no es para nada pasiva, sino que permite efectuar acciones como generar agendas políticas, alertar sobre riesgos económicos y de seguridad nacional. En esa medida, el dividuo supone una lente mediante la cual los individuos deben relacionarse, pero a la vez la modalidad mediante la cual se determinan aspectos que afectan la realidad directamente. Para Berns y Rouvroy (2016), la existencia de esos perfiles permite intervenir directamente sobre los sujetos, mediante la afectación de los medios que lo rodean.

De acuerdo con Berns y Rouvroy (2016), la modalidad en la que la gubernamentalidad algorítmica tiene un efecto directo sobre los individuos está centrada en la adhesión que estos últimos están obligados a sostener al inscribirse dentro de la racionalidad que opera en la producción de perfiles. En esa medida, no se puede generar una dinámica de auto exclusión o romper la correlación establecida con los dividuos. Por tanto, la producción de conocimientos en torno a los comportamientos se plantea no solo bajo el espectro de veracidad, sino que determina una inmanencia sobre la cual los individuos tienen que adherirse y buscar ser correlacionados. La causa de esta relación entre dividuo y sujetos radica en que esta gubernamentalidad no está centrada en los sujetos, sino que los elude, tal como sucedía en la gubernamentalidad neoliberal: se ejecutan perfiles “supraindividuales, sin apelar jamás al sujeto, sin pedirle jamás al sujeto que explique qué es lo que podría devenir” (Berns y Rouvroy, 2016, p. 97).

La gubernamentalidad de este orden, intensificando la práctica neoliberal de estudiar el

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comportamiento humano, se centra en la construcción de perfiles o dividuos no tanto por sus aspectos morales, sino por trazos digitales, incompletos e inconexos, predispuestos siempre a generar predicciones. Esta modalidad de construcción supone una serie de amenazas a los individuos, en especial, porque estos últimos están obligados a encajar en ese perfil que se efectúa sobre ellos. Es decir, el gobierno algorítmico deriva de un proceso de “disipación de las condiciones espaciales, temporales y lingüísticas de la subjetivación y de la individuación, en provecho de una regulación objetiva, operacional, de las conductas posibles” (Berns y Rouvroy, 2016, p. 100). Por ejemplo, en esta nueva gubernamentalidad se identifican propensiones de compra a ofertas determinadas, a partir de análisis de comportamiento y de estímulos que respondan a esas ofertas, y que procuran generar una sensación de necesidad de compra inmediata: es decir, se direccionan estas conductas posibles mediante herramientas de análisis de esos comportamientos que parten de datos y de tendencias direccionadas a producir esa correlación entre un producto y un individuo.

Toda la operación de construcción de dividuos bajo huellas digitales produce formas en las que los individuos deben ser gobernados; esa operación se produce mediante mecanismos de diseño y comprensión tanto de las condiciones del medio que rodea al individuo, pero también mediante la correlación inmanente que debe generar el sujeto sobre el dividuo. Un ejemplo de esto ha sido analizado por distintas investigaciones norteamericanas sobre los modos en los que la producción de perfiles mediante algoritmos produce sesgos y efectos indeseables sobre aspectos cotidianos de personas.

Una de esas investigaciones enfocadas en cómo el perfil-dividuo modifica el medio sobre el cual se desenvuelven los individuos es la desarrollada por O´Neil (2016). Para ella, los alcances que tienen los perfiles dividuales sobre los individuos, los sistemas algorítmicos que se sustentan en bases de datos y plataformas que permiten construir perfiles de individuos son usados por instituciones, sistemas financieros y Estados como “armas de destrucción matemática”. Esta metáfora, que plantea el escenario de lo algorítmico bajo un escenario de la guerra, es ilustrativa de las modalidades cómo el diseño de un dividuo permite generar una acción directa sobre los individuos; es decir, en cómo esa modalidad ejerce una acción gubernamental sobre los sujetos. El punto de partida de O´Neil (2016) tiene que ver con el hecho de que la construcción de perfiles está centrada en la delimitación de modelos estadísticos, entendido como una simplificación de un objeto a través de elementos como variables, símbolos, operaciones, de tal manera que se lo pueda comprender. En esa medida, el modelado se entiende como una “abstracción o representación de ciertos procesos” (O´Neil, 2016), que reduce a los individuos a ciertos aspectos constantes y determinables. La construcción de modelos, así como la de dividuos, entonces, partiría de una toma de decisiones previas sobre los aspectos que pueden considerarse importantes, es decir, una simplificación de los sujetos, de tal manera que sea fácilmente entendible y sobre la cual se puedan generar inferencias (o predicciones) sobre actos o acciones (O´Neil, 2016). La cuestión radicaría en que ese modelado, destinado a producir un perfil, asimilable al dividuo, trabaja en la sociedad de tal manera que va en contra de los intereses de los sujetos, y, en muchos casos, genera discriminaciones de tipo racial, económico, sexista. De hecho, esa construcción de modelados, de dividuos, instituye un ambiente y un medio que permite justificar cierto tipo de

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sesgos sociales y de prejuicios que generan situaciones de extrema injusticia.

O´Neil (2016) planeta dos ejemplos que permiten comprender esa forma en la que se producen acciones directas a través de lo que denominamos acá dividuo. El primero tiene que ver con pruebas psicométricas que diseñan compañías como Kronos, las cuales recopilan información de historias crediticias, médicas y educativas para determinar si una persona es apta para desempeñarse en un empleo específico. Así, O´Neil (2016) reporta el caso de personas que han sido rechazadas de trabajos por enfermedades que han tenido en años pasados o por reportes externos que entidades o médicos han dado sobre ellos. El segundo caso es el de aplicaciones utilizados por cuerpos de policía para predecir crímenes. El más reconocido de estos aplicativos es PredPol, el cual utiliza un sistema de rastreo geolocalizado y de denuncias para determinar en qué zonas de una ciudad pueden presentarse riesgos a la seguridad y crímenes en determinado momento. De esta manera, se esperaría que cuerpos de policía acudieran y previnieran esos crímenes. Sin embargo, se ha denunciado que estos sistemas determinan, de antemano, que barrios de afroamericanos y de latinos, en el caso de Estados Unidos, son los que siempre se determinan como “peligrosos”. La problemática que esto representa para los individuos es cuando una persona que vive allí quiera pedir un crédito o solicitar un trabajo, ya que estos sistemas producen un sesgo y alertas en otros sistemas que indicarían un riesgo de contratar a o de ofrecer un crédito financiero.

En ambos casos presentados por O´Neil (2016), se observa la construcción de un dividuo, a través de correlaciones y modelados estadísticos, que determinan elementos útiles para sistemas de empleabilidad o de policía. Esa modalidad es la que vendría a afectar directamente a los individuos, puesto que es con base en ese dividuo que se tomarían acciones sobre los sujetos. Tal como vimos que el homo œconomicus se constituía en una superficie sobre la que se debía generar una acción de gobierno, acá observamos que el dividuo viene a cumplir una función similar: se delimita como la base que proporciona evidencias y sobre la que se tomarían acciones que luego afectarían a los individuos. En otras palabras, los sistemas de policía y de crédito, por ejemplo, actúan sobre la base de los dividuos: cierran o abren posibilidades a esos perfiles, sin importar que detrás haya un sujeto que vea sus condiciones degradadas o sesgadas.

La diferencia que podría señalarse con respecto al homo œconomicus, radicaría en que el dividuo no se plantea solo en un escenario de lo económico, sino que viene a tener un margen de acción mucho más amplio. Así, puede afectar elementos penales, laborales, educativos, así como los financieros. El margen de acción y de rastreo se ha ampliado: el dividuo ha construido una red de objetivos y de alcances mucho más amplia que su antecesor.

Conclusiones

Si bien el homo œconomicus permite comprender formas de acción gubernamental del siglo XX, propias del neoliberalismo, con la instauración de sistemas informáticos y toda una episteme cibernética, es necesario actualizar o analizar sus características y alcances. En esa medida, en este artículo planteé que la noción de dividuo, como un perfil producido por datos,

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modelados estadísticos y predictivos, puede pensarse como una forma de continuación del homo œconomicus en una gubernamentalidad atravesada por datos y algoritmos.

Esa continuación que supone el dividuo de los modos de acción de la gubernamentalidad neoliberal permite pensar que se trata de una tecnología que, por un lado, se formula como una grilla de inteligibilidad de los individuos. Así, esto lo ejemplifiqué con sistemas psicométricos sobre los que se basan la construcción de perfiles en las redes sociales: estas tecnologías están enfocadas en construir herramientas de análisis y formulación de predicciones sobre los comportamientos humanos a través de huellas digitales alojadas en diversos sistemas informáticos y algorítmicos. Por otro lado, el dividuo es una superficie de contacto entre el poder y los individuos, puesto que permite la acción de gobierno sobre los sujetos, es decir, estar en función de acciones gubernamentales. Una de las formas en las que se observa esto es que, con base en el perfil que supone el dividuo, se toman decisiones que afectan directamente a los individuos. Estos últimos, a su vez, deben tratar de encajar a ese dividuo de tal manera que no queden excluidos de las decisiones tomadas con base en los datos: ya sea de una oferta laboral o de una clasificación negativa dada por un sistema punitivo.

Ahora bien, este tipo de hipótesis permiten pensar al menos dos elementos sobre los que cabe seguir enfocando exploraciones empíricas y teóricas. La primera tiene que ver con la delimitación de las características propias de la gubernamentalidad algorítmica. En esa medida, considero que no debe asumirse que sus herramientas, tecnologías y modos de acción son completamente novedosas con respecto a otro tipo de formas de gobierno. Por el contrario, se deben comprender las continuidades que guardan en relación con tecnologías de poder propias de otro tipo de sociedades.

Por otro lado, y quizá más relevante aún, es necesario seguir comprendiendo los planteamientos que efectuaron los teóricos del neoliberalismo, puesto que allí se pueden encontrar fuentes de comprensión de muchos de los mecanismos usados por la gubernamentalidad contemporánea. Así, por ejemplo, Pasquinelli (2021) ha mostrado cómo en las reflexiones teóricas neoliberales se pueden encontrar las fuentes de los proyectos más sistemáticos y completos de los paradigmas de las redes neuronales y de la inteligencia artificial. Para él, los planteamientos de Hayek, en El orden sensorial, permiten observar modelos mucho más completos de proyectos algorítmicos que en los trabajos propiamente de los cibernéticos. Por tanto, apunta también a encontrar en las reflexiones de economistas las bases de muchos de los sistemas y mecanismos gubernamentales algorítmicos, tal como mostré acá, en donde la teoría del homo œconomicus permite comprender tecnologías propias de los modos contemporáneos en los que se ejerce el gobierno.

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1Para abordar la noción de episteme dentro de un margen de lo cibernético, consultar Rodríguez, P. (2019).

2Toda la información detallada, así como otro tipo de instrumentos de medición psicométrica relacionados pueden encontrarse en: https://applymagicsauce.com/demo. Para conocer más sobre el tema: Gómez-Barrera, J. C. (2019).

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